-
Pastuso asesinado por Simón Bolivar
LA RESISTENCIA DE SAN JUAN DE PASTO Y SU NAVIDAD NEGRA
Publicado por Cabeleira Santoro - Madrid, España
Siguiendo con la serie de entradas sobre aquellos amerindios y mestizos leales a España durante las guerras de independencia hispanoamericanas hoy hablaré sobre la ciudad de San Juan de Pasto y sus habitantes de mayoría indomestiza. Esta localidad ubicada en el antiguo Virreinato de Nueva Granada luchó con bravura contra las tropas independentistas siendo posteriormente masacrada bajo el mando de Antonio José de Sucre en la llamada Navidad Negra de Pasto.
San Juan de Pasto fue fundada por españoles a mediados del siglo XVI en lo que actualmente se conoce como el departamento de Nariño (Colombia). A pesar de que existen ciertas discrepancias sobre la fecha exacta de su fundación las autoridades colombianas decidieron elegir el 24 de junio de 1537 como fecha oficial del nacimiento de la ciudad. Tras su fundación el municipio de Pasto se convirtió rápidamente en una de las principales urbes de la región lo que desembocó en un proceso de mestizaje en donde los indomestizos siempre conformaron la mayoría de la población pastusa como todavía sucede en la actualidad. La prosperidad alcanzada hizo de Pasto una ciudad de fuerte carácter hispano con grandes connotaciones monárquicas y religiosas.
Este marcado carácter hispano sería reafirmado una vez comienzan los primeros destellos separatistas en el Virreinato de Nueva Granada. Tanto es así que en la temprana fecha del 29 de agosto de 1809 la alcaldía de San Juan de Pasto publica un auto que cuestiona el proceso de independencia en donde destacan los siguientes extractos:
“¿Con qué otros –en referencia a los impuestos– podrá soportar sus erogaciones la nueva soberanía?. Registradlo en todas las combinaciones de vuestra discreción y no las hallaréis”
“Veréis echarse sobre las temporalidades de los regulares y venderles sus fundos, reduciéndolos a intolerable mendicidad; y últimamente: veréis recargar los tributos con nuevas imposiciones que constituyan sus vasallos en desdichada esclavitud...”
“Esta es la felicidad pomposa a la patria que nos proponen. Nos halagan con palabras vacías de objeto, y luego se verán en la necesidad de arrojar el rayo tempestuoso sobre los miserables que han tenido la inconsideración de someterse a su dorado veneno...”
Este documento demuestra que los pastusos de la época tenían la suficiente perspectiva como para presagiar las grandes calamidades que traería consigo la independencia incluso hasta nuestros días.
Una vez estalla la guerra de independencia, la ciudad de San Juan de Pasto permanece leal a España incluso tras la instauración en 1811 de la república bautizada como Provincias Unidas de la Nueva Granada. Tras varias rebeliones fallidas contra la delegación del gobierno republicano en Pasto se consigue reinstaurar la soberanía española el 20 de mayo de 1812 gracias a las milicias formadas por los propios pastusos con la inestimable ayuda de los negros cimarrones provenientes del Valle del Patía. Al enterarse de la pérdida de la localidad el nuevo gobierno republicano entró en cólera y a través de la Gobernación de Popayán envió una carta fechada el 4 de julio de 1812 al cabildo de Pasto donde decía:
“La ruina de Pasto ha llegado y esa ciudad infame y criminal va a ser reducida a cenizas. No hay remedio: un pueblo estúpido, perjuro e ingrato que ha roto los pactos y convenciones políticas y que con la más negra perfidia ha cometido el horrible atentado de hacer prisionero al Presidente de este Gobierno, después que enjugó sus lágrimas y le levantó de la desgracia en los días de sus amarguras, debe ser, como el Pueblo Judío, entregado al saqueo y a las llamas. Tiemble, pues, la ingrata Pasto que ha hecho causa común con los asesinos y ladrones de Patía, y tiemblen esos hombres de escoria y de oprobio que se han erigido en cabezas de la insurrección de los pueblos. Una fuerza poderosa, terrible, destructora y hábilmente dirigida va a caer sobre esa ciudad inicua. Ella será víctima del furor de un Reino entero, puesto en la actitud de vengarse y aniquilarla. Las tropas belicosas de las provincias confederadas de la Nueva Granada reducirán a pavesas a Pasto y sólo podrá evitar su irremediable destrucción poniendo inmediatamente en libertad las personas del Presidente, oficiales y soldados, pérfidamente sorprendidos, y entregando todas las armas. Decídase, pues, ese Ayuntamiento: ésta es la primera y última intimidación que le hace este Gobierno, justamente irritado, de la Provincia de Popayán.”
Queda de manifiesto que ya en 1812 el gobierno republicano estaba dispuesto a realizar una masacre contra toda la población de Pasto sin hacer distinciones entre civiles y milicianos como finalmente sucedería 10 años después. Pero esta carta no fue una manifestación aislada puesto que entre las órdenes impartidas por Simón Bolívar hay una referencia a la ciudad de Pasto que dice “haced lo posible por destruir a los pastusos”.
Tras casi dos años de feroz resistencia, el general Antonio Nariño envía una misiva a la localidad de San Juan de Pasto en la cual conminaba al municipio a deponer las armas y aceptar la autoridad republicana bajo amenaza de ser atacada por el ejército separatista. El 4 de abril de 1814 el ayuntamiento de Pasto responde de la siguiente manera:
“Nosotros hemos vivido satisfechos y contentos con nuestras leyes, gobiernos, usos y costumbres. De fuera nos han venido las perturbaciones y los días de tribulación...”
A pesar del continuo hostigamiento de las tropas independentistas los pastusos siguieron siendo fieles a España. Su lealtad sería recompensada con la llegada de las tropas españolas provenientes de Europa que reinstauraron el Virreinato de Nueva Granada en el año 1816.
Sin embargo en 1819 el ejército independentista retoma el poder constituyendo la República de Colombia. Pese a que este hecho supuso el final definitivo del virreinato neogranadino, la ciudad de Pasto se mantuvo bajo control español gracias a la determinación de los pastusos que siguieron combatiendo contra el gobierno republicano. El 7 de abril de 1822 se produce la Batalla de Bomboná a unos 50 kilómetros de San Juan de Pasto donde las tropas realistas lideradas por el coronel Basilio Modesto García derrotan al ejército dirigido por Simón Bolívar pese a estar en inferioridad numérica. Debido a esta inferioridad los efectivos españoles se vieron notablemente mermados lo que supuso la capitulación de la localidad de Pasto ante las fuerzas republicanas el 8 de junio de 1822. No obstante la derrota sufrida por Simón Bolívar a manos de los pastusos no fue olvidada puesto que el bando separatista consideró una humillación que milicianos indomestizos vencieran a su máximo líder. Tanto fue así que hasta modificaron el relato de la Batalla de Bomboná para dar como vencedor a Simón Bolívar. En definitiva aquella batalla supuso el desencadenante último de la Navidad Negra de San Juan de Pasto que acontecería ese mismo año.
Pese a la reciente capitulación los pastusos emprenden un nuevo ataque que desemboca en la Batalla de Taindala producida el 24 de noviembre de 1822 en las proximidades de Pasto. La milicia realista dirigida por Benito Boves vence al ejército independentista liderado por Antonio José de Sucre contra todo pronóstico. Esta nueva derrota de las fuerzas republicanas enfureció a Simón Bolívar de tal forma que movilizó en masa a sus mejores tropas para lo que pretendía ser una brutal venganza contra toda la ciudad de San Juan de Pasto sin excepción alguna. El 24 de diciembre de 1822 el ejército dirigido por Antonio José de Sucre bajo las órdenes de Simón Bolívar llega a la localidad de Pasto en donde se produce la aniquilación de toda resistencia miliciana debido a la enorme superioridad numérica del contingente independentista.
A partir de ese momento se producen una serie de brutales acontecimientos que posteriormente se conocerían bajo el nombre de la Navidad Negra de San Juan de Pasto. Una vez que la ciudad quedó indefensa el ejército republicano se ensañó en una sanguinaria venganza por el apoyo del pueblo pastuso a la causa española. El mayor de los abusos cometidos por los independentistas fue el exterminio de la mayor parte de la población pastusa sin hacer distinciones entre milicianos y civiles hasta el extremo de asesinar a mujeres, ancianos, niños e incluso bebés. Se calcula que cerca de 500 pastusos fueron asesinados a lo largo de los tres días que duró la presencia de las tropas separatistas. Tal fue la masacre que la Calle del Colorado de la ciudad de Pasto debe su nombre a la cantidad de sangre allí derramada por las víctimas pastusas durante la Navidad Negra. Además de esta matanza hubo multitud de violaciones a mujeres y niñas que solían acabar con el asesinato posterior de la fémina. Sin embargo todo esto sólo fue una parte de la brutal represalia puesto que también hubo un expolio y destrucción absolutos tanto de las propiedades de los vecinos como de las iglesias y edificios públicos. Se robaron todo tipo de objetos de valor y se destruyeron los archivos del ayuntamiento junto con los libros parroquiales suponiendo a la postre la pérdida de un patrimonio histórico de incalculables dimensiones puesto que abarcaban casi tres siglos de la historia de la ciudad.
La Navidad Negra de Pasto fue una matanza y expolio de tal magnitud que incluso algunos conocidos personajes independentistas criticaron con dureza a Antonio José de Sucre por permitir tales atrocidades. El general José María Obando le dedicó las siguientes palabras:
“No se sabe cómo pudo caber en un hombre tan moral, humano e ilustrado como el general Sucre la medida altamente impolítica y sobremanera cruel de entregar aquella ciudad a muchos días de saqueo, de asesinatos y de cuanta iniquidad es capaz la licencia armada; las puertas de los domicilios se abrían con la explosión de los fusiles para matar al propietario, al padre, a la esposa, al hermano y hacerse dueño el brutal soldado de las propiedades, de las hijas, de las hermanas, de las esposas; hubo madre que en su despecho salióse a la calle llevando a su hija de la mano para entregarla a un soldado blanco antes de que otro negro dispusiese de su inocencia; los templos llenos de depósitos y de refugiados fueron también asaltados y saqueados; la decencia se resiste a referir tantos actos de inmoralidad ejecutados contra un pueblo entero que de boca en boca ha transmitido sus quejas a la posteridad”
Por su parte el voluntario irlandés Daniel Florencio O'Leary dijo en referencia a la Navidad Negra:
“[…] en horrible matanza que siguió, soldados y paisanos, hombres y mujeres, fueron promiscuamente sacrificados y se entregaron los republicanos a un saqueo por tres días, y a asesinatos de indefensos, robos y otros desmanes; hasta el extremo de destruir, como bárbaros al fin, los libros públicos y los archivos parroquiales, cegando así tan importantes fuentes históricas”
No obstante aunque Antonio José de Sucre estaba al mando del asalto a la localidad de Pasto no se debe olvidar que las órdenes venían impuestas por Simón Bolívar. El general Antonio José de Sucre actuó con semejante crueldad porque sabía que no traería consecuencias para su persona puesto que contaba con el beneplácito de su superior. Como mencioné anteriormente la derrota de Simón Bolívar en la Batalla de Bomboná supuso un duro golpe para su prestigio debido a que hombres con menor preparación y en menor número lograron vencerle. Desde entonces el anhelo del líder independentista era vengarse a toda costa de los pastusos pese a la capitulación de San Juan de Pasto apenas dos meses después de aquella batalla. El nuevo alzamiento de la ciudad fue la escusa perfecta para planificar su venganza máxime tras otra derrota del ejército republicano a manos de los pastusos en la Batalla de Taindala. Entre las numerosas tropas que movilizó Simón Bolívar para la tarea se encontraban muchos de los supervivientes de su derrota en Bomboná como los hombres del Batallón Rifles. Por desgracia la masacre realizada en Pasto no debe sorprender a nadie pues el bando independentista había acuñado el concepto de “guerra a muerte” que consistía en el asesinato de civiles, el saqueo y la destrucción indiscriminada de propiedades y el fusilamiento de los prisioneros de guerra. Sin embargo en este caso fue si cabe peor puesto que estaba en vigencia el Tratado de Regulación de la Guerra firmado por el propio Simón Bolívar el 25 de noviembre de 1820 donde se especificaba que los pueblos que fueran ocupados por las tropas militares serían bien tratados y respetados.
Tras el relato de esta serie de acontecimientos históricos sobre San Juan de Pasto recomiendo el visionado de los siguientes vídeos ya que posteriormente realizaré algunos comentarios al respecto:
http://youtu.be/5vuVCQ7zHls
http://youtu.be/kPKuVdzNhEA
En el vídeo de la izquierda podemos ver al historiador peruano Heraclio Bonilla afirmando que la independencia hispanoamericana supuso una tragedia tanto para los negros como para los amerindios que perdieron la autonomía que les reconocía la corona española. Según sus palabras esto explica por qué ambos grupos se opusieron a la independencia señalando a los pastusos como ejemplo de ello para finalmente constatar que la emancipación hispanoamericana sólo benefició a una minoría criolla.
Mientras en el vídeo de la derecha aparece una noticia del informativo municipal de San Juan de Pasto sobre las pintadas aparecidas en la ciudad aludiendo a la Navidad Negra. Estas pintadas fueron realizadas en 2010 y provocaron un gran revuelo debido a que en ellas aparecía la frase “Pastuso asesinado por: Simón Bolívar”. Como se puede apreciar las autoridades locales quisieron restar importancia a estos hechos calificándolos como marginales e invitaron a los pastusos a ignorar las pintadas que recordaban el extermino allí producido en la navidad de 1822. Los testaferros de la doctrina oficial impuesta sobre la independencia hispanoamericana llegaron al descaro de declarar que aquellas pintadas atentaban contra los episodios históricos protagonizados por Simón Bolívar. Parece ser que para las autoridades colombianas la Navidad Negra no fue un episodio histórico puesto que han hecho todo lo posible por eliminar cualquier atisbo de ello como si nunca hubiera sucedido. Sin lugar a dudas este vídeo es el máximo exponente de la manipulación histórica que ejercen los estados hispanoamericanos y que llevamos denunciando en nuestro blog desde su creación. Para contrarrestar la falta de información sobre los hechos históricos que los gobiernos hispanoamericanos no quieren que conozcáis os aconsejo un ejercicio de lectura como el practicado por Carlos Castro. Este habitante del municipio de Pasto era conocedor de la Navidad Negra gracias a la lectura de un libro biográfico sobre Agustín Agualongo del cual hablaré en mi próxima entrada. Resulta evidente que la legitimidad de los estados surgidos tras la independencia hispanoamericana se sustenta primordialmente en la ignorancia de las sociedades a las que niegan una información veraz sobre su pasado. Por eso aplaudo la valentía de este hombre ya que sus declaraciones bien le pudieron costar el repudio de muchos pastusos que desconocen los trágicos acontecimientos de la Navidad Negra.
A modo de curiosidad si eres colombiano y alguna vez te has preguntado por el origen de las burlas hacia los pastusos efectivamente éstas son debidas a su lealtad al Imperio Español durante la guerra de independencia. Una vez consolidado el gobierno republicano se ejerció una deliberada estigmatización sobre los pastusos que posteriormente se tradujo en una caricaturización de los mismos que continúa vigente en la sociedad colombiana. Tras esta amplia entrada quisiera despedirme pidiendo como siempre vuestra participación en forma de valoraciones y comentarios. ¡Gracias por vuestro apoyo!
Extraído de Corriente Hispanista: LA RESISTENCIA DE SAN JUAN DE PASTO Y SU NAVIDAD NEGRA
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
En efecto, ahí está el origen de los chistes de pastusos que se cuentan en Colombia y en el vecino Ecuador, y que suelen exactamente los mismos que se cuentan de los gallegos en Argentina o los leperos en España. Es una venganza histórica, una especie de damnatio memoriae aunque hoy en día ni ellos mismos saben su origen. Y lo mismo se podría decir de los chistes de los ingleses sobre los irlandeses (la católica Irlanda, a la que han oprimido y tratado de aplastar durante siglos, incluso adelantándose a Stalin en el empleo del Holodomor como arma). O de los chistes de italianos sobre los torroni, como llaman despectivamente a los del sur, precisamente por su tenaz oposición a la unificación masónica de Italia. El sur, tan próximo a nosotros, tan hermano, por haber sido parte de la Corona de Aragón durante siglos (sobre lo que también suelen escribir la historia al revés en Italia). ¡Viva Pasto! ¡Viva Agualongo!
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Pongo aquí este artículo porque es la continuación del que abre el hilo, pero ya hay otros para quien quiera saber más sobre Agualongo:
http://hispanismo.org/hispanoamerica...agualongo.html
http://hispanismo.org/hispanoamerica...-pastusos.html
AGUSTÍN AGUALONGO: LA PERSONIFICACIÓN DE LA LEALTAD
Publicado por Cabeleira Santoro - Madrid, España
Para finalizar esta serie de entradas sobre aquellos amerindios y mestizos que lucharon a favor del Imperio Español durante las guerras de independencia hispanoamericanas resulta imprescindible hablar de Agustín Agualongo. Esta destacada figura histórica de etnia mestiza lideró la resistencia neogranadina tras los terribles acontecimientos de la Navidad Negra que relaté en mi anterior entrada.
Juan Agustín Agualongo Cisneros nació el 25 de agosto de 1780 en la ciudad de San Juan de Pasto. Tras una infancia tranquila se cree que trabajó como pintor hasta el comienzo de la guerra en donde decide tomar parte de forma activa. Desde entonces la vida de Agustín Agualongo estaría estrechamente ligada a la tenaz resistencia de su ciudad natal narrada en profundidad en mi anterior entrada. Para aquellos que no hayan leído la susodicha entrada les aconsejo hacerlo pues complementa a ésta en algunos sucesos que no voy a relatar de nuevo para no ser redundante.
El 7 de marzo de 1811 se presenta como voluntario para formar parte de la milicia realista que estaba reclutando el cabildo de Pasto para defender al municipio de las tropas insurgentes enviadas por la junta de gobierno de Quito. Ingresa entonces en la Tercera Compañía de Milicias del Rey donde fue descrito de la siguiente manera según su ficha militar:
“Agualongo era de baja estatura, pues sólo medía un metro con cuarenta centímetros; tenía pelo y cejas negras, ojos pardos, nariz regular, poca barba y una mancha como carate debajo de los ojos; era cari abultado, tenía color prieto y bastante abultado el labio superior. Esas características y sus apellidos de origen español, lo clasificaban como mestizo”
Tras la caída de San Juan de Pasto participa en su reconquista el 20 de mayo de 1812 logrando así su primer ascenso a cabo del ejército español. Agustín Agualongo vuelve a ascender a sargento en mayo de 1814 tras formar parte del contingente que evitó la toma de ciudad natal por parte de las tropas secesionistas lideradas por el general Antonio Nariño. Su vertiginosa carrera militar continúa en la Batalla de la Cuchilla del Tambo producida el 29 de junio de 1816. Este combate finaliza con una decisiva victoria del bando realista que pone fin a la breve existencia de las Provincias Unidas de Nueva Granada reinstaurándose el Virreinato de Nueva Granada. Debido a su participación en esta batalla Agustín Agualongo logra un nuevo ascenso a subteniente.
Tras la proclamación de la República de Colombia el 19 de agosto de 1819 (constituida realmente el 19 de diciembre de ese mismo año), el militar pastuso consigue reagrupar a los efectivos realistas que quedaban desperdigados por el extinto virreinato neogranadino en San Juan de Pasto. Esta muestra de lealtad inquebrantable al Imperio Español le sirve para ascender a teniente. El 12 de septiembre de 1821 se libra la Segunda Batalla de Huachi donde el bando realista derrota a las tropas independentistas dirigidas por Antonio José de Sucre. Esta nueva victoria en plena descomposición del Imperio Español lleva a algunos a pensar que la participación de Agustín Agualongo en las batallas trae consigo una buena suerte atribuida a la divina providencia. Como recompensa a su actuación vuelve a conseguir un ascenso al rango de capitán. Después de la capitulación de la localidad de Pasto el 8 de junio de 1822 por las tropas independentistas lideradas por Simón Bolívar, los pastusos se rebelan ante el dominio republicano retomando el control de su ciudad en septiembre de ese mismo año gracias a la determinación de algunos militares realistas entre los que se encontraba Agustín Agualongo. Tras la victoria lograda por los realistas pastusos en la Segunda Batalla de la Cuchilla de Taindala acontecida el 24 de noviembre de 1822 se produciría la masacre de la Navidad Negra de San Juan de Pasto justo un mes después. El día anterior a la matanza llegó a la ciudad la noticia de que un enorme contingente republicano dirigido por Antonio José de Sucre había atravesado el río Guáitara. Agustín Agualongo partió entonces de Pasto en una desesperada búsqueda de refuerzos en vista de la enorme superioridad numérica del bando separatista. Por desgracia no hubo tiempo ni milicianos suficientes para defender a su ciudad natal de la inmensa hecatombe que se le venía encima.
A pesar del exterminio que se produjo durante la Navidad Negra, los pastusos consiguen recuperarse para seguir luchando por la defensa de España. Agustín Agualongo se convierte entonces en el líder indiscutible de la resistencia pastusa creando una nueva milicia escasamente armada con machetes, garrotes y lanzas. El 11 de junio de 1823 atacan a las tropas republicanas dirigidas por el general Juan José Flores logrando contra todo pronóstico reconquistar San Juan de Pasto, lo que convierte a la ciudad en un indiscutible bastión de la resistencia española. Debido a esta enésima reconquista el líder mestizo consigue ascender a coronel. Tras este nuevo éxito la milicia pastusa encabezada por Agustín Agualongo emprende una marcha hacia el municipio de Ibarra. El 12 de julio de 1823 llega a dicha ciudad logrando un fuerte apoyo para la causa española. Mientras tanto Simón Bolívar parte veloz hacia la localidad de Ibarra para acabar personalmente con la resistencia pastusa que tantos quebraderos de cabeza le había ocasionado. Así es como el 17 de julio de 1823 se produce la Batalla de Ibarra en donde las tropas realistas son derrotadas por el ejército independentista.
Sin embargo esta derrota no quiebra la férrea voluntad de Agustín Agualongo que regresa a su ciudad natal tomada nuevamente por las fuerzas republicanas en su ausencia. El 18 de agosto de 1823 el líder pastuso reconquista una vez más la ciudad-talismán de la resistencia realista lo que aumenta su fama de irreductible hasta límites insospechados. Después de un tiempo el líder mestizo decide abandonar San Juan de Pasto en vista de la debilidad de una milicia realista notablemente mermada tras más de una década de resistencia. Las tropas realistas se refugian entonces en las montañas de la región en lo que supondría la etapa final de la guerra de guerrillas del extinto Virreinato de Nueva Granada. No obstante la milicia pastusa liderada por Agustín de Agualongo vuelve a reconquistar la ciudad de Pasto por última vez a mediados de mayo de 1824 tras derrotar de nuevo al ejército republicano dirigido por el general Juan José Flores. Esta nueva victoria es la que permite al líder pastuso alcanzar el máximo rango militar de General de Brigada de los Ejércitos del Rey.
Pero apenas unas semanas después las fuerzas secesionistas logran tomar San Juan de Pasto provocando la huída de lo poco que quedaba de las tropas realistas incluyendo a su líder. La última batalla en la que participa Agustín Agualongo se produce a principios de junio de 1824 en la localidad de Barbacoas donde resulta herido de una pierna. El 24 de junio de 1824 es capturado por el bando republicano tras la traición del entonces militar José María Obando que le había prometido ayudarle en su lucha por la defensa del Imperio Español. Agustín Agualongo es trasladado como prisionero a la ciudad de Popayán y posteriormente se le ofrece la posibilidad de perdonarle la vida a cambio de jurar lealtad a la constitución de la República de Colombia. Es entonces donde el líder mestizo en un acto de enorme integridad y nobleza responde de forma tan escueta como tajante: “¡Nunca!”
Después de esta categórica respuesta es juzgado y condenado a muerte por un pelotón de fusilamiento. Agustín Agualongo al enterarse de su condena demandó que se le permitiera ser fusilado con su uniforme de coronel del ejército español como finalmente sucedería. El 13 de julio de 1824 se dispuso frente del pelotón de fusilamiento con su uniforme y con los ojos al descubierto pues según sus palabras:
"Quiero morir cara al sol, mirando a la muerte de frente, soy hijo de mi estirpe, quiero morir con mi uniforme, no me venden los ojos, quiero morir de frente"
El general Agustín Agualongo encaró los momentos previos a su ejecución con gran entereza en donde incluso llegó a afirmar con enorme solemnidad:
“Si tuviese veinte vidas, estaría dispuesto a inmolarlas por la Religión Católica y por el Rey de España”
Mientras que en el último instante cuando los fusiles de los militares republicanos ya habían sido cargados gritó fiel a sus principios: “¡Viva el Rey!”
Agustín Agualongo murió fusilado el 13 de junio de 1824 sin conocer que se le había concedido el ascenso al máximo rango de General de Brigada de los Ejércitos del Rey. Pero incluso tras la muerte del líder pastuso las fuerzas secesionistas seguían preocupadas por un posible nuevo alzamiento de los pastusos. Simón Bolívar mantenía su odio irrefrenable y su miedo atroz por el pueblo pastuso. En el año 1825 se encontraba en el municipio de Potosí cuando envío una carta dirigida a Francisco de Paula Santander en la que decía lo siguiente:
“Los pastusos debe ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte dando aquel país a una colonia militar. De otro modo, Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos aunque demasiado merecidos…”
Simón Bolívar era consciente de que las atrocidades cometidas por el ejército independentista en San Juan de Pasto nunca se olvidarían y menos después de la Navidad Negra. Su plan consistía en una especie de “solución final” que recuerda a épocas mucho más recientes de la Historia. Por suerte el líder separatista murió antes de llevar a cabo esta macabra idea que hubiera supuesto la eliminación absoluta de todos los pastusos y en definitiva el genocidio del pueblo pastuso.
Agustín Agualongo fue un hombre extraordinario de pequeña envergadura pero de enorme nobleza. Valga como ejemplo su actuación tras la reconquista de San Juan de Pasto el 18 de agosto de 1823 en donde el líder pastuso dio alcance al general Pedro Alcántara Herrán. El militar secesionista comenzó a suplicarle de rodillas que no lo matara y Agustín Agualongo le respondió: “Yo no mato rendidos”
Esta célebre frase contiene una denuncia implícita al ejercito republicano debido a que los prisioneros realistas solían acabar fusilados por sus carceleros independentistas. Cabe destacar además que los pastusos perdonaron la vida a una serie de personajes secesionistas como Antonio Nariño o el propio Pedro Alcántara Herrán. Pero Agustín Agualongo era también un hombre que como sus paisanos de la época tenía la suficiente perspectiva como para presagiar las grandes penurias que traería consigo la independencia incluso hasta nuestros días. Al igual que el auto del cabildo de San Juan de Pasto sorprenden sus premonitorias palabras: “Yo sé que la separación sólo traerá calamidades”
<em>http://www.youtube.com/watch?v=Ngf6Rje9wk8&feature=player_embedded
http://www.youtube.com/watch?v=DbNm6239W3g&feature=player_embedded
Agustín Agualongo tenía una serie de cualidades (honor, integridad, nobleza y lealtad) que jamás estarán al alcance de quienes traicionaron a su patria en favor de unos países que han negado sus raíces hispanas a la vez que han supuesto el origen de una corrupción endémica que ha desembocado en el actual subdesarrollo de Hispanoamérica. Un hombre que en sólo 13 años de carrera militar consiguió ascender al escalafón más alto del ejército español y que prefirió morir con nobleza fiel a sus ideales antes que vivir con una denigrante traición a su patria. Todo esto convierte a Agustín Agualongo en el mayor patriota español nacido en América. El líder mestizo es un héroe para los que reivindicamos la reunificación de la Hispanidad y un ejemplo de nobleza para todos independientemente de nuestras ideas. Pero sobre todo Agustín Agualongo es el reflejo de todo un imperio que como él mismo había surgido del mestizaje.
Por ello desde aquí quiero rendirle el mayor de mis tributos a la vez que honrar la memoria de un hombre que por su arrojo y honor se ha convertido en una de esas leyendas que perdurarán hasta el fin de los tiempos. Alguien que sin ser militar luchó y murió por defender la unidad de la Hispanidad llegado el momento. Como bien dicen los pastusos: ¡Agualongo vive!
Postdata – En esta serie de entradas he criticado con dureza la omisión o tergiversación de ciertos hechos históricos que no convienen a los gobiernos hispanoamericanos. Es por ello que incluyo un par de vídeos para destacar el reconocimiento al líder pastuso que hacen el canal de televisión “Señal Colombia” y la alcaldía de Pasto. Lástima que en este último caso utilicen su figura como herramienta de un nacionalismo pastuso que hipotéticamente aspira a la independencia de la región cuando ello supone una nueva tergiversación histórica puesto que Agustín Agualongo defendió la unidad del Imperio Español.
Corriente Hispanista: AGUSTÍN AGUALONGO: LA PERSONIFICACIÓN DE LA LEALTAD
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Me ha gustado el teatrillo que han hecho para los niños de Pasto. Este tipo de cosas son las que educan en valores de verdad. Me ha llamado la atención que el actor dijera cosas como "cara al sol" o "surgiran como espinas rojas y negras de pólvora y sangre mi bandera" que suenan a la Falange Española. :lasonrisa: Un saludo a los neogranadinos hispanistas que visiten el foro.
Otro video interesante:
http://www.youtube.com/watch?v=d82slXfLrZo&feature=relmfu
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
CUANDO LA COHERENCIA Y LA VERDAD HISTÓRICA SUPERAN A LA IDEOLOGÍA, NAVARRO WOLFF, EX GUERRILLERO DEL M-19 RINDE HOMENAJE A AGUSTÍN AGUALONGO, EL CAUDILLO REALISTA, COMO GOBERNADOR DE NARIÑO.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...&1457235728242
___________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?f...type=3&theater
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La macabra navidad negra de Pasto. La toma militar a sangre y fuego.
Escrito por Enrique Herrera
Martes, 23 Diciembre 2014 22:30
http://pagina10.com/media/k2/items/c...2d8265d_XL.jpg
Fotografía: Miguel Garzón
A ciento ochenta y nueve años de la toma militar de Pasto a sangre y fuego por parte de las tropas que comandaba Antonio José de Sucre, aquel 24 de diciembre de 1822, consideramos oportuno traer a referencia una pequeña serie de comentarios que respecto a este macabro acontecimiento han escrito diversos autores, unos muy allegados y defensores acérrimos de la actitud de Simón Bolívar y sus demás Generales contra Pasto, por aquello de así es la guerra, y otros de pronto imparciales. Pero es lo cierto que los unos y los otros no pudieron ni se podrá ocultar el acto criminal que se cometió contra una población civil indefensa como observaremos a continuación.
El historiador José Manuel Restrepo, narra así el acontecimiento: “Al amanecer del 24 los cuerpos desfilaron sin detenerse por la fragosa montaña que separa a Yacuanquer de Pasto. Tardaron mucho en atravesarla, y hasta las doce del día no avistaron a los facciosos apostados en las alturas y quebradas que rodean a la ciudad por la parte del sur. A la una de la tarde fueron destinadas la primera y quinta del Rifles a tomar las alturas que ocupaban los rebeldes a nuestra izquierda; el resto del batallón, con su coronel y el general Barreto, se dirigieron contra la principal estancia del enemigo. Habiéndose ésta sobre la iglesia de Santiago, circuida de un terreno excesivamente cortado, y donde los pastusos se creían invencibles con el auxilio de aquel santo apóstol, patrón de la España…
Alberto Montezuma Hurtado, manifiesta: “ Según refiere la crónica, la propia imagen de Santiago fue puesta en medio de los defensores, como un gran general y más bien cayó al suelo en uno de los lances del combate, convirtiéndose en estorbo, y mientras sus decepcionados partidarios le echaban en cara tan lamentable inutilidad.. A las tres de la tarde la dispersión de los facciosos se hizo incontenible; el sujeto Boves tomó camino de oriente con unos clérigos españoles y varias gentes de fusil, Agualongo y Merchancano se acogieron a sus montes hospitalarios. Y entonces, bajo la vista inexplicablemente gorda del general Sucre, los vencedores se entregaron al saqueo de la ciudad, distinguiéndose por sus atrocidades el famoso batallón Rifles, con su jefe Arturo Sanders a la cabeza. Sobre los hechos no existe un solo recuerdo, amargo o descomedido, no hay tampoco un solo comentario, en prueba de lo cual se transcriben ahora los de diversos y conocidos historiadores:
De don José Manuel Groot: "Las tropas irritadas con la obstinada guerra que les hacían los pastusos, saquearon la ciudad y el general Sucre hubo de permitírselo. Allí no hallaron casi gente, todos los hombres habían huido, no habían sino las monjas y algunas mujeres refugiadas en el convento".
De don Carlos Pereyra: "Sucre tuvo que destrozar a los combatientes y tuvo que presenciar después, lleno de un profundo desaliento, la matanza que siguió al combate".
Del general Tomás Cipriano de Mosquera: "El encono del batallón Rifles por el rechazo que sufrió en Taindala en el mes anterior, le hizo ser cruel y no dio cuartel, de lo que provino que murieran más de cuatrocientos hombres, mientras que los cuerpos del gobierno nacional solamente tuvieron seis muertos y cuarenta heridos. El general Sucre tuvo que restablecer la disciplina y sujetar al Rifles, poniéndose a la cabeza del batallón Bogotá. Este castigo cruel que sufrieron los pastusos produjo que la guerra durara dos años más".
Del general José María Obando: "No se sabe cómo pudo caber en un hombre tan moral, humano e ilustrado como el general Sucre la medida, altamente impolítica y sobremanera cruel de entregar aquella ciudad a muchos días de saqueo, de asesinatos y de cuanta iniquidad es capaz la licencia armada; las puertas de los domicilios se abrían con la explosión de los fusiles para matar al propietario, al padre, a la esposa, al hermano y hacerse dueño el brutal soldado de las propiedades, de las hijas, de las hermanas, de las esposas; hubo madre que en su despecho, salióse a la calle llevando a su hija de la mano para entregarla a un soldado blanco antes de que otro negro dispusiese de su inocencia; los templos llenos de depósitos y de refugiados fueron también asaltados y saqueados; la decencia se resiste a referir por menor tantos actos de inmoralidad.. .".
José Manuel Restrepo, historiador coetáneo de los acontecimientos y profundo admirador de Bolívar y su ejército dice al respecto: “Después de hora y media de combate los facciosos –léase los pastusos- fueron derrotados completamente en todos los puntos. Los dispersos huyeron, unos con Boves hacia las montañas de Sibundoy, camino del Amazonas, y otros al Juanambú, a fin de ampararse en el desierto de El Castigo.
En el acto fue ocupada la ciudad, en la que solo hallaron las monjas y unas pocas mujeres acogidas al convento – se refiere al de Las Conceptas- . Los hombres habían huido todos llevándose las armas. Desgraciadamente la ciudad fue saqueada por las tropas vencedoras, irritadas sobremanera por la obstinada resistencia que habían hecho sus habitantes.
Los pastusos tuvieron cerca de ochocientos muertos en los diferentes combates, y se les tomaron muy pocos prisioneros a causa de la vigorosa terquedad con que se defendían. Por una rara fortuna, el General Sucre perdió solo ocho muertos y treinta y dos heridos.”
Del general Daniel Florencio O'Leary, secretario privado de Simón Bolívar: "En la horrible matanza que siguió soldados y paisanos, hombres y mujeres, fueron promiscuamente sacrificados".
Del doctor José Rafael Sañudo: "Se entregaron los republicanos a un saqueo por tres días, y asesinatos de indefensos, robos y otros desmanes hasta el extremo de destruir como bárbaros al fin, los archivos públicos y los libros parroquiales, cegando así tan importantes fuentes históricas. La matanza de hombres, mujeres y niños se hizo aunque se acogían a los templos, y las calles quedaron cubiertas con los cadáveres de los habitantes, de modo que "el tiempo de los Rifles" es frase que ha quedado en Pasto para significar una cruenta catástrofe. Quizás el haber permitido Sucre tan nefandos hechos, dio causa a que la Providencia señalara los términos de Pasto ocho años después para que sea sacrificado en términos de La Ventaquemada".
El historiador ecuatoriano Pedro Fermín Cevallos, refiere así el macabro acontecimiento: “Después de hora y media de combate, fue derrotado del todo el enemigo, y Sucre ocupó la ciudad desierta. Más de ochocientos de los rebeldes quedaron tendidos en el campo, fuera de los heridos, no habiendo costado al vencedor sino ocho muertos y treinta y dos heridos. Los vencedores llevados de la venganza contra un pueblo tenazmente enemigo suyo saquearon la ciudad.”
___________________________
Fuente:
La macabra navidad negra de Pasto. La toma militar a sangre y fuego.
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
En plena semana santa, Antonio Nariño amenaza a Pasto.
Escrito por Enrique Herrera
Miércoles, 01 Abril 2015 08:29
http://pagina10.com/media/k2/items/c...8ebbf81_XL.jpg
Fotografía: Miguel López
La semana santa es para el mundo occidental, particularmente los católicos, tiempo de reflexión y penitencia en recuerdo del martirizado calvario que sufriera Jesucristo. Este acontecimiento tiene su historia que vamos a analizar primeramente y luego nos adentrarnos en un suceso histórico que por cierto no es muy conocido cual fue la semana santa en que Antonio Nariño y su tropa amenazó con destruir a Pasto y su gente en 1814, siendo como ya se ha dicho en otras oportunidades derrotado por la actitud valerosa de las mujeres pastusas.
La semana santa es un ritual que lleva anualmente a los católicos del mundo a reflexionar sobre el acontecimiento histórico que se tiene del sacrificio en el monte Calvario de Jesucristo, situación que tiene una característica: no siempre se conmemora en una misma fecha, lo es en marzo o en su defecto en abril ateniéndose a lo dispuesto por el concilio de Nicea (año 325) y ratificado por el de Trento (1545-1563) respecto a que la Pascua debía conmemorarse el primer domingo siguiente al plenilunio o luna llena del 21 de marzo o después de este día. Desde 1515 hasta 1576, científicos de la Universidad de Salamanca habían estudiado las falencias o errores del calendario Juliano que regía por aquel entonces. Posesionado el papa Gregorio XIII acoge los nuevos planteamientos y ordena mediante bula papal, que expide el 24 de febrero de 1582, suprimir 10 días al calendario de 1582 al decretar que del jueves 5 de octubre se pase al día siguiente al 15. Es decir del 6 al 14 de octubre de 1582, son días que no existieron dentro del calendario que a partir de aquel entonces se conocerá como gregoriano.
He aquí, a grandes rasgos, el análisis sobre el porqué del calendario que nos rige, y en tal razón cual es la base para el cambio de fecha de la celebración de la Semana Santa que volvemos a repetir se debe conmemora a partir del domingo siguiente a la primera luna llena del equinoccio de primavera, cayendo entre el 22 de marzo y el 25 de abril del respectivo año.
De acuerdo a la tradición y documentos que al respecto se encuentra, de manera indiscutible la ciudad San Juan de Pasto albergó desde un principio todo un grupo de conquistadores y pobladores españoles altamente creyentes, fervorosos defensores de su religión y los principios católicos, apostólicos y romanos que dieron pie para que poco a poco con el trascurrir del tiempo el valle de Atriz y sus alrededores se fueron poblando con el establecimiento de infinidad de templos, capillas y conventos que caracterizaran el sector.
Finalizando el siglo XV, son varias las comunidades religiosas de varones establecidas en San Juan de Pasto: Mercedarios en 1539, Franciscanos en 1562, Dominicos en 1572 y Agustinos en 1585 y una de mujeres: Las Conceptas en 1588, todas ellas comprometidas en promover e imponer la religión católica, apostólica y romana de acuerdo con los compromisos que se tiene con la corona española.
Imágenes de santos, vírgenes y cristos traídas ya sea de Quito, Lima y aun de España fueron ubicados en sus respectivos templos o capillas para su correspondiente veneración. Cada poblado del Valle de Atriz atendiendo el adoctrinamiento de la religión acogió como patrono una determinada imagen para celebrar con gran pomposidad sus tradicionales fiestas patronales.
La Semana Santa o Mayor congregaba a todos los pobladores tanto del sector urbano como del rural y según estudios que existen al respecto las comunidades indígenas de los sectores circunvecinos del Valle de Atriz tenían la costumbre de participar activamente cargando imágenes representativas a la crucifixión y muerte de Jesucristo que traían desde sus respectivos poblados. El historiador Sergio Elías Ortiz nos narra así la Semana Santa de 1709: “hay que decir, que como antecedentes de las grandes solemnidades, a los presos detenidos por deudas en la cárcel y el punto de Pascua a los que estaban por “delito crimen”, el domingo anterior, por la tarde, se tenía la llamada procesión de penitencia que saliendo de la iglesia matriz, recorría todo el marco de la ciudad, deteniéndose ante la iglesia de cada convento. Desde ese mismo momento, los llamados penitentes se creían autorizados a andar, como alma en pena, rigurosamente vestidos de blanco, por todas las casas recordando a los vecinos los castigos eternos reservados a los pecadores empedernidos. Por otra parte los llamados cucuruchos, especie de mamarrachos vestidos de morado y negro, con un foete para espanto de los muchachos callejeros, desde allí mismo, también emprendían sus andanzas por la ciudad y sus alrededores a demandar limosnas para el Santo Sepulcro y para otras cosas que nada tenían que ver con el culto y así con la profesión de picaros y buscones herederos de la madre Celestina. Desde esa misma tarde, igualmente empezaban a practicarse el ayuno y la abstinencia hasta el Domingo de Pascua con una rigurosidad más apropiada a monjes trapenses que a vecinos de un poblado perdido en los riscos de los Andes. Y había que ver lo que era ese ayuno y su abstinencia. Ni siquiera los enfermos según contaban los antiguos, se excusaban de practicarlos en señal de absoluta sumisión a la Iglesia de Dios, y como castigo de culpas mucho menos graves y maliciosos quizá, que las que ahora cometemos y castigamos. Venían luego, desde el martes y el sábado santo las procesiones de aparato, con cuadros vivos que salían de los templos de los conventos, por turno riguroso, dentro de un silencio perfecto, no obstante que los indios, sobre quienes pesaba un pasado milenario de superstición y de fetichismo, se colocaban dentro de ellas como danzantes; y que los penitentes extremaban las contorsiones en empeño de demostrar su aparatoso arrepentimiento; y los veinticuatro del Rosario, ceñidos habito telar, al modo de los monjes Benitos, se azotaban públicamente; y los del cuadro llamado Alma Santa hacían signos misteriosos en cada esquina; y el melancólico tañido de campanas o el áspero sonar de las matracas ponían terror en las almas, no obstante todo esto, decimos, los espectadores si espectadores podían llamarse a quienes formaban las alas de la procesión, guardaban recogimiento y marchaban silenciosos y compungidos al compás de la música fúnebre, o contemplaban especialmente las muchachas en flor, desde las celosías de las ventanas, el lento desarrollo de las escenas bíblicas o de los pasos sacramentales…”
Visto el por qué varia de fecha la conmemoración de la semana santa, al igual de cómo se asentó en San Juan de Pasto el adoctrinamiento del catolicismo, entremos a continuación a analizar cuál y como sería para las gentes de Pasto el ver que en plena semana santa de 1814 el general Antonio Nariño y sus tropas avanzan amenazantes para tomarse a sangre y fuego a la ciudad. Tenían el antecedente de la criminal actitud de los quiteños cuando vinieron y saquearon el templo de Santo Domingo en busca de las 413 libras de oro, razón por la cual Pasto y su gente tuvo que estar atenta a defenderse de la pretendida nueva toma militar.
Zozobra, incertidumbre, temor. Qué sentimiento de inquietud no tendrían las gentes de Pasto cuando conocedoras del avance de las fuerzas militares al mando del general Antonio Nariño, sabían que tendrían que afrontar para defender la ciudad de una nueva arremetida de las gentes del norte. Hasta Calibio, cerca de Popayán, se habían desplazado en su oportunidad para evitar dicho avance, no lo lograron y ahora el contrincante venia en camino.
José María Espinosa, el Abanderado de Nariño, plasmó en sus “Memorias” el valor de las mujeres pastusas cuando en Calibio combatieron de igual a igual que los hombres. Ahora les tocaría defender a Pasto, pero esta vez tendrían que afrontar el combate en plena semana santa de 1814, situación que obligaba a tomar las armas en días donde la oración, la reflexión y el recogimiento tenía que ser su mayor preocupación, pero los acontecimientos macabros del 22 de septiembre de 1811, en que las tropas quiteñas penetraron en la ciudad a sangre y fuego buscando las 413 libras de oro que se encontraban escondidas dentro de las paredes del templo de Santo Domingo, donde hoy se ubica el templo de Cristo de Rey, hizo que aquella semana santa de 1814, sería muy diferente a las demás.
