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Tema: Las Gafas de Castellani

  1. #61
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Las Gafas de Castellani

    • 41. Seis ensayos y tres cartas
      "Seis Ensayos y tres cartas". Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1973, Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, 1 v. a. nº 14.
      Segunda edición, aumentada con cinco ensayos: Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1978; Biblioteca Dictio, vol. 20.
    • 42. Crítica literaria - Notas a caballo de un pais en crisis
      "Notas a caballo de un país en crisis", en el tomo del a. no 13. Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1974; Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, IV: "Crítica literaria. Notas a caballo de un país en crisis". Lleva estudio de Bernardino Montejano, h.
    • 43. Catecismo
      "Catecismo". Buenos Aires, Círculo de Amigos de Leonardo Castellani, 1975, 140 pp.
    • 44. El ruiseñor fusilado - El místico
      "El ruiseñor fusilado. El místico". (jacinto Verdaguer, presbítero). Buenos Aires, Ediciones Penca, 1975, (colofón, en portada, 1952), 314 pp. La biografía y crítica de Verdaguer, pp. 9-154; el drama en tres actos, El místico, pp. 155-314
    • 45. Nueva crítica literaria
      "Nueva crítica literaria". Obra publicada junto a las obras registradas en los asientos nº 31 y 27. Lugones. "Esencia del liberalismo. Nueva crítica literaria". Buenos Aires, Ediciones Dictio, 1976. Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, VIII. Los dos primeros libros están aumentados en su contenido. Las tres obras llevan sendos prólogos de: Jorge N. Ferro, Roberto H. Rafaelli y Juan Luis Gallardo. Ensayos.
    • 46. Una gloria santafesiana:Horacio Caillet-Bois. Vida y Obra
      "Una gloria santafesina. Horacio Caillet-Bois. Vida y obra". Buenos Aires, Ediciones Penca, 1976, 255 pp.
    • 47. Catecismo para adultos
      "Catecismo para adultos". 16 lecciones sobre el Verbo Encarnado. Buenos Aires, Ediciones del Grupo Patria Grande, 1979,189 pp.
    • 48. Proceso a los partidos políticos
      "Proceso a los partidos políticos". Buenos Aires, s. ed., 1982, 52 pp. Contiene: "Martita Ofelia, víctima ritual", "Romance de Martita Ofelia", "Dollyla libertad de imprenta" y "La 'bocación' de maestra".
    • 49. Sentencias y aforismos políticos
      "Sentencias y aforismos políticos". Buenos Aires, s. ed., 1982, 63 pp. Selección temática de 260 reflexiones breves.
    • 50. Las ideas de mi tío el cura
      "Las ideas de mi tío el Cura". Buenos Aires, Editorial Excalibur, 1984, 233 pp. Prólogo del P. Carlos Miguel Buela. Nota Editorial de Antonio Caponetto y Jorge N. Ferro.
    • 51. Antología de cuentos.
      "Antología de cuentos". Introducción y selección de Fermín Chávez. Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación-Gram Editora, 1994, 161 pp.; Colección Identidad Nacional, 31.
    • 52. Psicología humana
      "Psicología humana". Mendoza, Ediciones Jauja, 1995, 293 pp. Ensayos.
      Hay un segunda edición, 1997
    • 53. Freud
      "Freud". Mendoza, Ediciones Jauja, 1996.
    • 54. Domingueras prédicas
      "Domingueras prédicas", Mendoza, Ediciones Jauja, 1997
    • 55. Domingueras prédicas II
      "Domingueras prédicas II", Mendoza, Ediciones Jauja, 1998
    • 56. Castellani por Castellani
      "Castellani por Castellani", Mendoza, Ediciones Jauja, 1999
    • 57. Un país de Jauja
      "Un país de Jauja, Mendoza", Ediciones Jauja, 1999. Escritos publicados en la revista "Jauja", fundamentalmente 'Directoriales' y 'Periscopio'
      Otra recopilación de sus Directoriales fue publicada con el título Reflexiones políticas
    • 58. Cristo y los fariseos
      "Cristo y los fariseos", Mendoza, Ediciones Jauja, 1999
    • 59. San Agustín y nosotros
      "San Agustín y nosotros", Mendoza, Ediciones Jauja, 2000

    Obras en colaboración (Breve selección)

    • Revista Jauja
      Dirección desde su primer número (Enero 1967) hasta el último (Diciembre 1969)
    • Summa Teológica
      Revisión, traducción parcial y comentario de los cinco primeros tomos de la "Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino", en la edición (en 20 tomos) del Círculo de Lectores. 1944 -1945
    • El señor del mundo, de Robert H. Benson
      Traducción y posfacio, 1958
    • La iglesia patrística y la parusía
      Traducción, prólogo y reelaboración (autor original: P. F. Alcañiz), 1962.
    • Las cien mejores poesías líricas argentinas
      Recogidas por Castellani y Fermín Chávez, 1953.

    Algunos Seudónimos

    • Jerónimo del Rey
    • Militis Militorum
    • Cide Hamete (h)
    • Pio Duca D'Elia
    • Desiderio Fierro

    Leonardo Castellani - Bibliografa


  2. #62
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    Re: Las Gafas de Castellani

    De Prada: reportaje sobre Leonardo Castellani




    MADRID, 06 Feb. 12 / 06:15 am (ACI/EWTN Noticias).-El reconocido escritor y crítico literario Juan Manuel de Prada, “resucitó” en España la obra del autor, apologeta y sacerdote jesuita argentino Leonardo Castellani (1899-1981) en un total de cuatro libros entre los que destacan “Como sobrevivir intelectualmente al siglo XXI” y “Pluma en ristre” de la editorial Libros Libres.
    De Prada, escritor en medios españoles y columnista en el diario vaticano L’Osservatore Romano, concedió una entrevista a ACI Prensa para explicar las razones por las que ha recopilado la obra del P. Castellani, un referente intelectual católico.


