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Tema: La ciencia contra la fe... darwinista

  1. #21
    Naufrago está desconectado Proscrito
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    Es la piedra angular, puesto que es el cemento que une todos los conceptos de la biología moderna. Sin ella, todos los libros y los estudios de biología serian datos adquiridos sin ningún tipo de conexión entre ellos. ¿Qué une a las especies en grupos animales? ¿Cuál es la heráldica de los animales? La evolución (creemos).

    Lo curioso es que… aun no he oído NADA que me haga pensar que tengas razón. Solo ideas para no creer en Darwing, pero nada que haga suponer que tu tengas un concepto mas cierto del universo. Únicamente tienes opiniones de gente y eso, para mí, es prueba que no vale nada. No tengas reparos en difundir tus teorías. Que es lo que la gente esta esperando...

    ¿Crees que los animales no mutan? ¿No evolucionan?

    Que yo sepa, esta DEMOSTRADO que los microorganismos (virus) lo hacen, lo han hecho y lo seguirán haciendo. ¿Qué te hace pensar que los macroorganismos no lo hacemos?

    Ciencia y fe coinciden en que hubo un tiempo en que el mundo NO había vida. Así lo demostró la geología. Entonces, tuvo que existir un proceso para que los bosques y arrecifes sean tan poblados como son ahora.

    Si la astronomía estudia el comportamiento de los astros y las constelaciones… para entender como son, como se crearon y hacia donde van... La biología hace lo mismo pero con los animales. Estudia como son, como se comportan, donde tuvo lugar su posible origen y como evolucionaran en el futuro… (Cosa que tu no les crees capaces).

    Evolucionar no significa ser mejor. Esto no es Pokemon. Esto es el mundo real. A ver si será que el problema es que no sabes que es evolucionar y lo tengo que explicar. La biología es una ciencia, que siempre ha fastidiado por ser neutralidad (otra cosa es que determinados científicos no lo sean por convicciones propias poco relacionados con su oficio). Según la ciencia, ningún animal o planta es mejor que otro (ni siquiera nosotros). Todos son importantes para el equilibrio del ecosistema.

    Pero volviendo al tema que nos ocupa ¿Un ejemplo de evolución? El elefante.

    El elefante es un animal migratorio que antiguamente vivió en África y Asia. Solo había un tipo (o eso se cree). Cuando los continentes se separaron (entre mas factores). La especie quedo incomunicada y dividida en dos grupos. Así lo creemos porque son… casi iguales y parecen primos-hermanos por parte de madre (si es que hay otro motivo).


    Con los años… ambos se vieron forzados a vivir separados y en condiciones ambientes muy diferentes. Uno en un desierto y el otro en una selva. ¿Como puede ser que sean parecidos? Demasiada casualidad para un escéptico Darwing. Con una dieta diferente, un clima diferente y unos depredadores naturales diferentes,… Quizás evolucionaron de forma distinta. Sus cuerpos se vieron obligados a potenciar partes distintas de su cuerpo.






    ¿Si viven en lugares tan diferentes como es que son casi iguales?
    Uno vive en la sabana Africana y el otro en la selva Asiática.
    Uno es ENORME, tiene grandes orejas, enormes colmillos y una delgada trompa, mientras el otro es más pequeño, orejas pequeñas, casi SIN colmillos y una robusta y más fuerte trompa (sin mencionar la espalda, entre muchas otras).

    Y así... una animalada de animales (nunca mejor dicho). Pero este se ve mejor.

    En cuanto a los humanos. El humano ya no evolucionara. JAMAS (a no ser que algo cambie). Básicamente por dos razones.

    1.- Es una especie que no pertenece al Reino Animal. Ha creado su propio “naturaleza” y ya no depende del “azar” de las fuerzas de la naturaleza para subsistir.

    2.- Ha destruido todo impedimento geográfico. Cualquier ser humano puede llegar a cualquier punto del mundo y tener hijos y morir allí.

    El hombre no viene del mono. Un mono es un mono y un chimpancé es un chimpancé, aunque es normal que la gente se haga un caos si habla sin ningún tipo de propiedad y sin causa de fundamento. En todo caso el hombre vendría de un simio. Un modelo mucho más anterior a los primates actuales.

    Que es posible que no, que es posible que si. Pues yo que se. Es algo teórico. Me gustaría que me dijeses cuales son las otras posibilidades para poder contrastar. De lo contrario… no puedo pronunciarme. Pues yo no estuve allí, ni tampoco se como piensa Dios o que métodos prefirió durante el Génesis, pero yo descartaría la arcilla (opinión mía no contrastada científicamente).


    PD: ¿Podrías explicar eso de la racionalidad de la fe? o ¿Que es la cosmología quántica? Con un pequeño resumen, me basta.
    Última edición por Naufrago; 28/03/2008 a las 14:22

  2. #22
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    Náufrago, tú confundes microevolución (dentro de una misma especie) y macroevolución (pasar de una especie a otra). Tan elefante es el africano como el asiático, y tan perro es el chihuahua como el San Bernardo. Lo que todavía no se ha observado es que una especie se transmute en otra. A ver, ¿dónde están las formas intermedias, sea entre seres vivos o en forma de fósiles? Porque el mundo debería estar lleno de ellas, tanto de fósiles como de seres intermedios entre una especie y otra, o entre por ejemplo reptiles y aves, y todavía no aparecen.

    ¿Tú leíste bien el artículo del Dr. Raúl Leguizamón que abre este hilo? Porque si lo hiciste me parece que fue a toda prisa. No son ideas para no creer en Darwin (se escribe sin g), sino que te pone buenos argumentos científicos. Otra cosa sería que quisieras contraponer otros argumentos científicos o filosóficos; pero al menos trata de rebatir razonadamente lo que dice, en vez despacharlo alegremente diciendo que son "ideas" u “opiniones de gente”. Él tiene estudios y titulación universitarios y sabe cuarenta mil veces más que tú y que yo de medicina y de biología. Lo tuyo si se puede decir que es una opinión (tan respetable como cualquier otra) porque no aduces ningún razonamiento o argumento concreto.

    Y en cuanto a que la evolución sea la piedra angular de la biología me parece descabellado. Si acaso la piedra angular de la biología sería la célula, que es la unidad básica de todo ser viviente, la conexión efectiva entre ellos. Lo otro no es más que una teoría que siguen muchos científicos (pero ojo, hay muchisimos otros que no, aunque la corrección política imperante en el mundo científico no lo pregone mucho o no les dé mucha voz, y haya hecho un dogma de la evolución). La evolución nunca se ha observado ni se podrá observar empíricamente; solo se puede deducir como teoría o como hipótesis a posteriori.

    Los virus a veces mutan, en efecto, pero si una cepa de virus de la gripe se vuelve inmune a los medicamentos a una vacuna, sigue siendo virus de la gripe. Simplemente sobrevivieron los más resistentes. Es supervivencia de los más dotados, pero sigue siendo el virus de la gripe.

    Por supuesto que todos los animales son importantes y cumplen sus funciones en la naturaleza y con miras al equilibrio ecológico. Pero no me digas que tú, que tienes raciocinio e inteligencia superior, que puedes estudiar y filosofar, no eres superior a un chimpacé o a una tortuga. Los animales tienen cierto grado de inteligencia (algunos mucha), pero carecen de intelecto y aplican su inteligencia a sus necesidades cotidianas, para subsistir. Ya me dirás tú si un perro o un canario pueden realizar investigaciones en un laboratorio o elaborar un sistema filosófico. Claro que somo superiores. Esto no es soberbia, es constatar un hecho que salta a la vista.

    Por supuesto que el hombre no viene del mono. De hecho, hoy en día nadie cree eso, sino que (según dicen) procede de un antepasado común. Lo del mono es una forma de generalizar para entendernos. En cuanto a las otras posibilidades, de lo único que se trata es de que con toda evidencia los organismos vivos son tan complejos en cuanto a estructura y funcionamiento que no pueden haber existido formas intermedias ya que si el aparato no está completo no funciona. Ahora bien, se puede creer que haya sido Dios el que lo hizo así, o queseamos producto de experimentos extraterrestres o cualquier otra idea loca (esta última me parece de lo más descabelleda, pero hay quien lo cree). Teorías hay para todos los gustos. A mí me basta con creer que Dios lo hizo todo. Que lo hiciera de esta o de aquella forma o mediante tal o cual sistema no me importa tanto. Me conformo con disfrutar y maravillarme de los resultados. Pero es innegable que no pudo ser un proceso ciego librado al azar. Y en cuanto a lo de la arcilla, coincide bastante con la composicion del cuerpo humano (principalmente agua, y minerales), por lo que aunque se trate de una metáfora, es la más acertada, ya que se aproxima mucho más que las de las cosmologías de muchos pueblos primitivos.

    La fe es racional porque no es un sentimiento ciego e infundado. Si bien tener fe es un don de Dios, la fe también se cultiva y se apoya en la razón, y se sirve de razonamientos. No es conveniente creer ciegamente, porque sí, con la fe del carbonero. Se cuenta que preguntaron a un carbonero ignorante si creía, y dijo que era creyente, pero cuando le perguntaron por qué creía, no supo responder. Porque sí, porque era lo que le habían enseñado, pero de ahí no pasaba. La fe no está reñida con la razón, sino que se sustenta en ellas. Dios mismo es razón, es la Razón, en griego logos, que es la palabra que utiliza el texto original cuando habla del Verbo, es decir de Jesucristo. Dios es la razón de todo y no es un concepto vago, sino pura lógica.

    En cuanto a la cosmología cuántica, ahí me pierdo. La física nunca fue mi fuerte, y menos la cuántica.
    Última edición por Hyeronimus; 29/03/2008 a las 02:22
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  3. #23
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    Debes de tener razón. Puede que ese sea mi caso. De pequeño, recuerdo tener verdadera fe en Cristo, pero con los años... Ahora ir a misa ya no me llena. No como antes (aunque la ciencia tampoco lo hace). Quizás no la cultive como debiera. Quizás le tenga muerta. Quizás no.

    Se estima que +80% población mundial cree que hay un tipo de Dios o "algo" que le es muy parecido... aunque no siempre sepan como definirlo con palabras. Tal verdad no puede ser ignorada por el hombre, pero... aunque la fe sea "razonable" es algo que no se le puede exigir a la ciencia. O así creo yo.

    Mi objetivo no era refutar el articulo, sino el de hacerte ver que algo de razón si tiene Darwin (esta vez sin g ). Pero en lo de los seres intermedios... me has matado.

    No se mucho de biología, lo básico, y de paleontología o antropología... lo que he leído en libros de terror o en el cine. Así que... Que hubiese antropólogos que quisiesen hacerse famosos a costa de manipular pruebas o huesos bajo la apariencia de restos de nuevos homínido, pues podría ser. ¿Como no?


    Aunque si la vida empezó bajo el agua (como creen los geólogos), supongo que algunos habrá ¿no? Porque sino, por deducción, me queda o que somos efectivamente extraterrestres o que somos realmente de arcilla. Y me cuesta aceptar eso. Jajaja. No se. Aun espero oír alternativas en ese punto.

    En cuanto a lo de la gripe. Bueno, ya te dicho que mis conocimientos son realmente limitados pero... ¿El VIH no es un nuevo tipo de virus que antes no existía?

  4. #24
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    Dices que ya no te llena ir a misa. Te comprendo, porque en muchos sitios la han vaciado y alterado tanto que poco se parece ya a lo que era. Es curioso. Pensaban que con tantas innovaciones y adaptaciones atraerían más a la gente y captarían mejor a la juventud, y han conseguido todo lo contrario, que cada vez la gente tenga menos fe y vaya menos a la iglesia.

    Yo tampoco creo que se le pueda exigir a la ciencia que tenga fe. Fe puede tener o no el científico. La ciencia se limita a investigar y determinar la naturaleza. Pero no tiene por qué estar reñida con la fe si esta está bien fundada.

    Parece que hay bastantes indicios y testimonios de que el virus VIH es producto de manipulaciones en un laboratorio, no algo surgido espontáneamente.
    Pious dio el Víctor.

  5. #25
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    Cita Iniciado por Nova_Hespaña Ver mensaje
    Lo que pasa es que seguramente ellos, desgraciados, no creerán en el alma ni en nada que no puedan ver. Es bastante triste, de verdad.

    Tengo por ahí un libro bastante bueno - muy sintético, eso sí - sobre críticas de otras ciencias al evolucionismo. A ver si saco algo de tiempo, transcribo fragmentos aquí y te ayudo un poco con el tema, que es muy interesante.
    Lo prometido era deuda:

    (I)

    "De todas formas, durante la primera mitad del siglo XX la biología molecular progresó tanto, que alrededor de 1950 el científico soviético A. I. Oparin y otros se afianzaron lo suficiente como para intentar una explicación de cómo la vida pudo haberse originado a partir de sustancias químicas muertas.
    Pero ¡cuidado con la aparente elegancia de la frase "la vida originándose apartir de sustancias químicas muertas"! Detrás de ella hay todo un razonamiento lógico, con sus dos premisas y su conclusión.
    Premisa mayor: "Donde hay vida, hay también una cierta mezcla de sustancias químicas". Premisa menor: "Dicha mezcla es causa necesaria y suficiente de la vida". Conclusión: "Por lo tanto, reproduzcamos la mezcla en sus debidas proporciones y obtendremos la vida".
    No es difícil ver que la que se tambalea es la premisa menor. No sólo no ha sido nunca demostrada sino ques e trata precisamente de una proposición tan terminantemente desacreditada por los experimentos clásicos de Redi y Pasteur, que sería temerario impugnarla. Cuando los evolucionistas todavía sostienen la generación espontánea, parece como si intentaran agarrarse a una tabla de salvamento, única alternativa a una intervención sobrenatural que para todos ellos es claramente anatema.
    Que una cierta combinación de sustancias químicas muertas pueda dar origen a la vida es una hipótesis muy atrevida. No hay razón para concederla, pero vamos a hacerlo, no por discutir, sino para ahondar en lo que realmente se requiere para obtener la vida a partir de sustancias muertas.
    Consideraré dos problemas estrictamente químicos, el primero resultante de la presencia del oxígeno, y el otro de la presencia del auga.
    Empezaré aclarando que por "sustancias muertas" no quiero decir átomos sueltos de carbono, nitrógeno y otros elementos; quiero decir compuestos como amoníaco, metano, vapor de agua y molécula de hidrógeno, de los cuales intentaremos sintetizar aminoácidos, los bloques que constituyen las proteínas. El problema resultante de la presencia del oxígeno es paradójico pero muy real: y es que el oxígeno, el elemento clave para el soporte de la vida, impide la formación de aminoácidos a partir de las "simples sustancias químicas vitales" mencionadas arriba. El oxígeno detiene en seco cualquier intento de construcción precisamente de los bloques constituyentes de la vida, y por ende de la vida misma.
    La razón reside en la termodinámica de la reacción química. Los enlaces que el oxígeno forma con el carbono y el hidrógeno son más fuertes que los que forman entre sí carbono e hidrógeno, oxígeno y oxígeno, carbono y carbono e hidrógeno e hidrógeno. El resultado es que donde quiera que haya excedente deoxígeno, éste tiende a formar agua (óxido de hidrógeno y anhídrido carbónico, que en la jerga termodinámca se denominan "sumideros de energía".
    Los aminoácidos, por otro lado, sn compuestos reducidos, es decir, contienen menos oxígeno de lo que su composición permitiría. Dicho de otra manera, se oxidan muy fáclmente en agua y anhídrido carbónico.
    Todos los experimentos proyectados para describir el proceso presuponen pues que éste ha tenido lugar en una atmósfera reducida, es decir, sin oxígeno pero con amoníaco, metano, hidrógeno y vapor de agua. Los experimentos han tenido éxito: descargando chispas eléctricas en tal "caldo primitivo" hipotético, Stanley Miller obtuvo efectivamente aminoácidos y otros compuestos orgánicos a principios de los años 50.
    El éxito de tales experimentos, sin embargo, no contribuye absolutamente nada a la solución del problema real, que es que el amoníaco y el metano, componentes esenciales del así llamado "caldo primitivo, son ambos altamente perjudiciales para la vida, mientras que el oxígeno, perjudicial para los experimentos, y por lo tanto cuidadosamente excluido de ellos, es esencial para la vida.
    Esta doble paradoja nos fuerza a una conclusión nada menos que milagrosa. A un "caldo primitivo" reducido le caen rayos encima hasta producir la vida; luego, instantáneamente, el amoníaco, el metano y los productos hasta entonces esenciales, desaparecen, y son reemplazados por el oxígeno, perjudicial hasta entonces pero beneficioso desde ahora en adelante. Noten por favor que el reemplazo tiene que ser instantáneo, ya que si los aminoácidos recién formados se quedaran por ahí, el oxígeno los destruiría antes de que tuvieran la posibilidad de formar algo "vivo"; a la inversa, si los mismos aminoácidos se quedaran en una atmósfera todavía reducida, cualquier forma "viva" que se formara perecería por falta de oxígeno. La llegada del oxígeno y la desaparición del amoníaco, metano, etc., tendrían que ser no solamente instantáneas, sino sincronizadas exactamente para la formaicón del primer ser vivo. Mayor milagro sería muy difícil de postular."

    Continuará.

    ---

    Datos del libro (MUY RECOMENDADO):

    El evolucionismo en apuros
    BORRUSO, Silvano
    CRITERIO LIBROS, S.L.
    ReynoDeGranada dio el Víctor.
    " el pueblo español fue y es antidemocrático, y para no serlo fue capaz de librar la gran guerra de la Independencia, las tres carlistas y la última guerra de Liberación. Esta fue y es la realidad histórica, quieran los demócratas o no; lo confiesen o no."
    Anti-España 1959 Mauricio Carlavilla


    " volad a las Armas, incorporaos con los defensores de la más justa y Sagrada Causa; podréis así salvar vuestra vida, a vuestra familia de la mendicidad, y hacer ver a la Nación entera que sois Cristianos Católicos, y que los Gallegos de la generación presente son, como los de las pasadas, leales a su legítimo Monarca "
    Proclama carlista do capitán de partida Modesto Varela (1838)

  6. #26
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    Me alegra que se retome este tema. Gracias por tu aportación, Nova Hespaña. Por mi parte, voy a ir posteando por ahora parte de un estudio sobre el tema tomado del sitio de la Asociación Cultural Monfort, que suelo visitar con frecuencia y me gusta mucho. Es un sitio tradicionalista católico muy recomendable. Casi todo está en portugués, pero algunos artículos están traducidos al español u otras lenguas, como por ejempo este que voy a ir poniendo aquí por partes. La traducción no es nada del otro mundo: está llena de portuguesismos y otras cosas raritas, pero creo que la mayoría de los lectores lo entenderán mejor si lo pongo en español.

  7. #27
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?

    Orlando Fedeli

    Orlando Fedeli
    Fábio Vanini, biólogo
    Marina Marques Vanini, doctoranda en Biología
    Marcelo Murai, Maestro en Biología
    Luciana Kauer Murai, graduada en Biología
    Dr. Daniel Almeida de Oliveira, Médico

    Quant à la réalité de l'évolution organique, ma croyance est inébranlable... Il n'en est pas moins vrai que les explications clasiques de la genèse des espèces sont loin de contenter tous les esprits. Pour ma part, je les tiens toutes pour des contes de fèes à l'usage des adultes... Il faut avoir le courage de reconnaître que nous ignorons tout de ce mécanisme"
    (Jean Rostand, Ce Que Je Crois, Graset, Paris, 1953).
    ["En cuanto a la realidad de la evolución orgánica, mi creencia es inquebrantable. No deja de ser verdad que las explicaciones clásicas de la génesis de las especies están lejos de contentar todos los espíritus. De mí parte yo las considero todas como cuentos de hadas para uso de adultos.... es preciso tener el coraje de reconocer que ignoramos todo sobre ese mecanismo"]
    (Jean Rostand, Lo que yo creo, Graset, Paris, 1953)
    (Jean Rostand fue Premio Nobel de Medicina y defensor del evolucionismo)

    I - EVOLUCIONISMO Y RELIGION
    1 - EVOLUCIONISMO Y RELATIVISMO
    El evolucionismo es uno de los "dogmas" de la mentalidad moderna.
    Extrapoló el campo puramente biológico, y es aplicado a todo: nada es más considerado estable, pues que se cree que todo evoluciona. En este sentido, la creencia en el evolucionismo puede ser señalada como una de las causas del relativismo triunfante en nuestros días. No habría ningún valor absoluto. Ni verdad, ni moral, ni belleza, ni religión, ni dogmas, nada tendría estabilidad, pues que todo estaría bajo la ley de la evolución, esta sí, tomada como siendo absoluta.
    Por tanto, el evolucionismo actual es más que una teoría biológica: es un principio absoluto -- un dogma religioso-- de una metafísica relativista. Y he ahí una contradicción sintomática y reveladora: ¡el relativismo se fundamenta en un principio absoluto!
    La amplitud atribuida al evolucionismo es de tal porte metafísico que -- como no podía dejar de ser --- alcanza la esfera religiosa: el propio Dios es considerado como un eterno devenir, y no como el Ser inmutable, "Aquel que es" (Ex. III, 12).
    El Padre Teilhard de Chardin -- que Stephan Jay Gould juzga haber sido el principal responsable por la famosa fraude del Hombre de Piltdown (Cfr. JAY GOULD, Stephen, La Conjura de Piltdown, in La gallina y sus dientes, ed. Paz y tierra, São Paulo, 1992, pp. 201 a 226, y, del mismo autor, El Pulgar del Panda, Martins Fontes, S. Paulo, pp. 95 a 109) -- declaró:
    "¿La evolución es una teoría, un sistema, o una hipótesis?"
    "Es mucho más que eso. Es una condición general a la cual se deben doblegar todas las teorías, todas las hipótesis, todos los sistemas; una condición a que deben dar satisfacción en adelante para que puedan ser tomadas en consideración y para que puedan ser ciertas". (TEILHARD de CHARDIN, O fenómeno Humano, p. 245).
    Julian Huxley, por su vez, muestra cómo el dogma de la evolución se impone como el fundamento de la moderna religión relativista:
    "En el tipo de pensamiento evolucionista, no hay lugar para seres sobrenaturales (espirituales) capaces de afectar el curso de los acontecimientos humanos, ni hay necesidad de ellos. La tierra no fue creada. Se formó por evolución. El cuerpo humano, la mente, el alma, y todo lo que se produjo, incluyendo las leyes, la moral, las religiones, los dioses, etc., es enteramente resultado de la evolución, mediante la selección natural". (Cfr. HUXLEY, J. Evolution after Darwin, p. 246, apud OSSANDON VALDÈS, Juan Carlos, En torno al concepto de evolución, artículo en la revista Philosophica, de Santiago de Chile, Suplemento doctrinario de la revista Jesus Christus, número 50, de Buenos Aires).
    Creemos que estas afirmaciones de Teilhard de Chardin y de Huxley sean suficientes - más allá del examen de lo que ocurre hoy - para confirmar lo que dijimos arriba: el evolucionismo es el dogma fundamental del relativismo moderno.
    Hoy, ese dogma es inducido por repetición continúa y por embebecimiento a todos, ya que toda la sociedad lo respira continuamente.
    En el artículo del profesor Ossandón Valdés, encontramos una cita de J.C. Mansfield en la cual pide que:
    "los estudiantes secundarios sean embebidos del pensamiento de la evolución de tal modo que se acostumbren a pensar todo en términos de proceso, y no en términos de situación estática".
    Evidentemente es lo que se ha practicado a escala mundial, para crear en los jóvenes una mentalidad relativista.

    2 - EVOLUCIONISMO: el concepto y su origen
    Evolucionar es término que proviene del latín evolvere que significa desarrollar algo que estaba envuelto. Evolucionar es hacer germinar lo que ya existía potencialmente en algo.
    Por Evolucionismo se entiende la doctrina que afirma que los seres vivos provinieron de la materia inorgánica, y que de las plantas se originaron los animales, y, por fin, de los animales habría provenido el hombre. Siempre, pues, de lo menos habría venido lo más, del inferior, por germinación, habría venido lo superior.
    Según los científicos presentes en el Congreso de Chicago, en 1959, a fin de conmemorar el centenario de la obra de Darwin, el concepto de evolución sería el siguiente:
    "La evolución puede definirse, en términos generales, como un proceso unidireccional e irreversible que, en el transcurso del tiempo, genera novedad, diversidad y niveles de organización más elevados". (Apud OSSANDON VALDÈS, art. cit. p. 7).
    Esa conceptualización es bien diversa de aquella que tenía Darwin, pues no hace referencia alguna a la selección natural. Volveremos al tema, más adelante.
    Actualmente, son consideradas diversas definiciones como “cambio de frecuencia génica”, “cambio harmónico”, “descendencia modificada”, etc. Se evita tratar la evolución como un desarrollo en forma de línea genealógico, lo que daría pronto una idea de progreso. Como los científicos no consideran, por lo menos académicamente, evolución como “progreso” de los seres, se utiliza la idea de árbol filogenético, con ramas que derivan de ancestros comunes. Sin embargo, en principio, recae exactamente sobre el mismo fundamento.
    Aunque el termino Evolución esté, hoy, estrechamente ligado a Darwin, no fue él su inventor.
    En la Antigüedad, la filosofía de Heráclito -- típicamente gnóstica -- ya negaba la existencia de sujeto en los cambios, afirmando que la única realidad era el cambiar, o el devenir.
    En la Stoa, Zenón y sus discípulos defendían, también, la ilusión de la realidad del mundo material visible.
    Todas las sectas gnósticas de todos los tiempos creían que la divinidad era un perpetuo fluir, y que, por eso, toda realidad era mutable. Para los gnósticos el Dios que se presentó a Moisés -- el Dios que se decía inmutable -- era el demiurgo creador del mundo material y del mal. Ese Demiurgo malo sería el defensor de falsos valores inmutables.
    En los siglos XVII y XVIII, con el recrudecer del gnosticismo, que se alimentó en el cabalismo gnóstico de Jacob Boehme, se difundió en los medios místicos y esotéricos, la idea de evolución universal. Para esas sectas cabalistas y gnósticas, el proceso de auto-manifestación de Dios incluiría no sólo al universo, sino también a la Historia.
    "Hoy, cuando hay una discusión apasionada sobre el evolucionismo soteriológico del Padre Teilhard de Chardin, es preciso recordar que el término evolución no fue inicialmente introducido por los sabios de las ciencias naturales del siglo XIX en torno de Charles Darwin, sino que el término fue utilizado, como término teológico y soteriológico, por los teósofos del siglo XVIII. Así, fue adoptado por los filósofos del idealismo alemán Hegel, Schelling, Baader, como término soteriológico, para describir el proceso teogónico, en el cual Dios se manifiesta a sí mismo tanto en el universo como en la soteriología "a fin de que Dios sea todo en todos" (I Cor. XV, 28). Este versículo de San Pablo que es tantas veces citado por Teilhard de Chardin, es el versículo favorito de Schelling, de Baader y, antes de ellos, de Oetinger. Fue Baader quien publicó un escrito sobre "El evolucionismo y el Revolucionismo, o sobre la evolución positiva y negativa de la vida en general y de la vida social en particular" en los Anales de Baviera, 1834, nº 28, p. 219-224 y nº. 62, p. 483-490". (BENZ, Ernst, Les sources mystiques de la philosophie romantique allemande, Vrin, Paris, 1968, p. 58).
    Curiosamente, hoy, el dogma de la evolución es aceptado por casi todos sin ningún examen más profundo. En el medio estudiantil, es general la aceptación de que el hombre tiene origen simiesco, o de un ancestro común del macaco y del Hombre. Entretanto, nadie se pregunta qué animal irá a ser generado por el hombre en el futuro. Pues si la evolución es ley general y fundamental de la naturaleza, ella hará al hombre evolucionar hacia un estadio que será para el hombre, así como este es para el macaco.
    En otros términos, debería surgir un super-hombre.
    Esa cuestión, por pensar en la posibilidad de existencia de una raza superior, pone en evidencia la relación del evolucionismo con el nazismo, y por eso casi nadie la aborda. ¿Por qué se deja de mostrar que el evolucionismo fue una de las raíces ideológicas del sistema asesino del nazismo?

    3 - EVOLUCIONISMO – PANTEÍSMO Y GNOSIS
    También se evita reconocer que el pretendido origen simiesco del Hombre no responde a la cuestión fundamental puesta por la teoría de la evolución: ¿de dónde vino el universo?
    La negación de que el hombre fue creado por Dios trae encajada la negación de creación del universo. Si el hombre tiene origen animal, ¿de dónde vino vida, y de dónde vino la materia prima del universo?
    ¿El universo siempre existió y siempre existirá? ¿La materia es eterna? ¿La materia es infinita? ¿La materia es omnipotente? ¿La materia es Dios?
    Un evolucionismo coherente desemboca necesariamente en el panteísmo, pues que debe admitir que la materia siempre existió, por tanto, que ella es eterna, infinita y omnipotente. Lo que significa dar a la materia las cualidades propias de Dios. En cuanto al ateísmo - inclusive el de Darwin - sólo enmascara un panteísmo subyacente. El ateo es un panteísta que no osa confesar que se cree el propio Dios.
    Si el evolucionismo negara la divinidad de la materia universal, necesariamente, entonces, deberá caer en la Gnosis, esto es, si no acepta que la materia es divina, tendrá que admitir que, en el interior de ella, reside, o mejor, que en ella está preso un espíritu que, a través de la evolución, busca liberarse de la prisión de la materia, lo que es la sustancia del pensamiento gnóstico.
    Entre el Panteísmo y la Gnosis, los evolucionistas han oscilado, pero, en ambos casos, el evolucionismo cae siempre en un problema religioso.
    De cualquier modo, aunque muchos evolucionistas superficiales no se den cuenta del problema, él existe: el evolucionismo biológico sirve sólo de biombo táctico, para un sistema más que metafísico, para un sistema religioso.
    De ese cuestionamiento religioso profundo escondido en el vientre de las teorías evolucionistas es que proviene el "fervor" de adhesión a las tesis evolucionistas, y, a veces, la furia de que son tomados los evolucionistas, cuando se cuestiona el dogma-tabú del darwinismo.
    Y esta adhesión incondicional a un "dogma" indemostrado es la que explica porqué la teoría de la evolución es aquella que cuenta en su historia con el mayor número de fraudes y escándalos en la historia de la ciencia. Veremos, más adelante, algunos de los fraudes perpetrados por científicos famosos para "arreglar" la prueba de la evolución que no encontraron en la naturaleza. Ahora bien, bastaría conocer que una teoría intentó ser comprobada fraudulentamente, para que se desconfiase de ella. Con el evolucionismo esa regla no es aplicada. A pesar de esa teoría haber tenido más fraudes que pruebas, continúa siendo presentada como verdadera, a punto de que, recientemente, el propio Papa Juan Pablo II haberla defendido como verosímil si no como cierta (Juan Pablo II, discurso a la Academia Pontificia de Ciencias, 1997).
    También es interesante notar cómo términos religiosos son comunes en los textos de los defensores de la evolución. Véase, por ejemplo, como el famoso evolucionista Stephan Jay Gould habla de "ortodoxia" y de "apostasía", de "herejía", de "dogma", de "devoción", etc. al tratar de la adhesión, desvío o repudio de la teoría de la evolución (Cfr. Stephan Jay Gould, El Pulgar del Panda, ed cit. pp. 167-168-169).
    Paul Lemoine escribió:
    "La evolución es una especie de dogma, en el cual sus sacerdotes ya no creen más, sin embargo lo mantienen para el pueblo: es preciso tener coraje para decir esto a fin de que los hombres de la futura generación orienten sus investigaciones de otro modo" (Encyclopédie Française, Tomo V, p. 5-82-3, 5-82-8, 1938, apud P. TROADEC, op. cit. p. 37).
    Jean Rostand tiene la misma posición religiosa frente a la evolución, cuando afirma:
    "Creo firmemente... que los mamíferos proceden de los lagartos, y los lagartos de los peces, sin embargo, prefiero dejar en lo vago el origen de estas escandalosas metamorfosis a añadir a su inverosimilitud la de una interpretación ilusoria" (Apud Ossandón Valdés, op. cit. p. 15).
    Para Rostand, el evolucionismo es más religioso que científico, porque: "deliberadamente deja sin respuesta la formidable cuestión del origen de la vida y...sólo propone soluciones ilusorias al problema, no menos formidable, de las transformaciones evolutivas". "Aún estamos esperando una sugestión suficiente a respecto de las causas de las transformaciones de las especies"..."Cuando hablamos de evolución suponemos la existencia de una naturaleza imaginaria, dotada de poderes radicalmente diferentes de todo lo que es conocido científicamente" (Jean Rostand, apud G. Salet, citado por Ossandón Valdés, op. cit. p. 15).
    Errol White, especialista de biología acuática, escribió:
    “Aún ignoramos el mecanismo de la evolución a pesar de la súper confianza alardeada en algunos sectores, y probablemente ni haremos posteriores progresos en este punto, por medio de los clásicos métodos de la Paleontología y de la Biología; y ciertamente no avanzaremos en el asunto saltando por encima y por debajo y gritando: “Darwin es Dios, y yo, Fulano de Tal, soy su profeta” (Cfr. Duane T. Gish, “Evolution: the Challenge of the fósil Record, Creation-Life Publishers, El Cajón, 7a. ed. 1992, p. 68).
    Lynn Margulis, profesora emérita de Biología de la Universidad de Masasuchets considera que, la Historia acabará por considerar el neo-darwinismo como “una pequeña secta religiosa del siglo XX, dentro de la fe religiosa general de la biología anglo-sajona” (C. Mann, “Lynn Margulis,: Science’s Unruly Earth Mother”, In Science, 1991, n. 252, pp 378-381, apud Michael Behe, “A Caja negra de Darwin” Jorge Zahar Editor, río de Janeiro, 1996, p. 35).
    Otros autores conocidos como defensores del evolucionismo admiten que el darwinismo no es científico, o aún que el evolucionismo es más una fe que una ciencia.
    Así N. Macbeth, dice textualmente "El darwinismo no es ciencia" in American Biology Teacher Noviembre de 1976, p, 496, apud Duane T. Gish, op. cit., p. 14).
    L. Harrison Matthews, geólogo evolucionista, confiesa:
    "El hecho de que la evolución es la espina dorsal de la Biología y que la Biología está entonces en la posición particular de una ciencia fundamentada en una teoría no comprobada, -- ¿es entonces una ciencia o una fe? creer en la evolución es entonces el paralelo exacto del creer en una especial creación -- ambos son conceptos cuyos creyentes creen como verdad, mas que ni uno ni otro, hasta el presente, fue capaz de probar " (L.H. Matthews, Introducción para a "The Origin of Species, de Charles Darwin, Dent and Sons, London, 1971,p. XI, apud Duane T. Gish, op. cit. p. 15).
    El evolucionismo es entonces el dogma central de una secta de carácter gnóstico, y, como toda secta, es intolerante.
    Richard Dawkins, científico ardoroso defensor de la evolución, escribió que los negadores de la evolución son “ignorantes, estúpidos o insanos (o malos -- pero yo preferiría no considerar esa posibilidad)” (Apud M. Behe, op cit. p. 251).
    John Madox, editor de la revista Nature declaró en su revista: “Talvez no demore mucho para la práctica de la religión ser considerada como anti ciencia” (Apud M. Behe, op cit. p. 252) y “Daniel Dennet compara los creyentes religiosos -- 90 % de la población -- a animales salvajes, que necesitan ser enjaulados y dice que deben ser impedidos (a través de la coerción, se presume) de informar a sus hijos sobre la verdad de la evolución, que para él es tan evidente” (Apud Michael Behe, op. cit. p. 252).

    4 -- EVOLUCIONISMO Y FILOSOFIA
    La ingenuidad geométrica de algunos "científicos" llega al absurdo de imaginar que el evolucionismo darwiniano es un posicionamiento puramente científico, sin ninguna relación con la historia, con la filosofía o con la religión. Ellos imaginan que el evolucionismo surgió apenas, y tan sólo, de los estudios científicos de Darwin y de sus seguidores, todos herméticamente aislados en sus laboratorios, profilácticamente preservados de cualquier contagio metafísico o teológico.
    Separando, de este modo, el darwinismo de su contexto histórico y cultural, quedan imposibilitados de tener verdadera comprensión del problema y de su significado histórico.
    En verdad, el evolucionismo es un capítulo injertado en la Historia de la Filosofía y en la Historia de la Religión, el Occidente. Sólo puede ser verdaderamente entendido en su contexto cultural.
    “(...) el pensamiento evolucionista de Darwin no era una simple hipótesis científica que ocurrió para combatir ideas religiosas admitidas en ciertas cuestiones de hecho. Era, antes, el producto y, una parte esencial, de una Weltanschauung -- una visión del mundo -- próximamente ligada a la producción de la revolución industrial y a las revoluciones políticas, principalmente a la Revolución Francesa, estos grandes acontecimientos históricos desarrollados entre los años 1776 y 1848”. (Howard E. Gruber, op. cit. p. 47). Por tanto, el darwinismo sólo puede ser entendido como parte de una “visión del mundo” -- de una Weltanschauung -- y de una Weltanschauung revolucionaria.
    El propio Darwin, en su Autobiografía confiesa que fue al leer una obra de Malthus sobre población que tuvo la idea de la selección natural, a través de la lucha por la sobrevivencia, la cual haría ser eliminado siempre el más débil.
    Stephan Jay Gould, defensor de un evolucionismo reformado, citando los últimos estudios de Howard E. Gruber y Silvan S. Schweber sobre la vida de Darwin muestra como o fundador del evolucionismo moderno no se fundamentó en la biología para establecer su teoría.
    "Al leer la narración pormenorizada de Schweber de los momentos que precedieron a la formulación de la teoría de la selección natural por Darwin, fui particularmente tocado por la ausencia de influencias decisivas a partir de su propio campo, la biología. Los precursores inmediatos fueron un científico social [Comte], un economista [Adam Smith] y un estadístico [Adolph Quetelet]" (S. Jay Gould, El pulgar del Panda, p.55).
    Jay Gould dice que a obra de Schweber demuestra que "las piezas finales [de la teoría de la evolución de Darwin] no surgieron a partir de nuevos hechos de la historia natural, sino de las incursiones intelectuales de Darwin en campos distantes. Al leer una extensa revisión del "Cours de Philosophie positive -- el trabajo más famoso del filósofo [Sic!] y científico natural [Sic!] Augusto Comte -- Darwin quedó particularmente impresionado con la insistencia del autor en que una teoría adecuada debe ser profética [Sic!] y, en lo mínimo, potencialmente cuantitativa" ( S. Jay Gould, O pulgar del panda, p. 55)
    "De hecho, acredito que la teoría de la selección natural debería ser vista como una analogía ampliada - si consciente o inconsciente de la parte de Darwin, no se -- a la economía del laisez-faire, de Adam Smith" (Jay Gould, op. cit. p. 55).
    Y más:
    "La teoría de la selección natural constituye una transferencia creativa, para la biología, del argumento básico de Adam Smith a favor de una economía racional: el equilibrio y el orden de la naturaleza no surgen de un control externo más elevado (divino) o de la existencia de leyes operando directamente sobre el todo, sino a partir de la lucha entre individuos por sus propios beneficios (en términos modernos, por la transmisión de sus genes a generaciones futuras a través del éxito diferencial en la reproducción). (Jay Gould, op. cit. p. 56).
    Jay Gould procura minimizar la sorpresa -- o el espanto generado por su afirmación -- de que la teoría de la evolución no se fundamentó, inicialmente, en descubrimientos biológicos, diciendo:
    "Muchas personas se sienten perturbadas al oír un argumento tal: no compromete la integridad de la ciencia el hecho de algunas de sus conclusiones primarias se originasen, por analogías, de la política y de la cultura contemporáneas, en vez de basarse en los datos de la propia disciplina " (Jay Gould, op. cit. p. 56).
    Tales hechos son comprometedores, sí, en la medida en que el evolucionismo ha sido sistemáticamente presentado como una teoría puramente científica y biológica, cuando, en la verdad, no es.