El 4 de marzo de 1814, Antonio Nariño, desde Popayán escribe amenazante al Cabildo de Pasto: “Yo propongo a Usía muy ilustre nuevamente el partido de la conciliación y de la paz. Usía muy ilustre sabrá la conducta que he guardado en esta ciudad –se refiere a Popayán- y estoy resuelto a guardar la misma en esa, si no se me hace resistencia; o a cerrar por la primera vez mi alma a los sentimientos de compasión y entregarla – a Pasto- a las llamas, para que sirva de escarmiento a los obstinados…”
Nariño, tal cual como lo había hecho meses antes el norteamericano Alejandro Macaulay, amenaza a Pasto con “entregarla a las llamas”, es decir destruir e incendiar la ciudad. En cuanto a su comportamiento en Popayán se sabía que había dado la orden para recoger cuanto objeto de valor tuviesen, particularmente los de índole sagrada como copones, custodias y demás elementos religiosos para luego fundirlos. En Pasto este hecho era de mucha trascendencia por su espíritu religioso.
El Cabildo de Pasto, el 1 de abril de 1814, responde así la notificación de destrucción que anuncia Nariño: “El reconocer el derecho de la soberanía y de la madre Patria a quien debemos nuestra existencia, y celebre, hoy desgraciado país de las Américas, por las turbaciones que nos causan los mismos que podían recordar la felicidad en que vivíamos, descansando en nuestras familias, bajo de nuestras viñas y de nuestras higueras; esto es lo que nos conduce y que no nos hará mudar de sistema, no por deferencia al halago, ni por temor a las amenazas desde muy antes vertidas y protestadas; de modo que para nosotros tan glorioso será el podernos defender de una fuerza que, sin derechos, ni legitima autoridad, nos trata de oprimir, como el que esta ciudad quede reducida a una nueva Numancia o Sagunto.”
Numancia y Sagunto fueron dos ciudades españolas que se resistieron a ser invadidas por extranjeros, prefiriendo sus pobladores, antes que entregar la ciudad, incendiarla y luego se suicidaron para evitar quedar en calidad de esclavos. Las mujeres que estaban embarazadas prefirieron abrirse el vientre para sacar sus crías y lanzarse al fuego.
El 3 de abril de 1814, siendo domingo de ramos, Nariño desde la Caldera, recuerda esta fecha, de acuerdo a carta que hace llegar al Cabildo de Pasto, cuando dice: “Yo ruego a Usía Ilustre, por las entrañas de Jesucristo, que no me forcen a proceder contra mis principios: no vengo a destruir ni he tomado las penalidades de esta expedición por ninguna mira personal…En este concepto, aguardo antes de atacar en Juanambú, la contestación de Usía Ilustre en el término de la distancia: quiero que jamás me quede el dolor de no haber tentado todos los medios que dicta la prudencia, la política y la religión…”
El lunes santo, responde así el Cabildo de Pasto: “Contestando en los términos que Usía solicita, a su oficio de 3 de los corrientes, en que por las entrañas de Nuestro Redentor Jesucristo (cuya memoria es la que debería ocupar, sin profanar irreligiosamente estos sagrados días) dice que no lo forcemos a proceder contra sus principios, y en una palabra, que lo que desea es la paz, la armonía, buena inteligencia entre todos nosotros…Exponemos a Usted, que por nuestra parte no se atropellan estos objetos, los más dignos de la fe que profesamos y de la sociedad. Ya se lo hemos indicado a Usía en nuestro anterior oficio; Usía es quien nos viene a hacer la agresión más injusta…Puede estar igualmente satisfecho de que nosotros no apetecemos la guerra sino la paz. En manos de Usía está el logro, con no perseguirnos y retirar sus tropas; pero es inevitable, o defendernos o morir por los sagrados principios que nos conducen…”
El miércoles santo, 6 de abril de 1814, el general Antonio Nariño, se sale de casillas y lanza esta triste y macabra amenaza a Pasto y su gente, cuando dice: “por última vez digo a Usía muy Ilustre, que si se me hace un solo tiro, fiados en la indulgencia que he usado en todos los pueblos de mi tránsito, Pasto queda destruida hasta sus fundamentos…Es preciso que antes de romper el fuego, se decida abiertamente a hacer causa común con nosotros o a quedar destruida, y destruida de un modo que nunca jamás pueda volver a ser habitada…”
Ante tan categórica actitud de destrucción que anuncia Nariño para con Pasto y su gente, el Cabildo de Pasto responde el viernes santo, 8 de abril de 1814: “Sería una impertinencia preguntar a Usía con qué autoridad viene a invadir a un pueblo que halla su convivencia en vivir bajo las sabias y equitativas leyes del gobierno español; porque por lo mismo que se trata de invasión, no hay que hablar de otros derechos, de otra autoridad ni de otra ley que la del más fuerte; y puesto que Usía no nos deja otro arbitrio al presente que éste, no obstante de ser el más bárbaro que la ciega ambición ha podido inspirar a los hombres, puede Usía escoger a lo largo del Juanambú, el punto que le parezca más a propósito para terminar nuestras diferencias. En todos ellos encontrará Usía, pastusos y encontrará victimas generosas decididas a ser inmoladas sobre los altares de la patria…”
Triste y macabra la actitud del general Antonio Nariño, cuando no respetó ni los días de la semana santa de 1814, para amenazar y pretender dominar a las gentes de Pasto, razón más que suficiente para que Pasto y su gente se prepare a defenderse de quien en Popayán abusando de su autoridad había robado y fundido los objetos de carácter sagrado que encontró en los templos, capillas y conventos de esa ciudad, que podían esperar, entonces las gentes de Pasto?.
Frente a las amenazas de destrucción para con Pasto y su gente de parte del general Antonio Nariño, comprenderá amable lector el porqué de parte nuestra planteamos que lo que menos debía llamarse nuestro departamento es Nariño, por cuanto se hizo homenaje a un invasor que pretendía destruirnos y solo el valor de las mujeres pastusas impidió su cometido cuando lo derrotaron aquel 10 de mayo de 1814
___________________________
Fuente:
En plena semana santa, Antonio Nariño amenaza a Pasto.
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Las agresiones contra Pasto
Escrito por Enrique Herrera
Domingo, 19 Abril 2015 20:20
http://pagina10.com/media/k2/items/c...93c427d_XL.jpg
Fotografía: Diego Rodríguez
La historia como bien se ha dicho, tiene que basarse en documentos para a partir de ellos entrar a deducir cual fue la realidad del objetivo a investigar, en tal razón son varias las personas que nos han solicitado hacer una especie de resumen sobre aquellos documentos que de manera agresiva comprometieron la actitud del pueblo de Pasto, particularmente durante el proceso denominado de independencia. Con la carta que suscribe la junta de gobierno de Quito, el 10 de agosto de 1809, se dio comienzo a este proceso epistolar que vamos a continuación a analizar.
El 16 de agosto de 1809, se dio lectura en el cabildo de Pasto de un mensaje suscrito por la Junta de Gobierno quiteña fechada el 10 de agosto del mencionado año, luego de analizar la situación en que se encuentra dice: “finalmente la necesidad que tendrá éste (el reino de Quito) de arreglar sus límites, proporcionándose un posesión fronteriza capaz de consultar a su mayor seguridad, la cual se halla puntualmente de la parte de allá de esa ciudad, acordará sin duda preferir al reunirse en Quito más bien que en Santafé que está a mayor distancia y que en nada le interesa…”. Queda claro de acuerdo a esta misiva, que el interés de los quiteños era de que Pasto haga parte administrativamente de Quito desvinculándose de Santafé de Bogotá “que está a mayor distancia y que en nada le interesa…”
Antes de entrar a Pasto a sangre y fuego los quiteños el 22 de septiembre de 1811, con el objeto de robar el oro que estaba escondido entre las paredes del templo de Santo domingo, a hora Cristo Rey, hicieron llegar el siguiente comunicado: “El gobernador Tacon…pretenda tal vez, abandonando los límites de aquel gobierno (se refiere al de Popayán), llevar consigo los caudales que anticipadamente extrajo de las reales cajas y casa de la moneda y dirigió a esa ciudad (es decir a Pasto), en que se comprenden más de doscientos mil pesos (800 libras de oro) pertenecientes a esta Provincia (la de Quito) que con destino a la de Cartagena, se remitieron con el situadista en el año pasado de 1809 y quedaron depositados en las cajas de Popayán, por las alteraciones de políticas del Virreinato de Santafé…Se espera, que Usía (es decir el Cabildo de Pasto) no permitirá sin quedar comprometido a su responsabilidad, la extracción de ellos ni que se agoten en proyectos ni preparativos turbulentos de una guerra desoladora e infructuosa”.
A la advertencia anterior, el cabildo de Pasto, responde así el 27 de abril de 1811: “Puede asegurar a Vuestra Excelencia, es, que lejos de tratarse de la extracción de los caudales, ha sabido que habiéndola propuesta de su mitad para Barbacoas el expresado don Francisco Ignacio de Urquinaona, la resistió el Gobierno y lo separó de la intendencia de dichos caudales, poniéndolos al cuidado de don Joaquín Gutiérrez…”, para tranquilidad de la gente.
Don Joaquín de Caicedo y Cuero, quien también viene a Pasto tras del cargamento de Oro en referencia, y no por la independencia como se ha hecho creer, se pronuncia desde La Cruz el 13 septiembre de 1811, para dar claridad a su posición política, cuando dice a Tomas de Santa Cruz: “Yo sé bien que Usted y todo ese honroso vecindario han tomado las armas engañados por la más vil calumnia, de que nosotros obramos contra la religión y el rey”.
“Sé que nos marca con la infame señal de insurgentes y revolucionarios, cuando hacemos alarde de ser fieles vasallos de Fernando VII y de venerar la santa religión que profesamos…”.
Por estas y muchas razones, el historiador vallecaucano Germán Patiño Ossa, al hablar de su paisano Caicedo y Cuero, en artículo virtual de internet denominado “La independencia que no fue”, es enfático en manifestar que: “Esta Junta (la de Ciudades Confederadas del Valle del Cauca) se organizó como gobierno, formó ejercito propio y se ocupó de la hacienda pública. Su presidente fue Joaquín de Caicedo y Cuero, quien nació, vivió, luchó y murió como realista, hasta donde la documentación permite conocerlo. No fue mártir de la independencia, ni mucho menos protomártir…”.
El Gobierno de la Provincia de Popayán que había asumido en ausencia del titular Caicedo y Cuero, cuando éste cae prisionero en Pasto se pronunció así el 4 de julio de 1812, en contra de la ciudad y su gente: “La ruina de Pasto ha llegado y esa ciudad infame y criminal va a ser reducida a cenizas.
No hay remedio: un pueblo estúpido, perjuro e ingrato que ha roto los pactos y convenciones políticas y que con la más negra perfidia ha cometido el horrible atentado de hacer prisionero al Presidente de este Gobierno… debe ser, como el Pueblo Judío, entregado al saqueo y a las llamas. Tiemble, pues, la ingrata Pasto que ha hecho causa común con los asesinos y ladrones de Patía, y tiemblen esos hombres de escoria y de oprobio que se han erigido en cabeza de la insurrección de los pueblos. Una fuerza poderosa, terrible, destructora y hábilmente dirigida va a caer sobre esa ciudad inicua.
Ella será la victima del furor de un Reino entero, puesto en la actitud de vengarse y aniquilarla. Las tropas belicosas de las Provincia Confederadas de la Nueva Granada reducirán a pavesas a Pasto…”
Este lenguaje nada cordial, menos diplomático, absolutamente guerrerista, insultante y oprobioso con que se manifiesta el Supremo Gobierno de Popayán, encuentra digna respuesta en contestación del Cabildo de Pasto cuando en oficio del 20 de julio de 1812, dice: “Ha recibido este Ayuntamiento el oficio de la Junta Superior de esa ciudad, concebido en términos poco equitativos y conciliadores de paz que todos deseamos.
No ha reflexionado esa Junta que el tratar de perjura a esta ciudad es renovar la llaga con que ésta está lastimada. Si en términos decentes y decorosos se trata de ajuste y reconciliación, no se hará sordo este Cabildo a las voces de la razón y justicia…estableciendo en lo posible el antiguo gobierno en que nacieron nuestro padres y nosotros y con que vivieron y vivimos en paz, sin efusión de sangre, sin robos sin los males que a todos nos inundan...”
El norteamericano Alejandro Macaulay, que es comisionado por Popayán para que salga al rescate de Joaquín de Caicedo y Cuero, retoma el lenguaje amenazante en un primer comunicado con fecha 17 de julio de 1812: “Si se me dispara un solo fusilazo en el tránsito, Pasto pagará sus crímenes desapareciendo de la tierra…No quedará hombre vivo desde el Guáytara hasta el Juanambú; el fuego consumirá sus edificios y propiedades; las futuras generaciones admiraran en sus ruinas y escombros un castigo proporcional a su delitos”. El Cabildo de Pasto da respuesta de manera mesurada: “Cuando las condiciones que se proponga vengan desnudas de fanfarronada y terrorismo y sean conformes a la equidad, al derecho de gentes y a evitar la efusión de sangre, este cabildo sabrá oírlas y sabrá proponer los medios conciliadores…”
Pretendiendo el aventurero norteamericano nuevamente amedrentar a sus contrincantes les dice: “hoy ocupo un punto ventajoso y me será muy fácil entrar por asalto en la ciudad y reducirla a cenizas. ¡Qué cuadro tan horroroso! Yo me estremezco; pero no habiendo otro arbitrio, así lo ejecutaré con el mayor dolor de mi corazón…Si estas reflexiones no son bastantes para convencer a usía, tiemble de las consecuencias que inmediatamente van a originarse, de la sangre que derramaré y de la desolación que se le espera”.
Cuando el General Antonio Nariño asume la campaña del Sur, el 4 de marzo de 1814 desde Popayán amenaza con “entregar (a Pasto) a la llamas, para que sirva de escarmiento a los obstinados”. El cabildo de Pasto, contesta al oficio en referencia trayendo a relación toda una serie de favorables situaciones vividas por su gente, antes de las incursiones militares del norte y del sur de la región cuando: “podían recordar la felicidad en que vivíamos, descansando en nuestras familias, bajo de nuestras viñas y de nuestras higueras; esto es lo que nos conduce y lo que no nos hará mudar de sistema, ni por deferencias al halago, ni por temor a las amenazas desde muy antes vertidas y protestadas; de modo que para nosotros tan glorioso será el podernos defender de una fuerza que, sin derechos, ni legitima autoridad, nos trata de oprimir, como el que esta ciudad quede reducida a una nueva Numancia o Sagunto”. Esta respuesta inesperada para Nariño, hace que éste desde el Alto de La Caldera, le diga al Cabildo de Pasto el 3 de abril de 1814, domingo de ramos, que él, no está para filosofar, “que no es ya la opinión la que me conduce con mi ejercito por estos remotos climas: es la necesidad de existir…En este concepto, aguardo antes de atacar en Juanambú, la contestación de Usía muy ilustre en el término de la distancia: quiero que jamás me quede el dolor de no haber tentado todos los medios que dicta la prudencia, la política y la religión.” El cabildo replica con este tajante planteamiento: “Usía es quien nos viene a hacer la agresión más injusta. Nosotros, en fuerza que le compendiamos en nuestro oficio, hemos vivido satisfechos y contentos con nuestras leyes, gobiernos, usos y costumbres. De fuera nos han venido las perturbaciones y los días de tribulación…Por uno y otro lado hemos padecido violencias, incendios, robos y escándalos y hasta ahora no podemos comprender con qué autoridad se han formado revoluciones, pretendiendo por la fuerza, o sujetarnos o destruirnos al mismo tiempo que se decanta la libertad…Puede estar igualmente satisfecho de que nosotros no apetecemos la guerra sino la paz. En manos de Usía está su logro, con no perseguirnos y retirar sus tropas; pero es inevitable, o defendernos o morir por los sagrados principios que nos conducen”. En respuesta a las anteriores consideraciones, Nariño se sale de casillas y manifiesta con insultos y amenazas en plena semana santa de 1814: “que si se me hace un solo tiro, fiados en la indulgencia que he usado en todos los pueblos de mi tránsito, Pasto quedará destruida hasta sus fundamentos…Es preciso que antes de romper el fuego, se decida abiertamente a hacer causa común con nosotros o a quedar destruida, y destruida de un modo que nunca jamás pueda volver a ser habitada…” Dos días después, Nariño tiene respuesta: “Puede Usía escoger a lo largo del Juanambú, el punto que le parezca más a propósito para terminar nuestras diferencias. En todos ellos encontrará Usía, pastusos y encontrará victimas generosas decididas a ser inmoladas sobre los altares de la patria…”
Queda claramente establecido como la gente de Pasto fue amenazada y atacada tanto del norte como del sur de la región por Caleños, Payaneses y Quiteños respectivamente, sin que aún se esgrimiera actos de independencia de España, razón por la cual tuvo que armarse improvisadamente para defenderse de una destrucción total con que se amenaza. Llevaba trece años de lucha defendiéndose de la criminal agresión de que era objeto cuando conoce en 1822 la pretendida incursión militar del general venezolano Simón Bolívar, tema que vamos a analizar de acuerdo a los comunicados que existen al respecto.
Luego de tener conocimiento Bolívar de la imposibilidad de salir desde Buenaventura a Guayaquil para encontrarse con el general Sucre, decide continuar su marcha militar por tierra. Estando en Popayán, en carta que suscribe a Santander el 29 de enero de 1822, dice categóricamente que “espero dar un combate más aventurado que el de Boyacá, y voy a darlo de rabia y despecho, con ánimo de triunfar o de no volver…”
El general Santander expresa su preocupación en carta suscrita 22 de febrero de 1822, cuando le dice a Bolívar: "Nos queda otra vez el Juanambú y Pasto, el terror del ejército y es preciso creerlo el sepulcro de los bravos, porque 36 oficiales perdió Nariño y Valdés ha perdido 23 que no repondremos fácilmente. Resulta que Ud. debe tomar en consideración las ideas de Sucre y de abandonar el propósito de llevar ejército alguno por Pasto, porque siempre será destruido por los pueblos empecinados, un poco aguerridos y siempre, siempre victoriosos".
Derrotado en Cariaco o Bomboná, Bolívar se retira, retrocede hasta ubicarse en El Trapiche, hoy ciudad Bolívar en el Departamento del Cauca. Con el triunfo de Sucre en Pichincha, la dirigencia de Pasto capitula en Berruecos por cuanto conoce que Bolívar ha recibido refuerzos de Bogotá, lo hace sin poner en conocimiento de su decisión al pueblo raso, a las milicias que siempre estuvieron prestas a dar el combate.
Desde El Trapiche, Bolívar amenaza a Pasto y su gente el 29 de mayo de 1822, cuando le dice Basilio García: “Yo insto a Vuestra Señoría, todavía, Señor Coronel, a que oiga los acentos de la razón y de la justicia para que conjure la negra y terrible tempestad que se va a descargar sobre la infeliz Pasto; tempestad que arrojará más rayos, mas fuegos y estragos que todos los volcanes de los Andes, que con sus bocas infernales vomitan la muerte desde Pasto a Quito…”.
Días después vuelve Bolívar con sus amenazas a Pasto y su gente, cuando anuncia que: “Tenemos derecho para tratar a todo el pueblo de Pasto como prisionero de guerra, por que todo él, sin excepción de una persona nos hace la guerra, y para confiscarles todos los bienes como pertenecientes a enemigos. Tenemos en fin, derecho a tratar a esa guarnición con el último rigor de la guerra, y al pueblo para confinarlo en prisiones estrechas, como prisionero de guerra, en las plazas fuertes marítimas, y todo ese territorio secuestrado por cuenta del fisco…”
Al suscribirse el 6 de junio de 1822 la capitulación de Berruecos, Bolívar exclamó: “Esto vale para mí, y es más glorioso que una batalla ganada…”
Después de los macabros acontecimientos del 24 de diciembre de 1822, donde por órdenes de Bolívar, el general Sucre prácticamente acabó con la ciudad sacrificando algo más de 800 personas, Bolívar llegó el 2 de enero de 1823 permaneciendo hasta el día 14 dejando al mando al general venezolano Bartolomé Salóm con estrictas medidas para acabar con los pastusos, entre ellas aquella de asesinar a sus mejores hombres arrojándolos amarrados en pareja sobre los abismos del río Guitara, testimonio que reconoce el propio Salom cuando en carta que suscribe a Bolívar le dice: “sorprendieron (los pastusos) una contestación del Sr. Comandante Aguirre sobre la remisión de esposas que yo le pedía para mandar asegurar a los que se me presentaran según instrucciones de su Excelencia, y sacaron del Guaitara los cadáveres de dos pastusos, que con ocho más entregué al comandante Cruz Paredes con la orden verbal de que los matara secretamente…”. Este acto criminal lo corrobora Daniel O’Leary, secretario de Bolívar en sus célebres “Memorias” cuando dice: “Prisioneros degollados a sangre fría, niños recién nacidos arrancados del pecho materno, la castidad virginal violada, los campos talados y las habitaciones incendiadas, son los horrores que han manchado las páginas de la historia militar de las armas colombianas…Los prisioneros fueron a veces atados de dos en dos, espalda con espalda y arrojados desde las altas cimas que domina el Guitara, sobre las escarpadas rocas que impiden el libre curso de su torrente, perdiéndose sin eco entre los terribles vivas de los inhumanos sacrificadores y el ronco estrepito de las aguas, los gritos desesperados de las victimas…”; y el general José María Obando, en “Apuntamientos para la Historia”, refiere así este criminal asesinato ordenado por Bolívar: “El coronel Eusebio Borrero, que se hallaba con el general Salóm en Pasto, tuvo el honor de ser preferido para autorizar el sacrificio de 28 víctimas; pero habría sido mucha condescendencia sacrificarlas por los medios conocidos, y de un solo golpe, y se inventó un género de muerte que no tuviese estos defectos. Amarrados espalda con espalda, apenas le era permitido escoger el compañero con que cada uno debía ser sacrificado: catorce matrimonios cívicos fueron precipitados vivos uno en uno desde lo alto del puente hasta los hondos abismos del Guaitara, haciendo penar a los últimos con el espectáculo sucesivo de los primeros. Recuerdo –dice Obando- entre estas víctimas a los respetables vecinos Matías Ramos y don Pedro María Villota, hombres del todo inocentes y pacíficos…”
Nos falta espacio para traer a referencia un gran número de documentos que reflejan el martirio, el sacrificio, el dolor de la gente de Pasto frente a los crímenes de los denominados próceres de la independencia, concluyamos por ahora con la lapidaria frase de Simón Bolívar cuando desde Potosí en Bolivia escribió el 21 de octubre de 1825:” "Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordara de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos".
___________________________
Fuente:
Las agresiones contra Pasto.
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La lectura de libro “Estudios sobre la Vida de Bolívar” del humanista pastuso José Rafael Sañudo, pone al descubierto las atrocidades de los “patriotas” en su paso criminal por Pasto. Leyendo ese libro, se comprende la resistencia de un pueblo al embiste brutal de una independencia no querida. A los héroes de Pasto, por haber vencido en Bomboná “se los cosió por la espalda, alanceados y arrojados ...al vórtice horripilante del Guaítara”. En ese libro se conoce la terrible noche del 24 de diciembre de 1822, la “Nochebuena fastuosa” donde “las manos de Sucre conocieron la vergonzante sangre de sus hermanos pastuosos torturados, vencidos y humillados. Las violaciones y la crueldad con que se enseñaron contra los habitantes de Pasto, obligaron a los pastuosos a defenderse con todo su ardor y valentía en defensa de su propia vida.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...psnf3vvmme.jpg
___________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/23052595029...type=3&theater
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
El monarquista Joaquín de Caicedo y Cuero.
Escrito por Enrique Herrera
Domingo, 25 Enero 2015 19:57
http://pagina10.com/media/k2/items/c...1433426_XL.jpg
Joaquín de Caicedo y Cuero, presidente de la Confederación de ciudades vallecaucanas y el norteamericano Alejandro Macaulay, son dos personajes que la historia oficial del país ha pretendido ubicarlos como patriotas, cuando en realidad no lo son, de acuerdo a toda una serie de documentos que trataremos en esta oportunidad al cumplirse 202 años de su fusilamiento en Pasto, por órdenes expresa de don Toribio Montes, Presidente de la Real Audiencia de Quito, según se analizará a continuación.
El historiador Emiliano Díaz del Castillo, nos ofrece una gran documentación respecto al comportamiento profundamente monarquista de don Joaquín de Caicedo y Cuero en su libro titulado “Testimonio del Acta de Independencia de Cali” que a continuación se trae a referencia.
En la misiva que suscribe Joaquín de Caicedo y Cuero a Santiago Arroyo de Valencia el 29 de junio de 1810, previene el peligro del dominio francés para lo cual se debe “elegir la forma de nuestro gobierno, atemperándolo a nuestros usos, costumbres y carácter, jurando siempre a Fernando VII y su familia; y que luego, sin pérdida de un momento, se organice en el Reino una Junta Suprema de Seguridad Publica, cuyo principal instituto sea la salud y defensa de la Patria y la conservación de estos preciosos dominios para Fernando y su familia, según el orden prescrito en las leyes. Amigo, bien puede ser que yo me engañe, pero estoy persuadido que el que piense de otro modo, es un traidor. No conoce ni respeta la religión; no sabe estimar la libertad ni la seguridad de la patria…es cuanto podemos hacer por el rey y la patria…”
En el texto registrado no existe duda cuál es el pensamiento de Joaquín de Caicedo y Cuero respecto a la defensa total y absoluta a Fernando VII y su familia, el no hacerlo es ser traidor, irrespetuoso de la religión, lo ha dicho de manera categórica.
El 3 de julio de 1810, así arengaba Caicedo y Cuero: “Religión, Rey y Patria son los sagrados objetos que nos han reunido en este día…hollar los sagrados derechos de la soberanía o ser fieles al virtuoso, al desgraciado ungido del Señor Don Fernando VII, objeto de nuestro más tierno amor y respeto…”, razón por la cual el historiador vallecaucano Germán Patiño Ossa, manifiesta: “se llevó a cabo una junta o reunión extraordinaria del Cabildo de Cali y fue aprobada una declaración que, en sentido estricto, nada tiene de Acta de Independencia, como siempre se ha considerado. Por el contrario, ese texto proclama la adhesión a la monarquía española, al Rey Fernando VII y se considera a España como patria de los firmantes. Su presidente fue Joaquín de Caicedo y Cuero, quien nació, vivió, luchó y murió como realista, hasta donde la documentación permite conocerlo. No fue mártir de la independencia, ni mucho menos protomártir…”
Meses después, cuando integra y preside la junta de las ciudades confederadas del Valle del Cauca para enfrentar militarmente al gobernador de Popayán Miguel Tacón que los había desconocido cuando llamó a conformar la Junta Provisional de esa ciudad, en el acta del 1 de febrero de 1811 se consignó que “la necesidad de su independencia, la de librarse del yugo francés y conservarle estos dominios a nuestro legitimo soberano el Señor Don Fernando Séptimo…”
El juramento que hicieron puestos de rodillas los compromete a “la defensa de nuestra Santa Religión, sin permitir otra, fidelidad y vasallaje al señor don Fernando Séptimo, nuestro amado soberano y conservar estos lugares para el mismo, sacrificándose gloriosamente por la patria...”, según dice el acta en referencia.
Joaquín de Caicedo y Cuero sigue los lineamientos que encontramos tanto en el acta del 10 de agosto de 1809 en Quito como la del 20 de julio de 1810 en Santafé de Bogotá, mal llamadas de independencia, donde se consigna el reconocimiento monárquico a Fernando Séptimo, la defensa a la religión católica y la guerra frontal a los franceses en cabeza de Napoleón Bonaparte.
A la acta del 3 de julio de 1810 donde ciertos historiadores pretenden ponderar como de la independencia de Santiago de Cali, se suma el denominado “testimonio del acta” que el historiador Emiliano Díaz del Castillo encontró dentro de la documentación que heredara de su familia donde se ratifica el profundo amor, respecto y vasallaje del Cabildo caleño presidido por Caicedo y Cuero para con Fernando Séptimo: “A este fin se dirigen sus deliberaciones, al mismo sus acuerdos. Tenga pues, Vuestra Majestad, la bondad de estimarlos como un brote de nuestra fidelidad, como un testimonio de nuestro amor a Fernando, como una precaución necesaria para conservarle las posesiones del Nuevo Mundo, si se pierden las del antiguo. Si llega este caso desgraciado, organícese el Gobierno en estos países, donde no tiene influjo el plan mortífero del usurpador. Vengan los respetables individuos de ese Concejo Soberano, vengan los ilustres españoles, que hayan acreditado su fidelidad en esta época sembrada de sangre, y de todo género de calamidades. Vengan, que los recibiremos con los brazos abiertos, y nos reuniremos todos, proponiéndonos por único objeto la pureza de nuestra Religión Santa, y la felicidad de la Patria, que hemos de conservar a sangre y fuego para el inmortal Fernando Séptimo …”
Visto a grandes rasgos la actitud monarquista de Joaquín de Caicedo y Cuero en los meses previos a la campaña que va emprender contra Pasto y su gente cuando viene tras las 413 libras de oro al igual que lo hicieron las tropas quiteñas que ingresaron a sangre y fuego el 22 de septiembre de 1811, adentremos en el análisis de los comunicados que Caicedo y Cuero hace llegar al Cabildo de Pasto, donde nuevamente sale a flote su decidido monarquismo a favor de Fernando Séptimo.
“Yo sé bien que Usted- dice Caicedo y Cuero a Tomas de Santacruz en carta del 13 de septiembre de 1811- y todo ese honroso vecindario (Pasto) han tomado las armas engañados por la más vil calumnia, de que nosotros obramos contra la religión y el Rey…Sé que nos marca con la infame señal de insurgentes y revolucionarios, cuando hacemos alarde de ser fieles vasallos de Fernando VII y de venerar la santa religión que profesamos”.
En cuanto al norteamericano Alejandro Macaulay, quien también vino agredir a Pasto y su gente con el pretexto de rescatar a Joaquín de Caicedo y Cuero que estaba preso con algo más de cuatrocientos soldados. Incumpliendo el pacto que firmara con las autoridades del Cabildo de Pasto para que se regrese a Popayán con sus tropas y el grupo de presos que se le hizo entrega, pretendiendo burlar el paso hacia Quito es detenido, juzgado y luego ejecutado por ordenes de Toribio Montes en compañía de Caicedo y Cuero y un grupo de oficiales caleños. El verdadero propósito, el objetivo que tenía Macaulay para pasar a Quito no era otro que encontrarse con Claudina Montes, la hija del presidente de la Real Audiencia de Quito Don Toribio Montes, razón por la cual tampoco se lo puede calificar de patriota o promotor de la independencia de España.
Visto a grandes rasgos pero con contundente documentación se ha demostrado el total y absoluto monarquismo de Joaquín de Caicedo y Cuero al igual que del norteamericano Alejandro Macaulay, ahora traemos a referencia dos artículos de académicos vallecaucanos que coinciden con nuestro planteamiento de desconocer por completo el patriotismo de Joaquín de Caicedo y Cuero y lo ubican como debe ser un simple monarquista, como se entra a demostrar
El historiador German Patiño Ossa, se refiere así al problema planteado: Cuando esta columna aparece en cercanías del 3 de julio se vuelve un ritual casi obligado: debe controvertir a los malos historiadores que crearon un mito según el cual en Cali se proclamó la Independencia el 3 de julio de 1810.
Hay que decirlo una vez más: en esa fecha no se produjo ninguna declaración de independencia de España por parte del cabildo caleño y tampoco de su presidente, Joaquín de Caicedo y Cuero. Por el contrario, lo que se reafirmó fue la lealtad a la corona española y al “bienamado” rey Fernando VII, como se puede leer textualmente en el acta que da cuenta de lo sucedido en la sesión extraordinaria de ese día.
¿De dónde salió entonces la especie que todos los años congrega a autoridades alrededor de la celebración de una supuesta ‘independencia’, que nunca fue? Del hecho de que la declaración del cabildo de Cali en su sesión extraordinaria del 3 de julio se embolató en el archivo nacional y también a que no se conservó en el Archivo Histórico de Cali, circunstancia que fue aprovechada por algunos aficionados a la historia que, henchidos de amor por su patria chica se la imaginaron como ‘precursora’ de la independencia en Colombia, y se dieron a la tarea de propalar aquella suposición por todos los medios, sin que nadie se atreviera a controvertirlos.
Como el acta del 3 de julio estuvo perdida 180 años, hasta que el historiador José Tomás Uribe la encontró en el Archivo Nacional y además quienes sostenía la barbaridad de la ocurrencia de un movimiento independentista eran personas respetables agrupadas en la academia vallecaucana de historia, nadie tuvo el coraje de dudar de aquellas afirmaciones estrambóticas, con excepción de este columnista y unos pocos historiadores más.
Desde luego, cuando apareció el Acta, los sostenedores del mito lo primero que hicieron fue dudar de su autenticidad y pidieron la realización de pruebas técnicas para certificarla. Hechas las pruebas que garantizaban la veracidad del documento, y pese a que pone en evidencia que no hubo tal “grito de Independencia en Cali”, no han tenido hasta ahora la decencia intelectual de reconocer el error en el que incurrieron durante años y continúan propalando falsedades alrededor del proceso de independencia en Cali y el Valle del Cauca.
Su visión de la historia es clasista y busca entronizar en el panteón de próceres a personajes que pertenecieron al reducido grupo social de hacendados esclavistas, fieles a la corona española y serviles adoradores del monarca español, Y lo siguen haciendo pese a la evidencia documental, que es abrumadora, con una tranquilidad que hace dudar de que estén en sus cabales.
El Miembro de Número de la Academia de Historia del Valle del Cauca, Cristhian Caicedo de la Serna, se manifiesta así respecto a la falsa independencia de Cali y luego la de Santa Fe de Bogotá, el artículo titulado Grito de independencia del 3 de julio: “El 28 de junio de 1810, en la Casa Consiterial, convocado el Cabildo Extraordinario a petición de Antonio Camacho, Sindico Personero de Cali, éste dice que la Península está “casi enteramente sujeta al yugo francés” y se deben tomar “las providencias convenientes para mantener la seguridad de estos dominios para nuestro rey cautivo que es el ídolo de todos sus vasallos americanos”, si no “el vasallaje, la fidelidad que todos debemos hemos jurado a nuestro legitimo Soberano el Señor Don Fernando VII vendrá a ser del Tirano Usurpador –léase Napoleón Bonaparte- , la patria… vendrá a ser presa de ese hombre particular por sus perfidias y crímenes…si respetamos la sagrada religión, si amamos a Fernando VII, si le queremos conservar libres e independientes estas inmensas posesiones, del dominio del usurpador, es necesario, yo lo repito que despertemos, que abramos los ojos, que no nos dejemos sorprender en la presente inacción…” Este discurso es realista, no de sublevación contra España.
El 30 de junio de 1810, se celebró en Cali, en él, Joaquín de Caicedo y Cuero manifestó que hemos de conservar estos dominios para Fernando, nuestro joven y cautivo monarca, víctima de los hombres extraordinarios por sus maldades, el infame Godoy que lo entrega y el traidor Bonaparte que lo aprisiona…” A raíz de estas sesiones, se celebró la Junta Extraordinaria del Cabildo de Cali el 3 de julio de 1810- QUE A ALGUIEN LE DIO POR LLAMAR DE INDEPENDENCIA DE SANTIAGO DE CALI, LO CUAL ES UNA BARBARIDAD- en esta junta del 3 de julio, dijeron que España estaba perdida y se tenía “el próximo riesgo de ser esclavizada por el tirano Napoleón y reducida a su obediencia …en consecuencia reflexionado los señores del presente congreso los males e irreparables daños que puedan venir a estos dominios acordaron: se le presente al Consejo de Regencia la debida obediencia como el Tribunal en que se ha depositado la soberanía se le preste por esta ciudad el juramento de obediencia y homenaje como a nuestro Rey y Señor Natural…Que viniendo de España los vasallos fieles, hagan un mismo cuerpo con nosotros, como que todos tenemos iguales obligaciones de religión, vasallaje y patriotismo, jurando conservar estos dominios y defenderlos a sangre y fuego para Fernando VII y su familia…Que se pida al Virrey – Amar y Borbón la convocatoria e instalación de una junta Superior de Seguridad Publica en aquella capital – en Santa Fe de Bogotá-, cuyo principal instituto sea la salud y conservación de la patria y de estos preciosos dominios para Fernando VII y su familia…” Esta junta Superior de Seguridad Publica, es la se crea e instala en Santa fe de Bogotá el 20 de julio de 1810 y cuya acta se conoce apócrifamente como de independencia- En consecuencia de todo, puestos de rodillas los señores que asistieron al presente congreso- el de Cali- delante de la imagen de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado, juraron por él, la Santa Cruz y sobre los Santos Evangelios, de prestar obediencia y homenaje de fidelidad al Consejo de Regencia en representación del Señor don Fernando VII, firma el acta entre otros don Joaquín de Caicedo y Cuero.
El acta del Cabildo de Cali de 3 de julio de 1810, de MANERA ABSURDA, ha sido declarada por historiadores como de independencia de Cali, cuando es de fidelidad a Fernando VII, de prepararse a defender estas tierras para el Monarca Español y no dejar que usurpador Bonaparte se apodere de ellas, para lo cual los caleños, están dispuestos a luchar hasta derramar la última gota de sangre por defender la Patria Española. Decir lo contrario es magna ignorancia.
Es falso que dicho 20 de julio de 1810 se dio nuestro grito de independencia de España. Afirmarlo es farsa que durante más de un siglo han incrustado en el cerebro de la juventud, cándidos maestros e historiadores y libros fanáticos, tendenciosos, que han corrompido la historia hasta mitificarla, engañando a un pueblo crédulo. Se trató, como en España, de combatir el yugo francés a través de juntas de gobierno en ciudades o regiones, que no querían hacer parte de la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino. Estas juntas, de las ciudades españolas y americanas, como la Central de Cadiz, eran realistas.
Dice la mal llamada Acta de Independencia Nacional del 20 de julio de 1810, que los cabildantes santafereños juraron así: Puesta la una mano sobre los Santos Evangelios y la otra formando la señal de la cruz, a presencia de Jesucristo Crucificado, dijeron: Juramos por el Dios que existe en el cielo, cuya imagen está presente y cuyas sagradas y adorables máximas contiene este libro, cumplir religiosamente la Constitución y voluntad expresada en esta acta acerca de la forma de gobierno provisional que ha instalado; derramar hasta la última gota de nuestra sangre por defender nuestra Sagrada Religión, nuestro amado Monarca Don Fernando VII y la libertad de la Patria.
En esta acta del 20 de julio, está probado que se juró defender el Nuevo Reino, del dominio de Francia; de dar hasta la vida y derramar hasta la última gota de nuestra sangre por la religión católica, apostólica y romana, por la Patria y por el Rey de España y de América, el Amado Fernando VII; es demostración perfecta que el grito de independencia es un disfraz fijado en la mente de varias generaciones de colombianos, al negarse a aceptar la verdad. Nuestra guerra de independencia, fue la misma guerra de la península y sus dominios: quitarse de encima el yugo francés, lograr nuestra libertad de Francia. Eso es lo que en verdad histórica celebramos alborozados el 20 de julio de cada año. Eso es lo que hay que rectificar para que los colombianos no sean embaucados desde temprana edad; para que los ciudadanos en general, sean conscientes de la realidad histórica, para que se encuentren con una nueva patria libre de falacias, de mitos y leyendas que se parecen a las victorias de don Pelayo…”
Son interesantes apartes del artículo escrito por el historiador vallecaucano, Cristhian Caicedo de la Serna, miembro de Número de la Academia de Historia del Valle del Cauca.
___________________________
Fuente:
El monarquista Joaquín de Caicedo y Cuero.
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Con todo y faltas de ortografía y sintaxis extraña, resulta interesante lo que dice.
PASTO CIUDAD SOÑADA
3 de febrero de 2012 ·
..
POR QUE LOS PASTUSOS ODIAN TANTO A SIMÓN BOLIVAR?
Un Seguidor de la página, ante todos los artículos de Historia publicados aquí manifiesta en sus palabras escritas:
"Conosco la historia de Pasto y no se por que su odio al libertador. Razon tenia Bolivar de no querernos, fuimos la unica ciudad que se opuso a la independencia de España. Pero comprendo a nuestros ancestros por que no conocian la esencia de la libertad, solo creian en las doctrinas de la religion y en el rey y por ende ir en contra de este era estar en contra de Dios y temian su castigo. La iglesia dominaba la economia y la politica e ese tiempo y aun se evidencia este fenomeno sino quienes son los dueños de tierras y fincas que circundan a Pasto, los gesuitas. reconosco la lealtad y pujanza de Agualongo pero no comparto su idea. Enaltezco al libertador Simon Bolivar por su inteligencia y su amor por la patria libre y soberana. La memoria de Bolivar vive en el corazon Colombia y Latinoamerica"
Y se Responde de la siguiente manera:
La libertad todos la queremos, pero la verdad es que los Métodos y otros fines de quienes eran beneficiarios extranjeros y nacionales de Bolivar era lo mas reprochable desde esos momentos hasta la actualidad. Basta buscar sobre la "historia del desarrollo Agrario en Colombia desde la independencia hasta la fecha", para darse cuenta, que esa libertad en la que murieron tantos pastusos y otros latinoamericanos de pueblo razo, no fue solo una ficción, pues los grandes latifundios, a través de los cuales se hacia la real exclavitud pasaron de mano de los nobles, descendientes de Guerreros de España, a los nuevos nobles Guerreros - Grandes Militares de Bolivar, muchos de ellos mercenarios Ingleses, que peleaban por NEGOCIO. Sino miremos ha tantos seres de raza negra que pelearon por esta libertad y DOSCIENTOS AÑOS después en la Costa Pacífica viven en la pobreza mas grande. Se quedaron con algo? No. Todo fue para los Grandes. Si ganaron su libertad, pero en las condiciones mas deplorables.
Y los GRANDES LATIFUNDISTAS No eran solo la Iglesia, era en su mayoria MILITARES, que trasmitieron sus propiedades a descendientes, hoy lo nuevos ricos, lo nuevos grandes empresarios, con dinero para seguir influenciando la vida y destinos políticos actuales.
Aquellos altos rangos fueron los beneficiados con las adjudicaciones de Bolivar, no esos soldados que realmente hicieron todo.
La verdad es que esa libertad es una ficción, que cuando uno pregunta a los abuelos que aún sobreviven, dan datos para espantarse. Cuando mires a un viejito de esos del campo, de esos que como obreros construyeron la estructura de la ciudad, obtendrás datos de como los grandes nuevos latifundistas, militares de Bolívar también abusaron de sus abuelos.
Hace un año hablaba con un de estos personajes y me decia que su abuelo había trabajado en la hacienda de Nueva Aranda, y decia, que en tiempo de la nueva República, que su padre no podía trabajar o pasarse a la hacienda vecina, por que estaban autorizados moralmente sus patrones incluso a darle muerte. Yo pregunto, disponer de la vida de un trabajador de esta forma no es otra cosa que esclavitud en extremo?. Estos trabajadores eran llamados "peones con cierto", que eran de quienes se disponía de esa manera.
Este viejo, contaba que su padre fue sacado de Tuquerres, tierra de los Pastos, como así se hizo con muchos otros, y esta tierra llamada por muchos de Quillacingas se mezclo al igual con la sangre hispaana y creo una sola nueva raza, "EL PASTUSO ACTUAL". Si esos fueron lo esclavos de esta República de Bolivar.
Hoy el hijo de este "peón con cierto" es un anciano, que tiene la ventura de contar esta realidad que no aparece en los libros.
BUSQUEN A SUS ABUELOS, A ESOS ANCIANOS QUE ANDAN POR AHÍ. SON LIBROS VIVIENTES, LÉANLOS Y REGISTREN LAS CRÓNICAS CONTADAS DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN ANTES QUE SE MUERAN Y SE PIERDAN PARA SIEMPRE
___________________________
Fuente:
https://es-es.facebook.com/pastociud...50648863586257
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
El otro ataque republicano. La batalla de Genoy
Escrito por Enrique Herrera
Lunes, 02 Febrero 2015 22:14
http://pagina10.com/media/k2/items/c...c72064b_XL.jpg
Fotografía: Miguel López
La población de Genoy, la cual se ubica en las que bien podríamos calificar como goteras de la ciudad de Pasto, tiene para orgullo y valor de su gente, todo un compendio de historias que hacen del pintoresco lugar un sitio de gran atracción turística no únicamente por sus paisajes sino porque en la actualidad las gentes de la región se han preocupado por brindar especiales platos típicos para degustar particularmente en fines de semana. El 2 de febrero de 1821, tuvo ocurrencia una batalla donde salieron triunfantes sus gentes. Será el tema a tratar en esta oportunidad, pero antes vamos a conocer algunos aspectos históricos de este importante corregimiento del municipio de Pasto.
