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Tema: Contra las tres culturas

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  1. #1
    tautalo está desconectado Uno más... que no se rinde
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    Respuesta: Contra las tres culturas

    BASES PSEUDOINTELECTUALES DEL MITO DE LAS TRES CULTURAS - III

    Juan Goytisolo, propagandista de las Tres Culturas


    Seguimos ofreciendo la continuación del artículo "El mito de la "España de las tres culturas"", de José Luis Martínez Sanz.
    "La invasión musulmana en España provocó varias realizaciones: fuga casi general de la nobleza goda y del alto clero, traición y alzamientos por parte de los judíos, pasividad de las clases serviles, abandono en masa de algunas ciudades y resistencia de pocas, que unas obtuvieron conciertos y otras cayeron bajo la dura ley de la conquista (...) Por de pronto, los españoles sometidos desaparecen de la Historia"

    (Manuel Gómez-Moreno, "Ideas sobre historia, cultura y arte", Retazos, CSIC, Madrid, 1970, p. 53.)

    UN ERROR DE PRINCIPIO

    Si examinamos uno por uno los argumentos de los triculturalistas, encontramos rápidamente su primer error grave: se olvidan de los nueve primeros siglos de la existencia de España como unidad sociopolítica. Para ellos no existe la España hispanorromana (218 a.C-456 d.C.), aquella Hispania que llegó a estar dividida en 6 provincias o circunscripciones, pero que supuso la fusión de celtas, iberos y celtíberos con los romanos, todos con una única cultura y una única religión, primero pagana y luego cristiana. Podrían decir que España (Hispania) no era una unidad políticamente independiente, pero tampoco lo eran los griegos de la época clásica y sólo un loco se atrevería a poner en duda que constituían una única cultura.

    Por el contrario, sí era una unidad políticamente independiente la España visigoda (141/456-711): aquellos germanos llegaron a la península enviados por Roma a luchar contra suevos, vándalos y alanos, y se entremezclaron con los hispanorromanos mediante matrimonios. Más tarde, tras el III Concilio de Toledo (en el año 589), la unidad religiosa en la fe católica de los hispanorromanos produjo la fusión total, formando una unidad política social y cultural. Se puede decir, con Ramos-Oliveira, que la España visigoda duró menos de trescientos años, pero fue un período de intensa unificación.

    Olvidar tantos siglos de nuestra memoria histórica es estúpido; pero mentir para que nosotros los olvidemos, es una canallada y un crimen o genocidio cultural. No es admisible científicamente, por ejemplo, que alguien haga una relación "visigodo-germánico-Hitler" que le produzca repelús, pues es algo que está fuera de lugar y es falso en sí mismo. Guste o no, España tiene unas claras aportaciones étnicas y culturales romana y germánica que la asemejan desde entonces a todos los demás pueblos europeos. Y esa parte de la historia y de la cultura española no puede olvidarse, porque dejaría de explicar todo lo que vino después y lo que ahora somos.

    Ese tiempo presuntamente idílico en el que -dicen- convivieron en paz y armonía las tres culturas es un invento o fantasía de gentes bien intencionadas, como el escritor Juan Goytisolo, o de tendenciosos que buscan ladina e interesadamente tergiversar nuestra historia. A los primeros ya les contestó acertadamente el escritor Carlos Semprún Maura; a los segundos, conviene recordarles lo que ya en 1913 escribía el gran maestro Gómez-Moreno: "La invasión musulmana en España provocó varias realizaciones: fuga casi general de la nobleza goda y del alto clero, traición y alzamientos por parte de los judíos, pasividad de las clases serviles, abandono en masa de algunas ciudades y resistencia de pocas, que unas obtuvieron conciertos y otras cayeron bajo la dura ley de la conquista (...) Por de pronto, los españoles sometidos desaparecen de la Historia". Y es que una guerra es siempre una guerra, aunque haya momentos en que el ardor bélico disminuya, o instantes en que se llegue a la confraternización (o al colaboracionismo, como ocurrió en la Francia de 1941), pero toda guerra implica muertes, odios y violencia, no convivencia. Para mayor precisión, y fijándonos en algo reciente que todos nosotros hemos vivido, recuérdese que no es lo mismo convivencia que coexistencia: por eso se llamó "coexistencia pacífica" a lo que se dió entre el mundo occidental y el mundo comunista en el período 1962-1989.

