ECS: Una guía completa del Crédito Social y la economía
Por Arindam Basu
Una recensión del libro Economía del Crédito Social
“Dedicada a las personas reflexivas de todo el mundo”.
Desde el principio, Economía del Crédito Social (ECS) demuestra ser un volumen bien planteado y estimulante para individuos pensantes. Su misma cubierta resume acertadamente el contenido central del Crédito Social, esto es, la existencia de un desequilibrio entre el crédito financiero (representado por las monedas) y el crédito real (representado por el globo terráqueo), constituyendo la hegemonía resultante de la finanza sobre la economía real la causa última de la mayoría de nuestras desgracias contemporáneas. ECS pasa a continuación a demostrar esta afirmación y a proporcionar las soluciones a los problemas que marca y destaca.
El Mayor C. H. Douglas, el fundador del Crédito Social, desplegó su análisis económico en una serie de libros y folletos; pero nunca los reunió en una única obra omnicomprensiva como hizo Adam Smith con su Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, Friedrich List con su Sistema nacional de economía política, Karl Marx con su El Capital, etc… Es esta tarea penosa –la de incorporar conceptos, teorías, observaciones, deducciones, etc., repartidos por entre los numerosos escritos de Douglas, dentro de un marco intelectual unificado– la que el Dr. Heydorn ha llevado a cabo y completado en ECS. El resultado es un volumen único que instruye a su afortunado lector, no sólo y simplemente acerca del paradigma del Crédito Social, sino también acerca de cómo funciona la economía moderna… y de cómo funciona mal.
Constituye un reflejo de la clarividencia y seriedad del autor el que su tomo haya sido meticulosamente estructurado de una manera que no sólo facilita el entendimiento del lector, sino que también permite una fácil referencia a los puntos principales. ECS consta de tres partes, cada una subdividida en una serie de capítulos. La primera parte considera cómo se supone que habría de funcionar una economía y el por qué no lo hace, subrayando que el problema yace en las instituciones que gobiernan el lado financiero de la economía (creación de dinero y deuda) en lugar de en aquéllas que tienen que ver con la economía real (producción y consumo) o la sociedad. Una sección especialmente valiosa dentro de esta parte es la de “Las siete etapas del desarrollo económico” en las páginas 14 a 25, que introduce algunos conceptos muy importantes, tales como “la herencia cultural” y “la plusvalía generada por asociación”. También de gran valor es el análisis de los mecanismos de control pasivo y activo que la Finanza emplea para inclinar la sociedad a su voluntad, mediante la explotación de esa brecha entre ingresos y precios que el sistema crea.
En la segunda parte, el Dr. Heydorn aborda los medios mediante los cuales el sistema económico contemporáneo intenta ocuparse de los problemas que genera (sobre todo, el de la brecha entre ingresos y precios) en lugar de abordar un cambio radical en el sistema financiero, así como de las (abrumadoramente negativas) consecuencias que se derivan de esos esfuerzos. De particular consideración es su crítica de la “Economía Vogona” (mentalidad promovida por el neoliberalismo) que considera al dinero como la medida de todas las cosas.
La última parte de ECS proporciona las soluciones propuestas por el Mayor Douglas para someter el sistema financiero a la economía real (en vez del actual sometimiento de la economía real a la finanza) –es decir, el Dividendo Nacional y el Descuento Nacional/Precio Justo– , y considera cómo podrían implementarse así como los resultados que se esperarían de ello.
Un capítulo extremadamente agudo, cerca ya del final del libro, discute acerca de dónde se sitúa el Crédito Social en relación con otros sistemas económicos (“Sistemas económicos revisados”, páginas 471 a 501).
Uno de los principales méritos de ECS es su claridad, la cual ayuda enormemente a la comprensión de lo que a veces puede ser un asunto complicado. Incluso aquéllos que están familiarizados con las obras del Mayor Douglas probablemente puedan aprender aquí algo sobre los puntos más sutiles del Crédito Social. Por ejemplo, hasta que leí este libro yo estaba bajo la impresión de que el ingreso desembolsado y gastado en periodos de tiempo anteriores a la puesta final en venta de los bienes estaría en su mayoría todavía disponible para la adquisición de los susodichos bienes: precisamente en manos de individuos distintos a aquéllos que inicialmente lo recibieron como ingresos. Por el contrario, como el Dr. Heydorn recalca correctamente, aquel gasto iría a parar a “a) devolver préstamos bancarios (en cuyo caso el dinero se destruye); o b) restaurar capital circulante (en cuyo caso el dinero quedará asociado a nuevos costes cuando se gaste); o c) acumular reservas de capital (en cuyo caso el dinero quedará inmovilizado por un cierto periodo de tiempo). En cualquier situación, el ingreso del consumidor que se gasta en el pasado debe considerarse como extinguido con respecto a los precios de bienes y servicios presentes (…)” (página 155).
El autor generalmente evita el uso de matemáticas para explicar el Crédito Social, quizás para así evitar disuadir a potenciales lectores. Lo considero desafortunado ya que muchos de los argumentos son muy fáciles de captar una vez que se explican con una simple aritmética (por ejemplo, la afirmación en Democracia Económica de que un aumento en los sueldos nominales puede conducir a una caída de los sueldos reales cuando la tasa entre capital y trabajo excede a la paridad). Ojalá que una futura edición de este, por lo demás, inatacable volumen contenga algunos apéndices con clarificaciones matemáticas de los puntos más intrincados, quizás junto con una consideración de la facilidad con que se podría implementar un mecanismo de Precio Justo en una sociedad sin dinero en efectivo.
En congruencia con su formación católica, el Dr. Heydorn ocasionalmente recalca la filosofía cristiana que subyace al Crédito Social. Sin embargo, como David Astle ha mostrado en su obra clásica La desgracia babilónica, la batalla entre el poder del dinero y la humanidad antecede bastante a la llegada del cristianismo. En efecto, no es sino un escenario más de esa vieja lucha entre centralización y descentralización, subversión y tradición, monoteísmo y politeísmo… y, en última instancia, servilismo e independencia. O como Lord Acton lo planteó:
“La cuestión que ha barrido los siglos y que tendrá que ser combatida tarde o temprano es la del pueblo versus los bancos”.
Visto desde esta perspectiva, Economía del Crédito Social constituye un arma de gran valor en el arsenal del pueblo.
Fuente: CLIFFORD HUGH DOUGLAS INSTITUTE
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