Genoy, pintoresca y bucólica población del sector rural del municipio de Pasto que se ubica a escasos doce kilómetros de la ciudad capital del departamento de Nariño, remonta su existencia a tiempo que se pierde en los anaqueles de la historia cuando aún el paso avasallador del conquistador hispano no asolaba con la emblemática cruz y la afilada espada doblegando tribus y poblaciones del nuevo territorio conquistado.
Sus primitivos pobladores, asentaron su ilusión, se enamoran del paisaje, se acogieron al caudal de sus quebradas, para sin temor, convivir respetando la montaña que muchas veces ha anunciado con expresivo lenguaje su existencia. Lo ha hecho en la mañana clara y despejada, en la tarde de brumoso día, en la oscura soledad de una noche sin luna o por el contrario cuando Selene o la Kuilla se asoma y brilla con todo su esplendor. Es el volcán, es el cerro de acuerdo a la denominación de los mayores sin que tenga un nombre en especial. Es la montaña sagrada de los quillacingas. Es el volcán de La Galera como lo bautizará el padre ecuatoriano Juan de Velazco a partir de la publicación en 1844 de su libro Historia del Reino de Quito, y lo es también el Urcunina, la montaña de fuego según registro poético del bardo pastuso Carlos Augusto Guerrero Orbegozo en su épico poema que titula “Rumipamba o el amanecer de un pueblo” que termina de escribirlo el 25 de octubre de 1951 en México, después de haberlo iniciado el 12 de diciembre de 1943 en Pasto.
En efecto, ya lo hemos identificado con el sonoro nombre de Volcán Galeras como hoy todo el mundo lo conoce, es nuestro volcán, la montaña tutelar de la región, la que se yergue a 4272 metros sobre el nivel del mar mostrando toda su majestuosidad que en un tiempo atrás, cuando aún el calentamiento de la tierra no se había manifestado, su cresta, su cima estaba cubierta de nieve, semejando un gran pez recostado con su lomo fulgurante frente a la brillantez de los rayos luminosos del sol, hoy en día de cuando en vez, si ha llovido y la heladés es penetrante, todavía se puede apreciar esa imagen de esplendor que hace parte del pasado.
Los Genoy, curtida raza de una población que se siente orgullosa de su pasado, conserva sus tradición y cultura, la exalta, la asimila y da a conocer con sus cantores, con sus artistas, con la gente del común y corriente que brinda amabilidad, cortesía, amistad y gran cultura para con el forastero que disfruta de todo cuanto bello tiene y presenta la región más próxima al Galeras.
Hasta el año de 1568, Genoy era la puerta de entrada para la ciudad de San Juan de Pasto de acuerdo a planteamiento que hace el historiador José Rafael Sañudo en “Apuntes sobre la historia de Pasto”, cuando al hablar sobre el camino que venía de Popayán refiere en su trayecto a El Patía, El Pueblo de la Sal hoy Taminango, El río Caliente o Juanambú cruzado o atravesado por Guambuyaco para llegar al Tambo y ascender hasta Mombuco hoy La Florida, pasando por Chaguarbamba hoy Nariño para continuar por Genoy y llegar finalmente a Pasto. La defensa que hacen los Abades de sus tierras, obligaron a los pobladores españoles de Pasto que habían establecido en el sector del Peñol su epicentro para explotar las minas de metales preciosos a buscar una nueva ruta para el norte y así se hizo por órdenes del Capitán Día Sánchez de Narváez cuando se trazó y construyó por el sector del Calvario remontando la cima de Tacines, Cebollas, Chacapamba hoy Villamoreno, Ortega y cruzar el Juanambú por el sector colindante con La Cañada, pasando por Berruecos hasta La Venta hoy ciudad de La Unión.
Para el año de 1559, se registra a Genoy como Encomienda del conquistador y poblador español don Hernando de La Espada. El 3 de abril de 1573, el capitán y Regidor español Juan Rosero, solicita al cabildo de Pasto “se le haga entrega de diez fanegadas de tierra para sembrar, en la llanada de Genoy, que está junto a Jatacanza la quebrada al medio; los dichos señores le proveyeron las dichas diez fanegadas como lo pide, sin perjuicio de otro tercero que mejor derecho tenga, y le mandaron dar título y testimonio de ello”, según describe el acta del cabildo de Pasto en referencia.
En 1975, se crea el Corregimiento de Genoy con la expedición del Acuerdo 021 del Concejo de Pasto, comprendiendo dentro de su jurisdicción a sectores como: El Edén, La Cocha, Pullitopamba, Aguapamba, Castillo Loma, Nueva Campiña, Chaguaryaco y Bellavista, entre otros
Descrito a grandes rasgos una síntesis monográfica de Genoy, entraremos a continuación a analizar el porqué del día 2 de febrero de 1821, las gentes de Genoy tuvieron que afrontar con el respaldo de las de Pasto una nueva incursión militar de los ejércitos republicanos, esta vez al mando del general Manuel Valdez, quien era responsable de la línea del río Mayo, donde tenía su campamento y donde recibió la orden de Parte del general Francisco de Paula Santander para avanzar cuanto más pueda, según lo había dispuesto el general Simón Bolívar desde ciudad Trujillo en Venezuela. He aquí entonces cuales son los pormenores de este acontecimiento histórico.
Luego de una sangrienta confrontación entre las tropas de Pablo Morillo y las que estaban bajo el mando de Simón Bolívar en Venezuela, se acordó por parte de los dos contrincantes celebrar un armisticio en la ciudad de Trujillo quedando comprometida la suerte de las gentes del sur, concretamente las de Pasto. El general Manuel Valdés, responsable del Comando Sur, recibe la orden de avanzar cuanto más pueda hacia el Sur hasta cuando lleguen los comisionados por Bolívar y Morillo para acordar lo pertinente,
Este tratado debía durar seis meses y extenderse a toda Colombia, conservando cada parte del territorio que ocupaba, cuyos límites se expresaron por lo tocante a las Provincias de Venezuela. Respecto de la Nueva Granada, se acordó enviar comisionados de ambas partes, a fin de que fijaran las líneas de demarcación. Las partes tomaron la determinación de comisionar al coronel Antonio Morales a nombre de Bolívar, y al teniente coronel José Moles delegado de Morillo para que den cumplimiento al pacto de respetar y acoger como propio el territorio donde se encuentren con las tropas acantonadas ya sean españolas o republicanas. Esta situación tan apremiante fue la que obligó al general Manuel Valdés que tenía sus tropas antes del río Mayo, organizar precipitadamente una marcha que lo condujera lo más lejos posible de avanzar así sea “que no tuviese más fuerzas que sus edecanes” según quería Bolívar.
El general Manuel Valdés esperaba triunfar y pasar sobre Pasto para ubicarse mínimo a orillas del río Guiatara donde tendría lugar el encuentro con los dos comisionados, siendo derrotado como ya se ha visto en los peñascos de Genoy.
El 2 de febrero de 1821, la derrota del ejército republicano al mando del general Manuel Valdés en Genoy fue contundente, desastrosa, absolutamente gloriosa para las tropas de milicianos pastusos que ubicados estratégicamente entre las rocas y barrancos de la parte alta del sector dieron buena cuenta de los batallones Cundinamarca, Cauca, Neiva, Guías de Apure y El Albión integrado por mercenarios ingleses. El desorden fue tal que como bien dice el general republicano Manuel Antonio López: “Cuando nuestra vanguardia llegó al pie de la Loma de Genoy, se encontró con todas las tropas enemigas parapetadas detrás de los barrancos y las piedras, y, sin una disposición preliminar del general Manuel Valdés, empezó el ataque por el centro; la mayor parte de nuestros soldados se habían atrasado en una marcha forzada casi a la carrera; los que iban llegando entraban en combate sin atender a que cuerpos se unían; los del Cundinamarca se mezclaban con los del Neiva, los Neiva con los del Cauca, los del Cauca con los del Cundinamarca, y nadie pensaba sino en hacer fuego sobre el enemigo…En esta mal dirigida acción, perdimos veinte oficiales, entre los cuales recuerdo como más conocidos míos al Teniente Coronel Lucas Carvajal, al capitán Isidoro Ricaurte, a los tenientes Pedro Vélez, José Barea y Juan José Rebolledo, de Popayán; a los subtenientes Castro y Benjumea, algunos ingleses del Batallón Albión, y saliendo herido el subteniente Hermenegildo Correa…El general Valdés huyó con la caballería, y nuestra infantería emprendió la fuga en dispersión”
El relato que hace el general José Antonio López es muy descriptivo sobre la Batalla de Genoy aquel 2 de febrero de 1821. El número de prisioneros llevados a Pasto también es considerable y hubiesen sido fusilados si no llegan de manera oportuna los comisionados por Pablo Morillo y Simón Bolívar después del denominado tratado de Trujillo que fue firmado el 26 de noviembre de 1820. “Las bases de este convenio santo y filantrópico- dice el historiador José Manuel Restrepo - fueron propuestas por los comisionados de Colombia y adoptadas con pequeñas modificaciones por los de España. Estipulóse la conservación, buen tratamiento y canje de los prisioneros de guerra; que los desertores de las banderas de una parte que se aprehendieran sirviendo bajo las de la otra no podrían ser castigados con la pena capital, y tampoco los conspiradores o desafectos; que se trataría muy bien y se respetaría a los pueblos que fueran ocupados alternativamente por las tropas de los dos Gobiernos; en fin, que se enterraran o quemaran los cadáveres de todos aquellos que murieran en los campos de batalla…”
Los citados comisionados de Morillo y de Bolívar encontraron a las tropas derrotadas de Valdés en predios de El Trapiche, hoy ciudad Bolívar en el Departamento del Cauca. Los acompañaba el general Antonio José de Sucre que venía con la orden de asumir el mando del Comando Sur en reemplazo del general Valdés. Protocolizados los acuerdos, siguieron los comisionados hacia Pasto para tratar lo pertinente con las autoridades de la ciudad
El historiador Sergio Elías Ortiz, refiere así el trascurrir de los delegados plenipotenciarios de Pablo Morillo y Simón Bolívar: “Los comisionados Morales y Moles oficiaron a don Basilio desde La Venta en el sentido de notificarle el armisticio para que inmediatamente suspendiera las hostilidades y se les proporcionaran las garantías suficientes a ellos para continuar su viaje a Pasto, sembrado como estaba el trayecto de milicianos en son de guerra a muerte. La ciudad victoriosa nada quería saber de tratados, ni de comisiones, pues estaba soliviantada y en permanente agitación callejera, ante las noticias de los pactos celebrados por los jerarcas de la guerra que ella no estaba al cabo de entender, y menos apreciar en su justo significado. Los comisionados, que no las tenían todas consigo, entraron a la ciudad el 10 de febrero, acompañados de un batallón de pastusos armados, de don Basilio García, que hacía de gobernador comandante general, de varios oficiales españoles.....que salieron a recibirme, dice el coronel Morales, del cabildo y del clero. Las calles estaban cubiertas de un inmenso pueblo que gritaba sin cesar: "¡Viva nuestro rey don Fernando VII!" Una monja gritó: "¡Mueran los insurgentes!" y lo mismo hizo una mujer del bajo pueblo. Este estaba lleno de desconfianza de mi mensaje y en una grande fermentación que se traducía bastante a pesar de activas y prudentes medidas que para sofocarla había tomado de antemano don Basilio y de las públicas exhortaciones de su ilustrísima». Con precauciones y todo, la exacerbación de ánimos continuó al día siguiente porque el pueblo no creía en la buena fe del mensaje de paz de los comisionados pues que el archivo cogido a Valdés revelaba planes del gobierno de Colombia que no estaban en concordia con los ajustes del tratado y así no podía tenerse absoluta confianza en él, no obstante que las autoridades españolas, ponían a la vista de todos los documentos auténticos y de que unos de los tales comisionados era netamente español, enviado de Morillo. En vista de la situación, don Basilio se dirigió al público en una alocución en que se invitaba al pueblo de Pasto a descansar en el gobierno que tenía el cuidado de la conservación de todos y de mantener en su fuerza y vigor los derechos del rey y por lo tanto se pedía al vecindario que cesara de reunirse y se retirara a sus casas a descansar y cultivar sus heredades, sin temor de que los enviados hubiesen venido de mala fe, pues en ese caso el gobierno no les habría dado entrada al territorio, y antes sí les habría apresado y castigado su intriga; pero estando él, como comandante de armas y gobernador de la Provincia satisfecho de lo contrario, pues tenía a la vista los oficios y firma del general Morillo, que conocía muy bien, lo mismo que la de su secretario Caparros, les pedía que descansasen en las operaciones y medidas del gobierno que en todo deseaba el mayor beneficio y felicidad.
El historiador José Manuel Restrepo, dice al respecto: “El general Sucre estableció su cuartel general en El Trapiche, y comenzó a reorganizar la División. Morales y Moles siguieron a Pasto. Al entrar en esta ciudad semibarbara hubo verdadera conmoción de sus habitantes, que no querían recibir a un jefe insurgente, ni aceptar el armisticio, lo que puso en riesgo a los comisionados. Fueron necesarios todo el influjo del Obispo Jiménez y de Don Basilio García para persuadir a los pastusos que conformaran con el armisticio. Admitiose este al fin y se convino en que El Mayo fuera la línea divisoria, quedando por el Rey la orilla izquierda de este río y la derecha por Colombia. En consecuencia, los jefes realistas mandaron desarmar las guerrillas de Patía, y sus habitantes entablaron comunicación pacificas con los de Popayán. Esperabase que con el trato frecuente algunos ilusos depondrían su odio fanático y envejecido contra la república.
Habiendo celebrado este arreglo los comisionados continuaron su viaje a Quito. El Presidente Aymerich los mandó tratar muy bien por todos los pueblos del tránsito. Le hizo un magnifico recibimiento en la capital, y los numerosos patriotas de aquella ciudad aumentaron la pompa y la fiesta por obsequiar al representante de Bolívar. Aymerich confirmó la línea de demarcación en el Mayo y lo demás que se había hecho en Pasto.
__________________________
Fuente:
El otro ataque republicano. La batalla de Genoy
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La historia de Agustín Agualongo
Escrito por Enrique Herrera
Domingo, 30 Agosto 2015 14:38
http://pagina10.com/media/k2/items/c...14b6c00_XL.jpg
Hace 235 años, concretamente el 25 de agosto de 1780, nacía en Pasto, el caudillo Agustín Agualongo Sisneros, quien de simple miliciano cuando se inscribe en 1811 para defender a su ciudad de las agresiones que va a ser objeto por parte de los ejércitos que tanto del norte como del sur pretenden destruir, fue adquiriendo sus títulos militares hasta alcanzar el de Brigadier General de los Ejércitos del Rey. Analizaremos cuales son los conceptos que varios importantes historiadores de Colombia y Ecuador emitieron a favor de nuestro valor y orgullo de un pueblo como hemos considerado a Agustín Agualongo.
Los siguientes son apartes del libro “Agualongo Valor y Orgullo de un Pueblo” de autoría de Enrique Herrera Enríquez hablando del nacimiento del prócer pastuso: “Fuertes vientos impregnados de frío que presurosos bajan desde las colindantes montañas vecinas al valle de Atriz, caracterizan en general la temporada de agosto en el placido recinto de la histórica San Juan de Pasto que se extrémese y convulsiona en los albores de la década de 1780, no solo con el habitual periodo ambiental de la época, sino frente a la nueva tributación que se augura implantar por parte del gobierno español ante la guerra que libraba contra Inglaterra que para aquel entonces cumplía algo mas de un año.
En Ullaguanga, bucólico lugar poblacional de la ciudad, cercano al sector denominado río Blanco en predios del caudal cristalino del Pasto, la familia Agualongo Sisneros, está presta a recibir un nuevo hijo que tanto Manuel como Gregoria al igual que toda la familia en general y los vecinos más cercanos esperan ansiosamente para acogerlo con gran beneplácito esperando darle un nombre acorde con el calendario católico cristiano según disposición y costumbre de las gentes de aquel ayer que poco a poco se ha ido diluyendo para dar paso a nuevas identidades de la modernidad actual.
En altas horas de la madrugada del 25 de agosto de 1780, los dolores de parto de Gregoria Sisneros Almeida se hacen más dramáticos como preámbulo del nacimiento de nuevo hijo de Manuel Agualongo quien preocupado por el estado de su esposa ha salido en búsqueda de la partera para que atienda el nacimiento de su vástago. Las horas pasan y la angustia es cada vez más impaciente, el penetrante frío acompañado de fuertes vientos que traspasa umbrales, puertas y ventanas de la soñolienta ciudad, cala los huesos, hace estremecer el cuerpo provocando tomar una taza de café o un tinto con aguardiente que alivie en algo la expectativa del momento.
En medio de la angustia, la impaciencia y los vientos fríos de aquel agosto, se escucha el llanto de la nueva criatura que retumba cual si fuese trueno del relámpago destellante en el volcán tutelar de la ciudad cuando éste se encuentra en plena reactividad y ahora presenta un magnifico espectáculo con su cima cubierta de temprana nieve, resplandeciente ante la luz estelar de la mañana. ¡Es un varón! ¡Es un varón! Alguien grita. Si, en efecto, los Agualongo Sisneros cuentan con un varón que sin lugar a dudad da gran alegría en general a la familia, particularmente a Manuel, que como hombre siente complacer la continuidad de su estirpe con su particular apellido.
Tres días después, el 28 de agosto, cumpliendo con el ritual de los católicos cristianos del ayer, el recién nacido fue llevado y presentado ante el altar de la Iglesia o Templo Matriz de San Juan Bautista de Pasto para que sea bautizado por el padre Miguel Ribera, quien seguramente como era costumbre de la época propuso el nombre de AGUSTIN haciendo honor al santo patrono que se festeja en este día. A la madrina de bautizo de Agustín Agualongo Sisneros, doña Catalina Pérez se le advirtió el parentesco que contraía al igual que las obligaciones que adquiría para con el ahijado...”
El nombre de Agustín Agualongo despierta controversia entre quienes sin conocer su historia lo atacan, le indilgan las vicisitudes del pueblo de Pasto, insultan y denigran por la valerosa actitud que tuvo frente a las milicias pastusas en las confrontaciones con Simón Bolívar y sus generales, cuando se pretendía acabar con Pasto y su gente; en tanto, quienes hemos profundizado en el conocimiento de la historia de la vida militar del Coronel de Brigada Agustín Agualongo, lo defendemos y respetamos el valor y orgullo de pastuso que siempre enarboló cuando nuestra ciudad y en general la región fue objeto de los execrables crímenes que casi terminan con Pasto y su gente, no en vano el general Simón Bolívar decía desde Potosí a Santander el 21 de octubre de 1825: “Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aún cuando sea de aquí a cien años, por que jamás se olvidaran de nuestros estragos…”
Esta situación nos ha llevado a una investigación de carácter histórico para que conozcamos cual ha sido y es el criterio que ha despertado la vida militar de un guerrero como lo fue Agustín Agualongo.
José María Obando, antiguo compañero de lucha y quien capturó al caudillo popular pastuso, dice: “Agualongo había sido demasiado grande en su teatro, tanto por su valor y constancia, como por la humanidad que había desplegado en competencia de tantas atrocidades ejercidas contra ellos. Yo pude haber manchado mis manos con la sangre de aquellos desgraciados en un tiempo en que era mayor el lucimiento cuanto era mayor la matanza; pero no quise igualarme a los barbaros que hasta hoy se jactan de haber bebido el hombre rendido”
“Agualongo no debe estudiarse ni analizarse solamente desde su faceta como realista-dice el Presidente de la Academia de Historia del Cauca, Edgar Penagos Casas- Fue el signo de una región olvidada, de una raza bravía y valerosa, de un pueblo dominado y engañado a través de los siglos y que otrora fuese dueño absoluto de todo un continente…Cabría preguntarse si Agualongo no fue acaso un visionario al pensar que la verdadera liberación de un pueblo estaba muy lejos de realizarse con nuestra gesta emancipadora. Tal vez hoy nuestro indio esté hoy más sometido y más esclavizado y más cercano a desaparecer de la América que por muchos siglos estuvo bajo su señorío…Para los historiógrafos modernos, el tema del análisis sociológico del fenómeno Agualongo es apasionante. Ese hombre pequeño, rudo y de gran inteligencia llego a constituirse en el símbolo de la resistencia y de la lealtad de una raza que secularmente ha sido objeto del engaño y las promesas del dominante de turno….”
Para el connotado escritor ecuatoriano Juan Montalvo: “Agustín Agualongo era un famoso caudillo, griego por la astucia, romano por la fuerza de carácter”.
El destacado hombre publico pastuso don Franco Jesús Apraez, manifiesta: “Blanco o mestizo, indio o español, hijodalgo o gañan- muy poco nos importa- El General Agualongo encausó y dignificó hasta el heroísmo en épocas amargas, el honor pisoteado del pueblo pastuso. Fiel a su raza y leal a sus ideas, Agustín Agualongo, cumplió la misión sagrada de lavar con sangre las afrentas de un pueblo subyugado”.
El historiador Sergio Elías Ortiz dice respecto de Agualongo y el pastuso de ayer: “En este momento decisivo en la historia de la ciudad, se revelo el alma antigua que dormía en cada pastuso. Reaccionó la sangre del Cid, pura o mezclada con la de primitivo indígena, y produjo ese tipo combativo, tenaz, sufrido, astuto, valiente hasta la temeridad, que como combatiente fue la desesperación de sus contrarios; un pueblo de soldados donde hasta las mujeres y los niños combatían con heroicidad nunca vista…”
El historiador ecuatoriano Roberto Morales Almeida, dice: “Agualongo supera la miseria mortal conduciendo a su pueblo a vencer o morir por lo que creía deber único y sagrado. La historia nos dice cómo en Ibarra, Bolívar y Agualongo se miraron de potencia a potencia, debiendo el libertador emplear todo el dinamismo de su genio para eclipsar al indio realista que tremolaba reciamente el bicolor frente al tricolor de Colombia”
El Maestro Ignacio Rodríguez Guerrero, afirma: “En Agualongo se cristaliza por modo magnifico las mas raras virtudes humanas, la lealtad sin vacilaciones, en todas las circunstancias, la hidalguía y generosidad con el adversario vencido. Prefirió la muerte a vivir con deshonra. Murió sin vendas de frente al sol: “Firme como su tierra y su estirpe”.
Agustín Agualongo, el miliciano, el coronel, el General de Brigada, titulo este que concediera de manera póstuma el gobierno español a nuestro caudillo, ha sido estudiado y seguirá siéndolo para nuestro orgullo de pastusos, encontrando que cada vez que se investiga el trajinar militar del líder pastuso en defensa de su pueblo, frente a las agresiones de que fuimos objeto desde 1809 hasta su muerte en 1824, siempre fue el brazo de Agustín Agualongo el que evitó que desaparecieran a Pasto y su gente, como se analizara en su oportunidad.
Manuel José Castrillón, testigo presencial del fusilamiento de Agualongo se refiere así al acontecimiento: “el caudillo pastuso murió como un valiente y que explicó muy bien a cuantos lo visitaron en la cárcel, que él no se consideraba criminal porque había hecho la guerra sosteniendo la causa de sus convicciones; llenando una labor de conciencia; que el no era un traidor al gobierno republicano porque no lo había reconocido, ni lo había jurado y que como prisionero, debía gozar de las garantías que habían regularizado la guerra. No obstantes estas razones, que eran justas y que debían haberse apreciado en su justo valor, fue fusilado …Tal vez este hombre, hubiera sido útil a la patria, si se lo hubiera iniciado en las doctrinas de la democracia, porque manifestó hasta su muerte que era digno de consideración, con un dignidad heroica que no era compatible con su educación. La patria nada ganó con la muerte de un hombre que, alejado del foco de sus opiniones, más tarde hubiera sido de provecho para la causa pública. La patria se libró de un enemigo astuto, entusiasta en su partido y valiente, cuyo prestigio impedía el sosiego público y el afianzamiento del orden legal, pero el medio de que se la ha hecho mérito para deshacerse de él, fue indigno, principalmente para la causa de la libertad y de la filosofía. Parece que Pasto estaba condenado a que se ejecutaran actos vandálicos, los más execrables que ocurrieron en aquella época, dirigidos por funcionarios públicos que debieran acatar las garantías sociales, dar valor moral a nuestras instituciones y buena fe de los representantes del gobierno. Se fusiló al valiente Agualongo y a tres de sus compañeros, creyendo falsamente que poner fuera del dominio a unos hombres fanáticos por sus convicciones, se destruiría el mal. Error funesto! Sangre no produce otro efecto que crear nuevos prosélitos y el patíbulo nunca sirve para corregir delitos y mucho menos para terminar cuestiones políticas. Más bien es lección objetiva que se da al pueblo, para aprender a matar, porque las ejecuciones se traducen en asesinatos judiciales. Las victimas que se sacrifican en los patíbulos se consideran mártires de sus doctrinas y atraen más bien la conmiseración de los espectadores que su antema y la maldición. Los patíbulos desmoralizan más bien que corrigen los delitos. Y en efecto, la pena moral no la sufren los que mueren, sino los que observan. Maldición eterna a los patíbulos…”
Alberto Miramón, hace la siguiente comparación: “Ricaurte y Agualongo…Pueden darse imágenes más violentamente opuestas, y, al propio tiempo, más estrechamente unidas en la decisión heroica de servir a sus respectivos pendones, que la del joven santafareño que en un colina venezolana, hace volar el parque, cuya custodia le había sido confiada y se inmola a su causa, con la del intrépido pastuso (Agualongo), que rompe la promesa del indulto para no mancillar su fe jurada, aunque ya estaba definitivamente perdida la suerte de ella…¿Conservar la existencia a trueque de cambiar de bandera y entra al servicio de sus enemigos de la víspera?” Agualongo no sabe de esas jugadas cobardes e indignado rechazó semejante propuesta. El no era tránsfuga, uno de esos seres acomodaticios a quienes vivir es lo que más importa. Casi pide la muerte, porque lejos de los suyos, vencido, inerme, comprende que sólo ya ella puede liberarlo. Nunca como entonces se presentó aquel hombre cual autentico arquetipo de la tierra, es esa provincia turbulenta y sufrida a la que ni la clemencia podía vencer, ni el rigor intimidar, al decir de Daniel Florencio O´Leary.
Los agentes de la república no podían ofrecer más, ni debían seguir dilatándose en el cumplimiento de la sentencia: comprendían que sus reflexiones eran inútiles, que sus halagos se romperían contra la fortaleza de aquel corazón, como la vana hermosura de la ola contra el arrecife, y fue preciso ordenar su fusilamiento.
El historiador payanes A.J. Lemos Guzmán, se hace esta pregunta: ¿Debió fusilarse a Agualongo?, y responde:
“Militarmente quizás si; pero esa vida algo valía, era respetable, el hombre tenia dimensiones heroicas, simbolizaba una viva raíz de nuestra estirpe y no era el traidor, sino simplemente un rebelde convencido, con el revoltillo, en la mente inculta, de ideas políticas atrabiliarias y exasperados sentimientos religiosos, don Juan Montalvo lo exalta, y su nombre aún vive, tal vez se merecía la clemencia, y mas que todo por que no fue sanguinario, Obando rehusó mancharse con esa linfa altiva, pero no fue oído; Agualongo, en todo caso fue grande, y es también un prócer colombiano, si no de la libertad, si de la rebeldía”.
El historiador Alfonso Ibarra Revelo dice: “Agualongo, es un ser humano, tangible, hecho de la misma arcilla palpitante y viviente de que todos estamos formados y más que todo es salido de la carne dura del pueblo. No es un símbolo, no es una metáfora de hombre, como cualesquiera de los hombres colombianos. Es un hombre pero en grado heroico inimitable y ejemplar. Ha sido pasado ya por el tamiz más sutil de todas las apreciaciones universales y ha quedado como salao de su análisis acrisolado, el recuerdo de sus hazañas épicas como muestra del guerrero único en la historia de América y como estandarte glorioso de una raza vigorosa, patriótica y leal”.
El sacerdote Justino Mejia Mejía manifiesta: “Eso por que ayer Pasto tuvo un Agustin Agualongo. Eso porque hoy Pasto tiene una sombra de cadalso. No volverán por siempre jamas los días heroicos. No volverán por siempre jamas Agustin Agualongo. Y al hablar de Pasto estoy hablando de Nariño.
Nos está haciendo falta Agustin Agualongo, el hombre inmarcesible que años atrás, el 17 de julio de 1823, llevó hasta la ciudad ecuatoriana de Ibarra el nombre y la bravura de las gentes de su tierra, los garrotes y los pendones de Pasto de Ayer.
__________________________
Fuente:
La historia de Agustín Agualongo
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
El falso grito de independencia del 20 de julio de 1810 en Bogotá
Escrito por Enrique Herrera
Jueves, 16 Julio 2015 23:27
http://pagina10.com/media/k2/items/c...4dbc8b7_XL.jpg
Fotografía: Juan Francisco Vargas
Hace ocho días, luego de dejar muy en claro el pensamiento y comportamiento profundamente monarquista de Joaquín de Caicedo y Cuero, máximo exponente de la dirigencia vallecaucana, se trajo a referencia el documento de la Junta de Gobierno de Santafé de Bogotá donde plantea que: “Cali tendrá el honor de decir en la posteridad, que se anticipó a manifestarlos, y correr los riesgos a que la exponía su declaración…” cuando pide “que luego inmediatamente y sin pérdida de momentos, se pida al excelentísimo señor virrey del Reino la convocación e instalación de una Junta Superior de Seguridad Pública en aquella capital, cuyo principal instituto sea la salud y conservación de la Patria y de estos preciosos dominios para Fernando Séptimo y su familia, cuya extensión de facultades deberán prescribirse en aquella capital, con acuerdo de diputados de todos los cabildos del Reino...” que no es otra cosa que plantear la conformación de una junta Superior de Seguridad Publica que defienda el gobierno de Fernando VII frente al usurpador de Napoleón Bonaparte, lo cual no es ninguna independencia frente a España. Si cabe la independencia de Francia, que había impuesto a José I, hermano de Napoleón como monarca.
En el oficio que se hace llegar al Comisionado de Regencia don Antonio Villavicencio, se ratifica la fidelidad y lealtad a Fernando VII, cuando manifiesta: “Este Cabildo, el de Cali, protesta con toda la buena fe que le inspiran sus obligaciones, que no se ha propuesto en sus acuerdos otro objeto que el de conservar la pureza de nuestra Sagrada Religión, la fidelidad debida a nuestro desgraciado Fernando 7º (que tiene hechizados los corazones de sus vasallos americanos), y la seguridad y tranquilidad de la Patria que a poca vigilancia podemos libertar de las garras del Monstruo que quiere hacerse señor de toda la tierra. Se anticipa este ilustre cuerpo a manifestar a V. S. sus sentimientos, no sólo por consideración al brillante carácter de Comisionado Regio, de que se congratula, sino también por no omitir paso que pueda conducir a beneficio de la Patria y conservación de estos Dominios para nuestro Rey cautivo”
“Y en consecuencia de todo, puestos de rodillas los señores que asistieron al presente Congreso, el de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca, delante la imagen de Nuestro Señor Jesucristo crucificado, juraron por él, la Santa Cruz, y sobre los Sagrados Evangelios, de prestar obediencia y homenaje de fidelidad al Consejo de Regencia, en representación del Señor don Fernando Séptimo, en los términos y bajo las circunstancias acordadas en la presente Acta, que firman Sus Señorías por ante mí el presente escribano al que doy fe…” En el oficio que se remite al Consejo de Regencia por el Cabildo de Cali, reafirma y ratifica su fidelidad y lealtad a Fernando VII:” El adjunto testimonio del acta celebrada por este cabildo en consecuencia de la real cédula expedida para el reconocimiento y obediencia de ese Consejo de Regencia, como el cuerpo que inmediatamente representa la augusta persona de nuestro muy amado y cautivo soberano señor don Fernando 7º, acredita que en los más remotos lugares de la América no se respiran otros sentimientos que de respeto a nuestra Santa Religión, fidelidad al Monarca desgraciado, y amor a la Patria. Las presentes circunstancias no pueden ser más delicadas. Jamás he visto la nación en crisis más memorable, ni sembrada de mayores peligros. El usurpador de las coronas, el monstruo de la Europa, el hombre más sanguinario que ha conocido la tierra, se refieren a Napoleón, cuando no puede con la fuerza de sus armas victoriosas ocurre a la seducción, al engaño, a la perfidia para conquistar espíritus débiles y extender su imperio, no sólo en la Europa, sino fuera de ella. El americano no suspira sino sentimientos de fidelidad”.
El historiador Indalecio Lievano Aguirre, refiere así los acontecimientos del 20 DE JULIO DE 1810 en Santa fe de Bogotá: “Por las correcciones y entrerrenglonaduras que se hicieron en el Acta del Cabildo del 20 de julio de 1810, ha podido establecerse que su redacción inicial fue modificada en el sentido de hacer más expreso el reconocimiento de Fernando VII y del Consejo de Regencia y dar importancia especial al nombramiento del Virrey como Presidente de la Junta Suprema. Tales fueron las bases sobre las que se llegó a un acuerdo entre el Oidor Jurado y los patricios criollos, quienes no deseaban la Independencia sino compartir el poder con el Virrey. Tal era la doctrina de Camilo Torres y los principales juristas de Santafé, para quienes los vínculos de dependencia entre la Metrópoli y los Dominios se mantendrían incólumes si España permitía a "los descendientes de don Pelayo", a los herederos de los conquistadores y encomenderos, participar en el gobierno de los Dominios, en igualdad de condiciones con los españoles. En general, para las oligarquías criollas de América, la Independencia era una alternativa sembrada de peligros, y sólo deseable en el caso de que España fuera dominada por los "libertinos de Francia" y se tratara de imponer, a las posesiones de Ultramar, las "detestables" doctrinas de la Revolución Francesa. Por ello, las revueltas que dirigieron las oligarquías criollas, en 1810, en las capitales americanas (Quito, Caracas, Santiago de Chile, Santafé de Bogotá), coincidieron en su adhesión a Fernando VII y al Consejo de Regencia de Cádiz.
Como a los criollos no les importaba la Independencia sino compartir el poder con las autoridades coloniales, en el Cabildo de Santafé pudo el Oidor Jurado, la noche del 20 de julio, conseguir que en el Acta de ese día se dejaran registrados y a salvo los intereses de Fernando VII y por consiguiente de España.
En cuanto a la actitud de quien suscribiera el famoso Memorial de Agravios, Lievano Aguirre dice: Fue don Camilo Torres quien se encargó de defender la jurisdicción del Consejo de Regencia y los derechos de Fernando VII, dando muestras, desde aquella noche, de la conducta equívoca que mantendría a lo largo del proceso de emancipación.
Fue don Camilo Torres quien, en la noche del 20 de julio, más eficazmente ayudó al Oidor Jurado a impedir que se tomara cualquier decisión que pudiera parecerse a una declaración de Independencia, y fue él, con Frutos Joaquín Gutiérrez y Acevedo Gómez, quienes impusieron la elección del Virrey Amar y Borbón como Presidente de la Junta Suprema.
Una vez electo el señor Amar, se designó Vicepresidente de la Junta a don José Miguel Pey, hijo del famoso Oidor que ordenó el desconocimiento de las Capitulaciones otorgadas a los Comuneros y redactó la famosa sentencia de muerte contra Galán. A continuación el Oidor Jurado procedió a instalar solemnemente la Junta de Gobierno y los vocales presentes juraron no "abdicar los derechos imprescriptibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado Monarca don Fernando VII" y sujetar "este nuevo Gobierno a la Superior Junta de Regencia, ínterin exista en la Península". Para terminar la ceremonia, se recomendó « muy particularmente al pueblo — dice el Acta — la persona del Excelentísimo señor don Antonio de Amar ».
Pasto Mi Tierra
Miguel Antonio Caro, quien fue presidente de Colombia y destacado intelectual, se refiere así al 20 de Julio de 1810: Invadida España por los franceses y cautivo Fernando VII, instalóse la Junta de Sevilla, que se arrogó el título de Suprema de España e Indias; sucedióle la Central, y luego el Consejo de Regencia, y estos cuerpos, con pretensiones heredadas de la primera, confirmaron en sus empleos a los virreyes y oidores, y ya con noticias falsas sobre la situación de España, ya con tardías promesas, intentaron mantener sujetas las comarcas ultramarinas.
Animados del doble ejemplo de los hijos mismos de España que erigían juntas patrióticas que luego derribaban, aprovechóse el pueblo de Santafé de un casual accidente, para llevar adelante su intento, y representado como los demás de América, única pero lealmente por el Ayuntamiento, asumió la soberanía, depuso autoridades, y desconoció cualquiera que no fuese la de Fernando, a quien juró vasallaje, ofreciéndole, como asilo para reinar, por estar ocupada la península, la tierra de Cundinamarca.
Tal fue el importante movimiento de 1810: movimiento generoso y fecundísimo; pero constitucional y monárquico, no republicano ni de independencia. Legalizóse y ratificáronse sus principios por la Constitución monárquica de 1811, cuyo Imperio se extendió hasta el 16 de julio de 1813. Entonces, y sólo entonces, se declaró la independencia propiamente dicha; el Estado, de monarquía que era, se constituyó en forma democrática, y el Presidente de Cundinamarca, que enantes ejercía el Poder Ejecutivo como Vicegerente del Rey empezó a desempeñarlo bajo la protección de Dios y en nombre del pueblo.
Nosotros, dice Miguel Antonio Caro: hemos distinguido esas dos fechas, bien que sin separarlas, pues la una conduce a la otra; y hemos concluido: el 20 de julio no es aniversario de independencia, porque entonces no se proclamó independencia; ni del nacimiento de la República, porque la forma monárquica subsistió hasta 1813.
Tal ha sido nuestra tesis; y ciertamente que para demostrarla bastaría la antecedente concisa relación de los hechos, acorde, como está, con los que consignan nuestras historias; Repasemos, ya que a ello se nos invita, las que en otro número en pocas palabras apuntamos, y examinemos, por su orden, los reparos de La América .
Ante todo argüimos con el contenido del Acta misma impropiamente llamada de independencia, pues en ella se reconoce por monarca de la Nueva Granada al que lo era de España, a don Fernando VII, concluye finalmente el intelectual Miguel Antonio Caro.
Por otra parte el protocolo para asumir un cargo, después del 20 de julio de 1810 tenía la siguiente pregunta: Juráis por Dios Nuestro Señor y los Santos Evangelios que estáis tomando, defender, proteger y conservar nuestra Santa Religión Católica, Apostólica y Romana, sostener los derechos del Señor Don Fernando Séptimo contra el usurpador de su corona Napoleón Bonaparte y su hermano José?
Ante lo cual, quien asume el cargo, respondía: Juro por el Dios que existe en los cielos, y cuya imagen está presente y cuyas sagradas y adorables máximas contiene este libro (puesta la mano derecha sobre los evangelios), cumplir religiosamente la Constitución y voluntad del pueblo expresada en esta acta, acerca de la forma de gobierno provisional que ha instalado; derramar hasta la última gota de nuestra sangre por defender nuestra Sagrada Religión Católica, Apostólica, Romana, nuestro amado monarca Fernando Séptimo y la libertad de la Patria.
Es de advertir que cuando se hablaba de la Patria era de España a quien se consideraba y reconocía como tal.
Tres días después, el 23 de julio, similar a Quito, se ordena por parte de la Junta santafereña, poner un gran retrato al óleo de Fernando VII en la Plaza Mayor o principal de Santafé de Bogotá para que presida las reuniones o manifestaciones de la época.
El primer Bando de la nueva Junta de Gobierno, redactado por Camilo Torres, el del famoso Memorial de Agravios, manifiesta que: “Convencido este cuerpo de los sentimientos con que el pueblo ha excitado su lealtad a favor de su justa causa, ha resuelto, como fundamento de la Constitución a que prestará todo el lleno de su energía, se observen los puntos siguientes:
1º Sostener y defender la Religión Católica, Apostólica y Romana.
2º Defender los derechos de nuestro amable soberano don Fernando VII, conservando este reino a su augusta persona hasta que tengamos la feliz suerte de verlo restituido a un trono de que le arrancó el tirano del mundo (Napoleón).
En Funza, reconocida como Villa Santiago de Bogotá, se diseña el 6 de septiembre de ese año, el primer escudo que se tenga noticia del nuevo régimen donde se conserva insignias de fidelidad y lealtad a Fernando VII. Todo indica que el escudo en referencia se diseñó para ser acogido como emblema del nuevo régimen con epicentro en Santafé de Bogotá, hoy Funza lo tiene como su escudo insignia.
El 14 de octubre de 1810, día del cumpleaños del monarca español, la orden fue de festejar dicha efemérides con todo el fervor y el entusiasmo que la ocasión ameritaba, lamentando profundamente la prisión del amado monarca por parte del infame Bonaparte según se establece en los documentos de la época.
La Constitución de 1811 de Cundinamarca es totalmente monarquista al reconocer a Fernando VII como su rey cuando se inicia así: "Don Fernando VII por la gracia de Dios, y por la voluntad y consentimiento del Pueblo legítima y constitucionalmente representado, Rey de los Cundinamarqueses y á su Real nombre D. Jorge Tadeo Lozano Presidente Constitucional del Estado de Cundinamarca, á todos los moradores estantes y habitantes en él – Sabed…”.
El propio historiador José Manuel Restrepo en su Historia de la Revolución de Colombia, dice: “ declarada que fue la independencia absoluta el 16 de julio de 1813, el colegio revisor de la constitución de Cundinamarca determinó que se adopte otra bandera, que debía componerse de los colores azul, amarillo y encarnado.
También se decretó que suprimiéndose en la moneda el busto del Rey, se pusiera por el anverso el de aun india con esta inscripción: Libertad Americana; y por el reverso una granada, su peso y el año en que se acuñara. Conforme a tales reglas y tipos se acordó sellar en Santafé una moneda de plata de baja ley, pues no pasaba de siete dineros, que fuera provincial, y que solamente circulara en el territorio de Cundinamarca
Estos casos no son aislados por parte de la Junta Suprema de Gobierno, largo sería enumerar toda la serie de hechos que demuestran la sumisión, el vasallaje, reconocimiento y acatamiento a Fernando VII y a España hasta el 16 de julio de 1813 cuando a petición de Antonio Nariño el colegio electoral de Cundinamarca aprobó “que de hoy en adelante Cundinamarca es un Estado libre e independiente, queda separado para siempre de la corona y gobierno de España y de toda autoridad que no emane inmediatamente del pueblo y sus representantes...”
La institucionalidad del 20 de julio de 1810 como fecha de la independencia de nuestro país, se origina en la ley 60 del 8 de mayo de 1873, que emite el presidente de la República Manuel Murillo Toro, dirimiendo una interesante polémica que se presenta entre Miguel Antonio Caro que defiende el 16 de julio de 1813 como día de la independencia, y José María Quijano Otero que acoge el 20 de julio de 1810. Quijano Otero era liberal y ejercía como Secretario de la Cámara de Representantes, tenía en tal razón más afinidad y amistad política con el presidente Murillo Toro que hacía parte del Olimpo Radical del liberalismo colombiano de aquella época
__________________________
Fuente:
El falso grito de independencia del 20 de julio de 1810 en Bogotá
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Cartas desde Colombia: Los Indios del Rey
http://www.alertadigital.com/wp-cont...5/bicitaxi.jpg
Un bicitaxi circula con una bandera de España en Cuba
Carlos Arturo Calderón Muñoz.- “Si tuviera veinte vidas estaría dispuesto a inmolarlas por la religión católica y por el rey de España”. Esas fueron algunas de las últimas palabras pronunciadas el 13 de julio de 1824 por un coronel del ejército realista en Popayán, actual Colombia, antes de ser fusilado por las tropas “libertadoras”. Este coronel, quien murió sin saber que había sido ascendido a general por su rey y que se rehusó a ser vendado porque quería morir de cara al sol (¿Premonición de un himno futuro?), no era europeo, ni siquiera era blanco, era un indio mestizo y su nombre fue Agustín Agualongo.
Cuando se habla de las guerras de emancipación americanas se suele fabricar un escenario en el que una fuerza multicultural de indios, negros, zambos, mulatos y demás mestizos se enfrentaron a la opresión genocida blanca hasta lograr su libertad. En realidad, ambos bandos contaron con una mezcla de todos los colores. Rara vez se menciona que los jerarcas del independentismo eran hombres blancos y acaudalados que traicionaron a su rey y a su país para lucrarse de los negocios que tenían con la masonería anglosajona. Mucho menos se reconoce que una mayoría aplastante de los grupos indígenas a lo largo de todas las Américas decidieron pelear del lado de la corona en ese periodo oscuro.
