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Tema: El Gaitero Gallego: sus andanzas y enredos (Tipismo del siglo XIX)

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    Re: El Gaitero Gallego: sus andanzas y enredos (Tipismo del siglo XIX)


    ... El Gaitero gallego ha comenzado por lo regular su carrera por ser tamborilero, y si toca por aficion, ó es sastre ó ha sido licenciado. Mirándole bajo un punto verdaderamente dramático, su vida está entregada á la fábula, al drama; y es la máquina, hablando en términos facultativos , del vasto conjunto de diversiones y afectos del contorno. Como hombre de casa y eira , no es de lo mejor; porque avezado al barullo de las romerías, goza en la variedad, se entretiene maravillosamente en sacar el mayor jugo de sus confidencias amorosas, y es el mas rigido tornero que se queda con la mitad de lo que pasa para consuelo de algun desahuciado galan o marido celoso.

    Cuando llega a su casa , las mas veces es ya dia , y por este lado es el paisano comm'il faut de la comarca : se acuesta cuando todos se levantan. Pero no tarda en venir algun amigo que es convidado al momento á mojar la palabra y entre cigarro y vaso y vaso y cigarro cuenta con satisfaccion de soldado y homérica sonrisa los triunfos y amoríos á que él ha dado pábulo con su gracia acostumbrada. Despues de este amigo, viene el de mas allá tras este otro, hasta que se reunen ocho contando con el tamborilero, que perezoso y soñoliento viene á dar los buenos dias á su maestro. Hay una excepcion de graves consecuencias en este asunto, y es que si el tamborilero se llama por casualidad hijo del Gaitero, lo que evita éste á todo trance, porque no podria ser mudo para su madre, y esto no le convenia ; y lo primero que se le ha encargado es el silencio, porque en boca cerrada no entra mosca, entonces no hay caso, porque ambos á dos duermen al paño, y está el tamborilero como fruta de casa: en lo que no hay metáfora , carísimos lectores.


    Estos ocho amigos, como llevo dicho, y va de cuento, son otras tantas lenguas dispuestas á celebrar siempre las gracias del Gaitero, y como no hay peores risas que las de á sueldo : lo cierto es que si ó músico hace alarde de su predominio artístico en campo raso, como cronista merece el pláudite de aquellos celebradores de oficio. Estos triunfos son indisputables, el orador sabe tocar el corazon de los oyentes, estos se destornillan de risa como unos bobalicones, y entre risas y aplausos que no parece el Gaitero sino un ministerio de dos dias , y los amigos otras tantas provincias entusiasmadas, llega el sol á la mitad de su carrera y se deshace tan amable auditorio. El sacristan tiene que barrer la iglesia y limpiar el coro, el mayordomo se prepara á disponer los bagajes, el estanquero va á ensillar su rucio para buscar cigarrillos a la principal, el maestro de escuela se despide para repasar la leccion de Proceso, el sobrino del señor Abad se levanta para estudiar el Quousque tandem porque su señor tio es amigo de estirar las orejas cuando no se le sabe la traduccion, el Sisero no olvida su revista semanal, el Simplista tiene que rezar, y el tamborilero con amargo dolor de su corazon forma intencion de separarse de su maestro.

    El Gaitero saluda con afectuosas palabras y largos apretones de manos , y cita á todos cambiando de lugar y dia. Solo el tamborilero vacila.... ; pero á qué callarlo? el Gaitero le debe el salario de ayer y no se atreve á pedirlo. Bien: que tenga paciencia, para eso comió y bebió mas que un descosido, y tiene en los bolsillos por docenas las rosquillas benditas que bien llevan el dinero.


    Tarde, mal y á rastro, como dijo el otro, persona de muchos conocimientos, pues anda en boca de todos, se levanta mi héroe, y mohino y poco contemplativo con su esposa, no repara en dar a conocer la indiferencia y el hastío que se apoderan de su corazon al verse solo en su casa. ¡Raro y portentoso instinto el del genio, que no cabe bajo cuatro mal aseguradas vigas, ni halla solaz sobre una mesa mas provista que nueva! El Gaitero es, las mas veces, gruñon y fastidioso, de tejas abajo; y á cada paso riñe con su cara mitad porque esta le reprende el abandono con que mira sus reducidas haciendas, hiriendo mortalmente las inclinaciones artísticas de cabeza tan privilegiada.