    5 - DARWINISMO y MARXISMO
    Se la teoría de la evolución darwinista tuvo origen en lecturas filosóficas y económicas de Darwin, sus efectos sólo podrían agradar al materialismo marxista.
    En efecto, "Marx fue un grande admirador de Darwin" (Jay Gould, op. cit. p.57).
    “Cuando el ”Origen de las especies” apareció, Marx y Engels, estos apóstoles del mundo como flujo, lo saludaron con entusiasmo. En 1860, Marx escribió para Engels: “Aun que desarrollado en crudo estilo inglés, este es el libro que contiene la base de nuestras percepciones en Historia Natural" (Howard E. Gruber, Darwin on Man, The University Chicago Pres1981, p.71).
    Marx escribió:
    "Es notable como Darwin reconoce, entre animales y plantas, su sociedad inglesa, con las divisiones de trabajo, la competencia, la apertura de nuevos mercados, la "invención" y la malthusiana "lucha por la sobrevivencia". Es el bellum omnium contra omnes (la guerra de todos contra todos) de Hobbes" (Marx, apud Jay Gould, op. cit. p.56-57). y con la eliminación del más débil. Por tanto, justificando la ley del más fuerte, para la vida humana.
    No hay duda entonces de que la doctrina evolucionista es una doctrina capitalista...apreciada, ayer, por Marx, hoy, por los marxistas.
    Marx quiso hasta dedicar el segundo volumen de "Das Kapital" a Darwin, tanto lo admiraba. Fue Darwin quien pidió a Marx que no lo hiciera (Cfr. H. E. Gruber, op. cit., p. 72 y Gérard Bonnot, Lo que quedó del darwinismo, entrevista con Jacques Ruffié, autor del libro Traité du Vivant, in O Estado de São Paulo, 9 de mayo de 1982).
    Pierre Thuillier, en su libro Darwin et Cie. descubre el ideólogo escondido en el científico:
    "El [Darwin] había decidido antes mismo de haber interpretado sus famosas observaciones, que debía formular una explicación global mecanicista". "Darwin era un militante del ateísmo y del materialismo que tomaba mucho cuidado en esconder sus verdaderas motivaciones bajo las apariencias de un procedimiento científico riguroso. "Debo evitar mostrar a que punto creo en el materialismo, escribe”. (Artículo A noso origen: una antigua y apasionada discusión - L'Expres, in O Estado de São Paulo - Jornal de la Tarde, Cuaderno de lecturas, 13 de febrero de 1982).
    Tal vez haya sido entonces para ocultar su activismo materialista y su ateísmo que Darwin no aceptó el homenaje de Marx con la dedicatoria de El Capital.
    Gilles Lapouge saca la misma conclusión a respecto de Darwin y de su obra:
    "Darwin desea hacer creer que es un esclavo de la ciencia (...) disimula que, en la realidad, partió de una ideología y organizó sus observaciones en el archivo teórico, ideológico que tenía en mente". (...)
    (...)"Debemos añadir lo siguiente: como toda gran ofensiva de la ciencia, la teoría de la evolución está doblemente envuelta en ideología. Por un lado, el propio Darwin confiesa que su visión materialista precedió a la coleta de los hechos. Por otro, porque hace cien años el darwinismo alimenta otras teorías, otras ideologías que extraen del darwinismo justificativas para su filosofía o metafísica". (G. Lapouge, Darwin y la evolución, artículo in Cultura, Suplemento de O Estado de São Paulo, año II nº. 95, 4 de abril de 1982).
    Richard Dawkins, científico evolucionista intransigente, hizo una declaración que vale como una confesión. Dice que Darwin hizo posible al hombre ser un “ateo intelectualmente realizado” (Apud M. Behe, op. cit. p. 252).
    Otro célebre evolucionista, Richard Lewontin, confesó: “Nos quedamos del lado de la ciencia, a pesar del patente absurdo de algunas de sus construcciones, a pesar de su fracaso para cumplir muchas de sus extravagantes promesas en relación a la salud y a la vida, a pesar de la tolerancia de la comunidad científica en pro de teorías ciertamente no comprobadas, porque tenemos un compromiso previo, un compromiso con el materialismo. No es que los métodos y instituciones de la ciencia de algún modo nos compelen a aceptar una explicación material de los fenómenos del mundo, mas, al contrario, somos forzados por nuestra previa adhesión a la concepción materialista del universo a crear un aparato de investigación y un conjunto de conceptos que produzcan explicaciones materialistas, no importa cuan contradictorias, cuan engañosas y cuan mitificadas para los no iniciados. Además de eso, para nosotros el materialismo es absoluto; no podemos permitir que el 'pié Divino' entre por nuestra puerta." (New York Reviews of Books, 1987).
    La estrecha ligación de evolucionismo con el marxismo es comprobada por lo que cuenta Monseñor O'Hara, Obispo de Yuanling, en la China. Conforme al testimonio de ese Prelado, cuando el llamado Ejército de Liberación comunista de Mao Tsé Tung entraba en una localidad, toda la población era constreñida a participar de un curso de propaganda y adoctrinamiento, y, la primera lección no era sobre la doctrina de Karl Marx, sino sobre el evolucionismo, intentándose convencer al pueblo de que el hombre vino del macaco. (Apud Patrick Troadec, L'Évolucionisme, apostilla francesa, p. 2).
    Está claro, entonces, que el evolucionismo no tuvo origen científico sino ideológico y religioso.
    Por eso, el evolucionista Y. Dolage declaró:
    "ESTOY ABSOLUTAMENTE CONVENCIDO QUE SE ES O NO TRANSFORMISTA, NO POR RAZONES SACADAS DE LA HISTORIA NATURAL, SINO EN RAZÓN DE SUS OPINIONES FILOSÓFICAS" (Apud Patrick TROADEC, L'Évolucionisme, p. 2).
    El evolucionismo no nace de una investigación científica imparcial, sino de un ateísmo anterior que pretende, más que probar la evolución, negar que hubo un Creador. El evolucionismo es fruto necesario del ateísmo. Es lo que confiesan varios de sus paladines.
    Caullery, en su libro Le point de l'évolution, afirma, sin rodeos:
    "Sí, las especies actuales son estables, pero ellas ni siempre lo fueron, si no sería preciso recurrir a un Creador para explicar la aparición de los seres vivos. Ahora, el creacionismo es anti-científico. Por tanto, la transformación de las especies es un hecho" (Apud P. Troadec, op. cit. p.28).

    6 - EVOLUCIONISMO Y NAZISMO
    Entretanto conviene mostrar algo más: la ligación entre el evolucionismo de Darwin y otras criminales teorías racistas que lo adoptaron, principalmente la doctrina nazi.
    Es verdaderamente chocante verificar como las evidentes implicaciones racistas de las teorías de Darwin no son percibidas por los actuales defensores del evolucionismo, y cómo se niegan a admitir la evidencia, cuando esta les es mostrada. El comportamiento de ciertos darwinistas -- negando lo obvio - es muy semejante al de ciertos sectarios cuando son puestos frente a una contradicción de ellos con el propio texto bíblico, en el cual dicen basarse. Es actitud típica de fanatismo: negar la evidencia de los hechos, o negarse a sacar una conclusión obvia de un raciocinio cierto.
    La doctrina darwinista sometía la evolución a la ley de la sobrevivencia del más apto. Las especies lucharían entre si, y las más débiles, o las menos aptas, perecerían. "La esencia del darwinismo reside en una única frase: la selección natural es la fuerza creadora principal del cambio evolutivo" (Jay Gould, op. cit. p.171).
    Más adelante analizaremos más a fondo este principio darwinista. Por ahora, queremos apenas retirar del él las evidentes implicaciones racistas en él incrustadas.
    Si es la victoria del más apto que garantiza la continuación de la evolución, es claro que esa ley universal debe ser aplicada también dentro de cada especie. Las varias razas de una especie también estarían sometidas a la ley de la sobrevivencia, y la raza más apta debería eliminar a las más débiles, para que la especie tenga más posibilidad de perfeccionarse y de sobrevivir.
    La teoría de Darwin presupone una desigualdad de las razas y una lucha entre ellas para eliminar las que serían inferiores.
    Alguien podría alegar no haber pruebas de que Darwin pensase así, y que habría repudiado el racismo. Lo que se discute no es a posible reacción de Darwin ante el nazismo, que acontecería muchas décadas después de su muerte. Lo que procuramos hacer ver es que el evolucionismo trae, en su vientre, las simientes de las leyes racistas de Hitler.
    "El propio Darwin (...) habla de razas humanas "inferiores" y cree, siguiendo la expresión de Thuillier, en la "existencia de una jerarquía absoluta de la humanidad" (L'Express, artículo A nossa origem: uma antiga e apaixonada discussão, in Jornal da Tarde - Cuaderno de Programas y Lecturas, 13 de febrero de 1982).
    Dice Gilles Lapouge:
    "En verdad, Darwin trae en si buena parte de las teorías racistas, si bien que ele tenga sido completamente reacio a cualquier especie de racismo" "El darwinismo, hace un siglo, sirve de justificativa teórica a muchos pensamientos racistas y elitistas" (G. Lapouge, Darwin y la evolución, Cultura, nº 95, O Estado de São Paulo, 4 de abril de 1982).
    El propio primo de Darwin -- Galton, que era biólogo -- propuso que la ciencia asumiese el papel que la naturaleza desempeña en la evolución, seleccionando los elementos más dotados. El quería que la sociedad, a través de la aplicación de métodos científicos, hiciera "con previsión, rapidez y benevolencia, aquello que la naturaleza hace ciega, lenta y sin piedad". (Apud G. Lapouge, art. cit.).
    Galton ya proponía - con base en el darwinismo - los criminosos métodos nazis.
    "Otro caso ilustra los venenos camuflados en el seno del darwinismo. Es el de Konrad Lorenz, premio Nobel, y merecidamente considerado uno de los grandes etnólogos de la modernidad. Ahora, Lorenz, que apela constantemente a Darwin, fue un defensor de la selección artificial y de los ideales racistas bajo Hitler. En 1940, bien joven aún, publica un artículo increíble que habla de selección, de pureza racial y hasta mismo de eliminación de los seres moralmente inferiores (...) Pretende, justamente gracias al darwinismo, extender al hombre las leyes del reino animal, lo que haría de la biología la única verdadera ciencia del Hombre, una ciencia al mismo tiempo moral, política, etc."(G. Lapouge, art. cit.).
    Otro ejemplo de darwinista racista, dado por Lapouge, es el de MacFarlane Burnett, que ganó un premio Nobel en 1960. El defiende la tesis de que los progresos de la medicina impiden a la naturaleza seleccionar las especies y los elementos, permitiendo la sobrevivencia de los débiles. También acusa al espíritu democrático de impedir la eliminación de los inferiores.
    Lapouge cita el siguiente texto de MacFarlane Burnett:
    "Podemos calcular, explica, que, desde la evolución de los primates hasta el final del periodo de los cazadores colectores, casi 90% de los descendientes generados morían antes de alcanzar la edad de la reproducción. al contrario, en las sociedades occidentales, los niños no mueren mucho más. Apenas 5% de los niños, una verdadera miseria, mueren. Esta súbita retracción de la función de trilla propia de la selección natural debe llevar a una acumulación de individuos que podemos llamar inferiores de acuerdo con las normas corrientes relativas a la salud, inteligencia y agresividad". (MacFarlane Buttler, apud G. Lapouge, art. cit.).
    MacFarlane Buttler constatando que,
    "es probablemente imposible, hoy, utilizar un medio legal para matar visando la protección de una sociedad"
    Concluye que "El internado perpetuo, sea en una prisión, sea en un hospital" sería el medio más apropiado para impedir el crecimiento del número de individuos inferiores. (Cfr. G. Lapouge, art. cit.).
    Se sabe, también, que el eugenismo, bastante difundido en el inicio del siglo XX, debe soporte “científico” a los millares de esterilizaciones en masa, en Europa y Estados Unidos, entre locos, enfermos e indigentes. En total, fueron 375.000 esterilizaciones en Alemania nazi, y – pasmen – 30.000 en los Estados Unidos, entre 1927 y 1972 (Razón y revolución: Filosofía marxista y ciencia moderna; A. Woods & T. Grant, fundación F. Engels, 1995). Uno de sus mayores abogados fue el conceptuado Ronald Fisher, científico inglés de fundamental importancia para las teorías seleccionadoras del inicio del siglo XX.
    Hasta parece una pesadilla! A que consecuencias absurdas conduce el darwinismo! por los frutos se conoce el árbol. Por las absurdas consecuencias, se comprende el error del principio.
    ¿Pero por qué no se divulgan ampliamente esas consecuencias, que manifiestan lo que estaba oculto en la simiente plantada por Darwin?

    7 - EL EVOLUCIONISMOACTUAL y las FILOSOFIAS DIALÉTICAS
    La selección natural, motor de la evolución, también tiene fundamento filosófico. Jay Gould muestra que Darwin, al aceptar los presupuestos filosóficos en su tiempo, adoptó el principio de que "natura non fac saltum", lo que lo llevó a afirmar que la evolución es lenta y pasa, de etapa en etapa, hasta la formación de una nueva especie. Ahora, es universalmente aceptado, hoy, que esto es falso, pues en el registro fósil no se encuentran vestigios de la evolución lenta. Cuanto más ella fuese lenta y cuanto más tiempo durase, más se encontrarían fósiles intermediarios entre dos especies. ¡Y eso no se da!
    Por eso, Jay Gould dice que necesitó recurrir a otro modelo filosófico para justificar la evolución repentina de una especie para otra, como la expone en su hipótesis de "evolución puntuada".
    ¿Y a qué filosofía recurrió Jay Gould? ¡A la filosofía dialéctica de Hegel y Marx!
    Veamos o que dice o líder del evolucionismo de nuestros días.
    "El registro fósil no ofrecía cualquier apoyo al cambio gradual: faunas enteras habían sido erradicadas durante intervalos de tiempo extremamente cortos. las nuevas especies aparecieron en el registro fósil casi siempre de manera abrupta, sin eslabones intermediarios a los antepasados en las rocas más viejas de la misma región" Jay Gould, El pulgar del panda, p. 161; el subrayado es nuestro).
    "La extrema rareza de las formas de transición en el registro fósil permanece como "secreto del negocio" de la paleontología. Los árboles genealógicos que adornan nuestros manuales tienen datos apenas en las puntas y en los nudos de sus ramas; el resto, por más razonable que sea, es inferencia, y no evidencia de fósiles. Entre tanto, Darwin se aferró tanto al gradualismo, que comprometió toda su teoría (...) (Jay Gould, op. cit. p. 163).
    "Si el gradualismo es más un producto del pensamiento occidental que un hecho de la naturaleza, entonces deberíamos considerar filosofías alternativas de cambio para ampliar nuestro universo de preconceptos constreñidores. En la Unión Soviética, por ejemplo, los científicos son entrenados en una filosofía del cambio muy diferente -- las denominadas "leyes dialécticas", reformuladas por Engels a partir de la filosofía de Hegel. Las leyes dialécticas son explícitamente puntuativas; hablan, por ejemplo, de la "transformación de la cantidad en cualidad". Eso puede parecer un poco sin sentido, pero sugiere que el cambio ocurre en saltos largos, que se siguen a una lenta acumulación de tensiones a las que un sistema resiste hasta alcanzar el punto de ruptura. Calienten el agua y ella acabará hirviendo. Opriman a los operarios cada vez más y provocarán la revolución. Elredge y yo quedamos fascinados al saber que muchos paleontólogos rusos defienden un modelo semejante a nuestro equilibrio puntuado"(Jay Gould, op. cit. p. 166).
    Son muy importantes eses textos de Jay Gould por las confesiones que cuentan, además de comprobar la facilidad con que científicos de alto nivel pueden incurrir en errores filosóficos groseros. Por ejemplo, el agua calentada no "evoluciona" para vapor de agua. Vapor de agua continúa siendo substancialmente agua, en cuanto la evolución supone un cambio de especie, esto es, de forma substancial.
    E también no es verdad que la opresión creciente producirá necesariamente la revolución: los operarios fueron tremendamente oprimidos por el nazismo y por el comunismo estalinista, y no se revelaron. Por el contrario, muchos continuaron apoyando a Hitler y a Stalin hasta el fin. La masa ama a los tiranos y Nerón, Mao y Pol Pot fueron adorados...
    Como se ve, Jay Gould confiesa haber adoptado la dialéctica marxista como instrumento útil para confirmar sus tesis evolucionistas.

    8 - EVOLUCIONISMO Y MISTICISMO GNÓSTICO
    La confesión de Jay Gould de que sólo se salva el evolucionismo por la adopción de un modelo filosófico hegeliano y marxista, esto es, adoptando un pensamiento dialéctico, lanza, más aún, la doctrina evolucionista en la esfera de la Gnosis.
    En efecto, a Gnosis es esencialmente dialéctica. su primera ley es a de la igualdad dos contrarios. Para a Gnosis, el Ser evoluciona constantemente porque seria constituido de principios contrarios e iguales.
    Además a dialéctica de Engels y Marx es derivada de Hegel. Este, a su vez, confesa que la heredó de Jacob Boehme, el cual se inspiró en la Cabala, que según Gerschom Scholem es la Gnosis judaica (Cfr. Gerschom Scholem, A Mística Judaica (Major Trends in Jewish Mysticism), Perspectiva, São Paulo, 1972, p.).
    Dos fueron las fuentes de la filosofía dialéctica de Hegel, ambas de carácter gnóstico: Mestre Eckhart y Jacob Boehme.
    "Hegel fue adepto de Boehme desde su juventud, y varias veces lo elogió en sus obras y en sus cartas" (Ernst Benz, op. cit. p. 20).
    "Hegel descubrió la base de su interpretación idealista de la realidad en las especulaciones de Mestre Eckhart, en las cuales su amigo (el teósofo) Baader lo había iniciado"(E. Benz, op. cit. p. 14).
    Nos cuenta Baader: "En Berlín, frecuentemente yo estaba en compañía de Hegel. un día, en 1824, yo le leí textos de Mestre Eckhart, del cual, hasta entonces, él conocía sólo de nombre. El quedó tan entusiasmado que dio, otro día, toda una conferencia sobre Mestre Eckhart delante de mí, y que terminó con estas palabras:
    "Da haben wir es ja, was wir wollen"
    "He ahí exactamente lo que queremos, he ahí el conjunto de nuestras ideas, de nuestras intenciones" (E. Benz, op. cit. p.12)
    "Hegel introducido personalmente en las ideas de Mestre Eckhart por su amigo Baader, encontró en él a constatación y la confirmación de su propia filosofía del espíritu (...) ele encontró en Mestre Eckhart la forma anticipada y mismo acabada de la especulación metafísica nueva de su tempo" (E. Benz, op. cit. p.12).
    Mestre Eckhart y Jacob Boehme tenían una metafísica dialéctica que Hegel adoptó y que el marxismo siguió. Jay Gould en los informa que la teoría del evolucionismo sólo puede ser salva por la dialéctica de Hegel y Marx. con esto ele confirma que el evolucionismo sólo es aceptable y posible con una visión dialéctica y gnóstica del universo.



    Fedeli, Orlando - "EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?"
    MONTFORT Associação Cultural
    http://www.montfort.org.br/index.php...nismo&lang=esp
    ReynoDeGranada y Pious dieron el Víctor.

  8. #28
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    II - EVOLUCIÓN Y METAFÍSICA
    1 - EL PROBLEMA DEL ORIGEN DE LA VIDA
    Lo que es la vida y cual a su origen son dos problemas que, escapando del puro campo biológico, se extienden a la Metafísica y a la Teología. no es de espantar, pues, que las discusiones sobre el evolucionismo resbalen siempre para el terreno religioso.
    No mundo, a grande distinción es entre seres racionales y seres puramente materiales.
    Acontece, sin embargo, que mismo entre los seres puramente materiales aparece la vida, y que el hombre, aun que dotado de alma racional, espiritual por tanto, tiene también un cuerpo animal. De ahí nacen algunos problemas importantes. Estos son algunos:
    1- ¿Qué es la vida vegetal y qué es la vida animal?
    2 - ¿tendrían ellas origen puramente material?
    3 - ¿Habría en el vegetal y en el animal un principio vital que no fuese estrictamente material?
    4 – La solución de esas cuestiones, ¿qué problemas traería para explicar lo que es el hombre?
    Con la decadencia de la filosofía Escolástica, al final de la edad Media, dos tendencias se harán marcantes:
    1a. - Corriente Materialista - teniendo raíces en la filosofía Nominalista de Ockham, el materialismo adquirió, posteriormente, múltiples formas. En todas, se procuraba dar a los problemas metafísicos una solución de carácter racionalista, cientificista, mecanicista y materialista. No es a la toa que defiende el filósofo nominalista, Ronaldo Fisher, en su libro The Genetical Theory of Natural Selection. (Oxford: Clarendon Pres, 1930; New York: Dover Pubns., 1958).
    2a - Corriente Gnóstica - en directa oposición al materialismo, se desarrolló una corriente cuyos orígenes remontan a Eckhart y al misticismo de las sectas medievales, y que, rechazando total o parcialmente la materia, afirman un dualismo que da valor y realidad sólo al espíritu. De fondo platónico y gnóstico, se multiplican las sectas secretas esotéricas, desde que se perdió la seguridad de la Escolástica y la sumisión a la Iglesia y a la primacía de la Fe. Estas sectas, en general, eran anti-racionales, anti-científicas, mágicas, y contrarias a la materia que consideraban prisión del espíritu y producto del Dios del mal.
    Con relación al problema del origen de la vida la corriente materialista decía que la causa de la vida era totalmente material. La simple ordenación de la materia tendría el poder de generar la vida. De modo general, las corrientes evolucionistas se afilian al materialismo.
    En oposición, la corriente espiritualista y gnóstica, afirma que la vida es la manifestación de un espíritu divino inmerso en la materia y que procura libertarse. Las sectas alquímicas están en este último caso.
    A posición de Teilhard de Chardin procura conciliar las dos corrientes, aun que su pensamiento sea típicamente gnóstico.
    Ya sea la explicación mecanicista de la vida adoptada por la corriente materialista, ya sea la concepción vitalista y espiritualista de la vida, de la corriente gnóstica, se oponen a la concepción católica y a la Escolástica.
    Por reacción al mecanicismo materialista, algunos néo- escolásticos terminaron - por equívoco - tendiendo a dar una solución de tonos vitalistas al problema de la vida vegetal y animal.
    Para Santo Tomás, la vida vegetal y animal corresponde a la forma substancial material de la planta y del animal. La doctrina hilemorfista de Aristóteles y Santo Tomás afirma que en todo ser material hay una composición de materia y forma substancial. En los vegetales y animales, la materia es ordenada potencialmente a tener vida vegetal o animal, que les es dada por su forma substancial material. Así, la vida de una planta o de un animal corresponde a su forma substancial. El morir del animal y de la planta es la pérdida de su forma animal o vegetal, apenas eso. En la planta y en el animal no hay entonces ningún principio vital extrínseco a la materia.
    El problema es cómo se da la constitución del ser vegetal y del animal por la actualización de la potencialidad de la materia a tener vida. En otras palabras, cómo la potencia de la materia a tener vida es actualizada por su forma, sin la cual ella no es ni vegetal ni animal. Es claro que la pura potencia no existe, y, por tanto no existe la pura materia en cuanto sólo potencia. La materia del vegetal y del animal es la misma materia mineral, esto es, es una materia que tiene ya materia y forma mineral.
    Como entonces la materia mineral pasa a ser vegetal?
    Para los mecanicistas, la materia mineral, simplemente por su ordenación se transforma en vegetal, esto es, hacerse materia viva.
    Para los vitalistas, el vegetal sólo se vuelve tal por la inclusión en él, a partir del exterior, de un “espíritu” el principio vital.
    Para la filosofía escolástica, ni el mecanicismo, ni el vitalismo corresponden a la verdad. La materia mineral se vuelve vegetal por la asunción de una nueva forma. Así como la madera es tal por su forma substancial, y pasa a ser ceniza, cambiando de forma substancial por la acción del fuego, así también la materia puramente mineral se hace vegetal, y por tanto viva, por un cambio de forma substancial.
    Entretanto, queda responder una cuestión crucial: ¿qué hace a la materia mineral cambiar a forma substancial vegetal?
    En la doctrina aristotélica-tomista, nada pasa de potencia para acto de por sí. Todo movimiento exige que el Ser en potencia para una cualidad reciba esa misma cualidad de otro ser que ya la posee en acto.
    Habiendo la materia mineral la potencia de hacerse viva por la asunción de una nueva forma substancial, es necesario que esa forma sea dada - por lo menos inicialmente - por otro ser que no sea la pura materia mineral que, estando en potencia para la vida no puede tenerla actualmente.
    De hecho, en el Génesis se lee que, al principio Dios dice: “produzca la tierra hierba verde y que de simiente y árboles frutales que den fruto según su especie, cuya simiente esté en ellos mismos para reproducirse sobre la tierra" (Gen, I, 11). Y aún: “Produzcan las aguas reptiles animados y vivientes y aves que vuelen sobre la tierra bajo el firmamento del cielo. Dios creó los grandes peces y todos los animales que tienen vida y movimiento, los cuales fueron producidos por las aguas según su especie, y todas las aves, según su especie” (Gen, I, 20-21).
    En el texto del Génesis está dicho que Dios usó la tierra y las aguas como materia, y su orden infundió en la materia la forma vegetal o animal. De paso, conviene notar que el texto del Génesis afirma que cada planta y animal fue creado capaz de dar fruto “según su especie”, y que esta expresión es diez veces repetida en el primer capítulo del Génesis.
    Concluyendo, la vida vegetal y la vida animal no son ni el resultado de una ordenación mecánica, ni la inserción de no se sabe bien qué espíritu vital en ellos, sino simplemente la forma substancial vegetal (puramente material) de la planta, y la forma substancial animal (puramente material) del animal.

    2 - EVOLUCIÓN Y PRINCÍPIOS DEL SER
    El buen sentido y la metafísica enseñan:
    1. Que el Ser es idéntico a si mismo. (Principio de identidad). Pan es pan. Piedra es piedra.
    2. Que una cosa no puede ser y no ser, al mismo tiempo, bajo el mismo aspecto. (Principio de no-contradicción).
    Estos dos principios derivan de la propia noción del ser Absoluto, Dios.
    En efecto, conforme demuestran Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, repugna a la perfección del ser absoluto la posibilidad de cambio. El Ser perfecto no puede ni hacerse más perfecto, ni decaer de perfección. Dios, siendo puro acto, sin ninguna potencia, es incapaz de cualquier cambio.
    Cambiar es pasar de potencia de una cualidad para la realización o posesión de esa cualidad. Dios no tiene potencia pasiva. Luego, Dios no puede cambiar.
    Y es impresionante constatar que, aquello que Aristóteles concluyó con su raciocinio, Dios ya lo dijera en las Sagradas Escrituras.
    Así, cuando Moisés preguntó a Dios cuál era su nombre, Dios le respondió:
    "EGO SUM QUI SUM" ["Yo soy el que soy"] (Ex. III, 14). Dios es aquel que no cambia.
    esto fue confirmado por Dios en otros pasajes:
    "Ego enim Dominus et non mutor" ["Yo soy el Señor y no mudo"] (Mal..III, 6).
    "Non est Dios quasi homo, ut mentiatur: Nec ut filius homini, ut muetur" [“Dios no es como el hombre, capaz de mentir; ni como el hijo del Hombre capaz de cambiar"] (Num. XXIII, 19).
    Entonces, el Ser por excelencia es inmutable.
    Frente al Ser absoluto, sólo hay dos visiones posibles:
    1a. -- o se admite lo que El es, como El es;
    2a. -- o se Lo niega, afirmando que El no existe (ateísmo) y que sólo existe a cambio (Gnosis).
    Los seres creados son seres por analogía con relación al Ser absoluto. Todo ser creado tiene cualidades en acto y cualidades que puede llegar a tener, que están en potencia.
    Cambio o movimiento es el paso de potencia para una cualidad para la posesión de aquella misma cualidad. cambiar es pasar de potencia para acto, con relación a una determinada cualidad.
    Todo ser creado cambia.
    Si se niega que los seres contingentes cambian, entonces se los iguala a Dios, cayendo en el panteísmo. Fue este el error de Parménides, al no distinguir los seres por el principio de la analogía, y afirmando entonces que sólo existe el Ser absoluto, inmutable. Al caer en ese error, identificaba el Ser de la piedra con el Ser divino, y tenía, entonces, que negar la evidencia de los cambios.
    Heráclito cayó en el error opuesto al afirmar que sólo había cambio sin que existiese un sujeto que cambiaba. De este modo, Heráclito negaba el Ser y caía en la Gnosis.
    Los seres creados son análogos, esto es, semejantes al Ser absoluto. En los seres por analogía, algo no cambia y algo cambia.
    Cada ser análogo es lo que es, por su forma substancial.
    También la forma substancial es capaz de cambios: la madera quemada se vuelve ceniza. Pero ella no puede ser madera y ceniza al mismo tiempo. Ni es capaz de cambiar por sí misma. Para cambiar, ella tiene que recibir la cualidad para la cual está en potencia, de otro ser, que tenga aquella cualidad en acto.
    Para el evolucionismo, tal no acontece.
    El ser tendría, en sí mismo, una fuerza inmanente que lo llevaría necesariamente a hacer germinar lo que en él ya existía en estado latente.
    El primer y único ser sería como una simiente de la cual germinó todo el universo.
    Como afirma la dialéctica hegeliana, el Ser es lo que no es, y no es lo que es.
    Es la negación, per diametrum, del "Ego sum qui sum " de la Escritura.

    3 - EVOLUCIONISMO Y ANALOGIA DEL SER
    Vimos que hay una estrecha relación entre el evolucionismo y una concepción o monista-panteísta del ser, o una visión gnóstico-dialéctica del universo. De cualquier modo, el evolucionismo afirma un igualitarismo metafísico: en el fondo, todas las cosas serían transformaciones de un único ser, o material o espiritual. En ambas las variantes -- panteísta o gnóstica - se niega que el universo tenga sido creado por un Dios trascendente.
    Por otro lado, la afirmación de que todo, en el fondo, es una sola realidad, redunda en una negación de la analogía del ser.
    En efecto, en el universo constatamos una jerarquía metafísica.
    Todo lo que existe es ser, pero no es ser del mismo modo. El concepto de ser no es ni unívoco, ni equívoco, sino análogo.
    Así, el pié de una silla, el pié de un animal y el pié humano tienen algo en común: todos sustentan algo. Entretanto, el pié de la silla sólo es "pié" en la medida en sustenta a silla, del mismo modo que el pié sustenta el cuerpo humano. El pié de la silla ni tiene vida, ni tiene las cualidades múltiples de un pié de verdad. El "pié" de la silla sólo es "pié" por comparación, por analogía con el pié humano.
    El "pié" de un animal se parece más con el pié humano, porque tiene vida y más otras funciones semejantes a las del pié humano. En razón de aquello que difiere de un pié humano es que se le da el nombre de pata, y no de pié. Pié verdadero, es sólo o del Hombre. Pié de la silla y pié de animal son pies por analogía o semejanza con el pié humano.
    Del mismo modo, todo lo que existe es ser. Sin embargo, las cosas que encontramos en el universo apenas tienen el ser. No son el Ser.
    Ser, en sentido propio y absoluto, es aquello que existe por si mismo, que es inmutable, eterno y infinito. En sentido estricto, sólo Dios es Ser. Las cosas que Dios creó son semejantes a El en grados diversos. En la medida en que una cosa posee cualidades en acto, en esa misma medida se parece con el Ser y es ser.
    Así las cosas puramente materiales tienen la menor analogía con el Ser absoluto, y son, pues, el menor grado de ser posible. Ya los vegetales, además de existir, tienen vida. En el hombre, la forma racional lo hace una imagen de Dios, y, por eso, el Ser humano es mucho más semejante al Creador. Los ángeles, por fin, siendo puros espíritus, se parecen más con Dios que el hombre. Hay, pues, una escala metafísica en el universo, cada reino transcendiendo al inferior, del mismo modo - no en el mismo grado -- que Dios transciende el universo creado.
    Para el evolucionismo, no existiría realmente una jerarquía metafísica, pues lo que es hoy una piedra, con el tiempo y gracias a la evolución se volverá, ser vivo, ser racional, y - ni todos lo dicen explícitamente como lo hace Teilhard de Chardin - finalmente se volverá Dios.
    El evolucionismo supone - y a veces predica -- que hay un verdadero monismo metafísico. Y es esta concepción monista y igualitaria del ser que revela su fondo religioso. Cuando el evolucionista considera que sólo existe la materia en perpetua e infinita evolución, se afilia al monismo panteísta. Cuando el evolucionismo considera que la realidad última de las cosas no es la materia, sino un espíritu aprisionado en ella y que intenta liberarse de ella a través de la evolución, él es una expresión de la Gnosis con ropaje "científico". De cualquier modo, el evolucionismo es la expresión de una concepción igualitaria del ser, negando la analogía del ser, así como cualquier trascendencia.

    4 - EVOLUCIONISMO Y CAUSA FINAL
    El evolucionismo contraría el principio de finalidad. Todas las cosas existentes tienen una finalidad. Ahora bien, los seres racionales tienen una finalidad intencionalmente. Al contrario del Hombre, que conoce sus fines y los busca voluntariamente, los seres irracionales actúan ciegamente. Cada un de ellos busca su fin sin conocerlo. Así, una flecha, de por sí, es incapaz de buscar el blanco. Para buscarlo, necesita ser dirigida. Las bolas del juego de billar sólo pegan unas en las otras, buscando el encajonamiento de una de ellas, porque alguien inteligente les de la dirección y la fuerza. Ellas necesitan de un agente intencional.
    Siendo así, no se explica el inmenso orden del mundo no racional en busca de un fin, si no existiese un agente inteligente que diseccionó todo el orden universal, apuntando a un fin último.
    Este argumento teleológico - que es la quinta vía de Santo Tomás probando la existencia de Dios, fue desarrollado por varios pensadores, con variaciones de ejemplos, en el transcurso de la Historia.
    Si una nave interplanetaria descendiese en otro planeta y allí encontrase una simple flecha, todos los evolucionistas clamarían - y con razón - que esa flecha probaría la existencia de vida inteligente fuera de la tierra. Con razón, sí, porque sería imposible a la flecha haberse constituido sin la acción de un ser inteligente.
    Ahora bien, lo que los evolucionistas estarían aplicando, en ese caso, sería el conocido argumento del reloj y del relojero. Si existe reloj, tiene que haber existido un relojero que lo construyó.
    Así también, si existe orden en el universo es porque existe un Ordenador sapientísimo que estableció ese orden.
    Michael Behe, en su muy buen libro “La Caja negra de Darwin” que ya citamos, hace innumerables aplicaciones de ese mismo principio de finalidad.
    Conforme a ese autor, ningún sistema irreductible podría evolucionar. El llama sistema irreductible a todo aquel que es constituido de múltiples partes, todas absolutamente necesarias para que el sistema alcance su objetivo.
    Bien didácticamente expone este principio con el ejemplo bien simple de una ratonera, cuyos componentes son todos absolutamente necesarios para que alcance su finalidad. Una ratonera jamás podría evolucionar, porque, faltando o no estando plenamente realizadas sus partes ella sería absolutamente inútil.
    Del mismo modo, explica Michael Behe, el ojo humano, una célula, una simple ceja celular, son sistemas irreductibles extremamente complejos, en los cuales la falta de cualquier elemento constituyente, o el no desarrollo completo de las partes constituyentes, tornaría el sistema completamente frustrado e incapaz de existir, y, por tanto, incapaz de alcanzar el fin para el cual existe. Luego, concluye, Behe, la macro evolución es imposible y jamás se dio. (Cfr. Michael Behe, La Caja negra de Darwin, Zahar, río, 1996)

    5 - EL PROBLEMA DE LAS ESPECIES Y LOS UNIVERSALES
    Darwin dio a su obra más importante el título de "El origen de las especies". El pretendía explicar cual es el "origen" de las especies, esto es cual habría sido la causa eficiente del surgimiento de las especies. No lo hizo. Porque decir que el hombre viene del macaco, por evolución, no responde, sino que apenas disloca el problema, en el tiempo. ¿Y el macaco, de dónde vino? ¿Y el primer ser?
    Darwin quería negar Dios y, lógicamente, sólo podía transferir para la materia bruta la eternidad, la infinitud y la omnipotencia activa, propias de Dios. El sólo podía sustituir a Dios por la materia, cayendo en el Panteísmo, caso afirmase que la propia materia tenía las cualidades de Dios; o en la Gnosis, caso afirmase que en la materia estaba aprisionado el espíritu divino.
    Así como Darwin no respondió cual había sido, de hecho, el origen, esto es, la causa eficiente del universo, así tampoco no definió lo que eran especies.
    La palabra "species", en latín, significa mirar, visión, rostro, figura, y correspondía a la idea platónica de un ser.
    Para Aristóteles la "species" era la forma substancial, esto es, aquello que hace a un ser lo que él es. La especie reúne en su concepto todos los seres que tienen la misma forma substancial.
    En el fondo, entonces, el término especie es un universal
    Desde el final de la edad Media, se discutió con ardor si el universal existía o no.
    El gnóstico Mestre Eckhart, renovando la concepción platónica, negaba cualquier valor al ser individual, y afirmaba que sólo existía el universal. Para él, sólo existiría la especie.
    Ockham, por su lado, negaba cualquier existencia al universal, defendiendo que sólo existía el Ser individual. Para Ockham, no existirían especies, siendo el universal un puro nombre. De ahí su doctrina ser llamada nominalismo.
    Darwin va repetir la tesis nominalista y materialista de Ockham al decir:
    "El término especie llega, así, a no ser más que una abstracción mental inútil que implica y requiere un acto de creación distinto" (Darwin, apud Ossandón Valdés, op. cit. p. 9).
    E más:
    "Considero que el término especie fue dado arbitrariamente, por motivo de conveniencia, para reunir en grupo, individuos que se asemejan íntimamente entre sí". (Darwin, apud Crowson, Darwin y la clasificación, citado por Ossandón Valdés, op. cit. p.11).
    De este modo Darwin escribió un libro -- El origen de las especies -- no explicando cual es el origen de aquello -- las especies -- que, según él, no existía.
    Los científicos, hoy, llegaron a identificar más de 1.000.000 de especies diferentes, siendo que cerca de 850.000 son de insectos. Entretanto, no llegaron a un acuerdo sobre lo que son especies. Normalmente, ellas son consideradas como "comunidades de reproducción", esto es, los miembros de una especie sólo se reproducen con otros de su misma especie.
    Esta conceptualización moderna es bastante errada porque, al tener en cuenta apenas la cuestión reproductiva, y al dejar de lado los aspectos formales, hace imposible hablar de especie dónde no se de la reproducción, lo que deja sin posibilidad de clasificación todo el universo unicelular, animal y vegetal.
    Hay quien afirme que especie es el conjunto de los seres que tiene el mismo origen. Pero, si la evolución fuese un hecho, esa conceptualización sería falsa, porque, para los evolucionistas, todos los seres vivos tendrían un sólo origen, y entonces todos formarían una sola especie, lo que es absurdo.
    T. Dobhansky afirma que la única cosa cierta es que existen las especies y que estas son aquellas que el sentido común siempre identificó como tales. Dobhansky admite aún que las especies están separadas entre sí por hiatos intransponibles, al punto de no existir seres intermediarios entre ellas. Si hubiese seres intermediarios entre las especies, ellos no tendrían posibilidad de vivir (T. Dobhansky, " La idea de especie después de Darwin, en Barnett et alii, Un siglo después de Darwin, Buenos Aires, 1982, p. 39, apud Ossandón Valdés, op. cit. p. 10).
    El propio Dobzhanski pone un problema para la teoría: ¿cómo un proceso continuo, el de la evolución, puede generar productos discontinuos? (Organic Diversity. In Genetics and the origin of species, 1937).
    “Especies son entidades reales en la naturaleza”, es lo que también afirma Eliot Sober (Philosophy of Biology, 1993).
    Es exactamente por eso que jamás se vio surgir una nueva especie. Las actuales son las mismas del tiempo de Aristóteles, tales cuales él las describió. No evolucionaron.
    Haldane, estudiando la extensión de los osos, llegó a la conclusión que en los últimos 10.000 años no hubo evolución. Hudson Hoagland asevera que:
    "las partes del cerebro filogenéticamente antiguas, en oposición al neo-córtex, cambiaron muy poco en los últimos 50.000.000 de años de evolución de los mamíferos"
    (H. Hoagland, "Biology, brains and insight", apud Ossandón Valdés, op. cit. p. 10).
    Ossandón Valdés nos hace ver que el problema de los híbridos pone nuevas dificultades para la teoría evolucionista, porque, cuando los híbridos son fértiles, sus descendientes acostumbran tener hijotes que retornan a tener las características formales de las especies originales.