Agualongo era parte de la alta sociedad de San Juan de Pasto, ciudad occidental de Colombia que se caracterizó por una férrea defensa de la unidad con España, llegando a derrotar en varias ocasiones a los ejércitos de Antonio Nariño y Simón Bolívar. Cuando todo el virreinato de la Nueva Granada, además de Guayaquil y Quito, había caído bajo el poder independentista, los 21 pueblos indígenas que circundaban Pasto continuaron en una guerra de guerrillas, proclamando su lealtad al rey Fernando, estos nobles indios persistieron en su lucha hasta 1830. Esta actitud no fue una excepción sino una regla a lo largo de América.
http://www.alertadigital.com/wp-cont...guerrillas.jpg
Guerrillas indígenas realistas contra Simón Bolivar.
En el caribe colombiano existen los poblados de Mamatoco, Gaira, Bonda y Ciénaga que suelen ser desconocidos por el español e incluso el colombiano promedio de hoy, pero en las guerras de emancipación sus residentes indígenas fueron imprescindibles para que Santa Marta soportara el asedio de los rebeldes. En 1816 el cacique de Mamatoco, Antonio Núñez, fue nombrado capitán de los ejércitos del rey y años más tarde, en 1823, cuando los ejércitos realistas ya tenían cuatro años de haber sido derrotados en el puente de Boyacá, muchos de estos indios retomaron Santa Marta. En 1813 la aristocracia criolla de Cartagena, que estuvo al servicio de la independencia desde sus inicios, tuvo que afrontar levantamientos de las clases populares indígenas que se sentían traicionadas al ver como sus líderes locales desconocían al rey.
Los indios guajiros históricamente han ocupado un territorio que se extiende por la frontera colombo-venezolana, en sus dominios fueron una total maldición para las tropas independentistas. Muchos de los refuerzos de los ingleses entraron por esa zona al país y en los anales de la historia militar británica hay volúmenes enteros que hablan de la feroz resistencia de esos nativos a los que llamaban barbaros, pero que los reconocían como valientes y decididos por la causa del rey de España.
El militar anglosajón Francis Burdett O´Connor, reconoce en sus escritos que desembarcó en Margarita con 800 lanceros y al llegar a Riohacha sólo le quedaban 261. Las tremendas bajas eran producto del enfrentamiento con guajiros, que como guerrilleros les resistían en cada pueblo por el que pasaban.
http://www.alertadigital.com/wp-cont.../05/indios.jpg
Ya que hablamos de Venezuela, en donde nació Simón Bolívar, la propaganda negra no ha sido capaz de callar las voces de los fantasmas del pasado. Mientras el gobierno bolivariano utiliza el día de la hispanidad para hablar de la resistencia indígena (Resistencia antiespañola por supuesto) en el común de la hermana Venezuela todavía resuena la feroz lucha de los indios caquetios del Coró, que para la vergüenza de muchos fueron más realistas y españoles que cuantiosos blancos americanos, empezando por Bolívar.
Estos indios fueron leales a España desde la conquista, rechazaron a los piratas ingleses y franceses durante los siglos XVI y XVII y cuando la independencia llegó combatieron sin descanso a las tropas de Francisco Miranda. Sus últimos reductos fueron finalmente derrotados en 1823, cuando la batalla de Carabobo ya era parte de la historia. Su lealtad fue castigada con sangre, de los más de 8000 indios caquetios que habitaban la localidad antes de la guerra, poco menos de 1800 sobrevivieron al conflicto.
Muchos indios, al igual que esclavos y mestizos, se incorporaron en una guerrilla que llegó a convertirse en un ejército bajo el mando del asturiano José Tomás Bobes, quien logró derrotar a los ejércitos independentistas de Venezuela y por escaso tiempo la mantuvo alejada de la garra separatista. En 1829 las últimas guerrillas mixtas, que incluían muchos indígenas de diferentes latitudes venezolanas, cayeron ante el avance del mundialismo
Contrario a la propaganda negra, España siempre fue muy respetuosa con las tradiciones y culturas locales de sus súbditos. En el Perú, los ejércitos realistas tenían un gigantesco componente de “cholos”, que es una forma genérica, y en ocasiones despectiva, de llamar a los grupos indígenas de esa república hermana. Eran descritos por sus superiores, como el general Pezuela, como soldados dispuestos a hacerse matar en sus puestos. El problema es que cuando ya habían pasado casi 3 siglos de presencia española en esos territorios, la mayoría de esos indios no hablaba la lengua de Cervantes.
http://www.alertadigital.com/wp-cont...05/panaman.jpg
Indígenas de Panamá celebrando el Día de la Hispanidad.
Sus lenguas nativas, siendo el quechua y el amayra las mayoritarias, eran protegidas por las leyes de la corona, razón por la cual muchos mandos medios españoles aprendían sus idiomas para darles instrucciones en batalla; no es de extrañarse que hubiera tal lealtad por España. En el Perú se conformó el regimiento de Nobles Patricios del Cuzco, cuyo cuerpo de oficiales estaba compuesto por los descendientes de las 13 casas de sangre Inca. Es decir, en plena guerra de independencia, los descendientes del imperio Inca continuaban con el estatus de nobleza de sus ancestros dentro de la estructura social española.
En 1814 uno de los caciques miembros de este cuerpo, Mateo Pumacahua, traicionó a España y se sublevó a favor de la independencia. Su posición de noble inca y oficial del rey fue intranscendente para sus hermanos de sangre, fueron los propios indígenas los que frustraron su intento golpista y después de derrotarle se mantuvieron junto a la corona hasta el fatídico final.
Los iquichanos combatieron por la hispanidad aun cuando el virrey se había rendido, fueron liderados por un simple campesino indígena, Antonio Huanchaca, quien al igual que el pastuso Agualongo juró defender con su vida a España y su rey. Debieron ser más que vanas palabras, pues su comportamiento en batalla fue tan destacado que terminó siendo Brigadier general de los ejércitos del Perú.
http://www.alertadigital.com/wp-cont...n4-503x670.jpg
Moviéndonos más al sur, en ese Chile mítico y telúrico, las tribus indígenas, alguna de ellas idealizada por Alonso de Ercilla en su soberbia obra cumbre “La Araucana”, fueron tan dignas de reconocimiento como cualquier otra. Los ofrecimientos de ayuda logística y militar a la causa del rey tuvieron un carácter permanente. En 1813 el cacique Villacurá se declaró a sí mismo y a sus gobernados como adictos al rey y dispuso todos sus recursos para combatir hasta el último hombre en la defensa de Chillán.
En 1817 media docena de caciques y otros tantos nobles ofrecen al rey todos sus medios para la lucha. Los jinetes araucanos eran sumamente habilidosos y respetados por los españoles, siempre combatieron con sus ropajes tradicionales, como lo hicieran pueblos nativos europeos junto a los romanos. A todos sus nobles se les daban posiciones de oficiales en el ejército y vestían con el decoro propio de Europa.
Por su parte los pehuenches combatieron a muerte en todo el territorio continental chileno y en la Patagonia argentina contra las fuerzas independentistas. Su lucha fue tan extensa que no fueron derrotados sino hasta el año de 1832, tiempo para el cual batallas históricas de la independencia como las de Ayacucho, Pichincha y Junín ya tenían varios años de terminadas. En el cono sur también se contó con el apoyo de los lafkenches, wenteches, boroganos, reches y en general todo el mundo mapuche.
Los hermanos Pincheira consolidaron uno de los últimos reductos del realismo en América, estos organizaron guerrillas que desafiaron el poder republicano en Chile y la Argentina. Sus victorias militares no se hubieran logrado de no ser por el apoyo irrestricto de los ya mencionados pehuenches. Los caciques Neculmán, Canumilla y Martín Toriano fueron de sus aliados nativos más destacados.
Me gustaría poder citar a todos los pueblos y comunidades indígenas que pelearon a favor de España en la independencia, pero cada vez que viajo por mi geografía nacional, cada vez que abro un libro o página web saltan cientos de nuevos nombres y epopeyas locales de amerindios que lucharon por la corona. También hubo grupos que pelearon por los independentistas, pero a diferencia de aquellos que combatieron por la hispanidad no tuvieron números tan grandes ni hazañas tan heroicas.
Es aquí donde saltan las hienas iracundas a proclamar que todos esos indios fueron obligados a luchar y que cualquiera que lo niegue no pasa de ser un apólogo del exterminio de los pueblos originarios de América. La verdad, el mestizo que esto escribe no puede aceptar esa idea. España no tuvo colonias, sino provincias. La madre patria era la tierra de seres alegres y orgullosos que desconocían el rigor del mundo feudal de la edad media, eran libres, o arrogantes dependiendo quien los juzgue, gracias a que habían aprendido a vivir bajo el cerco enemigo. No se rindieron, sino que hicieron de la lucha por la subsistencia su actuar habitual, rendirse nunca ha sido su costumbre. Eran herederos de Roma por lo tanto llevaban civilización, no arrasaban en obras de saqueo masivo como suele hacerlo el Islam.
¿Y eso qué? Pues, lo que digo no es idealización, es realidad. En las Américas siempre existieron las leyes de indias, que dedicaban capítulos enteros a la protección de los derechos de la población conquistada. Los nativos gozaron de un estado de bienestar porque eran ciudadanos del imperio. Hoy existe la medicina tradicional indígena porque los españoles la recopilaron en tomos y la incorporaron a la historia escrita. El amayra, el quechua, el guaraní, los múltiples dialectos mayas, las más de 65 lenguas indígenas de mi natal Colombia y muchos otros cientos a lo largo del continente sobreviven al día de hoy porque fueron respetadas, mantenidas y legalmente protegidas por la corona. Si un español europeo se atreve a contradecir este hecho, le reto a que me explique cómo es que el vasco, catalán y gallego gozan de tal salud en la madre patria.
http://www.alertadigital.com/wp-cont...explotados.jpg
Indígenas colombianos explotados por multinacionales.
En Europa o en América, Hispania , como Roma, aglutinó bajo un sueño común a los pueblos y a diferencia de Israel o los Aztecas se encargó, siendo la nación vencedora, de que los vencidos mantuvieran su dignidad. Esa actitud es la antítesis de la realidad pragmática, de hecho es de locos. Debe ser por eso que los hispanos vemos como arquetipo de la nobleza al álter ego de Alonso Quijano.
España siempre ha sido propensa a la libertad, por lo tanto odia la esclavitud y a los esclavos, los indios no podían ser sometidos a ese flagelo y si llegaron esclavos negros al continente fue por los tratados impuestos a Iberia cuando fue derrotada militarmente por sus hermanos europeos. El trueque, los ídolos paganos, la hechicería, las parteras y prácticamente todos los vestigios de cultura local fueron protegidos. De haber sido diferente mi país sería, desgraciadamente, como los Estados Unidos de América, en donde es más fácil encontrarse a un chino o a un bantú que ver un navajo o un sioux.
¿España fue perfecta? No, hubo abusos, homicidios y robos como en cualquier comunidad humana de la historia sin importar su raza o cultura. Pero a diferencia de muchas otras naciones, incluso en la sofisticada Europa, la madre Hispania, mi amada Gothia, se caracterizó por continuar la nobleza propia de la civilización clásica.
Esos indios pelearon con fanatismo extremo y amor incondicional por su protector, por su padre, pues era así como imaginaban a un rey que nunca vieron. Lo que sucedió después no tiene nombre, La masonería y el sanedrín no conocen la magnanimidad. A lo largo de todo el continente se presentaron masacres y exterminios de pueblos locales durante los siglos XIX y XX. Para satisfacer la necesidad de carne de res de los ingleses, en Argentina se aniquilaron a las tribus que ocupaban el lugar que se necesitaba para el ganado. En todo el continente se cargó contra las lenguas nativas, se ridiculizaron sus costumbres y la Iglesia católica, si es que así se le puede llamar a ese engendro infiltrado que conocemos hoy, convirtió a fuerza de cañón a los otrora protegidos paganos. En Colombia los indios no volvieron a ser reconocidos como ciudadanos con plenitud de derechos hasta la Constitución de 1991.
http://www.alertadigital.com/wp-cont.../indigenas.jpg
El mundialismo económico impone sus reglas: Poblaciones indígenas de toda Iberoamérica viven hoy en condiciones de esclavitud.
El tiempo ha pasado y así como los españoles cambiaron a Don Pelayo por Zapatero y Rajoy, los indios han sido absorbidos por un globalismo atroz que los usa para la promoción de la dictadura. ¿Qué importa si el Che Guevara los consideraba una fuerza bruta que podía ser utilizada como carne de cañón en las revoluciones marxistas? ¿A qué indio le interesa que a la nobel de la paz, Rigoberta Menchú, no le importaba que comunidades indígenas diferentes a la suya fueran masacradas por los sandinistas con tal de obtener reconocimiento económico y mediático? ¿A qué indio le importa que Evo Morales, presidente indígena de Bolivia, se desborde en demagogia pachamamista mientras saquea los recursos de sus hermanos para regalárselos a las mega-petroleras internacionales? Déjenme decirles, ¡a ninguno! Esos indios de hoy actuarán como lobotomizados en favor de la causa mundialista porque ya no se acuerdan de quienes han sido.
Marruecos refuerza su flota con un submarino ruso de última generación, la alcaldía de Londres ha quedado bajo dominio musulmán, China se hace con el control del oro, la finanza judía concentra más poder que nunca y lo peor de todo, las mujeres españolas han dejado de dar a luz, debe ser porque el hombre español ya no ama la vida. Casi todos esos indios, salvo por sus líderes mestizos, eran puros, su conexión con España era cultural y administrativa, no habían lazos genéticos. Aun así se enfrentaron al Apocalipsis de su tiempo con valentía incuestionable.
¿Qué haré yo que tengo sangre española en mis venas? ¿Qué harán ustedes europeos blancos? Estamos a las puertas del Ragnarök, la hispanidad, como parte indivisible de Europa, tendrá que pelear. Nos quieren extinguir y personalmente no deseo que la siguiente generación recuerde a España como al mito de la Atlántida, deseo que la vivan. España y Europa deben sobrevivir, esta vez es nuestro turno de que así sea.
Desde San Bonifacio de Ibagué, Colombia
__________________________
Fuente:
Cartas desde Colombia: Los Indios del Rey – Alerta Digital
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Simón Bolívar, el traidor anglosajón masón, al margen de traicionar y asesinar españoles, también al acabar la guerra se dedicó a aniquilar tribus indígenas, que anteriormente estaban protegidos por la corona española. Por tanto pedimos su retirada en España!!
http://i87.photobucket.com/albums/k1...psfyslidbi.jpg
https://www.facebook.com/11088336593...type=3&theater
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
LA LEALTAD OLVIDADA. AGUSTÍN AGUALONGO Y LA CIUDAD DE PASTO.
Cuando a finales de la primera década del siglo XIX estallan las primeras insurrecciones en la América española, el líder indo-mestizo Agustín Agualongo se alistó en los Reales Ejércitos en los que alcanzaría el grado de coronel, enfrentándose al mismísimo masón Simón Bolívar. Finalmente sería capturado y condenado a muerte tras consejo ...de guerra de los independentistas. Aunque se le ofreció el perdón y la conservación de su grado y empleo de coronel si renegaba de su españolidad y se pasaba a los republicanos, fiel a su trayectoria vital y a su firme ideario escogió la lealtad a España. Sus últimas palabras antes de que las balas asesinas del pelotón de fusilamiento segaran su vida fueron: 《Si tuviese veinte vidas, estaría dispuesto a inmolarlas por la Religión Católica y por el Rey de España, ¡Viva el Rey!!》.
... Otra figura digna de una estatua o un lienzo en España y cuya memoria no será glosada jamás en película ni documental alguno.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...ps4kgglszh.jpg
https://www.facebook.com/16538977815...type=3&theater
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
EL DOLOROSO GENOCIDIO DE PASTO.
Amigos invisibles. Para escribir sobre momentos tristes de la historia americana hay que tener verdadera fortaleza en el alma, porque ahora recordamos el caso del expresidente guatemalteco Efraín Ríos Montt, condenado a ochenta años de reclusión por genocidio contra la población maya, cuestión que nos trae a otro recuerdo la continua barbaridad cometida contra el pueblo pastuso de Colombia en tiempos de la Independencia, y por el solo hecho remarcado de dicha comunidad al ser fieles devotos a la corona española con que habían convivido y cruzado su sangre americana durante tres siglos, sucesos ocurridos cuando los llamados facciosos guerrilleros, insurgentes e intolerantes para con sus principios ancestrales eran opuestos de una manera despiadada contra la razón monárquica de esa amplia y fraterna región sureña colombiana, de donde las tropas venidas desde Bogotá castigando su fidelidad al Rey cometieron toda suerte de tropelías y represalias con o sin razón, aunque mejor sin razón, pero que dieron como resultado el derramamiento de sangre de este pueblo indomestizo trabajador y en sus contornos, escenario que no se ha podido olvidar por lo horrible del exterminio utilizado y que desgraciadamente en su realización por orden superior ocupa a tropas y oficiales venezolanos destacados en esa campaña bélica cegada de pasión, lo que siempre ha sido reprobado en el recuerdo de la historia de Colombia y hasta de Venezuela.
http://4.bp.blogspot.com/-qt1IYd0CJB...alongo%2B1.jpg
Agustín Agualongo.
Pero andemos desde el comienzo de esta escalada de hechos para poder discernir a grandes rasgos lo problemas acontecidos en su desarrollo, que andan aún en vías de entendimiento porque no es fácil englobar la sucesión de circunstancias controversiales que se desatan desde el triunfo de Simón Bolívar en la batalla de Boyacá (7-8-1819) y cuando luego de su entrada oropelesca a la capital de virreinato en extinción el caraqueño lleno de fuerzas suficientes y por tanto acelerado el seso con el triunfo militar y los agasajos pertinentes confirma su deseo ya previsto de con prontitud continuar hacia el Sur que yace en manos monárquicas para consolidar tantas ambiciones, es decir, derrotar la fortaleza hispana existente en el virreinato del Perú, pues como era de suponer con aquel bastión militar existente al Sur de sus anhelos soterrados, la libertad de Colombia independiente era solo una simple quimera. Pues bien, mediante la sujeción del poder que este militar tiene entre sus manos con rapidez concentra un ejército que lo acompañará en esa intención libertaria, siendo su primer destino del acceso la ciudad de Popayán, noble y señorial encrucijada de cultura que venía a ser una suerte de frontera divisoria con el viejo reino de Quito, por cuya razón el mundo interracial que continuaba hacia el Sur del amulatado valle de Patía, tuvo otros sentimientos rebeldes en referencia con lo acontecido en el extinto virreinato, no compartiendo por ende tales ideas libertarias, consideradas por aquellos mestizos cimarrones como extremas. Y mientras Bolívar permanece entre esas latitudes payanesas se dio a la tarea de reclutar preparando mejor al ejército que traía desde Cundinamarca, contando entre ellos valiosos oficiales venezolanos, como Bartolomé Salom, el malogrado Pedro León Torres y demás conocidos de su aprecio. En otro análisis que debe hacer Bolívar para la continuación de esta ruta finalmente escogida, que debiera llevarlos por difíciles montañas hasta Quito, tiene que tomar un punto de importancia a tener en cuenta, cual es la idiosincrasia de esos pueblos pertenecientes a la región de Pasto, de tendencia ancestral conservadora, o sea cuyos caudillos defienden por principio la estabilidad de la monarquía reinante como a su propia familia cristiana. Pasto por aquella manera de actuar “todos a una”, al estilo comendero de Lope de Vega, es recalcitrante, dura de roer, y bien sabe el Libertador que esa gente prefiere inmolarse antes de ceder en la opinión resuelta, por lo que descartando el viaje marino hacia el Sur por Buenaventura insiste en desatar el nudo gordiano que significa combatir a como diere lugar contra los enceguecidos pastusos, quienes por cierto para la defensa de sus intereses vitales estaban aliados en forma de milicias ciudadanas e indígenas, como el caso del mestizo Agustín Agualongo, con un pequeño ejército español allí acantonado y al mando inteligente del estratega logroñés coronel Basilio García. Bolívar sabía que sin la derrota de aquellos valientes ultramontanos era imposible penetrar con su tropa en la vía que conduce hasta Quito, mientras ya trotaba hacia esa capital otrora incaica la guerra de Bolívar con la espada de Sucre. Y por ello adelantando camino frente a todo pronóstico el caraqueño decidió esquivar la entrada a San Juan de Pasto, para seguir y establecerse en las alturas difíciles de Bomboná, cerca del volcán Galeras, calculando esta vez mal con lo que iba a suceder. En efecto, habiéndose atrevido a presentar batalla el 7 de abril de 1822 con las fuerzas pastusas mantenidas en sitios estratégicos de aquellas alturas y peñascos, el resultado final del encuentro fue un verdadero desastre para el ejército bolivariano.
http://4.bp.blogspot.com/-LkKMadrP7O...sanudo%2B2.jpg
José Rafael Sañudo.
La batalla de Bomboná, según explica Wikipedia, fue planificada por Bolívar como un éxito rotundo para la causa republicana, de lo cual anticipa la gloria el creyente caraqueño, sin entender que la mentalidad indígena puede pensar de otra manera. Así, para someter a Pasto Bolívar envía desde Popayán 2.400 hombres armados, a sabiendas de la enorme dificultad del intento, pues los anteriores deseos militares habían terminado en graves derrotas. Sin embargo como compulsivo y hasta testarudo que era Don Simón para ello decidió aplicar una táctica de no darle frente a la ciudad de Pasto y sus fuerzas, sino desviarse hacia la ruta enhiesta de Bomboná, con intención de seguir camino hacia el anhelado Quito, a donde ya se dirigía el general Sucre, sin tomar en cuenta que por medio de avanzadas sus pasos estaban medidos por las tropas contrincantes, que al momento sumaban 1.200 hombres al mando del coronel Basilio García, las que se parapetan en el estrecho cañón del río Cariaco, para allí presentar batalla, que se inicia el 7 de abril de 1822, a las tres de la tarde. Bolívar desde luego por lo angosto del sitio y sin prever resultados dirigirá de lejos la batalla, con el uso seguro del catalejo, mientras eufórico asienta ante adictos oficiales “!Tenemos que vencer y venceremos¡”, ordenando a sus hombres tomar camino en bajada hacia el río. De esta manera ya ejecutado el plan previsto en la media hora siguiente los batallones Bogotá, Vargas y Guías sin callejón de salida fueron masacrados diezmándose esa tropa a la mitad por obra de los realistas lugareños desde sus posiciones ventajosas, mientras así “se apilan unos cadáveres sobre otros”. El sacrificado batallón patriota Rifles lleno de bajas tuvo mejor actuación al trepar a una altura atacando luego por retaguardia a la tropa española, situándose en el ala derecha realista. Pero Bolívar aún ofuscado por una pretendida victoria y con el carácter conocido que mantiene, valiéndose del menguado Batallón Vencedores mas unas reliquias que le restan combate hacia la pérdida de su empeño, quedando aquello pronto reducido a una pequeña tropa ya desorientada, por lo que algunos patriotas logran salvarse huyendo entre las sombras reinantes, mientras la destrucción fue completa en el campo republicano. Esa noche Bolívar permaneció confundido y falto de sueño, porque desconocía el destino del Batallón Rifles, angloparlante, de élite y tan consumidor de soldados, que en pocas horas perdiera la mitad de sus hombres, o sea más de mil, contándose así una mayoría de muertos, mientras que las bajas realistas fueron apenas 250, retirándose luego estos monárquicos pensantes dentro de la estrategia escogida, hacia los refugios del Sur.
http://1.bp.blogspot.com/-poJJvKcVE1...33x300%2B3.jpg
General Bartolomé Salom.
Por el desastre conseguido en Bomboná el caraqueño tuvo que dar marcha atrás, impidiéndole ello llegar a las puertas de Pasto y debido a dicha causa debió regresar al norteño valle del Cauca, cerrándosele así el paso hacia Quito. Ante la catástrofe ocurrida y acumulando los 300 heridos que deja tal contienda Don Simón escribe al general Santander indicándole que anda aturdido por el clavo ardiente que era Pasto, ciudad mestiza por demás monárquica que mantuviera al borde de la desazón el general caraqueño, pues en varias ocasiones pactó la paz con Bolívar para a poco emprender de nuevo la guerra, de donde ya sacado de juicio este venezolano, como en momentos de estulticia valga decir iguales a los que le obligan a firmar la guerra a muerte en Trujillo, siete años después y ya en tiempos de sosiego originados por la paz suscrita con Pablo Morillo en esa misma ciudad trujillana, casi como estallando la ventura pacifista y ya fuera de razón Bolívar se extralimita para saltar al desequilibrio, que es cuando contra toda lógica humana ordena a figuras de la talla del cumanés general Sucre y del porteño Bartolomé Salom a desmedirse en las órdenes que reciben (entonces las órdenes se cumplen sin chistar) y, en consecuencia, proceder con otra guerra a muerte esta vez contra el taimado y astuto pueblo pastuso, para doblegar definitivamente y en base a desmanes genocidas al leal y monárquico pueblo serrano San Juan de Pasto, baño de sangre que ni esos pastusos ni otros menos resignados aún perdonan al conocido autor intelectual en su extravagancia llamada ante los ojos de la Historia “La Navidad Negra de Pasto”, pues casi como estallando la calma se desata una represión inaudita e inolvidable contra ese pueblo creyente en sus ideas, es decir un baño de sangre que sobresalta en el recuerdo de la llamada Guerra de Independencia y que al detalle de la denuncia investiga en escrito dejado para siempre el adolorido pastuso y magistrado, catedrático, jurista doctor José Rafael Sañudo, quien con el dolor de sus ancestros y la paciencia indígena necesaria se dio a la tarea de esculcar hasta el fondo estos desmanes que duelen recordar pero que significan una página negra en esa contienda libertaria manchada con la sangre de tantos inocentes, algo así como el caso bíblico de Herodes. Aunque es difícil conseguir su libro bestseller en tres ediciones intitulado “Estudios sobre la vida de Bolívar”(1925, y Bedout, 1980), ojalá tengan oportunidad de leerlo, donde en carne propia se detallan las atrocidades cometidas en Pasto y sus alrededores. A pesar de dolerles este criterio en la mente tarifada de algunos.
Ahora bien, llegado el momento vamos a recordar la famosa Navidad Negra de Pasto, teniendo en cuenta que los intereses personales o ideológicos pueden sesgar la idea central de estos sucesos. Como bien sabemos Bolívar fue derrotado en Bomboná de manera por demás funesta, pero dados los intereses oscuros que luego aparecen para salvar su honra militar y política, los memorialistas adulantes de entonces cambiaron tal desastre en un triunfo momentáneo, y pronto para seguir el éxito emprendido los realistas de Benito Boves en Taindala vencen al ejército del general Sucre “contra todo pronóstico”, por lo que ante este otro revés que provoca un pequeño grupo militar mestizo y fanatizado, con soberbia de mando, para algo decir, Don Simón sin temblarle la pluma y menos su acariciada gloria ordena ingresar al cumanés Sucre, a Pasto, al frente de un numeroso ejército para aniquilar toda resistencia miliciana, mediante el primitivo sistema del asesinato en masa, que incluye hasta los bebés (500 en tres días) de la ciudad, según queda bien escrito. “Haced lo posible por destruir a los pastusos” fue la orden terminante de Bolívar, y con ello cayó en la trampa histórica el distinguido y fiel Sucre, para quien aquel genocidio fue como una mancha en su impecable hoja militar, que le trajo ocho años después y en la misma región el vil asesinato de su persona, suceso triste que tuviera acaso una reivindicación de esos hechos desastrosos. Y conste que aprecio mucho la memoria del mariscal Sucre, como la del mismo Bolívar en su etapa genial, acaso por un principio de lealtad sobre sus triunfos, pero no de derrotas. Como recuerdo triste de esa navidad llorosa (24-12-1822) aún queda en pie la Calle Colorada, que con tal apelativo consagra la masacre sanguinolenta allí ocurrida de tres días, el robo, la destrucción de todo como propiedades, iglesias, edificios, archivos (donde se perdieron tres siglos de Historia), violaciones y otros desmanes a concebir, al extremo que el propio Daniel Florencio O’Leary, comedido y diplomático en su lenguaje, sobre este bárbaro proceder hacia la posteridad reprobó de manera total dicho sacrificio ordenado por el general caraqueño contra los leales y reconocidos pastusos, ante la vergüenza de Bolívar al ser derrotado de esta manera por un pequeño grupo indígena, olvidando así lo que firmara meses atrás en Trujillo, verbigracia, sobre el fusilamiento de prisioneros y el buen trato a los cautivos en pueblos ocupados. Aquí valga anotar en calidad de apostilla que la Historia Oficial manipulada es otra cosa digna de estudio, como ocurre mucho en estos tiempos de discordias y desafueros.
Y volviendo sobre el mismo tema “Pasto era un camino de trastorno mental como consecuencia del enlace de razas antropófagas con diabólicos conquistadores españoles”, al decir simpático y cascabelero del historiador José Santos Roz. En efecto, aplicando esos principios rígidos sobre la palabra escrita de Bolívar recordemos que el caraqueño Don Simón escribe a Santander (21-10-1825), “Los pastusos deben ser aniquilados y las mujeres e hijos trasportados a otras partes, dando aquel país a una colonia militar……. de aquí a cien años y más se olvidarán de nuestros estragos, aunque demasiado merecidos”. A confesión de parte, pues, relevo de pruebas. Y todavía en 1823 los tercos pastusos por encima de su estela de muertos se levantaron otra vez a favor de la monarquía, ya tan distante de Boyacá, cuando en verdad acaba, por lo que Bolívar de nuevo los enfrenta en Ibarra, de cuyo resultado fatal mueren más de 800 realistas. Por ello antes, el 25-1-1823, Bolívar dispone fusilar a cuantos pastusos reclutados se fugaron en Balsapampa “y a todos los que los acompaña" Bueno, es hora que dejemos a los pastusos quietos, recontando sus muertos y las barbaridades que se cometieron con aquel altivo pueblo que es como la marca romana para dividir la frontera incaica con los indígenas habitantes de Colombia. Habrán presenciado ustedes escenas espeluznantes pero verdaderas porque quien escribe, conocedor algo de la Historia y visitante en varias ocasiones de aquellos pueblos azotados, no debía callar sobre cuanto estudiara in situ porque dejaría de ser su esencia de historiador, o de “viejo enterrador de la comarca”, según canta el bambuco recordando aquellos tiempos que no se olvidan. Yo creo en lo que he escrito porque mi compromiso es con la verdad y el sol no se tapa con un dedo. Así lo he demostrado en este blog, contra viento y marea. Sin embargo si usted es contrario a estas reflexiones bañadas de sangre inocente, allá con sus principios que respeto, aunque parodiando al indio Agualongo adolorido con su patria chica, he traído bastantes pruebas de lo que en realidad sucedió en el serrano Pasto y sus contornos. Sería oportuno profundizar en estos temas álgidos, en otra oportunidad. Hasta pronto.
_______________________________________
Fuente:
Venezuela y el Mundo: EL DOLOROSO GENOCIDIO DE PASTO.
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Enrique Santos presenta a un Antonio Nariño recargado
El historiador transportará a los lectores 200 años atrás con 'Mancha de la tierra', su actual obra.
Por: VÍCTOR OGLIASTRI POSSO |
7:53 p.m. | 22 de julio de 2015
http://www.eltiempo.com/contenido/en...16133856-2.jpg
Foto: Mauricio Moreno / EL TIEMPO
Enrique Santos Molano es historiador, lingüista y columnista de este diario desde 1965, donde también fue jefe de redacción nocturno entre 1963 y 1972.
Ya han pasado los vientos de la conspiración. Triunfaron los ejércitos rebeldes y se han comenzado a construir los cimientos de una nueva nación. Antonio Amador José de Nariño y Álvarez del Casal, en su lecho de enfermo en Villa de Leyva, comienza a narrarle a su difunta esposa, Magdalena Ortega y Mesa, su historia.
De esta manera, Enrique Santos Molano, como si fuese un espectador más de los hechos, ha escrito 'Mancha de la tierra', primera obra de una trilogía de novelas que tienen por título general 'Los hermanos libertadores', en la que se narran toda la epopeya de la independencia y cómo esta se fue gestando muchos años antes de que comenzaran a darse los hechos definitivos. Ahí están Nariño, José Antonio Galán, José Celestino Mutis, José Antonio Ricaurte, el marqués de San Jorge, Magdaleno Ortega, Francisco de Miranda, Pablo Morillo, Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Pedro Fermín de Vargas y una larga lista de personajes que fueron apareciendo en la vida de Nariño y participaron en los acontecimientos, dejando todo en su lucha por defender sus ideas.
Ahí, en la riqueza de la historia, están los ingredientes que Santos Molano, quien además de gran historiador deleita al lector con su pluma, tomó para construir una novela en la que nos transporta más de 200 años atrás en la historia y nos sumerge en los acontecimientos que vivían los criollos en medio de la opresión impuesta por la Corona española y los vientos subversivos que entraban en los libros, los comentarios de voz a voz y panfletos que viajaron desde Europa y entraron y se regaron como pólvora desde Norteamérica hasta el sur del continente.
Y no podría ser otro el personaje central de la historia que Antonio Nariño, de quien, a propósito, se conmemora este año 250 de su nacimiento y del que Santos Molano ha sido su investigador por excelencia y se ha ocupado de su vida, ya como biógrafo o como autor de ficción. Ahí es donde uno ve al escritor moverse como pez en el agua por las calles de la antigua Santa Fe, describiendo a los personajes que vivieron el conflicto, sus relaciones, excesos de poder, de amor o despotismo, el tipo de vestuario, peinados, pelucas importadas, posiciones políticas, muebles, comidas, tarjetas de invitación, celebraciones, cortejos, conspiraciones, desplazamientos, etc., contado con los ritmos propios de los acontecimientos que va narrando y que seducen tanto que nos apropiamos de ellos.
En 1971 Santos Molano comenzó su camino por la novela, con la publicación de las Memorias fantásticas, en las que van apareciendo los personajes que serán los compañeros inseparables del escritor desde entonces.
'Mancha de la tierra' está narrada en primera persona por su personaje principal, y Santos Molano aprovecha para deleitarnos con un recorrido por las raíces históricas de la rebelión americana contra España, y de entrada nos deja ver el nerviosismo y el crujir de dientes de los realistas con la marcha de los Comuneros y la posible toma de la capital del Nuevo Reino de Granada.
‘Mancha de la tierra’. Despectiva manera de referirse a los criollos, a los hijos de españoles nacidos en estas tierras por parte de los peninsulares. ¿Muy parecido al sudaca de hoy?
Más o menos. Es el mismo desprecio que sienten los conquistadores por los conquistados; y, en el caso suramericano, y colombiano en particular, es el complejo de inferioridad que nos dejó esa “mancha de la tierra” con respecto a los europeos, y en general a lo extranjero. El complejo criollo. Sin embargo, el marqués de San Jorge descubre que la “mancha de la tierra” no es tal mancha, sino la marca que legitima nuestro ser criollo, nuestra autenticidad como americanos.
¿Cuál es la esencia de la novela?
Es una novela que abarca toda la epopeya de la Independencia, vista desde la vida cotidiana, y que narra los hechos de sus libertadores, por boca de uno de ellos, Antonio Nariño; pero también es una novela de amor, como me dijo hace poco una lectora.
La novela comienza con un Nariño de tan solo 17 años, y a través de la narración nos permite ver de dónde provenía su rigurosa formación...
Antonio Nariño fue un autodidacta muy afortunado, que tuvo el mejor maestro que se podía tener en ese momento, el doctor José Celestino Mutis; y que además se crio en un ambiente de elevadísimo nivel cultural, como era el que imperó entre la alta clase criolla de la época. A los diecisiete años Nariño domina, como su propio idioma, el latín, el griego, el francés y el inglés. Con Pedro Fermín de Vargas se aplicaron –siempre bajo la guía de Mutis– al estudio de las ciencias botánicas y médicas, y a la economía que surge a partir de los ensayos de Bernardo Ward (español) y del fundamental trabajo de Adam Smith. Nariño era un lector infatigable que conoció a fondo distintos sistemas filosóficos, estudió la historia universal y se empapó de la más importante literatura, desde los clásicos hasta los autores de moda entonces. Y le sobra tiempo para conspirar por la libertad.
¿Por qué Antonio Nariño? ¿Qué le atrae tanto de la figura del Precursor, que lo ha llevado a dedicarle más de cincuenta años de estudio?
Aunque en Colombia hay multitud de personajes que han tenido vidas muy interesantes, dignas de ser noveladas, no he encontrado ninguno como Nariño cuya vida sea una novela de suspense desde el día en que nace hasta el día en que muere. Como lo anota Ricardo Silva Romero en las palabras tan generosas que escribió sobre Mancha de la tierra: “Nariño es un hombre que parece de ficción, pero que es de verdad”. Jorge Restrepo lo puntualiza en una de sus columnas: “Nariño pagó el precio de la lucha por la civilidad”. Y fue un precio bien alto el que pagó, dieciséis años de su vida en las prisiones españolas. Y más alto es el precio que hemos pagado los colombianos por no haber seguido el ejemplo liberador de civilidad que nos dio Nariño: el precio de una violencia sin fin.
Además, vivió intensamente, entre carcelazo y carcelazo...
Antonio Nariño vivió intensamente cada segundo de su vida. Aun en la cárcel no dejó de conspirar, no dejó de preocuparse por cómo iban los acontecimientos en su patria. Cuando cae preso en Pasto le escribe a su tío, el presidente de Cundinamarca Manuel de Bernardo Álvarez: “Debes estar presente en todos los lugares de peligro”; y, en Cádiz, fomenta desde la Real Cárcel la rebelión de Riego en Las Cabezas de San Juan contra el absolutismo de Fernando VII.
Entre reuniones donde se confabulaban y se escribían panfletos para ser pegados en las calles, puentes y atrios, usted aborda de manera muy sutil el tema de la masonería. ¿Cómo llega al Nuevo Reino? ¿Fueron muy perseguidos?
La intervención de los masones es decisiva en la Independencia de América, incluida la de los Estados Unidos. Llegan al Nuevo Reino de Granada en el mismo año en que estalla la Revolución de los Comuneros (que es el episodio central del libro), y en poco tiempo la juventud granadina, con Nariño a la cabeza, hace parte de la masonería; pero las autoridades españolas no persiguen a los masones. No podían hacerlo. Los masones no eran visibles y el secreto de sus actuaciones es tal que las autoridades realistas ni saben que existe la masonería. La persecución de la Real Audiencia es concretamente contra los conspiradores criollos, a los que somete a estrecha vigilancia a raíz del movimiento de los Comuneros.
Antes se decía que la letra con sangre entra. ¿Hoy se podría decir que la historia novelada pega?
Si me pregunta si la historia novelada atrae más lectores que la historia académica, no tengo duda. Por cada libro de historia académica se venden diez o veinte de lo que llaman novelas históricas. Ahora, si la pregunta es si la historia novelada enseña más que la historia académica, pienso que son dos maneras diferentes de enseñar lo mismo, y que la una, amena y apasionante, puede conducir hacia la otra, rigurosa y metódica, que no le deja margen a la imaginación.
Usted siempre ha tenido una fuerte inclinación hacia la investigación histórica. ¿Tiene algún método particular?
Parto de la estructura académica con la organización de las fichas, cronológicas y onomásticas. Situados en el escenario los personajes y los hechos, desaparezco el método académico y entro en la novela. La trama es un delicado trabajo de costura.
¿Qué debe tener una ficción histórica para cautivar?
Que contenga todos los ingredientes novelescos, sin faltar un ápice a la verdad histórica; que sea amena y que los personajes se ganen al lector.
Llama la atención la manera en que se describen hasta los mínimos detalles. Es como si usted hubiese estado ahí...
Es que estuve ahí todo el tiempo que duraron la investigación y la redacción. Me volví un hombre del siglo XVIII, un miembro de la Ilustración. Si uno quiere retratar una época, tiene que vivirla, ser uno más de la multitud que se mueve en la trama, y conocer el entorno hasta los últimos detalles.
Los personajes aparecen con sus bondades y sus excesos, con sus odios y sus genialidades, con sus amores y venganzas...
Sí, y como en cualquier novela en que el autor pierde la autonomía casi desde el principio, los personajes me fueron diciendo cómo tenía que retratarlos, no solo en su físico, sino en sus interioridades. El caso más notable es el de Juan Francisco Berbeo, a quien pensé plasmar como el traidor por antonomasia, y él mismo, a lomo de sus hechos, me demostró que era un patriota abnegado y un valiente defensor de la causa.
Además rinde tributo al virrey José Solís, con sus cualidades de gobernante, su amor secreto y la manera como pasó de agache...
La historia del virrey Solís, y de sus amores clandestinos con la Marichuela, es una novela dentro de la novela, y tan verdadera e intrigante que puede leerse como si fuera ficción.
El libro está narrado de manera muy cinematográfica...
Sí, ensayé combinar en la novela el ritmo literario con el ritmo cinematográfico, a ver cómo suenan.
Este primer libro cubre de 1734 a 1781. ‘El santuario de la libertad’, el segundo, va de 1781 a 1797, y ‘El ruido del tiempo’, de 1798 a 1823, que cierra con la muerte de Antonio Nariño. ¿Cómo va el proceso de escritura?
El título general de la trilogía, o saga, es 'Los hermanos libertadores'. El segundo libro está escrito, en borrador, en un setenta por ciento y confío en terminarlo en diciembre y tener pulido el texto final para abril del 2016. Del tercer libro ya tengo escrito lo más importante, que son el primer párrafo y el último. No falta sino la tripa.
VÍCTOR OGLIASTRI POSSO
Especial para EL TIEMPO
Periodista y director de CyC Radio, emisora virtual del Instituto Caro y Cuervo
_______________________________________
Fuente:
'Mancha de la tierra', obra del escritor Enrique Santos - Música y Libros - ELTIEMPO.COM
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
"Bolívar, excitado por los extenuantes halagos de Inglaterra ha, partiendo de un instinto animal, obedecido sin derecho a una legitima defensa, las no muy cordiales ni humildes ordenes de dos o de tres hombres que, en su calidad de bribones, han desmantelado un imperio para anexarse de manera materialista las gloriosas tierras hispanas con fines meramente oscuros. Nada me pareció mas repugnante el ver como las tierras donde nací, gozaron de una exquisita libertad, únicamente ideal, mientras los bárbaros ingleses aglutinaban derechos sobre estas tierras que no les eran dignos de su razón de ser. El tiempo me dará la razón, Bolívar fue el peor Español que pudo haber traído Dios a nuestras tierras, pues, ha traicionado la rica cultura hispana para abultarse en su ignominioso ego, el seudónimo de 'caballero ingles' "
-Discurso esgrimido el 14 de mayo de 1823 por Don Antonio Nariño cuando acusado por alta traición por Simón Bolívar, compareció en Santa Fe ante el Congreso para defenderse abiertamente de las acusaciones que se le acusaba (la acusación de alta traición fue una excusa de Bolívar para apartar a Nariño de el nuevo gobierno, obedeciendo a Jorge IV y Sur Thomas Lawrence, pues, este habría propuesto varias veces un sistema Autárquico expulsando a la mano inglesa lejos de la Gran Colombia, propuesta que fue acogida con desagrado por el Gobierno Ingles llamando a Nariño "vil desagradecido" ya que Inglaterra habría financiado en totalidad, la independencia de los virreinatos de Nueva Granada y las demás provincias que constituían la Gran Colombia)
Fuente: La Gran Colombia: Mitos y Realidades- José Joaquín Ortíz (Tunja, 1814 - Bogotá, 1892)
http://i87.photobucket.com/albums/k1...psmlna8k2i.jpg
_______________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/13867011783...type=3&theater
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Sin embargo, muchos historiadores lo culpan por las grandes deudas adquiridas por la "Gran Colombia" y heredada en parte por Venezuela después de 1830. Este es un Hecho Criollo.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...pschg8q2um.jpg
_______________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/hechoscriol...type=3&theater
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Los indignos homenajes a Simón Bolívar en Pasto
“Por dignidad no cometamos el error al erigir la estatua del genocida en nuestra ciudad”
Por: Roberto José Segovia |
Septiembre 28, 2016
http://www.las2orillas.co/wp-content...09/bolivar.jpg
Uno de los sofismas más conocidos y utilizados por los historiadores áulicos, positivistas y dogmáticos del venezolano Simón Bolívar, tanto suramericanos, colombianos y regionales, es, tratar de “tapar el sol con un dedo”, cuando solo muestran la parte universal y divina del ídolo, pero, justifican y minimizan eufemísticamente el comportamiento cruel, el instinto asesino y genocida de su demencial líder, contra el pueblo pastuso y nariñense.
La historia del origen de la nación colombiana confirma el odio que Bolívar y los áulicos historiadores bolivarianos, sentían contra Pasto y las regiones adjuntas que conformarían el futuro departamento de Nariño, y que se manifestó en ordenes de exterminio, en insultos, en maltratos, en torturas, agresiones físicas y sicológicas, violaciones, asesinatos, y en la crueldad con que ordenó masacres, pillaje, saqueos, profanación, robos sacrílegos a las iglesias y conventos de la “Ciudad Teológica”, y continuó con la destrucción de toda la ciudad. La historia nos demuestra que este agresor se transformó en un “Atila Andino, el azote tropical de Dios”.
