Estimado ORDÓÑEZ:

El modelo de libre mercado aplicado en Chile era la única solución real al estado de postración en que se encontraba Chile. Así lo reconcen las máximas autoridades en la materia a nivel mundial. Evidentemente, tiene sus contrapartidas, pero es lo menos malo aplicable en la realidad, el resto es vivir de mitos o experimentos poco serios. La iniciativa dada a los privados deja en manos de éstos el conducirse moralmente en sus actos y, aplicando el principio de subsidiariedad, interviniendo el Estado solo en aquellos aspectos que los privados son incapaces de asumir o cuando se afecte el Bien Común. Endilgar la globalización de Chile al Gobierno Militar es ridículo. Ésta iba a llegar con o sin el General Pinochet, puesto que es un fenómeno mundial, cuya perversidad radica en la absoluta necesidad de integrarse a él para que un país sobreviva.

En cuanto a la reconstrucción de Chile, esta fue, literalmente, la gran obra del gobierno militar. Así lo reconocen, incluso, muchos de sus detractores más enconados. Negar este aspecto es intentar tapar el sol con un dedo y una ignorancia histórica.

El "pecado" imperdonable del Gobierno Militar chileno fue justamente su éxito social y económico, que desenmascaró el mito fundamental de hoy en día: que una sociedad pacífica, civilizada, exitosa y justa solo se logra en una democracia. Esta herejía social y política nunca será perdonada por la hipocresía democrática porque implica su propia negación. Por este motivo el general Pinochet a sido transformado de consuno por demócratas de todos los colores y marxistas en la quintaesencia del dictador sanguinario, desplazando su figura a todos los demás gobernantes considerados como tales. A este efecto se ha mentido de la forma más descarada hablándose de baños de sangre, cientos de miles de muertos, una represión feroz y toda una serie de injurias por parte de quienes no tienen el menor reparo en recibir a Castro, a los sandinistas, chinos comunistas, abortistas, etc. y que sí cometieron crímenes horrendos.


Atte. C. YÁÑEZ D.

EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM.