Lección 6. El dinero y los precios
La distribución del nuevo dinero mediante el dividendo nacional es por tanto un medio para incrementar la provisión de dinero del país cuando es necesario y de ponerlo directamente en las manos de los consumidores.
Pero, para beneficio del consumidor, esta distribución de dinero debe constituir un incremento real en el poder adquisitivo del consumidor.
Ahora bien, este poder adquisitivo depende de dos factores, de la cantidad de dinero en manos del comprador y del precio de los productos en venta.
Si el precio de los productos disminuye, el poder adquisitivo del consumidor se incrementa, aún sin que aumente el dinero. Ahora, yo tengo $10 para comprar mantequilla, si el precio de la mantequilla es de $2,50 por libra, tengo en mis manos el poder de comprar 4 libras; si el precio de la mantequilla se reduce a $2,00, mi poder adquisitivo crece y así podré comprar entonces 5 libras.
Si el precio sube, afecta desfavorablemente el poder de compra del consumidor y, en este caso, incluso un incremento de dinero puede perder su efecto. De este modo, si un trabajador que ganaba $200 en 1967 y después $400 en 1987, estaría perdido ya que el costo de la vida se ha incrementado más del doble en esos veinte años. Eran necesarios, al menos $772 en 1987 en Canadá para comprar lo que se adquiría por $200 en 1967.
El consecuente incremento en el precio de los productos es la razón por la que se incrementan los salarios, tan reclamados por los trabajadores, lo cual además no es una solución adecuada. Los empleadores no fabrican el dinero y si necesitan gastar más para pagar a sus obreros están obligados a vender sus productos a precios más altos para evitar la bancarrota.
El dividendo nacional no está incluido en los precios, dado que está formado por dinero nuevo, distribuido, independientemente del trabajo, por el Gobierno. Sin embargo, con más dinero en las manos del público, los minoristas tenderían a incrementar los precios de los productos aunque éstos no costaran más que su producción. Igualmente, la reforma monetaria que, al mismo tiempo, no toma las riendas para impedir el alza injustificada de precios, sería una reforma incompleta. Se volvería una catástrofe que provocaría una tremenda inflación.
El establecimiento arbitrario de los precios, un límite general ó un congelamiento de los mismos, también puede tener efectos perjudiciales que desalentarían la producción. Ahora bien, la reducción de la producción es la forma más segura para el incremento de los precios. El legislador, entonces, obtiene lo opuesto a lo que busca: provoca la inflación cuando trata torpemente de combatirla; para evitar las sanciones, la inflación hace su aparición, por medio del mercado negro.
El Crédito Social lanza una técnica que automáticamente combate la inflación: es la técnica propuesta del “ajuste en el precio”, o del descuento compensatorio, que serían parte de la forma en que el dinero es emitido para colocar al poder adquisitivo total a nivel de la oferta total de producción.
EL AJUSTE EN EL PRECIO. EL PRECIO JUSTO
Dado que los productos son hechos para el consumidor, es claro que, al alcanzar su objetivo, los productos deben ofrecerse a éste a un precio que le permita adquirirlos. En otras palabras, en todo tiempo, debe haber un equilibrio entre los precios colectivos y el poder colectivo de compra de todos los consumidores. Para establecer el precio de venta al público, los productores o los comerciantes calculan el costo de lo que se ha manufacturado y le agregan los costos por manejo, transportación, almacenamiento y las utilidades necesarias para los diferentes intermediarios. Pero nada asegura que el precio marcado corresponda al poder de compra del consumidor.
El precio marcado debe ser atribuido por el minorista sin ocasionar bancarrotas en la línea entre minorista y productor. Además, el precio a pagar por el comprador debe ser tal que corresponda al poder adquisitivo del consumidor. De otro modo, los productos no podrán venderse a pesar de las necesidades reales.
He aquí la necesidad del ajuste de los precios.
En el vocabulario del Crédito Social, le llamamos “precio justo” al precio que corresponde exactamente al consumo.