    6 - EVOLUCIONISMO Y CAUSALIDAD
    El nominalismo de Ockham tenía dificultad en admitir el principio de causalidad. El darwinismo, también nominalista, acaba teniendo graves problemas con la causalidad.
    En efecto, toda causa tiene que ser anterior y mayor del que su efecto.
    ¿En qué sentido mayor?
    Ningún efecto puede tener, en sí, algo que no haya recibido de sus causas.
    Así, una carga explosiva de potencia x no podrá explotar con una potencia mayor que x. Si tengo fuerza 5 en mi brazo, no podré, yo solo, levantar un peso mayor que 5.
    Supongamos que en una heladera existan aguacate, banana y cereza. Podré hacer una vitamina compuesta de aguacate y banana.
    ABC > AB.
    Esto es posible y lógico. Porque, ahí, la causa es mayor que el efecto.
    Supongamos, en un segundo caso que se tenga, en la heladera aguacate, banana y cereza. ¿Sería posible hacer, en la licuadora, una vitamina que contuviese aguacate, banana, cereza, damasco, higo, guayaba, naranja, mexerica, nabo, pitajaya, zapote, vaina y uva?
    Evidentemente, no. Porque, ahí, la causa es menor que el efecto.
    ABC < ABCDFGLMNPSVU.
    Esto es ilógico. Es absurdo. Es imposible que suceda, pues, en ese caso, el efecto sería mayor que la causa.
    Ahora, el evolucionismo afirma que la materia inorgánica causó la vida vegetal; que del vegetal provino la vida animal, que es superior a la vida vegetal; que de la vida animal vino el hombre con vida racional.
    Mineral < vegetal < animal < hombre
    Conforme al evolucionismo, el efecto es siempre mayor que la causa. El evolucionismo encaja en el segundo caso analizado.
    El evolucionismo es ilógico, absurdo y metafísicamente imposible.
    La doctrina evolucionista contraría el principio de causalidad.
    Es claro que los evolucionistas sólo pueden huir de esta concepción absurda, si consideran que el primer ser a existir, como una simiente, contenía en sí todo lo que iba a ser después germinado por el proceso evolutivo.
    Pero, entonces, el evolucionismo tendría que admitir que esta primitiva simiente universal era eterna, infinita y omnipotente, esto es, habría que admitir el panteísmo.
    El evolucionismo es una pretensa teoría científica que oculta en su seno una doctrina religiosa.

    Fedeli, Orlando - "EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?"
    MONTFORT Associação Cultural
    http://www.montfort.org.br/index.php...nismo&lang=esp
    Pious dio el Víctor.

  9. #29
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    Aunque ha pasado tiempo, he estado visitando la web recomendada por Hyeronimus como imprescindible para los partidarios del D.I. y está "kaput", desde luego. Nueve miembros y sólo dos tienen 1 mensaje, dos incorporaciones en 2007 y otras dos en 2008.

    Por otra parte, no hay forma de registrarse, pues directamente al pinchar para aceptar las condiciones, el sistema responde que "ese nombre de usuario no está disponible" y de ahí no se sale. De modo que es una pena, pero así no se puede hacer nada. En cambio, hay que soportar toda una horda de blogs orcos que sólo se expresan mediante gruñidos.

    No obstante, y por si alguien más lo quiere intentar, recuerdo el enlace:

    http://www.ciencia-alternativa.org

  10. #30
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    Yo no participo en el blog de Ciencia Alternativa, pero al menos en su página web tiene buenos artículos y secciones. No he mirado mucho otros blogs, pero algunos enlaces son buenos. De todos modos, a mí me alegran mucho estás iniciativas, aunque desgraciadamente la tengan álgo descuidada, porque en español hay poquísimo sobre el tema, mientras que sobre todo en inglés hay una cantidad tremenda (también he visto algunos sitios buenos en francés y en italiano). Y es una pena que muchos de los sitios que demuestran la falta de rigor científico de la evolución sean de evangélicos y similares, por culpa de la peste modernista que infiltró la Iglesia desde el CVII y la pésima influencia de Teilhard de Chardin, pero de vez en cuando se topa uno con católicos no evolucionistas (casi siempre tradicionalistas, como no podía ser de otra manera).

  11. #31
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    III - EVOLUCIÓN de la teoría EVOLUCIONISTA
    1 - INTRODUCCIÓN
    Las Escuelas Evolucionistas
    La Ciencia busca el conocimiento de las leyes naturales. Estas leyes son universales e inmutables. Descubierta una ley, es siempre comprobada por nuevas experiencias. Así, el descubrimiento de la vacuna oral contra el virus que causa la poliomielitis por Sabin permite que siempre esa vacuna impida que alguien sea victima por la enfermedad.
    Tal cosa no se dio con el evolucionismo y tal no se da. Jamás fue comprobado por hechos o por experiencias. Peor: fue variando su explicación, a la medida que la ciencia progresaba e iba refutando sus errores. La única cosa que el evolucionismo comprobó es que es una teoría en constante evolución. Lo que no comprueba ni su carácter científico, ni su veracidad.
    De cualquier modo que se entienda lo que es una especie, al afirmar que una especie deriva de otra, los evolucionistas tenían que explicar cómo acontecía eso. Desde el inicio, hubo divergencias a respecto de eso entre los evolucionistas, dando origen a varias corrientes o escuelas.
    En el decorrer de su Historia, el evolucionismo presentó las siguientes escuelas o corrientes:
    1a. -- Escuela de Lamarck.
    2a. -- Escuela de Darwin
    3a. – Escuela Néo- Darwinista o Escuela Sintética Moderna
    4a. -- Escuela del equilibrio puntuado

    2 - EL LAMARCKISMO
    Para Lamarck (1744-1829), los seres vivos derivarían unos de los otros por la obediencia a dos leyes:
    1a. ley de los caracteres adquiridos.
    2a. ley de la influencia del medio y del modo de vida
    Lamarck escribió dos obras defendiendo su teoría: “filosofía Zoológica” y “Historia Natural de los Invertebrados”.
    Según Lamarck, el ambiente en que viven los animales y su modo de vida influirían en ellos de modo a adaptarlos cada vez más y mejor a las nuevas condiciones. Los cambios paulatinos adquiridos en la vida de un animal serían transmitidos a sus descendientes. Es la ley de los caracteres adquiridos.
    En la realidad, para Lamarck, las circunstancias ambientales servirían apenas para desencadenar fuerzas inherentes a un organismo, para hacerlo cambiar. Por eso, el Lamarckismo merece, de hecho, el nombre de evolucionismo, pues pretende que principios inherentes al ser vivo son los causantes de su cambio.
    Como prueba de su teoría, Lamarck presentaba el hecho de existir, en seres vivos, algunos órganos atrofiados “por falta de uso”, en cuanto otros órganos se desarrollaban más por el uso exagerado de ellos.
    Ejemplo típico y famoso dado por la escuela Lamarckista como exceso de uso es el del cuello de la jirafa. Conforme Lamarck, la jirafa, no encontrando alimento suficiente en la superficie del suelo, comenzó a procurarlo en lo alto de los árboles. Para esto, ella fue estando obligada a estirar cada vez más su cuello. De este modo, sus hijos comenzaron a nacer con un cuello cada vez mayor. La pobre jirafa, si hubiese desarrollado su enorme cuello para más fácilmente alimentarse de los más tiernos y altos brotes de los árboles, cuanto más crecía su cuello, más difícil le quedaba tomar agua. Jirafal dilema le habría sido escoger entre estirar el cuello para comer, o encogerlo, para beber más fácilmente.
    Ya Cuvier, al hacer el elogio fúnebre de Lamarck, al pié de su sepultura, enterró junto con él su teoría, al señalar que, si es el ejercicio continuo de un órgano lo que provoca su desarrollo, ¿cómo podría haber surgido él, si no podía ejercitarse antes de existir? y, si cuando está semi-desarrollado es inepto para ejercer funciones, ¿para qué serviría el nuevo órgano? Sería, en esa fase, más prejudicial que útil.
    Stephen Jay Gould, a su vez, nos cuenta que las avestruces, aún dentro de sus huevos, ya presentan callosidades típicas de las avestruces adultas, y esas callosidades no surgieron por el uso (S. Jay Gould, El Pulgar del Panda, p. 70).
    Y la gallina de agua, que vive hace tanto tiempo – si no desde siempre -- en los pantanos, no desarrolló una membrana palmiforme en sus patas. No se transformó en palmípeda, aun que eso le habría sido muy útil.
    Es falso, por tanto, que la necesidad crea el órgano o lo transforma.
    El descubrimiento del ácido desoxiribonucléico y de la corriente del DNA probó que todos los caracteres son heredados por vía genética. Además ya se sabía que innumerables caracteres adquiridos durante la vida jamás son heredados. Así, desde que el mundo es mundo, las mujeres, para generar, pierden la virginidad, y ni por eso sus hijas dejan de nacer en estado virginal.
    Completamente refutado por la Ciencia y por la Lógica, la herencia de los caracteres adquiridos del Lamarckismo continúa siendo citada en ciertos libros y en ciertas cátedras, y hasta, veladamente, por connotados autores.
    Por ejemplo, conforme los transformistas, el hueso articular y el hueso cuadrado del maxilar de los reptiles se habría transformado en el martillo y en la bigornia del oído de los mamíferos.
    Ahora ese cambio es absurdo e imposible pues, durante la evolución de una situación para otra, el reptil no podría comer, ya que el maxilar no quedaría preso firmemente en nada. Y antes de terminar la transformación, el animal sería sordo.
    Aún sobre la adaptación del animal al medio, hay un caso bien curioso y que queda bien difícil para la teoría evolucionista explicar: el dilatarse el agua, cuando congela.
    Normalmente, todo cuerpo calentado se dilata, y, enfriado, se contrae.
    Ahora, con el agua ocurre algo muy curioso. Cuando el agua es enfriada, hasta 4º se contrae. Continuando a ser enfriada, entre 4º y 0º vuelve a dilatarse.
    En consecuencia de este hecho, cuando el agua de un lago se congela, se da una dilatación de su volumen, y esto es lo que permite la fluctuación del hielo en el agua. Entretanto, las camadas más profundas del lago no llegan a congelarse, porque quedan sin espacio para dilatación. Por eso, en un lago congelado, las camadas más profundas permanecen siempre a 4º de temperatura y jamás se congelan, lo que permite sobrevivir a la vida lacustre.
    En ese caso, entonces, no fueron los animales y vegetales que se adaptaron al ambiente. Fue el ambiente que se "adaptó" a los seres vivos, para que pudiesen sobrevivir!
    Ahora bien, esto sólo puede ser explicado por una Sabiduría superior que ordenó todo el universo y no por el evolucionismo. A menos que se admita que la materia es inteligente y el agua comprendía que no se podía congelar; si no, mataría todos los peces.

    3 - EL DARWINISMO
    Para Darwin, la evolución se habría dado por la selección natural, a través de la lucha por la existencia.
    Al contrario de lo que afirmaba Lamarck, para Darwin, la causa de la transformación de una especie en otra sería enteramente extrínseca al su organismo. La lucha por la sobrevivencia es que sería el verdadero motor de la evolución, permitiendo que continuasen existiendo apenas las más aptas. Malthus, Adam Smith y la selección artificial del gado practicada por los creadores ingleses es que inspiraran Darwin.
    Darwin consideraba simplista la explicación de Lamarck, pero realmente nunca profundizó el tema.
    "S. A. Barnett lo reconoce expresamente en su volumen de homenaje a Darwin: "El propio Darwin jamás formuló (su teoría de la selección natural) de un modo lógicamente válido" (Ossandón Valdés, op. cit. p. 12).
    Lo que Darwin decía de la selección natural era una mera tautología: la selección natural sólo hace sobrevivir lo más apto, porque sólo lo más apto puede sobrevivir.
    Para Darwin, las especies sufrirían variaciones accidentales pequeñas que, paulatinamente se iban acumulando, y serían transmitidas de generación en generación,
    Toda selección importa en la adopción de un criterio, y todo criterio supone una mente inteligente que lo escoge e impone.
    La naturaleza, de por sí, no causa una selección natural. Ya está visto que muchas especies desaparecieron por simples accidentes naturales. Así, por ocasión de las grandes orogenias, muchas especies desaparecieron con el sumergimiento de continentes enteros y otras desaparecieron por elevación de los fondos oceánicos. Hoy, se imagina que la súbita extinción de los dinosaurios fue debida a algún fenómeno cataclísmico, y no por selección paulatina.
    Por otro lado, si hubiese selección del más apto apenas, con el tiempo, habría una disminución del número de especies, y por fin, quedaría sólo una, lo que no acontece.
    Si los hombres provienen de los macacos por sobrevivencia de los más aptos, ¿cómo entonces continuaron existiendo macacos? siendo menos aptos, todos los que no se transformaron en hombres deberían haber desaparecido.
    Hay macacos aún, y el evolucionismo, a pesar de todas las sus evoluciones teoréticas, continúa afirmando, aún hoy, lo no se comprobó que desde Darwin.
    Además, hoy se sabe que las especies sólo sobreviven en un ecosistema equilibrado, y que la desaparición de una especie tiende a hacer desaparecer otra especie que vivía de ella.
    Además de eso, debería acontecer también una selección dentro de la especie, permitiendo la sobrevivencia apenas de la raza más apta. Con el transcurrir de la evolución entonces, acabaría existiendo una sola especie y una sola raza, lo que es un absurdo.
    Decougis, en su obra “Le vieillisement des êtres vivants” [El envejecimiento de los seres vivos] afirma:
    "La Paleontología nos muestra que las especies fósiles extinguidas son, la más de las veces, especies gigantes o, a veces, enanas, pero preservando siempre trazos de degeneración acromegálica muy acentuados" (Apud Patrick Troadec, op. cit. p. 24).
    Galton descubrió que los caracteres seleccionados por los creadores retornan a su estado primitivo luego que cesa la selección.
    Hugo de Vries concluyó que la selección sólo era posible por saltos y no por cambios lentos y paulatinos como decía Darwin. Y concluyó De Vries que "la selección no conduce al origen de nuevas especies" (Apud Ossandón Valdés, op. cit. p. 13).
    El mismo Ossandón Valdés afirma, en su estudio, que "interesantes experiencias han demostrado que la selección [artificial] tiene limites que es imposible ultrapasar, por más esfuerzos que haga el seleccionador. Simplemente los animales prefieren morir del que continuar cambiando". (Ossandón Valdés, op. cit. p. 12).
    Los conocidos biólogos Kimura y Ohno criticaron mucho la evolución con base en la selección natural. Esos dos científicos insisten en que hay un conservadurismo de las especies, y, como De Vries y Jay Gould, afirman que la evolución se haría por saltos.
    Si hubiese evolución lenta que transformase una especie en otra, deberían existir fósiles intermediarios entre las especies. Ahora bien, tales fósiles nunca fueron encontrados. Veremos más adelante, al estudiar los fósiles, que jamás fueron encontrados los eslabones perdidos entre dos especies.
    El propio Darwin se espantaba con la estabilidad de las especies que las torna tan bien definidas:
    "¿Por qué las especies están tan bien definidas? ¿Dónde están entonces las gradaciones infinitas que mi teoría exige? "
    Darwin tuvo la sinceridad de escribir esto. Los profesores actuales secundarios – e inclusive muchos universitarios -- garantizan a sus alumnos y al mundo, que tales intermediarios fueron encontrados. Juran que sí.
    Si la evolución -- como la defendía Darwin -- fuese verdadera, se deberían encontrar, aún hoy, especies en fase de evolución. Tal cosa no ocurre.
    Los darwinistas se salen de esta dificultad diciendo:
    1 - la evolución exige largo periodo de tiempo para realizarse;
    2 - las condiciones ambientales actuales, diferentes del pasado, no permiten la evolución, hoy.
    Lo que se ha constatado en la investigación paleontológica es exactamente lo opuesto de lo que esperaba Darwin y de lo que decían sus seguidores iniciales. No sólo no fueron encontrados fósiles intermediarios entre dos especies, si no que se hallaron especies que durante los largos periodos en que vivieron jamás evolucionaron. Los llamados “fósiles vivos” están en ese caso.
    Se llaman “fósiles vivos” determinados seres de los cuales sólo se habían encontrado ejemplares fósiles, y de los cuales, posteriormente, se hallaron ejemplares vivos y exactamente iguales a los ejemplares fósiles de millones de años atrás.
    Ejemplo clásico de fósil vivo es el celecanto, pez de que se conocía apenas el ejemplar fosilizado hace 300.000.000 de años. Recientemente, se descubrieron innumerables celecantos vivos exactamente idénticos a los fósiles. El celecanto atravesara 300.000.000 de años sin evolucionar, aun que haya enfrentado las condiciones ambientales en las cuales se pretendía haber sido posible la evolución.
    Hay muchos otros casos de animales que atravesaron prácticamente toda la historia geológica de la tierra y no evolucionaron. La cucaracha está en ese caso. La cucaracha antigua era tan asquerosa cuanto la de nuestros días.
    En cuanto a la argumentación de que la evolución exige largos periodos de tiempo para realizarse, ella va contra el darwinismo. Si eso fuese verdad, cuanto más tiempo llevase una especie para transformarse en otra, mayor número de ejemplares intermediarios deberían haber sido encontrados. Nada de esto se halló fosilizado en la columna geológica.
    Para explicar la súbita y sorprendente aparición de nuevas especies en las camadas geológicas, los evolucionistas recurrieron a la idea de evolución acelerada. En las épocas de cataclismos, en las cuales habría gran posibilidad de desaparecer una especie, por un instinto desconocido e inexplicable, la especie, para sobrevivir, evolucionaría rápidamente para otra forma o especie diferente, capaz de sobrevivir en el nuevo ambiente que se iría a formar. Esto era atribuir a la especie amenazada no sólo capacidad de cambiar, como, más aún, capacidad de prever el cataclismo y cuales serían las condiciones futuras. ¡Realmente quiromántico!
    Esta tentativa de explicación ridícula, cae fácilmente por tierra, porque, si fuese verdadera, deberían existir innumerables ejemplares de fósiles intermediarios entre dos especies, sucediéndose en corto espacio de tiempo. Ahora bien, esto jamás fue constatado.
    Acorralados, los evolucionistas saltaron para otra rama explicativa: la onto-mutación.
    Por onto-mutación entendían que, en una época de peligro, una pareja de una especie generaría directamente un ejemplar de otra especie. La tentativa de explicación era tan absurda y tan ridícula que la lógica, el buen sentido, así como los nuevos descubrimientos científicos - el del ADN – la hicieron caer rápidamente en el olvido.

    4 -- EL NEO-DARWINISMO, EL EVOLUCIONISMO SINTÉTICO
    La llama del neo-Darwinismo fue iniciada por Hugo de Vries (1848-1935). Su tesis era que, en determinada raza pura aparecerían mutantes que transmitirían a sus descendientes sus nuevos caracteres, surgiendo así nuevas especies.
    Considerando los descubrimientos de la genética, quedó imposible sustentar la teoría de la herencia de los caracteres adquiridos. Todo lo que aparece en una especie está ya determinado en su información genética.
    Ocurre, sin embargo, que pueden darse mutaciones genéticas espontáneas cuyas causas no son aún muy claras. Pronto, los evolucionistas recurrieron a la hipótesis de que acumulándose mutaciones accidentales se podría haber causado la evolución.
    Esto también es imposible.
    Las mutaciones son raras. Su tasa corresponde a 1 por 100.000. La probabilidad de apenas dos mutaciones correspondiendo a de los caracteres distintos está en la proporción de 1 para 10.000.000.000. ¡Una posibilidad para 10 000 millones! Tales mutaciones no pueden ser dirigidas y, además de eso, las mutaciones son en general nocivas. Una tasa de 12 mutaciones, normalmente, es letal para un organismo.
    La baja tasa de mutación espontánea es decurrente de la alta eficacia del sistema de reparos del DNA de que los organismos están dotados. Tales mecanismos de reparo son una prueba de que las mutaciones son indeseables para la especie, que apunta a mantenerse estable, además de demostrar un orden bastante grande, inclusive hasta en el nivel molecular.
    Cuando el DNA se presenta danificado por una mutación, se activa un elaborado sistema de reparación, compuesto por una serie de enzimas y mecanismos. Tal sistema está presente desde en una simple bacteria Gram Negativa, como la Escherichia coli, hasta en mamíferos superiores y en el hombre. En esa bacteria citada, hay por lo menos cinco mecanismos diferentes de reparación del DNA mutado: el reparo dependiente de luz la foto reactivación, reparo por escisión, reparo de mal apareamiento, reparo polvos-replicación y sistema de reparo libre de error (Cf. Simmons. Fundamentos de la Genética. Río de Janeiro: Guanabara Koogan, 2001, pp. 332-336).
    En los hombres, a excepción de la foto reactivación (la mayoría de las células humanas no están expuestas a la luz), todos esos mecanismos fueron comprobados y hubo otros mecanismos propios de la especie (Cf. Simmons, 2001; Lewontin. Genética Moderna. Río de Janeiro: Guanabara Koogan, 2001, pg. 192-197; Bottino. Genética. Río de Janeiro: Guanabara Koogan, 1991, pg. 216-219).
    Las mutaciones no letales constatadas afectan apenas puntos accesorios o entonces producen degeneraciones, además de, en la mayor parte de las veces, causar esterilidad en el individuo mutado, lo que impide la transmisión del carácter mutado.
    A pesar de todo esto, y apenas para argumentar, si las mutaciones hubiesen sido las causantes de la evolución de una especie a otra, esto habría ocurrido:
    a) o por acaso;
    b) o por error genético;
    c) o por tentativa, buscando un progreso vital;
    d) o por cálculo inteligente.
    Si la evolución hubiese ocurrido simplemente por acaso, sería inexplicable y absurdo que los millones de acasos necesarios para evolucionar de la primera molécula hasta el hombre hubiesen producido una secuencia tan perfecta y tan sabiamente ordenada para mejor. Es contra la inteligencia afirmar que millones de acasos hubiesen como resultado un orden y una secuencia tan excelentes.
    También es inadmisible imaginar que millones de errores genéticos hubiesen producido efectos cada vez más complejos, y, al mismo tiempo, pero cada vez más ordenados, aún más si tenemos en mente el sistema del DNA.
    Si la evolución hubiese sido producida por tentativas de encontrar mejores soluciones para adaptaciones a nuevos ambientes, la Matemática demostró que ni habría tiempo, ni material en el universo para posibilitar la realización de la evolución por tentativas.
    Émile Borel calculó matemáticamente lo que llamó límite de imposibilidad en cuanto a la posibilidad de un acontecimiento. Así, demostró que el límite de imposibilidad cósmica es del orden de 10 elevado a la potencia 200. Esto es de una posibilidad para seguido de 200 ceros. De ese modo, “acontecimientos notables de probabilidad suficientemente débil, no se producen”. Y ese matemático, en la conclusión de su trabajo dice:
    “Un acontecimiento muy poco probable no se puede realizar”.
    Aplicando esas conclusiones de Borel al campo de la biología, Georges Salet calculó que para las mutaciones produjeren apenas un órgano minúsculo, la edad de la tierra tendría que ser multiplicada por un número indicado por 1 seguido de varias centenas o millones de ceros. Esto es, ¡el tiempo necesario para que la evolución se hubiese dado por mutaciones sería superior a la edad del universo!
    Para una simple bacteria producir, por mutaciones al acaso, un metazoario, el límite de imposibilidad estaría de lejos ultrapasado. Esto es, la bacteria no puede haber producido el metazoario por mutaciones al acaso.
    Restaría una evolución dirigida por cálculo inteligente. En este caso, o se admite que la propia materia bruta es inteligente, y se cae en la Gnosis, como ocurrió con la doctrina del Padre Teilhard de Chardin, o se admite una Inteligencia trascendente a la materia, esto es Dios.
    Pero, si se tiene que admitir que Dios guió la evolución, todo el evolucionismo materialista cae por tierra. Y más. Si se acepta que Dios existe y que El guía la evolución, la discusión deja de ser biológica, para tornarse teológica. En este caso, no se podría negar la creación tal cual fue revelada en las Sagradas Escrituras.
    Es claro que el evolucionismo derrotado y en fuga, va a agarrarse al evolucionismo moderado, esto es a aquel que admite la evolución biológica de los primates, después de que Dios habría infundido un alma racional en un macaco, para crear el primer hombre, Adán.
    Este evolucionismo mitigado o religioso es talvez, y en cierto sentido, aún más absurdo y contradictorio que el evolucionismo materialista. Pero, como su refutación exige argumentos de otra naturaleza que la biológica, trataremos de eso, más tarde.
    Actualmente, inclusive hasta científicos evolucionistas reconocen que es imposible atribuir a las mutaciones la causa de la evolución.
    El científico ateo y evolucionista Jean Rostand afirmó:
    “Las mutaciones, que se quieren tornar responsables por la evolución del mundo vivo, son privaciones orgánicas, son deficiencias, pérdidas de pigmento o desdoblamientos de órganos. Nada traen de nuevo, de original en el plano orgánico y funcional, nada que sea el fundamento o el comienzo de un nuevo órgano. No, no puedo pensar que el ojo, el oído y el cerebro se hayan formado de ese modo.” (J. Rostand, apud P. Troadec, op. cit. p.15).

    5 -- ESCUELAEVOLUCIONISTA del “EQUILÍBRIO puntuado”
    Constatada la inexistencia de fósiles intermediarios, Stephen Jay Gould, Nils Elredge y Steven Stanley propusieron la teoría del "equilibrio puntuado".
    Darwin afirmara que la evolución se diera en un proceso extremamente lento y que exigía la existencia de los intermediarios. Era la teoría que recibió el nombre de “gradualismo filético”. Vimos que, teniendo en vista las fallas de la escuela darwiniana, los evolucionistas crearon la teoría del “evolucionismo sintético”. El estudio más apurado de las mutaciones genéticas comprobó que también el evolucionismo sintético estaba errado.
    Por todo eso, y teniendo en cuenta que la total ausencia de los intermediarios entre las varias especies, en el registro fósil, los científicos supra citados, con ocasión del centenario de Darwin, en 1960, presentaron una nueva teoría evolucionista: la del “equilibrio puntuado”.
    Tal teoría parte de la constatación de que no existen, en el registro fósil, pruebas de una evolución lenta de una especie a otra. Se verifica que las nuevas especies surgen abruptamente ya perfectamente formadas y así permanecen por largos periodos de tiempo, en la escala de los millones de años. A esa estabilidad de las especies Gold, Elredge y Stanley llaman de “fase de equilibrio”. Es esto lo que se constata en los fósiles. Entonces, por una razón que no se conoce, un pequeño número de ejemplares de una especie se aísla de su especie, y, también por razones desconocidas, rápidamente evoluciona para una nueva especie. La evolución habría sido tan rápida que no habría dejado pruebas fósiles de su realización. A este periodo, relativamente corto, de evolución acelerada, lo llaman de “periodo puntuado”.
    La nueva teoría evolucionista del “equilibrio puntuado” es así enteramente gratuita: no explica porque un grupo se aísla, ni dice porqué evoluciona, ni porqué evoluciona rápidamente. De este modo, en cuanto el evolucionismo clásico, durante un siglo, procuró los eslabones perdidos de la evolución, porque solamente su existencia comprobaría realmente la teoría evolucionista, ahora, la teoría del “equilibrio puntuado” da como prueba de la veracidad de la evolución de las especies exactamente la inexistencia de los fósiles intermediarios entre una especie y otra.
    De esta forma, el evolucionismo sería cierto, porque se encontrarían los eslabones perdidos. Era sólo una cuestión de tiempo y de búsqueda. Ahora, el evolucionismo tiene que ser aceptado, porque los eslabones perdidos nunca existieron. Pero, el dogma de la evolución tiene que ser aceptado, porque es un dogma.
    Se verifica pues que, en la historia de la teoría de la evolución, la única cosa que realmente evoluciona es la propia teoría. Como los macacos, ella salta de rama en rama...


    Fedeli, Orlando - "EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?"
    MONTFORT Associação Cultural
    http://www.montfort.org.br/index.php...nismo&lang=esp
    Pious dio el Víctor.

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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    IV - ¿EL EVOLUCIONISMO ES CIENTÍFICO?
    1 - FRAUDES, CONTRADICCIONES, AFIRMACIONES GRATUITAS DE LOS EVOLUCIONISTAS
    Cuando alguien intenta probar algo por medios fraudulentos, esto se constituye en una confesión de que se reconoce que no se tienen pruebas reales de aquello que se quiere probar.
    Ahora, en el decorrer de su historia, el evolucionismo recurrió muchas veces a falsificaciones fraudulentas, para convencer a la comunidad científica y al público que el hombre provino de un animal inferior y que, por tanto, no habría sido creado por Dios. Nunca hubo, en la Historia de la Ciencia, una teoría que quedó viciada, en su historia, de tantos fraudes cuanto el Evolucionismo. A pesar de esto, continúa siendo presentado como verdadero.
    Trataremos de los fraudes más famosos practicados por científicos famosos, cuando analizamos los fósiles humanos.
    Las contradicciones también son muy comunes.
    Actualmente, por ejemplo, los paleontólogos y los biólogos evolucionistas no están de acuerdo con respecto de la edad del Hombre.
    Los paleontólogos atribuyen a los fósiles hominídeos o humanos edades fabulosas que llegan a 3 millones de años. Los biólogos son mucho más modestos en sus cifras.
    En 1987, biólogos moleculares americanos, comparando el material genético del lado materno de poblaciones de varios continentes, llegaron a la conclusión de que todos los hombres descienden de una única madre. Entonces habría existido realmente una “madre de todos los vivientes” humanos, expresión que es designada en la Escritura con el nombre de Eva.
    Más importante es la edad que esos biólogos calcularon para la aparición de esa madre única: aproximadamente 200.000 años.
    Ese número provocó enormes protestas de los paleontólogos, pues que afirmaba implícitamente que todos los fósiles antiquísimos que han sido presentados como antepasados del Hombre, o inclusive como hombres primitivos, quedaban descalificados.
    ¿En qué Ciencia creer? ¿En la Paleontología o en la biología? Dilema angustiante para los que creen ciegamente en las pruebas de la Ciencia.
    Teniendo en cuenta tantas variaciones, fraudes, contradicciones y absurdos anti-científicos de la Historia de la teoría evolucionista, no es de espantar que Marcel de Corte haya dicho de ella:
    “El evolucionismo toca las campanas para el funeral de la inteligencia. La inteligencia está en peligro de muerte”

    2 - OPINIONES DE CIENTÍFICOS CONTRA LA TEORÍA EVOLUCIONISTA
    Desde la aparición de la teoría darwinista, suscitó objeciones que la ciencia ha confirmado.
    En 1871, St George Mivart levantó argumentos que continúan en pié contra el evolucionismo darwinista:
    “Lo que cabría alegar (contra el darwinismo), podría ser resumido de la forma siguiente: que la “selección natural” es incapaz de explicar las etapas incipientes de las estructuras útiles. Que no se armoniza con la coexistencia de estructuras muy semejantes, de origen diferente. Que hay fundamentos para pensar que diferencias específicas pueden ser desarrolladas súbita, y no gradualmente. Que aún es sustentable la opinión de que las especies tienen límites definidos, aunque muy diferentes, para su variabilidad. Que ciertas formas transicionales fósiles están ausentes, cuando se podría esperar que estuviesen presentes... Que hay numerosos fenómenos notables en formas orgánicas sobre los cuales la “selección natural“ poco tiene que decir” (Apud M. Behe, op. cit. p. 39).
    Y varios de estos argumentos aún no fueron respondidos, y, después de un siglo de investigaciones y de propaganda masiva continúan en pié.
    En los últimos tiempos, muchos científicos se han pronunciado contra la teoría evolucionista, y especialmente contra el darwinismo. Michael Behe da muchas citas de científicos famosos que se mostraron desilusionados con el darwinismo. Estas son algunas de esas citas:
    Richard Goldschimidt, famosos genetista, ya en la década de 1940 -- por tanto bien antes del descubrimiento del DNA y del desarrollo de la Bioquímica -- se mostraba desencantado con la teoría evolucionista darwiniana, llegando entonces a proponer la teoría del llamado “monstruo esperanzado”: un reptil, por ejemplo, podría tener un huevo del cual habría nacido un ave. (Cfr, M. Behe, op. cit. p. 35).
    El famoso paleontólogo Nils Elredge - fundador con Jay Gould de la teoría evolucionista del “equilibrio puntuado” -- declaró:
    “No es de espantar, que los paleontólogos hayan ignorado la evolución por tanto tiempo. Aparentemente, ella jamás ocurre. La colecta cuidadosa de material en la superficie de peñascos muestra oscilaciones en zig-zag, pequeñas, y una acumulación muy rara de leves cambios – en el decorrer de millones de años, a una tasa demasiado lenta para explicar todo el cambio prodigioso que ocurrió en la historia evolutiva. Cuando vemos la aparición de novedades evolutivas, eso ocurre en general con un estruendo y, no raro, sin ninguna prueba sólida de que los fósiles no evolucionaron tampoco en otros lugares! La evolución no puede estar ocurriendo siempre en otros lugares. Aún así, fue de esa manera que el registro fósil pareció a mitos desesperados paleontólogos que querían aprender alguna cosa sobre la evolución “. (M. Behe, op. cit., p. 36).
    Dos biólogos ingleses Mae-Wan Ho y Peter Saunders afirman:
    “Pasó aproximadamente medio siglo desde la formulación de la síntesis neo darwiniana. Gran volumen de investigación fue realizado dentro del paradigma que define. Aún así, los sucesos de la teoría se limitan a las minucias de la evolución, tal como el cambio adaptativo de la coloración de mariposas, al mismo tiempo que poquísimo tiene que decir sobre las cuestiones que más nos interesan, como, para comenzar, de qué manera surgieron las mariposas” (Apud M. Behe, op. cit. p. 37).
    El genetista John McDonald muestra un enigma inexplicable para el darwinismo:
    “Los resultados de los últimos veinte años de investigación sobre la base genética de la adaptación nos llevaron a una gran paradoja darwiniana. Aquellos [genes] que son obviamente variables en poblaciones naturales no parecen constituir la base de muchos de los grandes cambios de adaptación, en cuanto que aquellos [genes] que parecen constituir, de hecho, el fundamento de muchas, si no de la mayoría, de los grandes cambios de adaptación, aparentemente no son variables en poblaciones naturales “.
    En otras palabras, los genes que varían, no causan cambios;
    los genes que no varían, causarían adaptaciones.
    ¡Exactamente lo opuesto a lo que exige el darwinismo!
    Jerry Coyne, del Departamento de Ecología y Evolución de la Universidad de Chicago sentencia:
    “Concluimos -- inesperadamente -- que hay pocas pruebas que sustenten la teoría neo darwiniana: sus aliceres son débiles, así como las evidencias experimentales que la apoyan” (Apud M. Behe, op. cit. p. 37).
    Otro genetista, John Endler, de la Universidad de California, afirmó:
    “Aun que se sepa mucha cosa sobre mutación, aún es, en la mayor parte, una "caja negra” en lo que dice respecto a la evolución. Funciones bioquímicas nuevas parecen ser raras en la evolución, y la base de su origen es virtualmente desconocida” (apud M. Behe, op. cit. p. 38).
    También los más recientes estudios matemáticos se han mostrado contrarios a la teoría evolucionista. Hubert Yockey, teórico de la información, dice que la “información necesaria para iniciar la vida no podría haber surgido por acaso, y sugiere que la vida sea considerada un dato, como la materia y la energía” (M. Behe, op. cit. p. 38).
    En un simposio de matemáticos y biólogos realizado en 1966 en el Wistar Institute de Filadélfia, los matemáticos mostraron que el tiempo para que hubiese las mutaciones necesarias para la formación de un ojo era absolutamente insuficiente para que esto se hubiese dado, y concluyeron:
    “Hay una gran laguna en la teoría neo darwiniana de la evolución, y creemos que ella es de tal naturaleza que no pueda ser conciliada con la concepción corriente de la biología” (Apud M. Behe, op cit. p. 38).
    Inclusive quien no niega frontalmente el darwinismo, lo pone en duda.
    Martin Kauffman, del Santa Fe Institute, escribió:
    “Darwin y la evolución nos dominan, cualesquiera que sean las quejas de los científicos creacionistas. ¿Pero será correcta esa tesis? Mejor aún, ¿será adecuada? Creo que no. No es que Darwin haya errado, sino, comprendido apenas parte de la verdad”. (Apud M. Behe, op. cit. p. 38).
    Es bien difícil entender como Darwin elaboró una teoría no “correcta”, ni “adecuada”, y, al mismo tiempo, que no fuese “errada”. Véase en esa declaración el temor de contrariar el evolucionismo, ese ídolo del mundo moderno.
    Klaus Dose, ilustre científico especializado en el problema del origen de la vida, concluyó:
    “Más de treinta años de experimentación sobre el origen de la vida en los campos de la evolución química y molecular llevaron a una percepción más clara de la enormidad del problema de su aparición en la tierra, en vez de a su solución. Actualmente, todas las discusiones sobre los principales experimentos y teorías en ese campo terminan en un impase o en una confesión de ignorancia" (Apud M. Behe, op. cit. p. 172).
    Michael Behe:
    “La afirmación de la existencia de la evolución molecular darwiniana es simplemente bazofia”
    De ahí, el propio Michael Behe, al final de su libro, concluye que:
    “La evolución molecular no se basa en autoridad científica. No hay publicación en la literatura científica -- revistas de prestigio, revistas especializadas o libros -- que describa cómo la evolución molecular de cualquier sistema bioquímico real, complejo, ocurrió o podría haber ocurrido. Hay afirmaciones de que tal evolución ocurrió, pero ninguna de ellas con base en experimentos o cálculos pertinentes. Una vez que nadie conoce la evolución molecular por experiencia directa, y también por no haber autoridad sobre la cual fundamentar argumentos de conocimiento, podemos decir con convicción que -- tal como a argumentación de que nuestro equipo vencerá el campeonato este año -- la afirmación de la existencia de la evolución molecular darwiniana es simplemente bazofia.” (M. Behe, op. cit. P. 189).
    Fue exactamente después de que tantos científicos de renombre se declararon escépticos o contrarios a la teoría darwinista que Juan Pablo II afirmó que la evolución dejó de ser una hipótesis para ser una teoría científicamente comprobada.
    “Hoy, casi medio siglo después de la Encíclica [Humani Generis, de Pío XII] nuevo conocimiento llevó al reconocimiento en la teoría de la evolución de que ella es más que una hipótesis. Es, en la verdad, notable que esta teoría ha sido progresivamente acepta por los investigadores, siguiendo una serie de descubrimientos en varios campos del conocimiento. La convergencia, ni pensada, ni fabricada, de esos resultados de trabajo conducidos independientemente, es, en si misma, un argumento significativo en favor de esa teoría”. (Juan Pablo II, Mensaje a la Pontificia Academia de Ciencias, 22 / X / 1996).
    Curiosamente, el mismo año en que Michael Behe publicó su libro mostrando que genetistas, bioquímicos, matemáticos, paleontólogos, biólogos, dudan o niegan el evolucionismo darwinista en nombre de la Ciencia, concluyendo que “la evolución molecular darwiniana es una bazofia”, el Papa Juan Pablo II declara que las investigaciones científicas más recientes permiten afirmar que el evolucionismo dejó de ser hipótesis para ser teoría científicamente comprobada...

