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Tema: Rusia

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  1. #1
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Rusia

    Aunque sigo la misma línea que Kontrapoder en mi visión crítica de Putin y el putinismo, dejo la traducción del siguiente apoyo que los creditistas sociales han puesto en favor de Putin, por boca de Wallace Klinck.



    Wallace Klinck, Comentarios desde Canadá



    Ni Vladimir Putin ni ningún otro “ciego guiador de ciegos” va a “salvar al mundo” siempre que este alienante y defectivo sistema financiero continúe en funcionamiento. Putin parece tener un genuino deseo de resolver los problemas internacionales y probablemente merezca igual o incluso más credibilidad que la mayoría de los otros “líderes” mundiales. Desafortunadamente “el camino hacia el infierno está pavimentado con buenas intenciones”, y no hay sustituto ninguno para la acción correcta, en vez de acciones defectuosas basadas en concepciones sinceramente sostenidas pero erróneas. Putin sostiene algunas sanas ideas, pero no percibe el núcleo del problema ni posee, por tanto, la clave para su efectiva y perdurable solución.

    Mientras que el mundo siga ateniéndose a las convenciones de contabilidad financiera, que abren una raja creciente entre los ingresos efectivos del consumidor y los precios finales, necesitando incurrir en una escalada de deuda y de producción superflua, todo el planeta se verá conducido inexorablemente a priorizar de manera creciente el comercio exterior, en donde todas las naciones son forzadas a intentar exportar más de lo que importan con el fin de compensar las crecientes insuficiencias domésticas de poder adquisitivo del consumidor. Este proceso lleva a prácticas de negocios viciadas y poco éticas, y a políticas gubernamentales hipócritas y agresivas en medio de una competencia antinatural e incivilizada por los mercados extranjeros, en donde las naciones se obligan a buscar costes de producción menores, pirateando y expoliando los recursos humanos y físicos de otras naciones.

    Todas las naciones, entidades económicas, sociales y culturales, e individuos se vuelven enemigas las unas de las otras en el contexto de una situación en donde los gobiernos intentan proporcionar estabilidad económica y social mediante la redistribución de un crecientemente insuficiente ingreso financiero. A causa del enteramente deseado proceso físico de eliminar la necesidad del elemento humano dentro de la producción, consecuencia del uso creciente de la inteligencia artificial y la automoción, un cuerpo de perceptores de sueldos cada vez más decreciente se verá requisado con el fin de apoyar al creciente número de aquéllos que ya no van a trabajar más a cambio de una remuneración financiera. El caos económico y social es el único resultado que se puede derivar de una insensatez como ésa.

    El Presidente Putin parece ser un individuo reflexivo. Pienso que quizás la acción más constructiva de parte de los creditistas sociales hoy en día podría ser la de poner el nuevo libro de Oliver Heydorn Social Credit Economics en sus manos y en la de algunos de sus consejeros. Me quedé sorprendido y jubiloso cuando la Televisión Rusa ofreció recientemente una presentación que afirmaba que los americanos estaban trabajando ellos mismos hasta la muerte y estaban dañando su salud en ese proceso. Puede haber más potencial en Rusia para hacer avanzar las ideas del Crédito Social que lo que podríamos suponer. ¡Recuérdese a Peter Propotkin, quien se oponía al socialismo autoritario y denunciaba la escasez artificial! Hemos establecido ahora nuevos contactos en Japón y en España, ¡hagamos llegar nuestro mensaje directamente a lo más alto de Rusia! Puedes escribir al Presidente ruso. Su dirección está anunciada en Internet. Los esfuerzos de América para desacreditar al Presidente Putin y aislar a Rusia son un despreciable y patente acto de hipocresía, y demuestra la medida en que los Estados Unidos constituyen una nación “ocupada”: ocupada por aquellos elementos omnipresentes que buscan realizar sus propios objetivos egoístas mediante el uso de los recursos de la nación cuyas instituciones sus miembros han socavado y sojuzgado.

    Paul Craig Roberts escribe artículos perspicaces y centrados. Desafortunadamente, sus prescripciones económicas parecen ser muy ortodoxas y revelan una ignorancia acerca del rol esencial de la finanza en los asuntos nacionales y mundiales, así como de los conceptos básicos filosóficos que deberían fundamentar nuestras actividades económicas modernas. También deberíamos poner un libro de Oliver en sus manos. Podría convertirse en un gran aliado si fuera convencido de la firmeza del Crédito Social. ¿Por qué debería el mundo arrodillarse a perpetuidad ante las políticas fallidas y defectuosas de John Maynard Keynes en lugar de reconocer la sensatez de las de Douglas? ¿Por qué realmente?


    Dirección de email del Presidente de Rusia:

    Existe un protocolo, por lo que, por favor, léase aquí. Por favor léase el protocolo para cartas antes de enviar alguna carta dirigida al Presidente de Rusia.

    Dirección Postal para el envío de mensajes vía correo ordinario: Calle Ilyanka 23, Moscú, 103132, Rusia.



    Fuente: ALOR.ORG

  2. #2
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    Re: Rusia

    Una dosis de sentido común




    En Rusia vivid como rusos! Cualquier minoría, de cualquier parte, que quiera vivir en Rusia, trabajar y comer en Rusia, debe hablar ruso y debe respetar las leyes rusas.
    Si ellos prefiere la Ley Sharia y vivir una vida de musulmanes les aconsejamos que se vayan a aquellos lugares donde esa sea la ley del Estado.
    Rusia no necesita minorías musulmanas, esas minorías necesitan a Rusia y no les garantizamos privilegios especiales ni tratamos de cambiar nuestras leyes adaptándolas a sus deseos.
    No importa lo alto que exclamen “discriminación”, no toleraremos faltas de respeto hacia nuestra cultura rusa.
    Debemos aprender mucho de los suicidios de América, Inglaterra, Holanda y Francia si queremos sobrevivir como nación.
    Los musulmanes están venciendo en esos países y no lo lograrán en Rusia.
    Las tradiciones y costumbres rusas no son compatibles con la falta de cultura y formas primitivas de la Ley Sharia y los musulmanes.
    Cuando este honorable cuerpo legislativo piense crear nuevas leyes, deberá tener en mente primero el interés nacional ruso, observando que las minorías musulmanas no son rusas.”

    InfoCaótica

  3. #3
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    Re: Rusia

    Rusia prohíbe conducir a travestis, sadomasoquistas y cleptómanos

    La nueva ley, que entró en vigencia esta semana, ha sido criticada por defensores de los derechos humanos.





    09 de Enero del 2015 - 09:30 | Moscú - Rusia adoptó una ley que prohíbe entre otros a los travestis, los sadomasoquistas y los cleptómanos conducir un automóvil, lo que suscita críticas de los defensores de los derechos de los homosexuales.
    La ley, que entró en vigor esta semana, prohíbe conducir a cualquier persona afectada por "problemas mentales y de comportamiento", entre los cuales figuran aquellos que tienen que ver con "la identidad de género y las preferencias sexuales".
    La lista mencionada en la ley incluye de esa forma los travestis y los transexuales al igual que los fetichistas, los pedófilos, los exhibicionistas, los voyeurs y los sadomasoquitas.
    REACCIONES
    La ley, que quiere disminuir la cifra de muertos por accidentes de tráfico, ha sido severamente criticada por los defensores de los derechos humanos.
    "No entiendo porque los fetichistas, pero también los cleptómanos y los transexuales no pueden conducir un automóvil", opinó en su blog Elena Masiouk, integrante del Consejo de Derechos Humanos ante el Kremlin. "Es una violación de los derechos de los ciudadanos rusos", denunció.
    La asociación de abogados de Rusia por los derechos humanos consideró que la ley "muestra la invasión progresiva de las autoridades en la vida privada".
    La ley "contradice de forma flagrante las leyes internacionales y rusas", indicó la asociación.
    En Rusia la homosexualidad fue considerada un crimen hasta 1993 y una enfermedad mental hasta 1999.
    En 2013, el parlamento adoptó una ley que castiga con multas y años de cárcel cualquier tipo de "propaganda" homosexual ante menores.

    Rusia prohíbe conducir a travestis, sadomasoquistas y cleptómanos | Diario Correo

    La referencia a la homosexualidad está de más, porque la ley está pensada para ser aplicada a las personas que sufren los desórdenes de conducta que estipula (como parámetro internacional ) la Organización Mundial de la Salud (una organización que, por lo demás, no tiene nada de objetiva y si algo la destaca es su promoción de la ideología de género). Y en la lista de la OMS NO se incluye a la homosexualidad como desorden: http://www.who.int/classifications/i...ebook.pdf?ua=1 Así que los maricones van a poder seguir conduciendo sus coches en Rusia sin ningún problema.
    Última edición por Montealegre; 12/01/2015 a las 00:42

  4. #4
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    Re: Rusia

    EUROPA Y EL ALMA DE ORIENTE

    JUAN MANUEL DE PRADA




    Ochenta años después, defender a Rusia vuelve a provocar tantas incomprensiones como en la época en que lo hizo Schubart


    LEO en estos días Europa y el alma de Oriente, un libro de un autor por completo olvidado, Walter Schubart (1897-1942) que recomiendo encarecidamente a mis lectores (en Iberlibro se hallan a la venta varios ejemplares), pues les ayudará a comprender mejor el alma rusa, así como sus tensiones con Occidente. La biografía de Walter Schubart es, en verdad, de una ejemplaridad trágica: alemán y rusófilo convencido, emigra de la Alemania nazi, para instalarse como profesor en Riga, desde donde alcanzó cierta celebridad en la década de los treinta como filósofo de la cultura y de las religiones. Cuando los soviéticos se anexionan Letonia, en 1940, Schubart trata de abandonar el país en compañía de su esposa Vera, letona y judía, pero son detenidos y deportados a un campo de prisioneros de Kazajistán, donde ambos fallecerán.


