La toma del Trono por la la usurpación fue un gran golpe revolucionario, y desde entonces, en esas también andamos. Esos levantamientos, en todo caso, no serían más revolucionarios que la Isabelona.

El federalismo de mediados del XIX era la extrema izquierda de entonces. Su deporte favorito era asesinar frailes, curas, gobernadores, nobleza y a ser posible reyes en nombre del republicanismo (matar carlistas no tanto, porque de eso ya se encargaba el gobierno).

Hacia 1840 existían en España tres Revoluciones a la vez: la Revolución moderada en el Gobierno; la Revolución progresista en las Cortes (en “la oposición”); y en los núcleos úrbanos, la Revolución terrorista antigubernamental de los republicanos federales, amigos de la acción directa.