    3 - EL ORIGEN DE LA VIDA - TENTATIVAS MAQUINISTAS PARA PRODUCIR VIDA
    Como vimos, no es posible discutir la doctrina evolucionista sin focalizar el problema del origen de la vida. Para los evolucionistas, la vida no es un hecho que transcienda el puro reino mineral. Defendiendo el más radical igualitarismo metafísico y el "maquinismo", los evolucionistas tienen que buscar el surgimiento de la vida en meras combinaciones químicas.
    Desde los años 50, la Bioquímica hizo enormes progresos. El microscópico electrónico permitió grandes avances en el conocimiento del funcionamiento y de la estructura celular. Darwin desconocía completamente el por qué si daban modificaciones en una especie, y a pesar de ese desconocimiento lanzó la hipótesis del cambio de especie para otra especie. Fue sólo con las sofisticadas técnicas descubiertas en este siglo que se hizo posible examinar el nivel básico de la vida, y, ese examen descalificó las pretendidas explicaciones darwinianas.
    "Aunque la ciencia haya hecho enormes progresos en la comprensión de cómo funciona la química de la vida, la sofisticación y la complejidad de los sistemas biológicos a nivel molecular paralizaron sus tentativas de explicar las orígenes de los mismos. No hubo virtualmente tentativa alguna de la ciencia de explicar el origen de sistemas biomoleculares específicos, complejos, y muy menos cualquier progreso en ese sentido muchos científicos afirmaron valerosamente que ya tiene explicaciones, o que las tendrán más temprano o más tarde, pero ningún apoyo para esas argumentaciones se puede encontrar en la literatura científica. Más importante aún, hay razones irresistibles -- basadas en la propia estructura de los sistemas -- para pensarse que una explicación darwiniana de los mecanismos de la vida será siempre engañosa" (Michael Behe, op. cit. p. 8).
    En la década del 50, en la Universidad de Chicago, Stanley L. Miller, joven de 23 años, habría conseguido reproducir en laboratorio, las condiciones existentes en la tierra, en la época en que habría surgido la vida. El colocó en un aparejo metano, amonio, hidrógeno y agua. A continuación, produjo una descarga eléctrica y calor. Después de algunos días, Miller encontró, en su aparejo, una sustancia rojiza. Sometiéndola a análisis, constató que eran amino-ácidos, esto es, el compuesto orgánico necesario para formar proteínas, el elemento básico para la vida.
    Stanley L. Miller publicó, entonces, un pequeño artículo de dos páginas, en la revista Science, narrando su experiencia.
    La repercusión del artículo fue enorme. Se decía que quedaba comprobado que la vida provenía de puras reacciones químicas. Miller habría hallado la "receta" del origen de la vida y de su "sopa primordial".
    Hasta hoy, en los arrabales suburbanos de la ciencia y de la cultura, continúa a ser citada la famosa "sopa primordial" de Stanley Miller, aunque ya hace tiempos, haya sido retirada del menú científico evolucionista más desarrollado. El propio Stanley Miller -- que se hiciera profesor de Química, en la Universidad de California, en San Diego, declaró:
    "El problema del origen de la vida se reveló mucho más difícil de lo que yo, y muchas otras personas, juzgábamos" (John Horgan, artículo In the begining..., revista Scientific American, febrero de 1991, p. 101).
    En 1953, James D. Watson y Francis H. C. Crick descifraron la estructura del ácido deoxiribonucléico (DNA) que proporciona las informaciones para las células "construir" y organizar las proteínas
    El descubrimiento de Watson y Crick trajo problemas para la "sopa primordial" de la vida como fuera sugerida por Stanley Miller.
    Crick y Watson mostraron que las proteínas son formadas de acuerdo con las instrucciones codificadas en el DNA. Acontece sin embargo que el DNA es incapaz de hacer esto -- inclusive de hacer más DNA -- sin la ayuda de proteínas catalíticas, o enzimas. En suma, proteínas no pueden formar proteínas sin DNA, pero ni el DNA se forma sin proteínas. Se cae entonces en el problema de la gallina y del huevo. Sin huevo, no nacen gallinas, pero sin gallina no se tienen huevos. Sin proteína, no hay DNA, pero sin DNA, no se forman proteínas. Impase.
    En los años 80, Thomas R. Cech de la Universidad del Colorado, y Sidney Altman de la Yale University, intentaron solucionar el problema sugiriendo que el RNA habría sido la primera molécula auto-reproductora. Sólo no se había aún mostrado cómo ella podría hacer eso sin la ayuda de enzimas. Cech y Altman descubrieron entonces que ciertos tipos de RNA podían actuar como sus auto-enzimas esto les valió el premio Nobel de 1989. El RNA servía de generador y catalizador, al mismo tiempo.
    Nuevas experiencias parecerán comprobar que el RNA estaba en el origen y en la explicación de la vida.
    Entretanto el entusiasmo evolucionista y ateo tuvo poca duración. Otros problemas surgieron.
    ¿Cómo se formó el primer RNA? Si es una sustancia difícilmente producida en laboratorio, con condiciones ideales, mucho más difícilmente sería producido en la naturaleza.
    ¿Como el fósforo -- relativamente raro en la naturaleza como sustancia -- se hizo un ingrediente tan crucial en el RNA y en el DNA?
    Más aún. Sintetizado el RNA sólo es capaz de hacer copias de si mismo con una gran ayuda del científico. En el decir de un científico, "el RNA es una molécula inepta, especialmente si es comparada con proteínas" (John Horgan, art cit. p. 103).
    Actualmente, los investigadores consideran que "una simple bacteria es tan terriblemente complicada que, desde el punto de vista de un químico, es casi imposible imaginar como aconteció" (Harold P. Klein, de Santa Clara University, apud J. Hoargan, art. cit. p. 104).
    Por otro lado, es preciso tener en cuenta con mucho cuidado cuáles habrían sido las condiciones existentes en la tierra, cuando la vida habría surgido. Es una ilusión imaginar que las condiciones existentes entonces eran más o menos las actuales.
    J. William Schopf, de la Universidad de California, en Los Angeles, calculó que las primeras señales de vida - probablemente en forma de algas - habrían surgido hace cerca de 3.500.000.000 de años. Según Manfred Schidlowski del Instituto Max Planck de Química de Mainz, habría evidencias de existencia de organismos capaces de realizar fotosíntesis hace 3.800.000.000 de años. Entretanto, Roger Buck, un paleontólogo australiano juzga que los datos que señalan la existencia de vida hace 3 500 o 3 800 millones de años son dudosos, y los llama de "dúbio-fósiles". Para Roger Buck los primeros fósiles evidenciando clara estructura celular datan de 3 100 o 3 200 millones de años.
    David J. Stevenson, del Instituto de Tecnología de la California, y Norman H. Sleep, de Stanford, trabajando independientemente uno del otro, demuestran que el bombardeo de meteoritos sufrido por la tierra en sus primordios fue tan intenso y terrible que, el calor producido por los impactos podría vaporizar océanos y levantarían inmensas nubes de polvo, de tal modo que toda vida incipiente habría sido destruida, especialmente la vida que dependiese de fotosíntesis. Calcularon que es sólo al rededor de 3 800 millones de años atrás que habría sido posible surgir vida.
    Más aún. Parece que la composición de la atmósfera terrestre en esa época "no habría favorecido la síntesis de compuestos orgánicos, tanto cuanto se había pensado" (J. Hoargan, art cit. p. 105).
    Reconstrucciones en laboratorio computarizadas de la atmósfera de entonces, realizadas por James C. G. Walter de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, sugieren que las radiaciones ultra-violeta provenientes del Sol, y que hoy son bloqueadas por la capa de ozono, habrían destruido las moléculas basadas en hidrógeno, y el hidrógeno libre habría escapado hacia el espacio. La atmósfera de ese tiempo tendría, como mayores componentes, dióxido de carbono y nitrógeno, expelidos por los volcanes. Tal atmósfera no habría sido favorable a la síntesis de amino-ácidos y otros precursores de la vida.
    Las dificultades para explicar el origen de la vida, desde un punto de vista puramente naturalista, son tan grandes que algunos comenzaron a levantar hipótesis sobre la venida de simientes de vida de fuentes extra-terrestres. Ahora, esto empujaría el problema hacia otros mundos, - sería una nueva ciencia "del otro mundo" -- pero no explicaría cómo la vida habría surgido allá. Además, la migración a la tierra de elementos vivos traídos por meteoritos no tiene en cuenta que, el calor producido por el impacto sería suficiente para destruir toda simiente de vida que por acaso existiese en ellos. Más aún, muchos científicos contestan esa hipótesis afirmando que jamás se encontraron microbios en el espacio, y que el ambiente espacial es adverso a la vida.
    Orgel y Crick, en los últimos años, lanzaron la "idea" -- como una especie de broma, vistas las dificultades y el berenjenal en que se metió la ciencia para explicar el origen de la vida -- que la vida llegó la tierra por medio de naves espaciales provenientes de otro planeta.
    "Como Crick escribió una vez: "El origen de la vida aparece casi como un milagro, tantas son las condiciones que eran necesarias para que se diese" (J. Hoargan, art. cit. p. 109).
    Milagro... los científicos modernos lo admiten, desde que sea hecho por la naturaleza y no por Dios.
    Tales son las dificultades encontradas por la ciencia para explicar el origen de la vida, y tan grandes han sido los fracasos del cientificismo racionalista en ese campo que Klaus Dose expresó todo el pesimismo reinante con las siguientes palabras:
    "Más de treinta años de experimentación sobre el origen de la vida en los campos de la evolución química y molecular llevaron a una percepción más clara de la enormidad del problema de su aparición en la tierra, en vez de a su solución. Actualmente, todas las discusiones sobre los principales experimentos y teorías en ese campo terminaron en un impase o en una confesión de ignorancia" (Apud M. Behe, op. cit. p. 172).
    "Nunca hubo conferencia, libro o artículo sobre detalles de la evolución de sistemas bioquímicos complejos" (...) "Una vez que acabamos de ver que la literatura bioquímica no contiene trabajos o libros que expliquen, en detalle, cómo podrían haber surgido sistemas complejos, ¿por qué, a pesar de eso, el darwinismo es aceptado por muchos bioquímicos? una parte importante de la respuesta es que les fue enseñado, como parte de formación bioquímica, que el darwinismo es verdad" (M. Behe, op. cit. p. 183).
    "La Bioquímica, en la verdad, reveló un mundo molecular que resiste bravamente a la explicación por la misma teoría por tanto tiempo aplicada en el nivel del organismo completo. Ninguno de los dos puntos de partida de Darwin -- el origen de la vida y el origen de la visión -- fue explicado por su teoría. Darwin nunca imaginó la complejidad extrañamente profunda que existe hasta en los niveles más básicos de la vida " (M. Behe, op. cit. p. 177).
    Cuando los mayores científicos naturalistas confiesan estar en ese impase, ¿de dónde viene la certeza de tantos profesores, en Brasil, de que la ciencia ya explicó el origen de la vida?
    El Profesor Dr. Klaus Dose, uno de los mayores nombres en el problema sobre el origen de la vida afirma: “En el momento presente todas las discusiones en las principales teorías y experimentos en el campo o terminan empantanadas o en una confesión de ignorancia (art. The Origin of life: More Questions Than Answers. Interdisciplinary Science Review, 1988). En este artículo, el Dr. Dose muestra lo insostenible de las teorías desde el neo vitalismo hasta las más recientes.
    Como nota Michael Behe, "privadamente, muchos científicos admiten que la ciencia no tiene explicación para el inicio de la vida" (M. Behe, op. cit. p. 176). Pero, en público, temen decir lo que piensan... ¿Por qué? Pero lo que nunca queda evidenciado es que muchos defienden, hoy, el evolucionismo más por "Fe" en la evolución que por comprobaciones científicas.
    La evolución es un dogma de una fe panteísta o gnóstica. Es un dogma religioso y no una verdad científica.


    Fedeli, Orlando - "EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?"
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    http://www.montfort.org.br/index.php...nismo&lang=esp
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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    V - FÓSILES
    1 - INTRODUCCIÓN
    Para estudiar las formas primitivas de vida surgidas en el decorrer de la historia terrestre, los científicos recurren a los fósiles. En las rocas sedimentares pueden ser encontrados restos, o hasta indicios, de animales y de vegetales petrificados: son los fósiles. Es claro que la fosilización de un vegetal o de un animal exige condiciones especiales. Normalmente los seres orgánicos se descomponen, pero, sometidos a ciertas condiciones, pueden petrificarse. Los casos de fosilización son relativamente raros, y, encontrar ejemplares fósiles es bastante difícil.
    Normalmente, cuanto más profundamente una camada de sedimentos se sitúa en la costra terrestre, más antiguos son los fósiles que se encuentran él. Pero puede haber excepciones a esta correspondencia entre profundidad de la roca y antigüedad, cuando se da un pliegue geológico que produzca una inversión de posición de las camadas geológicas.
    La datación ya sea de los fósiles, ya sea de las camadas geológicas envuelve procesos muy complejos y su resultado es de precisión un tanto relativa. Evidentemente, cuanto más antigua la camada o el fósil, más imprecisa es su datación. Conociéndose la edad probable de una determinada camada geológica, se puede presumir que, normalmente, los fósiles en ella encontrados tienen su edad.
    Evidentemente, en los primeros tiempos geológicos, la tierra no ofrecía condiciones ambientales propicias a la existencia de vida. Sólo después algunos miles de millones de años, fue posible existir las condiciones ambientales necesarias para que seres vivos pudiesen existir. Se estima que la tierra tiene cerca de 4 500 millones de años y que la vida sólo habría surgido entre 5 y 3,5 millones de años atrás, lo que es un tiempo relativamente corto.
    El tiempo geológico está dividido, para fines de estudio, en eras y periodos.
    La Geología y la Paleontología presentan el siguiente cuadro de las eras geológicas.
    ERAS
    PERIODOS
    DATACION AVALIADA
    ARQUEOZÓICA

    Entre 1800 y 1000 millones de años atrás
    PROTEROZÓICA

    Entre 1 000 y 600 millones
    PALEOZÓICO
    (Primario)
    CAMBRIANO
    Entre 600 y 200 millones
    ORDOVICIANO
    SILURIANO
    DEVONIANO
    CARBONÍFERO
    MISISIPIANO
    PENNSYLVANIANO
    PERMIANO
    MESOZÓICO
    (Secundario)
    TRIÁSICO
    Entre 200 y 70 millones
    JURÁSICO
    CRETÁCEO
    CENOZÓICO
    (Terciario)
    PALEOCENO
    Entre 70 y 60 millones
    EOCENO
    Entre 60 y 35 millones
    OLIGOCENO
    Entre 35 y 25 millones
    MIOCENO
    Entre 25 y 5 millones
    PLIOCENO
    Entre 5 y 1,8 millón
    QUATERNÁRIO
    PLEISTOCENO
    Entre 1,8 millón y 10 mil
    HOLOCENO
    10 mil años atrás

    2 - MICRO-ORGANISMOS
    Los manuales escolares -- todos ellos evolucionistas primarios -- acostumbran presentar la aparición de los seres vivos en una secuencia que insinúa la verosimilitud de la evolución. Así, dicen que los primeros seres vivos de que se tiene noticia son seres unicelulares, después, habrían surgido los metazoarios, los animales de cuerpo blando, los animales de caparazón, los insectos, los vertebrados, los anfibios, los reptiles, las aves, los mamíferos, y, por fin, el hombre. Por qué la evolución habría parado en el hombre, no lo explican.
    Esta secuencia causa la impresión de que las varias especies vinieron las unas de las otras, como si hubiese existido un único filón genético. Entretanto, la realidad es mucho más compleja.
    Cuando se estudian los registros fósiles, lo que se encuentra es una gran multiplicidad filo-genética. Cada especie surge de modo repentino, sin nunca presentar antecedentes genéticos, y, muchas veces, desaparece también bruscamente; pluralidad de secuencias filo-genéticas indica entonces que los seres vivos no provienen unos de los otros. Cada especie surge de modo abrupto - sin antepasados conocidos -- vive durante un periodo relativamente extenso sin cambiar nunca en su forma esencial, y desaparece repentinamente, sin ligación genética con las especies posteriores a ella.
    Este hecho es el gran tropiezo para la teoría evolucionista.
    Si la aparición de nuevas especies vivas es un misterio para la Ciencia, la desaparición de algunas de ellas puede ser explicada por fenómenos cataclismicos -- como las orogenias -- que podrían haber aniquilado los seres vivos de una región o un continente.
    Como vimos, se calcula que seres vivos podrían haber comenzado a existir, en la tierra, hace 3 500 millones de años. Se admite que los primeros seres vivos fueron micro-organismos unicelulares. Cómo aparecieron estos seres unicelulares y cómo habrían evolucionado para seres más complejos, continúa siendo un misterio.
    Los metazoarios, que son los primeros seres vivos multi-celulares y complejos, surgen de modo repentino, y sin antecedentes claros, en los registros fósiles.
    Paleontólogos canadienses descubrieron los fósiles más antiguos registrados hasta el presente. Son fósiles de seres de cerca de 2 metros, bastante complejos para los hallados hasta ahora (Narbonne, Guy M., James G. Gehling, Geology, vol. 31, n.1, de 2001, Life after snowball: The oldest complex Ediacaran fosils). Eso es una evidencia de que el registro fósil hasta el presente no muestra ni de lejos una escala creciente de complejidad. Como la teoría de la evolución permite todas las hipótesis, se supone ahora que la vida tenga un origen complejo.
    Antes de ese reciente descubrimiento canadiense, los registros de los primeros indicios de vida, que datan del periodo Pré-Cambriano, son raros. En 1947, el geólogo australiano R.C. Spring encontró en Ediacara Hills, al sur de Australia, depósitos sedimentarios marinos con ricos ejemplares fósiles Pré-Cambrianos. Nuevas investigaciones, en el lugar, enriquecieron aún más el tesoro fósil encontrado. Actualmente, se clasificaron cerca de 600 especies diferentes provenientes de Edicara, datando del Pré-Cambriano. Allí fueron hallados animales marinos de cuerpo blando (Jellyfishes), corales blandos, pedazos de gusanos con cabezas solidamente escudadas, “plumas -- marinas”. Todos estos seres de cuerpo blando pertenecían, de modo general, al hilo de los celenterados. (Cfr. Martin F. Glaesner, “Pre-Cambryan Animals”, artículo en la revista Science).
    Hay un hecho muy impresionante en los fósiles de Edicara: quedó comprobado que los fósiles celenterados de Edicara no son celenterados y equinodermos del mismo tipo que los del Cambriano. Por el contrario, son tan diferentes de ellos que no hay posibilidad de haber sido sus ancestros.
    Repentinamente, en las camadas geológicas del Cambriano, aparece un número tan grande de fósiles de tan variados tipos -- inclusive con vertebrados -- que se habla de la “explosión de vida del Cambriano”. Si la teoría darwiniana fuese verdadera, se deberían encontrar fósiles predecesores de esta “explosión de vida cambriana”. Nada existe antes que pueda explicar el surgimiento de tan gran número de especies tan diversas y tan complejas. Y las especies encontradas y que sobrevivieron durante largos periodos geológicos nunca evidenciaron señales de evolución.
    Inclusive hasta científicos insospechables de ser anti-evolucionistas confiesan que la aparición explosiva de nuevas especies en el Cambriano, sin ningún antepasado comprobado, “mayor misterio de la historia de la vida” (George Gaylord Simpson, apud D. T. Gish, op. cit. p. 56). El propio Elredge - uno de los fundadores de la teoría evolucionista del “equilibrio puntuado” --reconoce que la fauna de Edicara y la “explosión cambriana” constituyen un gran desafió para la Ciencia. Entiéndase, para el evolucionismo.
    Elredge intenta solucionar este misterio diciendo que no se hallaron fósiles antecesores de la vida cambriana, porque los seres del Pré-Cambriano eran de cuerpo blando, lo que habría impedido la formación de fósiles. Ahora, si fuese así, no se habría podido conocer la existencia de los animales de cuerpo blando de eras geológicas pasadas.
    Gish se espanta con esta disculpa desgarrada de Elredge, recordando que, si fueron hallados indicios de seres microscópico y de unicelulares, con mayor razón pueden ser encontradas señales de vida de animales de cuerpo blando del Pré-Cambriano, como además lo fueron, en Edicara, Entretanto, no fueron hallados, hasta hoy, los fósiles intermediarios entre los seres del Pré-Cambriano y los del Cambriano. En este punto también el evolucionismo darwinista o moderno carece de comprobación.

    3 - LA APARICIÓN DE LOS INSECTOS
    La aparición de los insectos es tan repentino cuanto la de los vertebrados: no hay especies anteriores de las cuales habrían evolucionado. Los primeros ejemplares de insectos fosilizados aparecen en las rocas del periodo Devoniano, mas es en el Carbonífero (especialmente en el sub-periodo Pensilvaniano) que aparecen en tan gran cantidad que esa época es llamada la edad de los insectos. Existen fósiles de libélulas de ese tiempo de 5 a 7 cm de largo. Las cucarachas que surgieron en el Carbonífero tenían ya el mismo aspecto desagradable que tienen hoy, conforme Duane Gish hace cuestión de recordar citando a Betty Fisher del Museo Americano de Historia natural (P. 61). La cucaracha ha producido el mismo asco desde hace 200.000.000 años. No evolucionó en todo ese enorme espacio de tiempo.
    Los evolucionistas pretenden que los insectos voladores provinieron de insectos incapaces de volar. Entretanto, hasta hoy, jamás se encontró o espécimen intermediario entre los insectos no- alados y los alados. Sólo se encuentran fósiles de insectos alados o no alados. El semi-alado no existe.
    Un caso reciente, de publicación en la revista Nature, divulgado a partir de un estudio realizado por el biólogo Michael Whiting, entre otros científicos, mostró que, “evolutivamente”, los insectos popularmente llamados “bicho-palo” habrían perdido y recuperado las alas por lo menos cuatro veces, en 50 millones de años (Whiting, M. F., Bradler, S., Maxwell, T.; Nature, jan/2003). Ahora bien, creer en eso es considerar que esos animales habrían tenido una “suerte” inmensa.

    4 - INVERTEBRADOS Y VERTEBRADOS
    Es también una afirmación sin base en la realidad la de que los animales vertebrados evolucionaron a partir de los invertebrados. No hay ninguna base fósil para la tesis evolucionista en este reino de la naturaleza. Conforme Ommanney hay un intervalo de 100.000.000 de años entre los primeros peces vertebrados y los más recientes invertebrados.
    Los primeros seres semejantes a peces vertebrados -- los Agnata -- aparecieron en la era Paleozoica, durante el periodo Siluriano, esto es, hace cerca de 600.000.000 años atrás. Ningún antepasado fósil puede ser presentado como antepasado directo de esos especimenes vertebrados. Los Agnata aparecen - como todos los otros seres vivos - de modo abrupto, y no como efecto de una larga evolución.
    En el pasado, algunos evolucionistas pretendieron que los peces con estructura cartilaginosa habrían dado origen a los peces con estructura ósea. Así, se dice que los Chondrichthyes habrían sido los ancestros intermediarios entre los peces con estructura ósea y los cartilaginosos. Pero pretendieron, según Romer, autor de la obra “Paleontología Vertebrada”, la investigación lleva a la conclusión opuesta a la pretendida por los evolucionistas: los tiburones habrían involucionado de una estructura ósea mayor a otra menor. El mismo Romer afirma que la aparición de los peces de estructura vertebrada en el registro fósil es dramáticamente brusca, sin ancestros aparentes. Dice: “El ancestro común de los varios grupos de peces de estructura ósea es desconocido" (apud Duane T. Gish, op cit p.68).
    Todd, discutiendo el ORIGEN de los peces vertebrados observa que:
    “Todas las tres subdivisiones de los peces vertebrados aparecen aproximadamente al mismo tiempo, en el registro fósil. Ellos eran ya morfológicamente largamente divergentes desde el punto de vista morfológico, y estaban pesadamente acorazados. ¿Cómo se originaron? O ¿qué les permitió divergir tan largamente? ¿Cómo todos consiguieron tener pesada coraza? ¿y por qué no hay traza de especies anteriores intermediarias?” (Todd, apud D. T. Gish, op. cit. p. 69).
    ¡Excelentes y embarazosas preguntas para los defensores de la teoría evolucionista!
    Duane Gish, en su excelente libro en el que nos estamos basando, cita otro especialista en vida acuática, Errol White, que, a pesar de ser evolucionista afirma:
    “Pero cualquiera sean las ideas que las autoridades tengan sobre el asunto, los peces pulmonares, como todos los grupos mayores que conozco, tienen su origen firmemente basado en nada... “. (Errol White, apud Duane T. Gish, op. cit. p. 68).
    Por tanto, también para los peces, la teoría evolucionista no fue probada. Se funda en Nada.
    Cuanto mayor es la autoridad de un científico en determinada ciencia biológica, más énfasis pone él al confesar la falta de fundamento de la teoría evolucionista.
    Cuanto más se desciende en el nivel de autoridad, más énfasis y convicción -- para no usar el término fanatismo -- se encuentra en la defensa de la teoría evolucionista.

    5 - LA TRANSICIÓN DE LOS PECES A LOS ANFIBIOS
    Vimos, hasta ahora, que el evolucionismo, a cada paso del estudio de los fósiles, sólo ha encontrado problemas. Pero no les ha dado solución. Es lo que le aconteció, también, al investigar el paso de los invertebrados a los vertebrados. Aunque se hayan sugerido las más variadas soluciones para demostrar que los vertebrados vinieron de los invertebrados, ninguna terminó siendo comprobada. Se supuso que está transición se haya dado a través de animales “cordados”, esto es, de animales que hubiesen una especie de “notocuerda”. Entretanto, jamás tal hecho fue comprobado por medio de fósiles.
    También el paso de los peces a anfibios encontró la misma imposibilidad. Aunque este paso hubiese requerido un largo espacio de tiempo, hasta hoy, no se encontró la conexión entre esas dos especies de animales.
    Algunos autores han defendido la hipótesis de que el pez crossoptergiano habría originado el anfibio del género ichthyostega. Entre eses dos géneros, hay un enorme intervalo de tiempo que habría permitido la aparición de innumerables formas transicionales. Ellas, sin embargo, no existen. Ni en el Ichthyostega hay vestigios de aleta s de sus supuestos antepasados, ni en los Crossopterigianos hay formas incipientes de los futuros miembros de los anfibios ichthyostegas. En ningún pez se hallan elementos ligando las aletas a la estructura vertebral. Cuando aparecen pequeños huesillos estructurales de las aletas, son siempre muy pequeños, apenas ligados a los tejidos del pez, y nunca tiene una ligación ósea con la espina dorsal del pez, formando una estructura firme que le posibilitase el caminar.
    Por el contrario, en los anfibios, la estructura ósea que liga los miembros a la columna vertebral es siempre muy fuerte y bien desarrollada. No fue jamás encontrado un fósil con estructura ósea intermediaria entre el pez y el anfibio.
    Conforme al evolucionista Rommer, habrían sido las sequías -- comunes en el periodo Devoniano -- que obligaron a los peces a desarrollar pulmones al mismo tiempo que continuaban teniendo agallas, para poder vivir fuera del agua. Habría sido de estos animales intermediarios que habrían venido los anfibios actuales. Acontece que en las camadas devonianas no se encuentran fósiles que confirmen esa hipótesis de Rommer.
    Los evolucionistas afirman que la transición del pez a anfibio habría ocurrido hace 70 millones de años atrás. Ahora, en 1939, fue pescado, en el litoral de África, un pez un Latíneria que es un pez crossoptergiano. Era exactamente igual al pez de 70 millones de años atrás; en todo ese tiempo, en vez de evolucionar para tornarse anfibio, continuó un Latínéria, contrariando las teorías que deseaban que hubiese evolucionado

    6 - DE LOS ANFIBIOS A LOS REPTILES y MAMÍFEROS
    Tanto la transformación de un invertebrado en vertebrado, cuanto al cambio de un pez en anfibio, o la evolución de un reptil a ave requieren una verdadera revolución estructural y morfológica en el animal. Es evidente que tal revolución -- si ella existió -- tendría que haber dejado innumerables comprobaciones fósiles.
    Los reptiles se distinguen de los anfibios especialmente por el huevo amniótico. Los mamíferos se distinguen de los reptiles por su anatomía y fisiología, su modo de reproducción, sangre caliente y no fría, posesión de diafragma que le permite respiración diversa, capacidad de chupar de los hijuelos y el tener pelos.
    La sucesión anfibios-reptiles-mamíferos presenta problemas cronológicos insolubles para los evolucionistas, porque los ancestros de los mamíferos existieron antes que los propios reptiles.
    En efecto, los evolucionistas aseveran que los predecesores de los reptiles fueron los Seymuria y Dialectes que existieron al inicio del periodo Permiano. Ellos admiten también que los antecesores de los mamíferos ya existían en el periodo Carbonífero (sub-periodo Pensylvaniano). De este modo, los antecesores de los mamíferos habrían existido antes que los reptiles, de los cuales tendrían que venir los mamíferos. La pretendida sucesión de la evolución no se encaja en la sucesión cronológica de los fósiles.
    Por otro lado, algunos evolucionistas admiten que no fueron descubiertos los intermediarios de los 32 órdenes de mamíferos.
    George Gaylord Simpson afirma:
    “Esto es verdad para los treinta y dos ordenes de mamíferos... los primeros y más antiguos miembros de cada orden ya tienen los caracteres básicos de su orden, y en ningún caso es conocida una secuencia continúa aproximativa de un orden para otro. En muchos casos la ruptura es tan aguda y el intervalo es tan largo que el origen del orden es especulativo y muy disputado” (G. G. Simpson, tiempo and Mode in Evolution, Columbia Univ. Pres p. 105, apud Duane T. Gish, op. cit. p.78).

    7 - EL PROBLEMA DE LOS MAMÍFEROS MARINOS
    En los colegios brasileros, se ha hablado mucho del origen terrestre de las ballenas y de otros mamíferos marinos. Estos seres aparecen -- como todos los demás -- de modo repentino en los registros fósiles. No hay intermediarios fósiles entre las ballenas y demás mamíferos marinos y sus supuestos progenitores terrestres. Es lo que asegura E. C. Olson. (The Evolution of Life, apud Gish, op. cit. p. 78). Lo que es confirmado por A. S. Romer cuando dice a respecto de las ballenas y delfines: “Desconocemos sus antecedentes terrestres y no podemos estar seguros de su lugar de origen” (A. S. Romer, Vertebrate Paleontology, apud Gish, op. cit. p.79).
    También E. H. Colbert, (Evolution of Vertebrates) afirma a respecto del origen de las ballenas: “Estos mamíferos tienen que haber tenido un origen antiguo porque no existen formas intermediarias entre las ballenas y los animales placentáceos del periodo Cretáceo, en el registro fósil. Como los murciélagos, las ballenas (...) aparecen repentinamente en el comienzo del periodo Terciario, completamente adaptadas por profundas modificaciones de la estructura básica mamífera para un modo de vida altamente especializado. En verdad, las ballenas están aún más aisladas que los murciélagos con relación a los demás mamíferos. Las ballenas permanecen absolutamente aisladas.” (Apud D. T. Gish, op. cit. pp. 80).

    8 - LOS DEDOS DE LOS CABALLOS Y LA EVOLUCIÓN
    Los evolucionistas, si no han procurado pedir a los caballos que les den una mano, a fin de probar la evolución, les han, por lo menos, pedido algunos dedos.
    En efecto, casi todo el mundo oyó hablar de la famosa evolución del caballo primitivo -- que habría cuatro dedos -- para o caballo intermediario con tres dedos, hasta llegarse al caballo actual, cuyo casco es, en la realidad, la uña de un dedo muy desarrollado.
    Aún que hubiese sido así, a transformación de una forma accidental -- a cambio de cuatro para tres, y para un dedo -- no significaría que el caballo habría evolucionado, pues en todos los casos el sujeto permaneció el mismo: el caballo. Si hubiese habido evolución, tendrían que admitirse tres sujetos distintos, lo que no acontece.
    Todavía, cuando se estudia más seriamente la cuestión, se verifica que la historia fósil es bien diversa de la que se acostumbra a presentar en los libros estudiantiles.
    Es lo que en los dicen J. B. Birdsell y G.G. Simpson. (Cfr. D.T. Gish op. cit. p. 82).
    Duane T. Gish demuestra que la secuencia de los antepasados del caballo moderno, por el menos no que atañe a los fósiles suramericanos contraría la tesis de la evolución del caballo tal cual ella acostumbra ser presentada.
    Así, los fósiles encontrados en la América del sur muestran que de hecho hubo seres del género equídeo, con cuatro, tres y un dedo. Entretanto, a secuencia histórica no es esa. El fósil más antiguo, de ese género, en la América del Sur, es el Diadiaphorus (con tres dedos) y el thoatherium (con un sólo dedo) eran contemporáneos ya en el periodo Mioceno. Acontece, sin embargo, que Macrauchenia (de cuatro dedos) sólo va a surgir mucho más tarde, en el Plioceno, cuando el Thoatherium (de un dedo sólo) ya estaba extinguido. Es la secuencia inversa de la presentada en los libros la que es verdadera! (Cfr. Gish, op. cit. pp. 83 y 84).
    Se podría, aún así, argumentar que, de cualquier modo, hubo una secuencia evolutiva, si bien que diversa de la presentada en los manuales, y que la secuencia de los fósiles de la América del Norte, presentada por los manuales, es verdadera: el Hyracotherium (Eohippus) tenía cuatro dedos; el Merychippus tenía tres dedos; el Equus modernicen un sólo dedo.
    El problema es que científicos insospechables contestan que el Eohippus fuese realmente caballo . H. Nilson afirma que el Eohippus no se asemeja al caballo! Para Nilson el Eohippus, tanto morfológicamente cuanto con relación al hábitat, se asemeja más al género Hyrax (H. Nilson, Synthetische Artbuilding, apud D. T. Gish, op. cit. p. 85).
    Con esto concuerda también C. A. Kerkut (Implications of Evolution):
    “En primer lugar, no está claro que el Hyracotherium (el Eohippus) sea el ancestro del caballo. Por eso Simpson (1945) afirma, ‘Matthew mostró y insistió que el Hyracotherium (incluyendo el Eohippus) es tan primitivo que definitivamente no es mucho más equídeo que el tapirídeo, rinocerontideo, etc. Pero es contumazmente colocado en la raíz del grupo equídeo" (Apud D. T. Gish. op. cit. p. 86). Y Kerkut concluye que “De algún modo, parece que el modelo de la evolución del caballo puede ser inclusive tan caótico cuanto aquel que Osborn propuso para la evolución de los Proboscídeos...” Apud Gish p. 86). Nada probado, por tanto.