    Europa y el alma de Oriente
    puede leerse como un libro en la órbita del célebre La decadencia de Occidente de Max Spengler. Participa de su visión de las culturas como realidades biológicas que, tras alcanzar su esplendor, decaen hasta perecer. Como Spengler –y como tantos otros intelectuales de la época, empezando por nuestro Unamuno–, Schubart piensa que la civilización occidental está agonizando; y que su producto emblemático, el «hombre prometeico» (el tipo humano predominante desde la reforma protestante, que a lomos de los avances científicos se empeña orgullosamente en corregir y destruir la Creación) habrá de ser sustituido por un tipo de «hombre mesiánico», llamado a restaurar un orden divino superior; y juzga que ese «hombre mesiánico» será eslavo, y más concretamente ruso. Aunque lastrado por conceptos étnicos y visiones panteístas muy discutibles (y propias de la época), el libro de Schubart contiene pasajes de una clarividencia que asusta (extraordinario es el capítulo que dedica a comparar a los españoles y a los rusos, a los que juzga «hermanos en espíritu»; pero se refiere, claro está, a españoles todavía no desnaturalizados). Sobre todo si reparamos en que fue escrito cuando Rusia estaba dominada por el comunismo, que Schubart considera una perversión del espíritu religioso ruso, que aspira a la hermandad espiritual. Schubart (que tiene la visión de águila del profeta) trata de entender Europa desde el punto de vista ruso, y la relación entreverada de amor y odio que rusos y europeos han mantenido a lo largo de la Historia.


    «El Occidente --escribe Schubart–-- brindó a la humanidad las formas más estudiadas de la técnica, de la organización estatal y de las comunicaciones; pero le robó el alma. Misión de Rusia es devolvérsela. Rusia posee precisamente las fuerzas espirituales que Europa perdió o destruyó. Rusia es un trozo de Asia y a la par un miembro de la comunidad cristiana de los pueblos; en ello estriba lo peculiar y único de su misión histórica. Solamente Rusia reúne condiciones para infundir nuevamente alma a una generación estragada por el afán de poderío y anquilosada en el positivismo. (…) Parece una afirmación atrevida, pero hay que hacerla con toda decisión: Rusia es el único país que puede redimir y redimirá a Europa». Ochenta años después, defender a Rusia vuelve a provocar tantas incomprensiones como en la época en que lo hizo Schubart. El «hombre prometeico» (Nuevo Orden Mundial) odia a Rusia con todas sus fuerzas, aunque lo disfrace de odio a Putin; y trata de asfixiarla económicamente, de orquestar burdas campañas de intoxicación mediática y operaciones de falsa bandera con el inconfundible tufillo de los guisos de Langley. Pero le dará igual: Rusia, tarde o temprano, vendrá a redimir a Europa; sólo deseo que cuando lo haga no esté enfadada.







    Histórico Opinión - ABC.es - lunes 9 de marzo de 2015

  5. #5
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    Re: Rusia


    Lo malo aquí es que el autor de las imágenes, que supongo anglófono, ha escrito "America".
    Última edición por Montealegre; 06/05/2015 a las 04:12

  6. #6
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    Re: Rusia

    Madre Rusia

    Hace casi 100 años, la Virgen de Fátima se le apareció a tres pastorcillos portugueses anunciando la conversión de Rusia, que por entonces (1917) se encontraba sumida en la bárbara subversión marxista. Casi un siglo después, la Rusia de Putin, como muchas veces ha dicho Juan Manuel de Prada en sus artículos, es la esperanza de la Europa cristiana, aun tratándose de un país ortodoxo.


    El Occidente de hoy (los restos de la Cristiandad carcomidos por el marxismo cultural y el neoliberalismo) es una caricatura simiesca de la Europa de las Cruzadas, un absurdo ente arancelario cuya mayor seña de identidad es la blasfemia salvaje, como aquellos que decían ser Charlie Hebdo. Pues no señor, aquí los únicos "Charlies" que queremos ser son Carlos Martel y Carlomagno.

    Cada vez que le doy mas vueltas al tema, entiendo porqué los amos del mundo prefieren el liberalismo relativista al marxismo dogmático. Todos los países que antaño estuvieron bajo el yugo comunista y se zafaron de él, han visto resurgir su fe. La prohibición de la religión y su persecución no hicieron sino avivar la llama del Paráclito sobre su lucha. Allá tenemos a Rusia, Polonia, Hungría, Croacia, Serbia... En cambio, aquí en Occidente, la irreverencia constante hacia lo sagrado se ha convertido en algo tristemente habitual. Incluso la catoliquísima Irlanda, acaso el país más cristiano de Occidente, ha aprobado recientemente el matrimonio sodomita. El liberalismo pues, ha demostrado ser más eficaz y sinuoso a la hora de derrumbar la religión, pues lo hace sigilosamente, infiltrándose en ella (Concilio Vaticano II, donde estuvieron presentes teólogos protestantes para elaborar la nueva "misa") y no combatiéndola desde fuera, como hace el marxismo. Incluso en países bajo régimen marxista como la Nicaragua sandinista, se encuentra prohibido el aborto, mientras las pataletas de las ONGs como Planned Parentood claman al cielo por la "salud reproductiva" (¿y la salud del niño?). Así pues, tanto el liberalismo como el marxismo tienen un mismo amo, como decía el padre Castellani: el Diablo. Putin ha dicho que "quien añora a la Unión Soviética no tiene corazón, quien la desea de vuelta no tiene cabeza". Putin, un hombre de sincera fe, bautizado por su madre a escondidas de su padre, miembro del Partido Comunista.

    Así pues, con Rusia compartimos muchísimas semejanzas. España es celtíbera, goda y católica romana. Rusia es eslava, varega y ortodoxa bizantina. Ambas abrieron el mundo conocido: nosotros en las Indias, ellos en Siberia, llegándonos a encontrar incluso en Alaska. Ellos han soportado el marxismo, nosotros todavía agonizamos bajo el liberalismo. Y, realmente, no es una Rusia, sino que son varias Rusias (al igual que hay varias Españas): la Grande, la Blanca, y la Pequeña (Ucrania, que viene a ser algo así como el Portugal moscovita).

    Ya en la Rusia zarista, numerosos intelectuales abogaban por una Europa bajo el liderazgo de Rusia
    (todo envuelto en paneslavismo y la profecía de la Tercera Roma). Solzhenitsyn en su día, y ahora el
    profesor Alexander Dugin, no hacen sino confirmar la palingenesia de la antigua Rus, el sepulcro de la vieja Fe. Sólo el filioque separa la ortodoxia fociana de la Fe Católica. Su Alteza Don Sixto ha comentado acerca del tema que la voluntad antiimperialista de Rusia de recuperar Crimea despertará la nuestra. Y solo si llegase a haber una gran confederación eurasiática, de Iberia a Siberia, de Dublín a Vladivostok, de naciones cristianas, combatiremos el capitalismo usurero y la globalización. Y, yendo más lejos, si Rusia incluye a Siberia, ¿por qué no incluir nosotros a Hispanoamérica?

    España ha de parar de mirar al gigante con pies de barro que está al otro lado del gran charco que un día cruzamos para descubrir un Nuevo Mundo; y dejar de darle la espalda a su hermana Rusia, pues
    un día no muy lejano, ellas retornarán la Cruz como signo del Imperio de Roma.





    Reino de Granada

  7. #7
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    Re: Rusia

    Putin, o Restaurador

    Diante dos movimentos de Putin, fica cada vez mais difícil manter a propaganda neo-con. A promoção do patriotismo, que passa pelo resgate da história pátria, sem que isso leve à negação do passado soviético, facto que indica a confiança maturidade dos russos, mais não é do que a preparação para a restauração das Rússias. Porém, não me parece que a sucessão passará pelos candidatos conhecidos publicamente, especialmente pelo Príncipe Miguel de Kent e pelo Grão Duque Jorge Mikhailovich, figuras sob influência, respectivamente, dos Saxe-Coburgo-Gotha e dos Bourbon actualmente em posse do trono "espanhol".


    Ainda não posso fazer mais do que especular, porém, me parece que há um Romanov ainda não conhecido do público, ao menos como tal, sendo preparado para a sucessão, e a vinda dos Romanov, especialmente do Príncipe Dimitri Romanovich, servirá apenas para confirmar a sucessão. Caros, algo em grande está para acontecer e a única coisa que posso garantir é que o grupo de São Petersburgo voltará a nos surpreender, como tem sido habitual desde que conseguiram chegar ao poder. Aos neo-cons, resta apenas o recurso ao silêncio. Quanto a nós, legitimistas portugueses, acho que não resta dúvida a respeito de quem devemos procurar para garantir apoio externo quando chegar a hora da restauração, e a Putin interessará ganhar aliados responsáveis e que sabem onde querem chegar, e como lá chegar...
    Vladimir Putin 'wants' to reinstate Russia's royal family and bring back the Tsars

    Prometheo Liberto

  8. #8
    Avatar de Mexispano
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    Re: Rusia

