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Tema: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

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  1. #1
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    La lectura de libro “Estudios sobre la Vida de Bolívar” del humanista pastuso José Rafael Sañudo, pone al descubierto las atrocidades de los “patriotas” en su paso criminal por Pasto. Leyendo ese libro, se comprende la resistencia de un pueblo al embiste brutal de una independencia no querida. A los héroes de Pasto, por haber vencido en Bomboná “se los cosió por la espalda, alanceados y arrojados ...al vórtice horripilante del Guaítara”. En ese libro se conoce la terrible noche del 24 de diciembre de 1822, la “Nochebuena fastuosa” donde “las manos de Sucre conocieron la vergonzante sangre de sus hermanos pastuosos torturados, vencidos y humillados. Las violaciones y la crueldad con que se enseñaron contra los habitantes de Pasto, obligaron a los pastuosos a defenderse con todo su ardor y valentía en defensa de su propia vida.





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    https://www.facebook.com/23052595029...type=3&theater

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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    El monarquista Joaquín de Caicedo y Cuero.

    Escrito por Enrique Herrera


    Domingo, 25 Enero 2015 19:57







    Joaquín de Caicedo y Cuero, presidente de la Confederación de ciudades vallecaucanas y el norteamericano Alejandro Macaulay, son dos personajes que la historia oficial del país ha pretendido ubicarlos como patriotas, cuando en realidad no lo son, de acuerdo a toda una serie de documentos que trataremos en esta oportunidad al cumplirse 202 años de su fusilamiento en Pasto, por órdenes expresa de don Toribio Montes, Presidente de la Real Audiencia de Quito, según se analizará a continuación.

    El historiador Emiliano Díaz del Castillo, nos ofrece una gran documentación respecto al comportamiento profundamente monarquista de don Joaquín de Caicedo y Cuero en su libro titulado “Testimonio del Acta de Independencia de Cali” que a continuación se trae a referencia.

    En la misiva que suscribe Joaquín de Caicedo y Cuero a Santiago Arroyo de Valencia el 29 de junio de 1810, previene el peligro del dominio francés para lo cual se debe “elegir la forma de nuestro gobierno, atemperándolo a nuestros usos, costumbres y carácter, jurando siempre a Fernando VII y su familia; y que luego, sin pérdida de un momento, se organice en el Reino una Junta Suprema de Seguridad Publica, cuyo principal instituto sea la salud y defensa de la Patria y la conservación de estos preciosos dominios para Fernando y su familia, según el orden prescrito en las leyes. Amigo, bien puede ser que yo me engañe, pero estoy persuadido que el que piense de otro modo, es un traidor. No conoce ni respeta la religión; no sabe estimar la libertad ni la seguridad de la patria…es cuanto podemos hacer por el rey y la patria…”

    En el texto registrado no existe duda cuál es el pensamiento de Joaquín de Caicedo y Cuero respecto a la defensa total y absoluta a Fernando VII y su familia, el no hacerlo es ser traidor, irrespetuoso de la religión, lo ha dicho de manera categórica.

    El 3 de julio de 1810, así arengaba Caicedo y Cuero: “Religión, Rey y Patria son los sagrados objetos que nos han reunido en este día…hollar los sagrados derechos de la soberanía o ser fieles al virtuoso, al desgraciado ungido del Señor Don Fernando VII, objeto de nuestro más tierno amor y respeto…”, razón por la cual el historiador vallecaucano Germán Patiño Ossa, manifiesta: “se llevó a cabo una junta o reunión extraordinaria del Cabildo de Cali y fue aprobada una declaración que, en sentido estricto, nada tiene de Acta de Independencia, como siempre se ha considerado. Por el contrario, ese texto proclama la adhesión a la monarquía española, al Rey Fernando VII y se considera a España como patria de los firmantes. Su presidente fue Joaquín de Caicedo y Cuero, quien nació, vivió, luchó y murió como realista, hasta donde la documentación permite conocerlo. No fue mártir de la independencia, ni mucho menos protomártir…”

    Meses después, cuando integra y preside la junta de las ciudades confederadas del Valle del Cauca para enfrentar militarmente al gobernador de Popayán Miguel Tacón que los había desconocido cuando llamó a conformar la Junta Provisional de esa ciudad, en el acta del 1 de febrero de 1811 se consignó que “la necesidad de su independencia, la de librarse del yugo francés y conservarle estos dominios a nuestro legitimo soberano el Señor Don Fernando Séptimo…”

    El juramento que hicieron puestos de rodillas los compromete a “la defensa de nuestra Santa Religión, sin permitir otra, fidelidad y vasallaje al señor don Fernando Séptimo, nuestro amado soberano y conservar estos lugares para el mismo, sacrificándose gloriosamente por la patria...”, según dice el acta en referencia.

    Joaquín de Caicedo y Cuero sigue los lineamientos que encontramos tanto en el acta del 10 de agosto de 1809 en Quito como la del 20 de julio de 1810 en Santafé de Bogotá, mal llamadas de independencia, donde se consigna el reconocimiento monárquico a Fernando Séptimo, la defensa a la religión católica y la guerra frontal a los franceses en cabeza de Napoleón Bonaparte.

    A la acta del 3 de julio de 1810 donde ciertos historiadores pretenden ponderar como de la independencia de Santiago de Cali, se suma el denominado “testimonio del acta” que el historiador Emiliano Díaz del Castillo encontró dentro de la documentación que heredara de su familia donde se ratifica el profundo amor, respecto y vasallaje del Cabildo caleño presidido por Caicedo y Cuero para con Fernando Séptimo: “A este fin se dirigen sus deliberaciones, al mismo sus acuerdos. Tenga pues, Vuestra Majestad, la bondad de estimarlos como un brote de nuestra fidelidad, como un testimonio de nuestro amor a Fernando, como una precaución necesaria para conservarle las posesiones del Nuevo Mundo, si se pierden las del antiguo. Si llega este caso desgraciado, organícese el Gobierno en estos países, donde no tiene influjo el plan mortífero del usurpador. Vengan los respetables individuos de ese Concejo Soberano, vengan los ilustres españoles, que hayan acreditado su fidelidad en esta época sembrada de sangre, y de todo género de calamidades. Vengan, que los recibiremos con los brazos abiertos, y nos reuniremos todos, proponiéndonos por único objeto la pureza de nuestra Religión Santa, y la felicidad de la Patria, que hemos de conservar a sangre y fuego para el inmortal Fernando Séptimo …”

    Visto a grandes rasgos la actitud monarquista de Joaquín de Caicedo y Cuero en los meses previos a la campaña que va emprender contra Pasto y su gente cuando viene tras las 413 libras de oro al igual que lo hicieron las tropas quiteñas que ingresaron a sangre y fuego el 22 de septiembre de 1811, adentremos en el análisis de los comunicados que Caicedo y Cuero hace llegar al Cabildo de Pasto, donde nuevamente sale a flote su decidido monarquismo a favor de Fernando Séptimo.

    “Yo sé bien que Usted- dice Caicedo y Cuero a Tomas de Santacruz en carta del 13 de septiembre de 1811- y todo ese honroso vecindario (Pasto) han tomado las armas engañados por la más vil calumnia, de que nosotros obramos contra la religión y el Rey…Sé que nos marca con la infame señal de insurgentes y revolucionarios, cuando hacemos alarde de ser fieles vasallos de Fernando VII y de venerar la santa religión que profesamos”.

    En cuanto al norteamericano Alejandro Macaulay, quien también vino agredir a Pasto y su gente con el pretexto de rescatar a Joaquín de Caicedo y Cuero que estaba preso con algo más de cuatrocientos soldados. Incumpliendo el pacto que firmara con las autoridades del Cabildo de Pasto para que se regrese a Popayán con sus tropas y el grupo de presos que se le hizo entrega, pretendiendo burlar el paso hacia Quito es detenido, juzgado y luego ejecutado por ordenes de Toribio Montes en compañía de Caicedo y Cuero y un grupo de oficiales caleños. El verdadero propósito, el objetivo que tenía Macaulay para pasar a Quito no era otro que encontrarse con Claudina Montes, la hija del presidente de la Real Audiencia de Quito Don Toribio Montes, razón por la cual tampoco se lo puede calificar de patriota o promotor de la independencia de España.

    Visto a grandes rasgos pero con contundente documentación se ha demostrado el total y absoluto monarquismo de Joaquín de Caicedo y Cuero al igual que del norteamericano Alejandro Macaulay, ahora traemos a referencia dos artículos de académicos vallecaucanos que coinciden con nuestro planteamiento de desconocer por completo el patriotismo de Joaquín de Caicedo y Cuero y lo ubican como debe ser un simple monarquista, como se entra a demostrar

    El historiador German Patiño Ossa, se refiere así al problema planteado: Cuando esta columna aparece en cercanías del 3 de julio se vuelve un ritual casi obligado: debe controvertir a los malos historiadores que crearon un mito según el cual en Cali se proclamó la Independencia el 3 de julio de 1810.

    Hay que decirlo una vez más: en esa fecha no se produjo ninguna declaración de independencia de España por parte del cabildo caleño y tampoco de su presidente, Joaquín de Caicedo y Cuero. Por el contrario, lo que se reafirmó fue la lealtad a la corona española y al “bienamado” rey Fernando VII, como se puede leer textualmente en el acta que da cuenta de lo sucedido en la sesión extraordinaria de ese día.

    ¿De dónde salió entonces la especie que todos los años congrega a autoridades alrededor de la celebración de una supuesta ‘independencia’, que nunca fue? Del hecho de que la declaración del cabildo de Cali en su sesión extraordinaria del 3 de julio se embolató en el archivo nacional y también a que no se conservó en el Archivo Histórico de Cali, circunstancia que fue aprovechada por algunos aficionados a la historia que, henchidos de amor por su patria chica se la imaginaron como ‘precursora’ de la independencia en Colombia, y se dieron a la tarea de propalar aquella suposición por todos los medios, sin que nadie se atreviera a controvertirlos.

    Como el acta del 3 de julio estuvo perdida 180 años, hasta que el historiador José Tomás Uribe la encontró en el Archivo Nacional y además quienes sostenía la barbaridad de la ocurrencia de un movimiento independentista eran personas respetables agrupadas en la academia vallecaucana de historia, nadie tuvo el coraje de dudar de aquellas afirmaciones estrambóticas, con excepción de este columnista y unos pocos historiadores más.

    Desde luego, cuando apareció el Acta, los sostenedores del mito lo primero que hicieron fue dudar de su autenticidad y pidieron la realización de pruebas técnicas para certificarla. Hechas las pruebas que garantizaban la veracidad del documento, y pese a que pone en evidencia que no hubo tal “grito de Independencia en Cali”, no han tenido hasta ahora la decencia intelectual de reconocer el error en el que incurrieron durante años y continúan propalando falsedades alrededor del proceso de independencia en Cali y el Valle del Cauca.

    Su visión de la historia es clasista y busca entronizar en el panteón de próceres a personajes que pertenecieron al reducido grupo social de hacendados esclavistas, fieles a la corona española y serviles adoradores del monarca español, Y lo siguen haciendo pese a la evidencia documental, que es abrumadora, con una tranquilidad que hace dudar de que estén en sus cabales.

    El Miembro de Número de la Academia de Historia del Valle del Cauca, Cristhian Caicedo de la Serna, se manifiesta así respecto a la falsa independencia de Cali y luego la de Santa Fe de Bogotá, el artículo titulado Grito de independencia del 3 de julio: “El 28 de junio de 1810, en la Casa Consiterial, convocado el Cabildo Extraordinario a petición de Antonio Camacho, Sindico Personero de Cali, éste dice que la Península está “casi enteramente sujeta al yugo francés” y se deben tomar “las providencias convenientes para mantener la seguridad de estos dominios para nuestro rey cautivo que es el ídolo de todos sus vasallos americanos”, si no “el vasallaje, la fidelidad que todos debemos hemos jurado a nuestro legitimo Soberano el Señor Don Fernando VII vendrá a ser del Tirano Usurpador –léase Napoleón Bonaparte- , la patria… vendrá a ser presa de ese hombre particular por sus perfidias y crímenes…si respetamos la sagrada religión, si amamos a Fernando VII, si le queremos conservar libres e independientes estas inmensas posesiones, del dominio del usurpador, es necesario, yo lo repito que despertemos, que abramos los ojos, que no nos dejemos sorprender en la presente inacción…” Este discurso es realista, no de sublevación contra España.

    El 30 de junio de 1810, se celebró en Cali, en él, Joaquín de Caicedo y Cuero manifestó que hemos de conservar estos dominios para Fernando, nuestro joven y cautivo monarca, víctima de los hombres extraordinarios por sus maldades, el infame Godoy que lo entrega y el traidor Bonaparte que lo aprisiona…” A raíz de estas sesiones, se celebró la Junta Extraordinaria del Cabildo de Cali el 3 de julio de 1810- QUE A ALGUIEN LE DIO POR LLAMAR DE INDEPENDENCIA DE SANTIAGO DE CALI, LO CUAL ES UNA BARBARIDAD- en esta junta del 3 de julio, dijeron que España estaba perdida y se tenía “el próximo riesgo de ser esclavizada por el tirano Napoleón y reducida a su obediencia …en consecuencia reflexionado los señores del presente congreso los males e irreparables daños que puedan venir a estos dominios acordaron: se le presente al Consejo de Regencia la debida obediencia como el Tribunal en que se ha depositado la soberanía se le preste por esta ciudad el juramento de obediencia y homenaje como a nuestro Rey y Señor Natural…Que viniendo de España los vasallos fieles, hagan un mismo cuerpo con nosotros, como que todos tenemos iguales obligaciones de religión, vasallaje y patriotismo, jurando conservar estos dominios y defenderlos a sangre y fuego para Fernando VII y su familia…Que se pida al Virrey – Amar y Borbón la convocatoria e instalación de una junta Superior de Seguridad Publica en aquella capital – en Santa Fe de Bogotá-, cuyo principal instituto sea la salud y conservación de la patria y de estos preciosos dominios para Fernando VII y su familia…” Esta junta Superior de Seguridad Publica, es la se crea e instala en Santa fe de Bogotá el 20 de julio de 1810 y cuya acta se conoce apócrifamente como de independencia- En consecuencia de todo, puestos de rodillas los señores que asistieron al presente congreso- el de Cali- delante de la imagen de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado, juraron por él, la Santa Cruz y sobre los Santos Evangelios, de prestar obediencia y homenaje de fidelidad al Consejo de Regencia en representación del Señor don Fernando VII, firma el acta entre otros don Joaquín de Caicedo y Cuero.

    El acta del Cabildo de Cali de 3 de julio de 1810, de MANERA ABSURDA, ha sido declarada por historiadores como de independencia de Cali, cuando es de fidelidad a Fernando VII, de prepararse a defender estas tierras para el Monarca Español y no dejar que usurpador Bonaparte se apodere de ellas, para lo cual los caleños, están dispuestos a luchar hasta derramar la última gota de sangre por defender la Patria Española. Decir lo contrario es magna ignorancia.

    Es falso que dicho 20 de julio de 1810 se dio nuestro grito de independencia de España. Afirmarlo es farsa que durante más de un siglo han incrustado en el cerebro de la juventud, cándidos maestros e historiadores y libros fanáticos, tendenciosos, que han corrompido la historia hasta mitificarla, engañando a un pueblo crédulo. Se trató, como en España, de combatir el yugo francés a través de juntas de gobierno en ciudades o regiones, que no querían hacer parte de la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino. Estas juntas, de las ciudades españolas y americanas, como la Central de Cadiz, eran realistas.

    Dice la mal llamada Acta de Independencia Nacional del 20 de julio de 1810, que los cabildantes santafereños juraron así: Puesta la una mano sobre los Santos Evangelios y la otra formando la señal de la cruz, a presencia de Jesucristo Crucificado, dijeron: Juramos por el Dios que existe en el cielo, cuya imagen está presente y cuyas sagradas y adorables máximas contiene este libro, cumplir religiosamente la Constitución y voluntad expresada en esta acta acerca de la forma de gobierno provisional que ha instalado; derramar hasta la última gota de nuestra sangre por defender nuestra Sagrada Religión, nuestro amado Monarca Don Fernando VII y la libertad de la Patria.

    En esta acta del 20 de julio, está probado que se juró defender el Nuevo Reino, del dominio de Francia; de dar hasta la vida y derramar hasta la última gota de nuestra sangre por la religión católica, apostólica y romana, por la Patria y por el Rey de España y de América, el Amado Fernando VII; es demostración perfecta que el grito de independencia es un disfraz fijado en la mente de varias generaciones de colombianos, al negarse a aceptar la verdad. Nuestra guerra de independencia, fue la misma guerra de la península y sus dominios: quitarse de encima el yugo francés, lograr nuestra libertad de Francia. Eso es lo que en verdad histórica celebramos alborozados el 20 de julio de cada año. Eso es lo que hay que rectificar para que los colombianos no sean embaucados desde temprana edad; para que los ciudadanos en general, sean conscientes de la realidad histórica, para que se encuentren con una nueva patria libre de falacias, de mitos y leyendas que se parecen a las victorias de don Pelayo…”

    Son interesantes apartes del artículo escrito por el historiador vallecaucano, Cristhian Caicedo de la Serna, miembro de Número de la Academia de Historia del Valle del Cauca.



