Víctor Mora, el guionista, era rojo de toda la vida pues fue lo que mamó en su casa de exiliados catalanes. Sin embargo sea por devoción o por negocio fue capaz de generar un personaje de cómic cuyas ediciones eran las más grandes de su época (400.000 ejemplares de media en una España empobrecida y bastante analfabeta) y que pese a las milongas que luego ha contado el autor representaba --aunque en ocasiones ñoñamente-- ideales y principios que hoy en día serian impensables.
Discrepo en que el personaje sea una copia de El Príncipe Valiente, aunque hay obvios parecidos (curiosamente coinciden en el viaje a Thule). Las historias de El Capitán Trueno me parecen además notablemente superiores.
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