La técnica monetaria del Crédito Social se asegura de esto.
Cuando hablamos de “precio justo” no queremos decir lo que es honesto o justo. El precio marcado por el vendedor puede ser completamente honesto, completamente justo, pero con todo, puede no ser el precio exacto.
Durante la Depresión los precios marcados pudieron haber sido honestos y justos, pero no eran exactos, no correspondían al consumo. Cuando la producción total de artículos requeridos excede el total del consumo, estos precios no son ciertamente exactos, dado que el consumo de un cierto período muestra, concluyentemente, los gastos reales en los que incurrió la producción durante este mismo período.
El precio honesto es una cuestión moral; el precio exacto o “justo” es una cuestión matemática.
El precio exacto, el “precio justo” del sistema de Crédito Social, se logra a través de una regla aritmética. Así no existe una fijación arbitraria de precios o de techos, ni las restricciones, recompensas o castigos – sino simple aritmética.
La técnica del Crédito Social involucra dos cifras, que son hechas por el pueblo mismo y que no se fijan arbitrariamente por algunos hombres que tienen la manía de imponer su voluntad a otros:
1. La cifra expresada por la suma total de los precios (establecida por los mismos productores)
2. La cifra expresada por el poder de compra de los consumidores (establecida por los deseos de los consumidores en relación a cómo quieren gastar el dinero del que disponen).
Para poder poner el signo de (=) entre estas dos cifras, el Crédito Social baja el primero al nivel del segundo. Permítasenos explicarlo, primero presentando algunas ideas poco familiares pero que tienen consecuencias de gran alcance.
El costo real de la producción
El costo real de un producto es la suma del total de gastos en los que se incurrió para su producción. Esto es cierto si contamos en dólares, euros, horas-hombre, o cualquiera otra unidad de medida.
Digamos que un trabajo requiere de cuatro horas, diez onzas de sudor, la comida del trabajador, el desgaste de la herramienta. Si la enumeración es completa, el precio exacto de este trabajo es: cuatro horas, diez onzas de sudor, la comida del trabajador y el desgaste de la herramienta – ni más ni menos. Como uno está acostumbrado a evaluar los costos en dólares en Canadá y como también estamos acostumbrados a evaluar el trabajo de la misma forma, tanto el desgaste junto con los otros elementos que forman los gastos, resulta posible establecer una relación entre ambos, en términos de dólares. Si, con todo, los gastos de material, el trabajo, la energía, el desgaste, suman $100, el precio exacto, el costo real del producto es de $100. Pero también está el precio contable, el costo financiero. Durante la producción de un artículo en una fábrica, se lleva una cuenta sobre la materia prima que se compró, los costos de procesamiento, los sueldos y salarios, los costos de capital, etc. Todo esto constituye el costo financiero de la producción del artículo. ¿Son el precio contable y el precio exacto los mismos? Aunque, incidentalmente lo son en algunos casos, es fácil probar que, en su totalidad, no lo son.
Tomemos como ejemplo un pequeño país que suministra en un año, los bienes capitales y los bienes de consumo, para una producción total evaluada en 100 millones de dólares. Si, durante ese tiempo, el total de gastos de los habitantes del lugar son evaluados en 80 millones de dólares, uno puede admitir que la producción del país durante ese año ha costado exactamente 80 millones, dado que fueron 80 millones los que consumió la población que hizo la producción. El costo financiero de la producción ha sido evaluado en $100 millones, pero sólo fueron 80 millones en gastos reales. Este es un hecho inevitable: ambos totales están ahí. El precio exacto de la producción de 100 millones ha sido entonces de 80 millones. En otras palabras, mientras se han producido 100 millones de riqueza, se han consumido 80 millones de la misma. El consumo de 80 millones de la producción es el precio real de la producción de 100 millones.
El precio real de la producción es el consumo.