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    Fuente:

    El monarquista Joaquín de Caicedo y Cuero.

  3. #3
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    Con todo y faltas de ortografía y sintaxis extraña, resulta interesante lo que dice.



    PASTO CIUDAD SOÑADA

    3 de febrero de 2012 ·

    ..

    POR QUE LOS PASTUSOS ODIAN TANTO A SIMÓN BOLIVAR?

    Un Seguidor de la página, ante todos los artículos de Historia publicados aquí manifiesta en sus palabras escritas:

    "Conosco la historia de Pasto y no se por que su odio al libertador. Razon tenia Bolivar de no querernos, fuimos la unica ciudad que se opuso a la independencia de España. Pero comprendo a nuestros ancestros por que no conocian la esencia de la libertad, solo creian en las doctrinas de la religion y en el rey y por ende ir en contra de este era estar en contra de Dios y temian su castigo. La iglesia dominaba la economia y la politica e ese tiempo y aun se evidencia este fenomeno sino quienes son los dueños de tierras y fincas que circundan a Pasto, los gesuitas. reconosco la lealtad y pujanza de Agualongo pero no comparto su idea. Enaltezco al libertador Simon Bolivar por su inteligencia y su amor por la patria libre y soberana. La memoria de Bolivar vive en el corazon Colombia y Latinoamerica"

    Y se Responde de la siguiente manera:

    La libertad todos la queremos, pero la verdad es que los Métodos y otros fines de quienes eran beneficiarios extranjeros y nacionales de Bolivar era lo mas reprochable desde esos momentos hasta la actualidad. Basta buscar sobre la "historia del desarrollo Agrario en Colombia desde la independencia hasta la fecha", para darse cuenta, que esa libertad en la que murieron tantos pastusos y otros latinoamericanos de pueblo razo, no fue solo una ficción, pues los grandes latifundios, a través de los cuales se hacia la real exclavitud pasaron de mano de los nobles, descendientes de Guerreros de España, a los nuevos nobles Guerreros - Grandes Militares de Bolivar, muchos de ellos mercenarios Ingleses, que peleaban por NEGOCIO. Sino miremos ha tantos seres de raza negra que pelearon por esta libertad y DOSCIENTOS AÑOS después en la Costa Pacífica viven en la pobreza mas grande. Se quedaron con algo? No. Todo fue para los Grandes. Si ganaron su libertad, pero en las condiciones mas deplorables.

    Y los GRANDES LATIFUNDISTAS No eran solo la Iglesia, era en su mayoria MILITARES, que trasmitieron sus propiedades a descendientes, hoy lo nuevos ricos, lo nuevos grandes empresarios, con dinero para seguir influenciando la vida y destinos políticos actuales.

    Aquellos altos rangos fueron los beneficiados con las adjudicaciones de Bolivar, no esos soldados que realmente hicieron todo.

    La verdad es que esa libertad es una ficción, que cuando uno pregunta a los abuelos que aún sobreviven, dan datos para espantarse. Cuando mires a un viejito de esos del campo, de esos que como obreros construyeron la estructura de la ciudad, obtendrás datos de como los grandes nuevos latifundistas, militares de Bolívar también abusaron de sus abuelos.

    Hace un año hablaba con un de estos personajes y me decia que su abuelo había trabajado en la hacienda de Nueva Aranda, y decia, que en tiempo de la nueva República, que su padre no podía trabajar o pasarse a la hacienda vecina, por que estaban autorizados moralmente sus patrones incluso a darle muerte. Yo pregunto, disponer de la vida de un trabajador de esta forma no es otra cosa que esclavitud en extremo?. Estos trabajadores eran llamados "peones con cierto", que eran de quienes se disponía de esa manera.

    Este viejo, contaba que su padre fue sacado de Tuquerres, tierra de los Pastos, como así se hizo con muchos otros, y esta tierra llamada por muchos de Quillacingas se mezclo al igual con la sangre hispaana y creo una sola nueva raza, "EL PASTUSO ACTUAL". Si esos fueron lo esclavos de esta República de Bolivar.

    Hoy el hijo de este "peón con cierto" es un anciano, que tiene la ventura de contar esta realidad que no aparece en los libros.

    BUSQUEN A SUS ABUELOS, A ESOS ANCIANOS QUE ANDAN POR AHÍ. SON LIBROS VIVIENTES, LÉANLOS Y REGISTREN LAS CRÓNICAS CONTADAS DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN ANTES QUE SE MUERAN Y SE PIERDAN PARA SIEMPRE




    ___________________________

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    https://es-es.facebook.com/pastociud...50648863586257

  4. #4
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    El otro ataque republicano. La batalla de Genoy

    Escrito por Enrique Herrera


    Lunes, 02 Febrero 2015 22:14






    Fotografía: Miguel López




    La población de Genoy, la cual se ubica en las que bien podríamos calificar como goteras de la ciudad de Pasto, tiene para orgullo y valor de su gente, todo un compendio de historias que hacen del pintoresco lugar un sitio de gran atracción turística no únicamente por sus paisajes sino porque en la actualidad las gentes de la región se han preocupado por brindar especiales platos típicos para degustar particularmente en fines de semana. El 2 de febrero de 1821, tuvo ocurrencia una batalla donde salieron triunfantes sus gentes. Será el tema a tratar en esta oportunidad, pero antes vamos a conocer algunos aspectos históricos de este importante corregimiento del municipio de Pasto.

    Genoy, pintoresca y bucólica población del sector rural del municipio de Pasto que se ubica a escasos doce kilómetros de la ciudad capital del departamento de Nariño, remonta su existencia a tiempo que se pierde en los anaqueles de la historia cuando aún el paso avasallador del conquistador hispano no asolaba con la emblemática cruz y la afilada espada doblegando tribus y poblaciones del nuevo territorio conquistado.

    Sus primitivos pobladores, asentaron su ilusión, se enamoran del paisaje, se acogieron al caudal de sus quebradas, para sin temor, convivir respetando la montaña que muchas veces ha anunciado con expresivo lenguaje su existencia. Lo ha hecho en la mañana clara y despejada, en la tarde de brumoso día, en la oscura soledad de una noche sin luna o por el contrario cuando Selene o la Kuilla se asoma y brilla con todo su esplendor. Es el volcán, es el cerro de acuerdo a la denominación de los mayores sin que tenga un nombre en especial. Es la montaña sagrada de los quillacingas. Es el volcán de La Galera como lo bautizará el padre ecuatoriano Juan de Velazco a partir de la publicación en 1844 de su libro Historia del Reino de Quito, y lo es también el Urcunina, la montaña de fuego según registro poético del bardo pastuso Carlos Augusto Guerrero Orbegozo en su épico poema que titula “Rumipamba o el amanecer de un pueblo” que termina de escribirlo el 25 de octubre de 1951 en México, después de haberlo iniciado el 12 de diciembre de 1943 en Pasto.

    En efecto, ya lo hemos identificado con el sonoro nombre de Volcán Galeras como hoy todo el mundo lo conoce, es nuestro volcán, la montaña tutelar de la región, la que se yergue a 4272 metros sobre el nivel del mar mostrando toda su majestuosidad que en un tiempo atrás, cuando aún el calentamiento de la tierra no se había manifestado, su cresta, su cima estaba cubierta de nieve, semejando un gran pez recostado con su lomo fulgurante frente a la brillantez de los rayos luminosos del sol, hoy en día de cuando en vez, si ha llovido y la heladés es penetrante, todavía se puede apreciar esa imagen de esplendor que hace parte del pasado.

    Los Genoy, curtida raza de una población que se siente orgullosa de su pasado, conserva sus tradición y cultura, la exalta, la asimila y da a conocer con sus cantores, con sus artistas, con la gente del común y corriente que brinda amabilidad, cortesía, amistad y gran cultura para con el forastero que disfruta de todo cuanto bello tiene y presenta la región más próxima al Galeras.

    Hasta el año de 1568, Genoy era la puerta de entrada para la ciudad de San Juan de Pasto de acuerdo a planteamiento que hace el historiador José Rafael Sañudo en “Apuntes sobre la historia de Pasto”, cuando al hablar sobre el camino que venía de Popayán refiere en su trayecto a El Patía, El Pueblo de la Sal hoy Taminango, El río Caliente o Juanambú cruzado o atravesado por Guambuyaco para llegar al Tambo y ascender hasta Mombuco hoy La Florida, pasando por Chaguarbamba hoy Nariño para continuar por Genoy y llegar finalmente a Pasto. La defensa que hacen los Abades de sus tierras, obligaron a los pobladores españoles de Pasto que habían establecido en el sector del Peñol su epicentro para explotar las minas de metales preciosos a buscar una nueva ruta para el norte y así se hizo por órdenes del Capitán Día Sánchez de Narváez cuando se trazó y construyó por el sector del Calvario remontando la cima de Tacines, Cebollas, Chacapamba hoy Villamoreno, Ortega y cruzar el Juanambú por el sector colindante con La Cañada, pasando por Berruecos hasta La Venta hoy ciudad de La Unión.

    Para el año de 1559, se registra a Genoy como Encomienda del conquistador y poblador español don Hernando de La Espada. El 3 de abril de 1573, el capitán y Regidor español Juan Rosero, solicita al cabildo de Pasto “se le haga entrega de diez fanegadas de tierra para sembrar, en la llanada de Genoy, que está junto a Jatacanza la quebrada al medio; los dichos señores le proveyeron las dichas diez fanegadas como lo pide, sin perjuicio de otro tercero que mejor derecho tenga, y le mandaron dar título y testimonio de ello”, según describe el acta del cabildo de Pasto en referencia.

    En 1975, se crea el Corregimiento de Genoy con la expedición del Acuerdo 021 del Concejo de Pasto, comprendiendo dentro de su jurisdicción a sectores como: El Edén, La Cocha, Pullitopamba, Aguapamba, Castillo Loma, Nueva Campiña, Chaguaryaco y Bellavista, entre otros

    Descrito a grandes rasgos una síntesis monográfica de Genoy, entraremos a continuación a analizar el porqué del día 2 de febrero de 1821, las gentes de Genoy tuvieron que afrontar con el respaldo de las de Pasto una nueva incursión militar de los ejércitos republicanos, esta vez al mando del general Manuel Valdez, quien era responsable de la línea del río Mayo, donde tenía su campamento y donde recibió la orden de Parte del general Francisco de Paula Santander para avanzar cuanto más pueda, según lo había dispuesto el general Simón Bolívar desde ciudad Trujillo en Venezuela. He aquí entonces cuales son los pormenores de este acontecimiento histórico.

    Luego de una sangrienta confrontación entre las tropas de Pablo Morillo y las que estaban bajo el mando de Simón Bolívar en Venezuela, se acordó por parte de los dos contrincantes celebrar un armisticio en la ciudad de Trujillo quedando comprometida la suerte de las gentes del sur, concretamente las de Pasto. El general Manuel Valdés, responsable del Comando Sur, recibe la orden de avanzar cuanto más pueda hacia el Sur hasta cuando lleguen los comisionados por Bolívar y Morillo para acordar lo pertinente,

    Este tratado debía durar seis meses y extenderse a toda Colombia, conservando cada parte del territorio que ocupaba, cuyos límites se expresaron por lo tocante a las Provincias de Venezuela. Respecto de la Nueva Granada, se acordó enviar comisionados de ambas partes, a fin de que fijaran las líneas de demarcación. Las partes tomaron la determinación de comisionar al coronel Antonio Morales a nombre de Bolívar, y al teniente coronel José Moles delegado de Morillo para que den cumplimiento al pacto de respetar y acoger como propio el territorio donde se encuentren con las tropas acantonadas ya sean españolas o republicanas. Esta situación tan apremiante fue la que obligó al general Manuel Valdés que tenía sus tropas antes del río Mayo, organizar precipitadamente una marcha que lo condujera lo más lejos posible de avanzar así sea “que no tuviese más fuerzas que sus edecanes” según quería Bolívar.

    El general Manuel Valdés esperaba triunfar y pasar sobre Pasto para ubicarse mínimo a orillas del río Guiatara donde tendría lugar el encuentro con los dos comisionados, siendo derrotado como ya se ha visto en los peñascos de Genoy.

    El 2 de febrero de 1821, la derrota del ejército republicano al mando del general Manuel Valdés en Genoy fue contundente, desastrosa, absolutamente gloriosa para las tropas de milicianos pastusos que ubicados estratégicamente entre las rocas y barrancos de la parte alta del sector dieron buena cuenta de los batallones Cundinamarca, Cauca, Neiva, Guías de Apure y El Albión integrado por mercenarios ingleses. El desorden fue tal que como bien dice el general republicano Manuel Antonio López: “Cuando nuestra vanguardia llegó al pie de la Loma de Genoy, se encontró con todas las tropas enemigas parapetadas detrás de los barrancos y las piedras, y, sin una disposición preliminar del general Manuel Valdés, empezó el ataque por el centro; la mayor parte de nuestros soldados se habían atrasado en una marcha forzada casi a la carrera; los que iban llegando entraban en combate sin atender a que cuerpos se unían; los del Cundinamarca se mezclaban con los del Neiva, los Neiva con los del Cauca, los del Cauca con los del Cundinamarca, y nadie pensaba sino en hacer fuego sobre el enemigo…En esta mal dirigida acción, perdimos veinte oficiales, entre los cuales recuerdo como más conocidos míos al Teniente Coronel Lucas Carvajal, al capitán Isidoro Ricaurte, a los tenientes Pedro Vélez, José Barea y Juan José Rebolledo, de Popayán; a los subtenientes Castro y Benjumea, algunos ingleses del Batallón Albión, y saliendo herido el subteniente Hermenegildo Correa…El general Valdés huyó con la caballería, y nuestra infantería emprendió la fuga en dispersión”

    El relato que hace el general José Antonio López es muy descriptivo sobre la Batalla de Genoy aquel 2 de febrero de 1821. El número de prisioneros llevados a Pasto también es considerable y hubiesen sido fusilados si no llegan de manera oportuna los comisionados por Pablo Morillo y Simón Bolívar después del denominado tratado de Trujillo que fue firmado el 26 de noviembre de 1820. “Las bases de este convenio santo y filantrópico- dice el historiador José Manuel Restrepo - fueron propuestas por los comisionados de Colombia y adoptadas con pequeñas modificaciones por los de España. Estipulóse la conservación, buen tratamiento y canje de los prisioneros de guerra; que los desertores de las banderas de una parte que se aprehendieran sirviendo bajo las de la otra no podrían ser castigados con la pena capital, y tampoco los conspiradores o desafectos; que se trataría muy bien y se respetaría a los pueblos que fueran ocupados alternativamente por las tropas de los dos Gobiernos; en fin, que se enterraran o quemaran los cadáveres de todos aquellos que murieran en los campos de batalla…”

    Los citados comisionados de Morillo y de Bolívar encontraron a las tropas derrotadas de Valdés en predios de El Trapiche, hoy ciudad Bolívar en el Departamento del Cauca. Los acompañaba el general Antonio José de Sucre que venía con la orden de asumir el mando del Comando Sur en reemplazo del general Valdés. Protocolizados los acuerdos, siguieron los comisionados hacia Pasto para tratar lo pertinente con las autoridades de la ciudad

    El historiador Sergio Elías Ortiz, refiere así el trascurrir de los delegados plenipotenciarios de Pablo Morillo y Simón Bolívar: “Los comisionados Morales y Moles oficiaron a don Basilio desde La Venta en el sentido de notificarle el armisticio para que inmediatamente suspendiera las hostilidades y se les proporcionaran las garantías suficientes a ellos para continuar su viaje a Pasto, sembrado como estaba el trayecto de milicianos en son de guerra a muerte. La ciudad victoriosa nada quería saber de tratados, ni de comisiones, pues estaba soliviantada y en permanente agitación callejera, ante las noticias de los pactos celebrados por los jerarcas de la guerra que ella no estaba al cabo de entender, y menos apreciar en su justo significado. Los comisionados, que no las tenían todas consigo, entraron a la ciudad el 10 de febrero, acompañados de un batallón de pastusos armados, de don Basilio García, que hacía de gobernador comandante general, de varios oficiales españoles.....que salieron a recibirme, dice el coronel Morales, del cabildo y del clero. Las calles estaban cubiertas de un inmenso pueblo que gritaba sin cesar: "¡Viva nuestro rey don Fernando VII!" Una monja gritó: "¡Mueran los insurgentes!" y lo mismo hizo una mujer del bajo pueblo. Este estaba lleno de desconfianza de mi mensaje y en una grande fermentación que se traducía bastante a pesar de activas y prudentes medidas que para sofocarla había tomado de antemano don Basilio y de las públicas exhortaciones de su ilustrísima». Con precauciones y todo, la exacerbación de ánimos continuó al día siguiente porque el pueblo no creía en la buena fe del mensaje de paz de los comisionados pues que el archivo cogido a Valdés revelaba planes del gobierno de Colombia que no estaban en concordia con los ajustes del tratado y así no podía tenerse absoluta confianza en él, no obstante que las autoridades españolas, ponían a la vista de todos los documentos auténticos y de que unos de los tales comisionados era netamente español, enviado de Morillo. En vista de la situación, don Basilio se dirigió al público en una alocución en que se invitaba al pueblo de Pasto a descansar en el gobierno que tenía el cuidado de la conservación de todos y de mantener en su fuerza y vigor los derechos del rey y por lo tanto se pedía al vecindario que cesara de reunirse y se retirara a sus casas a descansar y cultivar sus heredades, sin temor de que los enviados hubiesen venido de mala fe, pues en ese caso el gobierno no les habría dado entrada al territorio, y antes sí les habría apresado y castigado su intriga; pero estando él, como comandante de armas y gobernador de la Provincia satisfecho de lo contrario, pues tenía a la vista los oficios y firma del general Morillo, que conocía muy bien, lo mismo que la de su secretario Caparros, les pedía que descansasen en las operaciones y medidas del gobierno que en todo deseaba el mayor beneficio y felicidad.