Un acto especial de ese odio de Bolívar, fue la planificación sutil, maquiavélica y demencial del genocidio de la población civil católica de Pasto y sus alrededores, ocurrida los días; 24, 25 y 26 de diciembre de 1822, y conocida en la historia como la ‘navidad trágica’. Fue aquélla una navidad sangrienta, macabra, tenebrosa y trágica “navidad”, que podemos calificar, sin temor a equivocarnos, como un acto belicoso y delirante. Este hecho es un paradigma histórico excepcional: en él, se planeó estratégicamente la acción militar con siete batallones profesionales; “élite” de Latinoamérica. Uno de ellos compuesto por mercenarios irlandeses, para un total de 3.500 soldados bolivarianos; ignorantes, sanguinarios, con instintos perversos. Los soldados “zombis” asesinos, eran guiados por unos “bárbaros generales”, unos vampiros sedientos de sangre inocente. Quienes realizaron la masacre con alevosía y sevicia, contra una población civil, católica y pacífica que sostenía una lucha histórica por su identidad cultural, por su autonomía, soberanía, libertad, lealtad, dignidad, y tolerancia entre las etnias influenciadas por la sagrada montaña de fuego, nuestro imponente volcán Galeras.
Bolívar, Sucre y sus generales planificaron en forma demoniaca y perversa, para causar el mayor daño psicológico posible al pueblo católico y al espíritu religioso de los Pastusos, con el objeto de disminuir su carácter guerrero, seleccionaron los días de la agresión. Los sitios donde más daño podía causar a un pueblo católico, como son sus iglesias y sus moradas, con sus pesebres y sus cantos navideños. Por tal razón lo planificaron y ejecutaron el día más importante de los católicos; el nacimiento del “Niño Dios,” en las diferentes iglesias y los hogares de la ciudad; un 24 de diciembre; iglesia por iglesia, fue profanada, violando y asesinando indiscriminadamente a nuestras mujeres y pueblo que se había refugiado en ellas, casa por casa saqueada, nuestra ciudad quedó destruida y traumatizada. Masacre que la historia la reconoce como la NAVIDAD TRAGICA, la más impactante, herida sangrienta que hemos sufrido los pastusos y nariñenses. Los niños angelicalmente esperaban al “Niño Dios”, pero se les apareció el “demonio de Sucre”, con sus demenciales, ignorantes y saqueadores soldados bolivarianos asesinos.
La sangre inocente de civiles que se derramó en la Iglesia de Santiago, y en la zona verde contigua fue tan abundante, que dada la topografía de esa zona, se formó un “torrente” de sangre que tiñó la carrera 23 de Pasto, de un “rojo de todos los colores”. En conmemoración del hecho luctuoso, el pueblo bautizó ese camino como: El Colorado. Este genocidio infame continuó durante 30 días en los 21 ‘pueblitos’ asentados alrededor de la ciudad de Pasto, y marcó un hito imborrable de tragedia y sangre en la vida de Nariño, de la nación, y América. Latina.
La masacre reveló el deseo imperial despótico de Bolívar, que se apoyaba en cierto instinto asesino que estalló en su odio a Pasto y sus regiones adyacentes. Bolívar no respetó ni el “derecho de gentes,” ni el Tratado de Trujillo, que firmaron él y Pablo Morillo el 27 de noviembre de 1820, sobre la regulación de la guerra. Su espíritu “pirómano y salvaje,” los indujo a quemar los archivos públicos y los libros parroquiales. Su espíritu era el de los saqueadores; pues el “botín” era parte del pago a los soldados bolivarianos, los llevó a cometer profanación y robos sacrílegos en las iglesias y los conventos de la ciudad teológica, en nuestra amada Pasto. Las propiedades de los Pastusos y de los Nariñenses fueron confiscadas, por orden del dictador Bolívar, y distribuidas entre los militares bolivarianos genocidas de nuestro pueblo.
Bolívar dejo su “plan macabro de pacificación y exterminio de los pastusos y nariñenses”, en manos de uno de sus generales sanguinarios; el venezolano Bartolomé Salóm. Después de la “navidad trágica” la pesadilla para nuestro pueblo se prolongó con el engaño a la población civil, en el acto denominado históricamente como el día de Jura; 20 de enero de 1823, cuando de manera tramposa, se convocó a la población de Pasto y sus zonas de influencia con el pretexto de jurar la nueva constitución, pero fue una coartada para realizar un apresamiento masivo y someter a la esclavitud a más de 1.000 niños, y jóvenes imberbes. Los milicianos adultos ya habían sido eliminados. Para llevarlos como esclavos, amarrados de manos y brazos por parejas hasta Barbacoas, Quito y Guayaquil, y como “carne de cañón” a las batallas de Junín y Ayacucho. A los indígenas que sobrevivieron, les hicieron efectivo el grueso tributo que antes pagaba al rey, que no se los habían cobrado durante los últimos 17 años, y cuya exención ratificó el general pacificador Pablo Morillo.
El historiador pastuso Emiliano Díaz del Castillo, nos narra otros sucesos demenciales de los “libertadores” bolivarianos, como el lanzamiento al río Guaítara de las catorce 14 parejas de pastusos importantes y líderes de la ciudad, un 23 de enero de 1823, desde el puente de Tacuaya, y el inhumano destierro al Piura (Perú), de las mujeres y su niños pastusos y nariñenses, que sobrevivieron a las masacres, y que participaban en la defensa de nuestra ciudad, región y pueblo.
Señor Bastidas, a su prócer Simón Bolívar, no lo criticamos por haber ganado y masacrado a los “milicianos” pastusos y nariñenses, que se enfrentaban con piedras, palos, azadones y machetes, en las calles de Pasto, en una batalla desigual, con siete batallones profesionales bolivarianos, uno de ellos con mercenarios, en las horas de la mañana del 24 de diciembre de 1822.
A Bolívar se lo cuestiona críticamente por su cruel condición humana, los robos sacrílegos, —- con los que se financiaba la campaña bolivariana—- robos de niñas, (para calmar la libido excitado del venezolano – ver libro, la Carroza de Bolívar), la destrucción de los templos y de la ciudad de Pasto, la planificación de la masacre a la población civil refugiada en los templos, la Jura y el lanzamiento de las parejas de pastusos al río Guaitara, el destierro de las mujeres pastusas y nariñenses, y en especial, la planificación demencial del genocidio de nuestro pueblo, por ocho (8) años, hasta la muerte del genocida.
INDIGNOS HOMENAJES A LOS GENOCIDAS DEL PUEBLO PASTUSO Y NARIÑENSE
Algunos dirigentes e intelectuales con estulticia histórica sobre los personajes que realizan los homenajes, como la referenciada por el señor Bastidas, la indigna “Asamblea Nariño de 1930”, que obnubilados por la historia oficial bolivariana impuesta, y desconociendo la historia local y regional, realiza un homenaje a uno de los genocidas de su pueblo, el general venezolano Antonio José de Sucre. Podemos decir que es UNA ESTUPIDEZ la decisión de la Asamblea, si se tiene en cuanta el prontuario de Sucre contra nuestro pueblo.
Es de anotar que un áulico de Bolívar y Sucre, el señor Sergio Elías Ortiz en 1946, realiza un discurso pomposo a Sucre, cuando hacen un homenaje al genocida en Berruecos. Otra estupidez de un intelectual, al enaltecer al genocida de su pueblo.
Continúan las estupideces y la estulticia histórica, de los dirigentes “bolivarianos colombianos” nacionales como regionales, con la imposición a nuestro pueblo, de la estatua del dictador genocida Bolívar, por otro dictador, el general Gustavo Rojas Pinilla, en el parque El Ejido.
Espero que los dirigentes actuales, los intelectuales y el pueblo crítico, en general, no cometan otro exabrupto, haciendo un homenaje al agresor, al erigir nuevamente la estatua del genocida de nuestro pueblo, el venezolano Simón Bolívar, en el Parque El Ejido.
Para finalizar,
Señor Bastidas, la música de la guaneña que se escuchó en las batalla de Ayacucho, posiblemente era interpretada por los niños y jóvenes esclavizados en la Jura (20 de enero 1823), y llevados como carne de cañón a las batallas de Junín y Ayacucho.
Por todo lo anterior, considero INDIGNO cualquier homenaje de diferente tipo, de los dirigentes e intelectuales de la región, a LOS GENOCIDAS VENEZOLANOS DEL PUEBLO PASTUSO Y NARIÑENSE: SIMON BOLIVAR, ANTONIO JOSE DE SUCRE, BARTOLOME SALOM, JUAN JOSE FLORES Y CRUZ PAREDES, entre otros.
Si bien el señor Julián Bastidas Urresty, dice que “En la ciudad de Pasto, en los últimos años, han surgido historiadores que tratan de desdibujar la imagen de Simón Bolívar, incitados sobre todo por la lectura del libro Estudios sobre la vida de Bolívar, de José Rafael Sañudo publicado en 1925”, su afirmación carece de argumento, los historiadores de nuestra ciudad no han surgido de la noche a la mañana, tenemos una tradición de grandes estudiosos de la historia; además, el hecho de que un libro de 1925 aún genere consciencia en los lectores, demuestra la vigencia del pensamiento del filósofo e historiador Rafael Sañudo en la actualidad, no por nada, el escritor Evelio Rosero lo recupera en la novela La carroza de Bolívar (que erróneamente Julián Bastidas la titula “La carroza del Libertador”). La gente sincera de Pasto, no busca protagonismo político, y valora la acción de Agustín Agualongo, en defensa de su pueblo. Asimismo, es incorrecto juzgar la manifestación del grafiti, pues este tiene un reconocimiento mundial como parte de las expresiones del Arte Contemporáneo, y grandes artistas lo han cultivado, entre ellos Jean Basquiat.
__________________________
Fuente:
Los indignos homenajes a Simón Bolívar en Pasto - Las2orillas
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La primera entrada del general Simón Bolívar a Pasto. La carta a Santander
Escrito por Enrique Herrera
Martes, 10 Junio 2014 17:31
http://pagina10.com/media/k2/items/c...bc835aa_XL.jpg
Fotografía: Mario Cepeda
Derrotado el general Simón Bolívar en la batalla de Bomboná o Cariaco, ha tenido que retroceder y ubicarse en El Trapiche, hoy Ciudad Bolívar en el Departamento del Cauca en espera de nuevos refuerzos. En tanto Pasto y su gente vuelven a la normalidad. Llegados los refuerzos que espera Bolívar, reinicia las amenazas y ataques verbales que en principio no tienen cabida en la dirigencia pastusa hasta cuando se conoce los acontecimientos de la batalla de Pichincha el 24 de mayo de 1822, son los hechos a tratar en la primera parte del programa.
Ocho días permaneció Bolívar con su ejército en Bombona y predios aledaños, enterrando sus muertos y recogiendo heridos, buscando llegar a un entendimiento con Basilio García para seguir a Quito, sin haberlo logrado y en tal razón tuvo que obligatoriamente iniciar un regreso o retorno al Norte por el camino antes recorrido hasta ubicarse, como ya se dijo en El Trapiche. Ya establecido en lugar, hasta pensó en reiniciar su original proyecto de ir por el pacifico a Guayaquil, pero desconocía que estaba sucediendo con las tropas al mando de Sucre; el haber llegado nuevas tropas provenientes desde Bogotá, cambiaron sus planes, se sentía más fortalecido y en tal razón hizo llegar un comunicado a Basilio García que en sus aspectos más pertinentes le decía: “Es por última vez que dirijo a vuestra señoría palabras de paz. Muchos pasos he dado para evitar a vuestra señoría a esa guarnición y al desgraciado pueblo de Pasto todos los horrores de la guerra; pero la medida de la obstinación ha llegado a su colmo, y es necesario, o que vuestra señoría, esa guarnición y el pueblo de Pasto entren por una capitulación honrosa, útil y agradable, o que se preparen a vencer o morir…tenemos derecho para tratar a todo el pueblo de Pasto como prisionero de guerra, porque todo él, sin excepción de una persona nos hace la guerra, y para confiscarles todos sus bienes como pertenecientes a enemigos. Tenemos, en fin, derecho a tratar esa guarnición con el último rigor de la guerra, y al pueblo para confinarlo en prisiones estrechas, como prisionero de guerra, en las plazas fuertes marítimas, y todo ese territorio secuestrado por cuenta del fisco…”
Estos drásticos y contundentes planteamientos de Bolívar a Basilio García no fueron dados a conocer al pueblo de Pasto, solamente al estado mayor a su cargo. García sabía que si la gente de Pasto hubiese conocido esta clase de amenazas por parte de quien consideraban había sido derrotado en Cariaco, no dudarían en marchar hasta donde se encontraba para derrotarlo nuevamente.
Cinco eran los puntos propuestos por Bolívar para la capitulación dando garantía a las tropas españolas para que regresen a su patria, en tanto Pasto y su gente tendrá un tratamiento especial, difiriendo de los planteamientos que escribió en el manifiesto que se acaba de leer. Este comportamiento díscolo de Bolívar era lo que no lo hacía actuar a García para proceder a pactar. Un acontecimiento hizo variar de manera inmediata la actitud de Basilio García y su Estado Mayor: saber de primera mano la contundente derrota de Melchor Aymerich en la batalla de Pichichincha el 24 de mayo de 1822 por parte de las tropas de Antonio José de Sucre. Esta era una noticia inesperada que los obligaba a replantear sus posiciones.
Con el compromiso de su Estado Mayor, sin que se dé a conocer al pueblo de Pasto la nueva situación que se les presenta, Basilio García procede a enviar ante el general Simón Bolívar sus comisionados en las personas de los tenientes coroneles Pantaleón del Hierro y Miguel Retamal. Bolívar designa de su parte al coronel José Gabriel Pérez y al teniente coronel Vicente González. Los cuatro delegados discuten ampliamente los puntos del acuerdo, suscribiendo el 5 de junio la denominada capitulación de Berruecos, que contempla aspectos favorables para la clase dirigente de Pasto sin que se hubiese tenido en cuenta al pueblo raso, quien desconocía los pormenores del acuerdo, situación que se considero de alta traición para la gente de Pasto, y en tal razón protestarían en su oportunidad.
Conocidos los resultados de la capitulación, Bolívar, según se ha dicho, manifestó: “Esto vale para mi, y más glorioso que una batalla ganada”, luego dirige una proclama "A las tropas del rey de España y a los pastusos", que dice así: "Una transacción honrosa acaba de estancar la sangre que se vertía de nuestras venas. Ya no se oirá más en Colombia el estruendo de la guerra. Vuestro valor y constancia os han hecho acreedores a la consideración del ejército libertador y pueblo colombiano; en recompensa os ofrecemos nuestra amistad".
"Españoles; La regeneración de vuestra patria os promete el término final de la guerra, que habéis sostenido por llenar vuestros deberes, con un esfuerzo digno de admiración".
"Pastusos: Vosotros sois colombianos, y por consiguiente sois mis hermanos. Para beneficiaros, no seré sólo vuestro hermano sino también vuestro padre. Yo os prometo curar vuestras antiguas heridas; aliviar vuestros males; dejaros en el reposo de vuestras casas; no emplearos en esta guerra; no gravaros con exacciones extraordinarias ni cargas pesadas. Seréis, en fin, los favorecidos del gobierno de Colombia".
"Soldados españoles: La capitulación que ha terminado vuestros padecimientos, os ofrece dos patrias, Colombia y España, Escoged: si queréis un suelo libre, tranquilo y pródigo, sed colombianos; pero si queréis dejar vuestras cenizas en el sepulcro de vuestros padres, la madre España es libre y debe ser dichosa".
Este lenguaje conciliador, zalamero, que con el tiempo incumple, contrasta con la carta que suscribe Bolívar ocho días atrás cuando entre otras cosas le decía a don Basilio García: "Yo insto a V.S. todavía, Sr. Coronel a que oiga los acentos de la razón y de la justicia para que conjuren la negra y terrible tempestad que se va a descargar sobre la infeliz Pasto; tempestad que arrojará más rayos, más fuegos y más estragos que todos los volcanes de los Andes, que con sus bocas infernales vomitan la muerte desde Pasto a Quito"
Si ayer fue el aventurero norteamericano Alejandro Macaulay quien amenaza con destruir a Pasto y su gente, luego el general Antonio Nariño, ahora es el propio general Bolívar quien se expresa de manera amenazante contra Pasto, será ésta, con la que suscribe a García previa a la capitulación, una de las primeras cartas con que amenaza el caraqueño con destruir a Pasto.
Todo indica que la capitulación de Berruecos no fue bien vista por la mayoría de los pastusos, pues don Basilio García consultó únicamente a su Estado Mayor y a los cabildantes de la ciudad, ignorando al pueblo a quien cada que había problemas se convocaba de inmediato para asumir la seguridad adecuada, esta vez no se hizo, ante lo cual Sergio Elías Ortiz plantea al respecto: "El pueblo de Pasto no quería capitular. Don Basilio García se había ausentado de la ciudad por su seguridad personal amenazada por lo descontentos y desde Tasnaque, donde había puesto provisionalmente su cuartel general, atendía la gobernación y comandancia de armas. En las calles y en los hogares el pueblo rugía de rabia mal contenida, porque comprendía que a sus espaldas se tramaba la rendición. Los milicianos desarmados formaban grupos deliberantes en las esquinas, quizá comunicándose instrucciones para un levantamiento en masa contra las tropas libertadoras a su entrada a la ciudad... Entre todos, las mujeres eran quienes más exteriorizaban su descontento contra el jefe García y los miembros del Ayuntamiento, que de allí en adelante cayeron en desgracia ante el pueblo con el dictado de traidores. La palabra capitulado fue en aquel tiempo lo peor de las afrentas que pudiera hacerse a una persona"
El obispo Jiménez de Enciso, quién huyendo de Popayán, después del triunfo de Boyacá de los republicanos, se había refugiado en Pasto, cuando supo de la cercanía de las tropas de Bolívar, salió corriendo a buscar refugio en Ipiales y regresó al saber de la derrota de las tropas de Bolívar en Cariaco. En carta que suscribe el 26 de abril de 1822 desde Ipiales, promueve nuevamente el odio a Bolívar y los republicanos con su regreso a Pasto con el objeto de “reanimar vuestro espíritu para que hagáis el último esfuerzo a fin de conseguir la total destrucción del enemigo, que ha consecuencia de vuestro valor ya está próximo a ser completamente destruido…”, ratificando su abierta animadversión a Bolívar y todo cuanto tuviese que ver en contra del rey de España para lo cual predicaba odio y persecución contra ellos desde el pulpito, tanto así que "promulgó una excomunión contra todos los patriotas, ordenó a los sacerdotes que no absolviesen ni en artículo de muerte a ningún insurgente... Como signo inequívoco de Carnicería que proyectaba, hizo sacar por orden del obispo los lutos con que servían la iglesia de Santo Domingo en los viernes santos, y de ellos hicieron banderolas que pusieron no en lanzas, sino en los fusiles de cada uno de los soldados. Después tomó tribuna el Obispo, y con su natural elocuencia habló de las prerrogativas del rey, entusiasmó a los soldados para que matasen y arruinasen a cuantos se les presentaren: que sólo debían respetar las campanas porque estas pertenecían a la iglesia; diciéndoles que todo esto era mandato del cielo, que todos los insurgentes estaban separados de la iglesia…"
La actividad proselitista del obispo Jiménez de Enciso en contra de los republicanos, fue tan determinante para la actitud de Pasto en la denominada guerras de la independencia, obviamente sin desconocer las acciones militares que en contra de las gentes del Sur habían desarrollado los quiteños al mando de Montúfar; y, Santafé con Macaulay y Nariño entre otros, que Bolívar en conversaciones con Perú de Lacroix, el 6 de junio de 1828, le decía: "Los obispos de Mérida y Popayán, señores Lazo y Jiménez, son hombres muy diferentes. El último (Jiménez) ha servido a su rey haciendo atrocidades en Colombia, es el criminal autor de toda la sangre que ha corrido en Pasto y en el Cauca, es un hombre abominable y un indigno ministro de una religión de paz; la humanidad debe proscribirlo…"
Es clara la discrepancia que se ha generado entre el pueblo de Pasto y su alta dirigencia después de la batalla de Bomboná. El Obispo Salvador Jiménez de Encizo, Don Basilio García y su alto mando militar han entrado en conversaciones con Bolívar a espaldas del pueblo, razón por la cual el malestar cunde por doquier en la ciudad, más aún cuando se conoce de la firma de una capitulación en Berruecos y el ingreso de las tropas de Bolívar a Pasto, son los acontecimientos que trataremos a continuación.
El 8 de junio de 1822, luego de toda una serie de preparativos, prevenciones y medidas de seguridad al máximo, Bolívar hace su entrada a Pasto, dejemos que sea el propio Basilio García quien nos cuente al respecto: "A las cinco de la tarde fue la entrada de la primera columna, a cuya cabeza venía el presidente de la república, el general Valdés, los ayudantes de su excelencia y del estado mayor con una pequeña escolta, y cuando reconocí ser de los mismos salí a recibirlos, acompañado del jefe de estado mayor don Pantaleón del Hierro y mi ayudante, y al llegar a corta distancia de su excelencia echó pie a tierra, y quitándose el sombrero me saludó en esta forma: "tengo el honor de saludar a vuestra señoría con la mayor consideración; y en prueba de mi cariño, deme vuestra señoría sus brazos para significar la amistad que nos va a unir. Después de habernos abrazado, tomé mi espada y bastón, y arengué a su excelencia de este modo: "Excelentísimo señor: Esta espada y bastón que el rey y mi nación me han concedido para defender sus derechos y los Estados de la corona, los rindo a la superioridad de vuestra excelencia, en vista de la transacción, de guerra en que hemos convenido. A lo que me contestó su excelencia en estos términos: "El gobierno de Colombia no recibe el bastón ni la espada de un General tan valiente como don Basilio García, que se ha conducido tan dignamente con el honor y carácter de militar dotado de virtudes en defender los derechos de su nación y del rey, y no debe rendirlas a nadie; sirviéndole de satisfacción ser el Último que lo ha hecho en este gran mundo".
A continuación se reanuda la marcha hacia el centro de la ciudad desde el sitio denominado El Calvario, epicentro de interesantes hechos de nuestra historia como la derrota de Antonio Nariño; poco a poco se van acercando a la Plaza Mayor en medio de una multitud de personas que miran con asombro cómo aquel hombre que tanto les habían enseñado a odiar los dirigentes de la región, hoy era recibido con todos los honores, rodeado de una guardia especial que no permitía acercársele. Cuando llegó a la Plaza, Bolívar fue recibido por el propio obispo Jiménez de Enciso, quien revestido de sus mejores galas, bajo el palio que sostenían los curas notables de la ciudad, invitó al Libertador a ingresar al templo Matriz, no sin antes le inciensa y conduce a sitial especial donde estaba un sillón para que desde allí presida el Te Deum que se celebra en su honor. Terminada la ceremonia el Libertador volvió a salir en compañía del prelado, bajo el palio, con las más estrictas medidas de seguridad para llegar a la casa que le tenían preparada para su alojamiento. Las gentes del pueblo en tanto se notaban alteradas, incrédulas ante lo que sus ojos observaban, no podían creer tan sublime recibimiento al "¡infame!, ¡al perjuro Bolívar!", ¡al jefe de los excomulgados! ¡Al hereje!, como solía decir en sus predicas el obispo Jiménez de Enciso. Se temía lo peor al llegar el atardecer, cuando para fortuna de los organizadores de la recepción, hizo su entrada el resto de la tropa republicana para reforzar la guardia personal del general Simón Bolívar.
En aquella noche se escucharon varios disparos y ¡Abajos! a Bolívar, al obispo, y en general a los dirigentes que habían capitulado, muchos de los cuales tuvieron que salir de la ciudad para salvaguardar sus vidas, entre ellos Basilio García, hecho que se deduce del comunicado que Bolívar suscribe desde Pasto a Santander el día 9 de junio de 1822, un día después de su llegada, donde le dice, entre otras cosas:
Mi querido General":
"Había pensado no escribir a usted sino de Pasto, o del otro mundo si las plumas no se quemaban; pero estando en Pasto tomo la pluma y escribo lleno de gozo, porque a la verdad hemos terminado la guerra con los españoles y asegurado para siempre la suerte de la República. En primer lugar la capitulación de Pasto es una obra extraordinariamente afortunada para nosotros, porque estos hombres son los más tenaces, obstinados y lo peor es que su país es una cadena de precipicios donde no se puede dar una paso sin derrocarse. Cada posición es un castillo inexpugnable, y la voluntad del pueblo está contra nosotros, que habiéndoles leído públicamente aquí mi terrible intimación, exclamaban que pasarán sobre sus cadáveres; que los españoles los vendían, y que preferían morir a ceder".
Al Obispo le hicieron tiros porque aconsejaba la capitulación. El coronel García tuvo que largarse de la ciudad huyendo de igual persecución: Nuestra División está aquí y no hace una hora que me ha pedido una guardia de Colombia por temor de los pastusos. Hasta los niños con la mayor candidez, dicen: que qué han de hacer, pero que ya son colombianitos. El coronel Zambrano está nombrado de Comandante político y militar para atraer estas gentes que sin duda plegarán bajo la influencia del Obispo y de los que tienen que perder. Lo mismo digo de las armas y pertrechos y es precisamente sobre lo que más insisto yo en recoger porque en desarmando a Pasto, ya no hay temor de nada"
Yo estaba desesperado de triunfar y sólo por honor he vuelto a esta campaña. Tenga Usted entendido que a mi intimación fue lo que produjo el efecto, pues aquí no se sabía ni podía saber nada de la batalla de Sucre, ni se ha sabido hasta el primero. Por lo mismo no quiero que atribuyan a Sucre el suceso de mi capitulación: primero, porque bastante gloria le queda, y segundo, porque es verdad y muy verdad que estaban resueltos a capitular sin saber nada de Sucre; y me parece que será muy oportuno el que se haga un preámbulo en la Gaceta de nuestras glorias respectivas. Sucre tenía mayor número de tropas que yo, y menos numero de enemigos: el país le era muy favorable por sus habitantes y por la naturaleza del terreno, y como nosotros por el contrario, estábamos en el infierno lidiando con los demonios. La victoria de Bombona es mucho más bella que la de Pichincha. La pérdida de ambos ha sido igual y el carácter de los Jefes enemigos muy desigual. El general Sucre el día de la acción, no sacó más ventajas que yo, y su capitulación no le ha dado mucha más ventaja que a mí, porque a decir verdad, nosotros hemos tomado el baluarte del Sur, y él se ha cogido la copia de nuestras conquistas.
"Al Obispo pienso instar para que se quede en el país, porque un Obispo es un personaje útil entre nosotros".
No puede usted imaginarse lo que es este país, y lo que eran estos hombres; todos estamos aturdidos con ellos. Creo que si hubieran tenido jefes numantinos, Pasto habría sido otra Numancia, y con esto, adiós; hasta Quito".
De usted su afectísimo de corazón".
BOLÍVAR.
La carta es clara, concreta, sincera y elocuente de los hechos que transcurrieron durante el primer día de su estadía en Pasto. Bolívar sabe que no es bienvenido por el simple prurito de venir, y más aún como llegó, con la gran parafernalia y seguridad que le puso la clase dirigente de la ciudad. La gente del común, a la del pueblo se le ha mentido, no se le ha hecho participe de las conversaciones internas que dieron como conclusión la Capitulación de Berruecos, y ellos, los milicianos pastusos, conscientes, seguros de haber triunfado en Bombona, no admiten que el derrotado Bolívar sea recibido con tanto bombo y platillo, con tanta vistosidad que parecía un héroe triunfador como lo han hecho las autoridades de la ciudad. El malestar es general y la rabia de sentirse traicionados no se hace esperar cuando en la noche se escucha disparos y ¡Abajos! a García, al Obispo y a Bolívar.
Qué decir frente a las predicas del obispo Jiménez de Encizo que siempre replicaba en sus homilías: “Son herejes y cismáticos detestables, les decía, los que pretenden la independencia de la España; así, los que defienden la causa del Rey combaten por la religión, y si murieren vuelan con derechura al cielo”, según expresa el historiador José Manuel Restrepo, y ahora el obispo era quien lo había recibido, no sin antes enviar una comisión para que le pregunten como quería que sea la ceremonia de recepción. Los cuatro curas que tomaron el palio para cargarlo y proteger bajo su amparo a Bolívar fueron: el vicario Aurelio Rosero; el cura de Matituy, Toribio Rosero; el capellán de monjas, José Paz y Burbano; y el fraile Antonio Burbano.
__________________________
Fuente:
http://pagina10.com/index.php/cultur...ta-a-santander
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
¿Por qué en Pasto se rechaza a Simón Bolívar?
Escrito por Enrique Herrera
Lunes, 06 Junio 2016 07:25
http://pagina10.com/media/k2/items/c...3adcaf1_XL.jpg
Es interesante la polémica que ha surgido en Pasto respecto a ubicar no la estatua de Simón Bolívar en lo ancestralmente conocido como el Sector del Ejido de Pasto, luego de su remodelación. De nuestra parte saben muy bien quienes nos están siguiendo en este espacio que hemos dado muchas muestras sobre el porqué no debe estar la estatua del caraqueño en ninguna parte de nuestra ciudad, no en vano se ha escrito un libro que se denomina BOLIVAR EN LA HISTORIA DE PASTO, razón por la cual vamos a continuación a hacer entrega de una serie de documentación para que cada quien saque sus propias conclusiones.
Muchos son los documentos suscritos por el propio Simón Bolívar condenando a Pasto y su gente al exterminio total, veamos a continuación algunos de ellos para que después de leerlos analicemos si debe o no ir la estatua del venezolano Simón Bolívar en algún lugar de nuestra ciudad.
Luego de tener conocimiento Bolívar de la imposibilidad de salir desde Buenaventura a Guayaquil para encontrarse con el general Sucre, decide continuar su marcha militar por tierra. Estando en Popayán, en carta que suscribe a Santander el 29 de enero de 1822, dice categóricamente que “espero dar un combate más aventurado que el de Boyacá, y voy a darlo de rabia y despecho, con ánimo de triunfar o de no volver…”
El general Santander expresa su preocupación en carta suscrita 22 de febrero de 1822, cuando le dice a Bolívar: "Nos queda otra vez el Juanambú y Pasto, el terror del ejército y es preciso creerlo el sepulcro de los bravos, porque 36 oficiales perdió Nariño y Valdés ha perdido 23 que no repondremos fácilmente. Resulta que Ud. debe tomar en consideración las ideas de Sucre y de abandonar el propósito de llevar ejército alguno por Pasto, porque siempre será destruido por los pueblos empecinados, un poco aguerridos y siempre, siempre victoriosos".
Derrotado en Cariaco o Bomboná, Bolívar se retira, retrocede hasta ubicarse en El Trapiche, hoy ciudad Bolívar en el Departamento del Cauca. Con el triunfo de Sucre en Pichincha el 24 de mayo de 1822, la dirigencia de Pasto capitula en Berruecos el 6 de junio de 1822 por cuanto conoce que Bolívar ha recibido refuerzos de Bogotá, lo hacen sin poner en conocimiento de su decisión al pueblo raso, a las milicias pastusas que siempre estuvieron prestas a dar el combate en defensa de sus vidas y la vida de su gente.
Desde El Trapiche, Bolívar amenaza a Pasto y su gente el 29 de mayo de 1822, cuando le dice Basilio García: “Yo insto a Vuestra Señoría, todavía, Señor Coronel, a que oiga los acentos de la razón y de la justicia para que conjure la negra y terrible tempestad que se va a descargar sobre la infeliz Pasto; tempestad que arrojará más rayos, más fuegos y estragos que todos los volcanes de los Andes, que con sus bocas infernales vomitan la muerte desde Pasto a Quito…”.
Días después vuelve Bolívar con sus amenazas a Pasto y su gente, cuando anuncia que: “Tenemos derecho para tratar a todo el pueblo de Pasto como prisionero de guerra, porque todo él, sin excepción de una persona nos hace la guerra, y para confiscarles todos los bienes como pertenecientes a enemigos. Tenemos en fin, derecho a tratar a esa guarnición con el último rigor de la guerra, y al pueblo para confinarlo en prisiones estrechas, como prisionero de guerra, en las plazas fuertes marítimas, y todo ese territorio secuestrado por cuenta del fisco…”
Al suscribirse el 6 de junio de 1822 la capitulación de Berruecos, Bolívar exclamó: “Esto vale para mí, y es más glorioso que una batalla ganada…”
Después de los macabros acontecimientos del 24 de diciembre de 1822, donde por órdenes de Bolívar, el general Sucre prácticamente acabó con la ciudad sacrificando algo más de 800 personas, Bolívar llegó el 2 de enero de 1823 permaneciendo hasta el día 14 dejando al mando al general venezolano Bartolomé Salóm con estrictas medidas para acabar con los pastusos, entre ellas aquella de asesinar a sus mejores hombres arrojándolos amarrados en pareja sobre los abismos del río Guitara, testimonio que reconoce el propio Salóm cuando en carta que suscribe a Bolívar le dice: “sorprendieron (los pastusos) una contestación del Sr. Comandante Aguirre sobre la remisión de esposas que yo le pedía para mandar asegurar a los que se me presentaran según instrucciones de su Excelencia, y sacaron del Guáitara los cadáveres de dos pastusos, que con ocho más entregué al comandante Cruz Paredes con la orden verbal de que los matara secretamente…”. Este acto criminal lo corrobora Daniel O’Leary, secretario de Bolívar en sus célebres “Memorias” cuando dice: “Prisioneros degollados a sangre fría, niños recién nacidos arrancados del pecho materno, la castidad virginal violada, los campos talados y las habitaciones incendiadas, son los horrores que han manchado las páginas de la historia militar de las armas colombianas…Los prisioneros fueron a veces atados de dos en dos, espalda con espalda y arrojados desde las altas cimas que domina el Guitara, sobre las escarpadas rocas que impiden el libre curso de su torrente, perdiéndose sin eco entre los terribles vivas de los inhumanos sacrificadores y el ronco estrepito de las aguas, los gritos desesperados de las victimas…”; y el general José María Obando, en “Apuntamientos para la Historia”, refiere así el criminal asesinato ordenado por Bolívar: “El coronel Eusebio Borrero, que se hallaba con el general Salóm en Pasto, tuvo el honor de ser preferido para autorizar el sacrificio de 28 víctimas; pero habría sido mucha condescendencia sacrificarlas por los medios conocidos, y de un solo golpe, y se inventó un género de muerte que no tuviese estos defectos. Amarrados espalda con espalda, apenas le era permitido escoger el compañero con que cada uno debía ser sacrificado: catorce matrimonios cívicos fueron precipitados vivos uno en uno desde lo alto del puente hasta los hondos abismos del Guáitara, haciendo penar a los últimos con el espectáculo sucesivo de los primeros. Recuerdo –dice Obando- entre estas víctimas a los respetables vecinos Matías Ramos y don Pedro María Villota, hombres del todo inocentes y pacíficos…”
Recordemos que aquel Eusebio Borrero fue el incendiario del Patía, personaje siniestro que cuando vino con Joaquín de Caicedo y Cuero dio orden de prenderle fuego al pueblo del Patía, sacrificando a mujeres, niños y toda clase de persona que estaba refugiada en su hogar.
Siendo informado de los acontecimientos de Pasto, donde el pueblo se levanta en rebeldía al mando de Agualongo, luego de emitir su orden de destrucción total, Bolívar emite una proclama a los quiteños el 28 de junio de 1823 que dice: “La infame Pasto ha vuelto a levantar su odioso cabeza de sedición, pero esta cabeza quedará cortada para siempre...Esta vez será la última de la vida de Pasto: Desaparecerá del catálogo de los pueblos si sus viles moradores no rinden sus armas a Colombia antes de disparar un tiro…”
Es un similar lenguaje, guerrerista, belicista y camorrista, muy parecido al del norteamericano aventurero Alejandro Macaulay quien vino con pretensiones de destruir a Pasto, pretextando rescatar al monarquista Joaquín de Caicedo y Cuero en 1812 que había venido a Pasto las 1200 libras de oro de Tacón.
Preocupado, Bolívar, escribe nuevamente a Santander diciéndole el 3 de julio de 1823: “Imagínese Usted, el conflicto en que yo estaré, habiéndose levantado los pastusos el 12 de junio, y habiendo entrado Cantarac en Lima el 19 del mismo mes. Estos determinados malvados –los pastusos- pueden invadir la provincia de Quito y tomarla si yo mismo no me les opongo con dos pequeños escuadrones y los pocos veteranos que nos quedan de Yaguachi y Vargas…Estos malditos pastusos nos quieren quemar la casa…”
Cuatro días después expresa a Santander el temor que le causan los pastusos por su valor y bizarría cuando le dice en carta suscrita el 5 de Julio de 1823. “Mañana me voy a encontrar con los pastusos, que tienen tanto orgullo tanto como la guardia Imperial…”.
Al derrotar en Tahuando, cerca de Ibarra a los pastusos, dice Bolívar a Santander el 21 de Julio de 1823 en carta que suscribe desde Quito: “Logramos, en fin, destruir a los pastusos. No se si me equivoco como me he equivocado otras veces con esos malditos hombres, pero me parece que por ahora no levantaran más su cabeza los muertos. Yo he dictado medidas terribles contra ese infame pueblo y Usted tendrá una copia para el ministerio, de las instrucciones dadas al general Salom. Pasto es la puerta del sur y si no la tenemos expedita, estamos siempre cortados; por consiguiente, es de necesidad que no haya un solo enemigo nuestro en esa garganta. Las mujeres mismas son peligrosísimas. Lo peor de todo, es que cinco pueblos de los Pastos son igualmente enemigos, y algunos de Patía también lo son. Quiere decir esto que tenemos un cuerpo de más de 3.000 almas contra nosotros, pero un alma de acero que no plega por nada. Desde la conquista acá, ningún pueblo se ha mostrado más tenaz que ese. Acuérdese usted de lo que dije sobre la capitulación de Pasto, porque desde entonces conocí la importancia de ganar esos malvados. Ya está visto que no se pueden ganar, y por lo mismo es preciso destruirlos hasta en sus elementos"
Lo ha escrito Bolívar: "Quiere decir esto que tenemos un cuerpo de más de 3.000 almas contra nosotros"..., en otras palabras, es todo lo que quedaba de la población de Pasto en 1823, cuando de acuerdo a Sañudo en 1809, al darse inicio las guerras de independencia habían algo más de 8.000 habitantes. Una población que como es normal debía crecer, estaba supremamente reducida a su más mínima expresión por el asesinato, el destierro y en general la violencia sistemática que se había empleado en contra de un conglomerado que defendía, no tanto al monarca como se nos ha hecho creer, sino su propia existencia y la de sus familias. Más adelante transcribiremos textos de cartas de Bolívar que confirma esta aseveración.
Hemos visto como el lenguaje de Simón Bolívar contra Pasto y su gente no es nada conciliador, todo lo contrario: amenazante. Pasto “Desaparecerá del catálogo de los pueblos…Es preciso destruirlos hasta en sus elementos”, lo ha escrito el propio Bolívar.
Sigamos, entonces, conociendo más documentos que acreditan el odio de Bolívar contra Pasto y su gente.
Finalmente, así sea muy tangencialmente, conozcamos cómo fue el proceso que se dio en Pasto para que se erigiera en 1957 una estatua al caraqueño.
El General José María Obando ratifica el odio de Bolívar para con la gente de Pasto cuando en sus “Memorias” dice: “Hecha la pacificación del país, me consagré exclusivamente a meditar su convalecencia y mejora. El Libertador, arrebatado de aquella cólera que engendra un suceso inesperado que viene a perturbar algún plan político, había fulminado aquel famoso decreto reforzado con su proclama de 1822 en la cual sentencia a Pasto a SER BORRADO DEL CATALOGO DE LOS PUEBLOS; sentencia bárbara que hasta entonces había sido fielmente ejecutada, pero era ya tiempo de que no lo fuese, y en pocos meses tuve el placer puro de ver establecidas escuelas en la capital y en varias parroquias…”
Encontrándose Bolívar en Pativilca, en carta suscrita el 10 de Febrero de 1824, le dice a Bartolomé Salom: “Se debe destruir a los pastusos. Ud. sabe muy bien que mientras exista un solo rebelde en Los Pastos, están a punto de encallar las más fuertes divisiones nuestras...”
Nos falta espacio para traer a referencia un gran número de documentos que reflejan el martirio, el sacrificio, el dolor de la gente de Pasto frente a los crímenes de los denominados próceres de la independencia, concluyamos por ahora con la lapidaria frase de Simón Bolívar cuando desde Potosí en Bolivia escribió el 21 de octubre de 1825:” "Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos".
Al surgir las discrepancias políticas con José María Obando por estar éste último en contra de la declarada dictadura del General Simón Bolívar, en proclama que dirige a los caucanos el 26 de enero de 1829, al referirse a la gente de Pasto, dice Bolívar: “¡Pastusos! La fama de vuestro antiguo valor ha llevado a Obando a vuestro país para extraviaros; no le sigáis más; abandonadlo a la maldición que el persigue, arrojadlo a los torrentes del Guáitara o del Juanambú. No excitéis más la venganza de Colombia. Mirad que la Providencia castiga a los perjuros, y nos ha concedido la destrucción de nuestros enemigos”.
Insta a la gente de Pasto a proceder como él diera la orden de hacerlo con la gente de Pasto, para que sean arrojados muchos de sus dirigentes a las torrentes del Guáitara, y se cree delegado de la Providencia cuando afirma que ella, la Providencia o Dios, le ha concedido el poder de la destrucción de sus enemigos.
Cuando Bolívar estando en Cartagena tiene conocimiento del asesinato de Sucre en el sector de Los Robles, al pie de La Jacoba, muy cerca de la población de La Venta hoy ciudad de La Unión al norte del Departamento de Nariño, de acuerdo con Tomas Cipriano de Mosquera se dice que exclamó: “¡Se ha derramado Dios Excelso, la sangre del inocente Abel! ¡Si tenéis justicia haced caer todo el rayo de vuestras manos sobre aquel monstruo! ¡Desgraciado de mí, que he dejado a ese malvado en el poder de hacer mal!”. Obviamente que se refiere a Obando, a quien culpa del asesinato de Sucre, y en tal razón también involucra a la gente de Pasto y por eso, treinta y ocho días antes de su muerte, Bolívar, desde Barranquilla, escribe la última de sus cartas que tiene que ver con el Sur de Colombia y de manera particular con Pasto y su gente, dirigiéndose a Juan José Flores, el 9 de noviembre de 1830, le dice: “El nuevo General Jiménez ha marchado ya para el Sur con 1500 hombres a proteger el Cauca contra los asesinos de la más ilustre victima (Sucre). Añadiré- dice Bolívar- como Catón El Anciano: “este es mi parecer y que se destruya a Cartago. Entienda Usted por Cartago la guarida de los monstruos del Cauca. Venguemos a Sucre…Vénguese a Colombia que poseía Sucre, al mundo que lo admiraba, a la gloria del ejército y a la santa humanidad impíamente ultrajada en el más inocente de los hombres…”
¿La lapidaria expresión no tiene confusión alguna hacia quien está dirigida, cuál es la CARTAGO a que hace referencia? ¿Cuál es la “guarida de los monstruos del Cauca? ¡Es Pasto!, sin lugar a duda. Implica categóricamente del asesinato de Sucre a José María Obando, y Pasto y su gente es el lugar donde el General Obando ha encontrado su refugio político para combatir la dictadura de Bolívar.
¡Malditos! ¡Demonios! ¡Infames! ¡Malvados! ¡Infelices! ¡Desgraciados! ¡Monstruos de ex creación!, fueron entre otros los epítetos insultantes con que calificara a la gente de Pasto Simón Bolívar.
Que cómo en Pasto después de saberse la actitud hostil de Bolívar contra su gente, se erigió una estatua en sectores de El Ejido. La historia es simple: El General Gustavo Rojas Pinilla cuando ejerció la presidencia de Colombia, tuvo como sus más cercanos guardaespaldas a un grupo de gente de Pasto, razón por la cual tomó mucho cariño y estimación a Pasto, correspondiendo con la ejecución de importantes obras para la ciudad tal es el caso del Estadio 13 de junio que hoy se conoce como Libertad; el teatro al aire libre “Agustín Agualongo”; el Coliseo Cubierto “Sergio Antonio Ruano”; la Avenida “Gustavo Rojas Pinilla”, hoy “Los Estudiantes”; el aeropuerto de Cano, hoy “Antonio Nariño”, y otras.
Se ha dicho que cuando concluía su mandato, respetuosamente solicitó a la dirigencia de aquel entonces, le permitiesen ubicar una estatua de Bolívar, situación altamente comprometedora sabiendo el comportamiento criminal que había tenido el caraqueño para con las gentes de Pasto; sin embargo, Pasto nunca había tenido tantas obras ejecutadas por un gobierno nacional y en tal razón se acordó complacer al General Rojas Pinilla permitiendo que la estatua de Bolívar sea ubicada en el sector de El Ejido, distante, muy distante para aquel entonces del sector urbano de la ciudad.
