Luego, desde que me registré aquí, he visto trifulcas y hasta de alguna he participado, en las que siempre hubo un límite autoimpuesto por cada uno de los intervinientes. En otras ocasiones ha habido muchas polémicas en las que el lenguaje ha sido recio, incluso duro, pero muy raramente soez o grosero. Y cuando así ha sido, generalmente nunca se empezó de tal modo, sino que fue progresivo y propio de los calentones que se producían. Eso es muy distinto de lo que aquí se está tratando.

Por estar aquí a nadie se le obliga a ser amigo de todos, de aquél o de aquélla, pero hay unas normas que algunos no cumplen ni en la presentación, cuando se dignan presentarse. Hay rivalidades y hay enemistades, pero el lenguaje ha de ser cuidadoso siempre pues, en realidad, casi nadie sabe con quién o quiénes está tratando y no sólo cuenta la ideología o la interpretación particular que se hace de los temas, cuentan las circunstancias personales, familiares y sociales, las sensibilidades, y las experiencias.