    ACI Prensa: ¿por qué escogió al P. Leonardo Castellani para recopilar sus artículos y textos?


    De Prada: porque fue un escritor que me deslumbró, del que no sabía nada, eso que soy un conocedor de la literatura argentina. Es un apologeta y defensor de la fe admirable y decidí que había que darlo a conocer al lector español.


    ACI Prensa: ¿resaltas su manera de defender la fe?


    De Prada: nunca vi a un apologeta defender con tanta brillantez las verdades del la fe y también la encarnación de esas verdades en las realidades naturales, en lo político, social, económico, y especialmente cultural, me resulto un caso único.
    Pensemos en escritores del ámbito anglosajón o francés, Chesterton, Belloc, escritores más consagrados o aplaudidos. En un escritor en lengua española nunca vi esta fusión tan espectacular entre una escritura extraordinaria y un amor tan grande a la fe.


    ACI Prensa: ¿cuál ha sido el papel que Castellani ha desempeñado en tu visión del mundo y de la religión?


    De Prada: lo considero un maestro en el camino, creo que la fe es un camino que nunca se termina de andar, más allá que uno crea o no crea. La fe siempre anda entre escollos, sombras, dificultades, está alimentada por algo que es más fuerte que uno, pero al mismo tiempo uno tiene que desenvolverse en el mundo.
    En este camino surgen constantemente inquietudes y a mí Castellani en eso me ayudó mucho: a enfrentarme a esas inquietudes, a encontrar respuestas, razones, fortaleza, belleza, humor.
    Es un escritor muy dotado para el humor, me dio razones incluso para enojarme porque es un escritor muy apasionado. Se toma las cosas muy a pecho, se enfada mucho, pero luego al mismo tiempo tiene ese humor.


    ACI Prensa: ¿su obra te motivó a acercarte a Dios?


    De Prada: yo siempre he tenido fe, pero leyendo su obra pude profundizar mucho más en ella.


    ACI Prensa: ¿por qué crees que ha tenido tanta aceptación en España la obra de Castellani sobre los últimos tiempos?


    De Prada: no diría que haya tenido tanta aceptación, yo diría que Castellani es "un maldito" porque es un testigo de la verdad. Y creo que en un mundo donde la mentira acampa por sus fueros un testigo de la verdad es un maldito, y eso no lo cambia nadie, más que Cristo cuando vuelva.


    ACI Prensa: ¿a qué se refiere cuando dice que Castellani es "un maldito"?


    De Prada: es un escritor cuya sensibilidad cultural de nuestro tiempo no lo admite, repele, como a Cristo lo repelieron sus contemporáneos. Como le dijo el viejo Simeón a la Virgen en el día de la presentación en el templo, “este niño va a ser signo de contradicción”.
    Creo que cualquier seguidor de Jesús es un signo de contradicción, es un elemento perturbador en medio de la sociedad, y un escritor como Castellani es un elemento perturbador dentro de esta pantomima cultural que vivimos hoy.


    ACI Prensa: ¿cómo un jesuita argentino “resucita” en España, cuál considera es el aporte más valioso de Castellani?


    De Prada: yo creo que fue la providencia. A mí quien me hace descubrir a Castellani es un amigo porteño anticlerical y nada religioso, pero que tuvo la grandeza de reconocer que Castellani era un gran escritor.
    Y así fue que lo conocí, no lo descubrí gracias a un fervoroso católico sino gracias a un ateo, pero al mismo tiempo una excelente persona, llena de virtudes y un gran amigo. Y eso lo interpreto como una providencia, que me lo recomiende una persona que en teoría me tendría que haber recomendado un tipo de lectura distinta, es casi un milagro.
    Además del hecho de que yo, teniendo tantas recomendaciones de lecturas y con tantas lecturas atrasadas, me pusiera a leer ese libro. En todo hubo un componente muy providencial.
    El hecho de que empiece a publicar sobre él también fue providencial, he publicado ya 4 libros de Castellani en España: dos antologías de artículos, publicados en Libros Libres, “Como sobre vivir intelectualmente al siglo XXI” y “Pluma en ristre”, y dos de sus mejores libros: “El apokalipsys de San Juan”, un comentario al apocalipsis, y el “Evangelio de Jesucristo”, que son comentarios a las lecturas dominicales del Evangelio.
    Es posible que publique un quinto libro: “Los papeles de Benjamín Benavides”. Es milagroso que también haya editores que se hayan interesado. Estoy seguro que hay lectores a los que la obra de Castellani también les ha parecido apasionante.


    ACI Prensa: ¿por qué el P. Castellani fue separado de la orden de los jesuitas?


    De Prada: tenía un carácter muy duro que le hacía tener choques con los de la Compañía, a veces conductas que se pueden considerar estrafalarias. Era un escritor, poeta, artista, y los grandes creadores tienen una mente complicada, y creo que esto no lo supieron entender sus superiores al tratar de moldear su temperamento a unas reglas comunes para todos los de la Compañía.
    Por otra parte, él denunció de forma feroz en una serie de cartas, que fue lo definitivo para que lo expulsaran de la compañía, como los votos de pobreza castidad y obediencia de la compañía necesitaban ser purificados, tener un rigor más de fondo y un rigor menos de forma, esto fue implacable para él.
    Esas cartas están en un libro editado en Argentina "Cristo y los fariseos". Al leer esas cartas en las que reflexiona sobre la pobreza, castidad y obediencia uno entiende lo que ocurrió posteriormente en las órdenes religiosas. Creo que su separación del ministerio sacerdotal de alguna manera es una especie de signo profético de lo que le iba a ocurrir a la Iglesia en los años inmediatamente posteriores, en donde la vida sacerdotal y religiosa tanto iba a sufrir.
    Fue repuesto en su ministerio sacerdotal en los años 60, volvió a hacer misas, y murió haciendo misas todos los días. Se le ofreció siendo anciano volver a la Compañía de Jesús pero lo rechazó y se quedó como sacerdote secular.