    9 - LOS ROEDORES
    Los mamíferos roedores, siendo los mamíferos más prolíficos, o que tiene mayor número de especies y viviendo en habitats bien diversos, podrían fornecer más probablemente, mayor número de pruebas de la evolución. También con relación a ellos se repite el “ritornello”: no se tiene conocimiento de formas transicionales que hubiesen dado origen a los roedores.
    Romer dice de ellos: “El ORIGEN de los roedores es oscuro (...) formas transicionales [relacionadas con ellos] no son conocidas” (Apud Gish op. cit. p. 87).

    10 - SERES MAMÍFEROS y SERES ALADOS
    Aunque los evolucionistas garantizan que los reptiles habrían dado origen a los mamíferos, la transición de un grupo para el otro continúa siendo un misterio. Y un misterio de “caer el mentón”, ya que una de las cuestiones no explicadas es a respecto del modo de juntura del mentón con el cráneo en los reptiles y en los mamíferos.
    En los reptiles, el maxilar inferior es formado por seis huesos en cada lado de la cabeza, en cuanto que, en los mamíferos, el maxilar inferior es constituido por un hueso único. Además de eso, en los reptiles, la mandíbula se junta al cráneo por medio del “hueso cuadrado”, que no existe en los mamíferos. Los reptiles tienen un sólo hueso en el oído, en cuanto que los mamíferos tienen tres huesos en el oído: el estribo, el martillo y el yunque. Existen, evidentemente, aún otras diferencias entre los reptiles y los mamíferos, pero tengamos en vista especialmente estas.
    Los reptiles aparecieron, junto con los mamíferos-semejantes a los reptiles, en el periodo Carbonífero. Los mamíferos propiamente dichos surgieron, más tarde, en el Triásico, periodo en que desaparecieron los mamíferos-semejantes a reptiles.
    Conviene observar, de paso, que la existencia de seres con características morfológicas comunes a dos géneros o especies diferentes no significa, de sí, que ella sea intermediaria entre esos dos géneros o especies. Así, el ornitorrinco tiene características de mamífero, de ave y de reptil. A primera vista, podría ser tenido como un animal intermediario, como un antecesor de los mamíferos que hubiese conservado aún características de ave y de reptil. Nada más falso, porque, es posterior al surgimiento de los mamíferos. El existe apenas hace 150 millones de años, en cuanto los mamíferos, siendo del Triásico tienen, por el menos, 200 millones de años.
    Generalmente se dice que los intermediarios entre los reptiles y los mamíferos habrían sido animales como o Morganucodon y el Kuehneotherium. Estos eran dos pequeños seres que datan del Triásico. De ellos fueron hallados apenas fragmentos de huesos que no permiten conocer como, de hecho, era a juntura de sus mandíbulas a sus respectivos cráneos. Todo lo que de ellos se dice es mera suposición. Tanto el Morganucodon cuanto el Kuehneotherio tienen mandíbula típica de reptil con seis huesos en cada lado de la mandíbula. Ambos también presentan la junta de la mandíbula con el cráneo con hueso cuadrado, típico de los reptiles.
    Conforme afirman los evolucionistas, estos dos animales tendrían mandíbula que se unía al cráneo de un modo intermediario entre los reptiles y los mamíferos, en cuanto que su oído habría también una estructura ósea intermedia. Lo que no explican los evolucionistas es -- si hubiese sido así -- cómo esos pobres animales conseguían comer en la fase de transición, y cómo sobrevivieron, habiéndose entonces tornado, por lo menos temporalmente, sordos.
    Todos los fósiles de reptiles hasta hoy encontrados, todos, tienen apenas un único hueso en el oído. Jamás fue hallado un ser intermediario entre reptil y mamífero que poseyese dos huesos en el oído.
    Otro gran misterio para los evolucionistas es la “desaparición” de los mamíferos por un largo periodo de 120.000.000 de años, periodo ese dominado por los llamados dinosaurios, por los grandes reptiles marinos y por los reptiles voladores. Esta “desaparición” de los mamíferos en el periodo Triásico permanece inexplicada. Durante 120 millones de años los fósiles de mamíferos prácticamente desaparecen, para, de repente, reaparecer en número enorme, con sus 32 diferentes ordenes plenamente constituidas y estables. Evidentemente, no pueden haber surgido en el Triásico, después, haberse extinguido, y finalmente reaparecido. Deben haber tenido una fuerte disminución numérica de sus miembros, motivada por razón que desconocemos, para después, cesada esa razón, multiplicarse nuevamente en grande número. Posiblemente esa relativa desaparición de los mamíferos en el Triásico se debió a la existencia de los grandes saurios predadores. Cuando estos desaparecieron -- por razón tan misteriosa cuanto a la de la “desaparición” de los mamíferos, estos últimos volvieron a multiplicarse.
    Tratando de este hecho dice G. G. Simpson:
    “El más intrigante evento en la historia de la vida en la tierra es el cambio del Mesozoico, la edad de los reptiles, a la edad de los mamíferos” (Apud D. T. Gish, op. cit. p. 95).

    11 - EL ORIGEN DE LOS SERES ALADOS
    La aparición de seres alados en los varios géneros de animales - insectos, reptiles, aves y mamíferos (murciélagos) -- si existiese la evolución, exigiría una verdadera revolución estructural en los seres no alados. Para que un ser no-alado pasase a ser capaz de volar no le bastaría, simplemente, desarrollar alas. Ele habría que cambiar sus huesos de pesados y llenos, para leves y huecos. Debería desarrollar un sistema muscular enteramente diverso, y revolucionar su sistema nervioso.
    En cuanto esos cambios estuviesen ocurriendo, caminaría mal y no volaría aún. es esto lo que los evolucionistas entienden como adaptación al ambiente y como sobrevivencia del más apto. es evidente que este ser intermediario entre no alado y alado seria presa fácil dos sus predadores, pues ni andaría, ni volaría perfectamente: sería un alejado fácilmente destructible. Este es el más apto a sobrevivir: un alejado e impotente.
    Es claro que también aquí los evolucionistas no disponen de ningún fósil de ser intermediario entre no alados y alados en cualquier género de animal.
    E. C. Olson - que es evolucionista - afirma:
    “En lo que se refiere al vuelo, por más lejos que se va en el pasado, hay algunos verdaderos grandes intervalos en el registro fósil “
    E cuanto a los insectos, dice el mismo Olson:
    “No hay casi nada para dar cualquier información acerca de la historia de la ORIGEN DEL vuelo no que se refiere a los insectos”.
    Cuanto a los reptiles voladores, dice Olson:
    ‘Verdadero vuelo es registrado, entre los reptiles, por los pterosáurios en el periodo Jurásico. Aun que lo más primitivo de estos animales fuese menos especializado para volar del que los posteriores, no hay absolutamente ningún sinal de estadios intermediarios”.
    Sobre los mamíferos alados, afirma Olson:
    “La primera evidencia de vuelo en los mamíferos existe en murciélagos plenamente desarrollados, en el Eoceno” (Citas de Olson apud Gish, op. cit. pp. 103 y 104).
    O caso de los reptiles alados es particularmente impresionante.
    Gish, en el bien argumentado libro que hemos seguido y citado, muestra las diferencias estructurales enormes existentes entre el Saltoposuchus - tecodonte reptil que Romer considera ser el antepasado de los dinosaurios, de las aves y de los reptiles alados -- y el Rhamphorrhyncus, pteosaurio alado cuyo enorme cuarto dedo, sustentaba la membrana que le permitía volar.
    El Pteranodon -- un animal del grupo de los pteosaurios -- tenía un dedo de más de 15 metros de extensión, y un inmenso pico desprovisto de dientes.
    Entre el pterosáurio de dedo inmenso y el tecodonte, no existe ningún intermediario con dedo de tres, cuatro, seis, diez metros. No hay intermediario entre los dos.
    A su vez, los murciélagos son tenidos como habiendo evolucionado de un mamífero insectívoro no-alado. En el murciélago, cuatro de sus cinco dedos son extremamente extensos para que puedan soportar sus membranas-asas. Si los evolucionistas estuviesen correctos en su hipótesis, el mamífero insectívoro que dio origen al murciélago tuvo que desarrollar -- por errores genéticos casuales recuérdese -- no sólo sus dedos inmensos, si no que también sus membranas, y, más aún -- y no poco -- su sistema de radar que le permite volar en las tinieblas. De esta evolución deberían existir innumerables fósiles comprobantes. Como siempre, no hay ningún fósil intermediario entre el insectívoro y el murciélago. Y Gish da la foto del fósil más antiguo de murciélago ya encontrado. Es un fósil de 50 millones de años. Y es igualito a un murciélago actual. También los murciélagos no evolucionaron. Quien sabe por qué les faltó la luz del darwinismo...

    12 - ORIGEN DE LAS AVES
    Es en este capítulo que los evolucionistas presentan su gran triunfo: el Archaeopteryx. Es un espécimen del cual fueron encontrados cinco ejemplares fósiles y una pluma, datando del periodo Jurásico, teniendo, por tanto, cerca de 150 millones de años. El Archaeoptéryx era considerado ave más antigua de que se tiene conocimiento.
    Realmente, la Archaeoptérix es un animal bien extraño: parece ave, pico y dientes, y, si no hubiese plumas, parecería un reptil. Entretanto, sus plumas son diferentes de las plumas de las aves actualmente conocidas, pues el pedúnculo de las plumas corre simétricamente por el eje de ellas, lo que no le permitiría un vuelo perfecto. Las aves, para volar bien, necesitan tener plumas divididas asimétricamente por sus pedúnculos. La aerodinámica del vuelo correcto exige esto. Este aspecto extraño -- medio de ave, medio de reptil -- hizo de la Archaeoptéryx el ejemplar clásico de la pretensión de evolución gradual, hoy repelida por los evolucionistas del “equilibrio graduado” de Jay Gould y Elredge. El hecho de existir un animal con características de especies diferentes no significa, necesariamente, que sea un antecesor intermediario entre dos especies diferentes. Caso contrario se debería admitir que el ornitorrinco es antepasado de mamíferos y de los patos.
    Ya Romer había afirmado que la Archaeoptéryx no podía ser considerada como la antecesora original de los pájaros. Pero, posteriormente a esta afirmación James Jensen descubrió restos de pájaros modernos en rocas del primitivo Jurásico!
    Este descubrimiento derrumbaba a la Archaeoptérix como prueba de la evolución. Si había pájaros modernos en Jurásico -- contemporáneos de la Archaeoptéryx -- entonces ella no fue el eslabón intermediario de los pájaros! Lo que acaba con la exhibición de este pretendido triunfo darwinista.
    Pero la búsqueda de un sensacional eslabón perdido entre reptiles y aves prosigue, y el desespero de obtenerse una prueba de la evolución es tal que llevó a otro fraude más.
    Recientemente, el paleontólogo Tim Rowe lo desveló. Un fósil encontrado en China, divulgado como reportaje de capa de la revista National Geographic, fue desmentido por el paleontólogo americano Rowe. En el artículo “Forensic palaeontology: The Archaeoraptor forgery” (Nature, 410, 29/mar/2001), el autor demostró el fraude grosero de un fósil que supuestamente sería un eslabón perdido entre aves y reptiles, en un montaje de un esqueleto con partes de cuatro dinosaurios y de una ave. Fue el fin del Archaeoraptor.

    13 - DINOSAURIOS
    Se ha escrito mucho respecto de los dinosaurios, especialmente sobre su misteriosa e inexplicada repentina desaparición. Estos animales enormes -- el Brontosauro pesaba cerca de 80 toneladas -- constituyen un problema más para el evolucionismo, no por su desaparición, sino por su surgimiento. Si la evolución es verdadera, ¿de dónde y de qué animal vinieron esos gigantescos saurios? ¿Cómo no se tiene ninguna traza de su origen? y las trazas de sus antepasados debían ser bien respetables! Nada. Ellos entran en la historia de la vida sin antecedentes y sin sucesores. De ellos también se busca en vano el eslabón perdido. En verdad, están perdidos los defensores de la evolución.

    Fedeli, Orlando - "EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?"
    MONTFORT Associação Cultural
    http://www.montfort.org.br/index.php...nismo&lang=esp
    Pious dio el Víctor.

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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    VI - ORIGEN DEL HOMBRE
    1 - INTRODUCCIÓN
    La gran cuestión, subyacente a todo evolucionismo, es la del ORIGEN del hombre: ¿fue el hombre creado por Dios? La afirmación darwinista de que el hombre habría evolucionado del macaco era, en verdad, una negación más o menos velada del creacionismo, aunque la tesis evolucionista no explicase de dónde habría venido la materia. Para el vulgo, sin embargo, quedaba implícita la victoria del ateísmo y del materialismo, en el caso de que el darwinismo fuese verdadero. Y aún hoy es así. Normalmente, se enseña el evolucionismo, para, en entre líneas -- y muchas veces en las líneas -- atacar a la religión como anti-racional y anti-científica, y lanzar sus enseñanzas a la esfera de la leyenda o del mito.
    Desde la aparición de la tesis de Darwin, lo que se procuró constantemente -- y sin éxito -- fue encontrar el eslabón perdido entre el macaco y el hombre, entre el irracional y el racional. La búsqueda frenética -- y tantas veces fraudulenta -- de fósiles intermediarios entre varias especies animales sólo quería establecer una premisa mayor, necesaria para montar el silogismo, cuya conclusión fuese: “luego, el hombre desciende del animal... Y la Escritura mintió”.
    Inicialmente, Darwin y sus seguidores buscaron el eslabón entre el macaco y el hombre. Cuando quedó patente que ese eslabón no existió, cambiaron su argumentación: el hombre y el macaco habrían tenido un ancestro común muy antiguo.
    Para el materialismo, la diferencia entre el hombre y el animal no es esencial. El hombre sería un animal apenas más perfecto, pero no se distinguiría del animal por tener un alma espiritual. La inteligencia humana sería el efecto de reacciones químicas y eléctricas en el cerebro humano. Siendo así, los animales también tendrían una “inteligencia” incipiente. Instintos y racionalidad no tendrían distinción substancial.
    Para Marx, lo que diferencia al hombre del animal no es a racionalidad, fruto del alma espiritual del Hombre. Lo que distingue al hombre del animal es el trabajo. Engels definió al hombre como “el animal que trabaja”, lo que es una tontería, pues hormiga y castor trabajan, y no son humanos. Para el marxismo, habría sido el trabajo que habría hecho surgir, en el hombre, el lenguaje, y, de ésta, la racionalidad. Por tanto, en el principio estaría el trabajo y no el Verbo. En el principio, estaría el grito, la interjección y no la palabra. En el principio no estaría la Sabiduría, y sí la materia.
    Para el materialismo, los animales antepasados del Hombre y del macaco -- los primates -- habrían dejado de vivir en los árboles y pasado a tener vida en el suelo. Poco a poco, habrían abandonado el caminar apoyado en los cuatro miembros y pasado a caminar erectos. Esto les dará la posibilidad de usar las manos. En seguida, habrían comenzado a usar palos y piedras como armas, y, después, como instrumentos. De ahí las denominaciones de “Homo Faber” y de “Homo Habilis”, de los cuales habrían nacido lo que ellos llaman “Homo Sapiens”.
    En la realidad, lo que distingue al hombre del animal es el alma espiritual y racional. Por eso, el hombre es siempre “Sapiens”, aunque muchas veces no tenga sabiduría...
    El árbol genealógico del Hombre, según los evolucionistas actuales sería el siguiente:
    Las dataciones de esos pretendidos antepasados del Hombre son muy elásticas, variando de autor para autor, con diferencias, a veces, gigantescas. Para los evolucionistas, la variación de algunas centenas de millones de años no impresiona mucho...
    Véase, por ejemplo, que la datación del ancestro común del Hombre y de los macacos varía de 4 a 3,5 millones de años. Parece poco, si se miran apenas los números. Es una diferencia inmensa de medio millón de años, esto es, de 500.000 años!
    Conforme al esquema generalmente presentado, el pariente más próximo del Hombre sería el chimpancé, porque tendrían códigos genéticos con números muy aproximados.
    Hay otros, como Schwartz, que teniendo en cuenta ciertos aspectos morfológicos, consideran que el hombre es más próximo del orangután del que del chimpancé. Esta aproximación del Hombre con los macacóides procura señalar apenas semejanzas morfológicas entre ellos, dejando a la sombra lo que los distingue realmente, que es la racionalidad consecuente de la existencia de alma espiritual en el hombre. Se recalcan aspectos accidentales semejantes, no se teniendo en cuenta, sin embargo, que una pequeña diferencia en los cromosomas significa una enorme diferencia específica, o que una semejanza accidental nada significa delante de una diferencia esencial. Reducir la diferencia humana con relación al animal apenas al número de cromosomas significa afirmar que a única diferencia entre el hombre y el animal es material. Ora, la principal diferencia del Hombre con el animal es espiritual y no material.
    En el afán de probar que la evolución era una verdad, algunos científicos evolucionistas no titubearán en recurrir a la mentira y al fraude. Nunca hubo, en la Historia de la Ciencia tantos fraudes escandalosos cuanto se registraron en la polémica evolucionista. El Batibius Haeckeli, el hombre de Piltdown, el hombre de Java, el hombre de Pekín, la mandíbula infantil de Ehringsdorf, fueron algunos de los fraudes más famosos utilizadas para probar que el hombre no fue creado por Dios, sino que tuvo origen puramente animal.
    Analizaremos inicialmente los fraudes evolucionistas en el campo de los fósiles humanos, para, después, examinaremos los fósiles presentados como antepasados del Hombre, en los días de hoy.

    2 - FRAUDES EVOLUCIONISTAS
    a) El “Hombre” de Java
    El primer fósil humano fraudulento presentado como prueba de la evolución, y hasta hoy tenido como auténtico por muchos autores, fue el famoso Hombre de Java, también, llamado de Pithecanthropos Erectus (macaco-hombre erecto).
    El fue descubierto, en 1891, por el holandés Eugène Dubois, en Java. Dubois se agregó al ejército holandés, y inicialmente fue a servir en Sumatra, dónde inició también sus investigaciones paleontólogas. No encontrando nada en Sumatra que tuviese mayor importancia científica, se transfirió para Java, dónde dice haber hallado inicialmente una calota craniana macacóide. Al año siguiente, y a 15 metros de distancia del primero hallado, Dubois dice haber encontrado un fémur humano. Más tarde aún, encontró tres dientes, de los cuales describió dos, que eran de macaco. El tercer diente lo mantuvo durante largo tiempo oculto, y nada dijo sobre él.
    La calota craniana encontrada por Dubois tenía paredes finas y casi no tenía testa, indicando un ángulo facial muy agudo, típico de macacos. Las arcadas supra-orbítales eran muy salientes, lo que era otra característica macacóide. El científico holandés calculó que la capacidad craniana de este fósil habría sido de 900 centímetros cúbicos, bien menor, pues, que la del Hombre actual, que tiene cerca de 1.500 cm cúbicos.
    Juntando esa calota craniana macacóide, el fémur humano y dos dientes de macaco que encontrara, Dubois montó un esqueleto, completando con masa lo que faltaba. Nació así el hombre de Java, que ele llamó de Pithecanthropos Erectus. Pithé (macaco), por causa de la calota craniana macacóide y por los dos dientes de macaco. Anthropus (hombre), por causa del fémur humano. Este fósil fue entonces presentado como siendo el eslabón intermediario entre el macaco y el hombre, que los evolucionistas hace tanto tiempo deseaban encontrar para comprobar su hipótesis, haciéndola tesis científica demostrada; un ser con características de macaco y de hombre, al mismo tiempo.
    Es claro que este procedimiento de Dubois era anti-científico, porque no es legítimo juntar fósiles encontrados separados. Nada garantiza que el fémur humano, encontrado a 15 metros de distancia de la calota craniana macacóide hubiesen pertenecido al mismo ser. Si excavamos en un local y encontramos un cráneo de onza, y, 15 metros más lejos, encontráramos un pico de arara, no podremos concluir que otrora las onzas tenían pico de arara.
    Dubois descubrió aún, cerca de Wadjak, en Java, y en la misma camada geológica en que achara los fósiles anteriores -- por tanto teniendo supuestamente la misma edad – de los cráneos humanos con capacidad entre 1550 y 1650 centímetros cúbicos. Entretanto, Dubois se cuidó bien de revelar este descubrimiento. Por más de 30 años lo ocultó, porque demostraba la falsedad de su Pithecanthropos Erectus, que hasta hoy continúa “vivo” y con “buena salud” en los manuales escolares evolucionistas.
    Fue sólo en 1922, cuando un descubrimiento parecido hecho en Wadjak iba a ser anunciado, es que Dubois repentinamente se apresuró en revelar haber encontrado en Wadjak los dos cráneos humanos. En 1895, exhibió apenas su montaje del Pithecanthropos Erectus - un fósil Frankstein -- en el Congreso Internacional de Zoología de Londres.
    A pesar del estruendo de triunfo de los evolucionistas -- que son muy hábiles en organizar torcidas y falsas unanimidades --la aceptación del Pithecanthropos no fue universal. Desde el principio, hubo extrañeza y algunos científicos se mostraron escépticos con relación a ese fósil montado. Se extrañó principalmente que se hubiese juntado a calota craniana macacóide con un fémur humano encontrado a 15 metros de distancia una del otro.
    Se interrogó a Dubois respecto del tercer diente que - incomprensiblemente mantenía oculto. Al final, Dubois tuvo que revelar que ese tercer diente era humano. En la misma boca, el Pithecanthropos habría tenido dientes de macaco y de hombre. Era una conjunción extraña para un ser en evolución que debería tener dientes semi-macacóides y semi-humanos, y no dientes de macaco y de hombre, al mismo tiempo... Era mucha confusión por una sola boca.
    La revelación de 1922 hecha por Dubois de que, en la misma camada geológica de sus primeros hallazgos, encontrara también dos cráneos humanos, probaba que ya existían seres humanos en el tiempo en que vivera o dueño de la calota macacóide del “Pithecanthropos Erectus. Luego este último no era antepasado del Hombre. El propio Dubois acabó confesando, poco antes de fallecer, que la calota craniana que encontrara en Java era la de un gibado gigante. Así, el hombre de Java falleció antes que su descubridor y podador.
    Von Koenigswald, famoso paleontólogo alemán, estudiando los dientes encontrados por Dubois, llegó a la conclusión que eran dos molares de orangután, y que el tercer diente - un pré-molar -- ¡era humano! a pesar de esto, esos dientes continúan unidos con masa a la famosa calota macacóide del Hombre de Java, y continúan dando fraudulentas mordidas evolucionistas y materialistas al creacionismo.
    El mismo Von Koenigswald, investigando en Java, en el local denominado Sapiran, en los años que precedieron a la segunda guerra mundial (1936-1939), encontró nuevos fósiles semejantes a los que habían sido hallados por Dubois, y los llamó de Pithecanthropos II, III, y IV.
    Marcelin Boule -- una de las más altas autoridades en morfología fósil y adepto del evolucionismo -- clasificó los fósiles de Sapiran como siendo del mismo tipo que el Pithecanthropos de Dubois: eran simios (Cfr. Gish, op. cit. p. 182).
    Boule y Vallois mostraron que, en los fósiles hallados por Von Koenigswald, el pré-molar y los molares estaban colocados en línea recta, dando al paladar la forma de U, típicamente simiesca, en cuanto que, en el hombre, el paladar presenta un formato semejante al de una herradura.
    Así, el famoso Pithecanthropus era realmente un Pithé. Esto es, era realmente un macaco, pero no era anthropus, esto es, no era hombre.
    A pesar de las omisiones maliciosas y fraudulentas de Dubois, a pesar de sus confesiones desmoralizantes, el fósil que montó es mantenido aún hoy Erectus por la “terquedad” poco sincera y nada científica del evolucionismo. También en la Historia de la evolución queda comprobada la verdad recomendada por Voltaire a sus discípulos, para combatir a la Iglesia: “Mentid, mentid siempre. Alguna cosa quedará...”

    b) El “Hombre” de Piltdown
    El segundo gran fraude practicado por los evolucionistas para hacer pasar como verdad que el hombre tuvo origen animal fue el famoso Hombre de Piltdown (Eanthropos Dawsoni), encontrado por Charles Dawson, en la primera década del siglo XX.
    En 1908, un operario encontró, en Piltdown, fragmentos de un cráneo humano fosilizado, y contó su descubrimiento al médico Charles Dawson, que era también paleontólogo por afición.
    Fue en ese año también que el futuro célebre jesuita, Pierre Teilhard de Chardin - entonces simple seminarista -- fue encaminado al seminario de Ore Place, Hastings, cerca de Piltdown. Teilhard estudió en el seminario jesuita de Lyon, dónde conoció y fue influenciado por el pensamiento del Padre Rouselot, cuyas afinidades doctrinarias con el Modernismo lo llevaron a ser condenado en 1920. En ese mismo seminario de Lyon, Teilhard conoció y se hizo amigo del Padre Auguste Valensin, discípulo de Maurice Blondel. También el Padre Valensin estuvo implicado en el Modernismo. Teilhard llamaba al Padre Valensin de “Padre espiritual”, y decía que fue él quien le enseñó a pensar. Fue Valensin quien llevó Teilhard a escribirse con Blondel, uno de los líderes del Modernismo, aun que jamás hubiese sido condenado por la Iglesia.
    El Modernismo es una herejía que tiene exactamente el evolucionismo metafísico como fundamento de todo su sistema herético. Teilhard de Chardin fue el teólogo -- si se le puede llamar a su Gnosis de Teología -- que hizo la ligación entre el Modernismo gnóstico y el evolucionismo darwinista.
    Llegando a Inglaterra, Teilhard conoció luego a Dawson. Consta que ellos fueron presentados el 31 de mayo de 1909, haciéndose inmediatamente amigos personales y colaboradores en las investigaciones paleontológicas de campo. Juntos hicieron excavaciones en Piltdown. Exactamente fue durante una excavación que hacían juntos, cierto día, en Piltdown, que Dawson habría hallado la famosa mandíbula macacóide del “Hombre de Piltdown”. (Cfr. Stephen Jay Gould, “Piltdown Revisado”, in “El pulgar del Panda”, p. 96). Esa mandíbula cuyo descubrimiento fue atribuido a Dawson, había dos dientes molares macacóides, pero cuyo desgaste era típicamente humano, y como jamás se desgastan los dientes de macaco. Y Teilhard excavaba ya con Dawson...
    En esa mandíbula, muy bien conservada, faltaba exactamente el cóndilo, esto es, la protuberancia ósea por la cual la mandíbula se encaja en el cráneo. Es por el encaje perfecto realizado a través del cóndilo con el cráneo que se comprueba que un maxilar pertenece, de hecho, a determinado cráneo. Pero... “como si fuese a propósito, faltaba el cóndilo”, iría a escribir, años después, el Padre Teilhard de Chardin...(Cfr. S. Jay Gould,” La conjura de Piltdown, in “La gallina y sus dientes”, p. 218).
    “Como si fuese a propósito”... a la mandíbula -- encontrada por Dawson, cuando excavaba junto con Teilhard -- faltaba el cóndilo...
    Dawson juntó entonces los fragmentos encontrados del cráneo humano y el maxilar macacóide, para montar así --¡¡¡Al fin!!! -- la prueba de que el hombre descendía del macaco, haciendo -- ¡¡¡Al fin!!! -- la demostración científica de que la teoría de Darwin era verdadera.
    Teilhard habría aún descubrió, en Piltdown, algunos fósiles de mamíferos (un hueso de rinoceronte y un diente de elefante) que ayudarían a comprobar la datación de los fósiles encontrados.
    Dawson llevó entonces todo el material encontrado para Smith Woodward, Conservador del Departamento de Geología del Museo Británico (Historia natural). En 1912, Woodward y Dawson presentaron los fósiles, en la Sociedad Geológica de Londres.
    En el año siguiente -- 1913 -- Teilhard de Chardin, de nuevo excavando juntamente con Dawson en Piltdown, encontró un diente canino inferior. Era un diente simiesco, sin embargo, como los molares del maxilar hallado anteriormente, ese canino también presentaba un desgaste típico de diente humano.
    En 1914, comenzó la primera guerra mundial, y Teilhard fue convocado para servir en el ejército francés. Durante los cuatro años que duró la guerra, actuó como camillero, en el frente.
    En cuanto a eso, Dawson excavaba en otro local (Piltdown 2) que tenía las mismas características geológicas de Piltdown 1, dónde habían sido hallados los primeros fósiles. En el local 2 de Piltdown, Dawson encontró otros dos fragmentos de cráneo humano esparcidos, y un diente simiesco, también gastado, a la manera humana.
    Los nuevos hallazgos eran tan providencialmente complementarios de los primeros fósiles encontrados en Piltdown que H. Fairfield Osborn, el principal paleontólogo americano de aquel tiempo, declaró:
    “Si hay una Providencia pairando sobre los asuntos del Hombre pré-histórico, ciertamente se manifestó en ese caso, porque los tres segmentos del segundo Hombre de Piltdown encontrados por Dawson son exactamente aquellos que habríamos seleccionado para confirmar la comparación con el tipo original” (S. Jay Gould, “Piltdown Revisado” in “El Pulgar del Panda”, p. 97).
    ¡Pero qué coincidencia feliz!...Realmente, mucha suerte la de quien hace excavaciones con un Padre, especialmente si es el Padre Teilhard de Chardin!...
    Desde el descubrimiento de los fósiles hasta la década del 50, el hombre de Piltdown fue proclamado con trompetas en las cátedras universitarias, en las conferencias de intelectuales famosos, en los medios, y hasta en los púlpitos, como siendo la prueba de que Darwin tenía razón: el hombre era de hecho hijo de macaco y no hijo de Dios.
    En 1949, Kenneth P. Oakley aplicó el test de fluoración -- usado para la datación de fósiles -- a las varias piezas halladas en Piltdown. Y ¡oh sorpresa! las piezas tenían un tenor de fluor muy bajo, lo que indicaba que habían estado poco tiempo en la tierra.
    Cuatro años después -- en 1953 -- el mismo Oakley, teniendo la cooperación de J. Weiner y de W. E. Le Gros Clark, comprobó que el cráneo de Piltdown y la mandíbula a él atribuida tenían edades diferentes. La mandíbula era la de un orangután y era mucho más vieja que el cráneo que era de un hombre moderno.
    Era un descubrimiento de caer o mentón!
    Examinándose los fósiles más atentamente, se vio claramente que habían sido “trabajados”... Tanto el cráneo cuanto la mandíbula habían sido teñidos. Los dientes, a su vez, habían sido limados y raspados para dar la impresión del desgaste típico de los dientes humanos. Por fin, se comprobó que los fósiles de mamíferos (el hueso de rinoceronte y el diente de elefante) encontrados por el Padre Teilhard en Piltdown, habían sido traídos de otros lugares.
    ¡Todo no era sino un inmenso fraude!
    La perfección y los cuidados para engañar indicaban que el falsificador era un especialista y no un simple aficionado, como Dawson...
    Toda la culpa por el fraude fue lanzada sobre Dawson, disculpándose al Padre Teilhard de Chardin. Un Padre no podría ser falsificador.
    Recientemente, sin embargo, Stephen Jay Gould, dejando el “clericalismo” de lado, osó preguntarse si el Padre Teilhard era inocente en ese fraude gigantesco. Hizo largas investigaciones que dieron origen a un ensayo intitulado “La Conjura de Piltdown”, editado en su libro “La gallina y sus dientes” (pp. 201 a 220). De la investigación y del ensayo, el Padre Teilhard sale enteramente culpable. Jay Gould concluye que fue Teilhard el principal responsable por el fraude. Principal, pero no el único, pues si hubo “conjura”, necesariamente ella implica a varios culpados.
    Descubierto y revelado el fraude, aún en 1953, Oakley escribió al Padre Teilhard de Chardin preguntándole a respecto de su trabajo con Dawson, en Piltdown.
    Teilhard respondió negando admitir que Dawson y Smith Woodward pudiesen estar implicados en el fraude. (¿Quién entonces sería el culpado?)
    En la misma carta, sin embargo, poco después de excusar Dawson y Woodward, Teilhard cometió un error fatal que reveló quien era el verdadero culpable por el fraude. En la carta a Oakley, Teilhard dice que, en 1913 Dawson lo llevó al local 2 de Piltdown dónde habían sido hallados el molar aislado y restos del cráneo. Ahora bien, Dawson sólo habría hecho ese descubrimiento en 1915, y no en 1913. Teilhard jamás podría haber sido llevado por Dawson al lugar en 1913, pues entonces aquellos descubrimientos no habían sido aún hechos. Lo fueron en 1915. Y en este año de 1915 Teilhard no habría ido a Piltdown, pues desde 1914 servía no frente francés, dónde se quedaría hasta 1918, al final de la primera guerra mundial. Teilhard mentirá.
    Jay Gould, habiendo hecho la constatación de que el Padre Teilhard mintiera, fue a investigar toda su correspondencia -- primero editada, después en los manuscritos originales -- procurando todo lo que escribió sobre el descubrimiento de Piltdown.
    ¡Nueva sorpresa!
    Jay Gould constató que en la propia edición de las obras de Teilhard habían sido eliminados todos los trechos sobre el hombre de Piltdown que existían en los manuscritos originales. Había sido hecha una censura meticulosa de los originales, para que en las obras editadas nada apareciese que pudiese implicar al Padre Teilhard en el fraude!
    Stephen Jay Gould es americano e imaginó que el motivo que llevó Teilhard a montar el fraude de Piltdown habría sido apenas el de divertirse con Dawson. Habría sido, inicialmente, apenas una broma del Padre con Dawson. Este, sin embargo, muy ingenuamente creyó de hecho que hiciera un gran descubrimiento e hizo a Woodward aceptarla. Cuando los dos publicaron el descubrimiento del Hombre de Piltdown, habría quedado muy difícil para Teilhard deshacer la “broma”... El retorno quedó imposible y en el mundo científico aceptado el fraude.
    Lo que parece, en la verdad, broma es esa hipótesis de Jay Gould. Basta conocer un tanto que sea la doctrina modernista, defendida por Teilhard, basta conocer, un tanto que sea, los métodos y engaños modernistas, para comprender que el fraude tuvo causa mucho más seria que una simple broma.
    Desvendada el fraude, era de esperar que se dejase de citar inmediatamente el hombre de Piltdown como prueba de la evolución del macaco para el hombre. Así no fue, y, durante muy tiempo aún, fue posible encontrar manuales que enseñaban, a los estudiantes que el hombre de Piltdown probaba que el hombre venía del macaco y que Darwin tenía razón.

    c) El “Hombre” de Nebraska
    Este es un fósil poco conocido en Brasil, pero que tuvo, en su tiempo, repercusión en los Estados Unidos, dónde fue encontrado. En Nebraska, en 1922, fue descubierto un diente. Examinado por Henry Fairfield Osborn y otros, fue declarado como siendo de un ser que combinaría las notas características del chimpancé, del Pithecanthropos y del Hombre. Era una mixtura extraordinaria. Llamaron a este supuesto cock-tail paleontológico de “Hesperopitheus Haroldcookii”, o más simplemente, “Nebraska Man”.
    Ele tuvo vida y fama científica muy curta. Cinco años después del descubrimiento, mejores análisis habiendo sido realizados, quedó probado que el “Nebraska Man” no era de modo algún un ser intermediario entre el macaco y el hombre. Era simplemente un fósil de una especie de porco! (Cfr. D. T. Gish, op. cit. pp. 187-188).

