Es doloroso e indignante ver los ultrajes constantes a la Bandera en las zonas donde triunfan la intolerancia y la sinrazón nacionalistas, pero a mí me produce más desasosiego el ver la falta de respeto hacia la bandera, que es ya una moda, en aquellas partes de España donde todavía mayoritariamente se vive y se siente España. Yo no sé si lo dice la ley o no, pero cuando veo el grupo de banderas local, provincial, autonómico y nacional, me molesta que estén todas al mismo nivel. Eso antes no era así, la española tenía que destacar sobre las demás. Hoy en ningún sitio se ve eso. España es el todo, lo demás son partes. Parece una nimiedad, pero psicológicamente este hecho contribuye a la depreciación de España como ente supremo y protector, lo que hace que te sientas en casa, seas de donde seas, desde Las Palmas hasta el cabo de Creus.
El otro día dos mozalbetes españoles, posiblemente ebrios, arrancaron una bandera de Lituania mientras estaban de vacaciones en ese país. La ley ha caído sobre ellos con todo su peso y ahora se calcula que pueden estar en prisión en la citada nación hasta después del verano. Aquí se presenta la noticia como un ejemplo de abuso de autoridad, como un atropello a los derechos de los pobres gamberros. Claro, estamos en un país que ha dejado de respetar y valorar sus símbolos. Lo que tengo que decir al respecto es: ¡Larga vida a Lituania!
Marcadores