    ACI Prensa: ¿qué le dice Castellani a los católicos del mundo secularizado de hoy?


    De Prada: les hubiera llamado católicos “mistongos”, católicos blanditos, fofos, que pretenden servir a dos amos, habría sido bastante áspero, pero también divertido. Hubiera sido un látigo para nuestras conciencias extraordinario y nos hubiera hecho muy bien. Pero creo que lo importante de un escritor al final son sus libros, y en eso creo que Castellani nos ha dejado libros maravillosos que tenemos que leerlos.


    Breve biografía


    El P. Castellani nació en Santa Fe (Argentina). Ingresó a la Compañía de Jesús (jesuitas) a los 19 años y fue ordenado sacerdote en 1931. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana de Roma y Psicología en la Sorbona de París. De vuelta a casa, su actividad periodística y política le granjeó muchos y poderosos enemigos.
    En 1949 fue expulsado de la Compañía de Jesús y suspendido en su ministerio sacerdotal, que recuperó en 1966. Tan duro periodo concentra su mejor producción intelectual, que le catapultó como referente para el pensamiento argentino.
    Murió en Buenos Aires dejando obras ya clásicas como Camperas, Los papeles de Benjamín Benavides, El Apocalipsis de San Juan o Su Majestad Dulcinea.


    Fuente: ACI Prensa.

    STAT VERITAS
    juan vergara dio el Víctor.

  3. #63
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    Re: Las Gafas de Castellani

    muy buen aporte Hyeronimus!
    Debo mi conferencia sobre el padre Castellani.
    No la encuentro en mi desordenado por no decir caótico archivo, tratare de ubicarla.

  4. #64
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    Re: Las Gafas de Castellani

    Vivir en tiempo futuro

    Juan Manuel de Prada

    Hace cinco años aproximadamente publiqué en esta misma revista un artículo titulado Las gafas de Castellani, en el que narraba con alborozo el descubrimiento de un escritor argentino, Leonardo Castellani (1899-1981), cuya lectura me había dejado una profunda huella. O quizá sea más apropiado decir profunda herida: porque Castellani no solo me pareció un escritor muy dotado, con un estilo entre quijotesco y montaraz que no se parecía a ningún otro que hubiese leído antes, sino que transformó y trastornó por completo mi forma de ver las cosas, mi forma de vivir mi propia vocación literaria y mi fe religiosa. Hay escritores que, en coyunturas determinadas de nuestra existencia, ensanchan nuestro horizonte vital; y así me ocurrió a mí con Castellani, al que le había sido concedido el doloroso don de mirar más adentro y más allá de la apariencia de las cosas; y a quien, ya en vida, se le condenó al ostracismo. «Los hombres que viven en tiempo presente escribió en cierta ocasión rechazan instintivamente hacia la soledad al que vive en tiempo futuro». En medio de este rechazo y soledad vivió Castellani: rechazo que, en muchos momentos de su vida, fue auténtico calvario, y casi muerte civil.
    Aquel artículo que publiqué hace cinco años cayó en las manos de un editor magnífico y una de las personas más nobles que he conocido en mi vida, Carmelo López-Arias, que me invitó a publicar un libro de Leonardo Castellani en la editorial en la que trabaja, LibrosLibres. Lo titulamos Cómo sobrevivir intelectualmente al siglo XXI; y, sorprendentemente, se vendió más que bien, lo que después me permitiría publicar otras obras del mismo autor: Pluma en ristre (otra selección de artículos), El Evangelio de Jesucristo (comentarios sabrosísimos a las lecturas dominicales del Evangelio) y El Apokalypsis de San Juan (una exégesis del último libro del Nuevo Testamento). Durante todos estos años, el rescate de Leonardo Castellani ha sido motor principalísimo de mi vida, algo que ni siquiera las personas más allegadas a mí han comprendido del todo, porque en mi tozudez proselitista había algo de inmolación. Pero hay cosas que uno no hace porque quiera, sino porque sabe que tiene que hacerlas; y sabe también que si no las hace tendrá algún día que rendir cuentas por ello.
    Ahora concluyo esta labor de rescate publicando Los papeles de Benjamín Benavides (Homo Legens), tal vez la obra más representativa del genio castellaniano, una suerte de novela de tesis que participa del diálogo platónico, la sátira de costumbres y hasta de la intriga policial, cuyo protagonista, el Benjamín Benavides del título un trasunto evidente del propio autor, discute con un grupo de amigos variopintos las profecías del Apocalipsis. A simple vista, parece una obra escrita a salto de mata que entreteje, con evidente falta de unidad académica, fabulaciones de índole peregrina; pero, poco a poco, emerge de su lectura una visión abarcadora de la Historia humana (y de su vida futura, más allá de este 'valle de lágrimas') cautivadora. Y, en momentos tan críticos y sombríos como los que vivimos, especialmente dilucidadora y esperanzada.
    Castellani habla en Los papeles de Benjamín Benavides de asuntos sobre los que la cultura de nuestro tiempo ha echado siete candados; y que hasta los propios cristianos han dejado de 'imaginar'. Pero, como en algún pasaje de la obra observa su autor, toda esperanza verdadera se apoya en el pedestal que la imaginación le presta: si no podemos hacernos una idea concreta de lo que esperamos, tendemos a expulsarlo de nuestra mente. Desde hace ya bastante tiempo, se está haciendo un esfuerzo -silencioso pero implacable- que consiste en retirar poco a poco todos los apoyos sobre los que la imaginación popular sostenía su creencia en una vida futura; y así, cegadas todas las salidas por donde el creyente buscaba concebir su destino último, la esperanza acaba marchitándose y siendo ensordecida por «una manga de profetoides, de vaticinadores y cantores del progresismo y de la euforia de la salud del hombre por el hombre». Pero no hace falta sino mirar en derredor para descubrir que todas las promesas de consecución del paraíso en la Tierra que nos hicieron los 'cantores del progresismo' se han revelado falsas y frustrantes. Castellani, que vivía en tiempo futuro, nos devuelve en Los papeles de Benjamín Benavides, con la vista siempre clavada en el horizonte escatológico, el verdadero sentido de la esperanza cristiana. Inevitablemente, se lo hicieron pagar con creces.