    d) El “Hombre” de Pekín
    Un cuarto fósil, que hasta hoy es considerado auténtico, aun que tenga una historia casi tan misteriosa y rocambolesca cuanto el hombre de Piltdown -- inclusive también con a presencia de la sospechosísima figura del jesuita Teilhard de Chardin -- es el “Sinanthropus Pekinensis” o Hombre de Pekín.
    Su historia bien complicada comienza en 1921, cuando dos molares fueron encontrados, provenientes de Chou-Kou-Tien, una aldea cerca de Pekín. Seis años después - 1927 - un tercer molar fue dado al Dr. Davidson Black fueron estos tres dientes que permitieron comenzar a hablar del Hombre de Pekín. Las excavaciones en el local quedaron entregadas a la dirección del paleontólogo chino Dr. W. C. Pei, que, en 1928, encontró en el mismo local fragmentos de cráneos y de maxilares inferiores. Black hizo de esas piezas una descripción que las califica como más semejantes a fósiles de macacos que a seres humanos.
    A partir de 1929, el Padre Teilhard de Chardin -- el mismo que es acusado de forjar el fraude de Piltdown -- pasó a participar de las investigaciones en Chou-Kou-Tien, en calidad de consejero geológico...
    Coincidentemente, fue en 1929 también, que o Dr. Pei reveló a descubrimiento de un cráneo bien conservado y semejante al del Hombre de Java. Junto con los fósiles citados fueron encontrados también muchos fósiles de diversos tipos de animal.
    Otros tres cráneos fueron hallados en 1936, cuando las investigaciones, desde 1934, año de la muerte del Dr. Black, estaban a cargo del científico americano, pero de origen alemán, Franz Weidenreich; uno de esos tres cráneos fue examinado por el famoso especialista en fósiles Marcellin Boule, en el propio lugar de lo encontrado, que lo llama de muy semejante al Pithecanthropos de Java. Boule escribió: “En la totalidad, la estructura del Sinanthropus es aún muy parecida con la de un macaco” (Cfr. D.T. Gish, op. cit. p. 192).
    En cuanto a la capacidad craniana de esos fósiles, se calculó que estaban entre 900 y 1200 centímetros cúbicos, esto es, entre a capacidad craniana del macaco y del Hombre actual. También los maxilares inferiores, así como los dientes, fueron descritos como siendo parecidos con los de macacos, aun que la arcada dental superior fuese en forma de herradura más que en U, como es típica en los macacos.
    As características de los fósiles de Pekín, siendo muy próximas de las del Pithecanthropus de Java, Boule y Vallois le dieron el nombre de Pithecanthropus Pekinensis, por tanto, mucho más parecido con macaco que con un ser humano. En este sentido, Boule y Vallois criticaron al Dr. Black por haber denominado el fósil de Chou-Kou-Tien de Sinanthropus, esto es, Hombre de la China, cuando tenía por base, en ese tiempo, apenas dientes, cuando sería necesario nombrarlo sólo cuando se tuviese el cráneo.
    De los fósiles originales, el Dr. Weidenreich hizo sacar un modelo de masa.
    Al comenzar la guerra chino-japonesa, los huesos habrían sido mandados para los Estado Unidos, y... desaparecieron; de ellos se tienen apenas los modelos de masa hechos por Weidenreich, los cuales no son fiables, pues ni fueron sacadas fotos de los fósiles que desaparecieron.
    Lo que aumenta aún más la sospecha respecto de esos modelos de masa es que, las primeras descripciones hechas de ellos por Black, y, después, por Boule y Vallois, decían que se parecían más a macacos que a hombres, en cuanto que el aspecto de los modelos es enteramente humano. Los modelos de masa no parecen haber reproducido fielmente los fósiles originales, sino la concepción, las ideas, y el deseo de Weidenreich.
    ¿Dónde fueron a parar los fósiles originales? ¿Cómo desaparecieron? Misterio...
    La Ciencia y el mundo tienen hoy que acreditar en la fidelidad de los modelos de Weidenreich sin tener los originales para comparación. El Sinanthropus pasó a exigir un acto de fe!...
    No sólo la desaparición de los fósiles era un misterio, sino que la divergencia entre las descripciones de ellos y la apariencia actual de los modelos de masa levantan sospechas muy justificadas. Además todo esto, había una porción de problemas colaterales no resueltos. Por ejemplo, ¿por qué sólo se encontraron cráneos, y ningún hueso largo, como los fémures?
    En efecto, los cráneos encontrados en Chou-Kou-Tien -- Todos! y eran casi cuarenta! -- tenían un furo no occipital, indicando que habían sufrido muerte violenta. Ora, en las mismas camadas geológicas, habían sido hallados instrumentos y armas de piedra, así como señales de hogueras (Cfr. H. Brodrick, El hombre pré-histórico, Fondo de Cultura Económica, 1955, apud Atanasio Aubertin, Evolución de la especies, apriorismo y confesiones gnósticas, artículo, 1962). Evidentemente, eran pruebas de que entonces ya existían hombres.
    Todos los que estudiaron el caso - hasta mismo Weidenreich - consideran que los fósiles de Pekín son de seres que habían sido cazados.
    Con mucha propiedad preguntaron Boule y Vallois:
    “¿Cómo explicar la casi completa ausencia de huesos largos y esta especie de selección de partes óseas, todas perteneciendo al cráneo, y en las cuales predominaban los maxilares inferiores? Weidenreich creía que estas partes seleccionadas no llegaron a la caverna [donde fueron halladas] por medios naturales, sino que debían haber sido llevadas para allí por cazadores que atacaban principalmente individuos jóvenes, y escogían, de preferencia, como expoliación o trofeos, cabezas o partes de ellas. En si, esta explicación es plausible. Pero el problema es ¿quién era entonces el cazador?” (Cfr. D. T. Gish, op. cit. p. 195).
    Para Weidenreich, o cazador habría sido el propio Sinanthropus! Habría sido, al mismo tiempo, la caza y el cazador! Boule y Vallois, de modo más plausible, afirmaron:
    “El cazador era un verdadero hombre” (Cfr. Gish op. cit. p. 196)
    El problema quedaría resuelto si existiesen en las mismas camadas fósiles humanos verdaderos. Ahora bien, después de muchas tergiversaciones, el Padre Teilhard confesó que, de hecho, en las mismas camadas en que fue hallado el Sinanthropus, fueron encontrados también fósiles humanos. Luego, el Sinanthropus no fue un antepasado del Hombre, ya que ya había hombres en sus contemporáneos.
    El Padre Patrick O’Connell que estaba en la China en el tiempo del descubrimiento de los fósiles de Chou-Kou-Tien, en su libro Science of Today and the Problems of Genesis, afirmó creer que el Dr. Pei destruyó los fósiles originales antes que el gobierno chino retornase a Pekín, a fin de ocultar que los modelos hechos por Weidenreich no eran copias fieles de los fósiles. O’Connell resaltó que muy poco destaque se ha dado al hecho de que los fósiles de 10 hombres modernos habían sido hallados en el mismo sitio de Chou-Kou-Tien, y que estos hombres estaban relacionados con los instrumentos de piedra numerosos encontrados en ese lugar. Conforme O‘Connell, el Sinanthropus es un fraude.

    e) la mandíbula infantil de Ehringsdorf
    Este fósil fue descubierto en 1916, en camadas del Paleolítico medio, y era de la raza de Neanderthal. Era, por tanto, un fósil humano. Lo que en él causó mucho interés fue el hecho de que, aunque siendo humano presentaba una característica dentaria macacóide. En ese fósil neanderthalense, el diente molar era de raíz, en cuanto el segundo pré-molar aún era de leche. Ahora, esto sólo acontece con la dentición de los macacos, y desde 1939 se probar a que la dentición de los neanderthalenses era igual a la dentición humana.
    Los científicos americanos K. Koski y S. M. Garnno demuestran que ese molar era postizo. Habían arrancado un molar de leche del fósil de Ehringsdorf, e incrustado en su lugar un molar de raíz.
    Más tarde, el paleontólogo francés Pierre Legoux, en comunicado a la Academia de Ciencias de Paris, demostró que toda la mandíbula era fraudulenta, habiendo sido montada y presentando flagrantes contradicciones entre sus partes. (Cfr.Pierre Legoux, Comptes rendus de l´Ácadémie de Sciences, tomo 252, p. 1821, año de 1961, apud Atanasio Aubertin, art. cit.).

    3 -- pretendidos ANCESTROS del Hombre
    Como vimos, al quedar comprobado que el hombre no descendía del macaco - como pretendiera Darwin -- los evolucionistas adoptaron la tesis de que macacos y hombres tuvieron un antepasado común. Aunque no considerándose más hijos de macacos, pasaron a tenerse como primos de ellos...
    De ese ancestro común a los macacos y a los hombres habría provenido, hace cerca de 10 a 17 millones de años atrás, el Ramapithecus. De este, habrían derivado los famosos Australopithecus, que tanto prestigio han gozado en los Campus universitarios, y que tanto han frecuentado revistas y diarios. Estos rivales en prestigio periodístico de los mayores cantantes del Rock, habrían vivido entre 4 y un millón de años atrás. De estos Australopithecus, habrían nacido -- entre 1,5 millón y 300.000 años atrás – ya sea el falsificado por montaje Hombre de Java, ya sea el postalmente escamoteado Sinanthropus. Estos falsos hijos de los Australopithecus son conocidos como siendo del tipo Homo Erectus, a pesar de nada sustentarlos en pié. Lo que evidentemente lanza sospechas también sobre sus supuestos “padres”. Los fraudes sobre los hijos fueron tantos y tan graves, que la prudencia lleva a tener duda a respecto de toda su evolucionística familia. por fin, de los fraudulentos hijos del Homo Erectus habría nacido lo que se llama hoy de Homo Sapiens, extraña denominación que significa apenas Hombre, animal racional, y que tan poco Sapiens se ha revelado, particularmente cuando se torna materialista.
    Ejemplos de Homo Sapiens habrían sido el hombre de Neanderthal y el de Cro-Magnon, que habrían principiado a existir 100.000 años atrás.
    Estudiemos, ahora, esta tan falsificada familia, para averiguar lo que en ella puede haber de auténtico, y comencemos por el bisabuelo Ramapithecus.

    a) El Ramapithecus
    Los primeros fragmentos fósiles del Ramapithecus fueron encontrados en 1915. En 1932, en la India, nuevos elementos de este ser fueron hallados, mas fue solamente en 1960 que la nueva ““estrella” del evolucionismo fue lanzada con todo el estruendo de la propaganda que saludó la nueva prueba de que Darwin acertara. Fueron principalmente los paleontólogos David Pilbeam y Elwyn Simons que lo presentaron como siendo el antepasado del Hombre.
    ¿En base a qué afirmaban esto? con muy poca base, pues disponían tan sólo de algunos dientes del Ramapithecus, y nada más.
    Con tan poco fundamento, la vida de astro de la evolución del bisabuelo Ramapithecus fue muy curta. Cuando tenía apenas 12 años de fama universitaria, ya le tiraron un primer dardo que lo alcanzó de pleno. El Dr. Robert Eckhardt, de la Universidad de Pensilvânia, en un artículo publicado en 1972 se preguntaba si el Ramapithecus podría ser tenido como un ancestro del Hombre, y respondía:
    “Si se considera el autor de variabilidad genética, la respuesta es no” (Cfr. D.T. Gish, op. cit. p. 141).
    Eckhardt hizo muchas mediciones de los dientes del Ramapithecus y del Dryopithecus, pues fueron estas mediciones que se fundara Pilbeam para afirmar que el Ramapithecus era antepasado del Hombre. Ora, segundo las mediciones hechas por Eckhardt, había más variaciones entre chimpancés vivos del que entre el Ramapithecus y el Dryopithecus. Eckhardt concluyó entonces que el Ramapithecus era un macaco, quiere cuanto a su aspecto morfológico, como cuanto a su comportamiento. Más tarde, esta conclusión de Eckhardt fue confirmada por otros científicos que comprobaron que la arcada dentaría del Ramapithecus era igual a de los macacos, pues no tenía la forma de herradura, típica del paladar humano. Alan Walker y Richard Leakey establecieron definitivamente que el Ramapithecus nada tiene que ver con el origen del hombre.
    El propio “padrino” del Ramapithecus - David Pilbeam - afirmó que era un abuso concluir que el Ramapithecus andaba erecto, apenas por el examen dos sus dientes. A pesar de esto, Pilbeam insiste que su Ramapithecus es un homínido. Leakey y Walker, sin embargo, consideran-no un mero orangután, y tan parecido con este animal que eles llegaron a declarar: es herético decirlo, puede ser que los orangutanes son fósiles-vivos [do Ramapithecus ]. Entretanto, contradiciendo las sus propias conclusiones, Walker escribió después que el Ramapithecus era “ancestro del orangután, del chimpancé, del gorila y del Hombre” (cfr. D.T. Gish, op. cit. p. 143).
    Después de tantas contradicciones, el Ramapithecus abandonó la pasarela de la fama, dónde hizo corta carrera.

    b) los Australopithecus
    Éstos continúan en plena gloria, bajo el foco de los reflectores de la mídia y de los intelectuales materialistas.
    El primero de ellos fue hallado en 1924 por Raymond Dart, que lo denominó Australopithecus Africanus. Su descubridor lo presentaba como siendo parecido a los macacos en la forma del cráneo, pero también semejante al hombre por algunas particularidades del cráneo y de los dientes.
    En 1936, fue hallado un cráneo de Australopithecus Africanus adulto, en Sterkfontein, en Transvaal. Dos años después, en Kromdraai, Robert Broom encontró un fósil que fue clasificado como Australopithecus Robustus, por causa de su aspecto más rústico, grosero y fuerte, sus dientes grandes y gruesos.
    Nuevos e importantes descubrimientos de fósiles africanos fueron realizadas por Louis Leakey y por su esposa Mary, en la década de 1950 a 1960, en la garganta de Olduvai, en la Tanzânia. Los fósiles encontrados eran semejantes a los que habían sido descubiertos por Broom.
    Por lo que encontraron los Leakey, llegaron a la conclusión que los fósiles de Olduvai tendrían cerca de 2 millones de años. Curiosamente, en la misma camada geológica en que Louis Leakey encontró los sus fósiles, había también instrumentos y armas de piedra. Uno de los hijos de Leakey, Jonathan, encontró un cráneo fósil semejante al Australopithecus, sin embargo con capacidad craniana bien mayor -- cerca de 700 cc. -- lo que llevó a los Leakey a considerarlo, inicialmente, como un intermediario entre el Australopithecus y el hombre. Louis Leakey lo llamó entonces Homo Habilis por causa de los instrumentos de piedra hallados en la misma camada geológica.
    Más tarde, sin embargo, el propio Leakey clasificó este fósil como un Australopiteco, por esto su nombre científico actual es Australopithecus Bosei.
    De estos Australopitecos, se distinguen dos especies diversas: una, más fuerte, y otra, relativamente más delicada. Son el Australopithecus Robustus y el Australopithecus Africanus, ambos con pequeña capacidad craniana (cerca de 500 c.c.), lo que los aproxima a los gorilas. Los científicos evolucionistas, en general, llegaron a la conclusión que estos seres andaban comúnmente de pié.
    No hubo, entretanto unanimidad. El célebre anatomista inglés Solly Lord Zuckerman estudió por más de 15 años estos fósiles, comparándolos con los huesos de macacos y de hombres, y llegó a la conclusión que el Australopithecus es macaco!
    Charles Oxnard, otro científico de la Southern California University, habiendo estudiado al Australopiteco concluyó que, aunque la mayoría de los estudiosos hubiese considerado que el Australopiteco caminaba de pié, y por eso era tenido como antepasado del Hombre, sus estudios de los huesos de este ser lo llevaron a decir que ni caminaba de pié, ni parecía estar relacionado con el hombre, y ni siquiera con los chimpancés y con los gorilas.
    Rak y Clarke demuestran también que el hueso-bigornia del Australopiteco es más diferente del hueso bigornia del Hombre, de lo que es, el de los macacos actuales. Los macacos actuales son entonces, en este punto, más semejantes al hombre del que el Australopiteco, y nadie osa afirmar - hoy - que el hombre viene del macaco. Pues tampoco viene del Australopithecus.

    c) “Lucy”
    Particularmente famoso se hizo el fósil descubierto, en Hadar, en la Etiopía, por Donald Johanson y Maurice Taieb, en 1973, y que inicialmente Donald Johanson y Taieb consideraron como siendo de un macaco. El hueso que habían hallado era el de la junta del rodilla. Después, habiendo encontrado otros fósiles, consideraron que esta junta de rodilla era semejante a la humana. De ahí el haber concluido que los fósiles de Hadar habrían pertenecido a un ser intermedio entre el macaco y el hombre.
    Cuanto a la edad del fósil, le atribuyeron 3.000.000 de años, l que era un record para fósiles humanos. Este sería entonces el fósil humano más viejo jamás encontrado.
    Habiendo examinado la famosa junta de la rodilla de Hadar, Mary Leakey, Richard Leakey y C. Owen Lovejoy afirmaron que esta junta era la de un rodilla humana.
    En nuevas investigaciones en el mismo lugar, en 1974, se descubrieron nuevos fósiles, a respecto de los cuales Donald Johanson declaró: “Todas las teorías anteriores sobre el origen del linaje que lleva al hombre moderno, ahora, tiene que ser totalmente revisadas. Debemos lanzar fuera muchas teorías y considerar la posibilidad de que el origen del Hombre se dio hace más de 4 millones de años atrás" (Cfr. D.T. Gish, op. cit. p. 152).
    Al mes siguiente (noviembre de 1974), Johanson encontró un fósil de un hueso del brazo de un homínido, y, después, encontró partes de un cráneo, y otros huesos, formando, en total, cerca del 40% de un esqueleto. Era el esqueleto fosilizado de un ser femenino que Johanson denominó “Lucy”, por que, en la hora de la descubrimiento, oía la canción de los Beatles Lucy in the Sky with Diamonds (cuyas iniciales eran las del ácido lisérgico, LSD).
    El cráneo que habían encontrado parecía ser el de un macaco, y su capacidad era de cerca de 380 a 450 c.c.
    Johanson se apresuró a proclamar que “Lucy” era un homínido de 3,5 millones de años, que andaba de pié, tal cual los hombres actuales, aun que hubiese cráneo macacóide.
    En 1975, nuevos fósiles fueron encontrados en Hadar. Pertenecían a 13 individuos, siendo 9 adultos y 4 seres aún jóvenes. Johanson luego los llamó “La Primera Familia”.
    En el año siguiente (1976), Donald Johanson y Maurice Taieb publicaron un trabajo en el cual decían que el material hallado pertenecía al género Homo, y que “Lucy” tenía aspectos semejantes al Austalopitheco.
    Gish muestra que el haber dado un nombre de mujer a su fósil, o usar expresiones como “La Primera Familia”, “niños”, y aún otros términos referentes a seres humanos inducía a las personas a creer que, de hecho, “Lucy” era el famoso eslabón perdido entre el macaco y el hombre.
    Entretanto, pronto surgieron las contestaciones. Tim White, científico que Johanson asociara a sus investigaciones, divergió de él, y al final lo convenció de que los fósiles de Hadar eran simples Australopitecos. Desde entonces se cambió su denominación a “Australopithecus Afarensis”.
    Se montó entonces el siguiente cuadro general:


    Este pretendido árbol genealógico del Hombre colocaba un serio problema.
    Por largos años de estudio hechos por Lord Zuckermann y por Oxnard a respecto de los Australopithecus Africanus y Robustus, quedó comprobado que no andaban con los dos pies, al modo humano. Ahora bien, si esto era cierto, ¿cómo entonces un antepasado de ellos - Lucy - ya andaba de pié hace millones de años antes? Algo estaba errado.
    Otros científicos, habiendo estudiado mejor los fósiles de Hadar, concluyeron que eran meros Australopithecus Africanus, contra la pretensión de Donald Johanson.
    Jack T. Stern y Ronald Susman, anatomistas de la Universidad de nueva York, concluyeron por sus estudios de los fósiles de Hadar que eran seres que trepaban en árboles, teniendo vida casi que exclusivamente arbórea, aun que ocasionalmente pudiesen andar de pié, en el el piso. Esto derrumbaba las pretensiones de Donald Johanson de presentar a su “Lucy” como ser homínido.
    Stern y Susman mostraron que “Lucy” y la “Primera Familia” tenían innumerables características macacóides, entre las cuales:
    a) manos largas y curvas, parecidas con las de los chimpancés, y apropiadas para agarrar ramas;
    b) pies largos, encorvados y muy musculosos, propios de seres que trepan en árboles;
    c) la cavidad glenoidea era también típica de trepadores en árboles;
    d) la lamina ilíaca era más parecida a la del chimpancé que a la del Hombre;
    e) la cabeza del fémur era más parecida con la del chimpancé que con la del Hombre;
    f) lo mismo se daba con la fíbula;
    g) la famosa junta de la rodilla, que Donald Johanson clasificara como muy semejante a la humana o directamente humana, fue considerada como macacóide y propia para locomoción arbórea.
    De todo esto Stern y Susman concluyeron que los fósiles de Hadar -- inclusive “Lucy” -- eran Australopithecus, y que su bipedalidad ocasional era semejante a la de los chimpancés y macacos-araña.
    A su vez, Paul Turtle, un antropólogo de Chicago, concordó con Stern y Susman en la tesis de que “Lucy” debía haber tenido vida arbórea.

    d) el cráneo 1470 del Hombre del lago Turkana
    Richard Leakey, uno dos hijos del matrimonio Louis y Mary Leakey, se hizo famoso por los descubrimientos hechos por su equipo junto a las márgenes del Lago Turkana (ex Lago Rodolfo), en el África Oriental.
    Richard Leakey, aunque habiendo aprovechado las enseñanzas y experiencia de sus progenitores, no tuvo formación universitaria regular, lo que lo obliga a recurrir a especialistas para analizar y clasificar sus descubrimientos fósiles.
    En 1968, Richard Leakey descubrió tres maxilares fósiles de Hominídeos, junto al Lago Turkana. En el año siguiente, encontró un cráneo de Australopitheco Bosei, semejante al llamado Hombre de Olduvai, encontrado en 1959.
    En 1972, uno de los hombres del equipo de Richard Leakey -- Bernard Ngeneo - encontró restos fracturados de un cráneo que fue denominado posteriormente de Cráneo 1470, número sacado de la clasificación del fósil en el Museo Nacional de Kenya. Los fragmentos encontrados fueron ajuntados y solidificados, formando el cráneo de un ser que clasificaron como homínido.
    Richard Leakey atribuyó a ese cráneo 1470 una edad tan grande que pode, entonces afirmar: “O botamos fuera este cráneo, o botamos fuera nuestras teorías sobre el hombre primitivo”.
    En particular, el descubrimiento de Richard Leakey más del que poner en jaque el fósil de Donald Johanson: lo eliminaba como ancestro del Hombre, pues, si el cráneo 1470 era el de un antepasado del Hombre, entonces, el fósil conocido como Lucy no podría considerarse más como tal. Los evolucionistas tenían que escoger entre uno o el otro. Los dos no podrían ser antepasados del Hombre.
    Ocurre que también Donald Johanson consideraba que, después del descubrimiento de “Lucy”, ninguna teoría sobre el origen del Hombre podría ignorarlo.
    El Cráneo 1470 era sorprendentemente avanzado para la enorme edad que le atribuían - entre 3 y 4 millones de años. El no presentaba los huesos superciliares salientes, y la cumbre del él era elevada. Su capacidad craniana era de cerca de 800 c/c., y su aspecto era aún más moderno del que el del Homo Erectus, esto es, tenía una apariencia más próxima del Hombre actual del que el hombre de Java y a del Hombre de Pekín.
    Así lo describió Leakey: “En su conjunto, la forma de la caja craniana recuerda notablemente la del Hombre moderno, faltándole las pesadas y salientes arcadas orbitales, que son características del Homo Erectus de depósitos recientes en África y en Asia" (Walter Sullivan, art. Cráneo aumenta la historia, in O Estado de São Paulo).
    El descubrimiento de Richard Leakey lanzaba a la basura, todos los fósiles idolatrados por los evolucionistas. Y hacía cuestión de presentarlo como el más auténtico y comprobado antepasado del Hombre.
    “Aunque el cráneo sea diferente del de nuestra especie Homo Sapiens, es diferente también de todas las otras formas conocidas del Hombre primitivo, no encajando, pues, en ninguna de las teorías existentes sobre la evolución del Hombre”, afirmó R. Leakey. (Cfr. Walter Sullivan artículo Cráneo aumenta la Historia, in O Estado de São Paulo, ).
    En 1981, surgió una primera divergencia. En cuanto Richard Leakey insistía que el cráneo 1470 era el de un Homo Habilis, un de sus científicos adjuntos, Alan Walker afirmaba que era un Australopiteco.
    A pesar de esto Leakey insistía. En una conferencia en San Diego, en la California afirmó: “El Cráneo 1470 invalida todos las teorías corrientes sobre el origen del hombre, no exista nada más para ser colocado en lugar de ellas” (Cfr. D.T. Gish, op. cit. p. 166).
    Otras dudas surgidas dicen respecto a la datación del Cráneo 1470: aun que encontrado en una camada antigua, estaba tan poco fosilizado que tuvieron que emplear substancias especiales para solidificarlo, y hasta una gota que cayese sobre él era capaz de perforarlo. Si era tan antiguo, debería tener un grado mucho mayor de petrificación. El propio R. Leakey, así como Alan Walker, habían afirmado esto. Entretanto, en 1973, Leakey dice que todos los fósiles hallados en el Lago Turkana eran pesadamente mineralizados. ¿Por qué la contradicción?
    En debate con Donald Johanson, R. Leakey hizo una gran x sobre el árbol genealógico del Hombre propuesto por Donald Johanson en que “Lucy” era la figura principal, y cuando este le preguntó que colocaba en su lugar, Leakey escribió un grande punto de interrogación. Sobre esta grande divergencia, James Lewin, un articulista de la famosa revista científica “Nature”, escribió su famoso libro “The bones of contention” (“Los huesos de la discordia”), dejando claras las divergencias entre los antropólogos evolucionistas en nuestros días. Tal fue o escándalo causado por el libro de Lewin, que un dos comentadores del libro escribió que “al contrario de lo que muchos pregonan, la ‘objetividad’ científica es un mito" (Folha de São Paulo, 1989)
    Habiendo en vista los datos contradictorios entre o Australopitheco “Lucy” y el Cráneo 1470, Stephen Jay Gould afirmó:
    “¿Qué quedó de nuestra escala, si hay tres linajes coexistentes de Hominídeos (A. Africanus, el robusto Australopicineos, y el H. Habilis), ninguno de ellos derivando claramente del otro? Más aún, ningún dos tres desarrollando ninguna fuerza evolutiva durante su existencia en la tierra: ninguno de ellos haciéndose más cerebral o más erecto a la medida que se aproximaban a los días actuales." (S. Jay Gould apud D.T. Gish, op. cit. p. 171).
    Por esas razones Stephen Jay Gould pasó a acreditar que no hubo un linaje directo, una ““escala que llevase del animal al hombre directamente, mas que la evolución se habría dado más como un arbusto que se ramifica en varias direcciones de que como un linaje directo.
    Es un modo de mantener el dogma de la evolución de pié -- como un arbusto -- ya que la escala evolucionista se soltó.

    4 - FÓSILES HUMANOS AUTÉNTICOS
    En cuanto se hace cuestión de acentuar características de los Australopithecus para que se piense que son verdaderos ancestros del Hombre, se procura hacer creer que los fósiles que son realmente humanos tenían trazos casi animales. El llamado “Hombre de Neanderthal está exactamente en ese caso. Se procuró pintarlo de tal modo parecido con un macaco, que alguien dijo, con finura, que ese haya sido uno de los hombres más calumniados de la Historia.
    El primer fósil de ese tipo fue descubierto en 1854, en el valle del río Neander, cerca de Duseldorf. En 1908, otro fósil semejante fue hallado en Saintes, en la región de Corrèze, en Francia. Después, innumerables otros ejemplares fueron encontrados a través de la Europa y Asia, demostrando que el llamado Hombre de Neanderthal habitó vastas regiones del mundo. Esa raza habría vivido desde unos 200.000 a 35.000 años atrás.
    El fósil clásico de Neanderthal tenía como característica más marcada la gran protuberancia super-orbitária. Además de esto, su testa era pequeña, con ángulo facial acentuado, mandíbula prominente. Sus huesos indican que tenía una constitución física más corpulenta que el hombre actual
    Aun que su rostro hubiese trazos groseros, que las reconstrucciones acentuaron aún más para aproximarlos del simiesco -- evidentemente para que se tendiese a aceptar la tesis evolucionista -- el hombre de Neanderthal tenía una capacidad craniana mayor que la del Hombre actual! Sabe-se bien que importancia dieron los evolucionistas a la capacidad craniana como elemento comprobador de la humanización. Mas, no caso del Hombre de Neanderthal, raramente se encuentra un libro que destaque el hecho de que ele tenía mayor volumen y capacidad craniana cerca de 10% mayor del que a del Hombre de nuestros días.
    En cuanto a su exagerada protuberancia supra-orbital, se sabe, hoy, que esto era causado por acromegalia degenerativa, provocada por alimentación inadecuada.
    Marcelin Boulle generalizó la idea de que el hombre de Neanderthal andaba con la pierna un tanto doblada, y el cuerpo un tanto inclinado, como los gorilas. Entretanto, muchos cráneos neanderthalenses encontrados presentan el foramen magnum idéntico al de los cráneos modernos, probando que la pretendida posición curvada que le fue atribuida es imaginaria.
    Daniel Cohen afirma que el aspecto estúpido y la brutalidad comúnmente atribuida al Hombre de Neanderthal “son antes conjeturas que refleja la formación y los preconceptos del artista” que lo reconstituyó. Y añade:
    “No hay prueba ninguna de que fuese estúpido. En realidad es un tanto desconcertante observar que el tamaño medio del compartimiento cerebral del Hombre de Neanderthal es un poco mayor del que el del Hombre moderno -- 1600 c.c. -- comparado con los 1.450 c.c. de este último“ (Daniel Cohen, estudio del Hombre de Neanderthal, in O Estado de São Paulo, 19 / I / 1969).
    François Bordes dice de este fósil que ahora localizamos:
    “Reconstrucciones los presentan como un poco mejores que los grandes macacos, y sus herramientas son descritas como groseras (...) la verdad es, entretanto, enteramente diferente” (F. Bordes, Mousterian cultures in France, artículo en la revista Science, vol. 134, p. 803, 1961).
    El naturalista N. Mercier, analizando los descubrimientos arqueológicos hechos en St,. Cesaire (Francia), en 1979, llegó a la conclusión de que el hombre de Neanderthal coexistió con el hombre de Cro-Magnon. Esto comprueba entonces que el hombre de Neanderthal no fue predecesor del Hombre de Cro-magnon. Además de eso, ambos fueron fabricantes de instrumentos y herramientas toscas, aun que las del Hombre de Cro-Magnon sean más perfectas.
    Ahora, en St. Cesaire fueron hallados fósiles neanderthalenses junto con instrumentos hechos por el Hombre de Cro-Magnon!
    En 1989, la revista Nature publicó un artículo de autoría de científicos franceses e israelitas anunciando el descubrimiento de un esqueleto neanderthalense, que poseía el hueso hioideo, que es absolutamente fundamental para el habla. Esto comprobaba que el hombre de Neanderthal era anatómicamente capaz de hablar.
    El Dr. Baruch Arensburg de la Universidad de Tel Aviv afirmó que los esqueletos encontrados en una caverna en Kebara, en Israel, tenía 60.000 años. El hueso hioideo de este fósil es idéntico en formato, tamaño, y posición al del Hombre moderno, y, por tanto, el hombre de Neanderthal podía hablar tanto como el llamado Homo Sapiens. (Cfr. O Estado de São Paulo, 28 / IV / 1989).
    Otro descubrimiento hecho en las grutas de Shrinadar, en Persia, entre 1950 y 1980 por el Dr. Ralph Solecki, de la Universidad de Colúmbia, indica que el hombre de Neandrethal practicaba ya un culto a los muertos. Solecki encontró en Shrinadar siete esqueletos neanderthalenses recubiertos de polvo, que examinado, reveló poseer un gran porcentaje de polen de flores. Ahora, esto indicaba que el hombre de Neanderthal comprendía el símbolo de la flor, y, si colocaba flores sobre sus muertos, era porque creía que alguna cosa de ellos continuaba existiendo inclusive después de la muerte y putrefacción de los cadáveres. Por tanto, creían que había algo inmortal en el hombre, y que, de algún modo, habría una vida después de la muerte.
    A respecto de eso, dice Daniel Cohen:
    “El descubrimiento de las flores mortuorias de Shrinadar vino reforzar un argumento hace mucho tiempo expuesto por una minoría combativa de antropólogos y paleontólogos - que el hombre de Neanderthal es un antepasado directo y perfectamente digno del Hombre, y no una especie de producto final de una evolución simiesca”.

    Fedeli, Orlando - "EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?"
    MONTFORT Associação Cultural
    http://www.montfort.org.br/index.php...nismo&lang=esp
    Pious dio el Víctor.

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    Re: La ciencia contra la fe... darwinista