    Arte sacro en Nizhni Nóvgorod

    Visitamos el taller de Iconos de Nizhni Nóvgorod,en la Catedral de Alejandro Nevski, donde desde hace más de 20 años un grupo de artistas retomaron el arte sacro, prácticamente abandonado durante los años de la Unión Soviética





    https://www.youtube.com/watch?v=qCht-Mj3pjE

  9. #9
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    Re: Rusia

    PUTIN EN LA ENCRUCIJADA

    JUAN MANUEL DE PRADA





    SOLZHENITSYN definió así a Putin: «Tiene un espíritu penetrante y comprende todas las enormes dificultades que ha heredado. Hay que destacar su extraordinaria prudencia y su juicio equilibrado». No nos atreveremos a afirmar que Solzhenitsyn fuera infalible como Dios, pero desde luego su juicio profético nunca falló; y, tras padecer el infierno del gulag en sus propias carnes, nos descubrió que Occidente sólo podría salvarse del nihilismo materialista que la conducía al barranco mediante una restauración moral y religiosa. No diremos que Putin encarne tal restauración; pero es el único gobernante capaz de promoverla o auspiciarla, pues –como él mismo ha afirmado, en un célebre discurso– «las naciones euroatlánticas están rechazando actualmente sus raíces, incluyendo los valores cristianos que constituyen el fundamento de la civilización occidental. Están negando los principios morales y toda identidad tradicional: nacional, cultural, religiosa e incluso sexual. Están desarrollando políticas que equiparan las familias numerosas con las parejas del mismo sexo, la fe en Dios con la fe en Satanás».
    El odio azufroso que el Nuevo Orden Mundial profesa a Putin nos revela, en fin, que, aunque tal vez no sea ningún santo, es al menos el katejon (y quienes entiendan este término paulino saben a lo que me refiero) que impide su hegemonía. Que el NOM y sus órganos de propaganda, siempre afanados en promover la demogresca con su guirigay de voces encontradas, se hagan voz unánime para execrar a Putin es la garantía más evidente de que el presidente ruso merece nuestro crédito. El NOM odia a Putin porque ha devuelto la dignidad a Rusia, entendiendo –citamos de nuevo sus palabras– que «sin los valores enraizados en el cristianismo, sin las normas de moralidad que han tomado forma a lo largo de dos milenios, los pueblos perderán su dignidad humana». Y, mediante la intoxicación, el NOM trata de inculcar ese odio en un Occidente apóstata y nauseabundo, convertido en lamedero de ojetes oferentes y en pasarela de úteros raspados.
    Sólo así se entiende que las masas cretinizadas se traguen las burdas intoxicaciones que se están lanzando estos días. Rusia no está bombardeado a la «oposición democrática» de Al Assad, por la sencilla razón de que en Siria jamás existió tal cosa; semejante fantasía es un trampantojo urdido por el NOM, que no tuvo empacho en armar, financiar y entrenar orcos mahometanos. Y, no contento con haber provocado en Siria una innumerable mortandad de inocentes (siempre con la coartada grotesca de «expandir la democracia»), el NOM trata ahora de desprestigiar con intoxicaciones burdas (lanzadas, ¡oh sorpresa!, lo mismo desde Sión que desde Riad, lo mismo desde Langley que desde las colonias de la Unión Europea) la campaña rusa en Siria, que al fin planta batalla a las alimañas terroristas que están decapitando cristianos y vaciando el país, para fomentar la expansión del islam en el pudridero europeo.
    Lanzando un ataque contra esos orcos mahometanos Putin nos vuelve a probar que Rusia es la única alternativa posible al Nuevo Orden Mundial; y el único dique contra la invasión mahometana que le resta a una Europa inane y apóstata, ahogada en su propio vómito terminal. Si Putin sale victorioso del envite, esa alternativa restauradora cobrará una envergadura esperanzadora y temible; por eso el NOM procurará con todas sus fuerzas el fracaso de la ofensiva rusa en Siria (hoy mediante burdas intoxicaciones, mañana quién sabe si dotando a las alimañas mahometanas de misiles antiaéreos). Es verdad que Putin se halla en una encrucijada; pero todas las encrucijadas tienen forma de cruz. Quiera Dios que algún día recordemos Siria como un nuevo Lepanto.

    Histórico Opinión - ABC.es - sábado 3 de octubre de 2015


    raolbo dio el Víctor.

  10. #10
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    Re: Rusia

    Vladimir Putin, un estadista singular.
    Padre Alfredo Sáenz (1-2)







    Hace algunos meses publicábamos, no sin algunas críticas de ciertos lectores, la posición de Putin en la actualidad y el papel que tiene en la politica contemporánea. Aquí y aquí
    Presentamos ahora la conferencia que pronunció nuestro maestro, el Padre Alfredo Sáenz, SJ, gran conocedor del mundo ruso, en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires el pasado 7 de mayo de 2015.
    La misma ha sido transcrita en la prestigiosísima revista católica argentina, Gladius, cuya lectura recomiendo vivamente.Que no te la cuenten…
    P. Javier Olivera Ravasi
    Vladimir Putin, un estadista singular[1]P. ALFREDO SÁENZAntes de entrar en el tema, algunas palabras muy sintéticas sobre la historia de Rusia, ya que no suele ser demasiado conocida. Los orígenes del cristianismo en dicha nación se remontan al año 988 y coinciden con el bautismo del príncipe Vladímir, acontecido en Constantinopla, al que siguió la evangelización del principado de Rus’ con sede en Kiev. Todo ello aconteció antes de la separación de Roma. Dicho nuevo reino comprendería, con el tiempo, un amplio espacio geográfico, hoy ocupado por Rusia, Ucrania y Bielorusia, primera forma política organizada de las tribus eslavas orientales que adhirieron al cristianismo, constituyéndose así el pueblo ruso. La escritura rusa, que representa el quicio fundamental de una cultura, fue allí introducida por la difusión del cristianismo entre las tribus eslavas a través de la creación de los caracteres cirílicos. Ello, gracias a dos grandes santos, Cirilo y Metodio.

    Tiempo más adelante aconteció la invasión de los mogoles, que cubrieron el mapa de la vieja Rus’. El pueblo ruso, un pueblo entonces acosado, encontró su sostén en la Iglesia. En ese período, el centro religioso y político fue transferido de Kiev a Vladímir en 1299 y luego a Moscú en 1322. Durante esos años los príncipes se fueron capacitando para enfrentar a los mogoles, y bajo el mando del príncipe Dimitri Donskoi, vencieron definitivamente al ejército mogol en la batalla de Kulikovo.

    En 1453 Constantinopla, a la que adhería la Iglesia rusa, fue conquistada por el Imperio Otomano. El principado de Moscú, que no cayó en poder de los turcos, realzó la importancia de esta ciudad que fue llamada Tercera Roma y Constantinopla. Los zares consideraron a Rusia el heredero legítimo del Imperio Romano de Oriente.

    Bajo el gobierno de Pedro el Grande y de Catalina la Grande, la Iglesia ortodoxa se vio subordinada al ámbito político. Tras la caída del último zar, Nicolás II, el bolchevismo llevó adelante una gigantesca obra de laicización del pueblo ruso.

    1. LA FIGURA DE PUTIN

    Vladímir Putin nació en “Leningrado”, la antigua San Petersburgo, el 7 de octubre de 1952, en el seno de una familia muy modesta, su madre lo hizo bautizar en la catedral de la Transfiguración de aquella ciudad, y ello en el mayor secreto. El padre era militante del Partido Comunista. Sólo en 1996 Vladímir se enterará de que había sido bautizado. Toda su juventud se desarrolló en Leningrado. En esos años sintió deseos de servir a su país en el campo de la información, más concretamente, en la KGB. En Leningrado funcionaba una de las más prestigiosas universidades soviéticas, donde estudió Derecho. Ya miembro de la KGB fue enviado en 1985 a Dresde, en Alemania del Este.

    Tal destino sería providencial porque le dio ocasión de asistir, en 1989, a los graves acontecimientos que conmovieron a Alemania del Este. La KGB no sabía cómo enfrentar la situación, esperando de Moscú instrucciones que nunca llegaron. Pronto vendría la disolución del Pacto de Varsovia y el naufragio de la Unión Soviética. “Con este asunto de ‘Moscú no responde’, tuve la sensación de que el país no existía más. Había desaparecido. Era claro que la Unión Soviética había entrado en agonía, en su fase terminal”, dirá Putin en el 2000. En enero de 1990, sin esperar el hundimiento de un sistema que ya se mostraba inevitable, dejó el servicio activo de la KGB y volvió a Leningrado para acabar su tesis de doctorado.

    ¿Qué haría entonces en el campo político? Se le ocurrió ofrecerse a Boris Yeltsin, de quien fue colaborador directo, pero éste renunció el 31 de diciembre. Dicha circunstancia colocó a Vladímir Putin a la cabeza del Estado, antes de ser elegido triunfalmente, unos meses después, en marzo de 2000, presidente de la Federación de Rusia. Extraordinario asenso de alguien que nunca quiso “hacer carrera”, y del que Solzhenitsyn diría, después de haberlo encontrado en septiembre de 2000: “Tiene un espíritu penetrante, comprende pronto y no tiene ninguna sed personal de poder. El Presidente comprende todas las enormes dificultades que ha heredado. Hay que destacar su extraordinaria prudencia y su juicio equilibrado”. Por lo que puede preverse, tomaría otros caminos que los preferidos por las democracias occidentales.

    Basta considerar el perfil de algunos miembros actuales de Gobierno, para apreciar la competencia, la experiencia y el desinterés que exige Putin de los que lo acompañan en su elevada gestión política. De los treinta y tres miembros con que cuenta, todos son titulares de diplomas universitarios, en Derecho, Economía, Ciencias, Ingeniería, etc., con amplia experiencia profesional. El principal de ellos es Dimitri Medvedev, que estudió Derecho. En 2005 Putin lo nombró Vicepresidente de su gobierno. En marzo de 2008, a los 42 años, fue elegido Presidente de la Federación de Rusia en reemplazo de Putin, a quien la Constitución le impedía tener un nuevo mandato, pero no el ejercer las funciones de Primer Ministro, cargo que le dio Medvedev. Los dos hombres se entienden perfectamente. Medvedev es una personalidad más conciliadora que la de Putin, pero se ha mostrado tan enérgico como él, tan determinado como él a hacer respetar la ley y restaurar la grandeza del país. En 2012, Medvedev terminó su mandato presidencial. Entonces fue reelecto Putin, retomando el poder, y nombró a Medvedev Primer Ministro, lo que da gran estabilidad a Rusia.

    2. EL DESPERTAR DE RUSIA FRENTE A UNA EUROPA VACILANTE

    Putin sostiene que Rusia ha pasado por un desierto espiritual, camino a un reencuentro con sus raíces. Así, dice, los rusos han vuelto a la fe cristiana sin ninguna presión por parte del Estado ni tampoco de la Iglesia. La gente se pregunta por qué. La gente de mi edad se acuerda del Código de los constructores del comunismo… Cuando ese Código dejó de existir, se hizo un vacío moral que no se podía colmar sino retornando a los valores auténticos”.

    Fue sobre todo con ocasión de los Congresos que se realizan en Valdai donde Putin nos ha dejado sus reflexiones más inteligentes. En dichos Congresos, que se efectúan todos los años, participan unos doscientos expertos y periodistas, líderes políticos y espirituales, filósofos y hombres de la cultura, de Rusia, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y China. Putin ve todo un símbolo en el hecho de que Valdai, el sitio elegido para esos Congresos, se encuentre geográficamente en un lugar “fundacional” de la antigua Rus’.