    Vivir en tiempo futuro
    juan vergara dio el Víctor.

  5. #65
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    Re: Las Gafas de Castellani

    Que bueno lo de Juan Manuel Prada!
    Los Papeles de Benjamin Benavides del Padre Castellani es un libro imperdible.
    Me alegro que se haya editado en España y lo recomiendo absolutamente!

  6. #66
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    Re: Las Gafas de Castellani

    "Los Papeles de Benjamín Benavides", de Leonardo Castellani - leitura absolutamente obrigatória!



    Está de parabéns a “Homo Legens”, que tão relevantes serviços tem prestado à cultura católica em terras espanholas e não só, pela publicação de “Los Papeles de Benjamin Benavides”, do Padre Leonardo Castellani, obra que surge agora pela primeira vez no país vizinho e com o atractivo suplementar de a presente edição ser prefaciada por Juan Manuel de Prada.

    De “Los Papeles” direi “apenas” que é o meu livro preferido de autoria de Castellani: a ele retorno com frequência e a cada regresso descubro novas coisas para ponderar e reflectir. Autêntica obra-prima, escrita com notável erudição sem prejuízo de ser de leitura simplicíssima, nesta o ilustre sacerdote argentino debruça-se sobre aquele que foi o seu tema favorito de estudo ao longo da sua vida - o Apocalipse de São João.

    Através de um conjunto de diálogos em que a personagem central é Don Benya ou Benjamín Benavides, extravagante sábio católico espanhol com raízes judias sefarditas, Castellani sustenta de modo mais do que convincente ser o Apocalipse um livro simultaneamente retrospectivo e prospectivo, no qual é narrada e/ou prevista toda a História da Igreja até ao final dos tempos, os quais serão consumados com a segunda vinda de Cristo à Terra (verdade de fé tão esquecida nos dias de hoje por quase todos os que se dizem crentes - “Et iterum venturus est cum gloria”, reza-se no “Credo”).


    Leitura mais do que recomendada, leitura absolutamente obrigatória!

    A Casa de Sarto

  7. #67
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    Re: Las Gafas de Castellani


    LOS PAPELES DE BENJAMÍN BENAVIDES.
    Leonardo Castellani.
    Prólogo de Juan Manuel de Prada.
    Homolegens, 2012.
    448 páginas. Precio 25 euros
    En: La Librería Católica

    El Matiner

  8. #68
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    Re: Las Gafas de Castellani

    O autêntico romance profético da nossa época



    Seria óptimo que Juan Manuel de Prada, apesar de abalado pelos sucessos recentes ou até por causa disso mesmo, se abalançasse, no seu labor de divulgação da obra do Padre Leonardo Castellani, a promover a reedição de “Su Majestad Dulcinea”, trabalho no qual o insigne sacerdote católico argentino demonstra em absoluto toda a sua genialidade, obrando o autêntico romance profético da nossa época. Sobre este último, não resisto a transcrever daqui o seguinte trecho:
    Lo que Castellani expone en sus libros teológico-exegéticos, lo ha desarrollado también, y de manera insuperable, en sus novelas. Entre ellas, quisiéramos destacar Su Majestad Dulcinea, a nuestro juicio una de sus obras cumbres, donde, retomando la trama de la novela de Benson que hemos comentado anteriormente, imagina los sucesos del Apocalipsis, pero aplicándolos a nuestra patria. También allí reaparece la figura siniestra de Juliano Felsenburgh. Mas lo que allí se describe con pluma maestra –como sabemos, constituye uno de los temas recurrentes en el pensamiento de nuestro autor– es la corrupción en el interior de la Iglesia. A diferencia de los católicos fieles, una minoría cada vez más exigua, la mayor parte de los cristianos adhiere a la corriente política dominante, la política del Señor del Mundo, que no es otro que Felsenburgh, de cuyo Imperio somos una de las colonias. Digamos entre paréntesis que en esta materia del Gobierno Mundial, Castellani fue un verdadero profeta, llegando a predecir hasta el envío de tropas argentinas para operaciones ordenadas por el Poder que ejerce la hegemonía universal. Pues bien, en nuestra patria se va formando en ciertos lugares una Iglesia falsa, que bajo el nombre de Neocatolicismo, Movimiento Vital Católico o Vitalismo Cristiano, llega incluso a inficcionar ciertos espacios de poder de la Iglesia de Cristo y como señalara S. Pío X en su condena al Modernismo, socava las raíces mismas de la fe, y operando «desde dentro», confunde al pueblo cristiano, al mismo tiempo que acosa duramente a los católicos fieles, de modo semejante a como ocurrió en tiempos de Arrio o de otras grandes herejías.
    Es la Iglesia de Monseñor Panchampla, obeso obispo a las órdenes del poder imperante, rodeado de su séquito de eclesiásticos serviles. En un acto público se concretó solemnemente la unión de la Iglesia y del Estado, del poder espiritual y temporal, «conciliados cordialmente por obra de la Razón y la Vida por primera vez en la historia de los pueblos», como clamó el Locutor oficial. Y así, la religión adulterada suplió públicamente a la de Cristo. Como la Iglesia decía «Extra Ecclesiam nulla salus», escribe Castellani, esta Contra-Iglesia o Pseudo-Iglesia predica: Fuera de la «democracia» no hay salvación. Trátase, como se ve, de una auténtica defección, o más propiamente, de una «herejía» o «nueva religión». Queda el lenguaje, pero vaciado de sentido; quedan los viejos ritos, pero falsificados. «El misterio de iniquidad, que consiste en la inversión monstruosa del movimiento adoratorio hacia el Creador en hacia la creatura se ha verificado del modo más completo posible, sin suprimir uno solo de los dogmas cristianos..., solamente con convertirlos en mitos, es decir, en símbolos de lo divino que es lo humano».
    En la ficción de Castellani coexisten dos Papas, el verdadero, León XIV, que reside ocultamente en Jerusalén; y el falso, pero oficial, Cecilio I, con sede en Roma. Cuando años más tarde Cecilio I muere, es elegido para sucederlo el propio Juliano Felsenburgh, quien reúne así todos los poderes. Mas la Iglesia no ha muerto, ya que los católicos fieles tienen sus Patriarcas e Inspectores clandestinos, que a la muerte de León XIV eligen a Juan XXIV.
    En fin, como puede verse, Su Majestad Dulcinea es una novela teológica acerca del fin de la historia. «Estos tiempos son muy buenos –dice su protagonista, el Cura Loco, que no es otro que el mismo Castellani–, porque son eficacísimos para hacernos renegar de lo que Cristo llamó “el mundo”». Dejemos, por el momento, la consideración de esta novela, local y universal a la vez.