    VII - EVOLUCIÓN Y FE
    1 - El problema de la Evolución para la Fe
    En la Historia de la Iglesia, siempre que aparece una herejía, surge, en seguida, una corriente que pasa a defender una posición intermedia entre la ortodoxia y la herejía condenada. Y, normalmente, es más peligrosa la “semi”-herejía que la herejía primera rotundamente propuesta. Evidentemente, no existe una “semi”- herejía. O una tesis es ortodoxa o es herética. Pero la Iglesia, sabiamente siempre distinguió, en la herejía y en el error, matices más o menos graves. Es con la “semi”-herejía, con las afirmaciones veladas y tortuosas, con las tesis sospechosas y con sabor de herejía que los herejes buscan, siempre y astutamente, infiltrar sus doctrinas más heterodoxas.
    Por otro lado, así como hay personas más comedidas y tendientes al equilibrio, hay otras que, fingiendo combatir exageraciones y posiciones extremas, en verdad, están siempre buscando acuerdos con el error y con el mal. Estas últimas son los más peligrosos vehículos del error, pues su aparente moderación les da un crédito que les facilita la introducción de errores velados. La herejía oculta o velada es siempre la más peligrosa.
    Con la aparición de la tesis herética de Darwin -- y herética porque negadora de que hay un sólo Dios "creador de todas las cosas visibles e invisibles” -- luego surgieron católicos que procuraron defender una conciliación entre el evolucionismo darwinista y el catolicismo.
    Evidentemente, es preciso distinguir entre aquellos que procuraban estudiar la cuestión, buscando escoger lo que talvez pudiese haber de verdad científica en lo que decían los evolucionistas y la doctrina católica. Estos merecen loor, en cuanto procurando salvar a verdad, tenían en mira la condenación clara y total de la herejía.
    Con todo, hubo otros que, so pretexto de salvar la verdad, buscaban y buscan, de hecho, una aprobación de la tesis errónea. Es este “evolucionismo cristiano” -- el evolucionismo mitigado -- que pretendemos criticar.
    La herejía que dio acogida abierta al evolucionismo aplicado hasta mismo a la metafísica y a la Teología fue el Modernismo, la herejía más sutil y camaleónica como jamás hubo otra. El Modernismo defendió la tesis de que la propia Divinidad evolucionaba, y, siendo así, todo ser evolucionaba también. En consecuencia, la verdad sería constantemente mutable y jamás podría afirmarse algo como estable. Por eso, los propios dogmas de la Iglesia evolucionarían, en el tiempo. Todo entonces sería relativo e inestable. Credo, Moral, Estética, verdad, bien y belleza, todo sería mutable. Es sobre este relativismo metafísico que se construyó la Babel del siglo XX, con su incertidumbre doctrinaria, su relativismo moral, sus anti-arte, y mismo - después el Vaticano II -- su nueva Iglesia evolutiva, humanista e inestable.
    En la base de todos estos errores del siglo de Auschwitz y del Gulag está el evolucionismo darwinista.
    Recordemos entonces que:
    1) Darwin lanzó su teoría de la evolución de las especies como tesis comprobatoria del materialismo y del ateísmo. Fue por eso que ele recibió la admiración y el apoyo de Karl Marx.
    2) Además de esto es absolutamente necesario frisar que el evolucionismo es fruto de una concepción metafísica de cuño gnóstico, pues que la tesis de que todo ser evoluciona está en la esencia de la Gnosis, y exige una metafísica dialéctica inconciliable con el catolicismo.
    3) La herejía Modernista - condenada por San Pío X en la encíclica Pascendi -- era gnóstica y, como tal, tenía que defender una metafísica evolucionista que ella aplicaba ya sea a la Divinidad, ya sea a los seres creados.
    4) Condenado el Modernismo, no desapareció. Por el contrario está hoy triunfante, ya sea en los ambientes teológicos, ya sea en los boletines parroquiales, desde el simple sacristán hasta en los documentos episcopales, desde las simples beatas que repiten lo que dice el vicario como si fuese palabra infalible, hasta en los documentos del Vaticano II, concilio pastoral, por tanto falible.
    Vimos, en los capítulos anteriores de este trabajo, que el evolucionismo jamás fue comprobado científicamente. En los medios científicos más idóneos, sufrió, y sufre aún más hoy, después de los descubrimientos bioquímicos, contestaciones contundentes. Paradójicamente, en los medios religiosos su prestigio creció. Entre los científicos, el evolucionismo es tenido como tesis no comprobada y hasta como bazofia. Desgraciadamente, en las filas del clero, es tenido por muchos eclesiásticos casi como un dogma. Ciertos padres temen más atacar la evolución que a la existencia del infierno.
    Un siglo después de la muerte de Darwin, sus teorías continúan en el estado de hipótesis. Y de una hipótesis sobre la cual cayó la deshonra de varias acciones fraudulentas. Pero, si el evolucionismo materialista padece de tantas hipotecas y fraudes, el evolucionismo mitigado hizo carrera. Y carrera eclesiástica.
    Embobados ante el progreso científico, extasiados ante los avances de la técnica, y en el ansia de conciliar la Iglesia con el mundo moderno - tesis condenada por el Syllabus de Pío IX -- muchos católicos procuraron armonizar Darwin y Moisés, el evolucionismo y el creacionismo. Se inventó el evolucionismo mitigado, un darwinismo “cristiano”.
    Para el evolucionismo mitigado, la tesis central del darwinismo sería cierta: la evolución, de hecho, existiría y estaría ya comprobada. Entretanto, ellos procuran bautizar el darwinismo, afirmando que Dios habría ya creado el mundo bajo la ley de la evolución. En determinado momento de la evolución, Dios habría tomado un animal y le habría infundido un alma inmortal. De este modo, Darwin podría recibir el “Nihil Obstat” y el “Imprimatur” episcopal e, inclusive, pontifício.
    El principal “evolucionista cristiano” fue el Padre jesuita Pierre Teilhard de Chardin, famoso por su participación en los fraudes del Hombre de Piltdown y del Sinanthropus Erectus, como también por su sistema gnóstico - panteísta - cristiano, enteramente afín con la herejía modernista.
    Otro importante defensor del evolucionismo mitigado fue el famoso Cardenal Agustín Bea, también jesuita, confesor de Pío XII, de quien fue muy amigo, y, después, uno de los principales responsables por los errores ecuménicos del Vaticano II, especialmente en los documentos sobre ecumenismo y sobre los judíos. Habría sido el Cardenal Bea el inspirador de la encíclica “Divino Aflante Spiritu”, de Pío XII, que entreabrió suave y silenciosamente las puertas de la Iglesia a errores muy graves. Habría sido también el inspirador de Pío XII en la redacción de la encíclica “Humani Generis”, particularmente en la parte que trata de la evolución.
    En la “Humani Generis” Pío XII hace restricciones a las tesis evolucionistas, especialmente cuanto a las consecuencias que decorrerían de la aceptación del origen simiesco del Hombre.
    En efecto, si el hombre vino del macaco -- o de cualquier otro animal que fuese -- sería lógico admitir que varios macacos habrían evolucionado hasta el estadio humano. De este modo, los hombres no descenderían de una sola familia. Habrían existido varias familias originales de las varias razas humanas. No habría existido el monogenismo, sino un poligenismo.
    En consecuencia, la tesis del pecado original de Adán y que fue heredado por todos los hombres quedaría comprometida. Y, con el poligenismo y la negación del pecado original, eran comprometidas la Redención por Cristo, el Bautismo, la Iglesia y toda la revelación. Por eso, Pío XII, en la Humani Generis, afirmó que el poligenismo de ningún modo podría ser aceptado.
    Pío XII, inicialmente en esa encíclica, tomó posición firme contra el evolucionismo al decir:
    “Hay efectivamente, algunos que, admitiendo sin prudencia y discreción el sistema que llaman de la evolución, que aún no está probado de modo indiscutible en el propio campo de las ciencias naturales, pretenden extenderlo al origen de todas las cosas , y audazmente sustentan la opinión monística y panteísta de un universo sujeto a continua evolución; opinión que los fautores del comunismo aceptan con fruición, para defender y propagar más eficazmente su materialismo dialéctico, arrancando de las almas toda noción teísta.
    “Los delirios de semejante evolución por los cuales se repudia todo lo que es absoluto, firme e inmutable, abrirán camino para la nueva filosofía aberrante que, en concurrencia con el “idealismo”, “inmanentismo” y “pragmatismo”, recibió el nombre de “existencialismo”, como quiere que, desdeñadas las esencias de las cosas , sólo se preocupa con la existencia de cada una singularmente.”
    Pío XII recuerda, después que, muchos católicos pedían que la Iglesia tuviese lo más posible en cuenta los nuevos descubrimientos de la Ciencia. El Papa dice entonces que, cuando se tratase de verdaderos descubrimientos científicos, ciertamente la Iglesia debe tenerlos en cuenta. Pero, cuando se trata de meras hipótesis aún no comprobadas, se debe actuar con bastante prudencia.
    “... el magisterio de la Iglesia no prohíbe que, conforme al estado actual de las ciencias humanas y de la sagrada Teología, se trate en las investigaciones y disputas de los entendidos en uno y otro campo, de la doctrina del “evolucionismo” en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente - pues las almas, nos manda sustentar la fe católica que son creadas inmediatamente por Dios -- ; sin embargo, de manera que con la debida gravedad, moderación y temperancia, se sopesen y examinen las razones de una y otra opinión, esto es, de los que admiten y de los que niegan la evolución, y desde que todos estén dispuestos a obedecer al juicio de la Iglesia, a quien Cristo encomendó el encargo de interpretar auténticamente las Sagradas Escrituras y defender los dogmas de la Fe”.
    Estas palabras de prudencia fueron dichas para un mundo impregnado de principios y de mentalidad evolucionista y relativista. Fue como si alguien permitiese la discusión, en un club en que hubiese muchos alcohólicos, de los posibles beneficios del vino, ya que la Escritura dice “El vino alegra el corazón del justo “.
    La posición asumida por la Humani Generis, aun que habiendo condenado el poligenismo, abrió la puerta para una quizá posible comprobación del evolucionismo por la Ciencia, y de ahí su aceptación por la doctrina católica.
    Pío XII constataba que, ya en su tiempo, muchos pensadores católicos habían ultrapasado los limites prudenciales de una simple discusión sobre la hipótesis evolucionista, tratando del problema, como si fuese ya tesis científicamente comprobada. El Papa lamentaba esa actitud imprudente, pero recordaba a estos que el poligenismo no era admisible.
    “Pero, cuando se trata de otra hipótesis, la del llamado poligenismo, los hijos de la Iglesia no gozan de la misma libertad. Porque los fieles no pueden abrazar la sentencia de los que afirman que después de Adán existieron en la tierra verdaderos hombres que no procedían de aquel como del primer padre de todos por generación natural, lo que Adán significa es una especie de multitud de primeros padres” (Pío XII, Humani Generis, Denziger 2328).
    Son, pues, dos las tesis consideradas inadmisibles por Pío XII:
    1) que después de Adán no todos los hombres descendieron de él, por generación natural;
    2) que el nombre de Adán designa una multitud de padres, y no apenas una sola persona humana.
    El texto, sin embargo, es bastante sutil.
    Se debe admitir que después de Adán todos los hombres descienden de él.
    ¿Y antes de Adán?
    ¡El texto de Pío XII deja abierta la posibilidad de que hubiesen existido hombres antes de Adán!!!
    Y esta posibilidad permitiría conciliar el evolucionismo con el catolicismo. Y fue por esta brecha que los evolucionistas y modernistas se precipitaron, para invadir la fortaleza católica. Y la invasión fue de tal porte, y de tal importancia que Juan Pablo II, en el discurso que ya citamos a la Academia Pontificia de Ciencias en octubre de 1996 admite que el evolucionismo dejó de ser hipótesis para ser tesis científicamente demostrada, cuando para la ciencia más “up to date” el evolucionismo darwiniano es “BAZÓFIA”.
    El propio Cardenal Bea -- de tan triste memoria -- afirmó que el evolucionismo enfrenta obstáculos intransponibles para conciliarse con los datos de la Escritura. Aún cuanto al ORIGEN DEL cuerpo de Adán, dice el Cardenal Bea, sería posible haber una tentativa de harmonización entre Evolucionismo y catolicismo. ¡El problema es Eva!
    Porque la Sagrada Escritura afirma que Eva fue sacada de Adán, y para el evolucionismo, ella también tendría que haber tenido origen de un animal preexistente. Imposible armonizar Escritura y evolución.
    ¡La Sagrada Escritura dice ”¡No!” al evolucionismo!
    Veamos entonces ahora, sintéticamente, lo que se puede argumentar contra el evolucionismo mitigado.
    Evidentemente, todos los argumentos de carácter metafísico que enfilamos contra el evolucionismo valen también contra el evolucionismo y en su forma mitigada, modernistamente cristiana. Y, en primer lugar, el principio de que de lo menos no puede provenir lo más.
    Los evolucionistas mitigados admiten que Dios habría creado la materia bajo la ley de la evolución, y que, de la materia bruta hasta la célula, y de la célula hasta el animal, habría existido, de hecho, evolución de lo menos para lo más. Afirman aún que, en cierto momento de la evolución, Dios habría infundido un alma racional en un animal ya existente.
    Ahora bien, si Dios habría creado toda la naturaleza bajo la ley de la evolución, ¿para qué precisaría haber intervenido El para crear el alma humana? ¿No sería el alma racional, también, fruto de esa evolución?
    Y, para estos evolucionistas, lo que dice la Escritura no sería obstáculo a su teoría, porque, si se puede discutir, como dice Pío XII, el origen simiesco del Hombre, a pesar de los datos de la Escritura, ¿por qué estos datos deberían ser aceptados cuando se trata del alma humana?
    Dios creó el universo a su imagen y semejanza . Todas las cosas visibles fueron hechas para reflejar las cualidades invisibles de Dios. Es lo que enseña San Paulo en la Epístola a los Romanos: “Porque las cualidades invisibles de Dios, después de la creación, hacerse visibles, siendo comprendidas a través de las cosas creadas" (Rom. I,20).
    Ahora bien, Dios es inmutable, y su inmutabilidad tiene que ser reflejada por alguna cosa en las cosas mutables criadas. Y una de las cosas por las cuales se refleja la inmutabilidad de Dios en las cosas mutables es a inmutabilidad de las formas y de las especies. Dios hizo las cosas accidentalmente mutables, con esencias o naturalezas inmutables. (Cfr. Collin, Manual de filosofía Tomista, Gilli, Barcelona, 1950, n. 65, I vol, p. 107).
    El evolucionismo mitigado, admitiendo la evolución apenas de la materia, no escapa de las condenas hechas por la Iglesia contra o Relativismo y el Modernismo. Pues, si hay evolución continúa de la materia, entonces es imposible formar-se idea estable del que sea cualquier cosa. No se podría tener idea de lo que cada cosa es. No existiría entonces verdad, adecuación de la idea del sujeto conocedor al objeto conocido, porque tanto el objeto cuanto el sujeto observador estarían en continuo cambio. No existiría la verdad. El evolucionismo- mitigado o bruto - lleva al relativismo heracliano, destruyendo toda la Criteriología católica, con desastrosas y heterodoxas consecuencias teológicas.
    Es porque el evolucionismo conduce lógicamente al materialismo y al relativismo que los marxistas lo apoyan totalmente. El evolucionismo mitigado abre entonces las puertas para a introducción del relativismo y del socialismo entre los católicos. Además, fue lo que se registró en toda la conturbada Historia del siglo XX
    En el decreto Lamentabili, el Papa San Pío X condenó las siguientes tesis como expresiones de la herejía y de la mentalidad Modernista:
    “LVIII: La verdad no es menos inmutable del que el hombre, puesto que evoluciona con él, en él y por él”.
    “LXIV: El progreso de las Ciencias exige que se reformen los conceptos de la doctrina cristiana sobre Dios, la creación, la Revelación, la Persona del Verbo Encarnado y la Redención”.
    (Notese que San Pío X condena la idea modernista de la revisión del concepto católico sobre la creación, que los Modernistas deseaban conciliar con la “Ciencia” evolucionista).
    Conviene recordar aún que la doctrina de la inmutabilidad de las esencias creadas se encuentra respaldada por el propio texto sagrado, ya que en el Génesis se repite por diez veces que Dios creó las cosas “según su especie’, al decir que cada planta y cada animal tenía frutos e hijotes “según su especie” esto es, de acuerdo con su DNA.
    Por otro lado, es preciso tener grandemente en cuenta que, en la Sagrada Escritura el verbo “Bara” -- creó -- sólo es utilizado cuando el su sujeto es Dios, y que ese verbo significa siempre el hacer de Dios. Bara significa siempre que Dios hizo algo que transciende al orden natural, o que hizo algo nuevo. (Cfr. Num. XVI, 30 y Jer. XXXI, 22).
    En el capítulo I del Génesis, el verbo “Bara” es empleado para decir que Dios hizo algo nuevo, que hizo algo de la nada, esto es, que Dios creó. Entonces, cuando se lee, en ese capítulo I del Génesis, que Dios dice: “Hagamos -- (Bara) -- el hombre a la nuestra imagen y semejanza " (Gen. I, 26), se debe entender que Ele creó el hombre.
    Nótese aún que no está dicho: “Hagamos el alma del Hombre”, y sí “Hagamos al hombre”. Ahora bien, el hombre no es apenas el alma. Es también el cuerpo. Se debe entonces entender que Dios creó el hombre - cuerpo y alma.
    Evidentemente, se debe recordar que el texto sagrado dice expresamente que Dios hizo el cuerpo del Hombre del limo de la tierra, esto es, que el cuerpo del Hombre no fue creado de la nada, Pero que el Creador utilizó una materia creada precedentemente. Y el evolucionismo mitigado pretende entonces que por “limo de la tierra” se puede entender un animal ya existente.
    Esta interpretación es bastante forzada, pues se hubiese Dios usado el cuerpo de un animal ya existente para hacer del él el cuerpo del Hombre, lo normal seria haber dicho eso mismo. ¿Para qué y por qué llamar al macaco de limo de la tierra? Afirmar que “limo de la tierra” debe ser entendido como macaco el primate, es apenas un “wishfull thinking" del evolucionismo mitigado, sin cualquier base lógica o exegética.
    Además, el alma humana debía ser infundida en un cuerpo material que le fuese proporcionado. El cuerpo está para el alma, así como la materia está para la forma substancial. Infundir un alma humana en un cuerpo de un primate seria tan incoherente como por un programa sofisticadísimo de computador no primitivo modelo AT. O programa no funcionaria, pues o “hardware" no seria proporcionado a un más sofisticado “software”. O cerebro y el sistema nervoso de ningún animal es suficiente para permitir o “funcionamiento” de la alma humana. Luego, Dios no utilizó el cuerpo de ningún animal para infundir en ella el alma humana racional.
    El cuerpo sirve el alma captando, a través de los sentidos materiales, las informaciones necesarias para que a potencia intelectiva de la alma abstraía o conocimiento racional. Además de esto, el alma usa el cuerpo para expresar ideas y sentimientos. Ora, todo órgano usado para ejercer una función tiene que ser proporcionado a ella, a fin de que a función pueda ser convenientemente ejercida por ele. Ningún cuerpo animal es proporcionado y capaz de ser usado por el alma racional humana. Luego, Dios no infundió alma humana en un animal ya existente, para crear el hombre. El hizo de la tierra un cuerpo especialmente apto para recibir el alma racional. (Cfr. Santo Tomás, Suma Teológica, I, q 76, a. 5).
    Por eso también es que San Pablo enseñó: “Ni toda carne es la misma carne, mas una es ciertamente la carne de los hombres, y otra la de los animales; una la de las aves, y otra la de los peces" (I Cor. XV, 39).
    Si la carne de los hombres no es la misma que la de los animales, esto significa que el cuerpo de los hombres no es el mismo que el de los animales, y que, por tanto, Dios no infundió el alma humana en un animal ya existente, para crear el hombre. trina teológicamente común, sancionada por un decreto de la Comisión Bíblica, que la narración del Génesis enseña la formación inmediata del cuerpo de Adán, y, sobretodo, o de Eva, o que descarta a producción del cuerpo humano por vía de evolución”.
    (E. Collin, Manual de filosofía Tomista, Luis Gillii editor, Barcelona, 1950, vol I, n. 145, p. 208).
    Además, se Dios hubiese utilizado un ser ya vivo, y en cuyo cuerpo habría infundido una racional, es evidente que el hombre y este animal tendrían el mismo código genético, y entonces sería posible un cruzamiento entre ellos. Ora, el macaco no tiene código genético idéntico al del Hombre. Son dos especies diferentes, y, por eso mismo, es imposible un cruzamiento entre ellos.
    Otra dificultad con que se depara el evolucionismo mitigado es que la narración bíblico dice:
    “El Señor Dios formó, pues, el hombre del barro de la tierra y inspiró en su rostro un soplo de vida, y el hombre se hizo alma viviente" (Gen. II, 7).
    Póngase atención en que el texto dice claramente que Dios inspiró en el rostro del Hombre “Un soplo de vida, y el hombre se hizo alma viviente”. luego, el cuerpo plasmado de barro no tenía vida. No era, pues, el cuerpo de un animal ya existente. A menos que se quiera decir que Dios utilizó el cuerpo de un macaco o primate ya muerto, lo que sería bien ilógico -- pues tendría que admitirse la evolución de un cuerpo animal muerto para un cuerpo vivo y más perfecto que el del animal -- y poco digno.
    Si Dios inspiró vida al cuerpo que plasmara, ese cuerpo era inanimado y no muerto. Por eso la Escritura dice que Dios hizo al hombre del limo de la tierra, esto es, de una materia inorgánica y no muerta.
    Y si fuese legítimo dar a la expresión “limo de la tierra” tal amplitud que podría ser entendida como “animal ya existente”, ¿qué se debería entender, -- y que restaría de la Fe --aplicandose la misma amplitud al ángel de la anunciación, o al sentido de resurrección?
    Se llegaría lógica y heréticamente dónde llegaron Loisy y Hans Kung. Este último afirmando que la resurrección de Cristo fue el mayor fraude de la Historia.
    Si Dios hubiese actuado como interpretan los evolucionistas mitigados, toda la narración de la Escritura sobre la formación del cuerpo de Adán por Dios sería inútil y engañadora.
    El nombre de Adán y la palabra hebraica que significa tierra - adamá -- están evidentemente relacionados. Si Dios hubiese hecho al hombre de un animal ya existente, el uso del término adamá habría sido ilógico. Adán provino entonces de la tierra y no de un animal ya existente.
    Como vimos, el evolucionismo mitigado desemboca lógicamente en el poligenismo. Vimos también que Pío XII condenó el poligenismo, como contrario a la Fe, en la encíclica Humani Generis.
    “Ahora, no se ve, de modo alguno, como estas afirmaciones [de los que admiten el poligenismo] se puedan conciliar con lo que las fuentes de la revelación y las actas del Magisterio de la Iglesia nos enseñan, acerca del pecado original, que proviene de un pecado verdaderamente cometido individualmente por Adán, y que, transmitido a todos por generación, es inherente a cada uno como propio" (Cfr. Rom. V, 12-19; Concilio de Trento, Can. 1-4, Pío XII, Humani Generis, n. 36).
    Por otro lado, si el poligenismo fuese verdadero, no sólo el dogma del pecado original quedaba destruido como demostró Pío XII, -- y con él toda la doctrina católica sobre la Redención y el Redentor -- como también no se podría afirmar que los hombres son todos hermanos. Lo que negaría el “dogma” de la fraternidad universal masónica, así como todo el sentimentalismo humanitario. Este es un argumento apenas “ad haereticos”, pero que viene al pelo.
    Muchos se impresionan por ciertas semejanzas accidentales entre el macaco y el hombre. Ora, hay otros animales que tiene otras semejanzas accidentales con el Ser humano. Por ejemplo, el papagayo “habla”; el delfín es capaz de aprendizaje extraordinario; el elefante tiene una memoria muy grande.
    Estas semejanzas, así como otras semejanzas que recuerdan virtudes o vicios humanos sólo muestran que Dios hizo los animales representando simbólicamente virtudes o pecados de los hombres, para que el hombre, considerando el comportamiento animal, actuase mejor racionalmente. Por eso dice la Sagrada Escritura: “Repara en la forma de ciertos animales, porque hasta su forma no indica en ellos nada de bueno, porque la bendición de Dios se retiró de ellos después del pecado" (Sab. XV, 19).
    Ahora, la figura del macaco es una caricatura grotesca del Hombre pecador, del Hombre animalizado y vuelto ridículo por sus pecados. Esta es la relación de semejanza entre los dos, y no la que existe entre causa y efecto. Decir que el macaco es parecido con el hombre, y que, por eso, debe ser su antepasado, es confundir la caricatura de alguien con su causa eficiente segunda.
    El hombre fue creado por Dios como rey de toda la creación: “Dominad sobre los peces del mar y las aves del cielo, y sobre todos los animales que se mueven sobre la tierra" (Gen. I, 28) ordenó Dios al hombre.
    Ahora, el término ”dominad” indica que Dios dio al hombre un señorío sobre los animales, señorío que implica una trascendencia sobre ellos, inclusive el macaco.
    Habiendo el hombre sido hecho del limo de la tierra y de alma espiritual racional, él es un resumen de toda la creación, cosa que no sería tan clara si Dios hubiese utilizado un cuerpo de animal para hacer de él el cuerpo del Hombre. Si hubiese sido así, el hombre tendería a despreciar a los seres inferiores al mundo animal.
    Cuando Cristo se encarnó, El dignificó a toda la creación, porque en el hombre se sintetizaba todo el universo creado, desde la materia bruta hasta el espíritu.
    2 - Eva
    La doctrina del evolucionismo mitigado trae graves consecuencias con relación al origen de Eva y sus relaciones con la posición de la Iglesia frente a Cristo.
    La primera pregunta a los que defienden el evolucionismo mitigado es: “¿Y Eva? ¿Cómo surgió la mujer? ¿habría sido también hecha de un animal ya existente? ¿no provino entonces Eva del Hombre? y ¿cómo queda entonces la doctrina del pecado original? pues si Eva no vino de Adán, tampoco todos los seres humanos provienen de él.
    El texto de la Escritura que narra la formación del cuerpo de Adán es leído por los evolucionistas mitigados como siendo un relato puramente simbólico. Ellos tienen mucho más respeto humano en cuanto al relato de la creación de Eva. ¿Como defender ante una asamblea de universitarios ateos que Eva fue hecha de una materia sacada del costado de Adán? y luego el respeto científicamente humano los lleva a ridicularizar la narración bíblica, preguntando si el hombre tiene una costilla menos que la mujer.
    No. el Ser humano -- tanto el hombre cuanto la mujer - tiene doce costillas, así como Cristo tuvo doce apóstoles, el año doce meses, y el día doce horas. Y uno de los apóstoles traicionó a Cristo, así como Eva traicionó a Adán, llevándolo a pecar.
    La Sagrada Escritura cuenta que Adán puso el nombre conveniente a todos los animales (Cfr. Gen. II, 20). En la Escritura, dar nombre significa expresar su esencia, y, al mismo tiempo, expresar dominio sobre lo nombrado, porque sólo el señor de algo puede nombrarlo.
    Adán dio nombre a los animales, después que Dios dijo que no era bueno que el hombre estuviese solo: “No es bueno que el hombre este solo; hagámosle un adjutório semejante a él" (Gen. II, 18).
    ¿Y por qué no era bueno que el hombre estuviese solo?
    En primer lugar, porque el hombre es un ser social al cual Dios dio lenguaje capaz de expresar sus pensamientos. Si el hombre viviese solo, el lenguaje sería no sólo un don inútil, sino prejudicial, porque tener pensamientos y no poder expresarlos, o ser inútil expresarlos, sería más un peso que una ventaja.
    Además de eso, Dios hizo el hombre sexuado, para poder generar. Y así como hiciera los animales macho y hembra, así también debería hacer un ser humano femenino, a fin de que fuese posible la generación. Por eso dice Dios que haría para el hombre un “adjutório semejante a él”, y comenta Santo Tomás, que este adjutório sólo podría ser para la generación, pues que, si fuese para trabajo, habría hecho otro hombre que le sería más útil que la mujer, más débil físicamente.
    Dice el texto sagrado que Dios hizo pasar delante de Adán a todos los animales, y añade: “ pero no se encontraba para Adán un adjutório semejante a él" (Gen.II, 20). Fue entonces que Adán nombró a todos los animales y no vio entre ellos ninguno que le fuese semejante. Ni el macaco, aun que de código genético aparentemente tan próximo.
    Y cuando Dios hizo a Eva de una costilla de Adán éste, al verla exclamó:
    “He aquí, ahora el hueso de mis huesos y la carne de mi carne" (Gen. II, 23)
    ¿Por qué “ahora”? Porque, de esta vez, Adán veía que Eva le era semejante, aun que no tuviese el examen de su código genético. Eva era carne de su carne, hueso de sus huesos, esto es, tenía su misma naturaleza, su mismo código genético.
    Y “ella era llamada Virago, porque del varón fue sacada" (gen. II, 23).
    El texto del Génesis es entonces bien explícito: Eva fue sacada de Adán. Fue hecha de su materia, y no de un ser animal anterior y predecesor del Hombre. Y Pío XII repite esta misma lección: “El auxilio dado por Dios al primer hombre procede del Hombre y es carne de su carne, formada como compañera, que del Hombre recibe su nombre, porque fue sacada del Hombre" (Pío XII, Alocución a la Pontificia Academia de Ciencias, 30 / XI / 1941, Acta Apostolicae Sedis, XXXIII, 506, apud D. Estevão Bettencourt, OSB, Ciencia y Fe, río de Janeiro, 1958, p. 105).
    El propio e insospechable Cardenal Bea -- de triste, ecuménica y poco ortodoxa memoria -- ex Rector del Pontifício Instituto Bíblico, escribió “ no se ve otra solución posible bajo el punto de vista exegético y teológico sino afirmar que Eva fue formada de una parte del cuerpo de Adán por especial intervención de Dios, y esto a fin de que fuesen inmaculados mediante tal proceder, algunas verdades religiosas fundamentales y de suma importancia” (Agustin Bea, Questioni Bibliche, II, 52, apud D. Estevão Bettencourt, op. cit. p. 104).
    La teoría de la evolución contraría directamente el texto de la Sagrada Escritura. Y no se trata de tener un sentido apenas literal de la Biblia, o de darle lo que los racionalistas llaman de “interpretación fundamentalista”.
    Veamos, entonces, si el sentido analógico del Génesis es favorable a la evolución.
    Al tratar del significado del matrimonio cristiano y del sentido de la unión conyugal, San Pablo nos enseña: “Este misterio [sacramento] es grande, mas lo digo en relación a Cristo y a la Iglesia" (San Pablo, Ef. V, 32)
    ¿Por qué San Pablo dice esto?
    La descripción de la formación del cuerpo de Eva a partir de una materia retirada del costado de Adán siempre fue tenida como una imagen profética no sólo de lo que ocurriría con Cristo en el Calvario, como también de la relación de Cristo con la Iglesia.
    Así:
    Adán fue el primer hombre, en el tiempo.
    Cristo es el primero de los hombres en valor.
    Dios dio a Adán un profundo sueño, imagen de la muerte.
    Cristo murió en la cruz.
    En cuanto Adán dormía, Dios abrió su costado.
    Después de que Cristo murió en la cruz, el centurión le abrió el costado con la lanza.
    Do lado de Adán Dios retiró una materia.
    De la llaga del pecho de Cristo salieron sangre y agua.
    De la materia retirada de Adán Dios hizo el cuerpo de Eva.
    Do lado de Cristo nació la Iglesia, divina y humana. Divina por su cabeza -- Cristo, representado por la sangre. Humana por sus miembros -- los hombres-- representados por el agua.
    Eva fue la única esposa de Adán.
    La Iglesia es la única esposa de Cristo. Lo que -- diga-se de paso, más bien a propósito - -- condena el ecumenismo.
    Adán y Eva se unen y tienen los hijos de la carne.
    Cristo y la Iglesia se unen para tener los hijos de Dios. Dios podría salvar a los hombres hablándoles, por la gracia, directamente al corazón. No lo hizo y no lo quiere hacer. El quiere salvar a los hombres por medio de otros hombres en cuanto miembros de la Iglesia.
    Adán sólo tuvo una única esposa.

    Cristo sólo tiene y sólo puede tener una única Iglesia, una única esposa, un único cuerpo místico, del cual es imposible separarlo.
    Por eso también Adán no puede separarse de Eva. El divorcio es ilegítimo.
    En el caso de que la narración de la Sagrada Escritura sobre la formación del cuerpo de Eva no fuese histórica, toda la doctrina de la Iglesia como cuerpo Místico de Cristo caería por tierra, con graves consecuencias para la Fe, para el sacramento del matrimonio, así como para el celibato sacerdotal. Además es interesante constatar que la substitución de la doctrina de la Iglesia como cuerpo Místico de Cristo por la doctrina de la Iglesia como pueblo de Dios en el Vaticano II, al abrir las puertas para el ecumenismo, abrió también enorme brecha para una mayor facilidad en los procesos de nulidad matrimonial -- que hoy equivalen casi a la aceptación práctica del divorcio -- tanto cuanto para el abandono del celibato sacerdotal.
    Hace más de un siglo, se ha procurado adaptar el texto revelado a fábulas y delirios pretendidamente científicos. Michael Behe dirá a bazofias, que es como él llama la teoría darwinista.
    Hoy, es la propia Ciencia que desmiente esas bazofias, fábulas y delirios.

    São Paulo, Septiembre de 2.003
    Orlando Fedeli
    Fábio Vanini, biólogo
    Marina Marques Vanini, doctoranda en Biología
    Marcelo Murai, Maestro en Biología
    Luciana Kauer Murai, mestranda en Biología
    Dr. Daniel Almeida de Oliveira, Médico


    </B>
    Fedeli, Orlando - "EVOLUCIONISMO:¿DOGMA CIENTÍFICO O TESIS TEOSÓFICA?"
    MONTFORT Associação Cultural
    http://www.montfort.org.br/index.php...nismo&lang=esp
    ReynoDeGranada y Pious dieron el Víctor.

  16. #36
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    Respuesta: La ciencia contra la fe... darwinista

    ¿Existe un Evolucionismo no Darwinista?

    Un destacado especialista argentino en el tema, el Dr. Raúl Leguizamón, realiza precisiones acerca de los dichos del padre Rafael Pascual -publicados por la agencia católica Zenit el 7 de diciembre de 2005- de cuyo contexto se interpreta una aparente confirmación de las teorías darwinianas. El científico puntualiza estas confusiones y las aclara.


    Escribe el Dr. Raúl O. Leguizamón (*)


    "La evolución, en el sentido de ascendencia común, podría ser cierta, pero la evolución en el sentido neodarwinista -es decir, un proceso no guiado ni planificado, de variaciones al azar y selección natural- no lo es. Cualquier sistema de pensamiento que niegue o que busque otras explicaciones distintas de la abrumadora evidencia del diseño en biología, es ideología y no ciencia".


    Cardenal Christopher Schönborn,
    New York Times, 7 de Julio de 2005.


    Lo primero que quiero destacar en relación a los conceptos vertidos por el P. Rafael Pascual en la entrevista de Zenit (7/12/05), es que la mayor parte de ellos son inobjetables, tomados aisladamente. Sin embargo, me veo obligado a disentir acerca del contexto y la forma en que están expresados, pues debido a la equivocidad en el uso de los términos se genera una lamentable confusión, por cuanto a lo largo de la entrevista, el P. Pascual habla, en todos los casos, de una teoría de la evolución que simplemente no existe. De ahí que mencione con frecuencia "la evolución" y la "teoría de la evolución", pero en ningún momento haga la menor referencia al darwinismo o neodarwinismo, siendo que ésta es la única teoría de la evolución que conocemos. O al menos la única aceptada oficialmente.


    Sería lo mismo que hablar de la "salud reproductiva" como de un tema perfectamente católico. Y efectivamente, quién podría cuestionar la completa legitimidad de una tarea destinada a brindar a la gente toda la asistencia médica necesaria para poder tener hijos en las mejores condiciones sanitarias. El problema es que la expresión "salud reproductiva", tiene un significado muy concreto, y si no se hacen las debidas aclaraciones, todo el mundo pensará lógicamente que estamos hablando de los protocolos del CEDAW o de Belem do Pará, que significan justamente lo contrario. Y esto es exactamente lo que hace el P. Pascual a lo largo de toda la entrevista. A diferencia de lo que hizo el Cardenal Schönborn -en su artículo del New York Times del 7 de julio de 2005- quien se refirió concretamente al darwinismo o neodarwinismo y como acaba de volver a hacer en otro artículo más extenso sobre el tema, en el número de enero de 2006, de la revista First Things. www.firstthings.com


    Lo mismo vale para la diferencia que el autor establece entre evolución (ciencia) y evolucionismo (ideología). Evolución, evolucionismo, darwinismo, neodarwinismo, teoría sintética, son todos sinónimos. Al menos en la forma que usan estos términos la casi totalidad de los científicos que están en el tema.


    Pero además, las declaraciones del P. Pascual son erróneas, o al menos equívocas, a nivel epistemológico ya que la evolución no es, ni puede ser, una teoría científica -en el sentido de ciencia experimental o "dura"- por la sencilla razón de que sus postulados no pueden ser observados ni evaluados (contrastados) experimentalmente. La evolución "es una disciplina quintaesencialmente histórica" -como decía Gould- y por ello su método y sus niveles de certeza no pueden ser los mismos.


    La misma equivocidad se manifiesta cuando el P. Pascual habla de los "datos empíricos" en que supuestamente se fundaría la teoría de la evolución, por cuanto no existen datos propiamente "evolutivos". Aquí como en todo, los datos sólo adquieren significación en el contexto de una teoría, de manera que lo decisivo no son en sí los datos científicos, sino la interpretación de los mismos. Pero esto pareciera no verlo nuestro autor y por eso considera que la teoría científica de la evolución "parece bastante bien afirmada", pero plantea reservas sobre su mecanismo. Pero el mecanismo ¡es justamente el evolucionismo!, que él rechaza como ideología.


    Para dar un ejemplo: decir que hay semejanzas entre los monos y el hombre, es un dato (en el sentido de que es un hecho). Decir que ello se debe a que el hombre se originó del mono mediante mutaciones al azar y selección natural, es la teoría que pretende explicar ese dato. La semejanza sólo es un "dato evolutivo", en la medida que hayamos aceptado previamente la teoría. O que la hayamos podido demostrar. Tan siquiera en la forma "blanda", de proporcionar una explicación mínimamente verosímil. Y esa teoría es el darwinismo, que el P. Pascual insiste en llamar evolución o teoría de la evolución.


    Repito. La esencia del darwinismo consiste en afirmar que las especies se transformaron (desde la bacteria al hombre) precisamente mediante el mecanismo de las mutaciones al azar y la selección natural. Sin este mecanismo, no hay darwinismo. O evolución, como dice el P. Pascual.


    Ahora bien, sostener que el mecanismo del cambio evolutivo obedeció a mutaciones al azar, equivale justamente a negar el finalismo, negación que sería propia del evolucionismo como ideología, según el P. Pascual, lo cual -nos dice con toda razón- es inadmisible.


    Desde luego que una "creación evolutiva" -como sugiere el P. Pascual- es perfectamente compatible con los datos de la Revelación, pero en ese caso, el mecanismo del cambio evolutivo ¡no puede basarse en el azar! Por eso que una evolución dirigida (finalista) es totalmente inaceptable para el darwinismo, porque en este caso estaríamos, una vez más, hablando de creación. Una creación secuenciada en el tiempo.


    Y al respecto, vale la pena citar los testimonios de los más destacados líderes del darwinismo contemporáneo.


    George Gaylord Simpson, profesor que fue de Paleontología de los Vertebrados en la Universidad de Harvard, y uno de los autores precisamente de la síntesis neodarwinista, dice:


    "Quizá un finalista pudiera creer que la evolución tenía un único objetivo, tal como la obtención del hombre y se detuvo una vez llegado al mismo. Pero de hecho, la evolución no es finalista... El hombre es el resultado impensado de un proceso materialista carente de objetivos; no fue planeado. Es un estado de la materia, una forma de vida, un tipo de animal... El hombre no era, evidentemente, el objetivo de la evolución, la que con certeza carece del mismo. No podía estar planeado, en una operación totalmente desprovista de planes". (G. G. Simpson, "El Sentido de la Evolución", EUDEBA, 1977, ps. 275, 297, 233).


    Stephen Jay Gould, profesor de Zoología e Historia de la Ciencia de la Universidad de Harvard, y posiblemente el más famoso de los evolucionistas actuales (fallecido en el 2002), expresa:


    "Muchos paleontólogos, yo incluido, consideramos al Homo Sapiens como un minúsculo e impredecible vástago del copiosamente ramificado árbol de la vida; un feliz accidente del último instante geológico, sumamente improbable de aparecer otra vez, si pudiéramos hacer crecer nuevamente el árbol de la semilla" (Stephen J. Gould, "Natural History", Marzo 1993, p. 20)


    Jacques Monod, el famoso biólogo francés, dice por su parte que:


    "Sólo el azar está en el origen de toda novedad, de toda creación en la biosfera... El hombre sabe al fin que está solo en la inmensidad indiferente del Universo, de donde ha emergido por azar". (Jacques Monod, "El Azar y la Necesidad", Tusquets Editores, ps. 125 y 190)


    Ahora, cómo se armonizan los testimonios arriba mencionados, con lo que dice el P. Pascual (citando a Benedicto), de que «No somos el producto casual y sin sentido de la evolución. Cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario».


    Y aclaro que no se trata de que estos autores digan lo que dicen porque sean "materialistas" (que lo son, por cierto), sino porque están haciendo una interpretación correcta del darwinismo, el cual no es una teoría científica (aunque fuese errónea), sino una cosmovisión anticreacionista, inmanentista, naturalista y materialista.


    Como dice acertadamente Gilson: "la noción de evolución, es una noción filosófica, introducida en la ciencia desde afuera de ella". (Etienne Gilson, "De Aristóteles a Darwin", EUNSA, Pamplona, 1976, p. 206)


    La así llamada "teoría de la evolución" es, esencialmente, una filosofía, elaborada específicamente para negar la creación, y adornada luego con ropaje científico. Y una filosofía anticreacionista en el sentido amplio de la palabra. Esto es, que niega, no sólo la creación directa o especial del hombre y de todas las especies, sino también una eventual creación "evolutiva", ya que niega explícitamente el principio de finalidad.


    Hay otros conceptos que entiendo son objetables en los contenidos de la entrevista.


    El creacionismo no es una ideología -como dice el P. Pascual- sino un modelo científico que sostiene que los sistemas básicos de la naturaleza (materia-energía, leyes, especies), no pueden haberse originado gradualmente por la acción de los procesos naturales que conocemos, sino que deben haber sido creados en forma completa desde el principio, mediante mecanismos no actuantes hoy. Haya ocurrido esto en seis días o en millones de años.


    El autor parece confundir creacionismo con fundamentalismo (o literalismo bíblico), lo cual no es el caso.


    También es equívoco lo que afirma el P. Pascual en el sentido de "la Biblia no tiene una finalidad científica, sino más bien religiosa". Ciertamente. Lo que por otra parte no quiere decir que sea un relato meramente simbólico. Sin ir más lejos, ¿cómo se podría armonizar el monogenismo **, por ejemplo, con la perspectiva darwinista de poblaciones de monos haciéndose hombres?


    Que la Biblia no sea un texto científico, no significa que no tenga nada que decir acerca de ciertas realidades del mundo fenoménico. Sobre todo en los tres primeros capítulos del Génesis, en donde se relatan hechos que constituyen aspectos fundamentales de la religión cristiana, como son la creación de todas las cosas hecha por Dios, la creación especial del hombre y la formación de la primera mujer a partir del primer hombre.


    Además, el P. Pascual afirma que "no se puede excluir 'a priori' la causalidad divina". ¡Pero esa es justamente la esencia del darwinismo!


    Julián Huxley, uno de los doctores máximos del darwinismo en el siglo que pasó, decía:


    "Darwin demostró que no era necesario ningún planificador sobrenatural; desde que la selección natural podía explicar cualquier forma de vida conocida, no había espacio para ninguna acción sobrenatural en su evolución". [Julian Huxley, "Issues in Evolution", (Vol. III of Evolution after Darwin, Sol Tax ed., University of Chicago Press, 1960), p. 41]


    Ernst Mayr, el famoso taxonomista de la Universidad de Harvard -ya retirado- y también una autoridad indiscutida en estos temas, expresa:


    "Las causas naturales postuladas por los evolucionistas, separaron completamente a Dios de su Creación... El nuevo modelo explicativo reemplazó la teleología planificada, por el proceso fortuito de la selección natural. Esto requirió un nuevo concepto de Dios y una nueva base para la religión". (Ernst Mayr, "Science", Vol. 176, Junio 2, 1972, p. 988)


    Como se ve, los testimonios son por demás contundentes y me eximen de todo comentario.


    Es totalmente cierto -como afirma el P. Pascual- que no es posible un conflicto entre la ciencia y la fe, pero siempre que sea verdadera ciencia y no una postura ideológica 'a priori', basada en el materialismo filosófico. Y a este respecto resulta muy esclarecedor lo que expresa Richard Lewontin, genetista de la universidad de Harvard y uno de los principales líderes del darwinismo actual, cuando dice:


    "El problema fundamental no es el de proveer al público con conocimientos acerca de cuán lejos está una estrella, o de qué está hechos los genes... El problema es conseguir que las personas rechacen las explicaciones irracionales y sobrenaturales del mundo... Nosotros tomamos partido por la ciencia a pesar del patente absurdo de algunas de sus teorías, o de la tolerancia de la comunidad científica para con fábulas sin fundamento, porque tenemos un compromiso previo, un compromiso con el materialismo. No se trata de que los métodos y principios de la ciencia nos obliguen a aceptar una explicación materialista del mundo fenoménico, sino que por el contrario, estamos obligados -por nuestra adherencia a priori a las causas materiales- a crear instrumentos de investigación y una serie de conceptos que produzcan explicaciones materiales". (Richard Lewontin, "The New York Review of Books", Vol. 44, 09/01/97, p. 1297)


    De manera que si bien es cierto que no puede existir un verdadero conflicto entre ciencia y fe, también es muy cierto que no todo lo que se nos muestra como ciencia, realmente lo es.