Como hemos dicho anteriormente, si la producción existe para el consumo, el consumo debe ser capaz de pagar por la producción. En el ejemplo anterior, el país merece su producción. Si, gastando 80 millones, se producen 100 millones de bienes y servicios, debe ser posible obtener estos 100 millones de la producción mientras se gasta 80 millones. En otras palabras, pagando 80 millones, los consumidores deben obtener los 100 millones de la producción. Si no, los 20 millones de la producción quedarían para su contemplación, hasta que se diera su destrucción, frente a los indigentes y desesperados ciudadanos.
El incremento y reducción de la riqueza
Un país se enriquece en bienes cuando desarrolla sus medios de producción: sus máquinas, fábricas, medios de transporte, etc. Estos son llamados bienes de capital. O cuando produce artículos para su consumo: trigo, carne, muebles, ropa. Estos son llamados bienes de consumo. También lo hace cuando obtiene bienes del exterior. De este modo Canadá se enriquece en frutas cuando compra sus plátanos, naranjas y piñas. Esto es importación. Los bienes de un país se reducen cuando hay destrucción o desgaste de los medios de producción: cuando se queman las fábricas, se descomponen las máquinas, etc. Esto se llama depreciación. Los bienes de un país también se reducen cuando son consumidos. Los alimentos ingeridos, la ropa desgastada, etc. que no están disponibles por más tiempo. Esto es destrucción a través del consumo. Esta reducción de bienes también se da cuando dejan el país: por ejemplo, habrán menos manzanas, mantequilla y tocino en Canadá si los enviamos a Inglaterra. Esto se llama exportación.
Calculando el precio justo
Supongamos que el balance de un año es el siguiente:
Producción de bienes de capital…………………$3 mil millones
Producción de bienes de consumo…………….....$7 mil millones
Importación……………………………...……....$2 mil millones
Total de adquisiciones…………………….……...$12 mil millones
Además de
Depreciación de bienes de capital……..……....….$1.8 mil millones
Consumo…………………………….…………....$5.2 mil millones
Exportaciones……………………..……………...$2 mil millones
Reducción total……………………..………….....$9.mil millones
A partir de esto podemos concluir: Mientras el país se enriqueció con $12 mil millones de producción, únicamente consumió o exportó $9 mil millones. El costo real de producción de $12 mil millones es de $9 mil millones.
Si le cuesta al país $9 mil millones producir $12 mil millones de bienes y servicios, el país debe ser capaz de disfrutar sus $12 mil millones de producción mientras gasta únicamente $9 mil millones.
Con $9 mil millones uno debe ser capaz de pagar $12 mil millones. Pagar 12 con 9. Esto requiere el ajuste del precio: bajar el precio contable, 12, al nivel del precio real, 9, y esto hacerlo sin violentar a nadie ni perjudicar a nadie.
Frente a este balance la siguiente conclusión resulta lógica en una economía donde la producción existe para el consumo: Dado que el consumo de $9 mil millones de producción, tomando en cuenta ya el desgaste de la maquinaria, permitió $12 mil millones de producción, incluidas ya las mejoras, $9 mil millones es el precio real de la producción. Para que el país sea capaz de usar esta producción, siempre que sea deseable, debe ser capaz de obtenerla a su precio real, $ 9 mil millones, lo que no impediría que los comerciantes se viesen obligados a reclamar $12 mil millones.
Por un lado, los consumidores del país deben poder comprar 12 con 9. Deben ser capaces de consumir la producción del país pagando por ella 9/12 del precio marcado.
Por otra parte, los comerciantes deben recuperar la cantidad total: 12, de otro modo no podrían cubrir sus costos y obtener sus ganancias, las que representan el pago por sus servicios.
El descuento compensatorio
El comprador pagará únicamente 9/12 del precio marcado, si se le otorga un descuento de 3/12, ó 25%.
El valor de una mesa es de $120, será vendida al comprador a $90. Unas medias cuestan $4, serán vendidas a $3.
Del mismo modo, esta misma tasa se aplica a todos los productos en venta en el país, porque es un descuento nacional decretado por la Oficina Nacional de Crédito, para así lograr el objetivo para lo que ésta fue establecida.