    Precisamente en uno de esos Congresos, el de 19 de septiembre de 2013, destacó Putin la conveniencia de haber elegido este lugar: “Estamos en el centro de Rusia, no en un centro geográfico, sino espiritual”. Es justamente, señala, en la región de Nóvgorod, a la que pertenece Valdai, la cuna donde nació la primera Rusia, la Rusia cristiana. Putin ha asistido a varios de esos Congresos, aprovechando la ocasión para pronunciar allí enjudiosos discursos. En el del 10 de noviembre de 2014 aprovechó para decir que en esos actos él se expresaba con total libertad: Voy a hablar clara y sinceramente. Algunas cosas pueden parecer duras. Pero si no hablamos directa y sinceramente de lo que realmente pensamos no tendría sentido reunirse en esta forma. Entonces habría que reunirse en alguna reunión diplomática, donde nadie dice nada claro y, recordando las palabras de un conocido diplomático, podemos indicar que la lengua e dio a los diplomáticos para no decir la verdad”.

    Pues bien, en el discurso del 19 de septiembre al que acabamos de aludir, habló de su propósito de restaurar la Rusia tradicional, que nació cristiana y patriótica. Frente a la prensa reunida dedicó Putin una buena parte de su discurso al tema de la identidad nacional rusa. Allí dijo: “Para nosotros, porque estoy hablando sobre los rusos y acerca de Rusia, las preguntas; ‘¿Quiénes somos? ¿Qué queremos ser?’ suenan en nuestra sociedad cada vez más fuerte. Hemos dejado atrás la ideología soviética y no hay retorno. Está claro que el progreso es imposible sin lo espiritual, cultural y la autodeterminación nacional. De otra manera no seremos capaces de soportar los desafíos internos y externos, y no podremos tener éxito en la competencia global”.

    El acercamiento de la Iglesia y el Estado se intensificó por dos hechos: la elección en 2009 de Cirilo, obispo de Smolensk, como Patriarca de Moscú y de toda Rusia, y el retorno al poder de Putin en 2012. En el famoso discurso del 19 de septiembre de 2013, donde con su alocución ceró el Congreso dedicado al tema “La diversidad de Rusia ara el mundo moderno”, no temió afirmar su convicción de la necesidad de volver a la fe. Allí dijo: “Mucha gente de los países europeos están avergonzados y tienen miedo de hablar de estas convicciones religiosas. Las fiestas religiosas se están eliminando o se les está cambiando el nombre, escondiendo la esencia celebración”. En esa misma alocución hizo un llamado a la población rusa para fortalecer una nueva identidad nacional basada en los valores tradicionales, como los que posee la Iglesia Ortodoxa, advirtiendo que el lado oeste del país estaba enfrentando una crisis moral. Al hablar del “lado oeste del país” ¿no se estaría refiriendo a la zona rusa colindante con la Europa que va perdiendo la fe?

    Al parecer, lo que quería Putin era impulsar a su pueblo –ruski mir– a retornar a la fe de sus padres, sobre todo ante el espectáculo de una Europa que parecía querer olvidar sus raíces católicas. No deja de resultar sugerente que en el año 2012 Putin haya pedido ser bendecido con la imagen de la Virgen de Tiflin, costumbre que tenían los zares de Rusia a partir de Iván el Temible. En el mismo discurso en Valdai al que acabamos de aludir, se animó a decir:Rusia es uno de los últimos guardianes de la cultura europea, de los valores cristianos y de la verdadera civilización europea”. Fustigó a continuación a esa Europa que renuncia a sus raíces.

    De hecho, Rusia ha conocido un reflorecimiento religioso tras la caída del comunismo. Si en 1988, antes del derrumbe de la Unión Soviética, la Iglesia Ortodoxa contaba con 67 diócesis, 21 monasterios, 6893 parroquias, 2 academias y seminarios, en 2008 contaba con 133 diócesis, más de 23.000 parroquias, 620 monasterios, 32 seminarios, 1 instituto teológico, 2 universidades ortodoxas. Entre 1991 y 2008, la cuota de adultos rusos que se consideraban ortodoxos creció del 31% al 72%, mientras que la cuota de la población rusa que no se consideraba de ninguna religión bajó del 61% al 18%.

    La posición de Putin es clara, como lo deja traslucir con toda contundencia la misma alocución pronunciada en Valdai. Extractemos algunos párrafos. “Cada país tiene que tener fortaleza militar, tecnológica y económica, pero sin embargo lo principal que determinará el éxito, la calidad de los ciudadanos, de la sociedad, es su fortaleza espiritual y moral. Por eso, agregará, el país deberá considerarse como una nación con su propia identidad, con su propia historia, con sus propias tradiciones. Solo así sus miembros podrán unirse para un fin común. “En ese sentido, la cuestión del encuentro y el fortalecimiento de la identidad nacional es realmente fundamental para Rusia”. Las diversas catástrofes del siglo XX, agregó, tuvieron como consecuencia un golpe devastador a la cultura nacional rusa y sus códigos espirituales, así como la consiguiente desmoralización de la sociedad.

    Insistió Putin durante el mismo discurso en la gravedad de la apostasía de Europa: “Otro desafío serio para la identidad de Rusia está relacionado con algunos eventos que se produjeron en el mundo. Son dos temas: la política extranjera y el aspecto moral. Podemos apreciar cómo muchas de las naciones euro-atlánticas están rechazando actualmente sus raíces, incluyendo los valores cristianos que constituyen el fundamento de la civilización occidental. Están negando los principios morales y toda identidad tradicional: nacional, cultural, religiosa e incluso sexual.Están implementando políticas que equiparan las familias numerosas con parejas del mismo sexo, la fe en Dios con la fe en Satanás”. Y prosigue: “La gente en muchas naciones europeas se siente avergonzada o temerosa de hablar de su filiación religiosa. Las fiestas religiosas son abolidas o bien toman un nombre distinto; su significado permanece oculto, tanto como su origen moral. Y se está tratando de exportar agresivamente este modelo a todo el mundo”.

    Hay, pues, en la vieja Europa, un profunda degradación moral. “Sin los valores enraizados en el cristianismo…, sin las normas de la moralidad que han tomado forma a lo largo de un milenio,los pueblos perderán su dignidad humana. Nosotros consideramos natural y recto defender esos valores. Uno debe respetar los derechos de las minorías, pero los derechos de la mayoría no deben ser puestos en cuestión”. Y concluye: “Yo creo profundamente que el desarrollo personal, moral, intelectual y físico deben permanecer en el corazón de nuestra filosofía. Antes de 1990 Solzhenistsyn afirmó que el objetivo principal de la nación debería ser preservar a la población después de un muy dificultoso siglo XX”.

    3. SIGNOS DE RESURRECCIÓN ESPIRITUAL

    Rusia vive un profundo renacer de la religión allí tradicional, la llamada Ortodoxia. Este renacimiento parece un verdadero milagro luego de las más de siete décadas de comunismo soviético en el curso del cual millones de cristianos, ortodoxos y católicos han sido asesinados o apartados de practicar su religión. Actualmente se asiste en Rusia a un admirable retorno, sobre todo a la liturgia La Pascua sigue siendo la más importante celebración de la Rusia moderna como lo prueban las iglesias llenas de gente de todas condiciones que van allí a rezar y a confesarse.

    El mismo Putin, así como el Primer Ministro Dimitri Medvedev, en comunión con su pueblo asisten cada año al oficio pascual celebrado por el Patriarca en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú. Pero ello no es todo. Si bien es cierto que la Constitución rusa de 1993 parece mostrar cierto carácter laicista, semejante a las Constituciones de varios países de Europa, sin embargo Putin ha hecho lo posible por favorecer a la Iglesia Ortodoxa, apoyándose en su doctrina. El 19 de noviembre de 2010, hizo votar por la Duma, es decir, el Congreso Nacional, una ley por la que se autorizaba la devolución a la Iglesia de todos los bienes que le habían sido arrebatados por el Estado y las municipalidades, a partir del triunfo de la Revolución bolchevique. El 8 de febrero de 2012, prometió el otorgamiento de subvenciones por cerca de 80 millones de euros para financiar diversos proyectos de renovación de la Iglesia Ortodoxa. Incluso creemos haber leído que dispuso que hubiera capellanes en las Fuerzas Armadas. Agreguemos el coraje que exhibió al ordenar el traslado de los restos de la familia imperial, vilmente asesinada por orden de Lenin, a San Petersburgo, donde les hizo dar una digna sepultura, confesando y comulgando en dicho día.

    Una anécdota esclarecedora. Hace unos años el rey de Arabia Saudita visitó a Putin en Moscú. Antes de partir le dijo que quería comprar un terreno grande, y allí edificar, con dinero totalmente árabe, una gran mezquita en la capital rusa. “No hay problema -le respondió Putin- pero con una condición: que autorice que se construya también en su capital una gran iglesia ortodoxa”. “No puede ser”, repuso el rey. “¿Por qué?”, preguntó Putin. “Porque su religión no es la verdadera y no podemos dejar que se engañe al pueblo”. A lo que Putin replicó: “Yo pienso igual de su religión y sin embargo permitiría edificar su templo si hubiera correspondencia. Así que hemos terminado el tema”.

    De hecho la Iglesia es considerada por el Kremlin un aliado fundamental del Estado, destinada a custodiar la identidad espiritual y cultural de Rusia. Así como el Kremlin promueve a la Iglesia como sociedad que representa los valores de la nación, de manera semejante la Iglesia considera oportuno colaborar con las autoridades políticas para promover medidas que protejan la familia y salvaguarden la moralidad pública.