    El historiador José Manuel Restrepo, dice al respecto: “El general Sucre estableció su cuartel general en El Trapiche, y comenzó a reorganizar la División. Morales y Moles siguieron a Pasto. Al entrar en esta ciudad semibarbara hubo verdadera conmoción de sus habitantes, que no querían recibir a un jefe insurgente, ni aceptar el armisticio, lo que puso en riesgo a los comisionados. Fueron necesarios todo el influjo del Obispo Jiménez y de Don Basilio García para persuadir a los pastusos que conformaran con el armisticio. Admitiose este al fin y se convino en que El Mayo fuera la línea divisoria, quedando por el Rey la orilla izquierda de este río y la derecha por Colombia. En consecuencia, los jefes realistas mandaron desarmar las guerrillas de Patía, y sus habitantes entablaron comunicación pacificas con los de Popayán. Esperabase que con el trato frecuente algunos ilusos depondrían su odio fanático y envejecido contra la república.

    Habiendo celebrado este arreglo los comisionados continuaron su viaje a Quito. El Presidente Aymerich los mandó tratar muy bien por todos los pueblos del tránsito. Le hizo un magnifico recibimiento en la capital, y los numerosos patriotas de aquella ciudad aumentaron la pompa y la fiesta por obsequiar al representante de Bolívar. Aymerich confirmó la línea de demarcación en el Mayo y lo demás que se había hecho en Pasto.


    __________________________

    Fuente:

    El otro ataque republicano. La batalla de Genoy

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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    La historia de Agustín Agualongo

    Escrito por Enrique Herrera

    Domingo, 30 Agosto 2015 14:38







    Hace 235 años, concretamente el 25 de agosto de 1780, nacía en Pasto, el caudillo Agustín Agualongo Sisneros, quien de simple miliciano cuando se inscribe en 1811 para defender a su ciudad de las agresiones que va a ser objeto por parte de los ejércitos que tanto del norte como del sur pretenden destruir, fue adquiriendo sus títulos militares hasta alcanzar el de Brigadier General de los Ejércitos del Rey. Analizaremos cuales son los conceptos que varios importantes historiadores de Colombia y Ecuador emitieron a favor de nuestro valor y orgullo de un pueblo como hemos considerado a Agustín Agualongo.

    Los siguientes son apartes del libro “Agualongo Valor y Orgullo de un Pueblo” de autoría de Enrique Herrera Enríquez hablando del nacimiento del prócer pastuso: “Fuertes vientos impregnados de frío que presurosos bajan desde las colindantes montañas vecinas al valle de Atriz, caracterizan en general la temporada de agosto en el placido recinto de la histórica San Juan de Pasto que se extrémese y convulsiona en los albores de la década de 1780, no solo con el habitual periodo ambiental de la época, sino frente a la nueva tributación que se augura implantar por parte del gobierno español ante la guerra que libraba contra Inglaterra que para aquel entonces cumplía algo mas de un año.

    En Ullaguanga, bucólico lugar poblacional de la ciudad, cercano al sector denominado río Blanco en predios del caudal cristalino del Pasto, la familia Agualongo Sisneros, está presta a recibir un nuevo hijo que tanto Manuel como Gregoria al igual que toda la familia en general y los vecinos más cercanos esperan ansiosamente para acogerlo con gran beneplácito esperando darle un nombre acorde con el calendario católico cristiano según disposición y costumbre de las gentes de aquel ayer que poco a poco se ha ido diluyendo para dar paso a nuevas identidades de la modernidad actual.

    En altas horas de la madrugada del 25 de agosto de 1780, los dolores de parto de Gregoria Sisneros Almeida se hacen más dramáticos como preámbulo del nacimiento de nuevo hijo de Manuel Agualongo quien preocupado por el estado de su esposa ha salido en búsqueda de la partera para que atienda el nacimiento de su vástago. Las horas pasan y la angustia es cada vez más impaciente, el penetrante frío acompañado de fuertes vientos que traspasa umbrales, puertas y ventanas de la soñolienta ciudad, cala los huesos, hace estremecer el cuerpo provocando tomar una taza de café o un tinto con aguardiente que alivie en algo la expectativa del momento.

    En medio de la angustia, la impaciencia y los vientos fríos de aquel agosto, se escucha el llanto de la nueva criatura que retumba cual si fuese trueno del relámpago destellante en el volcán tutelar de la ciudad cuando éste se encuentra en plena reactividad y ahora presenta un magnifico espectáculo con su cima cubierta de temprana nieve, resplandeciente ante la luz estelar de la mañana. ¡Es un varón! ¡Es un varón! Alguien grita. Si, en efecto, los Agualongo Sisneros cuentan con un varón que sin lugar a dudad da gran alegría en general a la familia, particularmente a Manuel, que como hombre siente complacer la continuidad de su estirpe con su particular apellido.

    Tres días después, el 28 de agosto, cumpliendo con el ritual de los católicos cristianos del ayer, el recién nacido fue llevado y presentado ante el altar de la Iglesia o Templo Matriz de San Juan Bautista de Pasto para que sea bautizado por el padre Miguel Ribera, quien seguramente como era costumbre de la época propuso el nombre de AGUSTIN haciendo honor al santo patrono que se festeja en este día. A la madrina de bautizo de Agustín Agualongo Sisneros, doña Catalina Pérez se le advirtió el parentesco que contraía al igual que las obligaciones que adquiría para con el ahijado...”

    El nombre de Agustín Agualongo despierta controversia entre quienes sin conocer su historia lo atacan, le indilgan las vicisitudes del pueblo de Pasto, insultan y denigran por la valerosa actitud que tuvo frente a las milicias pastusas en las confrontaciones con Simón Bolívar y sus generales, cuando se pretendía acabar con Pasto y su gente; en tanto, quienes hemos profundizado en el conocimiento de la historia de la vida militar del Coronel de Brigada Agustín Agualongo, lo defendemos y respetamos el valor y orgullo de pastuso que siempre enarboló cuando nuestra ciudad y en general la región fue objeto de los execrables crímenes que casi terminan con Pasto y su gente, no en vano el general Simón Bolívar decía desde Potosí a Santander el 21 de octubre de 1825: “Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aún cuando sea de aquí a cien años, por que jamás se olvidaran de nuestros estragos…”

    Esta situación nos ha llevado a una investigación de carácter histórico para que conozcamos cual ha sido y es el criterio que ha despertado la vida militar de un guerrero como lo fue Agustín Agualongo.

    José María Obando, antiguo compañero de lucha y quien capturó al caudillo popular pastuso, dice: “Agualongo había sido demasiado grande en su teatro, tanto por su valor y constancia, como por la humanidad que había desplegado en competencia de tantas atrocidades ejercidas contra ellos. Yo pude haber manchado mis manos con la sangre de aquellos desgraciados en un tiempo en que era mayor el lucimiento cuanto era mayor la matanza; pero no quise igualarme a los barbaros que hasta hoy se jactan de haber bebido el hombre rendido”

    “Agualongo no debe estudiarse ni analizarse solamente desde su faceta como realista-dice el Presidente de la Academia de Historia del Cauca, Edgar Penagos Casas- Fue el signo de una región olvidada, de una raza bravía y valerosa, de un pueblo dominado y engañado a través de los siglos y que otrora fuese dueño absoluto de todo un continente…Cabría preguntarse si Agualongo no fue acaso un visionario al pensar que la verdadera liberación de un pueblo estaba muy lejos de realizarse con nuestra gesta emancipadora. Tal vez hoy nuestro indio esté hoy más sometido y más esclavizado y más cercano a desaparecer de la América que por muchos siglos estuvo bajo su señorío…Para los historiógrafos modernos, el tema del análisis sociológico del fenómeno Agualongo es apasionante. Ese hombre pequeño, rudo y de gran inteligencia llego a constituirse en el símbolo de la resistencia y de la lealtad de una raza que secularmente ha sido objeto del engaño y las promesas del dominante de turno….”

    Para el connotado escritor ecuatoriano Juan Montalvo: “Agustín Agualongo era un famoso caudillo, griego por la astucia, romano por la fuerza de carácter”.

    El destacado hombre publico pastuso don Franco Jesús Apraez, manifiesta: “Blanco o mestizo, indio o español, hijodalgo o gañan- muy poco nos importa- El General Agualongo encausó y dignificó hasta el heroísmo en épocas amargas, el honor pisoteado del pueblo pastuso. Fiel a su raza y leal a sus ideas, Agustín Agualongo, cumplió la misión sagrada de lavar con sangre las afrentas de un pueblo subyugado”.

    El historiador Sergio Elías Ortiz dice respecto de Agualongo y el pastuso de ayer: “En este momento decisivo en la historia de la ciudad, se revelo el alma antigua que dormía en cada pastuso. Reaccionó la sangre del Cid, pura o mezclada con la de primitivo indígena, y produjo ese tipo combativo, tenaz, sufrido, astuto, valiente hasta la temeridad, que como combatiente fue la desesperación de sus contrarios; un pueblo de soldados donde hasta las mujeres y los niños combatían con heroicidad nunca vista…”

    El historiador ecuatoriano Roberto Morales Almeida, dice: “Agualongo supera la miseria mortal conduciendo a su pueblo a vencer o morir por lo que creía deber único y sagrado. La historia nos dice cómo en Ibarra, Bolívar y Agualongo se miraron de potencia a potencia, debiendo el libertador emplear todo el dinamismo de su genio para eclipsar al indio realista que tremolaba reciamente el bicolor frente al tricolor de Colombia”

    El Maestro Ignacio Rodríguez Guerrero, afirma: “En Agualongo se cristaliza por modo magnifico las mas raras virtudes humanas, la lealtad sin vacilaciones, en todas las circunstancias, la hidalguía y generosidad con el adversario vencido. Prefirió la muerte a vivir con deshonra. Murió sin vendas de frente al sol: “Firme como su tierra y su estirpe”.

    Agustín Agualongo, el miliciano, el coronel, el General de Brigada, titulo este que concediera de manera póstuma el gobierno español a nuestro caudillo, ha sido estudiado y seguirá siéndolo para nuestro orgullo de pastusos, encontrando que cada vez que se investiga el trajinar militar del líder pastuso en defensa de su pueblo, frente a las agresiones de que fuimos objeto desde 1809 hasta su muerte en 1824, siempre fue el brazo de Agustín Agualongo el que evitó que desaparecieran a Pasto y su gente, como se analizara en su oportunidad.

    Manuel José Castrillón, testigo presencial del fusilamiento de Agualongo se refiere así al acontecimiento: “el caudillo pastuso murió como un valiente y que explicó muy bien a cuantos lo visitaron en la cárcel, que él no se consideraba criminal porque había hecho la guerra sosteniendo la causa de sus convicciones; llenando una labor de conciencia; que el no era un traidor al gobierno republicano porque no lo había reconocido, ni lo había jurado y que como prisionero, debía gozar de las garantías que habían regularizado la guerra. No obstantes estas razones, que eran justas y que debían haberse apreciado en su justo valor, fue fusilado …Tal vez este hombre, hubiera sido útil a la patria, si se lo hubiera iniciado en las doctrinas de la democracia, porque manifestó hasta su muerte que era digno de consideración, con un dignidad heroica que no era compatible con su educación. La patria nada ganó con la muerte de un hombre que, alejado del foco de sus opiniones, más tarde hubiera sido de provecho para la causa pública. La patria se libró de un enemigo astuto, entusiasta en su partido y valiente, cuyo prestigio impedía el sosiego público y el afianzamiento del orden legal, pero el medio de que se la ha hecho mérito para deshacerse de él, fue indigno, principalmente para la causa de la libertad y de la filosofía. Parece que Pasto estaba condenado a que se ejecutaran actos vandálicos, los más execrables que ocurrieron en aquella época, dirigidos por funcionarios públicos que debieran acatar las garantías sociales, dar valor moral a nuestras instituciones y buena fe de los representantes del gobierno. Se fusiló al valiente Agualongo y a tres de sus compañeros, creyendo falsamente que poner fuera del dominio a unos hombres fanáticos por sus convicciones, se destruiría el mal. Error funesto! Sangre no produce otro efecto que crear nuevos prosélitos y el patíbulo nunca sirve para corregir delitos y mucho menos para terminar cuestiones políticas. Más bien es lección objetiva que se da al pueblo, para aprender a matar, porque las ejecuciones se traducen en asesinatos judiciales. Las victimas que se sacrifican en los patíbulos se consideran mártires de sus doctrinas y atraen más bien la conmiseración de los espectadores que su antema y la maldición. Los patíbulos desmoralizan más bien que corrigen los delitos. Y en efecto, la pena moral no la sufren los que mueren, sino los que observan. Maldición eterna a los patíbulos…”

    Alberto Miramón, hace la siguiente comparación: “Ricaurte y Agualongo…Pueden darse imágenes más violentamente opuestas, y, al propio tiempo, más estrechamente unidas en la decisión heroica de servir a sus respectivos pendones, que la del joven santafareño que en un colina venezolana, hace volar el parque, cuya custodia le había sido confiada y se inmola a su causa, con la del intrépido pastuso (Agualongo), que rompe la promesa del indulto para no mancillar su fe jurada, aunque ya estaba definitivamente perdida la suerte de ella…¿Conservar la existencia a trueque de cambiar de bandera y entra al servicio de sus enemigos de la víspera?” Agualongo no sabe de esas jugadas cobardes e indignado rechazó semejante propuesta. El no era tránsfuga, uno de esos seres acomodaticios a quienes vivir es lo que más importa. Casi pide la muerte, porque lejos de los suyos, vencido, inerme, comprende que sólo ya ella puede liberarlo. Nunca como entonces se presentó aquel hombre cual autentico arquetipo de la tierra, es esa provincia turbulenta y sufrida a la que ni la clemencia podía vencer, ni el rigor intimidar, al decir de Daniel Florencio O´Leary.

    Los agentes de la república no podían ofrecer más, ni debían seguir dilatándose en el cumplimiento de la sentencia: comprendían que sus reflexiones eran inútiles, que sus halagos se romperían contra la fortaleza de aquel corazón, como la vana hermosura de la ola contra el arrecife, y fue preciso ordenar su fusilamiento.

    El historiador payanes A.J. Lemos Guzmán, se hace esta pregunta: ¿Debió fusilarse a Agualongo?, y responde:

    “Militarmente quizás si; pero esa vida algo valía, era respetable, el hombre tenia dimensiones heroicas, simbolizaba una viva raíz de nuestra estirpe y no era el traidor, sino simplemente un rebelde convencido, con el revoltillo, en la mente inculta, de ideas políticas atrabiliarias y exasperados sentimientos religiosos, don Juan Montalvo lo exalta, y su nombre aún vive, tal vez se merecía la clemencia, y mas que todo por que no fue sanguinario, Obando rehusó mancharse con esa linfa altiva, pero no fue oído; Agualongo, en todo caso fue grande, y es también un prócer colombiano, si no de la libertad, si de la rebeldía”.

    El historiador Alfonso Ibarra Revelo dice: “Agualongo, es un ser humano, tangible, hecho de la misma arcilla palpitante y viviente de que todos estamos formados y más que todo es salido de la carne dura del pueblo. No es un símbolo, no es una metáfora de hombre, como cualesquiera de los hombres colombianos. Es un hombre pero en grado heroico inimitable y ejemplar. Ha sido pasado ya por el tamiz más sutil de todas las apreciaciones universales y ha quedado como salao de su análisis acrisolado, el recuerdo de sus hazañas épicas como muestra del guerrero único en la historia de América y como estandarte glorioso de una raza vigorosa, patriótica y leal”.

    El sacerdote Justino Mejia Mejía manifiesta: “Eso por que ayer Pasto tuvo un Agustin Agualongo. Eso porque hoy Pasto tiene una sombra de cadalso. No volverán por siempre jamas los días heroicos. No volverán por siempre jamas Agustin Agualongo. Y al hablar de Pasto estoy hablando de Nariño.

    Nos está haciendo falta Agustin Agualongo, el hombre inmarcesible que años atrás, el 17 de julio de 1823, llevó hasta la ciudad ecuatoriana de Ibarra el nombre y la bravura de las gentes de su tierra, los garrotes y los pendones de Pasto de Ayer.



    __________________________

    Fuente:

    La historia de Agustín Agualongo

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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    El falso grito de independencia del 20 de julio de 1810 en Bogotá

    Escrito por Enrique Herrera

    Jueves, 16 Julio 2015 23:27






    Fotografía: Juan Francisco Vargas


    Hace ocho días, luego de dejar muy en claro el pensamiento y comportamiento profundamente monarquista de Joaquín de Caicedo y Cuero, máximo exponente de la dirigencia vallecaucana, se trajo a referencia el documento de la Junta de Gobierno de Santafé de Bogotá donde plantea que: “Cali tendrá el honor de decir en la posteridad, que se anticipó a manifestarlos, y correr los riesgos a que la exponía su declaración…” cuando pide “que luego inmediatamente y sin pérdida de momentos, se pida al excelentísimo señor virrey del Reino la convocación e instalación de una Junta Superior de Seguridad Pública en aquella capital, cuyo principal instituto sea la salud y conservación de la Patria y de estos preciosos dominios para Fernando Séptimo y su familia, cuya extensión de facultades deberán prescribirse en aquella capital, con acuerdo de diputados de todos los cabildos del Reino...” que no es otra cosa que plantear la conformación de una junta Superior de Seguridad Publica que defienda el gobierno de Fernando VII frente al usurpador de Napoleón Bonaparte, lo cual no es ninguna independencia frente a España. Si cabe la independencia de Francia, que había impuesto a José I, hermano de Napoleón como monarca.

    En el oficio que se hace llegar al Comisionado de Regencia don Antonio Villavicencio, se ratifica la fidelidad y lealtad a Fernando VII, cuando manifiesta: “Este Cabildo, el de Cali, protesta con toda la buena fe que le inspiran sus obligaciones, que no se ha propuesto en sus acuerdos otro objeto que el de conservar la pureza de nuestra Sagrada Religión, la fidelidad debida a nuestro desgraciado Fernando 7º (que tiene hechizados los corazones de sus vasallos americanos), y la seguridad y tranquilidad de la Patria que a poca vigilancia podemos libertar de las garras del Monstruo que quiere hacerse señor de toda la tierra. Se anticipa este ilustre cuerpo a manifestar a V. S. sus sentimientos, no sólo por consideración al brillante carácter de Comisionado Regio, de que se congratula, sino también por no omitir paso que pueda conducir a beneficio de la Patria y conservación de estos Dominios para nuestro Rey cautivo”

    “Y en consecuencia de todo, puestos de rodillas los señores que asistieron al presente Congreso, el de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca, delante la imagen de Nuestro Señor Jesucristo crucificado, juraron por él, la Santa Cruz, y sobre los Sagrados Evangelios, de prestar obediencia y homenaje de fidelidad al Consejo de Regencia, en representación del Señor don Fernando Séptimo, en los términos y bajo las circunstancias acordadas en la presente Acta, que firman Sus Señorías por ante mí el presente escribano al que doy fe…” En el oficio que se remite al Consejo de Regencia por el Cabildo de Cali, reafirma y ratifica su fidelidad y lealtad a Fernando VII:” El adjunto testimonio del acta celebrada por este cabildo en consecuencia de la real cédula expedida para el reconocimiento y obediencia de ese Consejo de Regencia, como el cuerpo que inmediatamente representa la augusta persona de nuestro muy amado y cautivo soberano señor don Fernando 7º, acredita que en los más remotos lugares de la América no se respiran otros sentimientos que de respeto a nuestra Santa Religión, fidelidad al Monarca desgraciado, y amor a la Patria. Las presentes circunstancias no pueden ser más delicadas. Jamás he visto la nación en crisis más memorable, ni sembrada de mayores peligros. El usurpador de las coronas, el monstruo de la Europa, el hombre más sanguinario que ha conocido la tierra, se refieren a Napoleón, cuando no puede con la fuerza de sus armas victoriosas ocurre a la seducción, al engaño, a la perfidia para conquistar espíritus débiles y extender su imperio, no sólo en la Europa, sino fuera de ella. El americano no suspira sino sentimientos de fidelidad”.

    El historiador Indalecio Lievano Aguirre, refiere así los acontecimientos del 20 DE JULIO DE 1810 en Santa fe de Bogotá: “Por las correcciones y entrerrenglonaduras que se hicieron en el Acta del Cabildo del 20 de julio de 1810, ha podido establecerse que su redacción inicial fue modificada en el sentido de hacer más expreso el reconocimiento de Fernando VII y del Consejo de Regencia y dar importancia especial al nombramiento del Virrey como Presidente de la Junta Suprema. Tales fueron las bases sobre las que se llegó a un acuerdo entre el Oidor Jurado y los patricios criollos, quienes no deseaban la Independencia sino compartir el poder con el Virrey. Tal era la doctrina de Camilo Torres y los principales juristas de Santafé, para quienes los vínculos de dependencia entre la Metrópoli y los Dominios se mantendrían incólumes si España permitía a "los descendientes de don Pelayo", a los herederos de los conquistadores y encomenderos, participar en el gobierno de los Dominios, en igualdad de condiciones con los españoles. En general, para las oligarquías criollas de América, la Independencia era una alternativa sembrada de peligros, y sólo deseable en el caso de que España fuera dominada por los "libertinos de Francia" y se tratara de imponer, a las posesiones de Ultramar, las "detestables" doctrinas de la Revolución Francesa. Por ello, las revueltas que dirigieron las oligarquías criollas, en 1810, en las capitales americanas (Quito, Caracas, Santiago de Chile, Santafé de Bogotá), coincidieron en su adhesión a Fernando VII y al Consejo de Regencia de Cádiz.

    Como a los criollos no les importaba la Independencia sino compartir el poder con las autoridades coloniales, en el Cabildo de Santafé pudo el Oidor Jurado, la noche del 20 de julio, conseguir que en el Acta de ese día se dejaran registrados y a salvo los intereses de Fernando VII y por consiguiente de España.

    En cuanto a la actitud de quien suscribiera el famoso Memorial de Agravios, Lievano Aguirre dice: Fue don Camilo Torres quien se encargó de defender la jurisdicción del Consejo de Regencia y los derechos de Fernando VII, dando muestras, desde aquella noche, de la conducta equívoca que mantendría a lo largo del proceso de emancipación.

    Fue don Camilo Torres quien, en la noche del 20 de julio, más eficazmente ayudó al Oidor Jurado a impedir que se tomara cualquier decisión que pudiera parecerse a una declaración de Independencia, y fue él, con Frutos Joaquín Gutiérrez y Acevedo Gómez, quienes impusieron la elección del Virrey Amar y Borbón como Presidente de la Junta Suprema.

    Una vez electo el señor Amar, se designó Vicepresidente de la Junta a don José Miguel Pey, hijo del famoso Oidor que ordenó el desconocimiento de las Capitulaciones otorgadas a los Comuneros y redactó la famosa sentencia de muerte contra Galán. A continuación el Oidor Jurado procedió a instalar solemnemente la Junta de Gobierno y los vocales presentes juraron no "abdicar los derechos imprescriptibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado Monarca don Fernando VII" y sujetar "este nuevo Gobierno a la Superior Junta de Regencia, ínterin exista en la Península". Para terminar la ceremonia, se recomendó « muy particularmente al pueblo — dice el Acta — la persona del Excelentísimo señor don Antonio de Amar ».
    Pasto Mi Tierra

    Miguel Antonio Caro, quien fue presidente de Colombia y destacado intelectual, se refiere así al 20 de Julio de 1810: Invadida España por los franceses y cautivo Fernando VII, instalóse la Junta de Sevilla, que se arrogó el título de Suprema de España e Indias; sucedióle la Central, y luego el Consejo de Regencia, y estos cuerpos, con pretensiones heredadas de la primera, confirmaron en sus empleos a los virreyes y oidores, y ya con noticias falsas sobre la situación de España, ya con tardías promesas, intentaron mantener sujetas las comarcas ultramarinas.

    Animados del doble ejemplo de los hijos mismos de España que erigían juntas patrióticas que luego derribaban, aprovechóse el pueblo de Santafé de un casual accidente, para llevar adelante su intento, y representado como los demás de América, única pero lealmente por el Ayuntamiento, asumió la soberanía, depuso autoridades, y desconoció cualquiera que no fuese la de Fernando, a quien juró vasallaje, ofreciéndole, como asilo para reinar, por estar ocupada la península, la tierra de Cundinamarca.

    Tal fue el importante movimiento de 1810: movimiento generoso y fecundísimo; pero constitucional y monárquico, no republicano ni de independencia. Legalizóse y ratificáronse sus principios por la Constitución monárquica de 1811, cuyo Imperio se extendió hasta el 16 de julio de 1813. Entonces, y sólo entonces, se declaró la independencia propiamente dicha; el Estado, de monarquía que era, se constituyó en forma democrática, y el Presidente de Cundinamarca, que enantes ejercía el Poder Ejecutivo como Vicegerente del Rey empezó a desempeñarlo bajo la protección de Dios y en nombre del pueblo.

    Nosotros, dice Miguel Antonio Caro: hemos distinguido esas dos fechas, bien que sin separarlas, pues la una conduce a la otra; y hemos concluido: el 20 de julio no es aniversario de independencia, porque entonces no se proclamó independencia; ni del nacimiento de la República, porque la forma monárquica subsistió hasta 1813.

    Tal ha sido nuestra tesis; y ciertamente que para demostrarla bastaría la antecedente concisa relación de los hechos, acorde, como está, con los que consignan nuestras historias; Repasemos, ya que a ello se nos invita, las que en otro número en pocas palabras apuntamos, y examinemos, por su orden, los reparos de La América .

    Ante todo argüimos con el contenido del Acta misma impropiamente llamada de independencia, pues en ella se reconoce por monarca de la Nueva Granada al que lo era de España, a don Fernando VII, concluye finalmente el intelectual Miguel Antonio Caro.

    Por otra parte el protocolo para asumir un cargo, después del 20 de julio de 1810 tenía la siguiente pregunta: Juráis por Dios Nuestro Señor y los Santos Evangelios que estáis tomando, defender, proteger y conservar nuestra Santa Religión Católica, Apostólica y Romana, sostener los derechos del Señor Don Fernando Séptimo contra el usurpador de su corona Napoleón Bonaparte y su hermano José?

    Ante lo cual, quien asume el cargo, respondía: Juro por el Dios que existe en los cielos, y cuya imagen está presente y cuyas sagradas y adorables máximas contiene este libro (puesta la mano derecha sobre los evangelios), cumplir religiosamente la Constitución y voluntad del pueblo expresada en esta acta, acerca de la forma de gobierno provisional que ha instalado; derramar hasta la última gota de nuestra sangre por defender nuestra Sagrada Religión Católica, Apostólica, Romana, nuestro amado monarca Fernando Séptimo y la libertad de la Patria.

    Es de advertir que cuando se hablaba de la Patria era de España a quien se consideraba y reconocía como tal.
    Tres días después, el 23 de julio, similar a Quito, se ordena por parte de la Junta santafereña, poner un gran retrato al óleo de Fernando VII en la Plaza Mayor o principal de Santafé de Bogotá para que presida las reuniones o manifestaciones de la época.

    El primer Bando de la nueva Junta de Gobierno, redactado por Camilo Torres, el del famoso Memorial de Agravios, manifiesta que: “Convencido este cuerpo de los sentimientos con que el pueblo ha excitado su lealtad a favor de su justa causa, ha resuelto, como fundamento de la Constitución a que prestará todo el lleno de su energía, se observen los puntos siguientes:

    1º Sostener y defender la Religión Católica, Apostólica y Romana.

    2º Defender los derechos de nuestro amable soberano don Fernando VII, conservando este reino a su augusta persona hasta que tengamos la feliz suerte de verlo restituido a un trono de que le arrancó el tirano del mundo (Napoleón).

    En Funza, reconocida como Villa Santiago de Bogotá, se diseña el 6 de septiembre de ese año, el primer escudo que se tenga noticia del nuevo régimen donde se conserva insignias de fidelidad y lealtad a Fernando VII. Todo indica que el escudo en referencia se diseñó para ser acogido como emblema del nuevo régimen con epicentro en Santafé de Bogotá, hoy Funza lo tiene como su escudo insignia.

    El 14 de octubre de 1810, día del cumpleaños del monarca español, la orden fue de festejar dicha efemérides con todo el fervor y el entusiasmo que la ocasión ameritaba, lamentando profundamente la prisión del amado monarca por parte del infame Bonaparte según se establece en los documentos de la época.

    La Constitución de 1811 de Cundinamarca es totalmente monarquista al reconocer a Fernando VII como su rey cuando se inicia así: "Don Fernando VII por la gracia de Dios, y por la voluntad y consentimiento del Pueblo legítima y constitucionalmente representado, Rey de los Cundinamarqueses y á su Real nombre D. Jorge Tadeo Lozano Presidente Constitucional del Estado de Cundinamarca, á todos los moradores estantes y habitantes en él – Sabed…”.

    El propio historiador José Manuel Restrepo en su Historia de la Revolución de Colombia, dice: “ declarada que fue la independencia absoluta el 16 de julio de 1813, el colegio revisor de la constitución de Cundinamarca determinó que se adopte otra bandera, que debía componerse de los colores azul, amarillo y encarnado.

    También se decretó que suprimiéndose en la moneda el busto del Rey, se pusiera por el anverso el de aun india con esta inscripción: Libertad Americana; y por el reverso una granada, su peso y el año en que se acuñara. Conforme a tales reglas y tipos se acordó sellar en Santafé una moneda de plata de baja ley, pues no pasaba de siete dineros, que fuera provincial, y que solamente circulara en el territorio de Cundinamarca

    Estos casos no son aislados por parte de la Junta Suprema de Gobierno, largo sería enumerar toda la serie de hechos que demuestran la sumisión, el vasallaje, reconocimiento y acatamiento a Fernando VII y a España hasta el 16 de julio de 1813 cuando a petición de Antonio Nariño el colegio electoral de Cundinamarca aprobó “que de hoy en adelante Cundinamarca es un Estado libre e independiente, queda separado para siempre de la corona y gobierno de España y de toda autoridad que no emane inmediatamente del pueblo y sus representantes...”

    La institucionalidad del 20 de julio de 1810 como fecha de la independencia de nuestro país, se origina en la ley 60 del 8 de mayo de 1873, que emite el presidente de la República Manuel Murillo Toro, dirimiendo una interesante polémica que se presenta entre Miguel Antonio Caro que defiende el 16 de julio de 1813 como día de la independencia, y José María Quijano Otero que acoge el 20 de julio de 1810. Quijano Otero era liberal y ejercía como Secretario de la Cámara de Representantes, tenía en tal razón más afinidad y amistad política con el presidente Murillo Toro que hacía parte del Olimpo Radical del liberalismo colombiano de aquella época



    __________________________


    Fuente:

    El falso grito de independencia del 20 de julio de 1810 en Bogotá

  7. #7
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    Cartas desde Colombia: Los Indios del Rey





    Un bicitaxi circula con una bandera de España en Cuba

    Carlos Arturo Calderón Muñoz.- “Si tuviera veinte vidas estaría dispuesto a inmolarlas por la religión católica y por el rey de España”. Esas fueron algunas de las últimas palabras pronunciadas el 13 de julio de 1824 por un coronel del ejército realista en Popayán, actual Colombia, antes de ser fusilado por las tropas “libertadoras”. Este coronel, quien murió sin saber que había sido ascendido a general por su rey y que se rehusó a ser vendado porque quería morir de cara al sol (¿Premonición de un himno futuro?), no era europeo, ni siquiera era blanco, era un indio mestizo y su nombre fue Agustín Agualongo.

    Cuando se habla de las guerras de emancipación americanas se suele fabricar un escenario en el que una fuerza multicultural de indios, negros, zambos, mulatos y demás mestizos se enfrentaron a la opresión genocida blanca hasta lograr su libertad. En realidad, ambos bandos contaron con una mezcla de todos los colores. Rara vez se menciona que los jerarcas del independentismo eran hombres blancos y acaudalados que traicionaron a su rey y a su país para lucrarse de los negocios que tenían con la masonería anglosajona. Mucho menos se reconoce que una mayoría aplastante de los grupos indígenas a lo largo de todas las Américas decidieron pelear del lado de la corona en ese periodo oscuro.

    Agualongo era parte de la alta sociedad de San Juan de Pasto, ciudad occidental de Colombia que se caracterizó por una férrea defensa de la unidad con España, llegando a derrotar en varias ocasiones a los ejércitos de Antonio Nariño y Simón Bolívar. Cuando todo el virreinato de la Nueva Granada, además de Guayaquil y Quito, había caído bajo el poder independentista, los 21 pueblos indígenas que circundaban Pasto continuaron en una guerra de guerrillas, proclamando su lealtad al rey Fernando, estos nobles indios persistieron en su lucha hasta 1830. Esta actitud no fue una excepción sino una regla a lo largo de América.