Si todos los bienes consumibles del país son pagados al 75% de su precio marcado, los consumidores podrán obtener toda la producción de $12 mil millones con los $9 mil millones que gasten para su consumo. Si no desean algunos productos de venta en el mercado, simplemente no los comprarán y los productores dejarán de fabricarlos dado que no son riqueza en sí mismos pues no satisfacen las necesidades de los consumidores.
Los comerciantes obtendrán de los compradores únicamente el 75% de los precios. No podrían subsistir a menos que obtengan de otra fuente el 25 % que les hace falta.
Esta otra fuente puede ser, solamente, la Oficina Nacional de Crédito encargada de poner el dinero en relación a los requerimientos. Mediante la presentación de las notas adecuadas (vales), comprobando la venta y el descuento nacional permitido, los comerciantes obtendrán, de dicha oficina, el dinero que representa ese 25% faltante.
El objetivo se alcanzará. Todos los consumidores podrán comprar los bienes producidos por el país de acuerdo a sus necesidades. Los comerciantes y, a través de ellos, los productores, obtendrán las cantidades necesarias para cubrir sus costos de producción y de distribución. No habrá inflación dado que no habrá escasez de productos frente a la demanda. Este dinero nuevo es creado únicamente cuando se quiere un producto y se compra.
Además, esto no se incluye en el precio de la factura, dado que no es ni sueldo ni salario, ni inversión: viene después de que el producto es fabricado, valuado y vendido.
Otra forma de llegar al mismo resultado sería hacer que el comprador pagara por el precio total. El vendedor le daría un recibo certificando la compra. Mediante la presentación de dicho recibo en la Oficina Nacional de Crédito, el comprador obtendría el 25% del total de la compra. El primer método es un descuento compensatorio, un descuento otorgado por el vendedor y pagado a éste último por la Oficina Nacional de Crédito.
El segundo método es un reembolso hecho al comprador. El resultado es exactamente el mismo.
En cualquier caso, el precio pagado por el consumidor debe ser la fracción del precio marcado expresado por la proporción del consumo y del total de la producción. De otro modo, la producción sería únicamente accesible de forma parcial para los consumidores, para quienes está hecha.
El precio justo = precio de venta x el consumo
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producción
PARA COMPRENDER MEJOR EL CRÉDITO SOCIAL
Los banqueros internacionales temen tanto a la aplicación del Crédito Social que pondría fin a su control de la vida económica, que obviamente sólo buscan ponerle término al mismo. Una de sus tácticas favoritas es la de falsificar los principios del Crédito Social y presentarlo como algo ridículo y absurdo en todos los medios de comunicación para impedir su adhesión en las masas.
Tenemos ya un ejemplo reciente de esta situación en el periódico La Voz del Este de Granby del 8 de diciembre pasado, donde reportaron que la diputada de Shefford, Diane St. Jacques había propuesto en la Cámara de los Comunes la petición de los Boinas Blancas (Peregrinos de San Miguel) concerniente a cancelar la deuda nacional. (Ellos tomaron la idea de Vers Demain, edición de nuestro periódico en francés y la reprodujeron mostrando la fotografía de la diputada). Pero he aquí que los periodistas de La Voz del Este dijeron que los Boinas Blancas pedían en su petición el “imprimir el dinero para quitar la deuda” lo cual, según ellos, es algo “irreal y completamente descabellado.” Lo cual acarrearía una “inflación espantosa” y además, se jactaron al agregar que esa es precisamente la prueba que muestra que los Boinas Blancas no saben absolutamente nada de economía.”