    Consideremos algunos casos de dicha colaboración. Uno de ellos es la ley anti-blasfemia que fue votada por la Duma como consecuencia de un episodio deleznable. Tres mujeres feministas se habían exhibido en el interior de la Catedral de Cristo Salvador en Moscú, ubicándose en la parte más sagrada del presbiterio, con música rock de fondo, de carácter irreverente. Las autoridades políticas lo consideraron un gesto claramente vandálico, condenándolo categóricamente y castigándolo como correspondía, mientras que para las autoridades eclesiásticas fue una profanación blasfema. Los medios de comunicación occidentales mostraron el episodio como una violación de los derechos humanos por parte de las autoridades políticas y de persecución a artistas “creativos”. La Iglesia, por su parte, ha apoyado las nuevas normas del Gobierno que limitan el acceso al aborto y la ley introducida por Putin según la cual se prohíbe publicar cualquier material que fomente la homosexualidad, el lesbianismo, la bisexualidad y la transexualidad, sobre todo si busca influir en los menores de edad. Los manifestantes que en cierta ocasión quisieron hacer pública en las calles su arrogancia “gay”, fueron hostigados al grito de “¡Moscú no es Sodoma!”.

    En su famoso discurso en Valdai en septiembre de 2013, Putin incluyó una altiva respuesta a los reiterados llamados de Occidente a boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, debido a la ley rusa que prohíbe la promoción de la homosexualidad. Tras dicho discurso, los asistentes al Congreso pasaron al comedor, donde se encontraba el ex presidente de la Comisión Europea Romano Prodi. Allí Putin bromeó aludiendo a la larga amistad que tenía con Prodi, y también con su enemigo, el ex presidente del Consejo de Ministros italiano Silvio Berlusconi, afirmando que “Berlusconi estaba siendo juzgado por vivir con mujeres, pero si fuera homosexual nadie le pondría un dedo encima”. Al mismo tiempo, el Estado promueve abiertamente el carácter sacramental del matrimonio tal como lo entiende la Iglesia. Se comprende la inquina del Occidente post-cristiano.

    Como puede verse, Putin ha asumido expresamente la defensa de la familia tradicional. El 11 de febrero de 2013, se realizó un encuentro entre el Gobierno y las autoridades religiosas. Allí el jefe de Estado señaló la necesidad de reconocer a la Iglesia Ortodoxa mayor espacio en las discusiones políticas tocantes a cuestiones como la familia, la instrucción de los jóvenes y el espíritu patriótico. Respecto a la defensa de tales valores, y en particular de la familia, en varias ocasiones Putin ha querido mostrar su voluntad de que en este campo Rusia retorne a los valores tradicionales de la sociedad. A tal fin ha señalado el alto aprecio que tiene de la familia, entendida como elemento fundante para el desarrollo del Estado y de la sociedad, y la actuación de una estrategia política y social que la favorezca, contribuyendo así de un modo decisivo a invertir la corriente demográfica fuertemente negativa que afligió a Rusia en los últimos decenios. Si se tiene en cuenta el hecho de que “el invierno demográfico” que ha golpeado a esa gran nación entre los años 1990 y 2005 manifiesta hoy una situación común a la de la mayor parte de los Estados europeos, no hay duda de que en esta materia el actual modelo ruso constituye un ejemplo a nivel internacional. Varias veces Putin se ha referido a los ataques que se llevan a cabo contra la institución familiar. Esto explica por qué Rusia está tan atenta a la cuestión demográfica. La protección de los derechos y los intereses de la familia, de la maternidad y de la infancia son una cuestión prioritaria para las autoridades públicas. Los actuales dirigentes parecen entender que el problema de la reducción de la natalidad no es atribuible sólo a motivos económicos, sino que tiene raíces más profundas, de carácter cultural, lo que explica la necesidad de intervenir también en el campo de la educación y de la información. El sistema de vida capitalista y globalizado crea una peligrosa tendencia que atenta contra la sociedad. Putin lo afirma sin vueltas: “La crisis de la sociedad humana se expresa principalmente en la pérdida de su capacidad reproductiva”. Gracias a las medidas del Gobierno, en Rusia se ha reducido drásticamente el número de abortos y se ayuda a la mujer embarazada del segundo hijo, por el equivalente de 10.000 dólares, y con terrenos para el tercer hijo.

    En un discurso en la Asamblea Federal el jefe de Estado, así se expresó: “Hoy, muchas naciones están revisando sus valores morales y normas éticas, erosionando tradiciones étnicas y diferencias entre pueblos y culturas. La sociedad es ahora requerida no solamente a reconocer el derecho de cada uno a la libertad de conciencia, sino también a aceptar sin condicionamiento la igualdad del bien y del mal, por extraño que ello parezca, conceptos que son totalmente contrarios… Nosotros sabemos que cada vez hay más pueblos en el mundo que sostienen nuestra posición de defender los valores tradicionales, que han hecho las bases espirituales y morales de la civilización de cada nación por miles de años: los valores de familia tradicionales, la realidad de la vida humana, incluyendo la vida religiosa, y no sólo de la existencia material sino también lo espiritual y los valores del humanismo y de la diversidad global. Por supuesto que esta es una posición conservadora. Pero en palabras de Nicolás Berdiaev, el punto de vista del conservadorismo no es el de prevenir movimientos de hacia y para, sino el de prevenir movimientos para atrás y para abajo, en una oscuridad caótica y un retorno al estado primitivo”.

    Gracias a Dios, Putin se siente acompañado en la defensa de los valores tradicionales por el Patriarca de Moscú, Monseñor Cirilo, hombre lúcido y valiente. De él hemos tratado largamente en un comentario que hicimos a su libro “Libertad y responsabilidad: en búsqueda de la armonía”, Moscú 2009. Ver nuestra reseña en la revista Gladius, n° 80, año 2010, pp. 138-144.

    continuará

    [1] Alfredo Sáenz, “Vladimir Putin, un estadista singular”, en Gladius 93 [2015], 33-50). Los resaltados son nuestros.

    Vladimir Putin, un estadista singular. Padre Alfredo Sáenz (1-2) | Que no te la cuenten

    Última edición por Hyeronimus; 03/10/2015 a las 12:29

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    Re: Rusia

    Vladimir Putin, un estadista singular.
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    1. 4. LA POSICIÓN POLÍTICA DE PUTIN EN EL ÁMBITO DE EURASIA


    En su discurso de Valdai, tantas veces citado, de septiembre de 2013, Putin se refirió a lo acontecido en el Tratado de Versalles, el cual, como recuerda en su ponencia, se firmó sin la participación de Rusia. “Muchos expertos, y estoy totalmente de acuerdo con ellos, creen que Versalles sentó las bases de la Segunda Guerra Mundial, debido a que fue injusto con el pueblo alemán; le impuso restricciones que ellos no podían cumplir, y el curso del siglo siguiente lo puso en evidencia”. En el discurso de Valdai en noviembre de 2014, Putin volvió sobre el tema. La Segunda Guerra Mundial, dijo allí, trajo consecuencias deplorables. Y tras ella, la larga Guerra Fría. Putin se detiene en este estadio. “La guerra fría terminó. Pero no lo hizo con una declaración de ‘paz’ mediante acuerdos comprensibles y transparentes de observación de las normas y estándares existentes o de creación de unos nuevos. Parecía que los así llamados vencedores de la guerra fría decidieron explotar la situación, tomar todo el mundo exclusivamente para ellos, para sus intereses… El propio concepto de ‘soberanía nacional’ para la mayoría de los países se ha convertido en algo relativo. En esencia se propuso la fórmula: cuanto mayor sea la lealtad a un solo centro de influencia en el mundo, mayor es la legitimidad de éste o aquel régimen de gobierno”.

    Putin se refiere, como es obvio, a los Estados Unidos. Nos parece que para ser ecuánime, hubiera debido aludir también al otro polo imperial, el soviético, que durante la guerra fría tomó las riendas en tantos países e infiltró a otros. Pero, por cierto, esa guerra fría favoreció especialmente a los Estados Unidos, que en ella, a la larga, resultaron vencedores. Y a eso se refiere, creemos, a la persistente injerencia de aquella nación en asuntos internos de otros países, o al chantaje abierto con algunos de sus líderes. “¿Puede ser que no tengamos motivos para preocuparnos, discutir, formular preguntas incómodas? ¿Puede ser que la exclusividad de los Estados Unidos, tal y como ellos ejercen su liderazgo, sea realmente beneficiosa para todos, y la continua injerencia en los asuntos del mundo lleve tranquilidad, beneficio, progreso, florecimiento, democracia, y simplemente haya que relajarse y gozar? Me permito responder que no. No es así”.

    Juan Manuel de Prada, en su excelente serie de artículos que publicó a lo largo del año 2014 en el diario madrileño ABC, dedica a nuestro tema uno de ellos, donde para comprender mejor lo que hoy ofrece Occidente a los jóvenes, recomienda una relectura inteligente de Los hermanos Karamazov, la espléndida obra de Dostoievski: “Nosotros les enseñaremos, dice el Gran Inquisidor, que la felicidad infantil es la más deliciosa… Desde luego, los haremos trabajar, pero organizaremos su vida de modo que en las horas de recreo jueguen como niños entre cantos y danzas inocentes. Incluso les permitiremos pecar, ya que son débiles, y por esta concesión nos profesarán un amor infantil. Les diremos que todos los pecados se redimen si se cometen con nuestro permiso”. Tal es la felicidad de hormiguero que Occidente promete.

    Pero ese mundo aparentemente triunfador, prosigue de Prada, tiene patas cortas. Dostoievski, agrega, escribió en Diario de un escritor: La caída de vuestra Europa es inminente. Todas esas doctrinas parlamentarias, todas las teorías cívicas profesadas hoy en día, toda la riqueza acumulada, todo eso será destruido en un instante y desaparecerá sin dejar rastro”. Advierte de Prada que a los bobalicones les parecerán lucubraciones misticoides. “Pero por defender tales lucubraciones muchos rusos entregaron su sangre en el Gulag; y alguno que sobrevivió al Gulag la siguió defendiendo después, como por ejemplo Solzhenitsyn, quien en El roble y el terneroescribió: ‘En cuanto a Occidente, no hay esperanza. Es más, nunca debemos contar con él. Si conseguimos la libertad sólo nos las deberemos a nosotros mismos. Si el siglo XX comporta una lección para con la humanidad, seremos nosotros quienes la habremos dado a Occidente, y no Occidente a nosotros: el exceso de bienestar y una atmósfera contaminante de sinvergüenzería le han atrofiado la voluntad y el juicio…’” Por eso, concluye de Prada, “quienes leemos a Dostoievski y a Solzhenitsyn y no nos dejamos cloroformizar por la alfalfa tertulianesa estamos con Rusia”.