Entonces, amable radioyente, se pregunta: ¿es correcto, es digno, que un personaje que quiso destruir y acabar con Pasto y su gente, merezca erigirle una estatua en nuestra ciudad? Si ayer hubo un compromiso que atendemos, no se podía desatender, hoy cuando se está remodelando el parque El Ejido, tengamos la dignidad, el valor, el sentido de partencia para hacer respetar nuestra historia y el sacrificio de los nuestros que combatieron para evitar que los destruyan, los aniquilen personajes que obedeciendo órdenes de Bolívar así lo pretendieron. Por eso no debe ir más Estatua de Bolívar en Pasto, es toda una afrenta que nos tiene que doler como auténticos pastusos que orgullosamente recordamos a nuestros valerosos combatientes del ayer.
__________________________
Fuente:
http://pagina10.com/index.php/cultur...-simon-bolivar
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La masacre de Navidad que le propinó Bolívar a los pastusos
El Bolívar de instinto asesino, que pocos conocen
Por: Fabio Arevalo
diciembre 27, 2015
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2Orillas.
http://www.las2orillas.co/wp-content...n-Bolívar1.jpg
Desde su fundación hasta los primeros años del Siglo XIX, San Juan de Pasto era una de las más importantes y prósperas urbes de América. Estaba a nivel de Quito, Bogotá y Caracas, dentro de un eje estratégico por ser paso de obligada conexión entre Caracas y Lima. Era un importante centro suramericano que permitía grandes referencias y decisiones, por lo tanto su dominio apetecía a muchos. De mantenerse esa consideración y estatus debería ser tan desarrollada y trascendente al menos como Bogotá o Quito. Pero aún más, dadas las condiciones de sus estoicos habitantes (que a través de los años evolucionaron de manera distinta al resto del país) era la mejor candidata a ser capital de la Gran Colombia y posteriormente de la misma Colombia.
Sus relaciones con la corona española fueron por ello bastante buenas y era de los pocos lugares latinoamericanos, donde los ‘chapetones’ no se sentían tan extraños. Los pastusos nativos alcanzaron a hacer una importante empatía, ya que el entendimiento y trabajo en equipo, a diferencia del resto del país fueron valiosos. La colonización y dominio poco se notaban hasta el punto de convivir sin muchos recelos nativos y forasteros europeos.
Es natural deducir que en ese punto, los pastusos ya valoraban más los logros y beneficios de la colonización que el dominio imperial, que ya en la praxis era más retórico y tal vez de orgullo propio latinoamericano. No obstante ello no quería decir que había hecho carrera un gran conformismo. No. Prevalecían más sentimientos de gratitud y lealtad con la corona española, sin ser siervos ni vasallos. Guardando y buscando su propia autodeterminación, como la historia se encargaría de demostrarlo posteriormente, lo cual permitió forjar una identidad muy propia y característica de la estirpe pastusa.
Las contradicciones con el ‘otro’ país colombiano no tardaron en aparecer. Con la llegada de próceres y libertadores criollos, buena parte de ellos envalentonados y venidos a más sin mayores méritos, los enfrentamientos fueron inevitables. En ese orden ante los gritos de independencia populistas pusieron en el ojo del huracán a la floreciente y magnífica ciudad de Pasto. Inevitablemente fue destruida en varias ocasiones causando históricamente los más aberrantes asesinatos por cuenta de una mal llamada descolonización.
Pasto despertó celos y envidias entre los precarios estamentos de poder del norte y centro del país. Se convirtió en objeto de conquista a cualquier precio. En ese momento aparece uno de sus más poderosos líderes y gran batallador, el nativo Agustín Agualongo responsable de memorables gestas al enfrentarse al encopetado, encumbrado y soberbio ‘libertador’ el venezolano Simón Bolívar.
La historia oficial solo enseña y muestra a un Bolívar patético, como un Dios, hombre perfecto, idealizado al extremo. La historia de las escuelas poco cuenta de las masacres y asesinatos causados al pueblo pastuso, por cuenta de su ciega causa libertaria. No cuenta que es el padre del Partido Conservador y de toda su extrema derecha convertida posteriormente posiblemente en uno de los estigmas del país. En nicho de la generación de la mayor violencia de la nación responsable de múltiples masacres y posiblemente del mayor atraso del pueblo colombiano.
La ‘Navidad Negra’ de Pasto
Ese Bolívar de instinto asesino, en Navidad es todavía aún más de ingrata recordación entre los pastusos. Es el responsable directo y autor de la llamada ‘Navidad Negra’ de Pasto. Sobre este nefasto, luctuoso y triste hecho, Julio Cepeda Sarasty nos hace una compilación, como producto de la investigación de reconocidos autores, en el siguiente texto:
“El 24 de Diciembre de 1822 el pueblo del sur fue invadido, pisoteado y abusado, la libertad se tiñó de sangre, se perfumó de muerte, se vistió de persecución, de masacres y sacrificios. Sobre el pie del Galeras, Bolívar bautizó con muertos las calles, con violaciones las iglesias, con represiones a la valentía; no dejó un sueño vivo porque sólo su sueño era posible, porque la independencia debía depender solamente de sus ideales.
El 23 y 24 de diciembre de 1822, después de rudo combate en el barrio Santiago de Pasto, en horrible matanza que siguió, soldados, hombres, mujeres, niños y ancianos fueron sacrificados y el ejército “libertador” inició un saqueo por tres días, asesinatos de indefensos, robos y otros desmanes; hasta el extremo de destruir, como bárbaros, los libros públicos y los archivos parroquiales, cegando así tan importantes fuentes históricas. No respetaron los templos donde el pueblo pastuso buscó protección.
Bolívar quien nos llevó a la llamada libertad, el de la Navidad Negra, el de la temible espada, el del caballo blanco, el de uniforme rojo, el que llenó los ojos de los pastusos de dolor y de llanto, el que dejó cientos de niños huérfanos y una multitud de madres y viudas llorando a sus hombres inmolados. En defensa de sus creencias el pueblo pastuso no secundó la lucha por la independencia, no renunció a sus rancias convicciones por un hombre que los desterró y los humilló hasta la muerte.
El cruel Libertador, el que manchó de muerte las calles, el que nos liberó de la corona pero que nos manchó de miseria, dolor y llanto. La historia de esta patria en construcción nos cuenta que el Libertador asesinó y sacrificó a nuestra pueblo en nombre de la libertad y de la independencia; pero no olvidemos que dejó las huellas de su espada en nuestras gentes, que sometió y humilló nuestros ancestros, que pisoteó nuestro pueblo y que fue el autor de una macabra obra perenne en la memoria de nuestro pueblo.” (Hasta allí la transcripción)
Ese es el Bolívar que equivocadamente se sigue idealizando y que cual Cid campeador se sigue mostrando como el ‘Dios salvador’ de América. Es evidente que la historia oficial ha sido escrita y contada por la clase de poder, por la extrema derecha dominante, por los perfumados y grandes hacendados del continente. Bolívar fue convertido en ícono, que menos mal los pastusos (la mayoría) jamás se tragaron ese cuento, aun a pesar del unanimismo continental. Allí está la historia de los pastusos. Totalmente en contravía de la política oficial. Contestatarios y rebeldes como Agualongo.
Por ello Nariño y su capital han recibido maltrato y desatención desde el gobierno central, salvo lo ganado a pulso como hoy acontece, cuando está llegando por fin la nueva y verdadera independencia. Nariño es el único departamento colombiano de izquierda legítima y moderna. El más progresista de todos, con una identidad acentuada que ha ayudado a mejorar su propia autoestima y trabajo en equipo. Ahora que llegamos posiblemente a resolver el gran conflicto que por 60 años ha golpeado al país, por cuenta especialmente de los violentos partidos inspirados en Bolívar, es la hora del gran levantamiento para cobrar con creces esa enorme deuda histórica contra la masacre del pueblo pastuso.
Sin ninguna duda esta región surcolombiana (por ahora) es la mayor victimizada por esta violencia que inicia con Bolívar y terminará muy posiblemente con el acuerdo entre el Estado y las llamadas FARC. En el resarcimiento en el ‘posconflicto’ Pasto y Nariño deberían tener el máximo de atención e inversión, de lo contrario es la hora de volver a reflexionar sobre aquello que alguna vez escribió Gustavo Álvarez Gardeazábal: ‘Colombia perderá a Nariño como perdió a Panamá’.
__________________________
Fuente:
La masacre de Navidad que le propinó Bolívar a los pastusos - Las2orillas
http://i87.photobucket.com/albums/k1...psgyvtkzvv.jpg
¿Por qué en Pasto se rechaza a Simón Bolívar?
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Las mujeres pastusas derrotan a Nariño
Escrito por Enrique Herrera
Jueves, 12 Mayo 2016 22:47
http://pagina10.com/media/k2/items/c...ab3b8699_L.jpg
Fotografía: Miguel Garzón Guerrero
El general Antonio Nariño se encuentra en la afueras de la ciudad de Pasto luego de no encontrar resistencia en el sector de Cebollas y asumir la confrontación de Tasines. El sitio como bien lo han descrito José María Espinosa y José Hilario López es prácticamente un cajón, un anfiteatro donde Nariño pierde algo mas de 300 hombres teniéndose en cuenta que el cruce de tan difícil sitio solo permitía el paso de dos o tres personas a la vez, sin que esto sea obstáculo para continuar su arremetida en su propósito de tomarse a sangre y fuego a Pasto, situación que vamos a continuación a detallar para admirar el comportamiento de la gente de Pasto, particularmente el de las mujeres.
Declinando el día, cuando el sol comenzaba a ocultarse en occidente, cayó sobre el campo de batalla de Tasines un gran aguacero acompañado de una fuerte granizada y un viento huracanado que obliga a los contrincantes a replegarse a sus respectivos campamentos. Melchor Aymerich, ordena la retirada, conoce el camino y regresa a Pasto. “Todos pensaban que este jefe se resolvería a morir heroicamente en las calles de la ciudad –dice el historiador Leopoldo López Álvarez- haciendo desesperada resistencia a los republicanos que, sin duda, llegarían a mas tardar en la madrugada del día siguiente. Pero ¡cuál no fue el desengaño cuando, todo el temblando de pavor, dijo que fusilaría a todo el Cabildo si inmediatamente no se le suministraba las caballerías necesaria para trasladarse al otro lado del Guaytara, donde haría construir trincheras iguales o superiores a las del Juanambú!
Con no paliado desdén se le proveyó de todo lo necesario para marchar, como lo ejecutó a media noche, dejando orden terminante de que le siguieran los veteranos españoles a la mayor brevedad posible.
Pasto, pues, quedaba abandonada a sus solas fuerzas; la victoria no tremolo sus banderas en el anterior combate; y tenía pendiente sobre su cabeza el rayo que debía reducirla a escombros…”, dice finalmente López Álvarez.
En la madrugada del 10 de mayo de 1814, el general Antonio Nariño divisó desde una de las altas montañas cercanas a la ciudad vía El Calvario, cómo un gran contingente del ejército al mando de Melchor Aymerich salía por el camellón de Caracha rumbo al Guaytara, huía cobardemente para atrincherarse en el Guaytara, dejando a Pasto y su gente sin ejercito, solos al amparo de sus propias fuerzas, tal cual lo habían hecho otros jefes españoles como Miguel Tacón y Juan Sámano. La noche anterior no se puedo dormir, sabiendo que a poca distancia estaba Nariño y su ejército.
El recuerdo de los macabros acontecimientos del 22 de septiembre de 1811 se hacían palpables cuando se traía a referencia la muerte de tantos y tantas gentes de la ciudad, de los huérfanos que aun deambulaban lamentando el sacrificio de sus padres, de las doncellas que perdieron su virtud y alguna de ellas tenia entre sus brazos el fruto de la salvaje acción de que fue objeto por parte de las tropas quiteñas. Todo era confusión, temor y zozobra, trayendo a referencia el registro de las cartas amenazantes de Nariño que de llegar a Pasto “la destruiría de un modo que nunca jamás pueda volver a ser habitada”, según expresaba en carta que suscribe al Cabildo de Pasto.
Pasto en síntesis, al salir cobardemente Americh y su ejército de la ciudad, quedaba solo en manos de las mujeres, los ancianos, los niños y uno que otro miliciano que había logrado escapar del llamamiento a filas para marchar al Guaytara según ordenaba el militar español. Algunas de ellas tenían la experiencia de haber combatido en Palacé y Calibio de acuerdo a José María Espinosa. Todas sin embargo estaban dispuestas a defender la ciudad y los suyos aun a costa de entregar su vida de ser necesario para evitar que se repitan los criminales atropellos de los quiteños cuando llegaron tras las 413 libras de oro que se las llevaron después de encontrarlas entre las paredes del templo de los dominicos.
Observando que el general Antonio Nariño comenzaba a descender con su tropa por el escabroso camino de El Calvario, la mujeres pastusas sacaron las herramientas de trabajo como el pico, la pala, una que otra arma de fuego y cuanto elemento contundente encontraron para habilitarla como arma y procedieron a salir a la calle provistas de estos improvisados objetos para defenderse del ataque que se preveía. Las mas piadosas fueron hasta el templo de La Merced y sacaron en procesión la imagen de Nuestra Señora de Las Mercedes; de igual manera lo hicieron otro grupo de damas pastusas con la imagen de San Santiago.
El general José Hilario López describe así este episodio: “El pueblo paseaba en procesión por las calles a la Virgen de Las Mercedes y Santiago, que son sus patronos. Las mujeres arrastraban a los soldados que huían, y aun les quitaban los pantalones y se los ponían ellas, manifestándoles que eran indignos de llevarlos…”
José María Espinosa, el Abanderado del ejercito de Nariño, ratifica la singular escena: “El fuego era tan vivo de todas partes y la gente estaba emboscada y oculta, que no podíamos seguir adelante ni combatir, y el general, no sabiendo lo habría dentro de la ciudad, resolvió que regresemos al Ejido. Desde allí vimos que por la plaza iba una procesión con grande acompañamiento, y llevaban en andas con cirios encendidos la Imagen de Santiago…”
El Brigadier General Melchor Aymerich, cobardemente abandonó a Pasto y su gente a su suerte al llevarse sus tropas, dejando a la ciudad en manos de mujeres, de niños, de ancianos y algunos de los hombres que escondidos no atendieron la orden de marchar al Guaytara como había previsto el Brigadier General Melchor Aymerich, razón por la cual las mujeres llenas de valor y coraje sacaron cuando de armas contundentes tenían en sus casas como eran las herramientas de trabajo, los picos, la palas y una que otra arma que guardaban en sus casas, y apelando a su fe sacaron las imágenes de la Virgen de Las Mercedes, la de Santiago y San Sebastian para enfrentarse al grueso ejercito que traía Nariño. Entremos a hora a ver cual es el final de este episódico hecho histórico tan trascendental para la historia de Pasto y la actuación valerosa de la mujer pastusa.
Ante esta inesperada fuerza militar de valerosas mujeres, las tropas del general Antonio Nariño sucumbieron, se desorganizaron, dándose a la fuga cuando se supo falsamente que el general había muerto, cuando en realidad el muerto era su caballo. La incertidumbre, la zozobra, el temor cundió entre las filas republicanas, gran parte de las cuales se replegaron hasta Tasines para comunicar la triste noticia de la muerte del general Antonio Nariño.
José Hilario López describe así la situación que se presenta: “cuando el general observó que el enemigo nos cargaba con resolución se mostró muy satisfecho y nos dijo que muy pronto tendríamos fusiles útiles y municiones pues íbamos a tomar lo de los nos atacaban. Ordenó que toda la división, en su mismo orden de batalla se metiese dentro del foso, y que con las bayonetas hiciesen escalas para poder cargar con la velocidad en el acto en que un tambor de orden rompiese el paso al ataque, quedando el general solamente en el campo raso sirviendo de blanco por mas de 10 minutos a los tiros del enemigo. Apenas se aproximaron éstos a medio tiro de pistolas sonó la señal anunciada para el ataque, el que fue dado a la bayoneta con la impetuosidad requerida, arrollando cuanto se nos opuso y llevando la carga hasta las primeras calles de Pasto…”
José María Espinosa, el abanderado del ejercito de Nariño, describe así los acontecimientos: “Al anochecer nos atacaron formados en tres columnas. Los nuestros se dividieron los mismo, y la del centro, mandada por Nariño en persona, les dio una carga tan formidable que los rechazó hasta la ciudad. La intrepidez del general era tal, que olvidaba mi propio peligro para pensar en el suyo, que era inminente. Pero las otras dos alas habían sido envueltas y rechazadas, y los jefes, viendo que Nariño se dirigía a tomar una altura para dominar la población, lo creyeron derrotado y comenzaron a retirarse en dirección a Tasines, donde estaba el resto del ejército, para buscar apoyo. A media noche resolvió Nariño retirarse también, pues no le quedaban sino unos pocos hombres, y las municiones se habían agotado durante la pelea. Si la gente que estaba en Tasines se hubiese movido, como lo ordenó él repetidas veces, nosotros, reforzados, habríamos resistido; pero no se cumplieron sus ordenes, no se por qué…”
Es clara y contundente la activa participación de la mujer pastusa en la defensa que ha hecho de la ciudad y su gente frente a las tropas de Nariño. Al quedarse sola la ciudad sin las tropas que estaban a cargo del Mariscal de Campo Melchor Aymerich, quien amenaza al Cabildo y luego sale huyendo camino al Guaytara, la mujer pastusa apela a su fe religiosa, la que de manera indiscutible es convocante dentro de un pueblo fervorosamente religioso como lo es el pastuso, para organizarse y de manera contundente derrotar a las tropas de Nariño.
La derrota de las tropas de Nariño han sido reconocidas de manera oficial por parte de los historiadores del régimen, lo que si no nos habían contado es esta activa participación de la mujer pastusa que determinó la derrota de Nariño y por ende la victoria del pueblo pastuso al no permitir que Nariño triunfe y cobre caro con la destrucción total de Pasto, según propio pronunciamiento de Nariño en carta al Cabildo de Pasto, razón por la cual el 10 de mayo de 1814 es histórico para el actuar de la mujer pastusa que se consagró con su valor y bizarría al derrotar a las tropas de Nariño.
__________________________
Fuente:
Las mujeres pastusas derrotan a Nariño
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
lunes, 27 de marzo de 2017
Lo que se hereda no se hurta……La traición se lleva en la sangre.
AutoDefensa de la Verdad Histórica.
“El pueblo que desconoce su verdadera historia, vagara eternamente en el desierto del error y la vergüenza.”
Y aquí nos encontramos una vez más, en el desierto del error y la vergüenza en donde gobiernan aquellos que ocultan y falsean la historia real para que el verdadero orgullo nacional jamás despierte, un Orgullo Nacional Real , no el entendido escolarmente en aquellos recintos en donde se endiosaba a la figura de un traidor, masón, asesino, terrorista, usurpador, subversivo, ladrón, dictador y cobarde sobre todo, llamado Simón Bolívar, agente a sueldo de la corona Inglesa, eterna enemiga jurada de todo lo Hispánico alrededor del orbe, hasta el día de hoy.
Desde hace más de doscientos años que existen estas mal llamadas republicas “libres independientes y soberanas” en el papel, porque la realidad es otra, la dichosa independencia de la madre patria costo bastante, no solo en sangre para aquellos que se mantuvieron fieles a la corona y sus justas leyes y mandato, sino también en dinero, dinero que fue otorgado por Inglaterra a Bolívar y sus compinches, dinero y tropas, porque de no ser por la ayuda de legión británica en donde se agrupaban mercenarios internacionales de la peor calaña entre ingleses, irlandeses, escoceses y algunos alemanes al servicio de Inglaterra, jamás esa patética guerrilla conocida como ejercito patriota hubiese obtenido la victoria, (temporal) eso fue la supuesta campaña libertadora y su independencia, una campaña brutal de una guerrilla facinerosa al mando de Bolívar y de criollos traidores y ambiciosos que para el caso es lo mismo, apoyados y financiados por Inglaterra con tropas y dinero, dinero que obviamente Inglaterra no estaba donando de manera caritativa a una causa en la que ella jamás ha creído, ese dinero fue uno solo de tantos y tantos prestamos que generosamente y por supuesto con intereses Inglaterra le hizo y le ha hecho a las nacientes republicas para que alcanzaran su supuesta “independencia”, dinero que constituye a hoy día una deuda externa y eterna para todas aquellas republicas sin valor que se juran independientes y soberanas, una deuda que a hoy día siguen pagando sin saber aquellos ingenuos seguidores de la fracasada republica de Bolívar y sus ideales.
Esclavizados a la deuda, así viven hoy los que habitan este territorio y otros más, descendientes de aquellos que en mejores tiempos y bajo el manto del Imperio Español, no sabían lo que era deuda externa y manejaban la moneda más poderosa del mundo, eran parte de un Imperio, el más grande y poderosos de la época, vivían en nuevos reinos fundados allende el mar por valientes conquistadores, y regidos con justicia, no se hablaba de orgullo nacional, se poseía un Orgullo Imperial, eran grandes, desde el norte hasta el sur del continente, de verdad que eran reinos grandiosos y poderosos, una misma lengua y una verdadera unión Hispánica continental , la América Hispánica era grande, poderosa y libre. Realmente Independiente.
Ahora lo único que existen son un remedo de repúblicas mal armadas de norte a sur y todas esclavizadas al poder del capital manejado desde y por la City de Londres desde hace más de doscientos años, doscientos años vagando en el desierto del error y la vergüenza por negarse a conocer y aceptar la verdadera historia, una desunión Hispanoamericana que nos ha traído episodios tan vergonzosos como la guerra de los mil días y la perdida de panamá, eso solo por nombrar algo de aquí, la guerra colombo-peruana, y a nivel continental, ni hablar de la guerra del pacifico, la guerra de la triple alianza, o la falta de apoyo Hispanoamericano hacia nuestros hermanos del sur cuando enfrentaron a nuestro eterno enemigo en las Malvinas, y un montón de guerras entre hermanos de sangre y cultura todas financiadas y apoyadas por el mismo enemigo a la sombra, la banca internacional manejada por quienes ya todos sabemos…parientes todos en algún grado de los mismos que en Curazao le prestaran dinero a Bolívar para luchar contra España, a acambio de tierras y otros beneficios para su prole, de eso no queda ninguna duda para quien gusta de revisar la historia.
Y ya que hemos revisado la historia aunque por encima y a ojo de halcón, revisemos a hoy en día quien es quien y de donde viene y hacia donde está llevando este barco en donde usted está montado sin saberlo hace mucho tiempo, ya sabemos de donde proviene tanta libertad e independencia republicana, solo nos falta poner un pequeño ejemplo, y es, que aquello que se hereda no se hurta y a lo largo de la historia de esta fracasada republica llamada Colombia eso lo podemos comprobar de la siguiente forma, analizaremos 3 personajes todos situados en épocas distintas, todos unidos por lazos sanguíneos y todos igual de traidores y vendidos al poder de nuestro eterno enemigo. Empecemos:
1-María Antonia Santos Plata: Nacida en el Nuevo Reino de Granada en Cincelada, 10 de abril de 1782 – ejecutada en El Socorro, 28 de julio de 1819 Es una de las traidoras al Imperio Español conocida hoy en día como “heroína de la independencia” colaboradora del inefable traidor Simón Bolívar, creo la guerrilla de Coromoro y Cincelada en colaboración con otros subversivos entre ellos su hermano, con dicha guerrilla, doña Antonia Santos y su hermano se dedicaban a asaltar tropas realistas a traición, capturar la correspondencia. Asesinar y robar a los realistas tanto militares como civiles era pan de cada día para esta guerrilla, además de ayudar a al bando supuestamente patriota. Fue capturada y ejecutada, como debieron haberlo sido todos los seguidores de Bolívar y el mismo en persona, pero desafortunadamente la historia es otra, y el legado de Bolívar y de los Santos aun nos persigue como una maldición a través del tiempo y el espacio, Antonia Santos no solo fue una traidora al Imperio, sino que además nos dejó otro legado, uno de sus descendientes, un sobrino nieto, también de ideas bastante oscuras y misteriosas es nuestro siguiente protagonista en esta línea de tiempo.
2-Eduardo Santos Montejo: Nacido en Tunja Boyacá 28 de agosto de 1888 y muerto en Bogotá 27 de marzo de 1974 bajo el régimen de la ilegitima república, instaurada como consecuencia de proyectos fallidos uno tras otro luego de la campaña de independencia de Bolívar y colaboradores como su consanguínea la guerrillera Antonia Santos. Para no hacer largo el recorrido nos limitaremos a lo siguiente: Presidente N° 39 de la república de Colombia de 1938 a 1942, Masón, Miembro y defensor a capa y espada del partido liberal y su ideario, amigo de la Francia liberal en la que aprendió francés y profundo admirador y defensor de los ideales de la revolución francesa, representante de la republica de Bolívar ante la Sociedad de Naciones, aliado del masón grado 32 Franklin Delano Roosevelt presidente de los Estados Unidos a quien apoyo abiertamente durante todo el transcurso de la segunda guerra mundial, abriéndole las puertas del territorio nacional y ofreciendo toda la ayuda posible a la potencia del norte aliada de la infaltable Inglaterra, junto a una Francia corrompida y una unión de hordas soviéticas, metiendo una vez más a los distintos pueblos que cohabitan este territorio en una conflagración mundial en la cual no debían participar por servir a los intereses una vez más de la banca internacional, el sionismo, y su globalización. Su gobierno fue gran colaborador y el personalmente amigo de grandes industriales norteamericanos a quienes abrió las puertas plenamente y a sus compañías, todo un liberal, masón y globalizador colaborador de potencias extranjeras tal cual como lo fuera su tía abuela la subversiva y traidora Antonia Santos. Este personaje tan siniestro, descendiente de la ya mencionada guerrillera, no solo nos deja una herencia de servidumbre ante las potencias aliadas y la banca internacional, sino que también nos hereda a otro consanguíneo suyo, y es de quien nos ocuparemos a continuación.
3-Juan Manuel Santos Calderón. Nacido en Bogotá, 10 de agosto de 1951 bajo el régimen ilegitimo de la república de Colombia, es sobrino nieto del señor Eduardo Santos Montejo y en pocas palabras descendiente igualmente de doña Antonia Santos. Este personaje, su vida y carrera política se puede resumir en una sola palabra: Traición. Un eminente miembro del partido liberal al igual que su tío abuelo, amigo personal de la izquierda y la derecha, de masones y banqueros, de extranjeros y propios, sin más ni más, un digno representante más de la familia Santos. (Su tatarabuelo en línea directa paterna José María Eduardo Santos Plata, oriundo de Santander, era uno de los hermanos de la supuesta “heroína” María Antonia Santos Plata, prócer de la independencia de Colombia y en cuyo honor Juan Manuel Santos decidió bautizar a su única hija como María Antonia. Su tatarabuelo en línea directa materna Arístides Calderón Reyes, oriundo de Boyacá, era hermano de Clímaco Calderón Reyes, presidente de Colombia en 1882. Su tatarabuela Francisca Ricaurte Camacho, era sobrina nieta de José Joaquín Camacho y Rodríguez de Lago, presidente de Colombia, oriundo también de la ciudad de Tunja, prócer y mártir de la independencia de Colombia y prima segunda del héroe de San Mateo, el capitán Antonio Ricaurte.) Lo del paréntesis anterior, fue solo para mostrar que ciertos poderes jamás abandonan ciertos círculos y que la información está hoy en día al alcance de todos. Pero volviendo a lo que nos interesa, el señor Juan Manuel Santos, reconocido liberal educado entre Los Estados Unidos y la sin igual y siempre presente Inglaterra, miembro de la Americas Society organización fundada y presidida vitaliciamente desde sus inicios por su propietario el recientemente fallecido David Rockefeller, patriarca de la familia Rockefeller, defensor a ultranza de un proceso de paz ilegitimo con un grupo abiertamente narcotraficante y terrorista como las FARC, a quienes entrego sibilinamente el mando compartido de los destinos de todo un pueblo mediante argucias y tretas judiciales y extrajudiciales, sobornando y comprando consciencias, encarcelando opositores, persiguiéndolos, entregando a jóvenes inocentes a las manos de una dictadura como la de Venezuela, todo por un premio Nobel ilegitimo, como su gobierno al ser elegido con ayuda de dineros ilegales, exactamente como su gran amigo y compinche Ernesto Samper con su presidencia narco-asesina, ambos son joyas de la misma corona, uno con el 8.000 y el otro con los dineros de Odebrecht, ambos igual de ilegítimos y de corruptos, provenientes de familias históricamente ligadas a la traición, la subversión y las acciones más oscuras y nefastas con tal de mantener el poder bajo su poder. Un agente más de la City de Londres y sus intereses globalistas, un lacayo más arrodillado ante su majestad Inglaterra de quien ha recibido apoyo directo para congraciarse con sus socios de vieja data las FARC, y esto no lo digo yo, lo dicen los hechos, como lo fue su visita a Londres en donde se le recibió como a uno más de la familia de esclavos que acostumbran a manejar alrededor del mundo con el tintinear del oro como a perros entrenados.
Los hechos y las palabras pronunciadas durante su visita a Londres nos lo confirman. A continuación, unos pequeños apartes del nada extraño discurso presentado por Juan Manuel Santos ante el parlamento británico:
“Es verdaderamente un gran honor para mí, un inmenso privilegio, hablar ante esta institución histórica, “la madre de los Parlamentos”, modelo de los sistemas democráticos del mundo entero.”
“Por eso, al dirigirme a esta institución representativa del pueblo británico, un pueblo fortalecido por el sacrificio y el coraje, quiero comenzar hablando de un héroe, me refiero al teniente coronel James Rooke, quien comandó la Legión Británica, que apoyó a las tropas de Bolívar en la campaña que dio la independencia a Colombia. Los colombianos jamás olvidaremos el papel primordial que jugó la Gran Bretaña como socia y aliada de la causa de nuestra libertad.”
“La familia de mi tatarabuelo había organizado una cuadrilla de resistencia contra los españoles, que era conocida como la Guerrilla de Coromoro o “Guerrilla de los Santos”. Este grupo de valientes luchadores por la libertad interceptó a un coronel español que llevaba refuerzos al Pantano de Vargas, y evitó que llegaran a tiempo para la batalla. Muchos historiadores han dicho que esto fue decisivo para garantizar el triunfo de los patriotas. Mi tía tatarabuela, Antonia Santos, fue ejecutada tres días después de la confrontación y es considerada heroína nacional.”
“Pocos días después de la Batalla del Pantano de Vargas, el 7 de agosto de 1819, los soldados británicos, bajo el mando del sargento John Mackintosh, participaron en la Batalla de Boyacá que ganó para siempre la libertad de Colombia. Esta es la primera vez, en estos dos siglos que llevamos como república independiente, que un Presidente de Colombia realiza una visita de Estado al Reino Unido, como lo hago hoy gracias a la generosa invitación de Su Majestad la Reina Isabel. Por eso quiero aprovechar esta ocasión para agradecer –200 años después– el apoyo que entonces dio el pueblo británico a nuestra libertad, y agradecer su apoyo hoy para terminar más de 50 años de guerra en mi país y el último conflicto armado en el Hemisferio Occidental.”
“La inversión británica en nuestro país –que ya es cuantiosa– podrá llegar con mucha más confianza y tranquilidad a un país que no sufre ya los efectos de un conflicto armado. Sea el momento de agradecer el apoyo que dio, en su momento, el Parlamento Británico a la ratificación del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Colombia. Los valores y principios fundamentales que dieron vida a ese tratado siguen vigentes. Por eso, de conformidad con los acuerdos a los que llegue el Reino Unido con la Unión Europea, quiero reiterar ante este Parlamento que Colombia está dispuesta a reforzar su condición de socio comercial y de inversión del Reino Unido.”
Así es, más de doscientos años vagando en el desierto del error y la vergüenza por no querer conocer la verdad histórica, por estar defendiendo lo indefendible y negarse a romper con ataduras de un pasado siniestro y vergonzoso, por seguir aceptando que familias sirvientes de la Sinarquía Internacional sean los representantes de los distintos pueblos que deberían ser libres o volver a serlo como lo fuera bajo el manto Hispánico Imperial, lo que se hereda no se hurta, los hijos, nietos, sobrinos etc, los descendientes de esa podrida clase dirigente de la fracasada republica de Bolívar son quienes siguen gobernando y gobernaran, junto a sus fuerzas armadas igualmente corruptas e ilegitimas, un gobierno de ocupación es lo que se tiene y lo que se tendrá si el pueblo no reacciona y toma de una vez por todas y para siempre las riendas de su destino y los elementos necesarios para la defensa del mismo y sus derechos.
Ya es hora que empiece a arder la república, ya es hora que el nefasto tricolor caiga de su asta ensangrentada, su himno, su escudo y toda su mentira sean tirados por el suelo, mientras los nuevos hombres libres levantan la cara con Orgullo Imperial hacia el sol y enarbolan una vieja nueva insignia que nos una de sur a norte como en mejores tiempos, como hermanos en una misma lengua, cultura y tradiciones, ya es hora que retorne un viejo Nuevo Orden Hispánico.
¡Frente a su declaración de independencia…….Nuestra declaración de Disidencia!
¡MUERTE A LA REPÚBLICA… Y LARGA VIDA AL IMPERIO!
Diego A. Proscrito
VERITAS ANTE OMNIA.
dcubillosproscrito@gmail.com
_______________________________________
Fuente:
El Proscrito.: Lo que se hereda no se hurta……La traición se lleva en la sangre.
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
A Pasto Bartolomé Mitre la llamó la Vendée americana; Juan Montalvo dijo que era la Esparta del continente; los indios pastos fueron un pueblo guerrero de culto solar; en la Monarquía Española, nutridos de la heroica sangre castellana, fueron los máximos defensores de sus derechos, fieles hasta la muerte; derrotados tras el genocidio bolivariano, muchas familias pastusas se esparcieron por el actual Ecuador y los hijos de esa sangre hoy escuchan un llamado interno que quizás no comprendan, pero que los impele a hacer, a hacer cosas grandes. Pasto tiene un misterio más grande y especial del que creíamos, el poder oculto de la sangre.
_______________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/francisco.n...50043451912439
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Carnaval de Negros y Blancos 2018 Pasto Colombia Carroza El Colorado
Carroza ganadora en el desfile del 6 de Enero en los Carnavales de Negros y Blancos en Pasto Colombia, hace referencia a un triste hecho sucedido en la calle del Colorado un tradicional barrio de Pasto, donde el prócer Simón Bolívar asesino a cientos de niños hijos de los Pastusos que se oponían a la campaña libertadora.
https://www.youtube.com/watch?v=wHugpSxcuig
https://www.youtube.com/watch?v=wHugpSxcuig
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Londres , martes, 1 de noviembre de 2016
Sistema Informativo del Gobierno - SIG
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA, JUAN MANUEL SANTOS, ANTE EL PARLAMENTO BRITÁNICO 1° DE NOVIEMBRE DE 2016
Señor Presidente de la Cámara de los Comunes, Lord Presidente de la Cámara de los Lores, mis Lores, señoras y señores:
Es verdaderamente un gran honor para mí, un inmenso privilegio, hablar ante esta institución histórica, “la madre de los Parlamentos”, modelo de los sistemas democráticos del mundo entero.
El Reino Unido es una nación que se ha distinguido a través de los siglos por su capacidad para vencer las dificultades, por su valor para resistir las bombas que llovieron del cielo, y por su habilidad para recuperarse –cada vez más grande y más enaltecida–, como un ejemplo de democracia y civilidad.
Por eso, al dirigirme a esta institución representativa del pueblo británico, un pueblo fortalecido por el sacrificio y el coraje, quiero comenzar hablando de un héroe
Me refiero al teniente coronel James Rooke, quien comandó la Legión Británica, que apoyó a las tropas de Bolívar en la campaña que dio la independencia a Colombia.
Los colombianos jamás olvidaremos el papel primordial que jugó la Gran Bretaña como socia y aliada de la causa de nuestra libertad.
El coronel Rooke, al mando de un centenar de soldados británicos, se batió como león en la famosa batalla del Pantano de Vargas, el 25 de julio de 1819, donde recibió heridas que habrían de causarle la muerte.
Se cuenta que, en una hacienda donde se alojaron las tropas después de la batalla, el coronel Rooke, luego de soportar con estoicismo la amputación de un brazo, levantó el brazo cercenado con su brazo sano y gritó, en un español precario: “¡Viva la Patria!”
El cirujano le preguntó en inglés: “¿Cuál patria: Irlanda o Inglaterra?” –porque Rooke había nacido en Dublín–. Él negó con la cabeza y replicó: “La patria que me dará sepultura”.
La hacienda aún existe, en una población llamada Paipa, y el eucalipto bajo cuya sombra agonizó Rooke es hoy un árbol gigantesco, con más de 250 años de edad.
Algunas veces, cuando voy allá, visito ese árbol, y recuerdo a ese gran oficial británico que entregó su vida por nuestra libertad, quien es y será siempre símbolo de heroísmo para los colombianos.
Y me enorgullece decir que mi familia también tuvo algo que ver con la Batalla del Pantano de Vargas:
La familia de mi tatarabuelo había organizado una cuadrilla de resistencia contra los españoles, que era conocida como la Guerrilla de Coromoro o “Guerrilla de los Santos”.
Este grupo de valientes luchadores por la libertad interceptó a un coronel español que llevaba refuerzos al Pantano de Vargas, y evitó que llegaran a tiempo para la batalla. Muchos historiadores han dicho que esto fue decisivo para garantizar el triunfo de los patriotas.
Mi tía tatarabuela, Antonia Santos, fue ejecutada tres días después de la confrontación y es considerada heroína nacional.
Pocos días después de la Batalla del Pantano de Vargas, el 7 de agosto de 1819, los soldados británicos, bajo el mando del sargento John Mackintosh, participaron en la Batalla de Boyacá que ganó para siempre la libertad de Colombia.
Esta es la primera vez, en estos dos siglos que llevamos como república independiente, que un Presidente de Colombia realiza una visita de Estado al Reino Unido, como lo hago hoy gracias a la generosa invitación de Su Majestad la Reina Isabel.
Por eso quiero aprovechar esta ocasión para agradecer –200 años después– el apoyo que entonces dio el pueblo británico a nuestra libertad, y agradecer su apoyo hoy para terminar más de 50 años de guerra en mi país y el último conflicto armado en el Hemisferio Occidental.
Esta visita confirma que el Reino Unido y Colombia somos aliados estratégicos en los más diversos campos de acción, pero principalmente en la lucha por la libertad y la democracia.
Yo agregaría otros dos temas a esta sociedad: la fe en las bondades del libre comercio y la iniciativa privada, y el respeto por los derechos humanos.
Permítanme hacer unas breves reflexiones sobre estos valores esenciales.
La democracia es una gran conquista, tal vez la mayor conquista de los pueblos, y por eso la defendemos y promovemos, así implique costos y desventajas.
Colombia se precia de ser la democracia más antigua y continua de América Latina, y fundamos nuestro progreso y nuestra confianza en el futuro en nuestros principios democráticos.
Nuestros gobernantes y los miembros de los organismos de representación política a nivel nacional, regional y local son elegidos por los ciudadanos en elecciones libres y transparentes, y nuestra historia es un libro escrito conjuntamente por el pueblo y los líderes que lo representan.
Recientemente acudimos a un mecanismo de democracia directa rara vez utilizado en nuestro país: un plebiscito para ratificar el Acuerdo de Paz que mi gobierno firmó hace algo más de un mes, en Cartagena, con las FARC.
Para la sorpresa de todos –de ambos bandos–, el NO ganó por un margen muy estrecho.
Sé que es difícil comprender que la mitad de los votantes en mi país no haya apoyado un acuerdo para detener una guerra que nos ha dejado más de 250 mil muertos y cerca de 8 millones de víctimas y desplazados.
La explicación tiene muchos matices… El miedo y el rencor que a veces pesan más que la esperanza y el perdón. La desinformación y los mitos que muchas veces se propagan en este tipo de campañas. La falta de una comunicación más efectiva –y en esto soy autocrítico– sobre las bondades y la necesidad del Acuerdo, y sus beneficios para el país.
Yo, como jefe de Estado, no tenía la obligación de convocar este plebiscito, pero decidí hacerlo porque entiendo que una decisión tan trascendental para los colombianos exigía también la participación directa de los ciudadanos, para dotarla de la máxima legitimidad
¿Qué hemos hecho a partir de este resultado?
Lo que debe hacer quien crea en la democracia y en la necesidad de la paz.
Primero, acepté el veredicto de las urnas, así fuera por la mínima diferencia –¡solo el 0,4 por ciento!– y así fuera resultado de una estrategia de desinformación y mentiras, como lo admitió el propio gerente de la campaña por el NO.
Y segundo –teniendo en cuenta que la votación fue prácticamente 50-50 y que unir el país para evitar una mayor polarización es de extrema importancia–, convoqué a un diálogo nacional para escuchar las objeciones, las opiniones, de los que votaron NO y también la posición de los que votaron SÍ, de forma que podamos tener un nuevo acuerdo de paz.
Hoy puedo decirles, honorables miembros del Parlamento Británico, que estoy convencido de que, luego de este diálogo nacional, vamos a tener un mejor y más legítimo acuerdo de paz para todos los colombianos.
Vamos a lograr que la paz que alcancemos sea no solo estable y duradera, sino más amplia y más profunda.
Y algo maravilloso está pasando.
Los jóvenes, los académicos, los empresarios, las víctimas, las comunidades indígenas y étnicas, los mandatarios regionales, la gente del común, se han manifestado en calles y plazas, como pocas veces se ha visto en la historia de nuestro país.
Diversos sectores de la sociedad me visitan constantemente, pidiendo que salvemos el Acuerdo y que lo hagamos lo más pronto posible.
Lo he dicho en mi país y lo repito hoy en este templo de la democracia: ¡no le voy a fallar a la esperanza de paz de los colombianos!
Tomando prestadas las valientes palabras del rey Jorge VI cuando Gran Bretaña enfrentó uno de sus mayores desafíos, yo diría: “vamos a prevalecer”.
Les puedo asegurar que, en Colombia, ¡la paz prevalecerá!
La paz en Colombia no solo será una realidad, con la implementación del nuevo acuerdo alcanzado con las FARC, sino que será completa, pues vamos a iniciar –espero que pronto– en Quito la fase pública de las negociaciones con el ELN, la última guerrilla de Colombia.
¿Y qué significa esta paz para nuestros habitantes y también para Gran Bretaña y el mundo?
Significa que Colombia –aliada estratégica del Reino Unido en América Latina– va a poder progresar y actuar más decididamente en todo nivel: económico, social, cultural, y en el campo de la seguridad.
Los recursos que antes se destinaban a la confrontación con la guerrilla se podrán destinar a programas sociales que ayuden a cerrar las brechas entre la Colombia urbana y rural, entre los ricos y los pobres.
También se podrán destinar a fortalecer la seguridad ciudadana y la lucha contra el narcotráfico, dos temas en los que la cooperación del Reino Unido ha sido fundamental en las últimas décadas, y lo será mucho más en el periodo del posconflicto.
La inversión británica en nuestro país –que ya es cuantiosa– podrá llegar con mucha más confianza y tranquilidad a un país que no sufre ya los efectos de un conflicto armado.
Sea el momento de agradecer el apoyo que dio, en su momento, el Parlamento Británico a la ratificación del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Colombia.
Los valores y principios fundamentales que dieron vida a ese tratado siguen vigentes. Por eso, de conformidad con los acuerdos a los que llegue el Reino Unido con la Unión Europea, quiero reiterar ante este Parlamento que Colombia está dispuesta a reforzar su condición de socio comercial y de inversión del Reino Unido.
Debemos construir sobre lo ya alcanzado e identificar nuevas oportunidades que nos permitan incrementar sustancialmente nuestro intercambio y nuestras inversiones bilaterales.
Y quiero resaltar que, en esta visita de Estado, estamos firmando un tratado para evitar la doble tributación, lo que representa una ventaja adicional y mayor seguridad jurídica para los inversionistas británicos y colombianos.
En el campo del turismo, por supuesto, la paz generará un incremento sustancial de los visitantes a Colombia, que podrán descubrir, sin miedo, las maravillas de un país muy rico en paisajes, en biodiversidad y en cultura.
Nuestra nación –para darles uno de muchos ejemplos– es la que tiene más especies de aves en el mundo entero, y los turistas británicos que nos visiten estarán encantados de las posibilidades que ofrece como un verdadero paraíso para la observación de aves.
¡Es tanto lo que podemos hacer y tanto lo que vamos a hacer con la paz!
Por eso quiero agradecer muy especialmente el apoyo decidido que nos dio el Reino Unido, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Ustedes fueron cruciales para la aprobación de la resolución que creó la misión política que verificará y monitoreará el cese al fuego y de hostilidades con las FARC y el proceso de desarme de este grupo guerrillero.
¡Y qué bueno poder decirles que, desde que inició este cese al fuego, hace más de dos meses, no ha habido un solo muerto, un solo herido, un solo ataque, por causa del conflicto con esta guerrilla!
