Pues verá, hermano Hyeronimus: comenzar un frase, una pregunta,una aclaración, una acotación,un diálogo en general usando la palabra "hermano", predispone al oyente( en este caso lector) bien, ya que deja en claro de entrada que lo que ha de escuchar(leer) va con ánimo fraterno, despojado de toda intencionalidad ,soberbia, ironía, sarcasmo, acidez.
Ya en cierto hilo en el que inquirí acerca de los "excorcizantes flatos de don Lutero" advertí sobre mi escaso y nulo conocimiento del portugués, con lo cual era más que esperable de darse el hecho de que quien escribe desconociera el significado del vocablo "Irmao".
De todos modos, y a simple cuestión de anécdota, le cuento: Este hábito de llamar hermano a aquellos con quienes comparto y departo, me viene de los tiempos en que conviví con los hermanos de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en el seminario Nuestra Señora Corredentora, Buenos Aires, en que estábamos exigidos de dirigirnos al otro usando la dignidad "hermano" o "usted", como muestra de respeto a la persona humana, según me expliacara primeramente el Superior R.P. Devilliers, y luego Monseñor Alfonso de Galarreta.
No sin pena eliminaré este trato, si es que el mismo causa incomodidad o risillas en algunos.
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