Siempre me ha parecido aberrante que pueblos de lenguas romances, tan parecidas entre sí, se comuniquen en inglés. Distinto es el caso de un profesor de inglés con sus alumnos, claro. Pero es absurdo, es un disparate, y hace años, antes de que se impusiera el inglés como lengua de comunicación internacional, habría sido impensable. No obstante, aunque viajando y en entrevistas televisivas he visto esas aberraciones, puedo decir que en esta ciudad tan turística que es Sevilla todavía es habitual que italianos y portugueses pregunten por una dirección en su deficiente español, o en una mezcla de su idioma y castellano, o incluso en su idioma si no conocen el nuestro, y se les responde en español y entienden perfectamente. Al menos en Europa, siempre ha sido normal que los españoles vayan de visita a Portugal o a Italia, o viceversa, y se comuniquen en general sin mayor dificultad aunque cada uno hable su idioma, puro o salpicado de palabras del otro. Se pueden dar situaciones chistosas por algún falso amigo lingüístico, pero normalmente se las arreglan.