    En síntesis: hablar de una teoría de la evolución inexistente -confeccionada a nuestro gusto y medida- para luego "bautizarla", no es sino un ilegítimo recurso dialéctico que lo único que hace es favorecer la aceptación de la única teoría evolucionista que realmente existe, esto es el neodarwinismo, el cual, además de ser una forma de pseudociencia, resulta claramente incompatible con los datos de la Revelación Cristiana.


    Y hace rato que ya es tiempo cumplido de decir esto con toda claridad.


    (*) Dr. Raúl O. Leguizamón
    Profesor de Ciencia y Filosofía
    Universidad Autónoma de Guadalajara

    http://panodigital.com/mundo_moderno..._no_darwinista
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  17. #37
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    Respuesta: La ciencia contra la fe... darwinista

    Estimados amigos: dejo aquí colgado otro artículo del Dr. Raúl Leguizamón, complementario del que diera origen a este hilo.

    A los interesados les comento que en mi blog, buscando en la etiqueta evolucionismo, hay unos 20 artículos sobre este tema, incluyendo algunos libros virtuales del propio Dr. Leguizamón.

    Vuestro en Xto Rey

    Cruzamante




    La cosmovisión de los evolucionistas


    por el
    Prof. Dr. Raúl Leguizamón


    Tomado del Blog de Cabildo



    unca como en nuestra época se vio una devaluación tan atroz de la vida humana, una brutalización tan acusada de la sociedad, una regresión tan vertiginosa a la barbarie. Las consecuencias están a la vista, no sólo las delictivas (robos, secuestros, asesinatos, salvajismo social sin precedentes), sino también las más o menos toleradas y aceptadas socialmente: control de la natalidad, eutanasia, castración química o quirúrgica, manipulación genética, fertilización “in vitro”, experimentación con embriones humanos, clonación “terapéutica” y otras lindezas por el estilo.

    El fenómeno causal es ciertamente complejo y susceptible de ser analizado desde varias perspectivas, pero parece evidente que uno de los factores capitales fue la paulatina pérdida del sentido de lo sacro en general, y de lo humano en particular. De allí se sigue la pérdida del sentido del pecado, obviamente inconcebible en un mundo desacralizado.

    De los diversos aspectos del problema hay que subrayar la conexión causal que interviene en este proceso, referida al papel que el evolucionismo o darwinismo jugó en la conformación de la mentalidad moderna, algo que de teoría científica sólo tiene el nombre, porque se trata en realidad de una vasta cosmovisión inmanentista, naturalista y materialista, elaborada para negar la creación.

    Es innecesario insistir en la naturaleza esencialmente filosófica o cosmovisional del evolucionismo. Sólo traeré a colación palabras del famoso genetista Theodosius Dobzhansky, quien decía: “La evolución comprende todos los estadios del desarrollo del universo: cósmico, biológico, humano y cultural. Los intentos de restringir el concepto de la evolución a la biología son injustificados. La vida es un producto de la evolución de la naturaleza inorgánica, y el hombre un producto de la evolución de la vida”.(1)

    Una supuesta teoría que pretende explicar nada menos que el origen del hombre, la vida y el cosmos, es obviamente una cosmo-visión y no una teoría científica. El problema es que esa cosmovisión se ha enseñado y se continúa enseñando e inculcando masivamente, no sólo como una teoría científica —lo cual es una impostura— sino también como un hecho científico demostrado.

    Esto ha creado toda una mentalidad que subyace en las diversas manifestaciones del mundo moderno y que lo informa, aún en forma inconsciente. De ahí su peligrosidad. El peor de los prejuicios es siempre el que se ignora. Como decía Chesterton, más que una teoría, el evolucionismo es una atmósfera en la cual vivimos y respiramos, que contamina toda nuestra mentalidad, moderna y posmoderna, y que está en la raíz misma del proceso de pérdida del sentido de lo sacro en el mundo contemporáneo.

    Podemos distinguir tres aspectos fundamentales en torno a los cuales gira el meollo de esta cuestión. Por un lado, al negar el principio de finalidad, la cosmovisión evolucionista separa completamente a Dios de su creación y lo reduce a la categoría de remotísima y lejana “causa primera”, que nada tiene que ver con este mundo. No dice que Dios no existe: existe, pero eso es todo lo que hace, y como el buen Dios masónico, no se entromete en la realidad. Por otro lado, niega la realidad del alma humana, como algo propio y constitutivo del ser humano, afirmando que las diferencias entre el hombre y los animales son sólo de grado y no de naturaleza. Por fin, el evolucionismo hace impensable el pecado original.

    Me estoy refiriendo, por cierto, a evolucionistas coherentes, que saben de qué están hablando. Huelga analizar la postura de los que sostienen que Dios habría tomado un mono y le habría infundido alma humana… algo ridículo. Aquí hablaremos de la postura de los evolucionistas en serio, que sostienen honrada y coherentemente que el hombre es un animal evolucionado.

    Es absurdo pretender ser un buen evolucionista darwinista y no aceptar esto. Como dijo Julián Huxley en un simposio (Chicago, 1959) “El cuerpo humano, la mente, el alma y todo cuanto se ha producido, es enteramente resultado de la evolución... No hubo un momento súbito durante la historia evolutiva, en que el «espíritu» fue infundido en la vida, de la misma, manera en que no hubo un momento particular en que fue infundido en usted”.(2)

    Eso mismo recuerda Stephen Jay Gould, expresando que: “Estamos tan atados a nuestra herencia filosófica y religiosa que seguimos buscando algún criterio de división estricta entre nuestras capacidades y las del chimpancé. La única alternativa honrada es admitir la existencia de una estricta continuidad cualitativa entre nosotros y los chimpancés. ¿Y qué es lo que salimos perdiendo? Tan sólo un anticuado concepto del alma”.(3)

    Es lógico. Si, como sostiene el evolucionismo, todo lo que hay es la naturaleza, entendida como sistema cerrado de causas y efectos que existe y funciona por sí mismo, no hay escapatoria a esta conclusión.
    Afortunadamente, el intenso debate de los últimos veinte años entre creacionistas y evolucionistas provocó una saludable clarificación de posturas y sinceridad en el lenguaje, que nos coloca hoy en una situación más favorable para comprender esta cuestión, que la existente en los años '50 ó '60.

    Al irse derrumbando progresivamente los supuestos fundamentos empíricos de la hipótesis evolucionista, se hizo evidente su carácter filosófico y la naturaleza de esta filosofía. Si bien siempre existieron autores evolucionistas con suficiente lucidez para ver claro y la suficiente sinceridad para decirlo, como es el caso de Julián Huxley, también es cierto que una buena cantidad de científicos y filósofos o no entendían de qué se trataba, o no decían lo que entendían y se hacían los distraídos.

    Esto, además de una enorme cantidad de creyentes, católicos y no católicos, que trataban de reducir la cosmovisión evolucionista a una mera teoría científica y conciliarla de alguna manera con el cristianismo. Pero la guerra disipa muchas ilusiones, afirma posturas, define los bandos, impone sinceramientos. Así, el Dr. William Provine, Biólogo e Historiador de la Ciencia en la Universidad de Cornell, dice: “Permítaseme resumir mis opiniones sobre lo que la moderna biología evolucionista nos dice enérgica y claramente, y que son básicamente las ideas de Darwin: no hay dioses, no hay propósitos, no hay fuerzas dirigidas con un sentido de ninguna clase. No hay fundamentos últimos para la ética, ningún sentido final de la vida, ni tampoco libre albedrío humano”.(4)

    Ahora, si bajo el disfraz de la ciencia se comienza a inculcar desde la más tierna edad esta visión del mundo y del hombre, ayúdenme ustedes a pensar en cuáles serían los resultados. Bueno… están a la vista. Esto no se enseña, se inculca como a una doctrina de tipo religioso. De allí el “celo” de las autoridades educativas por implantar esta basura en la currícula a todos los niveles, comenzando con la escuela primaria.

    Esta estrategia viene desde los máximos niveles del poder mundial, en este caso, la UNESCO, de la cual Julián Huxley fue su primer director general. Él vio claramente que el medio más eficaz para difundir el ateísmo no era la postura ingenua de la negación filosófica formal y explícita de Dios, sino la mucho más redituable actitud de su supresión científica, tramposa e implícita, que está en la raíz misma del darwinismo.

    Lo mismo vale para la cuestión del pecado original, que no tiene cabida dentro de la concepción evolucionista-darwinista, según la cual, el movimiento de la naturaleza en su totalidad es “hacia arriba”. ¿Cómo armonizarlo con una caída? Además, dentro del contexto de la hipótesis darwinista es imposible hablar de una primera pareja humana (o sea del monogenismo) sin decir tonterías. Con ello desaparece Adán o, por mejor decir, los dos Adanes: el del Edén, por imposible, y el de Belén, por prescindible.

    El famoso novelista inglés y ferviente darwinista H. G. Wells expresaba: “Si todos los animales y el hombre se han desarrollado de esta manera ascendente, luego no han habido primeros padres, ni Edén, ni caída. Y si no hubo caída, todo el edificio del Cristianismo, la historia del primer pecado y la razón de la expiación, colapsan como un castillo de naipes”.(5)

    Richard Bozart, por su parte, escritor de temas científicos en Estados Unidos y miembro de la Asociación Humanista Americana, señala: “El evolucionismo destruye total y definitivamente la mismísima razón por la cual la vida terrenal de Jesús habría sido supuestamente necesaria. Destruid a Adán y Eva y el pecado original, y entre los escombros hallaréis los lamentables despojos del Hijo de Dios. Si Jesús no fue el redentor que murió por nuestros pecados —y esto es lo que el evolucionismo significa— entonces el Cristianismo es nada”.(6)

    Como se ve, no se puede pedir más en cuanto a claridad de conceptos y franqueza en la expresión. Con lo expresado, es decir, con la visión animalizante del ser humano y la negación del pecado original, tenemos motivos más que suficientes para atribuir a esta aberrante cosmovisión una gran parte de responsabilidad en la catástrofe moral e intelectual del mundo moderno.

    Pero las ideas tienen consecuencias, y también una dinámica que las lleva poco a poco a conclusiones que ni hubieran soñado sus propugnadores originales. Si yo dijera, por ejemplo, que hay una conexión entre evolucionismo y homosexualidad, se pensaría que mi estado de salud mental es mucho más grave del supuesto.

    Sin embargo, el editor del I.N.W. Guide Magazine sostiene que “La homosexualidad es rara vez discutida como un componente de la evolución, pero sin duda que juega un papel. La conducta homosexual ha sido observada en la mayoría de las especies animales estudiadas y cuanto más subimos en el árbol taxonómico hacia los mamíferos, tanto más evidente se hace dicha conducta”.(7)

    A continuación, el mismo editor se encarga de decirnos exactamente cómo es que la homosexualidad contribuiría a la evolución: R. H. Dennison, profesor de Biología en la Universidad de Wyoming ha concluido que “En la evolución la homosexualidad actúa como un mecanismo para reducir la tensión, satisfaciendo las prácticas de apareamiento de los machos más dominantes… La homosexualidad sirve también al proceso evolucionista actuando como una forma de control de la natalidad. Sin duda representaría un considerable salto evolucionista”.(8) Pareciera obvio que estamos evolucionando a pasos agigantados…

    Como se ve, la evolución da para todo. También para el aborto, y en en una forma mucho más relevante.

    Allá por 1866, Ernst Haeckel, apóstol del darwinismo en Alemania, formuló la famosa “teoría de la recapitulación”, que también ha sido llamada “ley biogenética fundamental”, según la cual la ontogenia recapitulaba la filogenia; esto es, que el embrión, en su desarrollo, pasaría por los mismos estadios que la evolución de las distintas especies. Primero seríamos como una ameba, luego como un pez, posteriormente como un reptil, más tarde un mamífero, y finalmente un ser humano. Y esto en distintos grados, naturalmente.(9) Por cierto que semejante cosa es un disparate, totalmente refutado por la embriología moderna, aunque vigente en la mitología darwinista.

    El director del Instituto de Investigación en Biosistemas de La Jolla, California, expresa que “El huevo fertilizado progresa, en treinta y ocho semanas, a través de lo que es, de hecho, un rápido pasaje por la historia evolutiva: desde una simple célula primordial, el conceptus progresa a través de algo semejante a un pez, un reptil, un ave, un primate y finalmente un ser humano”.(10) ¿Y cuándo podemos decir que hay un ser humano?, se pregunta el autor. “Según el consenso general (¡¿de quién?!), esto no sucede hasta el final del primer trimestre”.(11)

    Supongo que como buen mal pensador es fácil verle las patas a la sota. Uno no se equivoca, pues este es un argumento utilizadísimo en el debate pro-aborto. Una nota aparecida en la revista Human Life Review lo muestra nítidamente: “El debate sobre el aborto tiene sus raíces en dos maneras alternativas de concebir al no nacido. Nuestra civilización, hasta hace poco tiempo, consideraba el niño no nacido según el modelo de la Encarnación, que maximiza su dignidad; pero ahora mucha gente lo concibe según el modelo de la evolución, popularmente entendida, lo cual minimiza su dignidad”.(12)

    El evolucionismo siempre minimiza el concepto de ser humano, no sólo en el conceptus sino también en el niño ya nacido, y en el adulto como en el anciano, porque ataca la noción misma de ser humano. No por nada el filósofo de la ciencia americano Daniel Dennett, dice que el darwinismo, que él mismo profesa, “es un ácido universal que corroe y destruye todos los valores tradicionales que toca, dejando en su estela una visión revolucionada del mundo”.(13)

    No podría ser de otra manera, ya que por su triple negación, del principio de finalidad, de la realidad del alma humana y del pecado original, y con su afirmación del principio de la lucha universal y despiadada como código universal de conducta, esta cosmovisión obviamente tiene que ser un feroz disolvente de todo tipo de valores y creencias tradicionales.

    Cosmovisión que debe ser denunciada como tal y eliminada sin contemplaciones de la currícula, en defensa no sólo de la fe y la moral, sino también de la verdadera ciencia.


    Prof. Raúl Leguizamón
    Notas:
    1. “Changing Man”, Science, Vol. 155, 27 de enero de 1967.
    2. Julián Huxley, “Issues in Evolution” (Vol. III, of Evolution after Darwin, Sol Tax ed., University of Chicago Press), 1960, pág. 45.
    3. Stephen Jay Gould, “Desde Darwin”, Herman Blume ed., Madrid, 1983, pág. 53.
    4. William Provine, “Darwinism: Science or Naturalistic Philosophy?”, Origins and Research, Vol 16, de abril de 1994: Nº l, pág. 7.
    5. H. G. Wells, “Outline of History”, Doubleday, New York, 1949, pág. 987.
    6. Richard Bozart, “American Atheist”, sept. 1978, pág. 30, cit. por D. Gish, en “Creation Scientists Answer Their Critics”, Institute for Creation Research, California, 1993, pág. 30.
    7. Jacob Smit, “In the Beginnigng - Homosexuality and Evolution”, Intl. N. W. Magazine, agosto de 1987, pág. 6. Cit. por H. Morris, “The Long War Against God”, Master Books, Green Forest, AR, USA, 2003, pág. 136.
    8. Ibidem.
    9. Todos somos iguales, pero algunos lo son más, claro está. A nadie se le escapa que no podía ser lo mismo un chino que un inglés. ¿Por qué cree, lector, que se llamó “mongolismo” al síndrome de Down? Porque se consideraba obviamente que el afectado por esta enfermedad no habría llegado a la perfección evolutiva (es decir, a parecerse a un inglés), habiéndose detenido en la etapa amarilla o mogólica. El racismo biológico tiene una raíz totalmente darwinista.
    10. Elie A. Schneour, “Life Doesn’t Begin, It Continues”, “Los Angeles Times”, de enero de 1989. Citado en “The Long War Against God”, pág. 138.
    11. Ibidem.
    12. Joseph Sobran, “The Averted Gaze: Liberalism and Fetal Pain”, Human Life Review, 9 (Spring 1984): 6. Citado en “The Long War Against God”, 139.
    13. Daniel Dennett, “Darwin’s Dangerous Idea”, Simon & Schuster, N. Y., 1995, pág. 63.
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  18. #38
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    Respuesta: La ciencia contra la fe... darwinista

    Muy interesante tu blog cruzamante, hay libros que me van a servir para subir a mi blog. Como siempre el Prof. Leguizamón con un artículo de primera, gracias por colgarlo.

    Os dejo un vasto artículo del filósofo católico José Ramón Ayllón que he descubierto hoy mismo. Es un enorme placer conocer que todavía hay católicos que niegan toda la tramoya evolucionista. Os recomiendo que visiteis su web personal, con contenidos de mucha sustancia.
    http://www.jrayllon.es/index.htm


    DARWIN CUMPLE 200 AÑOS.


    El siglo XX se puede entender, en el mundo occidental, como el intento persistente de cuatro cosmovisiones laicas por llenar el enorme vacío de la muerte de Dios. Así lo han visto, entre otros, Nietzsche y George Steiner. Con el ocaso de la visión cristiana desaparecía una milenaria percepción del mundo, y donde reina una enorme ausencia de sentido surgen necesariamente nuevos intentos de coherencia. Así nacieron el positivismo, el marxismo, el psicoanálisis y el evolucionismo, todos ellos con pretensión de totalidad, de presentar un cuadro completo del hombre en el mundo. En 2009 se cumplen 200 años del nacimiento de Darwin y 150 de la publicación del libro que pone en marcha la cosmovisión evolucionista: El origen de las especies mediante la selección natural.


    1. Darwin y la selección natural.
    La ciencia avanza cuando un amplio conjunto de hechos puede ser reducido a leyes integradoras. Lo propio de la Biología es encontrar principios que den razón de la pluralidad aparentemente heterogénea de los organismos vivientes. Desde Darwin, la teoría de la evolución representa el más persistente intento de explicación de esa pluralidad. La historia del evolucionismo es reciente. El mismo año que nació Darwin (1809), Lamarck presentó en su Filosofía zoológica la idea básica del transformismo: que las especies han ido apareciendo dentro de un proceso evolutivo en el que unas se transforman en otras. Se suponía que el mecanismo de transformación era la herencia de los caracteres adquiridos por los seres vivos en su esfuerzo por adaptarse al medio. Es clásico el ejemplo de la jirafa, que llegaría a tener un cuello tan largo a base de esfuerzos repetidos por alcanzar el alimento en las ramas de los árboles. Mediante esos esfuerzos, los vivientes desarrollarían los órganos más utilizados, y la transmisión hereditaria de ese nivel de desarrollo daría lugar a cambios que finalmente supondrían una nueva especie.

    Darwin recogió de Lamarck la adaptación al medio, y reforzó el mecanismo de transformación con otro resorte tomado de Malthus: la selección natural. Pocos años antes, Malthus había escrito que nos acercábamos a un mundo superpoblado, donde sobrevivirían los seres humanos mejor dotados. Darwin vió que en todos los seres vivos se da una lucha por la vida, y supuso que la supervivencia del más fuerte daba lugar a una selección natural que conservaba y transmitía las variaciones favorables, produciendo especies cada vez mejor adaptadas al medio ambiente. Darwin afirmó, en concreto, que todos los seres vivos descienden de unos pocos antepasados comunes, y que la selección natural es el motor de los prodigiosos cambios que nos llevan desde la bacteria microscópica a la especie capaz de componer la música de Mozart.

    El primer problema de esta hipótesis es que jamás hemos observado un salto de especie, y la ciencia necesita que las demostraciones confirmen las suposiciones. Además, la selección natural no introduce novedades, pues opera sobre lo que previamente ha sufrido una mutación. Darwin expuso sus teorías en El origen de las especies (1859) y en La descendencia del hombre (1871). Aunque Mendel había descubierto las leyes de la transmisión hereditaria en 1865, el mundo no conoció esa revolución científica hasta 1900. Por ese retraso, Darwin murió sin sospechar que los caracteres adquiridos no se incorporan al patrimonio genético y, por tanto, no se transmiten por herencia. Aquí radica el tercer punto débil del darwinismo. Sin embargo, un buen ejemplo puede hacer creíble cualquier error, y perpetuarlo indefinidamente entre el gran público. En el ejemplo evolucionista más clásico se afirma que la jirafa tiene el cuello tan largo porque prosperaron solamente las que pudieron alcanzar el alimento de las ramas altas. El inconveniente de esta explicación es que no han aparecido restos fósiles de jirafas en vías de desarrollo, puesto que son iguales desde su aparición, hace dos millones de años. Además, las crías de jirafa se hacen grandes alimentándose de las hojas bajas, y las hembras, que miden un metro menos que los machos, tampoco tienen problemas de comida y de supervivencia.

    Con la difusión de las leyes genéticas, el evolucionismo darwinista se vio obligado a cambiar de argumentos. Así surgió el neodarwinismo, también llamado teoría sintética. La selección natural se unía ahora al que se suponía principal mecanismo del cambio: las mutaciones genéticas. Sabemos que casi todas son perjudiciales, incluso mortales, pero la selección natural hará que solo se conserven y transmitan las favorables. Como serán pocas y muy pequeñas, harán falta enormes períodos de tiempo para que se produzcan cambios apreciables. De este modo, la evolución se convierte en una lenta y larga cadena de pequeñísimos cambios graduales.





    2. El registro fósil.
    Hablar de evolución biológica es, en primer lugar, constatar la aparición progresiva de las diferentes especies, y las semejanzas morfológicas entre las especies próximas en el tiempo. A partir de esos hechos, el evolucionismo interpreta la mera semejanza morfológica como surgimiento de unas especies a partir de otras, por medio de una relación de causalidad. Aunque el registro fósil pone de manifiesto esa semejanza entre las especies de estratos contiguos, cabe preguntarse si dicha semejanza constituye una prueba definitiva de su unión filogenética. Lo único cierto, en razón de su evidencia, es la progresiva complejidad y perfección de las especies a lo largo del tiempo. Por eso, el concepto de evolución sólo se puede aplicar de forma estricta a dicho escalonamiento perfectivo. Si lo aplicamos al encadenamiento, estamos formulando quizá la más probable de las conjeturas.

    El inventario de los fósiles confirma la clasificación de los vivientes en cinco reinos: bacterias, células eucariotas, hongos, animales y plantas. A partir de ahí, el evolucionismo lucha por descubrir la cadena filogenética que supuestamente une a todas las especies –de la bacteria al ser humano-, pero no encuentra explicación ni demostración para el origen de los cinco reinos señalados. Actualmente podemos identificar 3 millones de especies vivas, y suponemos que 7 millones escapan a nuestro conocimiento. Esos 10 millones de especies se agrupan en 89 filum o grandes familias: 16 filum de bacterias, 27 filum de eucariotas, 5 de hongos, 32 de animales y 9 de plantas. Los origenes de estas ramas principales de la vida también son muy oscuros, y apenas han dejado rastro fósil. De hecho, nadie se atreve a identificar el tronco ancestral de los Protozoos, ni el tronco de los Artrópodos, ni el de los Moluscos, ni el de los Vertebrados. Esa ausencia de fósiles en las grandes jornadas de la evolución, hipoteca toda la teoría.

    Lo más grave del caso es que, entre los 3 millones de especies vivas conocidas, no poseemos ninguna demostración real de la transformación de una especie en otra. Los especialistas en genética llevan años cultivando en laboratorio millones de drosófilas, las vulgares moscas del vinagre. Sus experiencias han permitido obtener formas nuevas, que difieren por el color de sus ojos, la forma de sus alas y el dibujo de sus colores. Pero, al cabo de estas laboriosas experiencias, a partir de las drosófilas no han obtenido nunca más que... drosófilas. Mucho más problemática se presenta, por supuesto, la descendencia de los mamíferos y de las aves a partir de los reptiles; la de los reptiles a partir de los anfibios; y la de los anfibios a partir de los peces. Esta situación hizo escribir a Pierre Grassé –uno de los grandes zoólogos del siglo XX-, que "dada la ausencia casi total de fósiles pertenecientes a los troncos de los filum, toda explicación del mecanismo de la evolución se ve inevitablemente lastrada de hipótesis. Esta constatación debería formar parte del encabezamiento de todo libro dedicado a la evolución".


    3. La evolución invisible.
    Darwin estaba convencido de que “el número de eslabones intemedios entre las especies actuales y las extinguidas tuvo que haber sido inconcebiblemente grande”. En cuyo caso, por lógica, se estarían descubriendo constantemente fósiles de formas de transición. Pero sucede justamente lo contrario: todo lo que descubrimos son especies bien definidas, que han aparecido y desaparecido súbitamente, por arte de magia, no al final de una cadena de eslabones. La ausencia de formas de transición entre las especies ya desconcertó a Darwin: “Si las especies han descendido unas de otras mediante una fina gradación de pasos imperceptibles, ¿por qué no vemos por todas partes un sinfín de formas de transición? ¿Por qué no se encuentra toda la Naturaleza en amontonada confusión, en lugar de presentar especies bien definidas?”.

    Hoy, el registro fósil sigue presentando dos características contrarias al darwinismo: el inmovilismo morfológico de las especies y su súbita aparición y desaparición. La Cuenca Bighorn -en Wyoming, USA- contiene una secuencia fósil inninterrumpida a lo largo de 5 millones de años. Cuando fue descubierta, los paleontólogos supusieron que sería fácil concatenar varias especies. Pero no encontraron ni un solo caso de transición. Además, las especies permanecían invariables durante un período medio de 1 millón de años, antes de desaparecer bruscamente. Por eso, si evolución significa cambio gradual de una especie a otra, la característica más notable del registro fósil es la ausencia de evolución.

    Para salvar la situación, el neodarwinismo propuso una síntesis entre Darwin y Mendel. La teoría sintética hace operar a la selección natural sobre las mutaciones genéticas que se producen al azar. Hoy, después de casi un siglo de teoría sintética, parece que la última palabra la tiene la Biología molecular, que ve en las mutaciones del ADN más determinación que puro azar. La alternativa molecular abre paso, cada vez más, al concepto de programa evolutivo. Nietzsche lo intuyó a su manera, cuando escribió que "Darwin sobreestima de modo absurdo la influencia del medio ambiente, porque el factor esencial del proceso vital es precisamente el tremendo poder de crear y construir formas desde dentro".



    4. El azar y la finalidad.
    El evolucionismo nos dice que combinaciones al azar, durante millones de años, han producido la vida; y más combinaciones al azar, durante más millones de años, la han diversificado en innumerables especies. Tal vez a nivel biológico podamos admitir dicha explicación. Pero, a continuación, debemos preguntarnos si el nivel biológico es el definitivo. Cuando el evolucionista Gordon Taylor era director de los programas científicos televisivos de la BBC británica, solía contar el caso de los trilobites: pequeños animales que poblaron los mares primitivos y que se extinguieron dejando millones de fósiles. En 1973, al analizar sus ojos, se descubrió que habían resuelto, por su cuenta, problemas de óptica sumamente complejos: las lentes estaban formadas por el único material apropiado, cristales de calcita; tenían la curvatura exacta; estaban protegidas por una córnea y habían sido alineadas con precisión, de forma que no era necesario enfocar. Además, consiguieron desarrollar una lente para corregir la aberración óptica, idéntica a la que proponían -con absoluto desconocimiento de los trilobites- Descartes y Huyghens, y lo resolvieron quinientos millones de años antes. ¿Cómo recogieron la complicada información genética necesaria para construir esa estructura casi milagrosa? Todo esto, concluye Taylor, parece un plan minucioso, y no el resultado de accidentes felices.

    Ese plan al que alude Taylor no es otra cosa que la noción de finalidad, bien conocida desde los tiempos de Sócrates, pues el estudio de la realidad física descubre la existencia de planes y pautas de actividad. No es una noción científica –como tampoco lo son la justicia o el amor-, pero su evidencia es apabullante y pone de manifiesto que el conocimiento científico no abarca toda la realidad, que la verdad científica no es toda la verdad, y que la racionalidad científica solo es una parte de la racionalidad humana. De hecho, aunque el biólogo no estudie la finalidad, los organismos que estudia no existirían sin ella.

    Dado que la finalidad no es un hecho empírico, con frecuencia se la sustituye por el azar a la hora de explicar la organización de la vida. Sin apreciar que el azar tampoco es, en absoluto, una realidad empírica. Precisamente por eso, el azar es otro gran punto débil del evolucionismo. Al ser indemostrable, no puede ser objeto de ciencia. Además, va contra la evidencia del orden y regularidad que se observan en la naturaleza. Por último, aunque se admita su presencia, siempre nos quedará una pregunta en el aire: ¿quién le proporciona al azar las piezas del rompecabezas del mundo? El propio Darwin nunca acabó de admitir la idea de que una estructura tan compleja como el ojo hubiera evolucionado por la acumulación casual de mutaciones favorables. Para esos casos, él hablaba del problema de los órganos de extremada perfección. Más explicito que Darwin, el evolucionista Pierre Grassé afirma que "la finalidad inmanente o esencial de los seres vivos se clasifica entre sus propiedades originales. Y no se discute, se constata".



    5. Evolución y creación.
    La noción de creación aparece en la Biblia por primera vez, pero es también de índole filosófica y, por lo tanto, racionalmente demostrable. Todo en el cosmos puede quizá explicarse por leyes científicas, excepto esas mismas leyes y la realidad misma del cosmos: saber cómo funciona no es lo mismo que saber por qué existe. Preguntar por la causa de la existencia es preguntar por una causa que no se identifica con ninguna realidad finita, porque todo lo finito ha recibido el ser.

    Por sorprendente que parezca, el mundo no tiene en sí mismo la explicación última de su existencia. Cada uno de los fenómenos cósmicos puede quizá explicarse por una ley científica que lo remite a fenómenos anteriores, pero así no se explica el porqué de su realidad misma, la causa última que da cuenta de su ser. Éste es un claro ejemplo de la distinción entre explicación científica y explicación filosófica.

    La noción filosófica de creación afirma que la realidad ha sido producida ex nihilo, de la nada, sin partir de ninguna materia previa. Crear no es transformar algo preexistente sino producir radicalmente, lograr una absoluta innovación, un rendimiento puro. La evolución, en cambio, es una hipótesis científica que intenta explicar los mecanismos de cambio de los organismos biológicos. Por tanto, se ocupa del cambio de ciertos seres, no de la causa del ser de esos seres. De esta forma se ve claro que la creación y la evolución no pueden entrar en conflicto, porque se mueven en dos planos diferentes.

    Sin embargo, hay conflicto. Y, además, provocado por ambas partes. Por parte del evolucionismo, cuando traspasa los límites de la ciencia y afirma que todo es materia y, en consecuencia, sólo la materia puede dar cuanta de sí y de sus propias transformaciones. Por parte del creacionismo, cuando afirma que todo cambio equivale a una nueva acción creadora de la Causa primera; cuando no aprecia que la materia es esencialmente cambiante, de manera que la creación de cosas materiales no sólo no excluye la mutación de esas cosas sino que la exige, pues es una creación evolutiva.

    La causalidad divina no es una causa más entre las otras: parece necesaria para dar razón del ser mismo de los vivientes y la existencia de sus leyes. Por eso, no sustituye a las causas naturales que la Biología estudia, ni se opone a ellas. Una certera comparación de Ernst Jünguer aclara este punto: “La teoría de Darwin no plantea ningún problema teológico. La evolución transcurre en el tiempo; la creación, por el contrario, es su presupuesto. Por tanto, si se crea un mundo, con él se proporciona también la evolución: se extiende la alfombra y ésta echa a rodar con sus dibujos".

    Esta misma idea la expresó San Agustín, de forma incomparable, hace 1.600 años: "Las simientes de los vegetales y de los animales son visibles, pero hay otras simientes invisibles y misteriosas mediante las cuales, por mandato del Creador, el agua produjo los primeros peces y las primeras aves, y la tierra los primeros brotes y animales, según su especie. Sin duda alguna, todas las cosas que vemos ya estaban previstas originariamente, pero para salir a la luz se tuvo que producir una ocasión favorable. Igual que las madres embarazadas, el mundo está fecundado por las causas de los seres. Pero estas causas no han sido creadas por el mundo sino por el Ser Supremo, sin el cual nada nace y nada muere".

    Aunque son minoría, entre los evolucionistas más prestigiosos hay creacionistas como Francisco Ayala, capaces de exponer su punto de vista integrador con esta claridad: "Que una persona sea una criatura divina no es incompatible con el hecho de haber sido concebida en el seno de su madre y mantenerse y crecer por medio de alimentos. La evolución también puede ser considerada como un proceso natural a través del cual Dios trae las especies vivientes a la existencia de acuerdo con su plan”.


    6. Ciencia y mitología.
    En El origen de las especies Darwin habla de “leyes impresas por el Creador en la materia”. Esas leyes -entre las que sobresale la capacidad de reproducción y de sufrir cambios morfológicos- son las que hacen posible la evolución. Un siglo más tarde, la hipótesis de Darwin se había convertido en la alternativa laica al relato bíblico del Génesis. La exclusión de la causalidad de Dios sobre el mundo tiene una inmensa importancia cultural, que exige al evolucionismo miles de investigadores especializados, además de profesionales capaces de conectar con el gran público: profesores y maestros, autores de libros de texto y programas televisivos, artistas de ilustraciones verosímiles y atractivas, reconstrucciones brillantes en museos… Solo así se puede convertir la evolución en un mito.

    Surgidos para reemplazar la imagen religiosa del mundo, los grandes mitos modernos –marxismo, psicoanálisis, positivismo, evolucionismo- han sido religiones de sustitución, y como tales han exigido fe; son productos de la imaginación más que de la razón; reclaman siempre la verdad; y argumentan con causas ocultas indemostrables. Los salarios bajan porque los capitalistas explotan a los trabajadores, como ya predijo Marx. Pero, si los salarios suben, entonces los capitalistas están tratando de salvar su corrupto sistema mediante sobornos, como también pronosticó el marxismo.

    Darwin reconoció que las pruebas fósiles pesaban demasiado en su contra, y así sigue siendo hoy, cuando comprobamos que un examen objetivo del registro fósil no respalda el darwinismo, más bien lo invalida. Pero la ortodoxia darwinista consiste en ver las dificultades y mirar hacia otro lado, con el convencimiento de poseer la única explicación que puede tener la vida. Aunque la ascendencia común es una hipótesis, el darwinismo oficial considera que “el hecho de la evolución” es verdadero por definición. Ese descenso al nivel de pseudociencia alcanzó su apoteosis en 1959, durante la celebración en Chicago del centenario de El origen de las especies. Allí, Julian Huxley, el orador más aplaudido, declaró que “en el esquema evolucionista ya no hay necesidad ni cabida para lo sobrenatural. La Tierra no fue creada: evolucionó. Y lo mismo hicieron los animales y las plantas, al igual que el cuerpo del ser humano, la mente, el alma y el cerebro”. En esa línea, hoy no nos extraña que Richard Dawkins, zoólogo de Oxford, uno de los evolucionistas más mediáticos, haya evolucionado hacia el histrionismo y afirme que “si alguien declara no creer en la evolución, con seguridad es un ignorante, un necio o un loco”. Después añade que detesta de forma especial a los creacionistas, por su intolerancia.

    Durante 2.000 años, el prestigio de Aristóteles y Tolomeo hizo que nadie dudara del modelo cosmológico geocéntrico, a pesar de las evidencias en contra. Durante los últimos 150 años, el prestigio de Darwin ha conseguido que su modelo de evolución se admita sin discusión en medios científicos y en la opinión pública, a pesar de la falta de pruebas y las evidencias contrarias.



    Autor: José Ramón Ayllón


    http://www.jrayllon.es/Darwin_ayllon.html

    Última edición por Felipe; 14/02/2009 a las 18:38
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  19. #39
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    Respuesta: La ciencia contra la fe... darwinista

    Estimado Felipe: Me alegro que te sirvan los artículos publicados en mi blog.
    Muchas gracias por el vínculo que has dejado.
    Si los otros artículos de dicho blog son como el de Darwin, has encontrado una perla.
    Tuyo en Xto Rey
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  20. #40
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    Respuesta: La ciencia contra la fe... darwinista

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    Si Mr. Darwin viviese hoy en día, se hubiera encontrado con un peculiar regalo por su bicentenario. Investigadores de los mares han encontrado que en los océanos polares de ambos hemisferios, separados por más de 13.000 kilómetros, al menos 275 especies de animales principalmente, son exactamente iguales, no han sufrido modificaciones o adaptaciones ni siquiera singulares. Ahora dichos investigadores se están planteando realizar un estudio comparado de los ADN de los especímenes que seleccionen.

    Esta información la ofrecieron en un noticiario de TeleMadrid apenas hace 48 horas. La cuestión, por otra parte, es que si bien los océanos glaciales parecen presentar iguales características, éstas en realidad no son idénticas: corrientes marinas, el resto de las especies no son las mismas, (por ejemplo en el Ártico no hay pingüinos, ni en el Antártico hay osos polares) las cuales ejercen su influencia en su medio biótico, la luz no es la misma pues mientras en el Norte las masas terrestres cubiertas son relativamente pequeñas y la cantidad de hielo acumulado tiene menor extensión, en el Sur la Antártida es una masa continental y la superficie de hielo es mucho más extensa con lo que el albedo (reflexión de la luz solar) es mayor, etc. Todos estos factores y algunos más, son causa suficiente para que a lo largo de la sucesión de generaciones entre los miembros de dichas 275 especies se hubiesen producido adaptaciones significativas, algo que no ha sucedido. Pero es que queda mucho tiempo todavía para que la gente entienda, que lo que Darwin planteó fue una hipótesis metafísica y no la elaboración de una teoría científica y, por ello, debidamente contrastada.

    Estoy convencido de que si Darwin viviese hoy, no sería ni "darwinista" ni "neoevolucionista", pues se hubiera dado cuenta de los errores de lo que planteó. Eso queda para sus panegíricos, como R. Dawkins, el cual ante la sorpresa de que según una encuesta recientemente publicada revela que el 44 % de los británicos no "cree" en la evolución, ha replicado que los ingleses son muy ignorantes. A dicha afirmación ha contestado el Arzobispo de Canterbury calificando a Dawkins de "simplón", al tiempo que sostiene que la evolución es perfectamente compatible con la Biblia y la fe.


    Un saludo en Xto.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios


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