    Guerrillas indígenas realistas contra Simón Bolivar.



    En el caribe colombiano existen los poblados de Mamatoco, Gaira, Bonda y Ciénaga que suelen ser desconocidos por el español e incluso el colombiano promedio de hoy, pero en las guerras de emancipación sus residentes indígenas fueron imprescindibles para que Santa Marta soportara el asedio de los rebeldes. En 1816 el cacique de Mamatoco, Antonio Núñez, fue nombrado capitán de los ejércitos del rey y años más tarde, en 1823, cuando los ejércitos realistas ya tenían cuatro años de haber sido derrotados en el puente de Boyacá, muchos de estos indios retomaron Santa Marta. En 1813 la aristocracia criolla de Cartagena, que estuvo al servicio de la independencia desde sus inicios, tuvo que afrontar levantamientos de las clases populares indígenas que se sentían traicionadas al ver como sus líderes locales desconocían al rey.

    Los indios guajiros históricamente han ocupado un territorio que se extiende por la frontera colombo-venezolana, en sus dominios fueron una total maldición para las tropas independentistas. Muchos de los refuerzos de los ingleses entraron por esa zona al país y en los anales de la historia militar británica hay volúmenes enteros que hablan de la feroz resistencia de esos nativos a los que llamaban barbaros, pero que los reconocían como valientes y decididos por la causa del rey de España.

    El militar anglosajón Francis Burdett O´Connor, reconoce en sus escritos que desembarcó en Margarita con 800 lanceros y al llegar a Riohacha sólo le quedaban 261. Las tremendas bajas eran producto del enfrentamiento con guajiros, que como guerrilleros les resistían en cada pueblo por el que pasaban.






    Ya que hablamos de Venezuela, en donde nació Simón Bolívar, la propaganda negra no ha sido capaz de callar las voces de los fantasmas del pasado. Mientras el gobierno bolivariano utiliza el día de la hispanidad para hablar de la resistencia indígena (Resistencia antiespañola por supuesto) en el común de la hermana Venezuela todavía resuena la feroz lucha de los indios caquetios del Coró, que para la vergüenza de muchos fueron más realistas y españoles que cuantiosos blancos americanos, empezando por Bolívar.

    Estos indios fueron leales a España desde la conquista, rechazaron a los piratas ingleses y franceses durante los siglos XVI y XVII y cuando la independencia llegó combatieron sin descanso a las tropas de Francisco Miranda. Sus últimos reductos fueron finalmente derrotados en 1823, cuando la batalla de Carabobo ya era parte de la historia. Su lealtad fue castigada con sangre, de los más de 8000 indios caquetios que habitaban la localidad antes de la guerra, poco menos de 1800 sobrevivieron al conflicto.

    Muchos indios, al igual que esclavos y mestizos, se incorporaron en una guerrilla que llegó a convertirse en un ejército bajo el mando del asturiano José Tomás Bobes, quien logró derrotar a los ejércitos independentistas de Venezuela y por escaso tiempo la mantuvo alejada de la garra separatista. En 1829 las últimas guerrillas mixtas, que incluían muchos indígenas de diferentes latitudes venezolanas, cayeron ante el avance del mundialismo

    Contrario a la propaganda negra, España siempre fue muy respetuosa con las tradiciones y culturas locales de sus súbditos. En el Perú, los ejércitos realistas tenían un gigantesco componente de “cholos”, que es una forma genérica, y en ocasiones despectiva, de llamar a los grupos indígenas de esa república hermana. Eran descritos por sus superiores, como el general Pezuela, como soldados dispuestos a hacerse matar en sus puestos. El problema es que cuando ya habían pasado casi 3 siglos de presencia española en esos territorios, la mayoría de esos indios no hablaba la lengua de Cervantes.




    Indígenas de Panamá celebrando el Día de la Hispanidad.


    Sus lenguas nativas, siendo el quechua y el amayra las mayoritarias, eran protegidas por las leyes de la corona, razón por la cual muchos mandos medios españoles aprendían sus idiomas para darles instrucciones en batalla; no es de extrañarse que hubiera tal lealtad por España. En el Perú se conformó el regimiento de Nobles Patricios del Cuzco, cuyo cuerpo de oficiales estaba compuesto por los descendientes de las 13 casas de sangre Inca. Es decir, en plena guerra de independencia, los descendientes del imperio Inca continuaban con el estatus de nobleza de sus ancestros dentro de la estructura social española.

    En 1814 uno de los caciques miembros de este cuerpo, Mateo Pumacahua, traicionó a España y se sublevó a favor de la independencia. Su posición de noble inca y oficial del rey fue intranscendente para sus hermanos de sangre, fueron los propios indígenas los que frustraron su intento golpista y después de derrotarle se mantuvieron junto a la corona hasta el fatídico final.

    Los iquichanos combatieron por la hispanidad aun cuando el virrey se había rendido, fueron liderados por un simple campesino indígena, Antonio Huanchaca, quien al igual que el pastuso Agualongo juró defender con su vida a España y su rey. Debieron ser más que vanas palabras, pues su comportamiento en batalla fue tan destacado que terminó siendo Brigadier general de los ejércitos del Perú.





    Moviéndonos más al sur, en ese Chile mítico y telúrico, las tribus indígenas, alguna de ellas idealizada por Alonso de Ercilla en su soberbia obra cumbre “La Araucana”, fueron tan dignas de reconocimiento como cualquier otra. Los ofrecimientos de ayuda logística y militar a la causa del rey tuvieron un carácter permanente. En 1813 el cacique Villacurá se declaró a sí mismo y a sus gobernados como adictos al rey y dispuso todos sus recursos para combatir hasta el último hombre en la defensa de Chillán.

    En 1817 media docena de caciques y otros tantos nobles ofrecen al rey todos sus medios para la lucha. Los jinetes araucanos eran sumamente habilidosos y respetados por los españoles, siempre combatieron con sus ropajes tradicionales, como lo hicieran pueblos nativos europeos junto a los romanos. A todos sus nobles se les daban posiciones de oficiales en el ejército y vestían con el decoro propio de Europa.

    Por su parte los pehuenches combatieron a muerte en todo el territorio continental chileno y en la Patagonia argentina contra las fuerzas independentistas. Su lucha fue tan extensa que no fueron derrotados sino hasta el año de 1832, tiempo para el cual batallas históricas de la independencia como las de Ayacucho, Pichincha y Junín ya tenían varios años de terminadas. En el cono sur también se contó con el apoyo de los lafkenches, wenteches, boroganos, reches y en general todo el mundo mapuche.

    Los hermanos Pincheira consolidaron uno de los últimos reductos del realismo en América, estos organizaron guerrillas que desafiaron el poder republicano en Chile y la Argentina. Sus victorias militares no se hubieran logrado de no ser por el apoyo irrestricto de los ya mencionados pehuenches. Los caciques Neculmán, Canumilla y Martín Toriano fueron de sus aliados nativos más destacados.

    Me gustaría poder citar a todos los pueblos y comunidades indígenas que pelearon a favor de España en la independencia, pero cada vez que viajo por mi geografía nacional, cada vez que abro un libro o página web saltan cientos de nuevos nombres y epopeyas locales de amerindios que lucharon por la corona. También hubo grupos que pelearon por los independentistas, pero a diferencia de aquellos que combatieron por la hispanidad no tuvieron números tan grandes ni hazañas tan heroicas.

    Es aquí donde saltan las hienas iracundas a proclamar que todos esos indios fueron obligados a luchar y que cualquiera que lo niegue no pasa de ser un apólogo del exterminio de los pueblos originarios de América. La verdad, el mestizo que esto escribe no puede aceptar esa idea. España no tuvo colonias, sino provincias. La madre patria era la tierra de seres alegres y orgullosos que desconocían el rigor del mundo feudal de la edad media, eran libres, o arrogantes dependiendo quien los juzgue, gracias a que habían aprendido a vivir bajo el cerco enemigo. No se rindieron, sino que hicieron de la lucha por la subsistencia su actuar habitual, rendirse nunca ha sido su costumbre. Eran herederos de Roma por lo tanto llevaban civilización, no arrasaban en obras de saqueo masivo como suele hacerlo el Islam.

    ¿Y eso qué? Pues, lo que digo no es idealización, es realidad. En las Américas siempre existieron las leyes de indias, que dedicaban capítulos enteros a la protección de los derechos de la población conquistada. Los nativos gozaron de un estado de bienestar porque eran ciudadanos del imperio. Hoy existe la medicina tradicional indígena porque los españoles la recopilaron en tomos y la incorporaron a la historia escrita. El amayra, el quechua, el guaraní, los múltiples dialectos mayas, las más de 65 lenguas indígenas de mi natal Colombia y muchos otros cientos a lo largo del continente sobreviven al día de hoy porque fueron respetadas, mantenidas y legalmente protegidas por la corona. Si un español europeo se atreve a contradecir este hecho, le reto a que me explique cómo es que el vasco, catalán y gallego gozan de tal salud en la madre patria.




    Indígenas colombianos explotados por multinacionales.


    En Europa o en América, Hispania , como Roma, aglutinó bajo un sueño común a los pueblos y a diferencia de Israel o los Aztecas se encargó, siendo la nación vencedora, de que los vencidos mantuvieran su dignidad. Esa actitud es la antítesis de la realidad pragmática, de hecho es de locos. Debe ser por eso que los hispanos vemos como arquetipo de la nobleza al álter ego de Alonso Quijano.

    España siempre ha sido propensa a la libertad, por lo tanto odia la esclavitud y a los esclavos, los indios no podían ser sometidos a ese flagelo y si llegaron esclavos negros al continente fue por los tratados impuestos a Iberia cuando fue derrotada militarmente por sus hermanos europeos. El trueque, los ídolos paganos, la hechicería, las parteras y prácticamente todos los vestigios de cultura local fueron protegidos. De haber sido diferente mi país sería, desgraciadamente, como los Estados Unidos de América, en donde es más fácil encontrarse a un chino o a un bantú que ver un navajo o un sioux.

    ¿España fue perfecta? No, hubo abusos, homicidios y robos como en cualquier comunidad humana de la historia sin importar su raza o cultura. Pero a diferencia de muchas otras naciones, incluso en la sofisticada Europa, la madre Hispania, mi amada Gothia, se caracterizó por continuar la nobleza propia de la civilización clásica.

    Esos indios pelearon con fanatismo extremo y amor incondicional por su protector, por su padre, pues era así como imaginaban a un rey que nunca vieron. Lo que sucedió después no tiene nombre, La masonería y el sanedrín no conocen la magnanimidad. A lo largo de todo el continente se presentaron masacres y exterminios de pueblos locales durante los siglos XIX y XX. Para satisfacer la necesidad de carne de res de los ingleses, en Argentina se aniquilaron a las tribus que ocupaban el lugar que se necesitaba para el ganado. En todo el continente se cargó contra las lenguas nativas, se ridiculizaron sus costumbres y la Iglesia católica, si es que así se le puede llamar a ese engendro infiltrado que conocemos hoy, convirtió a fuerza de cañón a los otrora protegidos paganos. En Colombia los indios no volvieron a ser reconocidos como ciudadanos con plenitud de derechos hasta la Constitución de 1991.





    El mundialismo económico impone sus reglas: Poblaciones indígenas de toda Iberoamérica viven hoy en condiciones de esclavitud.


    El tiempo ha pasado y así como los españoles cambiaron a Don Pelayo por Zapatero y Rajoy, los indios han sido absorbidos por un globalismo atroz que los usa para la promoción de la dictadura. ¿Qué importa si el Che Guevara los consideraba una fuerza bruta que podía ser utilizada como carne de cañón en las revoluciones marxistas? ¿A qué indio le interesa que a la nobel de la paz, Rigoberta Menchú, no le importaba que comunidades indígenas diferentes a la suya fueran masacradas por los sandinistas con tal de obtener reconocimiento económico y mediático? ¿A qué indio le importa que Evo Morales, presidente indígena de Bolivia, se desborde en demagogia pachamamista mientras saquea los recursos de sus hermanos para regalárselos a las mega-petroleras internacionales? Déjenme decirles, ¡a ninguno! Esos indios de hoy actuarán como lobotomizados en favor de la causa mundialista porque ya no se acuerdan de quienes han sido.

    Marruecos refuerza su flota con un submarino ruso de última generación, la alcaldía de Londres ha quedado bajo dominio musulmán, China se hace con el control del oro, la finanza judía concentra más poder que nunca y lo peor de todo, las mujeres españolas han dejado de dar a luz, debe ser porque el hombre español ya no ama la vida. Casi todos esos indios, salvo por sus líderes mestizos, eran puros, su conexión con España era cultural y administrativa, no habían lazos genéticos. Aun así se enfrentaron al Apocalipsis de su tiempo con valentía incuestionable.
    ¿Qué haré yo que tengo sangre española en mis venas? ¿Qué harán ustedes europeos blancos? Estamos a las puertas del Ragnarök, la hispanidad, como parte indivisible de Europa, tendrá que pelear. Nos quieren extinguir y personalmente no deseo que la siguiente generación recuerde a España como al mito de la Atlántida, deseo que la vivan. España y Europa deben sobrevivir, esta vez es nuestro turno de que así sea.

    Desde San Bonifacio de Ibagué, Colombia




    __________________________

    Fuente:

    Cartas desde Colombia: Los Indios del Rey – Alerta Digital

  8. #8
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    Simón Bolívar, el traidor anglosajón masón, al margen de traicionar y asesinar españoles, también al acabar la guerra se dedicó a aniquilar tribus indígenas, que anteriormente estaban protegidos por la corona española. Por tanto pedimos su retirada en España!!






    https://www.facebook.com/11088336593...type=3&theater

  9. #9
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    LA LEALTAD OLVIDADA. AGUSTÍN AGUALONGO Y LA CIUDAD DE PASTO.


    Cuando a finales de la primera década del siglo XIX estallan las primeras insurrecciones en la América española, el líder indo-mestizo Agustín Agualongo se alistó en los Reales Ejércitos en los que alcanzaría el grado de coronel, enfrentándose al mismísimo masón Simón Bolívar. Finalmente sería capturado y condenado a muerte tras consejo ...de guerra de los independentistas. Aunque se le ofreció el perdón y la conservación de su grado y empleo de coronel si renegaba de su españolidad y se pasaba a los republicanos, fiel a su trayectoria vital y a su firme ideario escogió la lealtad a España. Sus últimas palabras antes de que las balas asesinas del pelotón de fusilamiento segaran su vida fueron: 《Si tuviese veinte vidas, estaría dispuesto a inmolarlas por la Religión Católica y por el Rey de España, ¡Viva el Rey!!》.

    ... Otra figura digna de una estatua o un lienzo en España y cuya memoria no será glosada jamás en película ni documental alguno.










    https://www.facebook.com/16538977815...type=3&theater

  10. #10
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    EL DOLOROSO GENOCIDIO DE PASTO.


    Amigos invisibles. Para escribir sobre momentos tristes de la historia americana hay que tener verdadera fortaleza en el alma, porque ahora recordamos el caso del expresidente guatemalteco Efraín Ríos Montt, condenado a ochenta años de reclusión por genocidio contra la población maya, cuestión que nos trae a otro recuerdo la continua barbaridad cometida contra el pueblo pastuso de Colombia en tiempos de la Independencia, y por el solo hecho remarcado de dicha comunidad al ser fieles devotos a la corona española con que habían convivido y cruzado su sangre americana durante tres siglos, sucesos ocurridos cuando los llamados facciosos guerrilleros, insurgentes e intolerantes para con sus principios ancestrales eran opuestos de una manera despiadada contra la razón monárquica de esa amplia y fraterna región sureña colombiana, de donde las tropas venidas desde Bogotá castigando su fidelidad al Rey cometieron toda suerte de tropelías y represalias con o sin razón, aunque mejor sin razón, pero que dieron como resultado el derramamiento de sangre de este pueblo indomestizo trabajador y en sus contornos, escenario que no se ha podido olvidar por lo horrible del exterminio utilizado y que desgraciadamente en su realización por orden superior ocupa a tropas y oficiales venezolanos destacados en esa campaña bélica cegada de pasión, lo que siempre ha sido reprobado en el recuerdo de la historia de Colombia y hasta de Venezuela.






    Agustín Agualongo.