Ustedes saben muy bien de qué se trata todo, pues lo han vivido en el proceso de paz de Irlanda del Norte: se trata de salvar vidas, de sanar las heridas de las víctimas, de lograr que las diferencias puedan coexistir en democracia, sin violencia.
El fin del conflicto es también la mayor garantía de avance en la protección de los derechos humanos, un objetivo que ha sido prioridad desde el primer día de gobierno.
Hoy por hoy, las Fuerzas Armadas de Colombia son uno de los ejércitos en el mundo con mejor entrenamiento en lucha contrainsurgente, y están, al mismo tiempo, absolutamente comprometidas con el respeto de los derechos humanos y la aplicación del derecho internacional humanitario.
Ellos aprendieron a combatir con la Constitución en una mano y el fúsil en la otra.
Ustedes también nos han ayudado a lograr este propósito.
Nuestros soldados y policías entienden que la paz es su verdadera victoria, como debe ser la victoria de todo soldado en el mundo.
Pero la mayor garantía de protección de los derechos humanos –quién lo duda– es el fin de la guerra, porque la guerra es una fábrica permanente de víctimas, de atropellos, de lesiones a la dignidad de las personas.
Sin guerra, podremos ser más efectivos en todos los campos.
Y después de la guerra –ustedes también lo saben muy bien– viene el periodo más determinante para consolidar la paz, que es el del posconflicto.
Hoy quiero también agradecer al Gobierno y el Parlamento del Reino Unido por su respaldo a esta nueva etapa de nuestro país, en una muestra más de la amistad que nos une.
Honorables miembros del Parlamento Británico, mis Lores, señoras y señores:
Debo confesar que me siento enormemente emocionado y honrado por la oportunidad de dirigirme a esta institución histórica, más aún porque mi vida ha estado ligada, de corazón y de mente, a este gran país.
Aquí viví por 10 años, aquí estudié en la London School of Economics, aquí tuve mi primer trabajo profesional, aquí aprendí del ejemplo de grandes hombres y mujeres que supieron liderar a esta nación en tiempos difíciles, dentro de los cuales Churchill sobresale como figura emblemática.
No sé cuántos libros de Churchill o biografías sobre él he leído en mi vida, y han inspirado mi conducta en la vida pública. Uno de los más recientes fue El Factor Churchill, que escribió el actual Secretario de Relaciones Exteriores, Boris Johnson.
El pueblo británico me ha enseñado coraje frente a los obstáculos, paciencia ante los problemas, estoicismo en momentos de angustia, ecuanimidad ante la victoria o ante los fracasos, y –más que nada– FE: fe profunda y firme en los valores de la democracia y de la libertad.
Hoy, ante su Parlamento, rindo tributo a su historia y a su presente, y les expreso –de todo corazón– el afecto, la admiración y la gratitud del pueblo de Colombia.
Muchas gracias
_______________________________________
Fuente:
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA, JUAN MANUEL SANTOS, ANTE EL PARLAMENTO BRITÁNICO 1° DE NOVIEMBRE DE 2016
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
DOCUMENTO 5287 CARTA DE BOLÍVAR A S.M. CATÓLICA EL SEÑOR DON FERNANDO VII, REY DE LAS ESPAÑAS, FECHADA EN BOGOTÁ EL 24 DE ENERO DE 1821, POR LA CUAL LE PIDE QUE HAGA JUSTICIA Y PERMITA LA EXISTENCIA DE COLOMBIA "PARA OFRECER A LOS ESPAÑOLES UNA SEGUNDA PATRIA, PERO ERGUIDA, PERO NO ABRUMADA DE CADENAS".*
Bogotá, 24 de enero de 1821.
A S.M. Católica el señor Dn. Fernando VII [1], Rey de las Españas.
Señor:
Permítame V.M. dirigir al trono del amor y de la ley el sufragio reverente de mi más sincera congratulación por el advenimiento de V.M. al imperio más libre y grande del primer continente del Universo. Desde que V.M. empuñó el cetro de la justicia para los españoles y el iris de la paz para los americanos, se ha colocado V.M. en el vuelco de todos los corazones. Desde aquel día entró V.M. en el sagrario de la inmortalidad.
Paz, señor, pronunciaron los labios de V.M.; paz repetimos con encanto, y paz será, porque es la voluntad de V.M. y la nuestra.
Ha querido V.M. oír de nosotros la verdad, conocer nuestra razón, y sin duda concedernos la justicia. Si V.M. se muestra tan grande, como es sublime el gobierno que rige, Colombia entrará en el orden natural del mundo político. Ayude V.M. el nuevo curso de las cosas, y se hallará al fin sobre una inmensa cima, dominando todas las prosperidades.
La existencia de Colombia es necesaria, Señor, al reposo de V.M. y a la dicha de los colombianos. Es nuestra ambición ofrecer a los españoles una segunda patria, pero erguida, pero no abrumada de cadenas. Vendrán los españoles a recoger los dulces tributos de la virtud, del saber, de la industria; no vendrán a arrancar los de la fuerza.
Dígnese V.M. acoger con indulgencia los clamores de la naturaleza, que por el órgano de nuestros enviados, hará Colombia al modelo y gloria de los monarcas.
Acepte V.M. los más humildes y respetuosos homenajes con que soy de V.M. su más atento y obediente servidor.
Señor.
SIMÓN BOLÍVAR
* Archivo del Libertador. O’Leary. Vol. XXIX, Fº 56 vto. Fuente: Archivo diplomático y consular de Colombia, tomo 6, folio 1. Documento: Libro copiador, no autógrafo.
Publicaciones: Lecuna I, 526 y 527. Lo toma de una copia de la época. 1.
Notas
[1] Fernando VII. Véanse los Vols. I, VII, VIII, IX, X, XIII, XIV, XV.
_______________________________________
Fuente:
DOCUMENTO 5287 CARTA DE BOLÍVAR A S.M. CATÓLICA EL SEÑOR DON FERNANDO VII, REY DE LAS ESPAÑAS, FECHADA EN BOGOTÁ EL 24 DE ENERO DE 1821, POR LA CUAL LE PIDE QUE HAGA JUSTICIA Y PERMITA LA EXISTENCIA DE COLOMBIA "PARA OFRECER A LOS ESPAÑOLES UNA SEGUN
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
https://www.abc.es/media/historia/20...20x349@abc.jpg
Retrato de Simón Bolívar con sus rasgos morenos acentuados - Vídeo: Venezuela: del «divinizado» traidor Simón Bolívar al mediocre Nicolás Maduro
Lo que pensaba Simón Bolívar sobre los indígenas: «Más ignorantes que la raza vil de los españoles»
Los libertadores consideraban que los indígenas eran un obstáculo para el desarrollo nacional y creían que «la autonomía que habían heredado del régimen colonial debía terminar mediante su integración a la nación»
César Cervera
@C_Cervera_M
Seguir
Actualizado: 09/10/2018 12:09 h
El relato sobre la independencia de los territorios españoles en América se fundamentó en que todo se hacía para devolver sus tierras a los herederos de las civilizaciones precolombinas. Los criollos, españoles nacidos en América, se presentaron así como las voces y guardianes de los indígenas frente al malvado Imperio español, a pesar de que el tiempo demostró lo que Napoleón resumía en su frase «la mayor parte de aquellos que no quieren ser oprimidos, quieren ser opresores». La independencia empeoró, en la mayoría de casos, las condiciones de vida de la población indígena.
Su origen español no fue estorbo para que los líderes criollos ensalzaran a los indígenas como los fundadores de la nacionalidad que debía vertebrar el nuevo mapa de América. Esta actitud conllevó una selección de pasajes de la Historia, de modo que se desdibujó el papel de los criollos como explotadores de los indígenas. No en vano, el primer obstáculo para este desdoblamiento de personalidad fue la actitud clasista de los criollos que, dentro de la estructura social americana, ocupaban un puesto más elevado que el de los indígenas. En consecuencia, muchos libertadores se desataban de elogios a los indios en público para lograr su apoyo, mientras los despreciaban en privado y tomaban medidas para no compartir con ellos el poder.
Por «las cenizas del gran Atahualpa»
Nacido en el seno de una familia de ascendencia española de Caracas, el militar Simón Bolívar también pensaba, como hombre de su época, que los indígenas eran seres incapaces de una concepción política. Influenciado por Rousseau y los pensadores de la Ilustración, el criollo creía en el mito del buen salvaje, apacible, solitario, «amigo de todos» y, al mismo tiempo, incapaz de integrarse en la sociedad moderna. En sus cartas los califica de ladrones, ignorantes y embusteros, faltos de principios morales que pudieran guiarlos. Necesitaban así que otros gobernaran y decidieran por ellos.
«Porque ha de saber ud. que los pastusos… son los demonios más demonios que han salido de los infiernos…»
Sin ir más lejos, su familia era dueña de extensas plantaciones de cacao, con indios de encomienda y esclavos negros, a los que nunca dudó en explotar. Durante su campaña en Perú, condenó a los españoles por ser exterminadores de indios y juró por «las cenizas del gran Atahualpa» que le vengaría, si bien apenas pudo disimular su aversión por la población indígena de esta región. «De todos los países, es tal vez Sudamérica el menos apropósito para los gobiernos republicanos, porque su población la forman indios y negros, más ignorantes que la raza vil de los españoles, de la que acabamos de emanciparnos», apuntó en una correspondencia con los británicos cuando ya había concluido la guerra contra los realistas.
Mención aparte para lo habitantes de Pasto, en la actual Colombia, cuya lealtad a la Corona española exacerbó al libertador. Ante las derrotas causadas por guerrilleros indígenas en 1822, Bolívar declaró «la guerra a muerte» a la ciudad de Pasto. Las tropas del general Sucre exterminaron la población el 24 de diciembre de 1822, episodio atroz recordado como la Navidad Negra, en cumplimiento de las órdenes del libertador. En una carta a Francisco de Paula Santander dejó clara su postura:
«Porque ha de saber ud. que los pastusos… son los demonios más demonios que han salido de los infiernos… Los pastusos deben ser aniquilados y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos, aunque demasiados merecidos».
La estrategia de la zanahoria y el palo
La doble moral de Bolívar hacia los indios se tradujo en la Constitución de Angostura (1819), donde se concedía el voto solo a los individuos alfabetizados con cierto nivel de recursos económicos: lo que significaba en la práctica que se excluía a la población indígena de la actividad política. Como contrapartida, Simón Bolívar se cuidó de ganarse el apoyo de los indios con la firma de decretos destinados a otorgar la propiedad de la tierra en distintas regiones. Claro que, como buen latifundista, el libertador hizo poco por conocer las necesidades reales de los campesinos indígenas y evitar que los indios quedaran desprotegidos.
https://r4.abcimg.es/resizer/resizer...=220&medio=abc
En un decreto firmado el 8 de abril de 1824, se declaró que los indígenas de Perú podían vender de cualquier modo las tierras que poseían y se fraccionaron las tierras comunales con este fin, al mismo tiempo que se restableció el tributo indígena suprimido por José de San Martín años antes. «Los pobres indígenas se hallan en un estado de abatimiento verdaderamente lamentable. Yo pienso hacerles todo el bien posible: primero, por el bien de la humanidad, y segundo, porque tienen derecho a ello, y últimamente, porque hacer bien no cuesta nada y vale mucho», dejó escrito Bolívar, en junio de 1825, sin apreciar el daño que iban a causar sus medidas.
La estrategia de la zanahoria y el palo desembocó en la pérdida masiva de tierras y en una dependencia económica plena hacia los terratenientes. John Lynch, de la Universidad de Yale, concluye en su biografía dedicada a Bolívar que los decretos indios del libertador «tuvieron un alcance limitado y una intención equivocada», haciendo que los indios fueran más vulnerables. «Darles tierras sin capital, herramientas o protecció, era invitarlos a endeudarse con los terratenientes más poderosos, a entregar sus tierras como medio de pago y a terminar en la servidumbre por deudas».
En este sentido, el historiador británico sostiene que «los liberales de la posindependencia consideraban que los indígenas eran un obstáculo para el desarrollo nacional y creían que la autonomía que habían heredado del régimen colonial debía terminar mediante su integración a la nación. En Colombia y Perú, los nuevos legisladores trataron de destruir las personas jurídicas con el fin de liberar las tierras indígenas y movilizar la mano de obra indígena».
_______________________________________
Fuente:
https://www.abc.es/historia/abci-pen...0_noticia.html
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
¡Que venga Fernando VII!
Por: Carlos Gustavo Álvarez
Publicado en: Motor de Búsqueda
El historiador Germán Mejía ha dicho que, al contrario de lo que nos han enseñado, los sucesos del 20 de julio son un movimiento bogotano y local. Los hechos posteriores parecen darle la razón.
Ha pasado otro 20 de julio, con su desfile militar inocuo en la nueva realidad de la paz y la disculpa para vacacionar y completar cuatro largos “puentes” en cinco semanas, confirmación inequívoca de nuestra eufórica vocación improductiva.
Sigue llamándose “El Día de la Independencia”, aunque fue todo menos eso lo que ocurrió en tal fecha de 1810, que terminó con un “acta de la revolución” al caer la tarde en aquel viernes de mercado. De ahí salió una de las muletillas nacionales menos ingeniosas, “El florero de Llorente”, segundo apellido del gaditano José González. A este tipazo le sacaron calculadamente la piedra, echando por tierra su fama de buen comerciante –con el mejor almacén en la Calle Real–, y de hombre culto y caritativo.
Como ocurre con tanta frecuencia, era un buen hombre pero de muy mal genio. Era partidario de Carlos IV y no de Fernando VII, este último el verdadero acicate de la pelotera. De hecho, en el acta susodicha, se establece que la Nueva Granada “protesta no abdicar los derechos imprescriptibles de la soberanía del pueblo a otra persona que la de su augusto i desgraciado monarca D. Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros”.
Fernando era hijo de Carlos, y su sucesor, y bien difícil le quedaba en ese momento acudir a hacernos el favor. No era el Rey (descolocado por José I Bonaparte). Y ya no estaba de tocata y andaba de fuga. Trató de salvarse con una petición decimonónica de bienestar familiar, extendida al queridísimo Napoleón Bonaparte que ocupaba su patria: “Mi mayor deseo es ser hijo adoptivo de S. M. el emperador nuestro soberano…”. Lo que hace uno por salvar su vida y sus reales…
Volvió a España en mayo de 1814. Y de ahí en adelante debió dejar un pastoso sabor en la lengua de quienes estaban tan ansiosos de traerse a “El rey Felón”. Le pasó factura de terror a todo el que pudo, especialmente allende la mar océano.
Majestad…
El historiador Raúl Román Romero asegura que esta fecha de independencia nacional está poco menos que sacada de la manga, mediante la Ley 39 del 15 de junio de 1907, dictada por la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa, durante el gobierno del general Rafael Reyes.
Su “invención e imposición” respondió “a la necesidad que tenía el gobierno de fortalecer la quebrantada unidad nacional y la urgencia que, en ese entonces, tenían las élites andinas para consolidar su hegemonía sobre las demás regiones…”, afirma Román.
A estas situaciones se sumaba la crisis del discurso histórico que reflejaba en el pasado la ausencia de proyectos comunes, lo que exigía la construcción de una memoria nacional fundamentada en la construcción de un pasado colectivo del país. A partir de estas necesidades y circunstancias se comprende el despliegue realizado por el Estado hacia las regiones y localidades periféricas del país para que reconocieran y conmemoraran el 20 de julio de 1910 como la fecha de la independencia de Colombia. Antes de la imposición de esta celebración, el 20 de julio de 1810 no representó la independencia nacional, ni mucho menos la fundación de la república, como podemos verlo si realizamos un seguimiento minucioso a las narrativas históricas elaboradas a lo largo del siglo XIX. El ejemplo sin duda mas importante lo encontramos en el pensamiento y la opinión de Miguel Antonio Caro, uno de los intelectuales y políticos conservadores más distinguidos de la segunda mitad del siglo XIX colombiano, quien en un artículo criticó duramente el 20 de julio como día de la independencia nacional, y señalaba que esta fecha no era el aniversario de la independencia sino de la revolución “como dicen nuestros historiadores”.
La invención del 20 de Julio como fecha de Independencia Nacional | El Universal Cartagena
Un lector de El Tiempo, Fabio Ramírez Alonso, aseguró en una Carta al Director, hace 16 años, que la real independencia ocurrió el 14 de agosto de 1810, “cuando se obtuvo la salida del virrey, se liberó a Nariño, preso en Cartagena, para que viniera a gobernar la patria independiente, que poco después se volvió Patria Boba. Esa es la verdadera historia de Colombia y sobre ella no se ha profundizado”.
La nueva Colombia que se está estructurando conllevará interpretaciones de estos hitos fundacionales y de los símbolos patrios. Porque como decían de las bolas (de billar), “así se las ponían a Fernando VII”.
http://blogs.eltiempo.com/motor-de-b...ez-214x300.jpg
WWW.CARLOSGUSTAVOALVAREZ.COM
_______________________________________
Fuente:
¡Que venga Fernando VII! | Blogs El Tiempo
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Pablo Victoria: Simón Bolívar ordenó el asesinato masivo de españoles en América
Distrito Televisión es un canal de televisión que incluye información política, económica, deportiva y social, películas, series y documentales. En la actualidad puede verse en las frecuencia 45 y 57 de la TDT de Madrid y online tv.eldistrito.es
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (Caracas, 24 de julio de 1783[nota 1][2]-Santa Marta, 17 de diciembre de 1830), más conocido como Simón Bolívar (Acerca de este sonido pronunciación (?·i)), fue un militar y político venezolano, fundador de las repúblicas de la Gran Colombia y Bolivia. Fue una de las figuras más destacadas de la emancipación hispanoamericana frente al Imperio español. Contribuyó a inspirar y concretar de manera decisiva la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá,[3] Venezuela y Perú.
https://www.youtube.com/watch?v=6bcuV6500MY
https://www.youtube.com/watch?v=6bcuV6500MY
-
5 Archivos adjunto(s)
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
El verdadero rostro de los «libertadores»... Carroza del carnaval pastuso que rememora la Navidad Negra de Pasto, masacre ordenada por Sucre y cohonestada por Bolívar, en contra del pueblo pastuso. La calle rezumaba y escurría la sangre de los mártires, por lo que fue llamada El Colorado...
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9457&stc=1
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9459&stc=1
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9460&stc=1
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9461&stc=1
https://www.facebook.com/francisco.n...19908298259285
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La invención del 20 de Julio como fecha de Independencia Nacional
RAÚL ROMÁN ROMERO
@ElUniversalCtg
19 de Julio de 2009 12:01 am
https://www.eluniversal.com.co/sites...ependencia.jpg
A un año de que se celebre el segundo centenario del 20 de julio de 1810 nadie parece dudar que esta fecha representa el nacimiento de la república colombiana.
La mayoría de los textos de enseñanza primaria y secundaria definen estas fechas como tales, mientras las celebraciones solemnes realizadas por el gobierno nacional todos los años el 20 de julio, difundidas por la televisión y otros medios de información, así lo demuestran.
En efecto con ésta múltiple difusión del 20 de julio como fecha de la independencia nacional se sigue proyectando una visión de la historia y de la memoria que se mantiene prisionera de los mitos fundacionales de la historia colombiana, construidos a lo largo del siglo XIX con el objetivo de instrumentalizar el discurso histórico para forjar y representar la unidad nacional, hecho que lamentablemente mantiene camuflando los hechos y celebraciones de otras regiones del país en las celebraciones de Bogotá y localidades aledañas.
Por esta razón, cuando hablo del 20 de julio como fecha de “independencia nacional”, prefiero referirme a la invención de una tradición que impuso esta fecha para simbolizar la independencia y la fundación de la república colombiana, sin olvidar, que esta imposición estuvo acompañada de un proceso de disciplinamiento de la memoria social, ejecutado por medio de un uso de la historia y de una representación simbólica de la misma, impuesta desde el gobierno, utilizando como instrumentos eficaces la enseñanza escolar, el uso público de la historia y la elaboración de un ritual simbólico repetitivo que influyó paulatinamente en el imaginario colectivo de la sociedad colombiana.
Pese a esta imposición, un año antes de cumplir los 200 años de los hechos ocurridos el 20 de julio de 1810 en Bogotá, el gobierno Nacional por medio del Ministerio de Educación, imitando el concurso de historia ocurrido hace 100 años, despliega la segunda etapa de un proyecto pedagógico y político titulado “Historia Hoy”.
Aprendiendo con el bicentenario de la independencia”, en el que utilizando el sistema educativo en todo los niveles, pretende construir una mirada plural del proceso de la independencia, generando un “acercamiento al bicentenario que permitirá que estudiantes, maestros y comunidad educativa en general, participen en la construcción de nuevos relatos diversos y plurales: juntos constituirán la memoria de la independencia y al hacerlo estarán construyendo también unos nuevos capítulos en la historia de Colombia”.
A pesar de este esfuerzo, nada novedoso desde el punto de vista de la conmemoración de 1910, esta celebración del bicentenario y la manera como se ha concebido termina re-legitimando la fecha y los hechos del 20 de julio como fundacionales de independencia nacional, sin que ello de pie a que esta propuesta del gobierno plantee realmente una transformación significativa de la memoria histórica del país, impuesta políticamente entre 1907 y 1910. El hecho de seguir reconociendo el día 20 de julio como día de la independencia colombiana y organizar alrededor de la fecha todo un despliegue simbólico y pedagógico, instrumentalizando para ello la enseñanza de la historia del país demuestra la incapacidad del gobierno y de los académicos de superar la exclusión y el centralismo de la celebración del primer centenario, y al mismo tiempo indica la imposibilidad de entablar un debate en líneas contestatarias que permita renovar la visión de una historia de la independencia que monopoliza la representación de la fundación de la república y la nación colombiana con los hechos ocurridos en el mundo andino.
En este sentido la rememoración de este proceso bicentenario, que debe convertirse en una oportunidad para discutir en profundidad el papel que ha desempeñado esta fecha y otras en la construcción de una memoria e identidad nacional, mantiene su status de celebración nacional, aunque solo represente los hechos ocurridos en Bogotá y aunque además haya sido impuesta sobre otras fechas, como fecha de independencia nacional en las primera década del siglo XX, mediante la Ley 39 del 15 de junio de 1907, dictada por La Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa, durante el gobierno del general Rafael Reyes.
La invención e imposición de esta fecha respondió a la necesidad que tenía el gobierno de fortalecer la quebrantada unidad nacional y la urgencia que, en ese entonces, tenían las elites andinas para consolidar su hegemonía sobre las demás regiones, ya que el país vivía las consecuencias de la crisis de los partidos políticos tradicionales, de las tentativas separatistas que se presentaban desde diferentes regiones y de la fragilidad de la soberanía del Estado evidenciada nítidamente desde la separación de Panamá.
A estas situaciones se sumaba la crisis del discurso histórico que reflejaba en el pasado la ausencia de proyectos comunes, lo que exigía la construcción de una memoria nacional fundamentada en la construcción de un pasado colectivo del país. A partir de estas necesidades y circunstancias se comprende el despliegue realizado por el Estado hacia las regiones y localidades periféricas del país para que reconocieran y conmemoraran el 20 de julio de 1910 como la fecha de la independencia de Colombia. Antes de la imposición de esta celebración, el 20 de julio de 1810 no representó la independencia nacional, ni mucho menos la fundación de la república, como podemos verlo si realizamos un seguimiento minucioso a las narrativas históricas elaboradas a lo largo del siglo XIX.
El ejemplo sin duda más importante lo encontramos en el pensamiento y la opinión de Miguel Antonio Caro, uno de los intelectuales y políticos conservadores más distinguidos de la segunda mitad del siglo XIX colombiano, quien en un artículo criticó duramente el 20 de julio como día de la independencia nacional, y señalaba que esta fecha no era el aniversario de la independencia sino de la revolución “como dicen nuestros historiadores”.
Para él, su cuestionada posición frente a esta fecha era histórica y no política y consideraba “que “siendo histórica y no política nuestra tesis no vienen a cuento los recursos de pasión….”:
Tal fue el importante movimiento de 1810 movimiento grandioso y fecundísimo pero constitucional y monárquico, no republicano ni de independencia. Legalizóse, y ratificáronse sus principios por la constitución monárquica de 1811, cuyo imperio se extendió hasta el 16 de julio de 1813. Entonces solo entonces se declaró independencia propiamente dicha. El Estado, de monarquía que era, se constituyó en forma democrática…
Nosotros hemos distinguido esas dos fechas, bien que sin separarlas, pues la una conduce a la otra, y hemos concluido que El 20 de julio no es aniversario de independencia, porque entonces no se proclamó independencia ni del nacimiento de la República porque la forma monárquica subsistió hasta 1913.
Miguel Antonio Caro aunque rechazaba la condición fundacional del 20 de julio, intentaba resaltar otro suceso ocurrido en Bogotá como el iniciador de la república de Colombia, por ello pretendía que el 16 de julio de 1813, se convirtiera y se reconociera como día independencia nacional. Al respecto agregaba. “Ese mismo 16 de julio es el que nosotros hemos reconocido como legítimo aniversario de la declaración de la independencia nacional; sin negar por eso la importancia del 20 de julio, glorioso aniversario de la Revolución de Santafé”.
Caro, aunque rechazó el 20 de julio como fecha de independencia nacional, se convirtió en uno más de los intelectuales que durante el siglo XIX hicieron esfuerzos para construir una historia nacional, cuyo eje central girara en torno a los acontecimiento de Bogotá y su alrededores, A estos intentos se sumaron las iniciativas de otros intelectuales a principios del siglo XX, como Pedro María Ibáñez y Eduardo Posada, ambos miembros de la naciente Academia de Historia de Bogotá. Estos últimos ajustándose a las necesidades políticas del momento, y como una manera de fortalecer las iniciativas que se hacían tanto desde los gobiernos liberales como desde los de la regeneración para fortalecer el Estado y mantener la unidad nacional, se propusieron realizar una contribución a este proceso mediante la organización de un conjunto de publicaciones bajo el título de Biblioteca de Historia Nacional. Dentro de estas publicaciones se encuentra. “La Patria Boba”, que consta de tres partes, una de estas, “Días de la independencia”, escrita por J. M. Caballero, representó un esfuerzo significativo por mostrar los acontecimientos del interior del país y de manera exclusiva los de Bogotá a la que dedica la narración y la gloria de realizar la independencia.
Todos estos esfuerzos que venían desde el siglo XIX, dirigidos a la construcción de un pasado común mediante la elaboración de una historia nacional que permitiera fortalecer la unidad del país, se materializaron utilizando el 20 de julio de 1910 como fecha para celebrar cien años de la independencia de Colombia. Para concretar este objetivo lo primero que se hizo, después de sancionar la Ley para la celebración del primer centenario de la independencia, fue crear la Comisión Nacional del Centenario de la Independencia, mediante el Decreto del 22 de octubre de 1907, esta comisión quedó compuesta por el secretario general de la presidencia de la república, el gobernador del distrito capital, Manuel Vicente Umaña y Jorge Vélez con el fin de que “preparan los programas y proyecten las medidas necesarias para que se haga con toda solemnidad la celebración de la independencia nacional”.
Uno de los puntos del programa que se creó para la celebración, pretendía estratégicamente el disciplinamiento del imaginario social colombiano, para ello estipuló como uno de los números especiales un concurso de “historia patria”, de cuyos ganadores saldrían dos textos uno para la enseñanza superior y otro para la enseñanza elemental, con lo cual se aseguraba el objetivo principal, de instrumentalizar la enseñanza de la historia para asegurar en las nuevas generaciones un conocimiento común sobre el pasado de Colombia, para de esta forma asegurar la unidad del pasado del país.
En agosto de 1909, la reorganización de la junta trajo como reacción inmediata de un grupo de individuos que se consideraban participes potenciales del concurso de historia, quienes por medio Eduardo Posada, miembro de la Academia de Historia de Bogotá y de la junta, hicieron llegar un “memorial” a la Junta del Centenario, para solicitar que se conservara el concurso de historia creado por la junta anterior. Lo importante del memorial es que las razones que exponen para dicha solicitud, permiten reconocer que la preocupación principal del gobierno y la elite intelectual del interior del país se centraba en la necesidad de consolidar la unidad colombiana, amenazada por las voces separatistas de algunas ciudades de la costa Caribe colombiana, la parte insular de esta región y otras regiones del país. El memorial decía:
* Historiador de la Universidad de Cartagena.
Profesor Universidad Nacional de Colombia sede Caribe gran pedagogo. Apartes de un ensayo enviado por su autor.
_______________________________________
Fuente:
https://www.eluniversal.com.co/suple...ional-AOEU7367
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Humberto Montero
Publicado el 22 de enero de 2019
La leyenda negra colombiana
Con apenas ocho millones de habitantes, los españoles exploraron y conquistaron un tercio del planeta Tierra. Aunque sus enemigos extendieron datos infundados desde el siglo XVI para minar la moral de la primera potencia por entonces –la llamada leyenda negra–, fueron los propios españoles sus peores enemigos, al dar por buena toda la cantidad de inmundicias que destilaban ingleses, franceses y holandeses. Lo cierto es que, además de lograr alianzas notables entre los indígenas sometidos al Imperio Azteca y al Inca para derrotar a ambos, los españoles fundaron ciudades colosales, implantaron universidades punteras en las principales urbes americanas y en Filipinas, y acumularon gestas. Entre ellas, la primera vuelta al mundo, de la que se cumplen 500 años, gracias a la cual se determinó definitivamente la esfericidad de la Tierra. En septiembre de 1519, ahí es nada, financiada por la Corona española, la expedición Magallanes-Elcano partía del puerto gaditano de Sanlúcar de Barrameda con cinco naves. Tres años después, muerto Fernando de Magallanes en Filipinas, arribaba en solitario al mismo puerto la nave Victoria. Era el 6 de septiembre de 1522 y de los 239 hombres que partieron, sólo a 18 les cupo la gloria de regresar con vida. Juan Sebastián Elcano fue uno de los afortunados. Eran los tiempos en que la divisa del comercio mundial, la primera global, era el real de a ocho, el llamado “Spanair dollar”, cuyo grabado en honor a las dos columnas de Hércules da origen al símbolo del dólar estadounidense. Mientras las ciudades coloniales españolas florecían por doquier, los colonos británicos se las veían y se las deseaban para lograr asentarse en los inhóspitos y fríos territorios de la Norteamérica. Como recoge la obra del historiador británico John H. Elliot “Imperios del Mundo Atlantico”, Boston era la ciudad más poblada en las colonias británicas con apenas 16.000 habitantes a mediados del siglo XVIII. Le seguían Filadelfia, con 13.000 habitantes, y Nueva York, con 11.000. Por entonces, Ciudad de México ya contaba con 112.000 habitantes censados. En Lima residían 52.000 personas; en La Habana, 36.000, y en Quito, 30.000.
Pese a todo, la leyenda negra caló hasta los tuétanos en estas tierras hasta ahora.
La autocrítica deja de ser positiva cuando se vuelve autodestructiva.
En términos similares se vive en Colombia, donde perdura la percepción extendida de que las guerrillas terroristas tenían una justificación en la desigualdad para sus crímenes. Solo así se entienden unos acuerdos bendecidos por buena parte del país en los que en pos de una soñada paz se rendía la honra, la justicia y la reparación para miles de víctimas de las FARC y del ELN. El último atentado de Bogotá nos demuestra que los asesinos siempre vuelven por el camino que conocen: el mal. Por eso, no merecen el perdón ni la libertad. Y, por eso, se equivocan los que aún creen que hay que agotar todas las vías de diálogo para congraciarse con un enemigo que lo único que busca es hincar de rodillas al Gobierno, sea del signo que sea, lo que es lo mismo que doblegar y humillar a todo el pueblo soberano de Colombia. Un país que no se merece a esa lacra, que no ha hecho nada malo para que le arrebaten los bienes más preciados: la dignidad, el futuro, la libertad y la vida. ¿O es que acaso merecían la muerte las víctimas de esta última matanza? Quien así lo crea está enfermo. La leyenda negra colombiana es una farsa y no hay motivo alguno, ni antes ni mucho menos hoy, para justificar las actividades terroristas de las narcoguerillas. Solo espero que estos veinte muertos, con nombres y apellidos, no acaben en el cubo de la basura, arrinconados en la mesa de unos diálogos de paz con el ELN dentro de unos años. No los olvide. Porque entonces el siguiente podría ser usted.
_______________________________________
Fuente:
La leyenda negra colombiana
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
CONFERENCIA. Dr. Pablo Victoria "La otra cara de la Independencia".
Felicito a mi amigo Pablo Victoria Wilches por decir verdades de a puño. Cambiando nombres, es lo mismo que nos ocurrió en el Río de la Plata.
▶ Más información sobre sus libros: http://patriciolons.com/products-cate...
▶ Pablo Victoria: https://twitter.com/PabloVictoriaW
-------
SUSCRÍBITE a este CANAL! http://xurl.es/7lsyp
▶Si te gustan los libros de Historia, suscribite al canal de La Nao, http://xurl.es/yi21t
▶ Más contenidos en nuestra web Patricio Lons – Hispanidad Unida – Medio digital de Investigación Histórica y Revisionismo del Legado Hispánico en América.
**Sigamos conectados
▶ FACEBOOK http://xurl.es/u2hzq
▶ TWITTER http://xurl.es/tgj7s
▶ INSTAGRAM http://xurl.es/8v9ul
▶ CANALES DE TELEGRAM http://xurl.es/2hlhd
**AGRADECIMIENTOS**
Agradecemos a #PabloVictoria por permitirnos publicar su conferencia.
Gracias por mirar!!!
Patricio Lons
#PabloVictoria #SemanaDeLaHispanidad2019
https://www.youtube.com/watch?v=o9hafzITTq4
https://www.youtube.com/watch?v=o9hafzITTq4
-
2 Archivos adjunto(s)
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
-
1 Archivos adjunto(s)
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
El proceso de emancipación en Colombia tuvo un componente internacional determinante; sin embargo, la historia no ha ahondado en esta dimensión y se ha mantenido en el imaginario una lectura más limitada y localista del hecho. En este sentido es fundamental analizar el papel asumido por las potencias extranjeras, desentrañar el rol jugado por los capitalistas internacionales (banqueros, financistas, casas comerciales y negociantes particulares), esclarecer cuáles fueron sus fines prioritarios y determinar la importancia de los grupos mercenarios, su procedencia, composición, número, organización y acciones.
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9787&stc=1
https://isbn.cloud/9789585414945/la-...bia-1814-1824/
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
BICENTENARIO: causas del realismo de Pasto y del Sur de Colombia
Miguel Cordoba miércoles, 28 agosto, 2019
https://informativodelguaico.com/wp-...B3mez28229.jpg
Desde Nod
Por Alejandro García Gómez
pakahuay@gmail.com
Ahora que se conmemoran los 200 años de la Batalla de Boyacá –para unos historiadores- y para otros sólo el de un Combate en Boyacá, batalla o combate que se ha referenciado como punto de inicio del sello de nuestra independencia del reino español de Fernando VII, deseo expresar mi opinión sobre la causa del rechazo de nuestra región sureña a las ideas, actitudes y accionar del llamado Ejército Libertador, es decir, las causas del acentuado realismo de nuestra región sur, en ese entonces conocida como Provincia de Pasto, con su mínima capital –que llevaba ya el mismo nombre, adicionado al de su santo patrón, San Juan de Pasto-, nombre colonial que se ha buscado reeditar en estos últimos años, tanto allí como en otras capitales, hasta de la misma Santafé de Bogotá (¿cosas de la moda?). Al opinar sobre el Realismo Pastuso, no me pretendo historiador. Deseo que quede claro que sigo siendo un escritor de novelas, cuentos, poesía, ensayo y crónica, además de opinador columnista; los historiadores me merecen todo mi respeto. Aclaro también que estas notas siguientes, entrecomilladas, forman parte de mi reciente libro “Sur, donde las rocas secretamente florecen. Crónicas”, publicado por la Alcaldía Municipal de Pasto en 2018.
Expreso también que me aparto de una de las principales tesis actuales de algunos (o quizá de varios) de nuestros historiadores nariñenses, la cual asegura que fuimos realistas porque buscábamos que se respetara nuestra voluntad en nuestro propio destino, la de nuestro propio proyecto de región, que son las palabras con las que, más o menos, he escuchado plantear esta tesis. Al contrario, pienso que nosotros, jamás -ni entonces ni hoy-, hemos llegado a formularnos como destino propio, como proyecto propio, como visión de conjunto humano con voluntad propia, y no es sólo nosotros como región; es todo nuestro país -al que llamamos ahora Colombia- el que jamás ha procedido así (y no sé si todos los países de nuestra Latinoamérica). Hasta hoy nuestros líderes o quienes han pretendido fungirlo, nuestras élites políticas, nacionales y regionales (y quizá latinoamericanas) o quienes han reclamado serlo, no se han preocupado de nuestros territorios y de nosotros como países, sino como de unas fincas particulares o grupales propias de ellos, a las que hay que defender o usurpar con una legislación y un ejército, para su beneficio particular propio o de sus familia o de sus grupos, pero jamás como proyecto nacional o de región (mucha razón lleva el escritor Héctor Abad Faciolince con su novela Angosta; recomiendo su lectura). Ejércitos que antes los conformaron con sus esclavos o con sus peones, hoy con soldados o con paramilitares o con organizaciones de delincuentes y hasta con guerrilleros (“si tenemos que sicariar con los Pelusos, sicariamos”, recordemos que fueron las palabras de un alto general del ejército, recientemente).
Hoy mismo carecemos de ese proyecto regional y nacional; creo que de ahí se deriva la parte más sustancial de nuestra tragedia (incluidas las razones de nuestra enorme inequidad), y no sé si de todas las adversidades e infortunios que hemos debido padecer. En nuestro país, algunos gobiernos, fugazmente, han pretendido formular y ejecutar ese tipo de proyectos, pero han sido borrados de un plumazo por las élites. El ejemplo más claro –quizá no el único- es el primer período presidencial de Alfonso López Pumarejo (1934-1938) con sus leyes de modernización capitalista del Estado en cuanto a la tenencia y producción de la tierra, y a la reforma de los servicios de educación y salud. De haber dejado actuar esas leyes y esa visión “lopezpumarejista” de Estado -La Revolución en Marcha-, pienso que seríamos un país más equitativo, con una paz mucho más estable y duradera, y con mucho mejor y más justo desarrollo; nos habríamos ahorrado toda la violencia del Siglo XX y la del actual, además del azote del narcotráfico, consecuencia de la inequidad, la corrupción y la violencia. La clerecía católica y las élites aristocráticas de ambos partidos políticos lo borraron, tildando de comunista a López Pumarejo. A esto me he referido en varios artículos de mi columna Desde Nod.
Un paréntesis: quizá una excepción vivificante actual es el ejemplo de dos poblaciones antioqueñas ubicadas en su suroeste cafetero. Uno no se cansa de asombrarse de la diferencias entre las bellas poblaciones de Jardín y de Jericó en contraposición con las que las circundan (Andes, Venecia, etc.). Ambas nacidas de la llamada “Colonización Antioqueña”, cuando los habitantes de este territorio de la patria comenzaron a adaptar las tierras aún baldías, de su entonces Estado de Antioquia, con la promesa gubernamental de que serían de su propiedad, siempre y cuando las pusieran a producir. En alguna visita mía a esas poblaciones, al notar mi asombro, alguna persona me explicó que Jardín y Jericó nacieron con un “Plan territorial” –voy a usar esta acepción actual con su permiso- diferente a las del resto: en su nacimiento se contempló mucha equidad con miras hacia una mejor convivencia comunitaria, y así trata de ser hasta hoy. El espíritu cultural de estas poblaciones se lo siente, casi que se lo respira, porque así fue desde sus inicios. Pero precisamente ahora están entre la espada y la pared por culpa de unas compañías mineras que llegaron a esos territorios a acabar con su bien vivir y con su tranquilidad. No pierdo la esperanza de que así como Jardín y Jericó, habrá otras poblaciones en la geografía de nuestra patria, con similar historia humana, pero desconocida en las indiferentes esferas de gobierno en Bogotá. Dejo aquí porque todo esto daría para otro ensayo o crónica (fin del paréntesis).
Y ahora entremos al grano (y como dije arriba, todo el artículo que sigue hace parte de mi libro (2018) referenciado antes):
“Las causas del realismo pastuso podrían formularse de la siguiente manera, a mi modo de ver:
“a.- Hay una causa que muy pocos historiadores mencionan quizá porque piensen que científica u objetivamente no pueda ser mensurable o porque, quizá también, poca importancia le han dado y talvez ni la habrán notado otros: el nariñense es un pueblo muy, pero muy leal. Al hacer esta afirmación, sé que me estoy arriesgando a que el posible lector de este texto lo cierre con una sonrisa cercana al desprecio por lo ingenuo del escritor sobre esto que los antropólogos llaman Determinismo.
“Sin embargo, otra de las causas del éxito del dictador mexicano Porfirio Díaz para los resultados de sus campañas y sus 35 años de tiranía sobre su país, se acepta que fue también por su conocimiento de la gente de la que se rodeaba y de aquella a la que se enfrentaba. Con su perfidia –término medio entre la lealtad y la traición y que la practicó toda su vida, como los políticos de hoy, principalmente los que desean perpetuarse-, Díaz tenía plena conciencia de que las virtudes de “sus indios” eran la lealtad y la verdad, que esa era una característica propia de ellos: “…Moralmente, el mestizo Díaz se daría cuenta de que la lealtad y la verdad –virtudes cardinales del indígena- conducen más fácilmente al sacrificio que al poder” (Enrique Krauze, Porfirio Díaz, Místico de la autoridad. 2002, pg. 76). ¿Genética o cultura o ambas? La población nariñense, y más para esos días, tenía un altísimo porcentaje de ascendencia marcadamente indígena. Este ha sido un tema que quizá no se ha estudiado satisfactoriamente.
“b.- Ignorancia del común del pueblo, que era la casi totalidad de la población. Esta circunstancia había sido común y corriente en toda Hispanoamérica, argüirán algunos, y debo admitir como válido este argumento. Incluso la que podría llamarse la aristocracia “noble” pastusa no tenía -en la mayoría de sus cuadros más jóvenes- casi preparación académica, debido a la pragmática-sanción de Carlos III que, desde 1767 por recomendación de su ministro Campomanes, expulsó a los jesuitas de todo el territorio español y de sus colonias a causa del levantamiento popular conocido como “Motín de Esquilache”. Con los jesuitas desaparecieron también de Pasto el Colegio de la Compañía y su escuela de las primeras letras.
“c.- Acentuada religiosidad, principalmente en el pueblo raso. Ésta ha sido más característica en nuestra región que en otras. La acentuada religiosidad, unida a la ignorancia, me parece que siempre han sido manipuladas, no sólo en nuestra región sino en cualquier esquina de la Historia. En nuestro país, recordemos quiénes la manosearon en las guerras civiles del siglo diecinueve –una vez eliminadas todas las cabezas de la terrible Hidra pastusa-.
“Cosa igual en los comienzos del siglo veinte y luego en tiempos de la llamada Violencia, muy entrado el pasado Siglo XX. Quienes la manipularon en tiempos de la naciente Independencia, tenían intereses creados para que el realismo continuara, porque temían perder sus privilegios si nacía un cambio de sistema de gobierno. Dicha manipulación fue ejercida por los terratenientes y la aristocracia pastusa, apoyados por casi todo el alto, mediano y bajo clero. Al comienzo de la lucha la aristocracia de Pasto dudó entre la lealtad a su lejano rey o a la nueva república que se fundaba. Se hizo la consulta al Obispo español de Popayán Salvador Jiménez, quien “pastoreaba” a Pasto: ¿las ideas de una república armonizaban con las de la Religión Católica? Él respondió que NO, y la voz del prelado, para el populus pastensis, fue la voz de Dios.
“Aquí detengámonos en un pequeño paréntesis:
En 1814 -cuando ya Pasto se aprestaba a combatir “la invasión” del General Antonio Nariño-, hay un cruce de comunicaciones entre el cabildo de la ciudad y el general, presidente del gobierno de Cundinamarca (Santafé) que le pedía rendirse y tomar las armas por su gobierno. El cabildo le responde a su comunicación del abril 6 (cita tomada de la de obra de Sergio Elías Ortiz -pg. 327, 1974-, “Agustín Agualongo y su tiempo”):
‘Como acaso será ésta la última vez que este cabildo tenga la bondad de hablar con usía, en contestación a su oficio del 6 que rige, ha creído de su deber asegurarle con la ingenuidad que constituye su carácter, que tiene firme en sus principios y cada día más adherido al sistema de gobierno que vivieron y murieron sus padres… etc’ (letra bastardilla y resaltado míos). ¿Por qué el Cabildo de Pasto se autocalifica de carácter ingenuo? ¿Sabría quizá que ya se rumoraba algo en relación con esto, con que se lo calificaba de ingenuo? De haber sido así, ¿quiénes podrían haber sido –y por qué- quienes propagaron esos rumores? ¿Tiene esto alguna relación con el posteriormente llamado Chiste Pastuso? (fin del paréntesis).