Los periodistas de la Voz del Este tienen razón al decir que “imprimir el dinero para pagar la deuda” es una barbaridad, pero están siendo completamente deshonestos al decir que es esto lo que los Boinas Blancas preconizan. Si hubieran querido hacer un reportaje honesto, no hubieran tenido más que contactar la oficina de Vers Demain, pidiéndonos nuestras peticiones para cancelar las deudas públicas. Y esto es exactamente lo que se les hubiera dicho: cancelar las deudas públicas y menos aún, imprimir el dinero para reembolsarlas, no es lo que los Boinas Blancas realmente preconizan, sino la emisión de dinero en relación con la producción. Pero, los periodistas de la Voz del Este parecen incapaces de comprender esto o no son lo suficientemente honestos para decirlo. Sin embargo, nosotros tenemos que felicitar a tales periodistas por sus propósitos lisonjeros y sus campañas de desinformación.
Este argumento bárbaro que dice que los Boinas Blancas desean “imprimir dinero sin límites”, no es nada nuevo, es el mismo argumento proferido por los Financieros quienes no han cesado de hacerlo durante años para perjudicar los verdaderos principios del Crédito Social. Es también la misma parte que los libros de economía se encargan de refutar.
Por tanto, cuando hablan del Crédito Social todos aquellos que jamás han leído a Vers Demain, no hacen más que repetir las mismas mentiras de los Financieros: ”Su asunto, el Crédito Social, no tiene pies ni cabeza. Imprimamos pues el dinero sin parar y así obtendremos una gran inflación”. Y al decir esto, piensan que ya expresaron todo lo concerniente al Crédito Social, cuando en realidad ignoran todo al respecto y no conocen absolutamente nada concerniente a la circulación del dinero en un sistema creditista, así como tampoco saben respecto al descuento compensatorio ni al dividendo.
De lo que ellos hablan es de un falso Crédito Social, de una versión alterada por los financieros. He aquí, por tanto, un resumen del verdadero Crédito Social basado en los dos escritos de Louis Even “¿Qué es el Verdadero Crédito Social?” y “Una Economía Sana y Eficaz”.
Contabilidad exacta
Definamos las palabras “crédito social”; en lugar de tener dinero creado por los bancos a interés -un crédito bancario- el dinero será creado por la sociedad -un crédito social. El sistema del Crédito Social no aspira a otra cosa que hacer del dinero un reflejo exacto de las realidades económicas. No hay ninguna duda en lo que respecta al Crédito Social en cuanto a la emisión o impresión del dinero sin importar cómo, de manera irresponsable o sin límites (como piensan los financieros), ni al capricho de los políticos en el poder. He aquí el verdadero método propuesto: El gobierno nombrará una comisión de contadores, un organismo independiente llamado: “Oficina Nacional de Crédito” que se encargará de establecer una contabilidad exacta, el dinero será emitido al ritmo de la producción y retirado de la circulación al ritmo de su consumo. Con ello se tendrá un equilibrio constante entre la capacidad de producción y la capacidad de pago, entre el precio y el poder adquisitivo.
Lo que los Boinas Blancas piden es que el gobierno deje de pedirle a los bancos privados el dinero que él mismo puede crear sin interés, mediante su banco central. El mismo primer gobernador del Banco de Canadá, Graham Towers, admitió en 1939 delante de un comité de la Cámara de los Comunes, que sería perfectamente factible, en la medida en que se pidiera, preguntar por qué el gobierno tiene que pagar el interés del dinero que él mismo puede crear sin dicho interés.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Banco de Canadá creó justamente el 50% del dinero del país sin inflación. Actualmente crea menos del 2%. El 98% restante es creado por los bancos en forma de préstamos. La gente ignorante no sabe que los bancos privados, contrariamente a los otros prestamistas, crean el dinero que prestan y que no utilizan para ello el dinero de sus depositarios.
Si el dinero es creado por el Banco Nacional o por los bancos privados no interesa. Lo importante es que es creado en algún lado. Se requiere de las mismas cifras basadas en la producción del país. La única diferencia es que si el gobierno le pidiera a su propio banco central, no incurriría en ninguna deuda.