    A Casa de Sarto

  9. #69
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    Re: Las Gafas de Castellani

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  10. #70
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    Re: Las Gafas de Castellani

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  11. #71
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  12. #72
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    Re: Las Gafas de Castellani

    Xaxi dio el Víctor.

  13. #73
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    Re: Las Gafas de Castellani


  14. #74
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    Re: Las Gafas de Castellani


  15. #75
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    Re: Las Gafas de Castellani


    Una novela del P. Castellani de difícil reseña


    Genial, con atisbos locoides, apasionante, profética...



    Jerónimo del Rey (P. Leonardo Castellani): Juan XXIII (XXIV). Una fantasía. Librería Lectio, Córdoba (Argentina), 2013, 349 pgs.

    El libro se escribió en 1964. Y es plenamente castellaniano: brillante, incluso genial, imposible, que atrapa enseguida al lector que tenga interés por cuestiones eclesiales y una cierta cultura pues al analfabeto cultural le será imposible entenderlo, con mucho fondo autobiográfico, crítico, amante de la institución, con atisbos que algunos podrían considerar progresistas y enorme fondo tradicional y profético. Ya me dirán si no es profético un Papa argentino y que renuncia al Pontificado. Y ya para rizar el rizo el Papa es él. Sacerdote abandonado, expulsado de la orden "jeromiana", la suya también empezaba por jota, y rescatado por Juan XXIII para reconducir un Concilio que se le iba de las manos. Para mí ha sido un gozo de lectura. Que me confirma más en la genialidad de este singular sacerdote argentino.



    Es una novela y no os la voy a destripar. El lector que pueda hacerse con el libro, cosa que no será fácil pues está editado en Argentina y supongo que con escasa tirada, quedará asombrado de tanta imaginación y de tanto fondo real. Algunos personajes son identificables, otros, pura imaginación del autor. Que tenía mucha.



    Y aquí concluyo la nota. Quien quiera saber más que intente hacerse con el libro. El mío no lo presto. Pero sí hago constar mi agradecimiento al queridísimo amigo que me lo regaló.
    ¿Lo habrá leído el Papa Francisco?


    Castellaniana

  16. #76
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    Re: Las Gafas de Castellani

    LEONARDO CASTELLANI, MAESTRO DE LA FE



    Jorge Mastroianni (Publicado en “Cabildo” 98, año X, segunda época)

    Los años transcurridos desde la muerte del Padre Castellani (foto de la izquierda), son posiblemente el lapso en que frecuentamos su trato con mayor asiduidad. Decimos “trato” y no “lectura”, porque un libro de Castellani es una lección dialogada entre autor y lector, un coloquio que va desarrollándose inadvertidamente, hasta que —de pronto— las intuiciones y sentimientos que suscita la lectura irrumpen en forma de diálogo ameno y chispeante. El alma de ese diálogo personal, directo y confiado, consistía en su propósito de cumplir con el oficio que Dios eligiera para él, esto es, enseñar la Fe, poniendo a su servicio los medios más aptos del que él eligiera para cumplirlo: nos referimos a su vocación de sacerdote y su idoneidad de hombre de letras. Porque este escritor singular, profundo, sabio y disciplinado como pocos en su trabajo; este lector de oficio —que ejercía como un deber de estado en que se juegan la vida o muerte eternas— este sacerdote que amó a la Iglesia “a pesar de los pesares” y, sobre todas las cosas, amó a Cristo presente en la Iglesia, era, sobre todas las cosas también, un hombre de Dios, un hombre elegido por Dios. Dice bien Calderón Bouchet en su Estudio Preliminar a “Las Canciones de Militis” (Ed. Dictio, Bs. As., 1974) que “…sin ser dominico, hizo suyo el lema de aquella Orden: Contemplari et contemplata aliis tradere”. Bien dice, porque de esta contemplación y transmisión de lo contemplado, puede afirmarse que fue el primer motor de su obra. Y bien dice, cuando explicitando el concepto, agrega: “…si hay algo que distingue a Castellani de otros doctos en sagradas ciencias, es su idoneidad para hacerse entender y provocar en la inteligencia un movimiento de profundo goce intelectual sostenido por dos estímulos aparentemente antagónicos: el descubrimiento de la verdad y la asombrosa comprobación de la insignificancia de las mentiras que la ocultaban…” (subrayado nuestro). Conocer, en sentido cristiano, es contemplar y luego obrar en orden a lo contemplado. La virtud de la caridad, en este caso, consiste en participar a los demás de la Verdad contemplada: esa “caridad de la Verdad” que debemos al prójimo, antes y mejor que cualquier otro bien material o moral.

