España fue un Imperio -a distinguir del insolente imperialismo yanqui- por Dios Providente. Dios quiso que descubriéramos un mundo, nada más salir de una lucha contra el mahometanismo, para evangelizarlo.
Nuestros antepasados fueron fieles a esa vocación imperial, pero actuó el misterio de iniquidad -que nunca ha dejado en la Historia de actuar, aunque esté profetizada su derrota total. La infidelidad a nuestro ser, operada por nuestras elites que se "ilustraron", empachándose de mentiras modernas, en fin: la traición a Cristo -como otrora Judas- nos condujo a dos siglos de calamidades y guerras intestinas de desgaste (siglo XIX y XX), convirtiéndonos en una colonia de nuestros enemigos tradicionales: los europeos herejes.
Volveremos a recuperar nuestra grandeza, cuando recobremos nuestra dignidad: volveremos a ser Imperio, cuando volvamos a ser cristianos católicos y apostólicos... Y como decía d'Ors: Más papistas que el Papa.
Lo mejor que tiene la TRADICIÓN es que no es algo viejo, caduco y muerto -como nos quieren hacer creer los ilusos progresistas: lo mejor de la TRADICIÓN es que es una fuerza actuante, operativa... que siempre puede volver a REACTUALIZARSE.
Marcadores