3. Viaje de León de Rosmithal (II)


Viaje de noble bohemio León de Rosmithal por España y Portugal (año 1465 a 1467) (Relac. de Shaschek)

Las maravillas del Alcázar de Segovia

(…) En el alcázar hay un elegantísimo palacio adornado de oro, plata y de color celeste que llaman azul, y con el suelo de alabastro: se ven también allí dos patios edificados con esta piedra. En este palacio están las efigies de los reyes que desde el principio ha habido en España, por su orden, en nu mero de treinta y cuatro, hechas todas de oro puro, sentados en sillas regias con el cetro y el globo en las manos. Todos los Reyes de Es-paña están sujetos á esta ley; que desde que ciñen la corona y bajo su reinado junten tanto oro como pese su cuerpo, para que puedan ocupar, en muriendo, su lugar entre los otros Reyes en el palacio de Segovia. No vi en España un alcázar mas hermoso que éste, ni que tuviese tantas riquezas de oro y plata y alhajas, porque acostumbran los Reyes de España á tener guardados sus principales tesoros y preseas en esta fortaleza. En este mismo palacio nos llevaron á otras cinco salas o cámaras adornadas y hechas de alabastro y oro con pavimentos de mármol; entre ellas la que sirve de dormitorio al Rey tiene un arte sonado de reluciente oro, y las ropas del lecho estaban tejidas con oro, así como el tapete que lo cubría, el cual, por el trabajo, á más de la materia, le habia costado al Rey de Francia más de mil setecientos cornados, según decian; otras muchas cosas vimos en el alcázar dignas de admirarse. (…)

***
Una ejecución en Vizcaya

(…) También vi en Vizcaya otro genero de suplicio: llevaban al condenado á muerte al lugar de la ejecución y lo ataban con una cadena por mitad del cuerpo á una columna ó barra de hierro, ponian al rededor cuatro haces de leña más altos que la columna y les daban fuego; antes de que se convirtiera el fuego en cenizas se quemaba todo el hombre, quedando solo los huesos; vi también otros géneros de suplicios que no se usan en nuestra tierra. En Vizcaya tienen en cada ciudad algo grande, horcas levantadas en medio de la plaza, y cuando ahorcan alguno le dejan tres días colgado y después lo bajan y lo entierran en el cementerio; castigan allí los robos con tal rigor, que si alguno hurta valor de un óbolo lo ahorcan (…)

***

Salamanca

(…) Esta ciudad es grande, situada en un llano y tiene junto un castillo; acude á ella gran numero de estudiantes de letras y ciencias, y quizá no florecen tanto como aquí los estudios en ninguna otra provincia de la cristiandad ; en medio de la plaza está la horca, y si algún criado roba, lo cuelgan y lo dejan allí por tres dias, y al cabo de ellos lo entierran en el cementerio; á los forasteros acostumbran ahorcarlos en otra horca que hay fuera del lugar.

Por esta ciudad pasa un rio llamado el Tormes, que tiene un puente de piedra no muy grande; reside aquí el obispo, que nos acogió cortés y benignamente. Los nobles de esta ciudad suelen correr toros en la plaza el dia de Santiago, y vimos esta fiesta porque nos cogió allí este dia; el tercer toro mató dos hombres é hirió á otros ocho y un caballo (…)