    En la revista católica francesa Il est ressucité se incluyó recientemente un interesante análisis de actualidad en lo que a nuestro tema respecta. Hoy los cañones de Occidente, allí se dice, apuntan contra Rusia. No apuntaron antaño, por cierto, contra la Revolución Soviética -fue su aliada en la guerra- pero apuntan ahora contra la Rusia postcomunista, particularmente la de Putin. Luego del derrumbe de la Unión Soviética, la región volvió a concitar la atención de los grandes “estrategas” occidentales, en particular de Zbniew Brezinski, el mentor ideológico de la Trilateral Commission, quien en su obra The Grand Chesboard, publicada en 1997, ha sostenido que la clave del poder global es el control de las Repúblicas del Asia Central.“Para obtener tal control -explica- es importante empujar a Rusia (debilitada), dejando, así, campo libre a Washington de hacerse garante de la estabilidad y del libre acceso al área. La finalidad de dicha estrategia es obstaculizar, y sucesivamente, después de que Rusia ha perdido vigor, impedir que una Rusia potente y soberana, como es la actual…”.

    En el año 2004, y luego en el 2009, los Estados Unidos y sus aliados han incentivado el avance de la OTAN hacia el Este, con la cooperación de la casi totalidad de los antiguos satélites delPacto de Varsovia e incluso de los tres países bálticos, antiguas repúblicas soviéticas, hoy particularmente hostiles a Rusia. Esta ampliación, que implica la instalación de nuevas bases de la OTAN cada vez más cerca de las fronteras rusas, no puede sino inquietar a Rusia. En fin, Rusia cree advertir que los Estados Unidos buscan el dominio del mundo. En su famoso discurso del 19 de septiembre de 2013 en Valdai, Putin dijo: “Estados Unidos fracasará como la Unión Soviética al imponer su modelo al resto del mundo”. Y también: “Notamos intentos por hacer revivir de alguna manera un modelo estandarizado de mundo unipolar y de ofuscar las instituciones de derecho internacional y la soberanía nacional. Un tal mundo, unipolar y estandarizado, no requiere Estados soberanos; requiere vasallos. Esto equivale al reniego de la propia identidad, de la diversidad del mundo donada por Dios”.


    1. LA POLÍTICA DE PUTIN FRENTE AL ISLAM


    Hablando en general, Rusia no sigue a pie juntillas la política de los Estados Unidos. En su famoso discurso, al que hemos vuelto tantas veces, de septiembre de 2013, Putin ha dicho: “La soberanía, la independencia y la integridad de Rusia son líneas que nadie tiene permitido cruzar”. Un año después, en su conferencia de noviembre de 2014 en el mismo lugar, es decir, Valdai, refiriéndose a la guerrilla musulmana en Irak, Libia, etc., habla de un “polígono de entrenamiento de terroristas”. Y tras alabar a los militares egipcios que hicieron salir del caos a ese país, tan afectado por el terrorismo musulmán, recuerda lo acontecido en Irak. A Sadam Hussein se lo acusó de tener armas letales y por eso se invadió a Irak. Después se vio que no había tales armas. Lo que hubiera correspondido era pedir disculpas al gobierno iraquí. Pero ¿qué se hizo? Lo fusilaron a Sadam Hussein y a varios más. Dicho dirigente político era protector de las minorías religiosas que había en Irak, particularmente de los católicos. Él iba a veces a la misa que celebraba el obispo de Bagdad, sin entrar en el templo, por cierto, y después lo esperaba en la puerta para saludarlo. Pues bien, tras derrocar a Sadam Hussein, los vencedores destruyeron las instituciones estatales, incluido el ejército. “Decenas de miles de soldados y oficiales, antiguos activistas del partido Baaz, arrojados a la calle, integran ahora las filas de los guerrilleros. ¿Puede ser que allí esté la clave de la capacidad del ISIS? Actúan de una manera muy efectiva desde el punto de vista militar, es gente muí; profesional”.

    Con cierta ironía Putin enrostra así a los políticos norteamericanos: “A veces tenemos la impresión de que nuestros colegas y amigos luchan constantemente con los resultados de su propia política, dedican sus esfuerzos a luchar contra los riesgos que ellos mismos han creado”.Denuncia el dirigente ruso lo que él llama “el mundo unipolar”, dirigido por los Estados Unidos, verdadera “dictadura sobre la gente y sobre los países”. Ellos señalan quién es el enemigo, como se hizo durante la guerra fría, y así practican el derecho al liderazgo, o, si se prefiere, “el derecho al diktat”. Y agrega: “A los aliados de los Estados Unidos se les decía siempre: «Tenemos un enemigo común, es terrible, es el centro del mal. Nosotros os defenderemos a vosotros mismos, nuestros aliados, de ellos, y, por tanto, tenemos derecho a dirigiros, haceros víctimas de nuestros intereses políticos y económicos…»”.

    Pues bien, Rusia quiere salvar su idiosincrasia política, sin someterse a los dictados de los Estados Unidos y sus aliados europeos. Putin sabe perfectamente que las proyecciones demográficas de Europa señalan que, de seguir así, en 25 años Europa será islámica. Los musulmanes tienen numerosos hijos, mientras que los europeos tienen uno o dos. De ahí que en un enérgico discurso suyo ante la Asamblea de la Federación Rusa en agosto del 2013 dijo:“¡En Rusia vivid como rusos! Cualquier minoría de cualquier parte, que quiera vivir en Rusia, trabajar y comer en Rusia, debe hablar ruso y debe respetar las leyes rusas. Si ellos prefieren la Ley Sharia y vivir una vida de musulmanes les aconsejamos que se vayan a aquellos lugares donde esa sea la ley del Estado… Rusia no necesita minorías musulmanas, esas minorías necesitan a Rusia y no les garantizamos privilegios especiales ni tratamos de cambiar nuestras leyes adaptándonos a sus deseos. No importa lo alto que exclamen ‘discriminación’. No toleraremos faltas de respeto hacia nuestra cultura rusa. Debemos aprender mucho de los suicidios de América, Inglaterra, Holanda, Francia, etc., si queremos sobrevivir como nación. Los musulmanes están venciendo en esos países y no lo lograrán en Rusia. Las tradiciones y costumbres rusas no son compatibles con la falta de cultura y formas primitivas de la Ley Sharia y de los musulmanes. Cuando este honorable cuerpo legislativo piense crear nuevas leyes, deberá tener en mente primero el interés nacional ruso, observando que las minorías musulmanas no son rusas”. Los miembros del Parlamento, puestos de pie, ovacionaron a Putin durante cinco minutos.

    Recordemos también el caso de Kosovo, del que Serbia, país cristiano, se vio despojada por influjo de los Estados Unidos y los países de la OTAN, tras 78 días de bombardeos intensivos. Putin entendió que alevosamente ellos arrancaron a ese país eslavo hermano aquella provincia que era históricamente suya, logrando finalmente establecer un nuevo Estado musulmán, independiente desde 2008, hoy en gran parte dominado por mafias kosovares albanesas. Rusia quiso salir al paso de esa prepotencia y despropósito, interviniendo, en 1999, con una unidad de paracaidistas, en las barbas de la OTAN.

    En su discurso del 24 de octubre del 2014 ante el Club Valdai dijo el Presidente ruso: “En el curso de nuestras conversaciones con los dirigentes de Estados Unidos y europeos, yo hablaba siempre de la necesidad de luchar juntos contra el terrorismo, de considerarlo como un desafío a escala mundial… Nuestros compañeros expresaban su acuerdo con nosotros pero después de un tiempo nos encontrábamos en el punto de partida. Fue primero la operación militar en Irak, luego en Libia, que ha sido puesta al borde del abismo. ¿Por qué Libia fue reducida a esta situación? Hoy es un oasis en peligro de desmantelamiento y se ha vuelto un terreno de entrenamiento para los terroristas”. Recordemos que Kadafi había sido uno de los dirigentes políticos musulmanes más cercanos al Occidente. A nosotros, los argentinos, nos ayudó dándonos misiles para nuestra guerra de Malvinas. Y mantenía buenas relaciones con Italia y con Francia. A él le mataron un hijo durante un bombardeo y luego él mismo fue vilmente asesinado. Pareciera que eligiesen los más cercanos a nosotros para ser eliminados. En cambio Arabia Saudita, enemiga frontal de los cristianos, no es tocada. Como dice Putin: “Allí no hay democracia, pero nadie les tira bombas”.

    En lo que toca a Siria, dicho país está gobernado por un dirigente musulmán que pasó a ser considerado como un gran enemigo de Europa y Estados Unidos. Sus adversarios en Siria son los que adiestran a los terroristas, apoyándolos contra el presunto “tirano”. Pero he aquí que dicho “tirano” es el que protege a los cristianos de rito occidental y oriental, el que exime de impuestos a sus templos, sin por ello abandonar sus propias convicciones religiosas. Putin no vaciló en apoyar a El Assad, empleando misiles contra buques de guerra enviados por Estados Unidos. Las ciudades sirias están hoy reducidas a escombros, los cristianos son pasados a degüello, y grandes muchedumbres hambrientas se ven obligadas a huir al extranjero. En cierta ocasión, Putin ha aludido expresamente al tema de Siria: “Los Estados Unidos y sus aliados han comenzado a financiar y a armar directamente a los rebeldes, permitiendo completar sus filas con mercenarios de distintos países. Permítanme preguntar cómo esos rebeldes obtienen su dinero, sus armas y sus especialistas militares ¿De dónde viene eso? ¿Cómo el Estado Islámico ha llegado a convertirse en un grupo tan poderoso, en los hechos una verdadera fuerza armada?”. Y se demanda si ellos no tendrán que ver con la venta de petróleo y su extracción en territorio, controlados por los terroristas.

