Dado que yo no vivo en España, mi opinión ha de tener poco peso, pero me parece que si mejorar la Iglesia desde dentro y fiscalizarla nos es imposible, siempre será preferible ayudar a su sostenimiento que dejar que se arruine. Muchìsimos sacerdotes realmente se sacrifican y privan de entretenerse, viajar y divertirse como muchos de nosotros lo hacen en aras de conducir sus parroquias de la mejor manera posible y de seguir predicando el Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia, seguidos por los religiosos y religiosas de tantas òrdenes que se ocupan de hacer avanzar la nave de la Iglesia en España, en Amèrica y en otros tantos lugares, por no explicar el trabajo silencioso y mal apreciado de los católicos voluntarios en distintos institutos y ONGs. Aquí en el Perú la Iglesia sólo nos pide la limosna dominical y una o dos veces al año y con timidez solicita contribuciones mayores para Cáritas u otra ONG que ayuda a paliar las carencias y situaciones desesperadas de las poblaciones atacadas por epidemias o desastres naturales. Si uno es creyente, debe saber que existe la justicia divina y que si alguien usa mal el dinero que uno entrega con buena voluntad, DE TODOS MODOS es considerado como buena obra por Jesucristo.