    “El problema del aeronauta (dice Castellani), no es sólo volar alto, sino volar alto con pasajeros y carga, que de otro modo le puede sacar ventaja cualquier globito de hidrógeno”. Castellani voló alto y dotado de un instrumental de vuelo excepcional: Teología, Filosofía, Lingüística, Psicología, latín y griego, seis idiomas modernos, preceptiva literaria, arte y sensibilidad de poeta. Voló alto hacia Dios, por amor de Dios, llevando en el “anca” de su vuelo a la Patria, que al decir de Verlaine en los inolvidables versos que Castellani tradujera “…ya son un solo amor, ya no son dos”. Y voló alto para salvar su alma y la nuestra en un vuelo del que algunos fueron pasajeros y otros fuimos carga. Dicho en cristiano, unos pocos fueron Cireneos y otros, cruz.

    Se ha dicho de él que fue el escritor religioso más original de este tiempo. Es verdad, pero vale la pena detenernos a considerar en qué consistía esa originalidad. Por una parte, originalidad de estilo, innegable, evidente, casi única. Pero por otra, o mejor dicho, subsumiendo aquélla, la originalidad de las almas en gracia, la santa originalidad de los fieles a las mociones de la Gracia.

    ¡Qué más le daba al Padre una palabra, un giro idiomático más o menos pulido, si expresaba claramente la idea que trataba de enseñarnos, la verdad que defendía, el punto de la Fe en que podíamos vacilar, tropezar o escandalizarnos! Castellani fue un maestro en la más amplia y pura acepción de la palabra, un maestro de la inteligencia, pero también un maestro de los corazones, porque movía la voluntad a la enmienda y a la vida virtuosa: porque edificaba, en suma, poniendo la inteligencia al servicio de la Fe.

    Este servicio de la inteligencia en obsequio de la Fe, esta subordinación de grado de la razón a la Providencia, puede parecernos fácil a los que obramos sin mucho miramiento respecto de ambas. Pero en los hombres del talante (y del talento) de Leonardo Castellani, implica un esfuerzo y un vencimiento de valor excepcional: es fácil renunciar a las riquezas que no se tienen, lo tremendamente difícil es renunciar a las que se tienen.

    En obsequio de la Fe, Castellani vendió, como el mercader de la parábola, todos sus bienes. Por cultivar el pequeño grano de mostaza, por hallar el tesoro escondido, por adquirir la perla única, gastó su vida, “…al servicio de Dios y de los hombres, en las cosas que miran a Dios” (San Pablo, ad Heb.)

    Dice Bloy, parafraseando a San Pablo, precisamente, que la Fe “…es la sustancia de nuestra Esperanza”. Castellani vivió como pocos esa verdad; como pocos nutrió su Esperanza de la Fe y como pocos la esparció generosamente, como la buena semilla del Evangelio. Algunas cayeron sobre el camino, otras a su vera. Algunas fueron asfixiadas por los abrojos, pero alguna cayó en buena tierra. Y germinó, y dio frutos en abundancia. En esta patria enferma, tan melancólica, tan doliente, es preciso volver a ver la patria bella, tan oculta, que solo los ojos de la Fe intrépida, de la Fe que mueve montañas, serán capaces de descubrirla.

    Castellaniana: Maestro de la Fe

  17. #77
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    Re: Las Gafas de Castellani

    34º aniversario de su fallecimiento



    Parecemos devolvértelos a Ti, oh Dios, de Quién los recibimos. Pero así como Tú no los perdiste al darlos a nosotros, tampoco los perdemos cuando regresan a Ti.


    Oh Amante de Almas, Tú no das como el mundo da. Lo que das no quitas, pues lo que es Tuyo, también es nuestro puesto que somos Tuyos, y Tú eres nuestro.


    La vida es eterna, el amor es inmortal; la muerte no es más que horizonte, y el horizonte no mas que límite de nuestra visión.


    ¡Levántanos, oh Poderoso Hijo de Dios, para poder ver más allá; enjuga nuestros ojos para mirar con luz más clara; acércanos a Ti para sentirnos junto a Ti y hallarnos cerca de nuestros queridos seres que están contigo!


    Y mientras preparas un lugar para nosotros, prepáranos a nosotros también para esa tierra feliz, por que donde estés, estemos nosotros también, por siempre. Amén.

    Rdo. Padre Bede Jarret O.P.
    Castellaniana

  18. #78
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    Re: Las Gafas de Castellani

    Padre Leonardo Castellani: el profeta incómodo (la mitad de su vida)



    No hace mucho, el escritor español, Juan Manuel de Prada descubrió al gran padre Leonardo Castellani, quizás lo mejor que haya dado la Argentina en el ámbito católico del siglo XX. Pocos lo conocen o mejor dicho, no tantos como debieran.
    Presentamos ahora la versión digital de una obra genial: el libro del Dr. Sebastián Randle titulado “Castellani (1899-1949)“. Su autor tuvo la dicha de trabajar a la luz de los diarios íntimos y las publicaciones éditas del gran jesuita argentino. Criticado por propios y ajenos y silenciado por muchos, creemos sin embargo que, aunque hay pasajes que no suscribimos totalmente, es del todo indispensable para entender el cambalache del siglo pasado.