    Solo en honor de la verdad debe decirse que si el maragato antes de descansar y de almorzar, busca acomodo para su familia de viaje , quise decir á sus machos, y el soldado en campaña trata de limpiar las armas antes de prepararse el gazpacho, mi buen hombre lo primero que hace es limpiarse la gaita, no crean Vds. que se hace gárgaras: infla y recoge su hidrópico vientre, renueva de cera algun punto que el destierra de la escala musical, y la pone en disposicion de correr la gaita por nueve horas de noche, ó de que ande la gaita por el lugar en una dificultosisima, complicadísima y embrolladísima festa do Patron. Entre estas operaciones de un tacto inteligente, y el comer para lo que no necesita mas que los dedos, ó cuando mas, un tenedor de boj, se pasan dos ó tres horas de la tarde , acercándose el momento de no faltar á la cita que ha dado á su compadre en el átrio de la iglesia.


    De manera que si se vé cruzar un hombre por oculto corredoira con su palo en la mano, y grueso cigarro en la boca, ese es el Gaitero que va á rezar el Ave Maria con el perito y el maestro de escuela, ó si se reconocen tres bultos en el crucero mayor que descubiertos apoyan los sombreros sobre las dos manos que reposan en los altos bastones, entre ellos debe estar el Gaitero a la derecha del señor Abad, y del otro lado del sacristan. Es de noche, muy noche, y todos tres se disponen a pasar las mas pesadas horas de la existencia en casa del cura, á la luz de un desbordillado velon y jugando á la malilla con efímero interés. Aquí por lo regular se reunen los siete amigos de la mañana, sin contar algun monacillo del sacristan, el perito agrimensor, la ama del señor Abad, y un par de gatitos, que nunca faltan en estas agradables noches de invierno.

    Aquí el Gaitero juglar de esta respetable tertulia, aunque un poco mas comedido y procurando siempre la aprobacion del señor Abad, que le dispensa una franqueza sin límites, y una entrañable cordialidad. En todas las cuestiones de alguna consideracion se coloca en el terreno menos peligroso, y deshace el mas confuso nudo gordiano, hijo de su imprevision o poca memoria; con alguna gracia, por la que mueren de risa tirios y troyanos. Las horas se pasan de esta suerte alegremente, y no son pocas las noches que se queda (á cenar con el señor Abad) mi personaje, porque le gusta la gente de buen humor, y porque sabe muy bien que es el mejor correo para que todos los de la aldea sepan de polo á polo la franqueza y liberalidad del pastor de sus almas.


    Acábase la cena, se dan gracias parte en castellano y parte en latin al que todo lo puede, retirase el señor Abad, y el Gaitero da las buenas noches á todos: echa una gracia á la moza que le alumbra hasta el corral, se emboza en su mala capa, y fumando una viodita, pronto dan á entender los perros de la aldea que un hombre pasa á deshora por aquellos lugares. Otros dias se pregunta por el Gaitero en casa del cura, y entonces está ocupado en asuntos del oficio; ó asiste de toda gala á una boda, ó está convidado á un magosto, ó se dirige á una fiada ó espigada, ó está de músico en alguna festa do Patron.

    En todas estas partes tiene el Gaitero nuevas y brillantes situaciones, en todas ellas se da á conocer por originales y sorprendentes rasgos , y de estos cien contornos dibujados en ocasiones heterogéneas se forma la completa caricatura de este tipo antidiluviano. Desempeñando con religioso cuidado la pesada carga que me he impuesto, colocaré á mis carísimos lectores, si es que no lo llevan á mal, en estos cuadros caricatos de las aldeas de mi pais, aunque retratados con débiles pinceladas; y los llevaré á una florida fiesta del Patron que es donde el Gaitero ejerce mejor su omnipotencia artística , y en la que se conoce a simple vista la union que forma el pueblo español de las impresiones religiosas con las pasiones del corazon. Con esto volveremos a dejar el Gaitero oculto entre los troncos de aquellos encantadores bosques por donde se deslizan torcidos y bullidores arroyos, y al pie de nuestras eremiticas capillas grandes en ovaciones y pequeñas en recuerdos: digo esto, porque no le gusta gran cosa al Gaitero el llamar la atencion de los que no visten su ropa, y veo ya que se va amostazando de que le tengan por tanto tiempo en boca de todos...

    ...

    Última edición por ALACRAN; 03/12/2020 a las 18:20
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

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