    En la práctica, las diferentes acciones unilaterales impuestas por los norteamericanos y sus satélites, sea en Irak, en Libia y luego en Siria, fueron un desastre. Hay que destacar que las poblaciones civiles pasa ron a ser las primeras víctimas, en particular las poblaciones cristianas, desde que las instituciones gubernamentales que las protegían hasta entonces contra el fanatismo han sido depuestas por los norteamericanos como en Irak y en Libia, o jaqueadas por los rebeldes, como en Siria.

    Así la situación. Contrariamente a las expectativas de algunos teóricos, según los cuales la caída del imperio soviético significó “el fin de la historia” (Fukuyama dixit) y la implantación del unipolarismo perfecto, con la guía y el icono modélico de los Estados Unidos, hoy se va delineando un cuadro diferente. La Federación Rusa, nacida de las cenizas la Unión Soviética, después de un decenio de lógica inestabilidad, va logrando eficazmente confirmar su papel de gigante internacional. Y su jefe de Estado se convirtió en el autócrata enemigo, antítesis de un Occidente progresista y liberal.

    COLOFÓN

    Putin fue bien claro en su discurso en Valdai de septiembre de 2013: “Hemos dejado atrás la ideología soviética, y en eso no habrá retorno. Los que sostienen e idealizan el conservadorismo fundamental del pre- 1917 de Rusia, parecen estar igualmente lejos de la realidad, como parecen también estarlo los sostenedores de un liberalismo extremo, estilo occidental”. Afirma B. Alvarez en un artículo que titula: Rusia versus la decadencia occidental: “En esta nueva lucha Rusia parece haberse hecho con la bandera del tradicionalismo cristiano y blandir los valores más conservadores frente a la «decadencia» occidental”. Patrick Buchanan, columnista y político republicano que ha sido consejero de tres presidentes norteamericanos, Nixon, Ford y Reagan, habla de las verdaderas intenciones de Putin y de su intento de adoptar la Ortodoxia como base fundamental de la cultura, la civilización y los valores humanos que une a la gente no sólo de Rusia, sino también de Ucrania y de Bielorusia. Rusia, sigue diciendo, como “la alternativa” a la decadencia de Occidente, este es el mensaje que Putin está mandando al mundo.

    En la misma línea escribe Patrick Buchanan: “Con la muerte del marxismo-leninismo como creencia firme en los países que solían ser repúblicas soviéticas, el mandatario ruso está construyendo una nueva cadena que sirva para agrupar a todas estas naciones frente (y contra) la decadencia de Occidente (tanto Europa como Estados Unidos) a la que antepone un mundo tradicional cargado de valores cristianos que Rusia estaría orgulloso de liderar”. Acorde con esta nueva visión del mundo “Rusia estaría de parte de Dios, mientras que el Occidente sería Gomorra”, concluye. También el excomunista Whittaker Chambers, ya en 1964 comenzó a hablar de una “tercera Roma” refiriéndose a Moscú, como la nueva ciudad sagrada del cristianismo. Y no iba descaminado, agrega, pues Vladímir Putin ha comenzado a hacer de Moscú algo así como un centro de resistencia al hedonismo secular y a la revolución social que viene de Occidente. “Putin está plantando su bandera (la rusa) claramente en el lado del cristianismo más tradicional”, frente a la revolución occidental que enarbola las banderas del sexo, el divorcio fácil, la promiscuidad, la pornografía, la homosexualidad, el feminismo, el aborto, los matrimonios homosexuales, la eutanasia y el suicidio asistido…

    La autora y periodista Masha Sessen, una activista de los presuntos derechos de los homosexuales y las minorías en Moscú, destaca que Putin se está situando frente a Occidente en una nueva Guerra Fría en la que no hay carrera espacial sino cultural, social y moral, una guerra donde Rusia, según el propio Putin, debe prevenir al mundo de caer en el “caos más oscuro”.

    Mientras el resto de las potencias avanzan en el mundo con una cultura cada vez más alejada del tradicionalismo, escribe Alian C. Carrison, Secretario Internacional del Congreso Mundial de la Familia, Rusia defiende los valores cristianos. Tanto es así que, si durante la Guerra Fría eran los comunistas de todo el mundo quienes viajaban a Rusia, ahora la VIII reunión del Congreso Mundial de la Familia se celebrará en Moscú.

    Hace poco, el 22 de septiembre de 2014, nuestro amigo Juan Manuel de Prada escribía en el diario español ABC: “Quien piense que Rusia se va a achantar porque le aprieten las clavijas con sanciones económicas, probablemente piense en una Rusia desnaturalizada y sin dignidad, la Rusia del dimisionario Gorbachov o del beodo Yeltsin… La Rusia renacida de aquellos escombros, con las convalecencias de una nación que a punto estuvo de sucumbir, vuelve a ser la Rusia sufriente que se contempla en el rostro de Natasya Filipovna, la heroína de El Idiota de Dostoievski, que arroja al fuego con gesto desdeñoso los cien mil rublos que la habrían sacado de la pobreza. En Guerra y Paz, Tolstoi observa que la riqueza y el poder y todo cuanto los hombres se afanan por conseguir sólo tienen para el ruso el valor de poder desprenderse de ellos. Y no hay sino que recordar, para entender este desasimiento de las cosas materiales que caracteriza al alma rusa, el recibimiento que los moscovitas dispensaron a Napoleón, entregando a las llamas su ciudad santa, desencadenando sobre sí y sobre su enemigo todos los horrores imaginables. Entonces Napoleón exclamó: ‘¡Estos hombres son escitas!’. Y muchos años después, en su retiro de Santa Elena, todavía espeluznado por la capacidad infinita de sufrimiento de aquel pueblo que acabaría infligiéndole una derrota aniquiladora, profetizaría que Rusia llegaría a dominar el mundo. Algunos piensan que esa profecía se hizo realidad proterva con Stalin; otros anhelamos que se haga realidad luminosa en la Tercera Roma que avistó Filoteo y que Solovief definió como una «tercera fuerza» superadora de las dos fuerzas sombrías que la han precedido: la unidad sin libertad del Islam y la libertad sin unidad de la Europa neopagana”.

    Sobre este telón de fondo emerge la figura de Putin. Él está en el poder desde el año 2001 y quizás lo esté hasta el 2024. La Constitución rusa se lo permite. Dios así lo quiera.

    ¿No podríamos agregar a estas ideas, para concluir, el recuerdo de las promesas de Nuestra Señora de Fátima según las cuales cuando Rusia fuera consagrada por el Papa y los obispos del mundo, se convertiría, y así como antes había propagado el mal por el mundo sería una fuente de bien universal? ¡Ex Oriente lux!
    P. Alfredo Sáenz, SJ
    7 de Mayo de 2015


    Para ver el texto completo, haga clic aquí


    Vladimir Putin, un estadista singular. Padre Alfredo Sáenz (2-2) | Que no te la cuenten
    raolbo dio el Víctor.

  12. #12
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    Re: Rusia

    Noticia alarmante: Putin inaugura la mezquita más grande de Europa.


    El Presidente ruso, Vladimir Putin -acompañado del mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, y el palestino, Mahmoud Abbas- presidió ayer la inauguración en Moscú de la mayor mezquita de Europa, que tendrá cabida para más de 10.000 fieles.

    Los tres mandatarios llegaron a la mezquita, situada en un céntrico barrio de Moscú, cerca de las 11.30 hora local y se sentaron junto al presidente del Consejo de Muftíes de Rusia, Ravol Gainutdin. Al comenzar la ceremonia, el Gran Mufti dijo que este "histórico" acontecimiento servirá para fortalecer la paz y la fraternidad "entre los países, pueblos y culturas del mundo".

    Los tres mandatarios se refirieron durante el acto a los conflictos en Medio Oriente y a la amenaza del terrorismo yihadista. "Los terroristas del llamado Estado Islámico comprometen el islam, una gran religión mundial, siembran el odio, matan a la gente, destruyen monumentos del patrimonio mundial", dijo Putin, que acusó a los yihadistas de basar su ideología "en la mentira, en una abierta perversión del islam".
    El jefe del Kremlin, por contra, alabó las enseñanzas que predican los líderes religiosos musulmanes rusos, que "con su autoridad moral, hacen frente a la propagada extremista". La Gran Mezquita de Moscú, que tendrá más de 18.000 metros cuadrados de superficie y una altura comparable a la de un edificio de seis pisos, abrirá sus puertas a los fieles mañana, con ocasión de la Fiesta del Sacrificio (Eid-al Adha o Kurban Bayram). El templo ha sido levantado sobre los restos de una antigua mezquita construida en 1904, que nunca cerró sus puertas, ni siquiera en tiempos de Stalin, y que ya se encontraba en ruinas. Moscú es después de París la segunda ciudad de Europa con más musulmanes con un millón y medio, entre residentes e inmigrantes del Cáucaso y Asia Central. Además, en todo el territorio nacional viven unos 23 millones de musulmanes, según dijo el Consejo de Mutfíes de Rusia, en su mayoría en Moscú, el Cáucaso Norte y las repúblicas de Tatarstán y Bashkiria.


    Esto en la práctica es comprensible, puesto que el 15% de la población de Rusa es musulmana. Sin embargo, la renuncia de Putin a realizar una Evangelización implica que no realiza toda la oposición al Orden Mundial que debería.

  13. #13
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    Re: Rusia

    La reinvención de Rusia en la posmodernidad – Por Laureano Brantiz Gómez

    September 19, 2017 agustin Artículos, Laureano Brantiz Gómez, Slider 1





    Mucho se habla de la Rusia post-guerra fría: cómo tuvo que reorganizarse, adaptar su política exterior, desarrollar internamente un modelo democrático y cómo tuvo que volver a encontrar su lugar de hegemón en este mundo globalizado. En una palabra, cómo tuvo que reinventarse tras la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

    Pero para poder entender este proceso, primero es necesario conocer cuáles son las fuerzas profundas que operan en la Federación Rusa.

    “Las condiciones geográficas, los movimientos demográficos, los intereses económicos y financieros, las características mentales colectivas, las grandes corrientes sentimentales, nos muestran las fuerzas profundas que han formado el marco de las relaciones entre grupos humanos y que, en gran medida han determinado su naturaleza” (Renouvin y Duroselle, 2000: 9, 10).

