Hay un detalle gravísimo que pasa por alto De Prada y casi todo el mundo (y que la Jerarquía vaticana se cuidará de reconocer y entonar el mea culpa): muchísimos de esos musulmanes que han llegado y llegan a Europa, esos negros llamados eufemísticamente "subsaharianos" (navegantes en pateras etc) proceden efectivamente de países subsaharianos francófonos (Senegal Malí Gambia Guinea Costa de Marfil, Camerún...). Ojo, proceden de territorios que hace una cincuentena de años eran países en buena parte ya cristianos (más bien católicos) ya en vía rápida y potente de cristianización gracias a misioneros franceses y en los que el Islam era entonces inexistente. El islam en el África en los años 60 y 70 solo comprendía el Magreb y Egipto...En contra de lo que pretenden los neocones, el Papa Francisco no ha adoptado un discurso demasiado distinto al de sus predecesores. Pero las circunstancias han variado enormemente: cuando León XIII o Pío XII proclamaban el derecho a emigrar de todos los hombres se dirigían a un mundo en el que sobre todo emigraban los católicos (italianos e irlandeses, polacos y españoles) a países de mayoría protestante. Hoy, por el contrario, quienes emigran son musulmanes; y lo hacen a países apóstatas, convertidos en parques temáticos de las aberraciones paganas. Aquí cabría recordar que el derecho a emigrar que la Iglesia reconoce es subsidiario al «derecho a un espacio vital familiar en su lugar de origen», que está siendo conculcado por la rapacidad económica y los apetitos belicistas del mundialismo, interesado materialmente en desbaratar las naciones y en asegurarse remesas de mano de obra barata. Y, sobre todo, interesado espiritualmente en triturar el cristianismo mediante una doble ofensiva que ya detectó Chesterton en La taberna errante: la extensión de la apostasía (o, dicho más finamente, del laicismo) y la islamización de Europa.
Hoy, 50 o 60 años después, tras un Vaticano II que erradicó las misiones por el "diálogo" y el "ecumenismo", en esos países se echó a perder por acción y omisión el cristianismo, y la población anteriormente cristiana pasó a ser atraída y financiada para el Islam; y son en la práctica ya musulmanes del todo.
Conclusión: lo que hubiera podido ser una invasión de negros inmigrantes católicos o al menos cristianos, lo es de energúmenos islámicos; lo que habría sido nada menos que potente savia africana de catolicismo para re-cristianizar Europa será, si nadie lo remedia, una espada para degollar cristianos...
Otra gracia más del Concilio...
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