    Pero andemos desde el comienzo de esta escalada de hechos para poder discernir a grandes rasgos lo problemas acontecidos en su desarrollo, que andan aún en vías de entendimiento porque no es fácil englobar la sucesión de circunstancias controversiales que se desatan desde el triunfo de Simón Bolívar en la batalla de Boyacá (7-8-1819) y cuando luego de su entrada oropelesca a la capital de virreinato en extinción el caraqueño lleno de fuerzas suficientes y por tanto acelerado el seso con el triunfo militar y los agasajos pertinentes confirma su deseo ya previsto de con prontitud continuar hacia el Sur que yace en manos monárquicas para consolidar tantas ambiciones, es decir, derrotar la fortaleza hispana existente en el virreinato del Perú, pues como era de suponer con aquel bastión militar existente al Sur de sus anhelos soterrados, la libertad de Colombia independiente era solo una simple quimera. Pues bien, mediante la sujeción del poder que este militar tiene entre sus manos con rapidez concentra un ejército que lo acompañará en esa intención libertaria, siendo su primer destino del acceso la ciudad de Popayán, noble y señorial encrucijada de cultura que venía a ser una suerte de frontera divisoria con el viejo reino de Quito, por cuya razón el mundo interracial que continuaba hacia el Sur del amulatado valle de Patía, tuvo otros sentimientos rebeldes en referencia con lo acontecido en el extinto virreinato, no compartiendo por ende tales ideas libertarias, consideradas por aquellos mestizos cimarrones como extremas. Y mientras Bolívar permanece entre esas latitudes payanesas se dio a la tarea de reclutar preparando mejor al ejército que traía desde Cundinamarca, contando entre ellos valiosos oficiales venezolanos, como Bartolomé Salom, el malogrado Pedro León Torres y demás conocidos de su aprecio. En otro análisis que debe hacer Bolívar para la continuación de esta ruta finalmente escogida, que debiera llevarlos por difíciles montañas hasta Quito, tiene que tomar un punto de importancia a tener en cuenta, cual es la idiosincrasia de esos pueblos pertenecientes a la región de Pasto, de tendencia ancestral conservadora, o sea cuyos caudillos defienden por principio la estabilidad de la monarquía reinante como a su propia familia cristiana. Pasto por aquella manera de actuar “todos a una”, al estilo comendero de Lope de Vega, es recalcitrante, dura de roer, y bien sabe el Libertador que esa gente prefiere inmolarse antes de ceder en la opinión resuelta, por lo que descartando el viaje marino hacia el Sur por Buenaventura insiste en desatar el nudo gordiano que significa combatir a como diere lugar contra los enceguecidos pastusos, quienes por cierto para la defensa de sus intereses vitales estaban aliados en forma de milicias ciudadanas e indígenas, como el caso del mestizo Agustín Agualongo, con un pequeño ejército español allí acantonado y al mando inteligente del estratega logroñés coronel Basilio García. Bolívar sabía que sin la derrota de aquellos valientes ultramontanos era imposible penetrar con su tropa en la vía que conduce hasta Quito, mientras ya trotaba hacia esa capital otrora incaica la guerra de Bolívar con la espada de Sucre. Y por ello adelantando camino frente a todo pronóstico el caraqueño decidió esquivar la entrada a San Juan de Pasto, para seguir y establecerse en las alturas difíciles de Bomboná, cerca del volcán Galeras, calculando esta vez mal con lo que iba a suceder. En efecto, habiéndose atrevido a presentar batalla el 7 de abril de 1822 con las fuerzas pastusas mantenidas en sitios estratégicos de aquellas alturas y peñascos, el resultado final del encuentro fue un verdadero desastre para el ejército bolivariano.






    José Rafael Sañudo.



    La batalla de Bomboná, según explica Wikipedia, fue planificada por Bolívar como un éxito rotundo para la causa republicana, de lo cual anticipa la gloria el creyente caraqueño, sin entender que la mentalidad indígena puede pensar de otra manera. Así, para someter a Pasto Bolívar envía desde Popayán 2.400 hombres armados, a sabiendas de la enorme dificultad del intento, pues los anteriores deseos militares habían terminado en graves derrotas. Sin embargo como compulsivo y hasta testarudo que era Don Simón para ello decidió aplicar una táctica de no darle frente a la ciudad de Pasto y sus fuerzas, sino desviarse hacia la ruta enhiesta de Bomboná, con intención de seguir camino hacia el anhelado Quito, a donde ya se dirigía el general Sucre, sin tomar en cuenta que por medio de avanzadas sus pasos estaban medidos por las tropas contrincantes, que al momento sumaban 1.200 hombres al mando del coronel Basilio García, las que se parapetan en el estrecho cañón del río Cariaco, para allí presentar batalla, que se inicia el 7 de abril de 1822, a las tres de la tarde. Bolívar desde luego por lo angosto del sitio y sin prever resultados dirigirá de lejos la batalla, con el uso seguro del catalejo, mientras eufórico asienta ante adictos oficiales “!Tenemos que vencer y venceremos¡”, ordenando a sus hombres tomar camino en bajada hacia el río. De esta manera ya ejecutado el plan previsto en la media hora siguiente los batallones Bogotá, Vargas y Guías sin callejón de salida fueron masacrados diezmándose esa tropa a la mitad por obra de los realistas lugareños desde sus posiciones ventajosas, mientras así “se apilan unos cadáveres sobre otros”. El sacrificado batallón patriota Rifles lleno de bajas tuvo mejor actuación al trepar a una altura atacando luego por retaguardia a la tropa española, situándose en el ala derecha realista. Pero Bolívar aún ofuscado por una pretendida victoria y con el carácter conocido que mantiene, valiéndose del menguado Batallón Vencedores mas unas reliquias que le restan combate hacia la pérdida de su empeño, quedando aquello pronto reducido a una pequeña tropa ya desorientada, por lo que algunos patriotas logran salvarse huyendo entre las sombras reinantes, mientras la destrucción fue completa en el campo republicano. Esa noche Bolívar permaneció confundido y falto de sueño, porque desconocía el destino del Batallón Rifles, angloparlante, de élite y tan consumidor de soldados, que en pocas horas perdiera la mitad de sus hombres, o sea más de mil, contándose así una mayoría de muertos, mientras que las bajas realistas fueron apenas 250, retirándose luego estos monárquicos pensantes dentro de la estrategia escogida, hacia los refugios del Sur.





    General Bartolomé Salom.




    Por el desastre conseguido en Bomboná el caraqueño tuvo que dar marcha atrás, impidiéndole ello llegar a las puertas de Pasto y debido a dicha causa debió regresar al norteño valle del Cauca, cerrándosele así el paso hacia Quito. Ante la catástrofe ocurrida y acumulando los 300 heridos que deja tal contienda Don Simón escribe al general Santander indicándole que anda aturdido por el clavo ardiente que era Pasto, ciudad mestiza por demás monárquica que mantuviera al borde de la desazón el general caraqueño, pues en varias ocasiones pactó la paz con Bolívar para a poco emprender de nuevo la guerra, de donde ya sacado de juicio este venezolano, como en momentos de estulticia valga decir iguales a los que le obligan a firmar la guerra a muerte en Trujillo, siete años después y ya en tiempos de sosiego originados por la paz suscrita con Pablo Morillo en esa misma ciudad trujillana, casi como estallando la ventura pacifista y ya fuera de razón Bolívar se extralimita para saltar al desequilibrio, que es cuando contra toda lógica humana ordena a figuras de la talla del cumanés general Sucre y del porteño Bartolomé Salom a desmedirse en las órdenes que reciben (entonces las órdenes se cumplen sin chistar) y, en consecuencia, proceder con otra guerra a muerte esta vez contra el taimado y astuto pueblo pastuso, para doblegar definitivamente y en base a desmanes genocidas al leal y monárquico pueblo serrano San Juan de Pasto, baño de sangre que ni esos pastusos ni otros menos resignados aún perdonan al conocido autor intelectual en su extravagancia llamada ante los ojos de la Historia “La Navidad Negra de Pasto”, pues casi como estallando la calma se desata una represión inaudita e inolvidable contra ese pueblo creyente en sus ideas, es decir un baño de sangre que sobresalta en el recuerdo de la llamada Guerra de Independencia y que al detalle de la denuncia investiga en escrito dejado para siempre el adolorido pastuso y magistrado, catedrático, jurista doctor José Rafael Sañudo, quien con el dolor de sus ancestros y la paciencia indígena necesaria se dio a la tarea de esculcar hasta el fondo estos desmanes que duelen recordar pero que significan una página negra en esa contienda libertaria manchada con la sangre de tantos inocentes, algo así como el caso bíblico de Herodes. Aunque es difícil conseguir su libro bestseller en tres ediciones intitulado “Estudios sobre la vida de Bolívar”(1925, y Bedout, 1980), ojalá tengan oportunidad de leerlo, donde en carne propia se detallan las atrocidades cometidas en Pasto y sus alrededores. A pesar de dolerles este criterio en la mente tarifada de algunos.


    Ahora bien, llegado el momento vamos a recordar la famosa Navidad Negra de Pasto, teniendo en cuenta que los intereses personales o ideológicos pueden sesgar la idea central de estos sucesos. Como bien sabemos Bolívar fue derrotado en Bomboná de manera por demás funesta, pero dados los intereses oscuros que luego aparecen para salvar su honra militar y política, los memorialistas adulantes de entonces cambiaron tal desastre en un triunfo momentáneo, y pronto para seguir el éxito emprendido los realistas de Benito Boves en Taindala vencen al ejército del general Sucre “contra todo pronóstico”, por lo que ante este otro revés que provoca un pequeño grupo militar mestizo y fanatizado, con soberbia de mando, para algo decir, Don Simón sin temblarle la pluma y menos su acariciada gloria ordena ingresar al cumanés Sucre, a Pasto, al frente de un numeroso ejército para aniquilar toda resistencia miliciana, mediante el primitivo sistema del asesinato en masa, que incluye hasta los bebés (500 en tres días) de la ciudad, según queda bien escrito. “Haced lo posible por destruir a los pastusos” fue la orden terminante de Bolívar, y con ello cayó en la trampa histórica el distinguido y fiel Sucre, para quien aquel genocidio fue como una mancha en su impecable hoja militar, que le trajo ocho años después y en la misma región el vil asesinato de su persona, suceso triste que tuviera acaso una reivindicación de esos hechos desastrosos. Y conste que aprecio mucho la memoria del mariscal Sucre, como la del mismo Bolívar en su etapa genial, acaso por un principio de lealtad sobre sus triunfos, pero no de derrotas. Como recuerdo triste de esa navidad llorosa (24-12-1822) aún queda en pie la Calle Colorada, que con tal apelativo consagra la masacre sanguinolenta allí ocurrida de tres días, el robo, la destrucción de todo como propiedades, iglesias, edificios, archivos (donde se perdieron tres siglos de Historia), violaciones y otros desmanes a concebir, al extremo que el propio Daniel Florencio O’Leary, comedido y diplomático en su lenguaje, sobre este bárbaro proceder hacia la posteridad reprobó de manera total dicho sacrificio ordenado por el general caraqueño contra los leales y reconocidos pastusos, ante la vergüenza de Bolívar al ser derrotado de esta manera por un pequeño grupo indígena, olvidando así lo que firmara meses atrás en Trujillo, verbigracia, sobre el fusilamiento de prisioneros y el buen trato a los cautivos en pueblos ocupados. Aquí valga anotar en calidad de apostilla que la Historia Oficial manipulada es otra cosa digna de estudio, como ocurre mucho en estos tiempos de discordias y desafueros.


    Y volviendo sobre el mismo tema “Pasto era un camino de trastorno mental como consecuencia del enlace de razas antropófagas con diabólicos conquistadores españoles”, al decir simpático y cascabelero del historiador José Santos Roz. En efecto, aplicando esos principios rígidos sobre la palabra escrita de Bolívar recordemos que el caraqueño Don Simón escribe a Santander (21-10-1825), “Los pastusos deben ser aniquilados y las mujeres e hijos trasportados a otras partes, dando aquel país a una colonia militar……. de aquí a cien años y más se olvidarán de nuestros estragos, aunque demasiado merecidos”. A confesión de parte, pues, relevo de pruebas. Y todavía en 1823 los tercos pastusos por encima de su estela de muertos se levantaron otra vez a favor de la monarquía, ya tan distante de Boyacá, cuando en verdad acaba, por lo que Bolívar de nuevo los enfrenta en Ibarra, de cuyo resultado fatal mueren más de 800 realistas. Por ello antes, el 25-1-1823, Bolívar dispone fusilar a cuantos pastusos reclutados se fugaron en Balsapampa “y a todos los que los acompaña" Bueno, es hora que dejemos a los pastusos quietos, recontando sus muertos y las barbaridades que se cometieron con aquel altivo pueblo que es como la marca romana para dividir la frontera incaica con los indígenas habitantes de Colombia. Habrán presenciado ustedes escenas espeluznantes pero verdaderas porque quien escribe, conocedor algo de la Historia y visitante en varias ocasiones de aquellos pueblos azotados, no debía callar sobre cuanto estudiara in situ porque dejaría de ser su esencia de historiador, o de “viejo enterrador de la comarca”, según canta el bambuco recordando aquellos tiempos que no se olvidan. Yo creo en lo que he escrito porque mi compromiso es con la verdad y el sol no se tapa con un dedo. Así lo he demostrado en este blog, contra viento y marea. Sin embargo si usted es contrario a estas reflexiones bañadas de sangre inocente, allá con sus principios que respeto, aunque parodiando al indio Agualongo adolorido con su patria chica, he traído bastantes pruebas de lo que en realidad sucedió en el serrano Pasto y sus contornos. Sería oportuno profundizar en estos temas álgidos, en otra oportunidad. Hasta pronto.



    _______________________________________

    Fuente:

    Venezuela y el Mundo: EL DOLOROSO GENOCIDIO DE PASTO.

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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    Enrique Santos presenta a un Antonio Nariño recargado

    El historiador transportará a los lectores 200 años atrás con 'Mancha de la tierra', su actual obra.


    Por: VÍCTOR OGLIASTRI POSSO |


    7:53 p.m. | 22 de julio de 2015







    Foto: Mauricio Moreno / EL TIEMPO

    Enrique Santos Molano es historiador, lingüista y columnista de este diario desde 1965, donde también fue jefe de redacción nocturno entre 1963 y 1972.




    Ya han pasado los vientos de la conspiración. Triunfaron los ejércitos rebeldes y se han comenzado a construir los cimientos de una nueva nación. Antonio Amador José de Nariño y Álvarez del Casal, en su lecho de enfermo en Villa de Leyva, comienza a narrarle a su difunta esposa, Magdalena Ortega y Mesa, su historia.

    De esta manera, Enrique Santos Molano, como si fuese un espectador más de los hechos, ha escrito 'Mancha de la tierra', primera obra de una trilogía de novelas que tienen por título general 'Los hermanos libertadores', en la que se narran toda la epopeya de la independencia y cómo esta se fue gestando muchos años antes de que comenzaran a darse los hechos definitivos. Ahí están Nariño, José Antonio Galán, José Celestino Mutis, José Antonio Ricaurte, el marqués de San Jorge, Magdaleno Ortega, Francisco de Miranda, Pablo Morillo, Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Pedro Fermín de Vargas y una larga lista de personajes que fueron apareciendo en la vida de Nariño y participaron en los acontecimientos, dejando todo en su lucha por defender sus ideas.

    Ahí, en la riqueza de la historia, están los ingredientes que Santos Molano, quien además de gran historiador deleita al lector con su pluma, tomó para construir una novela en la que nos transporta más de 200 años atrás en la historia y nos sumerge en los acontecimientos que vivían los criollos en medio de la opresión impuesta por la Corona española y los vientos subversivos que entraban en los libros, los comentarios de voz a voz y panfletos que viajaron desde Europa y entraron y se regaron como pólvora desde Norteamérica hasta el sur del continente.

    Y no podría ser otro el personaje central de la historia que Antonio Nariño, de quien, a propósito, se conmemora este año 250 de su nacimiento y del que Santos Molano ha sido su investigador por excelencia y se ha ocupado de su vida, ya como biógrafo o como autor de ficción. Ahí es donde uno ve al escritor moverse como pez en el agua por las calles de la antigua Santa Fe, describiendo a los personajes que vivieron el conflicto, sus relaciones, excesos de poder, de amor o despotismo, el tipo de vestuario, peinados, pelucas importadas, posiciones políticas, muebles, comidas, tarjetas de invitación, celebraciones, cortejos, conspiraciones, desplazamientos, etc., contado con los ritmos propios de los acontecimientos que va narrando y que seducen tanto que nos apropiamos de ellos.

    En 1971 Santos Molano comenzó su camino por la novela, con la publicación de las Memorias fantásticas, en las que van apareciendo los personajes que serán los compañeros inseparables del escritor desde entonces.

    'Mancha de la tierra' está narrada en primera persona por su personaje principal, y Santos Molano aprovecha para deleitarnos con un recorrido por las raíces históricas de la rebelión americana contra España, y de entrada nos deja ver el nerviosismo y el crujir de dientes de los realistas con la marcha de los Comuneros y la posible toma de la capital del Nuevo Reino de Granada.



    ‘Mancha de la tierra’. Despectiva manera de referirse a los criollos, a los hijos de españoles nacidos en estas tierras por parte de los peninsulares. ¿Muy parecido al sudaca de hoy?

    Más o menos. Es el mismo desprecio que sienten los conquistadores por los conquistados; y, en el caso suramericano, y colombiano en particular, es el complejo de inferioridad que nos dejó esa “mancha de la tierra” con respecto a los europeos, y en general a lo extranjero. El complejo criollo. Sin embargo, el marqués de San Jorge descubre que la “mancha de la tierra” no es tal mancha, sino la marca que legitima nuestro ser criollo, nuestra autenticidad como americanos.




    ¿Cuál es la esencia de la novela?

