Todos tenemos un cierto sesgo que nos lleva a cuestionar bastante las informaciones que no nos gustan y a dar automáticamente por válidas las informaciones que corroboran nuestra opinión previa sobre el tema. Eso nos puede llevar a creernos cosas que son falsas o, aún peor, difundirlas. La mayor parte de la gente lo hace inconscientemente, aunque siempre, necesariamente, hay una minoría que difunde las noticias falsas a sabiendas.
En principio, la gente con una formación sólida en cuestiones sociales y humanas (como es el caso de los carlistas) es menos susceptible de caer en según qué trampas. Pero en realidad a todos nos la pueden colar. El problema, en realidad, es que cualquiera puede escribir en Internet, mientras que no todo el mundo puede escribir un libro o publicar una noticia en medios de comunicación sin una mínima garantía de fiabilidad. Por eso, pienso que encontrar información falsa en Internet es más fácil que encontrarla en la prensa tradicional. Como el uso generalizado de Internet es relativamente nuevo, quizá todavía no se perciben bien estas diferencias, y mi opinión es que por lo general nos queda bastante por hacer en este sentido.
Y eso es un poco lo que creo que hay. La inmensa mayoría de material que circula por Internet es todavía más dañino que lo que se ve en la televisión o se lee en el periódico. Una pequeñísima parte es realmente beneficiosa y realmente mejor que lo que se obtiene a través de los medios tradicionales. Por lo tanto, Internet (hoy por hoy) sólo resulta realmente útil a muy pocas personas, con una capacidad de discernimiento bastante entrenada.
Y para concluir, decir que yo no soy el mejor ejemplo de como manejar Internet, y creo que en algunas ocasiones ha distorsionado mi visión de la realidad (y quizá siga siendo así en algunos temas). Este mensaje lo escribo en parte también como autocrítica.
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