LA FIESTA HA TERMINADO EN TRAGEDIA
Los treinta años de ayuntamientos democráticos tienen pinta de finalizar como la genial comedia El Guateque, esto es, todos pringados hasta las cejas. Con las detenciones del alcalde sociolisto de Santa Coloma y sus socios convergentes –delincuentes con secretaria trilingüe, pero patriotas-, y de sus testaferros e intermediarios habituales en estos casos de ingeniería ladrillera-choricera, muchos empezamos a pensar que Franco y su señora, salían baratos. Hagan ustedes las cuentas. Coincidirán que unos Pazos por allí, y unos perlas mallorquinas por allá, son calderilla comparada con las cifras que los servidores democráticos de lo público y sus amigos han sisado a golpe de fax y pelotilleo financiero. Vamos, que con el montante sustraído de las arcas españolas podríamos erradicar el hambre en el mundo dos veces y seguir llenando el continente africano de condones con sabores para no desentonar con Carod-Rovira y sus asesores de imagen –fálica-, añadiría yo.
Es tan extensa la lista de sanguijuelas hematófagas incrustadas en el sistema que para no aburrir al lector, me limitaré a emplazarlo a las hemerotecas digitales de la prensa canallesca. De todos los colores oiga, y esparcidos por toda la geografía nacional. Y si en el País Vasco, nadie a dicho ni pío, es porque los gudaris del PNV son los menos tontos de todos los gudaris, habidos y por haber en esta piel de toro, y porque la ley del silencio funciona a la perfección, así como el corralito particular llamado eufemísticamente “Concierto Vasco”. Pero treinta años al servicio de la micro-patria de alguna manera se los han cobrado, que aquí ya nadie se chupa el dedo y todos sabemos que los Reyes Magos son ZP, Chacón y Zerolo.
Que el parlamentario español que lleva más años incrustado en su escaño, y tiene el dudoso honor de ser la única persona que ha sido diputado desde el inicio de la democracia en España, sea un impresentable como Alfonso Guerra, que ya en 1991 tuvo que dimitir como vicepresidente, por su implicación en escándalos de corrupción y tráfico de influencias, siga nutriéndose de la sopa boba, es un síntoma.
Que tras la detención de las chorizos con carné de catalanismo impoluto, servidores fieles a la piara capitalina del micronacionalismo más casposo del pujolismo eterno, existan tertulianos que argumentan, no sin rubor, que todo se trata de nuevo ataque a la Catalunya maltratada, y que por el contrario, no ardan las casas de los salvapatrias y sus voceros a manos de la ciudadanía maltratada, es un síntoma.
Que la derechona de siempre, pija, tonta, global, engominada, proyanki, abortista, incapaz, sea adicta a los coches, relojes, trajes italianos y cuentas en paraísos fiscales, es un síntoma.
Que los proges inútiles, subvencionados y pies negros, se rasguen las vestiduras con Berlusconi, y callen ante los alcaldes y parlamentos autonómicos corruptos desgobernados desde su partido, y se dediquen a mirar hacia la Meca cuando la mierda les salpica por activa o por pasiva, es un síntoma.
Que los sistemas de control creados para evitar los abusos de poder, sean desactivados y neutralizados por los propios partidos para que la gangrena que lo todo corrompe no salga a la luz pública, es un síntoma
Que la caja tonta sea capaz de movilizar el voto cautivo de unos y otros, para que dentro de unos cuantos meses una corte de cleptómanos compulsivos, vuelvan a gobernar cuando la tormenta amaine y aquí no pasó nada, es un síntoma.
Para que seguir si es inútil. Pero Franco y su señora, al final, salían más barato. Eso sí que es para troncharse.
Arnau Jara
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