    Es una novela que abarca toda la epopeya de la Independencia, vista desde la vida cotidiana, y que narra los hechos de sus libertadores, por boca de uno de ellos, Antonio Nariño; pero también es una novela de amor, como me dijo hace poco una lectora.



    La novela comienza con un Nariño de tan solo 17 años, y a través de la narración nos permite ver de dónde provenía su rigurosa formación...

    Antonio Nariño fue un autodidacta muy afortunado, que tuvo el mejor maestro que se podía tener en ese momento, el doctor José Celestino Mutis; y que además se crio en un ambiente de elevadísimo nivel cultural, como era el que imperó entre la alta clase criolla de la época. A los diecisiete años Nariño domina, como su propio idioma, el latín, el griego, el francés y el inglés. Con Pedro Fermín de Vargas se aplicaron –siempre bajo la guía de Mutis– al estudio de las ciencias botánicas y médicas, y a la economía que surge a partir de los ensayos de Bernardo Ward (español) y del fundamental trabajo de Adam Smith. Nariño era un lector infatigable que conoció a fondo distintos sistemas filosóficos, estudió la historia universal y se empapó de la más importante literatura, desde los clásicos hasta los autores de moda entonces. Y le sobra tiempo para conspirar por la libertad.



    ¿Por qué Antonio Nariño? ¿Qué le atrae tanto de la figura del Precursor, que lo ha llevado a dedicarle más de cincuenta años de estudio?


    Aunque en Colombia hay multitud de personajes que han tenido vidas muy interesantes, dignas de ser noveladas, no he encontrado ninguno como Nariño cuya vida sea una novela de suspense desde el día en que nace hasta el día en que muere. Como lo anota Ricardo Silva Romero en las palabras tan generosas que escribió sobre Mancha de la tierra: “Nariño es un hombre que parece de ficción, pero que es de verdad”. Jorge Restrepo lo puntualiza en una de sus columnas: “Nariño pagó el precio de la lucha por la civilidad”. Y fue un precio bien alto el que pagó, dieciséis años de su vida en las prisiones españolas. Y más alto es el precio que hemos pagado los colombianos por no haber seguido el ejemplo liberador de civilidad que nos dio Nariño: el precio de una violencia sin fin.



    Además, vivió intensamente, entre carcelazo y carcelazo...

    Antonio Nariño vivió intensamente cada segundo de su vida. Aun en la cárcel no dejó de conspirar, no dejó de preocuparse por cómo iban los acontecimientos en su patria. Cuando cae preso en Pasto le escribe a su tío, el presidente de Cundinamarca Manuel de Bernardo Álvarez: “Debes estar presente en todos los lugares de peligro”; y, en Cádiz, fomenta desde la Real Cárcel la rebelión de Riego en Las Cabezas de San Juan contra el absolutismo de Fernando VII.



    Entre reuniones donde se confabulaban y se escribían panfletos para ser pegados en las calles, puentes y atrios, usted aborda de manera muy sutil el tema de la masonería. ¿Cómo llega al Nuevo Reino? ¿Fueron muy perseguidos?

    La intervención de los masones es decisiva en la Independencia de América, incluida la de los Estados Unidos. Llegan al Nuevo Reino de Granada en el mismo año en que estalla la Revolución de los Comuneros (que es el episodio central del libro), y en poco tiempo la juventud granadina, con Nariño a la cabeza, hace parte de la masonería; pero las autoridades españolas no persiguen a los masones. No podían hacerlo. Los masones no eran visibles y el secreto de sus actuaciones es tal que las autoridades realistas ni saben que existe la masonería. La persecución de la Real Audiencia es concretamente contra los conspiradores criollos, a los que somete a estrecha vigilancia a raíz del movimiento de los Comuneros.



    Antes se decía que la letra con sangre entra. ¿Hoy se podría decir que la historia novelada pega?


    Si me pregunta si la historia novelada atrae más lectores que la historia académica, no tengo duda. Por cada libro de historia académica se venden diez o veinte de lo que llaman novelas históricas. Ahora, si la pregunta es si la historia novelada enseña más que la historia académica, pienso que son dos maneras diferentes de enseñar lo mismo, y que la una, amena y apasionante, puede conducir hacia la otra, rigurosa y metódica, que no le deja margen a la imaginación.



    Usted siempre ha tenido una fuerte inclinación hacia la investigación histórica. ¿Tiene algún método particular?

    Parto de la estructura académica con la organización de las fichas, cronológicas y onomásticas. Situados en el escenario los personajes y los hechos, desaparezco el método académico y entro en la novela. La trama es un delicado trabajo de costura.



    ¿Qué debe tener una ficción histórica para cautivar?


    Que contenga todos los ingredientes novelescos, sin faltar un ápice a la verdad histórica; que sea amena y que los personajes se ganen al lector.



    Llama la atención la manera en que se describen hasta los mínimos detalles. Es como si usted hubiese estado ahí...


    Es que estuve ahí todo el tiempo que duraron la investigación y la redacción. Me volví un hombre del siglo XVIII, un miembro de la Ilustración. Si uno quiere retratar una época, tiene que vivirla, ser uno más de la multitud que se mueve en la trama, y conocer el entorno hasta los últimos detalles.



    Los personajes aparecen con sus bondades y sus excesos, con sus odios y sus genialidades, con sus amores y venganzas...

    Sí, y como en cualquier novela en que el autor pierde la autonomía casi desde el principio, los personajes me fueron diciendo cómo tenía que retratarlos, no solo en su físico, sino en sus interioridades. El caso más notable es el de Juan Francisco Berbeo, a quien pensé plasmar como el traidor por antonomasia, y él mismo, a lomo de sus hechos, me demostró que era un patriota abnegado y un valiente defensor de la causa.



    Además rinde tributo al virrey José Solís, con sus cualidades de gobernante, su amor secreto y la manera como pasó de agache...


    La historia del virrey Solís, y de sus amores clandestinos con la Marichuela, es una novela dentro de la novela, y tan verdadera e intrigante que puede leerse como si fuera ficción.



    El libro está narrado de manera muy cinematográfica...

    Sí, ensayé combinar en la novela el ritmo literario con el ritmo cinematográfico, a ver cómo suenan.



    Este primer libro cubre de 1734 a 1781. ‘El santuario de la libertad’, el segundo, va de 1781 a 1797, y ‘El ruido del tiempo’, de 1798 a 1823, que cierra con la muerte de Antonio Nariño. ¿Cómo va el proceso de escritura?

    El título general de la trilogía, o saga, es 'Los hermanos libertadores'. El segundo libro está escrito, en borrador, en un setenta por ciento y confío en terminarlo en diciembre y tener pulido el texto final para abril del 2016. Del tercer libro ya tengo escrito lo más importante, que son el primer párrafo y el último. No falta sino la tripa.






    VÍCTOR OGLIASTRI POSSO


    Especial para EL TIEMPO


    Periodista y director de CyC Radio, emisora virtual del Instituto Caro y Cuervo






    _______________________________________

    Fuente:

    'Mancha de la tierra', obra del escritor Enrique Santos - Música y Libros - ELTIEMPO.COM

  12. #12
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    "Bolívar, excitado por los extenuantes halagos de Inglaterra ha, partiendo de un instinto animal, obedecido sin derecho a una legitima defensa, las no muy cordiales ni humildes ordenes de dos o de tres hombres que, en su calidad de bribones, han desmantelado un imperio para anexarse de manera materialista las gloriosas tierras hispanas con fines meramente oscuros. Nada me pareció mas repugnante el ver como las tierras donde nací, gozaron de una exquisita libertad, únicamente ideal, mientras los bárbaros ingleses aglutinaban derechos sobre estas tierras que no les eran dignos de su razón de ser. El tiempo me dará la razón, Bolívar fue el peor Español que pudo haber traído Dios a nuestras tierras, pues, ha traicionado la rica cultura hispana para abultarse en su ignominioso ego, el seudónimo de 'caballero ingles' "

    -Discurso esgrimido el 14 de mayo de 1823 por Don Antonio Nariño cuando acusado por alta traición por Simón Bolívar, compareció en Santa Fe ante el Congreso para defenderse abiertamente de las acusaciones que se le acusaba (la acusación de alta traición fue una excusa de Bolívar para apartar a Nariño de el nuevo gobierno, obedeciendo a Jorge IV y Sur Thomas Lawrence, pues, este habría propuesto varias veces un sistema Autárquico expulsando a la mano inglesa lejos de la Gran Colombia, propuesta que fue acogida con desagrado por el Gobierno Ingles llamando a Nariño "vil desagradecido" ya que Inglaterra habría financiado en totalidad, la independencia de los virreinatos de Nueva Granada y las demás provincias que constituían la Gran Colombia)

    Fuente: La Gran Colombia: Mitos y Realidades- José Joaquín Ortíz (Tunja, 1814 - Bogotá, 1892)










    _______________________________________

    Fuente:


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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    Sin embargo, muchos historiadores lo culpan por las grandes deudas adquiridas por la "Gran Colombia" y heredada en parte por Venezuela después de 1830. Este es un Hecho Criollo.





    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/hechoscriol...type=3&theater

  14. #14
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    lunes, 27 de marzo de 2017

    Lo que se hereda no se hurta……La traición se lleva en la sangre.

    AutoDefensa de la Verdad Histórica.


    “El pueblo que desconoce su verdadera historia, vagara eternamente en el desierto del error y la vergüenza.”

    Y aquí nos encontramos una vez más, en el desierto del error y la vergüenza en donde gobiernan aquellos que ocultan y falsean la historia real para que el verdadero orgullo nacional jamás despierte, un Orgullo Nacional Real , no el entendido escolarmente en aquellos recintos en donde se endiosaba a la figura de un traidor, masón, asesino, terrorista, usurpador, subversivo, ladrón, dictador y cobarde sobre todo, llamado Simón Bolívar, agente a sueldo de la corona Inglesa, eterna enemiga jurada de todo lo Hispánico alrededor del orbe, hasta el día de hoy.

    Desde hace más de doscientos años que existen estas mal llamadas republicas “libres independientes y soberanas” en el papel, porque la realidad es otra, la dichosa independencia de la madre patria costo bastante, no solo en sangre para aquellos que se mantuvieron fieles a la corona y sus justas leyes y mandato, sino también en dinero, dinero que fue otorgado por Inglaterra a Bolívar y sus compinches, dinero y tropas, porque de no ser por la ayuda de legión británica en donde se agrupaban mercenarios internacionales de la peor calaña entre ingleses, irlandeses, escoceses y algunos alemanes al servicio de Inglaterra, jamás esa patética guerrilla conocida como ejercito patriota hubiese obtenido la victoria, (temporal) eso fue la supuesta campaña libertadora y su independencia, una campaña brutal de una guerrilla facinerosa al mando de Bolívar y de criollos traidores y ambiciosos que para el caso es lo mismo, apoyados y financiados por Inglaterra con tropas y dinero, dinero que obviamente Inglaterra no estaba donando de manera caritativa a una causa en la que ella jamás ha creído, ese dinero fue uno solo de tantos y tantos prestamos que generosamente y por supuesto con intereses Inglaterra le hizo y le ha hecho a las nacientes republicas para que alcanzaran su supuesta “independencia”, dinero que constituye a hoy día una deuda externa y eterna para todas aquellas republicas sin valor que se juran independientes y soberanas, una deuda que a hoy día siguen pagando sin saber aquellos ingenuos seguidores de la fracasada republica de Bolívar y sus ideales.

    Esclavizados a la deuda, así viven hoy los que habitan este territorio y otros más, descendientes de aquellos que en mejores tiempos y bajo el manto del Imperio Español, no sabían lo que era deuda externa y manejaban la moneda más poderosa del mundo, eran parte de un Imperio, el más grande y poderosos de la época, vivían en nuevos reinos fundados allende el mar por valientes conquistadores, y regidos con justicia, no se hablaba de orgullo nacional, se poseía un Orgullo Imperial, eran grandes, desde el norte hasta el sur del continente, de verdad que eran reinos grandiosos y poderosos, una misma lengua y una verdadera unión Hispánica continental , la América Hispánica era grande, poderosa y libre. Realmente Independiente.

    Ahora lo único que existen son un remedo de repúblicas mal armadas de norte a sur y todas esclavizadas al poder del capital manejado desde y por la City de Londres desde hace más de doscientos años, doscientos años vagando en el desierto del error y la vergüenza por negarse a conocer y aceptar la verdadera historia, una desunión Hispanoamericana que nos ha traído episodios tan vergonzosos como la guerra de los mil días y la perdida de panamá, eso solo por nombrar algo de aquí, la guerra colombo-peruana, y a nivel continental, ni hablar de la guerra del pacifico, la guerra de la triple alianza, o la falta de apoyo Hispanoamericano hacia nuestros hermanos del sur cuando enfrentaron a nuestro eterno enemigo en las Malvinas, y un montón de guerras entre hermanos de sangre y cultura todas financiadas y apoyadas por el mismo enemigo a la sombra, la banca internacional manejada por quienes ya todos sabemos…parientes todos en algún grado de los mismos que en Curazao le prestaran dinero a Bolívar para luchar contra España, a acambio de tierras y otros beneficios para su prole, de eso no queda ninguna duda para quien gusta de revisar la historia.

    Y ya que hemos revisado la historia aunque por encima y a ojo de halcón, revisemos a hoy en día quien es quien y de donde viene y hacia donde está llevando este barco en donde usted está montado sin saberlo hace mucho tiempo, ya sabemos de donde proviene tanta libertad e independencia republicana, solo nos falta poner un pequeño ejemplo, y es, que aquello que se hereda no se hurta y a lo largo de la historia de esta fracasada republica llamada Colombia eso lo podemos comprobar de la siguiente forma, analizaremos 3 personajes todos situados en épocas distintas, todos unidos por lazos sanguíneos y todos igual de traidores y vendidos al poder de nuestro eterno enemigo. Empecemos:

    1-María Antonia Santos Plata: Nacida en el Nuevo Reino de Granada en Cincelada, 10 de abril de 1782 – ejecutada en El Socorro, 28 de julio de 1819 Es una de las traidoras al Imperio Español conocida hoy en día como “heroína de la independencia” colaboradora del inefable traidor Simón Bolívar, creo la guerrilla de Coromoro y Cincelada en colaboración con otros subversivos entre ellos su hermano, con dicha guerrilla, doña Antonia Santos y su hermano se dedicaban a asaltar tropas realistas a traición, capturar la correspondencia. Asesinar y robar a los realistas tanto militares como civiles era pan de cada día para esta guerrilla, además de ayudar a al bando supuestamente patriota. Fue capturada y ejecutada, como debieron haberlo sido todos los seguidores de Bolívar y el mismo en persona, pero desafortunadamente la historia es otra, y el legado de Bolívar y de los Santos aun nos persigue como una maldición a través del tiempo y el espacio, Antonia Santos no solo fue una traidora al Imperio, sino que además nos dejó otro legado, uno de sus descendientes, un sobrino nieto, también de ideas bastante oscuras y misteriosas es nuestro siguiente protagonista en esta línea de tiempo.

    2-Eduardo Santos Montejo: Nacido en Tunja Boyacá 28 de agosto de 1888 y muerto en Bogotá 27 de marzo de 1974 bajo el régimen de la ilegitima república, instaurada como consecuencia de proyectos fallidos uno tras otro luego de la campaña de independencia de Bolívar y colaboradores como su consanguínea la guerrillera Antonia Santos. Para no hacer largo el recorrido nos limitaremos a lo siguiente: Presidente N° 39 de la república de Colombia de 1938 a 1942, Masón, Miembro y defensor a capa y espada del partido liberal y su ideario, amigo de la Francia liberal en la que aprendió francés y profundo admirador y defensor de los ideales de la revolución francesa, representante de la republica de Bolívar ante la Sociedad de Naciones, aliado del masón grado 32 Franklin Delano Roosevelt presidente de los Estados Unidos a quien apoyo abiertamente durante todo el transcurso de la segunda guerra mundial, abriéndole las puertas del territorio nacional y ofreciendo toda la ayuda posible a la potencia del norte aliada de la infaltable Inglaterra, junto a una Francia corrompida y una unión de hordas soviéticas, metiendo una vez más a los distintos pueblos que cohabitan este territorio en una conflagración mundial en la cual no debían participar por servir a los intereses una vez más de la banca internacional, el sionismo, y su globalización. Su gobierno fue gran colaborador y el personalmente amigo de grandes industriales norteamericanos a quienes abrió las puertas plenamente y a sus compañías, todo un liberal, masón y globalizador colaborador de potencias extranjeras tal cual como lo fuera su tía abuela la subversiva y traidora Antonia Santos. Este personaje tan siniestro, descendiente de la ya mencionada guerrillera, no solo nos deja una herencia de servidumbre ante las potencias aliadas y la banca internacional, sino que también nos hereda a otro consanguíneo suyo, y es de quien nos ocuparemos a continuación.