    Como vemos en la afirmación de Renouvin y Duroselle, estas fuerzas representan una amplia gama de rasgos persistentes en el tiempo que contribuyen a moldear la identidad (en este caso) rusa. Siguiendo con el lineamiento planteado por Zubelzú (2007), se complementan a las fuerzas profundas, las fuerzas organizadas: considerando entre éstas a actores estatales, burocracia, agencias, etc. La necesidad de este complemento se debe a que, en varios casos, las fuerzas organizadas operan suavizando o realzando esas fuerzas profundas. Destacándose en Rusia el papel de un poderoso y centralizado gobierno, el de la Iglesia Ortodoxa, entre otros.

    Entre el conjunto de fuerzas profundas presentes en la sociedad rusa, Zubelzú (2007) destaca las siguientes: el externalismo, el mesianismo, el nacionalismo. Estas son las fuerzas que van a permitir explicar la reinvención de Rusia en la posmodernidad, y su proyecto inscripto en “La Cuarta Teoría Política” de Aleksander Dugin, el “Rasputín de Putin”.


    Las fuerzas profundas

    Estos rasgos identitarios, son los que permiten a Rusia definir lo que los une como comunidad, y lo que los diferencia del “otro”.

    Al hablar de externalismo en Rusia, nos remitimos a la tendencia existente a ubicar la causa de los problemas del país en el exterior, en otros países, otros actores. Esto se debe, en gran medida, al mesianismo ruso:

    “contar con un acervo o patrimonio cualitativamente distinto y superior al de otros pueblos y países (…) la creencia y el orgullo de Rusia como un gran poder con una misión especial en el mundo” (Zubelzú, 2007: 104). “Los rusos son el pueblo elegido y tienen el monopolio de la verdad, de la fe religiosa o de la superioridad moral, en momentos de dificultades, guerras, decadencia, ‘otros’ deben ser la causa de sus desgracias” (Zubelzú, 2007: 106).

    Por otra parte, además de las fuerzas destacadas por Zubelzú, creo menester destacar el eurasianismo, propio de un país que se encuentra en dos continentes, lo que ha llevado a Rusia históricamente a respaldar una autoridad concentrada y fuerte, que resguarde las fronteras del país más extenso del planeta. Además, este concepto va a llevar a que en parte del colectivo ruso, su pretensión de unión como comunidad traspase las fronteras, y se piense en la “Gran Madre Rusia”, basándose en su pasado como imperio que unía a múltiples naciones, hoy desligadas del mismo bajo la forma del Estado moderno. Pretensiones que podemos ver en los casos de la anexión de Crimea, Novorossia y las regiones georgianas de Abjasia y Osetia del Sur. En esta misma clave, es que podemos entender también al otro gran factor o fuerza profunda, que es el nacionalismo. Un nacionalismo caracterizado no por una una segmentación identitaria, sino por una coexistencia y heterogeneidad histórica.


    La reinvención rusa: Occidente y la Cuarta Teoría Política

    Conociendo las fuerzas profundas que denotan la identidad y el imaginario colectivo ruso, es que ahora toca la labor de entender el papel ruso en la llamada posmodernidad, partiendo para esto de las interpretaciones de Aleksander Dugin.

    En el Occidente posmoderno nos encontramos con la consolidación del liberalismo como ideología de vocación universal, tras derrotar en una especie de batalla ideológica al marxismo y al fascismo-nazismo. En la posmodernidad ha prevalecido lo global por sobre lo particular, lo universal por sobre lo regional, tensión que tiene su antítesis en el ideal de trascendencia propio de la premodernidad. En este mundo posmoderno, el hombre es indiferente a la tradición, al igual que a la religión, ya no en el sentido moderno de laicización y secularización, aflorando el sincretismo y retornando (en diversas maneras) distintas percepciones de la existencia de una trascendencia; retorno en el que Dugin ve la oportunidad para recuperar la tradición.

    “Tradición no es lo viejo, sino lo Eterno” (Dugin, 2014).

    Dugin, preocupado por la situación de Occidente ante los movimientos que han llevado a la deconstrucción de las formas de vida tradicionales y la destrucción, en parte, de las mismas, cree en la necesidad de esbozar una Cuarta Teoría Política, distinta de las tres grandes ideologías que disputaron el dominio de las ideas en la Modernidad. Antiliberal en su matriz, esta teoría política tendrá a Rusia como protagonista, presentando una fuerte resistencia frente a este embate posmoderno.

    La propuesta teórica de Alexander Dugin es un diálogo permanente entre el rigor geopolítico y cuestiones inmateriales de tinte existencial y teológico. En el plano de las identidades y las ideas, el bagaje teórico liberal secular que arraigó en las naciones occidentales encontró una base territorial en el atlantismo, bagaje que según el autor permitió el desarrollo de ideas que se basan en el progreso por el progreso en sí mismo (no sólo en sentido material y económico, sino más bien en el plano cultural), en donde lo nuevo automáticamente elimina o desprestigia a lo tradicional, es decir, ideas progresistas. Rusia se mantuvo ajena a los procesos de pensamiento occidental favorecida por su condición geográfica (Eurasia). Esta “fortaleza” continental mantuvo a salvaguarda la tradición eslava y cristiana-ortodoxa. Esta consustancialidad entre territorio y trascendencia es la que ha extendido el accionar de Rusia hacia Ucrania o hacia la intervención en Siria imprimiendo un sentido mesiánico que el patriarca Kirill (2015) no dudó en denominar “guerra santa”. Este despertar existencial que desde la Cuarta Teoría Política puede apreciarse en Rusia, se manifiesta en su totalidad en las consignas eurasianistas y cristianas que exhiben en su accionar los independentistas prorrusos de Donetsk y Lugansk. La tradición secular-laicista del atlantismo liberal está en guerra contra las tradiciones milenarias cristianas de Rusia, una Rusia profundamente cristiana y totalmente desligada del ateísmo de la URSS.

    La Cuarta Teoría Política comparte con la posmodernidad la idea de tensión entre lo particular y lo universal, pero, a su vez, rescata el concepto premoderno del fenómeno teológico como parte intrínseca de la política: la batalla permanente entre el “Anticristo”, que busca reinar sobre la Tierra, y la resistencia de quienes demoran su manifestación, es la esencia de la dinámica mundial. Resistir al orden mundial, es “Katechon”, entendido como las fuerzas que demoran la manifestación del anticristo y su triunfo sobre las naciones. Esas fuerzas están constituidas por la tradición rusa que se mantiene viva y a salvo en Eurasia, y desde allí obstaculiza la hegemonía del anticristo.

    La Cuarta Teoría Política, más que un enunciado de supuestos es una invitación, principalmente a la nación rusa: “Si Rusia decide “ser”, significa automáticamente crear una Cuarta Teoría Política. De lo contrario solo queda el “no ser” y salir lentamente de la arena histórica para disolverse en un mundo que no es creado y gestionado por nosotros” (Dugin, Alexander, 2013: 26). Resistir al embate liberal es el papel histórico que Rusia debe tener para sobrevivir como tal. El rescate de lo viejo, la “metafísica de los escombros”, que recupera el afán combativo de quienes perdieron la batalla del siglo XX contra el liberalismo debe sintetizarse con las críticas a la Modernidad del tiempo posmoderno.

    Durante la “era” Putin, Rusia pasó a ser lo que el neorrealista Kenneth Waltz denominó un “Estado revisionista” en el sistema internacional (1959). Esto significa que pone en cuestión la estructura de poder vigente en el concierto de Estados. Vladimir Putin ha abogado permanentemente por la defensa del sistema multipolar de poder en contraposición al unipolar que se heredó de la década de los 90s y la post-Guerra Fría. Este revisionismo al unipolarismo geopolítico va en línea con la propuesta multipolar de Alexander Dugin como mecanismo de resistencia a la hegemonía liberal atlantista. La creación de “grandes espacios” que trasciendan al Estado-Nacional tradicional va en concordancia con el ideal eurasianista que Vladimir Putin ha demostrado al girar su política exterior al Asia Central y a la Europa Oriental como áreas de interés nacional para la Federación Rusa. En definitiva, la postura geopolítica revisionista de Putin es totalmente compatible para iniciar en el campo de las ideas una revolución identitaria y existencial que permita el florecimiento de la Cuarta Teoría Política. Las disputas por las bases territoriales del fenómeno están en marcha, queda esperar el despertar existencial de Rusia como ente consciente del rol que su condición geográfica y moral le reservan de cara al siglo XXI.


    Conclusión

    Podemos entender, a partir de las consignas eurasianistas, mesiánicas y externalistas, y el papel de las principales fuerzas organizadas, como lo es la Iglesia Ortodoxa, la reinvención de Rusia, plasmada teóricamente en la propuesta de Dugin y fácticamente en los conflictos de Ucrania, Georgia y Siria. La reinvención de Rusia cumpliendo el papel principal de resistir a este “Anticristo” de la posmodernidad occidental, al que remite Dugin, de desarrollar una postura revisionista geopolítica y volver a ser de los principales actores en el proceso de toma de decisiones a nivel mundial, planteando y defendiendo ahora un multipolarismo, no en el sentido de naciones sino de comunidades de naciones, ubicándose así como líder del espectro euroasiático.



    Bibliografía

    DUGIN, Alexander. (2013). “La Cuarta Teoría Política”. Ediciones Nueva República. Barcelona.

    KATEHON. (16/06/2016). “Frentes de Donbass y Siria: dos escenarios de una misma guerra”. Katehon, sitio oficial. Disponible en: http://katehon.com/es/article/frente...a-misma-guerra

    WALTZ, Kenneth. (1959). “El hombre, el Estado y la guerra”. Editorial Nova. Buenos Aires.

    ZUBELZÚ, Graciela. (2007). “Entender a Rusia a través de sus fuerzas profundas: dificultades y desafíos de una reflexión recurrente”. Revista Brasileira de Política Internacional.



    _______________________________________

    Fuente:

    La reinvención de Rusia en la posmodernidad – Por Laureano Brantiz Gómez
    ReynoDeGranada y DOBLE AGUILA dieron el Víctor.

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