El folklórico país del sainetismo
En este país no saldremos jamas del estado catatónico folklorista en el que está subsumido. Un país en el que las tendencias las marcan todas clase de lumpen (dícese de todos aquellos personajes absolutamente improductivos, salvo por la verborrea), a través de esos programas televisados de sainete rosa, no puede ser bueno, no puede dar más frutos que los que se ven y que, desgraciadamente, nos tenemos que desayunar todos los días. Así, en uno de ellos, y prescindo de mencionar su razón comercial de lavandería de cerebros, una señora, señorita o señoritinga, Henar ORTIZ, ha venido a descubrir las Américas. Según ella, el Sr. Pablo Iglesias puede ser presidente de gobierno. Esta señora, señorita o señoritinga, no se ha leído la Constitución vigente ni por el forro, porque para ser jefe de gobierno de esta república sainetera basta con tener DNI español y ser mayor de dieciocho añitos. Vamos, que puede serlo aquél, aquélla de más allá, yo mismo si me lo propongo, cualquier negrito del África Occidental llegado en patera pero ya con papeles y habiendo jurado "La Nicolasa", y hasta ella con su iluminado cerebrito.
Los méritos de esta señora, señorita o señoritinga, ignoro cuáles serán -tampoco me interesan o importan-, salvo el de ser hermana de otra señora llamada Letizia de la que dicen es reina de esta república. Una reina republicana, miembro de una familia republicana, que tienen querencia por un republicanito al que hacen guiños. Una reina que careciendo de legitimidad de origen y, por más datos, también de ejercicio, una reina que no lo es de facto, y que en este país tendríamos que ser más pragmáticos, en lugar de tan folkloristas, y deberíamos haber sido en este asunto igual de coherentes que los británicos. Pues allá, en la Pérfida Albión, tienen reina la cual está casada pero no tienen rey. Tienen un duque señor esposo o marido de la reina, en lugar de alguien que quiere pasar por lo que no es. Es decir, en España deberíamos tener un rey, pero legítimo, cuya señora esposa si fuese de origen plebeyo como la actual, debería ser a lo sumo duquesa.
Y esta hermanita de dicha señora, aprovechando que su republicanismo inherente y pegajoso está orlado de un falso monarquismo para así hacer el favor a los mismos que, si llegasen a gobernar, mandarían a hacer encaje de bolillos a su augusta hermana, su augusto cuñado y sus augustas sobrinas y hasta podría darse por satisfecha si no pasasen antes una temporada en una celda empolvándose la nariz. El país está así, atontando, anonadado, alienado, con tanto descubrimiento de ideas putrefactas contenidas en legajos polvorientos, que cualquiera que quiera ensuciarse los dedos puede leer, y cuya aplicación práctica se ve en esa Venezuela gobernada por políticos-banana, que habiéndola podido convertir en el Japón de América, la han llevado a ser una irrisoria república bananera. Pues nada, nada, esta Doña Henar, admira y apoya a ese su ilustre galán, y se puede deducir que hasta le votará, que yo por mi parte haré todo lo posible e imposible para enviarlo a su casa con su aborto libre, con su abierta tendencia rupturista y separadora de España y, si pudiera, como monárquico de verdad, haría lo mismo con la augusta hermana de esta señora, señorita o señoritinga. Y es que con las cuestiones esenciales, esas que las buenas gentes llaman de comer, no se juega ni en broma.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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