    Con permiso expreso del autor, lo ponemos a disposición para quienes deseen conocer al “profeta” más grande que tuvo la Argentina y aguardamos mientras tanto, la segunda parte (1949–1981) que fue prometida para fin del corriente año.

    Como se trata de un libro “gordo”, me permito presentar aquí también un excelente resumen que escribiera mi maestro, el Dr. Octavio A. Sequeiros, justamente hoy 27 de Abril, a siete años de su partida a la casa del Padre: “Castellani: el profeta incómodo”, aparecido en la Revista Gladius Nº 59(2005), 55-100.

    Que les aproveche.

    Libro del Dr. Sebastián Randle
    en formato mobi, pdf y word

    Que no te la cuenten…
    P. Javier Olivera Ravasi


    Que no te la cuenten | La falsificación de la realidad

  19. #79
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    Re: Las Gafas de Castellani

    Con todos se peleó...

    Leonardo Castellani fue un escritor peligroso: demasiado hondo y sincero para ser tolerado por el sistema


    Leonardo Castellani

    En mi existencia de lector he saboreado muchos deslumbramientos; pero ninguno tan gigantesco y perdurable como el que me proporcionó el argentino Leonardo Castellani. Con legítimo orgullo, puedo confesar que si hoy no soy un escritor sistémico, ni un católico chirle al uso, se lo debo a este gran maldito, que con todos se peleó salvo con Dios; también sin asomo de hipérbole, puedo añadir que, si he mantenido el entusiasmo por mi vocación en medio de tantas zancadillas y puñaladas traperas, ha sido gracias al ejemplo de este escritor duro y precioso como un diamante que supo sobreponerse a todas las penurias y animosidades. Y puede que también conserve la fe gracias a su influjo benéfico. Castellani ha sido mi faro en las noches oscuras del alma, mi consuelo en la tribulación, mi guía en la pesquisa de la verdad, mi profesor de energía, mi protección contra los sobornos mundanos y mi intercesor en el cielo; pues un pecador tan denodado como yo necesita un abogado tan pugnaz como Castellani.


    Apasionado polemista, detractor implacable de la modernidad y de toda su cochambre ideológica, Castellani es sobre todo un campeón de la ortodoxia, que como ya sabemos es la única forma de heterodoxia que nuestra época repudia. Resulta, en verdad, sobrecogedor, que un escritor tan formidable haya sido confinado en los desvanes donde se pudren los escritores prescindibles; y tal confinamiento lo ha consumado la canallesca cultura sistémica, pero también -no nos engañemos- la desidia de los presuntos «buenos». Castellani se distinguió por sostener -y no enmendar- aquellas posturas estéticas, filosóficas o religiosas que los repartidores de bulas del cotarro cultural han decidido demonizar; las mismas que por respetos humanos, allanamiento ante el mundo o cobardía propia de eunucos muchos católicos (incluidos los que gastan báculo) no se atreven a defender. Aunque, para ser del todo sinceros, esta condena en muerte no es muy distinta de la que Castellani soportó en vida: expulsado de la Compañía de Jesús, sufrió todo tipo de tropelías, hasta morir viejo y achacoso, sin más refugio que unos pocos fieles que lo confortaron en la desdicha y la lealtad acérrima a sus dos vocaciones -la sacerdotal y la literaria-, íntimamente desposadas entre sí.

    Terrible polemista

    Nacido en 1899 en Reconquista, un pueblo santafesino, Castellani era hijo de emigrantes italianos. Su padre, un periodista librepensador, halló la muerte en una confusa trifulca con policías corruptos; es posible que este hecho marcase su carácter, misántropo y un poco neurótico. Por influjo de su piadosa madre, Castellani ingresa en la Compañía de Jesús en 1918; y la Compañía, que descubre enseguida sus dotes extraordinarias, lo envía a estudiar a Roma y a la Sorbona. En estos años de brillo y cosmopolitismo, Castellani prueba sus primeras armas literarias, que abarcan casi todos los géneros: volúmenes de relatos como «Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas» (con joyas que nada tienen que envidiar a los escritores más renombrados del género fantástico) o «Las muertes del padre Metri» (una especie de Padre Brown santafesinio), así como sátiras y colecciones de artículos como «El nuevo gobierno de Sancho» o «Las canciones de Militis», en las que junto a una cultura ecuménica Castellani revela dotes de apologeta consumado y temible polemista, dotado de un estilo vibrante y un
    humor socarrón de estirpe cervantina que le permite derribar los espesos muros de la mentira como si estuviesen hechos de alfeñique.


    Son años en los que Castellani prodiga su pluma en las publicaciones más variopintas, exponiendo ideas disolventes, lúcidas hasta la imprudencia, que le van ganando una legión de enemigos, tanto entre las sotanas como entre los mandiles. Si sus comentarios políticos son tan luminosos como devastadores, sus ensayos religiosos fustigan sin melindres el vicio del fariseísmo y la sosería de una Iglesia resignada a la inanidad; y nada tan regocijante como sus artículos de crítica literaria, donde pone como chupa de dómine a todos los santones del canon, desde el tostónico James Joyce al señoritingo Borges.

    En todas estas obras, Castellani muestra una hondura intelectual y una capacidad admirable para provocar en la inteligencia un movimiento de adhesión gozosa (o de rechazo fulminante, si la inteligencia está infestada de paparruchas políticamente correctas). Y es que nuestro autor era eso que los franceses llaman un «maître à penser», alguien que, a través de sus reflexiones, no sólo nos invita a pensar, sino que vertebra y muscula nuestros pensamientos; alguien que no sólo acicatea nuestra inteligencia, sino que la nutre, la robustece, la dota de un andamiaje robusto y, a la vez, la impulsa por caminos nunca antes transitados.