    3-Juan Manuel Santos Calderón. Nacido en Bogotá, 10 de agosto de 1951 bajo el régimen ilegitimo de la república de Colombia, es sobrino nieto del señor Eduardo Santos Montejo y en pocas palabras descendiente igualmente de doña Antonia Santos. Este personaje, su vida y carrera política se puede resumir en una sola palabra: Traición. Un eminente miembro del partido liberal al igual que su tío abuelo, amigo personal de la izquierda y la derecha, de masones y banqueros, de extranjeros y propios, sin más ni más, un digno representante más de la familia Santos. (Su tatarabuelo en línea directa paterna José María Eduardo Santos Plata, oriundo de Santander, era uno de los hermanos de la supuesta “heroína” María Antonia Santos Plata, prócer de la independencia de Colombia y en cuyo honor Juan Manuel Santos decidió bautizar a su única hija como María Antonia. Su tatarabuelo en línea directa materna Arístides Calderón Reyes, oriundo de Boyacá, era hermano de Clímaco Calderón Reyes, presidente de Colombia en 1882. Su tatarabuela Francisca Ricaurte Camacho, era sobrina nieta de José Joaquín Camacho y Rodríguez de Lago, presidente de Colombia, oriundo también de la ciudad de Tunja, prócer y mártir de la independencia de Colombia y prima segunda del héroe de San Mateo, el capitán Antonio Ricaurte.) Lo del paréntesis anterior, fue solo para mostrar que ciertos poderes jamás abandonan ciertos círculos y que la información está hoy en día al alcance de todos. Pero volviendo a lo que nos interesa, el señor Juan Manuel Santos, reconocido liberal educado entre Los Estados Unidos y la sin igual y siempre presente Inglaterra, miembro de la Americas Society organización fundada y presidida vitaliciamente desde sus inicios por su propietario el recientemente fallecido David Rockefeller, patriarca de la familia Rockefeller, defensor a ultranza de un proceso de paz ilegitimo con un grupo abiertamente narcotraficante y terrorista como las FARC, a quienes entrego sibilinamente el mando compartido de los destinos de todo un pueblo mediante argucias y tretas judiciales y extrajudiciales, sobornando y comprando consciencias, encarcelando opositores, persiguiéndolos, entregando a jóvenes inocentes a las manos de una dictadura como la de Venezuela, todo por un premio Nobel ilegitimo, como su gobierno al ser elegido con ayuda de dineros ilegales, exactamente como su gran amigo y compinche Ernesto Samper con su presidencia narco-asesina, ambos son joyas de la misma corona, uno con el 8.000 y el otro con los dineros de Odebrecht, ambos igual de ilegítimos y de corruptos, provenientes de familias históricamente ligadas a la traición, la subversión y las acciones más oscuras y nefastas con tal de mantener el poder bajo su poder. Un agente más de la City de Londres y sus intereses globalistas, un lacayo más arrodillado ante su majestad Inglaterra de quien ha recibido apoyo directo para congraciarse con sus socios de vieja data las FARC, y esto no lo digo yo, lo dicen los hechos, como lo fue su visita a Londres en donde se le recibió como a uno más de la familia de esclavos que acostumbran a manejar alrededor del mundo con el tintinear del oro como a perros entrenados.

    Los hechos y las palabras pronunciadas durante su visita a Londres nos lo confirman. A continuación, unos pequeños apartes del nada extraño discurso presentado por Juan Manuel Santos ante el parlamento británico:

    “Es verdaderamente un gran honor para mí, un inmenso privilegio, hablar ante esta institución histórica, “la madre de los Parlamentos”, modelo de los sistemas democráticos del mundo entero.”

    “Por eso, al dirigirme a esta institución representativa del pueblo británico, un pueblo fortalecido por el sacrificio y el coraje, quiero comenzar hablando de un héroe, me refiero al teniente coronel James Rooke, quien comandó la Legión Británica, que apoyó a las tropas de Bolívar en la campaña que dio la independencia a Colombia. Los colombianos jamás olvidaremos el papel primordial que jugó la Gran Bretaña como socia y aliada de la causa de nuestra libertad.”

    “La familia de mi tatarabuelo había organizado una cuadrilla de resistencia contra los españoles, que era conocida como la Guerrilla de Coromoro o “Guerrilla de los Santos”. Este grupo de valientes luchadores por la libertad interceptó a un coronel español que llevaba refuerzos al Pantano de Vargas, y evitó que llegaran a tiempo para la batalla. Muchos historiadores han dicho que esto fue decisivo para garantizar el triunfo de los patriotas. Mi tía tatarabuela, Antonia Santos, fue ejecutada tres días después de la confrontación y es considerada heroína nacional.”

    “Pocos días después de la Batalla del Pantano de Vargas, el 7 de agosto de 1819, los soldados británicos, bajo el mando del sargento John Mackintosh, participaron en la Batalla de Boyacá que ganó para siempre la libertad de Colombia. Esta es la primera vez, en estos dos siglos que llevamos como república independiente, que un Presidente de Colombia realiza una visita de Estado al Reino Unido, como lo hago hoy gracias a la generosa invitación de Su Majestad la Reina Isabel. Por eso quiero aprovechar esta ocasión para agradecer –200 años después– el apoyo que entonces dio el pueblo británico a nuestra libertad, y agradecer su apoyo hoy para terminar más de 50 años de guerra en mi país y el último conflicto armado en el Hemisferio Occidental.”


    “La inversión británica en nuestro país –que ya es cuantiosa– podrá llegar con mucha más confianza y tranquilidad a un país que no sufre ya los efectos de un conflicto armado. Sea el momento de agradecer el apoyo que dio, en su momento, el Parlamento Británico a la ratificación del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Colombia. Los valores y principios fundamentales que dieron vida a ese tratado siguen vigentes. Por eso, de conformidad con los acuerdos a los que llegue el Reino Unido con la Unión Europea, quiero reiterar ante este Parlamento que Colombia está dispuesta a reforzar su condición de socio comercial y de inversión del Reino Unido.”

    Así es, más de doscientos años vagando en el desierto del error y la vergüenza por no querer conocer la verdad histórica, por estar defendiendo lo indefendible y negarse a romper con ataduras de un pasado siniestro y vergonzoso, por seguir aceptando que familias sirvientes de la Sinarquía Internacional sean los representantes de los distintos pueblos que deberían ser libres o volver a serlo como lo fuera bajo el manto Hispánico Imperial, lo que se hereda no se hurta, los hijos, nietos, sobrinos etc, los descendientes de esa podrida clase dirigente de la fracasada republica de Bolívar son quienes siguen gobernando y gobernaran, junto a sus fuerzas armadas igualmente corruptas e ilegitimas, un gobierno de ocupación es lo que se tiene y lo que se tendrá si el pueblo no reacciona y toma de una vez por todas y para siempre las riendas de su destino y los elementos necesarios para la defensa del mismo y sus derechos.

    Ya es hora que empiece a arder la república, ya es hora que el nefasto tricolor caiga de su asta ensangrentada, su himno, su escudo y toda su mentira sean tirados por el suelo, mientras los nuevos hombres libres levantan la cara con Orgullo Imperial hacia el sol y enarbolan una vieja nueva insignia que nos una de sur a norte como en mejores tiempos, como hermanos en una misma lengua, cultura y tradiciones, ya es hora que retorne un viejo Nuevo Orden Hispánico.

    ¡Frente a su declaración de independencia…….Nuestra declaración de Disidencia!



    ¡MUERTE A LA REPÚBLICA… Y LARGA VIDA AL IMPERIO!

    Diego A. Proscrito

    VERITAS ANTE OMNIA.

    dcubillosproscrito@gmail.com




    _______________________________________

    Fuente:

    El Proscrito.: Lo que se hereda no se hurta……La traición se lleva en la sangre.

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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    El Obispo Salvador Jiménez fue un irreconciliable opositor a los revolucionarios.

    Junto con su provisor José María Grueso, financiaron al ejército realista que combatía en la provincia de Pasto, y fomentaban el apoyo al Rey entre la población local.

    Excomulgó repetidas veces a revolucionarios y a quienes les prestasen ayuda, recursos o refugio.

    Otro clérigo de la misma región, Don Francisco Benavides, ganó mucha popularidad como guerrero realista.

    La provincia de Pasto era una de las zonas más fieles al Rey en América.









    _______________________________________

    Fuente:

    https://twitter.com/HispanaTraditio/...776321/photo/1
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    Última edición por Mexispano; 16/08/2020 a las 07:31

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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    Proclama a los antioqueños del general José María Córdoba. Como enemigo de nuestra libertad se refiere al tirano Bolívar y su gobierno respaldado por militares, la mayoría mercenarios extranjeros.

    Córdoba los enfrentó el 17 de octubre en el Santuario, Antioquia, con poco más de 300 hombres reclutados en la provincia.

    Ese día acudió a la batalla, pese a que enfrentaba a toda una división del ejército republicano, todos veteranos de guerra.

    Los invasores formaron 4 columnas comandadas por el irlandés O'Leary y dirigidas por el italiano Castelli, el inglés Crofton, el irlandés Ferguson y el alemán Lutzow.

    Al final, muere el héroe antioqueño, rematado y sin juicio, pese a su reputación como militar y haber sido el héroe de Tenerife, Pichincha y Ayacucho.

    Muere justamente a manos de un mercenario irlandés llamado Rupert Hands, bajo las órdenes de su paisano O'Leary.

    En recuerdo de su aventura de enfrentar la tiranía bolivariana dejó varias proclamas, en especial, a sus paisanos los antioqueños, a quienes pensaba declarar en rebeldía. Una de ellas, que escribió unos días antes de la batalla, la comparto a continuación:


    MENSAJE A LOS ANTIOQUEÑOS

    Antioqueños: El enemigo de nuestra libertad, el voraz de nuestros encantos, se presenta a las fronteras de nuestra provincia. El viene a robarnos nuestro honor, nuestras riquezas, nuestros honores y la pureza de nuestra moral. Antioqueños: ¿Lo permitireís?, ¡NO, NO!

    El fuego santo de la libertad que incendiaba el pecho de los soberbios romanos y de los fieros espartanos, este mismo fuego, inflama el pecho de los antioqueños. Partamos al campo y hagamos ver al tirano que no impunemente

    Se atraviesan nuestras fronteras, que para los antioqueños, el día de más placer y de mayor alegría es el día que combaten por la libertad. El cobarde, que se sepulte en los montes, que huya; el no merece sino vivir con las bestias; la infamia, la peña y el tormento incendiaran constantemente su miserable pecho y si acaso le queda algún resto de sentimiento, la vista de los laureles que adornaran a sus compatriotas le será una doble aflicción. Sí; venceremos porque llevamos al combate la justicia, nuestros derechos y la fuerza. En Tenerife, Pichincha y Ayacucho fui el terror de los españoles; ahora seré en todas partes el espanto de los tiranos. Confiad absolutamente en vuestro paisano.


    General José María Córdova 12 de Octubre de 1829.


    Jon Ricaurte - 15 de agosto ·




    _______________________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/groups/1135...35283959923990

  17. #17
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    Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar

    sábado, 24 de diciembre de 2022

    La Navidad Negra de Pasto




    Por Xavier Padilla


    Hace exactamente 200 años, la ciudad de San Juan de Pasto, en Colombia, fue arrasada junto con su población, que era mayormente mestiza y realista, por órdenes de Simón Bolívar. Es el abominable hecho conocido como la «NAVIDAD NEGRA».

    Sucre fue su encargado para realizar este genocidio, una de las mayores atrocidades de la «independencia» que la historiografía bolivarista se ha encargado de borrar. Como era su costumbre, Bolívar daba órdenes y se mantenía a salvo en la retaguardia, enviando a subalternos a la acción. Pero en este caso, habiendo sido informado del éxito de la operación, no siguió molestándose en aparentar prisa, tomó todo su tiempo y llegó a Pasto una semana después, relajado, el 2 de enero. No hay registro de ninguna indignación por su parte ante el genocidio encontrado, todo lo contrario. Escribe a Santander: «(…) he mandado a repartir 30.000 pesos en contribuciones para el ejército (…) También he mandado a embargar los bienes de los [rebeldes pastusos sobrevivientes] que no se presentaron al tiempo señalado [para los indultos ofrecidos] (…) Yo los he mandado a perseguir por todas direcciones, mas aquí no se coge a nadie, porque todos son godos. Todo es ojos para el gobierno, y el gobierno no ve nada».

    De hecho Bolívar antes de esta masacre le había escrito a Santander: «Porque ha de saber Ud que los pastusos son los demonios más demonios que han salido de los infiernos. Los pastusos deben ser aniquilados y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos, aunque demasiado merecidos».

    Cuenta un testigo, el general independentista José María Obando: «No se sabe cómo pudo caber en un hombre tan moral, humano e ilustrado como el general Sucre la medida, altamente impolítica y sobremanera cruel de entregar aquella ciudad a muchos días de saqueo, de asesinatos y de cuanta iniquidad es capaz la licencia armada; las puertas de los domicilios se abrían con la explosión de los fusiles para matar al propietario, al padre, a la esposa, al hermano y hacerse dueño el brutal soldado de las propiedades, de las hijas, de las hermanas, de las esposas; hubo madre que en su despecho, salióse a la calle llevando a su hija de la mano para entregarla a un soldado blanco antes de que otro negro dispusiese de su inocencia; los templos llenos de depósitos y de refugiados fueron también asaltados y saqueados; la decencia se resiste a referir por menor tantos actos de inmoralidad».

    Por el general Daniel Florencio O’Leary, secretario privado de Simón Bolívar, sabemos que: «En la horrible matanza que siguió, soldados y paisanos, hombres y mujeres, fueron promiscuamente sacrificados».

    El doctor José Rafael Sañudo nos cuenta que: «Se entregaron los republicanos a un saqueo por tres días, y asesinatos de indefensos, robos y otros desmanes hasta el extremo de destruir como bárbaros al fin, los archivos públicos y los libros parroquiales, cegando así tan importantes fuentes históricas. La matanza de hombres, mujeres y niños se hizo aunque se acogían a los templos, y las calles quedaron cubiertas con los cadáveres de los habitantes.

    Otro doctor, Roberto Botero Saldarriaga, refiere que: «…degollaron indistintamente a los vencidos, hombres y mujeres, sobre aquellos mismos puntos que tras porfiada brega habían tomado. Al día siguiente, 400 cadáveres de los desgraciados pastusos, hombres y mujeres, abandonados en las calles y campos aledaños a la población, con los grandes ojos serenamente abiertos hacia el cielo, parecían escuchar absortos el Pax Ómnibus, que ese día del nacimiento de Jesús, entonaban los sacerdotes en los ritos de Navidad».

    El doctor Leopoldo López Álvarez nos informa que: «Ocupada la ciudad, los soldados [de Sucre] del batallón Rifles cometieron toda clase de violencias. Los mismos templos fueron campos de muerte. En la Iglesia Matriz le aplastaron la cabeza con una piedra al octogenario Galvis, y las de Santiago y San Francisco presenciaron escenas semejantes».

    Otro galeno, el doctor Ignacio Rodríguez Guerrero nos asegura que: «Nada es comparable en la historia de América, con el vandalismo, la ruina y el escarnio de lo más respetable y sagrado de la vida del hombre, a que fue sometida la ciudad el 24 de diciembre de 1822 por el batallón Rifles, como represalia de Sucre por su derrota en Taindala un mes antes, a manos del paisanaje pastuso armado de piedras, palos y escopetas de caza».

    Eran fieles a la gran España universal, y a su reino. Cabe notar que los pastusos fueron unos de los primeros en oponerse al separatismo republicano. Tan temprano como el 29 de agosto de 1809, la alcaldía de San Juan de Pasto ya había publicado un visionario comunicado que rechazaba el infame proyecto y preveía con precisión las razones de su seguro fracaso:

    «¿Con qué otros [impuestos] podrá soportar sus erogaciones la nueva soberanía? Registradlo en todas las combinaciones de vuestra discreción y no las hallaréis (…) [Los] Veréis echarse sobre las temporalidades de los regulares y venderles sus fundos, reduciéndolos a intolerable mendicidad; y últimamente: [los] veréis recargar los tributos con nuevas imposiciones que constituyan sus vasallos en desdichada esclavitud (…) Esta es la felicidad pomposa a la patria que nos proponen. Nos halagan con palabras vacías de objeto, y luego se verán en la necesidad de arrojar el rayo tempestuoso sobre los miserables que han tenido la inconsideración de someterse a su dorado veneno».

    Inútil señalar que esto fue exactamente lo que pasó con todas las repúblicas resultantes del asalto al continente por la revolución mantuano-británica. La próspera ciudad de Pasto, con su población casi enteramente indio-mestiza, fue la primera urbe realista resistente y la más dura de vencer.

    Su indoblegable líder y orgullo local, el general indio del ejército realista Agustín Agualongo, venció varias veces a los ejércitos de Bolívar, incluso recuperó tres veces la ciudad después de la «Navidad Negra». Cuando finalmente fue capturado y los republicanos ofrecieron perdonarle la vida si ponía su incomparable tenacidad a sus servicios, sin vacilar respondió: «¡NUNCA!».


    X. P.




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    Fuente

    https://xavierpadilla.blogspot.com/2...-de-pasto.html

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