
Iniciado por
Donoso
Esta historia la he leído por ahí varias veces, y si fueran ciertos todos los detalles, el tal cardenal Siri parece un tipo de lo peor:
- Habría sido suficiente amenazarle para renunciara a ser papa desde el primer minuto. Ciertamente no tenía vocación de mártir.
- Ni dijo esta boca es mía durante los 30 años siguientes, con lo que podemos suponer que o estaba de acuerdo con todo lo que vió, o era de una cobardía notable.
Sea cierta o no, todas las historias en torno al cónclave y el concilio, cuando se leen en forma de memorias y hemerotecas, suelen tener un denominador común: los cardenales y obispos estaban todos asustadísimos con el comunismo, y su gran obsesión era encontrar la manera de hacerse simpáticos al mismo y sobrevivir. Parace que ese venía a ser el objetivo principal no declarado de todo lo que se hizo en los 60. Si Gregorio XVII era tan miedoso como sus contemporáneos, como parece indicar la leyenda, su elección habría cambiado poco.
Marcadores