100 dólares creados sin interés por el Banco Central o 100 dólares creados con interés por el banco privado; ¿cuál de los dos crearía la inflación? Hasta un niño de diez años encontraría rápidamente la respuesta: es el creado con interés por el banco privado. La inflación causa el encarecimiento de las cosas, debido al alza de los costos de producción, y los intereses a pagar por los productores son parte de este costo.
Es realmente increíble y contrario a la lógica más elemental lo que dicen los economistas: que para detener la inflación (la elevación de los precios) hay que aumentar las tasas de interés ya que, al contrario, el alza de las tasas de interés hace necesario aumentar los precios. Este no es el sistema apoyado por los creditistas de Vers Demain sino por todos aquellos que lo preconizan. Pero el Crédito Social no se limita solamente a una simple cuestión de la creación del dinero, también existe el dividendo y el descuento compensatorio.
El dividendo
Debido a que los salarios no son suficientes para poder comprar toda la producción existente (los salarios no forman más que una parte de los costos de producción de cualquier artículo), la Oficina Nacional de Crédito distribuiría a cada ciudadano un dividendo mensual, algo de dinero para asegurar su poder de compra y para asignarle a cada uno una parte de los bienes del país. Este dividendo está basado en los dos más grandes factores de la producción moderna: la herencia de las riquezas naturales y los inventos de las generaciones pasadas, ambos dones gratuitos de Dios que pertenecen a todos. Los que serían empleados en la producción recibirían también su salario, pero todos, tanto asalariados como no asalariados, recibirían el dividendo.
La fórmula del dividendo es infinitamente preferible como beneficio social, tal como el seguro y los otros beneficios actuales; no sería tomado de los impuestos de los que trabajan, sino que sería financiado por el nuevo dinero creado por la Oficina Nacional de Crédito. No se viviría de los impuestos de los contribuyentes, sería una herencia debida a todos los ciudadanos del país, que son, por así decirlo, accionistas de la Patria, Compañía Limitada
Y contrariamente a los beneficios sociales, este dividendo se daría sin indagación alguna y no penalizaría a los que regresaran a trabajar. Lejos de ser una incitación a la pereza, permitiría que las personas se ocuparan de la actividad de su elección de acuerdo a sus talentos. Si la gente dejara de trabajar, el dividendo bajaría automáticamente, ya que está basado en la producción existente. Con esta entrada no ligada al empleo, se elimina el “problema” del progreso tecnológico, que actualmente deja de ser un aliado del hombre para convertirse más bien en una maldición porque elimina la necesidad de trabajo humano y les hace perder a los trabajadores su fuente de ingresos.
Finanzas de trabajo público
¿Cómo sería el financiamiento de servicios y trabajos públicos con este sistema de dinero social? Cada vez que la población necesitara un nuevo servicio público, el gobierno no se preguntaría más: ¿Con que dinero? Sino: ¿Qué materiales se requieren para hacer el trabajo? Y, obviamente, la Oficina Nacional de Crédito crearía el dinero necesario para ello. Supongamos, por ejemplo, que la población requiere un puente nuevo cuya construcción tendría un costo de 50 millones. La Oficina Nacional de Crédito crea entonces estos 50 millones para financiar la construcción de dicho puente. Y dado que todo dinero nuevo debe ser retirado de la circulación debido a su consumo, el dinero creado para la construcción del puente tendrá que retirarse de la circulación cuando se termine de consumir el mismo.
¿De qué manera puede un puente ser consumido? Por uso o depreciación. Supongamos que los ingenieros que lo construyen preven que tendrá una duración de 50 años, dicho puente perderá entonces una quincuagésima parte de su valor cada año. Ya que ha costado 50 millones para construirse sufrirá entonces una depreciación de 1 millón por año. Es entonces un millón de dólares los que deben retirarse de la circulación cada año, durante 50 años. Al final de este tiempo el puente estará completamente pagado, sin nada de interés y nada de deuda.
¿Es que este retiro de dinero se hará en base a impuestos? No, esto no es necesario, dice Douglas. Dentro del concepto de Crédito Social existe otro método más bien simple para retirar el dinero de la circulación y es el ajuste del precio (llamado descuento compensatorio).
De hecho, bajo un sistema de Crédito Social, los impuestos disminuyen drásticamente, y la mayor parte, simplemente desaparecen. El justo principio a observar es que la gente no pague más que por lo que consume. Sería injusto hacerle pagar a la población de todo el país por servicios que no le son ofrecidos, como una calle o una municipalidad, o el servicio de agua o de limpieza. La gente se beneficia de estos servicios que habría que pagar si la municipalidad realmente los ofrece.
El ajuste del precio
¿De qué manera funcionaría el ajuste del precio? La Oficina Nacional de Crédito se haría cargo de llevar una contabilidad exacta del activo y del pasivo de la nación, siendo así que sólo requerirá de dos columnas: un lado donde inscribirá todo lo que produce el país durante el período en cuestión (activo) y otro donde anotará todo lo que se consume (pasivo). El millón anual de depreciación del puente, del ejemplo arriba mencionado, será entonces inscrito en la columna de pasivos o consumos y ajustado a todas las otras formas de consumo de las riquezas durante el año.
Douglas subraya que el verdadero costo de la producción, es el consumo. En el ejemplo del puente el precio contable era de 50 millones. Pero el precio real del puente es de lo que hace falta consumir para su producción. Si es imposible determinar para un solo producto cual es su precio real, uno puede, por el contrario, fácilmente saber durante el año cual ha sido el precio real de toda la producción del país: es todo lo que ha sido consumido en el país durante el mismo periodo.
Por tanto, si las cuentas nacionales del país muestran que, durante un año, la producción privada, la producción de bienes consumibles ha sido de 500 miles de dólares y que durante el mismo año, el consumo total ha sido de 400 miles de dólares, podemos decir que el país ha sido capaz de producir por un valor de 500 miles de dólares los productos y servicios, en gasto o en consumo, por un valor de 400 miles de dólares. Dicho de otro modo, queda demostrado que el costo real ha sido de 400 miles de dólares para producir lo que la contabilidad del precio estableció en 500 miles de dólares.
El verdadero precio de la producción es entonces de 400 miles de dólares. La población debe entonces recibir el fruto de su trabajo, la producción de 500 miles de dólares, pagando solamente 400. Ha quedado perfectamente bien establecido que el dinero no debe ser retirado a menos que sea consumido. Si su consumo fue de 400 miles de dólares por bienes y servicios, uno no debe retirar más que esa cantidad, ni más ni menos.
Descuento sobre el precio
¿Cómo hacer para que los consumidores puedan obtener 500 miles de dólares de productos y servicios pagando tan solo 400? Es muy simple: basta con bajar el precio de venta de todos los productos y servicios una quinta parte (1/5) que sería un descuento del 20%. La Oficina Nacional de Crédito decretaría entonces un descuento del 20% en todos los precios de venta durante el ciclo siguiente. Por ejemplo, el cliente pagaría solamente 400 dólares por un artículo etiquetado en 500.
Pero si se quiere evitar la quiebra, el comerciante debe recuperar los 500 dólares por la venta de su artículo y no únicamente 400 ya que el precio de 500 incluye todos sus gastos. Es por ello que hablamos de un “descuento compensatorio”, de esta forma el comerciante será compensado por la Oficina Nacional de Crédito quien le enviará los 100 dólares que faltan. Por cada una de sus ventas el comerciante no tendrá más que presentar sus facturas de venta a la Oficina Nacional de Crédito, quien le reembolsará el descuento acordado con el cliente. De esta forma ninguna de las partes resulta penalizada: los consumidores reciben sus productos, que, de otra forma, no se venderían y los comerciantes recuperan sus costos.
Inflación imposible
Gracias a este mecanismo del descuento sobre el precio, la inflación sería imposible. En efecto, el descuento hace que se bajen los precios. Y en la inflación son los precios que suben. La mejor manera de impedir que suban los precios, es ¡hacerlos bajar! Además, el descuento sobre los precios es exactamente lo contrario a los impuestos sobre la venta, los consumidores pagarían así menos impuestos gracias a este descuento. ¿Quién podría quejarse?
Podemos ver entonces que los que dicen que el Crédito Social causaría la inflación, no saben lo que dicen pues ignoran la existencia del descuento compensatorio. El Crédito Social pide la creación del dinero; así es en efecto, al hacerlo, el temor de la inflación sería justificado, pero he aquí que el Crédito Social tiene la técnica para hacerle frente al peligro de la inflación.
Existen tres principios básicos dentro del Crédito Social: 1.- El dinero se emite sin deuda por la Oficina Nacional de Crédito, de acuerdo a la producción y se retira de la circulación de acuerdo a su consumo. 2.- El dividendo mensual para todos los ciudadanos. 3- El descuento compensatorio. Los tres son necesarios, es como un trípode, retírese uno de los tres principios y todo se vendrá abajo.
Toda esta técnica del Crédito Social, aunque arriba brevemente explicada, no tiene más que un fin: financiar la producción de bienes que respondan a las necesidades y financiar la distribución de dichos bienes para cubrir las consecuentes necesidades. Examinando la circulación del crédito en el esquema ya descrito, es fácil apercibir que el dinero no se acumula por cierto tiempo, que no hace falta más que seguir el movimiento de la riqueza, entrar en circulación al ritmo de la producción y tener el cuidado de ver que regrese a su fuente (la Oficina Nacional de Crédito) al ritmo de su consumo (en el momento en que los productos son comprados al vendedor). En todo momento, el dinero es un reflejo exacto de la realidad: el dinero aparece en el momento en que aparece un nuevo producto, el dinero desaparece en el momento en que el producto desaparece (es consumido). ¿En dónde esta la inflación, señores eruditos y expertos en la materia?
Impuestos y Crédito Social
¿Qué sería de los impuestos en un sistema de Crédito Social? Serían reducidos drásticamente y con el tiempo se podrían abolir completamente. La gente únicamente tendría que pagar por lo que consume. El consumo de bienes públicos (como los puentes) sería pagados mediante el ajuste de los precios, como ya se ha explicado. Sin embargo, sería injusto que todos los ciudadanos de la nación pagara por servicios que le son ofrecidos únicamente a ciertos sectores de la población. Son únicamente quienes reciben esos servicios los que tendrían que pagar por ellos.
Tampoco pagaríamos por los programas sociales (bienestar social, seguro de desempleo, etc.) que serían ventajosamente reemplazados por el dividendo mensual incondicional para cada ciudadano.
Todo esto abre horizontes y posibilidades insospechadas. Para que estas posibilidades se vuelvan realidades, hace falta que todos conozcan el Crédito Social y para esto es necesario que todos reciban el periódico San Miguel. Amigo lector, es aquí donde su responsabilidad entra en juego, usted que ha comprendido y asimilado el concepto del mismo tiene el deber darlo a conocer a los demás pidiéndoles se suscriban a esta publicación. ¡Que tengan éxito!
La circulación del dinero en un sistema de crédito Social
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Explicación del diagrama. El dinero va al productor (la industria) a través de la Oficina Nacional de Crédito para la producción de nuevos bienes, lo que provoca un flujo de productos etiquetados con un precio, y salarios distribuidos a los empleados. Ya que los salarios no son suficientes para comprar toda la producción, la Oficina Nacional de Crédito cubre la diferencia mediante la emisión de un dividendo periódico para todos los ciudadanos.
El encuentro entre productos y consumidores se lleva a cabo con los vendedores y a medida que un producto es comprado (consumido) el dinero emitido para la producción de dicho bien regresa a su fuente, la Oficina Nacional de Crédito, habiendo así cumplido su función y terminado su curso en el circuito financiero, ya que el producto ha llegado al consumidor. En todo tiempo hay una igualdad entre los medios de compra por la población y el precio a pagar por los bienes consumibles puestos a la venta en el mercado.
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