    José Luis Martínez Sanz, "El mito de la 'España de las tres culturas'"

    SANTO REINO TRADICIONALISTA
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  2. #2
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    Respuesta: Contra las tres culturas

    CONVIENE NO OLVIDAR

    LOS JUDÍOS EN LA INVASIÓN DEL 711

    España, 711. Durante la invasión musulmana, los judíos abrieron las puertas de las ciudades españolas para facilitar la ocupación del invasor a costa de la libertad de los españoles (esto es, de los godo-hispano-romanos.) No les fue mejor a los judíos por prestar este servicio. Aunque traicionaron a sus vecinos cristianos, más tarde serían perseguidos por los musulmanes. Pero su primera reacción fue ponerse a favor de los invasores, guardándoles las plazas ocupadas ejerciendo la labor de guarnición que controlara y mantuviera a raya a la población cristiana.

    Las ciudades fortificadas de Rayya (Málaga) e Ilbira (Granada), por poner dos ejemplos, fueron entregadas por los hebreos a los musulmanes.

    En las filas de Tarik y Muza no faltaban hebreos norteafricanos y asiáticos que engrosaron las juderías. Pero, siempre nostálgicos de Jerusalén, los judíos no llegaron jamás a arraigar en nuestro suelo. Vinieron a él como población parasitaria, para succionar de nuestro solar todo lo que pudieran mientras esperaban las condiciones favorables para regresar y establecerse definitivamente en Israel.

    Cuando en el año 721 apareció en Siria un tal Serene, un impostor que se erigió en "Mesías" (uno de los muchos que surgieron dentro del judaísmo), los judíos residentes en España marcharon con sus familias a unirse con el tal Serene, en la creencia de haber llegado la hora de la redención del pueblo de Israel. Las juderías de la España ocupada por el Islam se vaciaron. Una vez fracasado Serene, algunos retornaron a España. Muy pocos.

    Estas cosas no pueden olvidarse. Pues luego, según el discurso falsario de la multiculturalidad, cualquiera es bueno para formar parte de España, y a cualquier cosa se le llama España. Al-Andalus y Sefarad no son España: son la Anti-España; que ahora, en esta bajada de calzones de nuestra época, retornan con ínfulas de tener tantos derechos como los verdaderos españoles.

    Olvidarlo es exponernos a una nueva destrucción. Los que ayudan a olvidarlo son cómplices de nuestra destrucción. Muchos sedicentes intelectuales de origen español, pero antiespañoles y anticristianos, emergieron al calor del tardofranquismo erigiéndose en "conciencia de la sociedad española". Durante los años de la transición -y prolongándose hasta nuestros días- su actividad en pro del falso Mito de las Tres Culturas favorece la reinstalación de los elementos contrarios a nuestra cultura.

    No permaneceremos indiferentes ante estas maniobras traicioneras. Ha llegado la hora de elevar nuestra voz, para despertar a España de este sopor que la conduce a su extinción. Y la traición de la "intelectualidad" no quedará impune. Su traición será puesta a la luz del día. Ellos no tienen vergüenza a la hora de mentir... Nosotros tampoco tendremos vergüenza a la hora de cantarles las verdades.

    Maestro Gelimer

    LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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  3. #3
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    Respuesta: Contra las tres culturas

    BASES PSEUDOINTELECTUALES DEL MITO DE LAS TRES CULTURAS (IV)


    Henri Pirenne

    "El historiador belga HenriPirenne decía que el hecho capital de la Edad Media es el conflicto cristiano-árabe. La relación entre ambos, árabes y cristianos, no era de convivencia, sino de conflicto"