    Con razón un escritor tan peligroso ha sido execrado igualmente por los impíos, los esnobs y los meapilas, y tanto en la vida como en la muerte…




    Con todos se peleó...

  20. #80
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    Re: Las Gafas de Castellani

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    ...Salvo con Dios

    JUAN MANUEL DE PRADA





    Expulsado de los jesuitas en 1949, Leonardo Castellani no cedió en sus principios y mantuvo su combativa ortodoxia

    En 1946, Leonardo Castellani escribió una serie de cartas ásperas y vigorosas, también algo imprudentes y temerarias, dirigidas a sus hermanos jesuitas de la provincia argentina, en las que denunciaba la esclerotización de los votos religiosos en la Compañía. Las desavenencias con sus superiores alcanzaron entonces el paroxismo; y Castellani viajó a Roma, creyendo ingenuamente que hallaría apoyo en el Padre General Janssens, que por aquellas mismas fechas recibía la visita de otro jesuita problemático, Teilhard de Chardin, un maldito de pacotilla, de los que el mundo gusta de ensalzar y aplaudir. Teilhard, por supuesto, fue mantenido con honores en la Compañía; Castellani fue recluido en Manresa, donde pasó muchas amarguras y quebrantos. Allí descubrió la obra de Jacinto Verdaguer, otra víctima como él del fariseísmo religioso, a quien dedicaría una obra desgarradora, «El ruiseñor fusilado», que puede leerse como una suerte de autobiografía espiritual.

    Camionero y profesor

    En octubre de 1949 Castellani es separado de la Compañía y suspendido a divinis. Con cincuenta años recién cumplidos, difamado y sin medios de vida, impedido para celebrar misa y atormentado por conflictos espirituales crudelísimos, se refugió primero en Reconquista, su pueblo natal, donde llegó a trabajar como camionero y repartidor de leche; luego en Buenos Aires, donde se empleó durante breve plazo como profesor de psicología, pero un decreto de Perón prohibió a los sacerdotes impartir clases en centros públicos. De nada sirvió a Castellani alegar que había sido apartado del ministerio: para los meapilas, era un renegado indigno; para los comecuras (que a veces son los mejores teólogos), un sempiterno sacerdote.
    Vituperado por los enemigos de la fe y zaherido por los aprovechateguis y chupópteros del óbolo de la viuda que merodean (ayer igual que hoy) los palacios episcopales, Castellani entendió que el martirio de un escritor católico no consiste tan sólo en «sufrir por la Iglesia», sino también en «sufrir a manos de la Iglesia» (o siquiera de sus miembros más corruptos e hipócritas); y perseveró sin desmayo, a pesar de que amigos como el escritor comunista Leónidas Barletta lo exhortaban a abandonar la causa católica (la respuesta epistolar de Castellani a Barletta es, por cierto, una de las más hermosas apologías de la fe que jamás se hayan escrito).En medio de la noche oscura del alma y de la penuria más renegrida, Castellani resistió; y su ortodoxia, lejos de claudicar, se hizo más combativa y profética, incendiada de una esperanza que avizoraba la Parusía. Y si su fe no desmayó ni un ápice, tampoco lo hizo su escritura, que no hizo sino engrandecerse y acrisolarse en la tribulación, como la caballerosidad de don Quijote se engrandecía y acrisolaba ante los escarnios. Aquellos años de ímprobas penalidades, sostenido apenas por un puñado de fieles, le sirvieron para escribir algunos de sus mejores libros: su fantasía papal «Juan XXIII (XXIV)» (1964), su magnífico ensayo «El Evangelio de Jesucristo» (1957) y su grandiosa trilogía sobre el Apocalipsis: «Cristo, ¿vuelve o no vuelve?» (1951), «Los papales de Benjamín Benavides» (1954) y «El Apokalypsis de San Juan» (1963).

    El estilo es el hombre


    Y como los inicuos no siempre triunfan del todo, en 1966 Roma le restituyó el ministerio sacerdotal; e incluso pudo Castellani darse el gustazo (o tal vez sólo el melancólico desdén) de rechazar, en 1971, la reintegración a la Compañía de Jesús. En mayo de 1976, fue invitado por Jorge Rafael Videla a almorzar, junto a Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato, en la Casa Rosada. Durante aquella comida, fue el único que pidió clemencia por los represaliados políticos y reclamó la liberación del escritor Haroldo Conti, mientras Borges y Sabato callaban como putitas. Al salir de la Casa Rosada, los tres escritores fueron asaltados por una legión de periodistas expectantes. Borges fue parco pero inequívoco en la adulación: «Agradecí personalmente a Videla el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le mandé mi simpatía por haber enfrentado la responsabilidad del gobierno». Más servil todavía se mostró Sabato, que por entonces todavía no posaba de paladín de los derechos humanos: «Videla me ha producido una impresión excelente. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente… Me impresionó su amplitud de criterio y su cultura». Castellani se abstuvo de hacer declaraciones; miró con asco a los dos lameculos y se largó. El estilo es el hombre.

    En cierta ocasión se definió así: «Yo soy pestíferamente ortodoxo. Si fuese jesuita heterodoxo, mucho mejor le iría a mi bolsillo. Pero como ya estoy viejo y cambiar no me gusta, prefiero quedar así no más, mal que le pese a mi bolsillo, al obispo de Rosario y a quienquiera que sea: pestíferamente ortodoxo, que ojalá pueda traducirse mañana contagiosamente católico». Ese mañana ya ha llegado. No sé a qué esperas, querido lector, para dejarte contagiar por este escritor inmenso, bendito de Dios y maldito de los hombres.

    ...Salvo con Dios

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