Sí, pero también ocurre que gentes sinceramente carlistas se ven arrastradas por la corriente de opinión, que en Twitter es muy fuerte, o publican noticias de medios que difunden bulos de manera reiterada. Como no siguen una cierta higiene a la hora de informarse, sus juicios resultan contaminados por toda esta marea.
En internet nuestro cerebro queda a merced de un montón de influencias --la mayor parte dañinas o malintencionadas-- que pugnan por nuestra atención y por nuestros corazones. Al conectarnos a las redes sociales es como si pusiéramos nuestra mente en blanco para que otros la llenen con sus propagandas. Si no sabemos gestionar los estímulos que recibimos, desechando los que falten a la verdad y a la caridad, nuestros juicios pueden terminar por verse afectados.
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