Re: El retorno de los lobos

Iniciado por
DOBLE AGUILA
Valmadian, no sé, a mi no me parece que esté siendo sarcástico y quiera decir justo lo contrario de lo que piensa; más bien creo que apuesta por unas celebraciones prácticamente sin signos ni símbolos de ninguna clase, más allá de compartir pan y vino como muestra de "generosidad" entre los hombres, y que además emocione a todo el mundo incluidos los no creyentes. Ya hay que ser torpe para pensar que metiendo la Sagrada Hostia en el Sagrario, se enclaustra a Dios "en una cajita", que en realidad es lo mismo que se imaginaba la impía señora extranjera.
Tampoco a mi me parece sarcástico, sino que se "queja" de lo que son los hechos o efectos de lo que ha producido hoy en día la "Nueva Misa". Pero no lo dice con claridad, denuncia lo que pasa, pero no donde está la causa y por eso se pregunta si habrá alguien que se atreva a poner remedio. Luego, como no puede ser de otra manera en un artículo constreñido por las exigencias de espacio que se le habrán impuesto, relata algunos aspectos a modo de anécdotas.
La cuestión que yo no acabo de entender es ¿de qué se queja, qué denuncia o tiene que denunciar al respecto del artículo del cura D'Ors, el obispo auxiliar de Getafe? Y no lo entiendo porque hablan de lo mismo, y el obispo nos sale con la anécdota de la atea, o quejándose de que se formule como pregunta eso de ¿se imaginan a los apóstoles recogiendo las miguitas...?, cuando el propio obispo no cumple con lo que había establecido antes de la "Nueva Misa".
Es decir, no tiene mucho sentido que alguien que practica la "Nueva Misa" se queje de que otro proteste por que los efectos sean negativos y, para rematar el asunto, aún se manifieste afirmando que ese es herético. Dentro de esta misma sub-sección de Crisis de la Iglesia hay tres hilos que tratan profundamente del tema y te recomiendo su lectura.
Resumo: no entiendo al obispo auxiliar de Getafe ni, por cierto, al obispo Munilla, citado de pasada y que algo había dicho al respecto.
Yo en cambio, con la mejor de las sonrisas, le hubiera espetado a la pequeña hereje lo siguiente:
- "Señora, Dios está en lo más grande y en lo más pequeño, porque está en todas partes".
Ante la cara de divertida incomprensión, o quizá de sacrílego escepticismo (si por ventura fuere una verdadera bruja de Satanás, de visita por territorio enemigo) añadiría con cariño:
- "Y no se olvide que en la vieja España, todavía quedamos algunos con gusto por las llamas que purifican". Todo de muy buen rollo claro.
Si, bueno, respuestas habrá muchas posibles, la mía es como es porque yo hubiese tirado -también con "buen rollo" y sonrisa lobuna-, a la yugular de la atea mala leche.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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