“d.- Interés de la aristocracia pastusa de que la minúscula y dependiente ciudad de esos días, Pasto, tuviera las mejoras de una grande e independiente. Independiente en lo civil, en lo eclesiástico y en lo militar. Dejar de ser así la villa intermedia entre las grandes urbes como lo eran Popayán y Quito. Esto beneficiaría a las aristocracias civil, militar y eclesiástica porque serían ellos quienes tomarían sus riendas. Para lograrlo –pensaban- deberían hacer méritos, ¿y qué mejor que esta prueba de fidelidad al Rey? Sólo así tendrían la oportunidad de solicitar, ilusos, al lejano Rey Fernando VII, como en realidad lo solicitaron, los privilegios mencionados, con la correspondiente petición a los jefes más inmediatos, en poder y distancia, para que dieran cuenta al soberano de las calidades de súbditos que tenía en estas breñas de América, desconocidas para su majestad; esta petición siempre fue desdeñada o burlada, pero jamás tomada en serio.
“Concretamente Pasto deseaba tener un colegio real y seminario, siquiera con dos cátedras, Filosofía y Teología Moral, para empezar. Que se estableciera un centro de gobierno y que se la erigiese en sede episcopal. Estos eran los deseos desde el comienzo de la lucha. Ya más tarde (1816, por intermedio de Pablo Morillo) se agregaron otras solicitudes al Consejo de Indias: exención del pago de alcabalas, privilegio que había perdido la ciudad, porque curiosamente se perdieron las cédulas de esta prerrogativa. Abolir el estanco del aguardiente y del tabaco. Que a los indios se les exonerara totalmente del tributo o al menos de la mitad. Finalmente, que se condecorara tanto al ayuntamiento como al vecindario según grado de Su Majestad.
“Tardíamente, el Consejo de Indias concedió (20 de marzo de 1919):
1) eximir del pago de alcabala por 10 años a la ciudad;
2) que el virrey de Santa Fe de Bogotá se hiciera cargo del seminario de la manera menos gravosa;
3) NO a la solicitud de desestancar los estancos;
4) los indios serían exonerados de éste en la mitad y sólo por un tiempo definido, según lo estableciera el virrey;
5) en cuanto a las condecoraciones, esperar los informes para repartir los homenajes; eso sí, se guardó el privilegio de nombrar a algunos habitantes para éstos, entre ellos a doña María Manuela Vicuña, mujer del regidor de Quito y habitante de esa ciudad, don Pablo Guarderas, por una comunicación enviada al ayuntamiento de Pasto con remisión de ropas para gentes pobres y de reciente luto por causa de la guerra y un manto de terciopelo carmesí para la Virgen de las Mercedes, patrona de la ciudad.
“A mi parecer, la estrategia de los dirigentes pastusos era apoyar a la aristocracia española (demostrando fidelidad al Rey) detentora hasta el momento del mando político, militar y eclesiástico en América. Apoyarla contra los deseos de poder de la aristocracia criolla que en el momento peleaba ese poder encarnizadamente, sin dejar de observar el sometimiento al rey de España, como fue en un comienzo el cariz tomado por el confuso movimiento “independentista” provocado por los linajudos criollos. Los aristócratas pastusos esperaban que la aristocracia española, “ayudada”, sería la mejor “cuña política” que tendrían para obtener los favores de Fernando VII. Esta ilusión se convirtió en otra frustración más.
“Como otro de innúmeros ejemplos, el Cabildo de Pasto recibió este homenaje: (que mueve a la sonrisa o a la ira) ‘… En virtud de las facultades que me tiene conferidas el rey nuestro señor, don Fernando VII, en sus reales instrucciones de 18 de noviembre de 1814, y atendiendo a la acendrada fidelidad y buenos servicios y adhesión a la causa del rey… he venido a conceder al dicho ayuntamiento reunido, los honores y tratamiento de mariscal de campo de los reales ejércitos… etc. Santa Fe de Bogotá, a 23 de septiembre de 1816. Pablo Morillo’ (Ortiz, 1974, subrayado mío).
“e.- Una causa que mucho más tarde aparece, después de los primeros excesos cometidos por las tropas patriotas en sus iniciales luchas y escaramuzas, y que debieron ser publicitados y manejados de manera proclive por los militares realistas y por la aristocracia pastusa, fue el deseo de retaliación ante hechos como el incendio de la población de Patía (actual sur del Cauca en la llamada carretera Panamericana) ejecutado por las tropas al mando del capitán patriota Eusebio Borrero, que sembró para siempre el rencor entre los habitantes de este inhóspito valle, hacia todo lo que tuviera que ver con el llamado Ejército Libertador.
“f.- Por último, esta sí una causa verdaderamente tardía, debió de ser el deseo de sangre de venganza del común del pueblo contra los no sólo abusos sino crímenes por parte del ejército patriota, apoyados en forma activa o pasiva por el alto mando. Venganza contra los excesos del batallón Rifles (por órdenes de Sucre que a su vez dependían de las de Bolívar) al entrar a Pasto a sangre y fuego en la navidad de 1822, claro está que después del rompimiento por parte de los pastusos (instigados por el español Benito Boves, que huyó con los primeros reveses, sobrino de José Tomás Boves) de las capitulaciones firmadas entre Bolívar y Basilio García luego del revés de la batalla de Bomboná (07 de abril de 1822) sufrido por Su Excelencia El Libertador, reversado por esta causa hacia el norte, hacia El Trapiche (hoy Bolívar, Cauca). Cuando el español García firmó las capitulaciones, ya conocía el triunfo de Sucre en Pichincha (al sur, 24 de mayo de 1822) sobre su compatriota el general Melchor Aymerich, no así Bolívar. García temía sufrir un acorralamiento en Pasto desde el sur y desde el occidente –por el Océano Pacífico y Barbacoas- con ese revés de las armas realistas. Sólo le habrían quedado las selvas amazónicas del oriente para replegarse o huir.
“Venganza contra las exacciones que Bolívar ordenó luego de que Sucre destruyó a Pasto. Venganza contra las exacciones y desalojos de propiedades a los pastusos. Venganza contra los abusos de los generales que siguieron dando pábulo a su sevicia en Pasto, como el horrible crimen propiciado por el General Salom y ejecutado por el Teniente Coronel Cruz Paredes, que consistió en amarrar de espaldas, y en parejas, a 14 principales personajes pastusos y empujarlos vivos hacia los vórtices del río Guáitara…”
Espero que el anterior sea otro aporte de nuestra región a la conmemoración de estos 200 años de Boyacá.
Este es un espacio de opinión destinado a columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a este fin por la página Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición de este medio digital.
_______________________________________
Fuente:
https://informativodelguaico.com/bic...r-de-colombia/
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
¿Por qué los pastusos no se querían independizar de España?
Miguel Cordoba domingo, 22 septiembre, 2019
https://informativodelguaico.com/wp-...1-668x334.jpeg
Tomado de www.eltiempo.com
Hace 200 años corrió el rumor de que los pastusos eran gente de poco entendimiento. Ese rumor corrió hasta nuestros días y los habitantes de la capital de Nariño se convirtieron en protagonistas de cientos de historias y chistes en los que no salen muy bien librados.
¿Pero qué hay detrás de esta situación? Los pastusos no creían en la causa libertadora, poco les importaba el sueño de libertad de unos criollos intelectuales y, bajo ningún motivo, pretendían traicionar a los reyes, a quienes les juraron lealtad. Para ellos la palabra era igual de importante que su volcán. Simón Bolívar llegó a calificarlos de “malditos hombres”.
Para los pastusos no existía la posibilidad de traicionar al rey, ya que “Pasto había empeñado su palabra y le habían jurado fidelidad”, explicó Lydia Inés Muñoz Cordero, presidenta de la Academia Nariñense de Historia.
Y es que, según Muñoz, las bases de esa sociedad eran la fidelidad a la palabra empeñada y la lealtad a sus juramentos. “Lo peor para un pastuso era retraerse de su palabra”, dijo la historiadora y agregó que en San Juan de Pasto vivían satisfechos con el gobierno del rey.
Tuvieron que pasar varias guerras que dejaron cientos de muertos para que San Juan de Pasto, esa provincia clave para conectar lo que sería la Gran Colombia, pues era un importante corredor para llegar a Quito, se convirtiera en parte de la Nueva Granada y jurara lealtad a los patriotas y a la naciente nación.
“Logramos, en fin, destruir a los pastusos. No sé si me equivoco como me he equivocado otras veces con esos malditos hombres, pero me parece que por ahora no levantarán más su cabeza los muertos”, le dijo Simón Bolívar al general Francisco de Paula Santander en una carta enviada desde Quito el 21 de julio de 1823.
Muñoz Cordero narró que la disputa entre sureños y patriotas duró más de 12 años, pues la resistencia Pastusa comenzó en 1809 cuando desde Quito fue invitada a formar parte de la junta de Gobierno. Estaban convencidos de que la soberanía era para los reyes y no para el pueblo.
Desde ahí ocurrieron varias batallas en las cuales los pastusos salieron vencedores, pues todos, el pueblo, los indígenas, los oligarcas y la iglesia se mantuvieron unidos para honrar su juramento de lealtad a la corona española.
El apoyo de los indígenas fue clave, explicó el historiador Felipe Arias Escobar, porque ellos se sentían más seguros con la corona: “La movilidad social que daba la guerra, o la amenaza que significaba ese ascenso, fue un factor decisivo para volverse realista o patriota. La mitad de la provincia de Pasto eran indígenas, quienes veían amenazados sus intereses por el ascenso criollo y el fin de la autoridad del Rey y sus leyes, quienes protegían al indio de los abusos de los terratenientes españoles y criollos, tal como se verificó después”.
Esas batallas dejaron cientos de muertos de cada bando, pero también dejaron presos, y algunos de ellos muy famosos, como el general Antonio Nariño, quien cayó en una batalla en 1814 pero, por su valentía y honor, los sureños le perdonaron la vida.
Incluso Pasto fue un fortín de la corona española. Tras la batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, cuando los patriotas derrotaron a los españoles. Las tropas del rey se refugiaron en la hoy capital de Nariño para reagruparse y resistir a los nuevos enfrentamientos.
Pero luego de varios intentos del ejército libertador de adherir a Pasto a la causa patriótica, por la fuerza o por acuerdos, -incluso en 1811 respetan a la junta de Santa Fe de Bogotá- fue en abril de 1822 cuando después de una sangrienta batalla en Cariaco, Bomboná, Simón Bolívar derrotó a los pastusos por una cuestión técnica.
Aunque el ejército de Bolívar perdió unos 300 hombres, narró Muñoz, por los códigos de guerra el vencedor era el ejército que permaneciera en el campo de batalla. Y fue el ejército de Bolívar el que permaneció en el terreno, pues los hombres comandados por el español Basilio García tuvieron que regresar a Pasto por una amenaza que recibió la ciudad.
Cuando Bolívar exigió ser recibido como el vencedor, Basilio García se opuso, pues la victoria no había sido total. Así las cosas, hicieron unas capitulaciones en las cuales aceptaron que Pasto ya no estaría con los españoles, pero no serían sometidos.
“Estando en Pasto tomo la pluma y escribo lleno de gozo, porque a la verdad hemos terminado la guerra con los españoles asegurando para siempre la suerte de la república. En primer lugar, la capitulación de Pasto es una obra extraordinariamente afortunada para nosotros, porque estos hombres son los más tenaces, más obstinados, y lo peor es que su país es una cadena de precipicios donde no se pueda dar un paso sin derrocarse”, escribió Bolívar a Santander el 9 de junio de 1822.
Pero tras las capitulaciones, que no fueron aprobadas por todo el pueblo, surgió una pequeña rebelión, bajo el mando del español Benito Boves. Esto desató la furia de Bolívar, quien decidió enviar al mariscal Antonio José de Sucre para que se tomara a sangre y fuego la ciudad y así someter de una vez por todas a los sureños.
Un ejército de unos 3.000 hombres, en diciembre de 1822, llegó a Pasto y, narró Muñoz, unos 400 civiles fueron asesinados, un número significativo de la población. Esa es la famosa Navidad Negra de los pastusos, pues, agregó la historiadora, allí no hubo combate, sino un asalto.
“No podían permitirse volver a perder una ciudad clave en el camino a Quito y al Perú, en plena guerra continental. Tres días de saqueos, muertes y violaciones que marcaron a la ciudad y a sus habitantes a cargo del Batallón Rifles, más meses de represalias en toda la región a cargo de Salom, Flores y el propio Bolívar”, contó Arias.
El Libertador no podía permitir que los pastusos tuvieran la intención de volver a estar en su contra y de una vez por todas se sumaran a la causa patriótica.
“Desde la conquista acá, ningún pueblo se ha mostrado más tenaz que ese. Acuérdese usted de lo que dije sobre la capitulación de Pasto, porque desde entonces conocí la importancia de ganar esos malvados. Ya acá visto que no se pueden ganar, por lo mismo es preciso destruirlos hasta en sus elementos”, le escribió a Santander en julio de 1823.
Y lo logró, esos “malvados” no volvieron a luchar contra la causa patriótica. Se quedaron desde ese momento en el bando de Simón Bolívar, pero el recuerdo de diciembre de 1822 se preservó. De hecho, se convirtió en un patrimonio cultural de Pasto cuando, en el carnaval de Blancos y Negros, rememora esa noche de Navidad.
No obstante, con el paso de los años la fidelidad que tenían los pastusos a los reyes pasó a Colombia. Por eso, dijo Muñoz, la mejor definición de pastuso la hizo Roberto María Tisner, de la Academia Colombiana de Historia, cuando dijo que el habitante de la capital de Nariño es “patriota y fiel como ninguna a lo largo de la historia, primeramente con el rey y luego con los libertadores”.
Foto: Ministerio de Cultura
Nota original:
https://www.eltiempo.com/politica/go...MzdP7dEJCpovZE
_______________________________________
Fuente:
https://informativodelguaico.com/por...zar-de-espana/
-
1 Archivos adjunto(s)
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
El Obispo Salvador Jiménez fue un irreconciliable opositor a los revolucionarios.
Junto con su provisor José María Grueso, financiaron al ejército realista que combatía en la provincia de Pasto, y fomentaban el apoyo al Rey entre la población local.
Excomulgó repetidas veces a revolucionarios y a quienes les prestasen ayuda, recursos o refugio.
Otro clérigo de la misma región, Don Francisco Benavides, ganó mucha popularidad como guerrero realista.
La provincia de Pasto era una de las zonas más fieles al Rey en América.
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9914&stc=1
_______________________________________
Fuente:
https://twitter.com/HispanaTraditio/...776321/photo/1
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Episodio 34 Desastres Bolivarianos en Colombia
¿Qué hizo realmente Simón Bolívar en Colombia? Hablamos de las nefastas repercusiones de sus acciones que perduran hasta hoy día.
https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=5CC71S0qv48&feature=emb_title
https://www.youtube.com/watch?time_c...ture=emb_title
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Conferencia: Los indios realistas en la provincia española de Antioquia / Alejandro Ricaurte
https://www.youtube.com/watch?v=mbVGrHBphBM
https://www.youtube.com/watch?v=mbVGrHBphBM
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Glosario de la Independencia en plastilina | Navidad negra
En diciembre de 1822 se llevó a cabo una acción militar desmedida en contra de la población civil de la ciudad de Pasto, perpetrada por las fuerzas que defendían la causa republicana. Esta región del sur del territorio del antiguo Virreinato de la Nueva Granada había permanecido fiel al bando realista, defendiendo con determinación al Rey español y a la religión católica.
Te contamos más en la #EnciclopediaBR: http://enciclopedia.banrepcultural.or...
La Navidad Negra es una de las definiciones que hace parte del Glosario de la Independencia, del proyecto Bicentenario de una nación en el mundo de la Subgerencia Cultural del Banco de la República: http://www.banrepcultural.org/proyect....
Explora el Glosario de la Independencia en plastilina: http://www.banrepcultural.org/proyect...
Una producción de Se lo explico con plastilina para la Subgerencia Cultural del Banco de la República.
Guión: Sandra Páez
Animación, modelado y arte: Edgar Álvarez
Asistencia de composición: Carlos Muñoz
Musicalización y voces: Amanda Lucía Rodríguez
Investigación: Efraín Sánchez, Elizabeth Botero
Producción ejecutiva: Irene Tobón Restrepo
Síguenos en Facebook, Twitter, instagram: @banrepcultural
Visita: http://www.banrepcultural.org
https://www.youtube.com/watch?v=2dPNtUco0Us
https://www.youtube.com/watch?v=2dPNtUco0Us
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Los Estados Unidos de Norteamérica y la Independencia de Colombia
Un episodio hasta la fecha desconocido sobre la Independencia de Colombia es el papel que jugaron los Estados Unidos de Norteamérica. Este vídeo trata de dilucidar su participación como parte de la dimensión internacional en aspectos como el apoyo político, económico, armamentístico y humano que tuvieron, subterránea o abiertamente para la consumación de la Independencia.
https://www.youtube.com/watch?v=YZt2v9s6kC8
https://www.youtube.com/watch?v=YZt2v9s6kC8
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Experimentos liberales y derechos indígenas en la Nueva Granada (1810-1819) [conferencia completa]
Esta conferencia de Marcela Echeverri se llevó a cabo en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá el 3 de mayo del 2019, a propósito de su libro "Esclavos e indígenas realistas en la Era de la Revolución", coedición entre la Universidad de los Andes y el Banco de la República de Colombia.
El libro explora los mundos políticos de indígenas y esclavos en el suroccidente neogranadino entre los años 1780 y 1825, poniendo énfasis en la intersección entre el activismo legal —que tenía un trasfondo crucial en el contexto monárquico— y la movilización militar durante la coyuntura de la guerra. Cuando los primeros proyectos independentistas tomaron forma en América del Sur, a comienzos del siglo XIX , al suroccidente del Virreinato del Nuevo Reino de Granada se consolidó una alianza regional que mantuvo su lealtad al monarca español durante más de una década. Allí, los indígenas de la región andina alrededor de la ciudad de Pasto y los esclavos que trabajaban las minas de oro en las zonas bajas del Pacífico fueron actores centrales en la defensa de la región contra las fuerzas que buscaban la independencia. Marcela Echeverri ofrece una reinterpretación de este periodo, desde el punto de vista de indígenas y esclavos realistas y demuestra que estos fueron actores políticos informados y estratégicos que formaban parte de un proceso de transformación radical en el cual las ideas de ciudadanía y libertad eran centrales.
https://www.youtube.com/watch?v=R_NuoK9Bqgo
https://www.youtube.com/watch?v=R_NuoK9Bqgo
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Proclama a los antioqueños del general José María Córdoba. Como enemigo de nuestra libertad se refiere al tirano Bolívar y su gobierno respaldado por militares, la mayoría mercenarios extranjeros.
Córdoba los enfrentó el 17 de octubre en el Santuario, Antioquia, con poco más de 300 hombres reclutados en la provincia.
Ese día acudió a la batalla, pese a que enfrentaba a toda una división del ejército republicano, todos veteranos de guerra.
Los invasores formaron 4 columnas comandadas por el irlandés O'Leary y dirigidas por el italiano Castelli, el inglés Crofton, el irlandés Ferguson y el alemán Lutzow.
Al final, muere el héroe antioqueño, rematado y sin juicio, pese a su reputación como militar y haber sido el héroe de Tenerife, Pichincha y Ayacucho.
Muere justamente a manos de un mercenario irlandés llamado Rupert Hands, bajo las órdenes de su paisano O'Leary.
En recuerdo de su aventura de enfrentar la tiranía bolivariana dejó varias proclamas, en especial, a sus paisanos los antioqueños, a quienes pensaba declarar en rebeldía. Una de ellas, que escribió unos días antes de la batalla, la comparto a continuación:
MENSAJE A LOS ANTIOQUEÑOS
Antioqueños: El enemigo de nuestra libertad, el voraz de nuestros encantos, se presenta a las fronteras de nuestra provincia. El viene a robarnos nuestro honor, nuestras riquezas, nuestros honores y la pureza de nuestra moral. Antioqueños: ¿Lo permitireís?, ¡NO, NO!
El fuego santo de la libertad que incendiaba el pecho de los soberbios romanos y de los fieros espartanos, este mismo fuego, inflama el pecho de los antioqueños. Partamos al campo y hagamos ver al tirano que no impunemente
Se atraviesan nuestras fronteras, que para los antioqueños, el día de más placer y de mayor alegría es el día que combaten por la libertad. El cobarde, que se sepulte en los montes, que huya; el no merece sino vivir con las bestias; la infamia, la peña y el tormento incendiaran constantemente su miserable pecho y si acaso le queda algún resto de sentimiento, la vista de los laureles que adornaran a sus compatriotas le será una doble aflicción. Sí; venceremos porque llevamos al combate la justicia, nuestros derechos y la fuerza. En Tenerife, Pichincha y Ayacucho fui el terror de los españoles; ahora seré en todas partes el espanto de los tiranos. Confiad absolutamente en vuestro paisano.
General José María Córdova 12 de Octubre de 1829.
Jon Ricaurte - 15 de agosto ·
_______________________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/groups/1135...35283959923990
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La Navidad negra de 1822
en 27 marzo, 2020 26 julio, 2020 por Carlismo Nueva Granada
en Historia, Nueva Granada, Realistas, Secesión
Antecedentes
Tras el levantamiento pastuso de octubre de 1822 comandado por el teniente coronel Benito Boves se sucedieron los intentos para sofocar la rebelión. Así, el 24 de noviembre en Taindala, Antonio J. de Sucre atacaba a los realistas, siendo vencido por éstos. Tras recibir refuerzos de Bolívar a mediados de diciembre, pudo por fin forzar la huida de Boves hacia Pasto.
https://carlismoneogranadino.files.w...lo-1.png?w=884
Armas de San Juan de Pasto.
En las primeras horas del 24 de diciembre, ya en las afueras de la ciudad, tuvo lugar un enfrentamiento del que los pastusos volvieron a salir mal librados. Fue una batalla sin cuartel: no se perdonó ni a heridos ni a rendidos.
«Lo que pasó después fue una iniquidad que no puede perdonar la historia», dice el historiador Sergio Elías Ortiz en su monumental Agustín Agualongo y su tiempo.
La trágica navidad de 1822
En las vísperas de la Navidad de 1822 las tropas de la República de Colombia entraron sedientas de sangre a la ciudad, asesinando civiles sin reparar si se trataba de mujeres, ancianos o niños, ni considerando que muchos de ellos estaban refugiados en las iglesias.
Los republicanos no sólo mataron a diestra y siniestra, también profanaron los lugares sagrados donde se resguardaba la población: «En la [iglesia] de San Francisco, joya de arte colonial por sus altares y por la riqueza de sus paramentos, los Dragones penetraron a caballo y cometieron los más horribles excesos en las mujeres que allí se habían acogido; del robo sólo se libraron los vasos sagrados que horas antes se habían puesto a buen recaudo», narra Ortiz, quien habla de más de cuatrocientos civiles asesinados. Sólo se salvó el convento de las concepcionistas, donde estaban los líderes del alzamiento, y fue por la defensa que de él hicieron los más destacados miembros del clero regular y secular.
Continúa su relato el historiador pastuso: «La Noche Buena de ese año fue para los pastusos una negra noche de amarguras. Una Navidad sangrienta, llena de gritos de desesperación, de ayes de moribundos, de voces infernales de la soldadesca entregada a sus más brutales pasiones. Imposible narrar todos los horrores en esa que debía ser “noche de paz, noche de amor”. Por tres días se prolongaron los salvajes excesos en los que se distinguieron como más crueles y desalmados los soldados del batallón Rifles; por ello quedó en la crónica familiar, como un recuerdo atroz, la frase que encarnaba el episodio trágico: “Cuando entraron los Rifles…”».
La desgracia para el pueblo pastuso no terminó aquí. Al año siguiente Bolívar decretó impuestos imposibles de recaudar por el estado en el que se hallaba la ciudad y ordenó el reclutamiento obligatorio de vecinos. Se expropiaron haciendas, que fueron repartidas entre los jefes republicanos; se arrojaron pastusos al río Guáitara… Lo de la Navidad anterior era sólo el prólogo.
En 1825 escribía Bolívar, presidente de la República, a Francisco de Paula Santander, vicepresidente:
«Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte».
https://carlismoneogranadino.files.w...786.jpg?w=1024
En las calles de Pasto…
***
Queda patente el salvajismo con el que las tropas colombianas intentaban sofocar el realismo sureño (que a pesar de todo siguió vivo hasta pasados algunos años). Queda patente el odio de Bolívar hacia el pueblo pastuso. Queda patente, en fin, la ilegitimidad de la República de Colombia, Estado tiránico desde sus orígenes.
En esta Nochebuena elevemos nuestra oración al Niño Dios que nace por el alma de los miles de pastusos que murieron en el cumplimiento de sus deberes «para con Dios, para con el rey y para con la patria», como se expresaba ya a principios de 1822 el cabildo de la ciudad.
Que en paz descansen estos protocarlistas neogranadinos.
_______________________________________
Fuente:
https://t.co/7cU4AJ3nh4?amp=1
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Podcast: La masacre de Pasto con John Ricaurte.
En este podcast estaremos en compañía del historiador colombiano John Ricaurte (Historiador por la Universidad de Antioquia, doctorado en historia europea y del Atlántico en el País Vasco) y doctor en relaciones internacionales, autor del libro: «La dimensión internacional en la Guerra de Independencia de Colombia (1814-1824)», estaremos charlando sobre la masacre de Pasto de 1822 o la navidad negra de Pasto.
La navidad negra de Pasto, es uno de los hechos más vergonzosos de la guerra de independencia, y una de las acciones más polémicas de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre.
De todo ello y algo más hablamos con John Ricaurte.
https://www.youtube.com/watch?v=vpIDY4fSy8o
https://www.youtube.com/watch?v=vpIDY4fSy8o
-
1 Archivos adjunto(s)
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Joaquín de Mosquera y Figueroa, oriundo de Popayán (Real Audiencia de Quito), fue Diputado a las Cortes de Cádiz, presidió el Consejo de Regencia de España sancionando la Constitución de 1812. Firmaba los decretos como "YO, EL REY", según la dignidad de su cargo.
El rey nombró a Mosquera Ministro del Consejo de Indias el 3 de julio de 1814, y el 15 de noviembre del mismo año lo designó Secretario de la Cámara del mismo Supremo Consejo. El 19 de noviembre de 1825 fue nombrado para iniciar la causa de beatificación de la religiosa quiteña Mariana de Jesús Paredes y Flores. Por su lealtad a la Corona, Fernando VII le nombró caballero de la Orden de Isabel la Católica el 23 de febrero de 1817.
http://hispanismo.org/attachment.php...id=10477&stc=1
_______________________________________
Fuente
https://www.facebook.com/photo/?fbid...04107007992679
-
1 Archivos adjunto(s)
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La toma de Cartagena por Morillo fue un asunto feo, clásico de las guerras civiles. En mi foto, en San Felipe, puede verse que el cañón apunta a tierra firme… y es que, desde el punto de vista militar, este era el asunto.
El 11 de noviembre de 1811 se declaró de forma unilateral la independencia de la ciudad de Cartagena de Indias (en España el último ejército de campaña que quedaba había sido destruido por los franceses en Sagunto el 25 de octubre) y la causa de Fernando VII se dio por perdida, estableciendo los “patriotas” al poco tiempo, un lucrativo negocio de piratería encubierta, vendiendo patentes de corso a todo piratuelo que pasara por allí…
Sin embargo, con el final de la guerra en Europa, el chollo se acabó, pues se envió un ejército desde España para reestablecer la autoridad del rey en Nueva Granada, que no era sino un fracasado estado federal envuelto en guerras civiles entre diversas republiquetas basura.
Buen conocedor de las defensas de Cartagena, el ataque de Morillo fue mucho más inteligente que el del inglés Vernon. Francisco Tomás Morales desde Santa Marta, tenía que incomunicar la ciudad por tierra, y la flota del capitán Pascual Enrile Acedo bloqueó el auxilio desde el mar, desde La Boquilla, al norte de la ciudad hasta Barú, al sur de la Bahía. En julio de 1815 el frente terrestre había ocupado la línea del Río Magdalena, que era la entrada de alimentos, correo y mercancías, y en los siguientes días las tropas realistas ocuparon toda la provincia, desde Bocas de Ceniza hasta la punta de Arboletes (actuales departamentos colombianos de Atlántico, Bolívar, Sucre y Córdoba) y habiendo cortado completamente a Cartagena sus campos de abastecimiento, buscando la rendición de Cartagena por el hambre.
Durante el asedio el aprovisionamiento de alimentos fue el principal problema que afrontó la ciudad sitiada. Además de las tropas, había que alimentar a la población civil, que sumada al ejército, eran unas 20 000 personas. Al mes del sitio los cartageneros tuvieron que recurrir a caballos, perros, ratas y todo tipo de animal para alimentarse. A eso se sumó una terrible peste derivada de la insalubridad. Cada día cientos de personas morían en las calles y como no alcanzaban las fosas comunes, muchos se corrompían a la intemperie.
El 6 de diciembre de 1815 Morillo ocupó Cartagena, y la vanguardia formada por el Regimiento León entró a la ciudad después de 105 días de asedio: «Hombres y mujeres, vivos retratos de la muerte, se agarraban de las paredes para andar sin caerse; tal era el hambre horrible que habían sufrido…veinte y dos días hacía que no comían otra cosa que cueros remojados en tanques de tenería.» (Rafael Sevilla).
Un tercio de la población había muerto y Cartagena de Indias, en 1800 la cuarta ciudad más importante en la América española después de Ciudad de México, La Habana y Lima, quedó arrasada, perdiendo toda su importancia anterior, pues si bien los independentistas la recuperaron de forma definitiva el 10 de octubre de 1821, tardó más de un siglo en volver a tener la población de 1815.
La pregunta es ¿mereció este horror la pena?
http://hispanismo.org/attachment.php...id=10618&stc=1
_______________________________________
Fuente
https://www.facebook.com/carlos.cana...dgMjvaCpDTzQZl
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
La batalla de Bomboná, preámbulo del genocidio de Pasto
Cesáreo Jarabo 26/07/2024
https://espanaenlahistoria.org/wp-co...n-Bolívar.jpeg Simón Bolívar
Las tropas británicas comandadas por Simón Bolívar tomaron el control de la entonces capital Santa Fe en agosto de 1819 tras las victorias obtenidas en Paya, Pantano de Vargas y Puente de Boyacá.
El 24 de junio de 1821 las tropas británicas vencieron en la batalla de Carabobo, y acto seguido, Simón Bolívar centró sus esfuerzos en dominar Pasto, ciudad y término que se significaba por su españolidad, lo que motivó que llevase a cabo, justamente en este lugar, una de sus más feroces campañas de exterminio.
La conocida como batalla de Bomboná, o de Cariaco, tuvo ocasión el 7 de abril de 1822, en el hoy municipio de Consacá, en el departamento de Nariño, y se encontraba en el camino que el Estado Mayor británico le había marcado para llegar a Quito y a Guayaquil, completando la pinza que por mar estaba siendo llevaba a término por el pirata Cochrane, supuestamente supeditado a las órdenes del agente británico José de San Martín, que el 12 de julio del mismo año tomaba Lima, que era entregada sin lucha por el virrey La Serna.
La acción estaba claramente coordinada por Inglaterra, ya que los ejércitos de Bolívar y de San Martín carecían de estructura para el tratamiento conjunto de la acción, y, sin embargo, tenían individualmente un fluido trato jerárquico con la estructura militar británica, hasta el extremo que fue solo en Lima donde ambos personajes al servicio de su majestad británica tomaron contacto en 1822.
Tres años antes, en 1819, y mientras Cochrane, con el acompañamiento de San Martín, operaba para la invasión marítima de Lima, Daniel O’leary, gestor británico de las acciones culminadas por Simón Bolívar, vencía en la batalla de Boyacá. El objetivo era llegar a Quito, pero sobre todo a Guayaquil y en vista de las dificultades que había para llegar por mar, tuvo que tomar la vía por Pasto.
https://espanaenlahistoria.org/wp-co...el-O’leary.jpg Daniel Florencio O’leary
El 6 de abril de 1822, las tropas comandadas por Simón Bolívar, bajo el control de Daniel Florencio O’leary, estaban en Consacá, ocupando la hacienda de Bomboná, con unas unidades que demostraban a quién estaban sirviendo: Los húsares, los lanceros, los fusileros, la infantería ligera de Cundinamarca, los rifles, la infantería ligera de Salabrieta y el regimiento de Hibernia. Todos con referencia británica, incluido el de infantería ligera de Salabrieta y el de Cundinamarca, siendo que alguna de estas unidades combatiría durante toda la guerra hasta la batalla (o teatro) de Ayacucho. Y el brigadier general se llamaba Arthur Sanders… Y el batallón de rifles sirvió para crear la guardia de honor de Simón Bolívar.
Este ejército “de liberación”, dicen, compuesto por más de dos mil unidades de élite británicas, fue enfrentado por las tropas patriotas compuestas esencialmente por unos mil doscientos milicianos indígenas y mestizos, mal armados, comandados por el coronel Basilio García, cuya actuación es merecedora de especial análisis, en la quebrada de Cariaco; batalla que tuvo un desarrollo en nada acorde con el resultado.
https://espanaenlahistoria.org/wp-co...e-Bomboná.jpegBatalla de Bomboná
En el enfrentamiento que se inició en la tarde del día 7, Domingo de Resurrección, las fuerzas anglo-separatistas fueron barridas del campo de batalla por las fuerzas patriotas, en las que las milicias de Pasto se significaron de manera muy especial.
La batalla empezó a las dos de la tarde y terminó pasada la medianoche. Los anglo- separatistas fueron claramente vencidos y el ejército patriota, misteriosamente, se retiró a media noche. Los separatistas, por el contrario, vieron sus fuerzas reducidas en más de un tercio entre muertos y heridos. Pero al haberse retirado el ejército nacional, que había sufrido 20 muertos y 60 heridos, fue el ejército de Bolívar, el ejército anglo-separatista, quien se anotó la batalla.
¿Pero quién fue el vencedor? El General separatista José María Obando señala: “Habíamos perdido 800 hombres muertos y más de 1000 heridos, en tanto que el enemigo no contaba de perdida más que 18 muertos y heridos, y 20 prisioneros que le había tomado el Rifle…”
¿A qué obedeció la retirada?; ¿a qué vino retar luego a Bolívar?; ¿a qué devolverle la bandera del batallón Bogotá?
Mes y medio después, Antonio José De Sucre venció en la batalla de Pichincha. Era el 24 de mayo de 1822 y el resultado fue especialmente negativo para el pueblo pastuso que fue sometido a Bolívar. Pero cinco meses después, Agustín Agualongo y Benito Boves expulsaron a las tropas anglo-separatistas.
Pero el 6 de junio de 1822, a los sesenta días de la batalla de Bomboná, Basilio García permitió la ocupación de Pasto, plasmada en el tratado de Berruecos, que fue firmado tras la rendición de Quito el 25 de mayo de 1822. Con este tratado, y a espaldas de los pastusos, todo el territorio existente en todo el sur de Colombia, desde Tulcán hasta Popayán y costas de Barbacoas, quedaban libres para la acción depredadora británica bajo la vigilancia de su agente Bolívar.
https://espanaenlahistoria.org/wp-co...más-Boves.jpeg José Tomás Boves
No podía terminar así la cuestión. Las milicias pastusas, victoriosas en Bomboná, veían cómo el Obispo Jiménez de Enciso y el coronel Basilio García los habían traicionado, pero, por el contrario, estaban presentes, Benito Rodríguez Boves, sobrino del héroe llanero José Tomás Boves, y Agustín Agualongo, que promovieron el alzamiento popular que situó a Estanislao Merchancano como gobernador de la Provincia mientras Boves y Agualongo organizaban militarmente a los pastusos.
Pero el ejército colonial anglo separatista dirigió una unidad comandada por Antonio José de Sucre que fue vencida en Taidala el 24 de noviembre de 1822. Repuestos del contratiempo, el 22 de diciembre volvió a producirse una batalla en el mismo lugar, recayendo la victoria del lado de las tropas británicas al mando de Arthur Sandes, que obtuvo permiso de Antonio José de Sucre para martirizar Pasto, algo que llevó a efecto la Nochebuena de ese fatídico 1822.
https://espanaenlahistoria.org/wp-co...ía-Obando.jpeg José María Obando
En el Pacto de Berruecos de seis de junio, Bolívar prometía indulto, respeto al libre albedrío, a las costumbres, a la religión… y el 24 de diciembre, Antonio José de Sucre, como un acto de desprecio por el nacimiento de Nuestro Señor, masacró Pasto. El ejército separatista, al que comandaba, llegó a la ciudad. La población huyó o se refugió en las iglesias, y finalmente salió en procesión con la imagen de Santiago. Las tropas de Sucre no respetaron ni a los ancianos de 80 años ni a los niños de pecho. Quien más destacó fue Apolinar Morillo, el mismo que tiempo después sería la mano ejecutora en la conjura masónica dirigida por José María Obando, y que acabaría asesinando al propio Sucre, liberándolo así de los posibles remordimientos en la mente del autor material de tamaño genocidio que con toda justicia lo encumbra como Caín de América, compartiendo título con Simón Bolívar.
Es menester recordar las actuaciones de todos; es menester honrar debidamente al pueblo mártir de Pasto, y es menester poner en su lugar a los conocidos como “libertadores” y a los conocidos como “nuestros aliados” que acabaron sumiendo a toda la Hispanidad en un ramillete de colonias, enfrentadas entre sí y sometidas a servidumbre.
https://espanaenlahistoria.org/episo...idio-de-pasto/
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
sábado, 24 de diciembre de 2022
La Navidad Negra de Pasto
https://blogger.googleusercontent.co...93AAFD5E5.jpeg
Por Xavier Padilla
Hace exactamente 200 años, la ciudad de San Juan de Pasto, en Colombia, fue arrasada junto con su población, que era mayormente mestiza y realista, por órdenes de Simón Bolívar. Es el abominable hecho conocido como la «NAVIDAD NEGRA».
Sucre fue su encargado para realizar este genocidio, una de las mayores atrocidades de la «independencia» que la historiografía bolivarista se ha encargado de borrar. Como era su costumbre, Bolívar daba órdenes y se mantenía a salvo en la retaguardia, enviando a subalternos a la acción. Pero en este caso, habiendo sido informado del éxito de la operación, no siguió molestándose en aparentar prisa, tomó todo su tiempo y llegó a Pasto una semana después, relajado, el 2 de enero. No hay registro de ninguna indignación por su parte ante el genocidio encontrado, todo lo contrario. Escribe a Santander: «(…) he mandado a repartir 30.000 pesos en contribuciones para el ejército (…) También he mandado a embargar los bienes de los [rebeldes pastusos sobrevivientes] que no se presentaron al tiempo señalado [para los indultos ofrecidos] (…) Yo los he mandado a perseguir por todas direcciones, mas aquí no se coge a nadie, porque todos son godos. Todo es ojos para el gobierno, y el gobierno no ve nada».
De hecho Bolívar antes de esta masacre le había escrito a Santander: «Porque ha de saber Ud que los pastusos son los demonios más demonios que han salido de los infiernos. Los pastusos deben ser aniquilados y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar. De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos, aunque demasiado merecidos».
Cuenta un testigo, el general independentista José María Obando: «No se sabe cómo pudo caber en un hombre tan moral, humano e ilustrado como el general Sucre la medida, altamente impolítica y sobremanera cruel de entregar aquella ciudad a muchos días de saqueo, de asesinatos y de cuanta iniquidad es capaz la licencia armada; las puertas de los domicilios se abrían con la explosión de los fusiles para matar al propietario, al padre, a la esposa, al hermano y hacerse dueño el brutal soldado de las propiedades, de las hijas, de las hermanas, de las esposas; hubo madre que en su despecho, salióse a la calle llevando a su hija de la mano para entregarla a un soldado blanco antes de que otro negro dispusiese de su inocencia; los templos llenos de depósitos y de refugiados fueron también asaltados y saqueados; la decencia se resiste a referir por menor tantos actos de inmoralidad».
Por el general Daniel Florencio O’Leary, secretario privado de Simón Bolívar, sabemos que: «En la horrible matanza que siguió, soldados y paisanos, hombres y mujeres, fueron promiscuamente sacrificados».
El doctor José Rafael Sañudo nos cuenta que: «Se entregaron los republicanos a un saqueo por tres días, y asesinatos de indefensos, robos y otros desmanes hasta el extremo de destruir como bárbaros al fin, los archivos públicos y los libros parroquiales, cegando así tan importantes fuentes históricas. La matanza de hombres, mujeres y niños se hizo aunque se acogían a los templos, y las calles quedaron cubiertas con los cadáveres de los habitantes.
Otro doctor, Roberto Botero Saldarriaga, refiere que: «…degollaron indistintamente a los vencidos, hombres y mujeres, sobre aquellos mismos puntos que tras porfiada brega habían tomado. Al día siguiente, 400 cadáveres de los desgraciados pastusos, hombres y mujeres, abandonados en las calles y campos aledaños a la población, con los grandes ojos serenamente abiertos hacia el cielo, parecían escuchar absortos el Pax Ómnibus, que ese día del nacimiento de Jesús, entonaban los sacerdotes en los ritos de Navidad».
El doctor Leopoldo López Álvarez nos informa que: «Ocupada la ciudad, los soldados [de Sucre] del batallón Rifles cometieron toda clase de violencias. Los mismos templos fueron campos de muerte. En la Iglesia Matriz le aplastaron la cabeza con una piedra al octogenario Galvis, y las de Santiago y San Francisco presenciaron escenas semejantes».
Otro galeno, el doctor Ignacio Rodríguez Guerrero nos asegura que: «Nada es comparable en la historia de América, con el vandalismo, la ruina y el escarnio de lo más respetable y sagrado de la vida del hombre, a que fue sometida la ciudad el 24 de diciembre de 1822 por el batallón Rifles, como represalia de Sucre por su derrota en Taindala un mes antes, a manos del paisanaje pastuso armado de piedras, palos y escopetas de caza».
Eran fieles a la gran España universal, y a su reino. Cabe notar que los pastusos fueron unos de los primeros en oponerse al separatismo republicano. Tan temprano como el 29 de agosto de 1809, la alcaldía de San Juan de Pasto ya había publicado un visionario comunicado que rechazaba el infame proyecto y preveía con precisión las razones de su seguro fracaso:
«¿Con qué otros [impuestos] podrá soportar sus erogaciones la nueva soberanía? Registradlo en todas las combinaciones de vuestra discreción y no las hallaréis (…) [Los] Veréis echarse sobre las temporalidades de los regulares y venderles sus fundos, reduciéndolos a intolerable mendicidad; y últimamente: [los] veréis recargar los tributos con nuevas imposiciones que constituyan sus vasallos en desdichada esclavitud (…) Esta es la felicidad pomposa a la patria que nos proponen. Nos halagan con palabras vacías de objeto, y luego se verán en la necesidad de arrojar el rayo tempestuoso sobre los miserables que han tenido la inconsideración de someterse a su dorado veneno».
Inútil señalar que esto fue exactamente lo que pasó con todas las repúblicas resultantes del asalto al continente por la revolución mantuano-británica. La próspera ciudad de Pasto, con su población casi enteramente indio-mestiza, fue la primera urbe realista resistente y la más dura de vencer.
Su indoblegable líder y orgullo local, el general indio del ejército realista Agustín Agualongo, venció varias veces a los ejércitos de Bolívar, incluso recuperó tres veces la ciudad después de la «Navidad Negra». Cuando finalmente fue capturado y los republicanos ofrecieron perdonarle la vida si ponía su incomparable tenacidad a sus servicios, sin vacilar respondió: «¡NUNCA!».
X. P.
_______________________________________
Fuente
https://xavierpadilla.blogspot.com/2...-de-pasto.html
-
Re: Pastuso asesinado por Simón Bolivar
Así fue el 200 Aniversario del fusilamiento de Agustín Agualongo. Hispanidad Pasto 2024
Congreso organizado por la Asociación Cultural Héroes de Cavite y la Asociación Internacional de Hispano Americanistas San Juan de Pasto.
https://www.youtube.com/watch?v=KVNguwXI6MI
https://www.youtube.com/watch?v=KVNguwXI6MI
Presentación de la estatua de Agustín Agualongo en Arenas del Rey, Granada
Presentación del proyecto para la instalación, en Arenas del Rey, Granada, de una estatua de Agustín Agualongo, comandante del ejército real español y caudillo mestizo, durante la guerra de independencia de la Nueva Granada (hoy Colombia).
Fue «ídolo de un pueblo aguerrido y exaltado, es hoy símbolo de esperanza de un pueblo defraudado».
https://www.youtube.com/watch?v=Vt1-hnfUydk
https://www.youtube.com/watch?v=Vt1-hnfUydk