    EL PAPEL DE LOS MUSULMANES

    La invasión musulmana del año 711 es una invasión extranjera. Tenía el precedente de la ayuda bizantina a Atanagildo para recuperar su trono; pero al igual que los ocho reyes godos posteriores trataron de expulsar de España a los extranjeros bizantinos, los españoles que pudieron liberarse de los moros trataron de expulsar de España a los nuevos invasores. Esta vez la guerra no duró ocho reinados, sino ocho siglos: mucho tiempo, el suficiente para fragmentar España. Pero durante todo aquel tiempo, nadie aceptó como definitiva la presencia de los invasores musulmanes en España, ni siquiera los que les tenían por vasallos y recibían sus tributos. Es más: como la invasión musulmana fue una conquista de España por extranjeros, los españoles de todos los tiempos han llamado siempre Reconquista a todo el período que duró la guerra con los invasores que la habían conquistado y sometido. Desde el principio, los mozárabes, cristianos que mantenían su cultura y su religión en Al-Andalus, y los que se liberaban del dominio islámico, suspiraban por "la pérdida de España" a manos de los invasores extranjeros, producida por la traición de quienes les invitaron a invadirla y les apoyaron en la batalla de Guadalete pasándose a su bando.

    En ese dilatado espacio de tiempo hubo momentos en que la lucha decayó por diversas causas; pero eso no implica ni aceptación del hecho ni "convivencia". Para los musulmanes o andalusíes, España era no sólo una conquista más del Islam en la que éste no se detenía: pretendían conquistar el resto de Europa, pero fueron frenados por los francos de Carlos Martel en Poitiers (año 732) y más adelante por normandos, franceses y otros italianos en Sicilia y Cerdeña. Simultáneamente, en el este de Europa los bizantinos contuvieron durante siglos la invasión islámica de los turcos otomanos, hasta la caída de Constantinopla en 1453. Para los españoles de cualquiera de los núcleos cristianos de resistencia al Islam que aquí aparecieron, y que a lo largo del tiempo se convertirían en los reinos cristianos, la presencia islámica nunca fue aceptada y siempre rechazada. Éste era el sentido del título que usaba algunas veces Alfonso VI (1072-1109): Imperator totius Hispaniae; y cuando a partir del siglo XII se sustituya la idea imperial o gótica por la fórmula "los cinco reinos de España", se referirá a los reinos cristianos de León, Castilla, Aragón-Cataluña, Navarra y Portugal, nunca a un musulmán.

    Definir aquella situación con el término "convivencia" es una estupidez o una falsedad. Sobre esa cuestión no hay duda posible; ya el historiador belga Henri Pirenne decía que el hecho capital de la Edad Media es el conflicto cristiano-árabe. La relación entre ambos, árabes y cristianos, no era de convivencia, sino de conflicto. Es más: la intolerancia musulmana para con los cristianos les produjo auténtica discriminación e incluso martirio en Al-Andalus, a pesar de pagar su impuesto para conservar su religión; finalmente, en 1126 los almorávides deportaron a Marruecos a todos los mozárabes (los cristianos que aún quedaban en Al-Andalus). Y lo mismo ocurrió con los judíos, que al principio disfrutaron de un trato tan excepcionalmente favorable que parecían un Estado mosaico dentro de Al-Andalus, pero que terminaron siendo perseguidos por almorávides (que también les deportaron a Marruecos; así fue desterrado Maimónides) y almohades, fanáticos islamistas que recordaban el furor de Mahoma contra los judíos o israelitas de Nadhir, Koraida y Khaibar recogido en su Corán: "Seguro que hallarás en los judíos y en los idólatras los hombres más violentos contra los verdaderos creyentes".

    La guerra de los españoles cristianos contra los andalusíes islámicos era tan fuerte que éstos tuvieron que pedir ayuda a sus hermanos musulmanes de África para evitar ser absorbidos por los cristianos. Tras la toma de Toledo por el castellano-leonés Alfonso VI (1085), los andalusíes llamaron a los almorávides (1090-1144) y a los almohades (1150-1223): éstos, en su eficaz lucha contra nuestros antepasados "infieles", dejaron los campos de batalla cubiertos de muertos... entre los que se encontraban algunos de sus hermanos musulmanes andalusíes que no habían sido suficientemente fieles al Corán. El lema almohade era "Islam o muerte": no hay, pues, que extrañarse ni escandalizarse de que, por aquellas mismas fechas, los cruzados hicieran exactamente igual en Tierra Santa.

    José L. Martínez Sanz: "El Mito de la 'España de las Tres Culturas'".


    Publicado por Rufino Peinado en 12:18 0 comentarios
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