Editado
Editado
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
LA IGLESIA CISMÁTICA DEL PATRIARCA PÉREZ
Calles comenzaba a ver a la Iglesia Católica como una intromisión de Roma en su gobierno. Por lo que tomo la decisión de separar a la Iglesia Católica en México de Roma, fundando así la “Iglesia Católica Mexicana” e instituyendo como primer Papa a Joaquín Pérez Mudar.
Esta idea de separar a la Iglesia de la autoridad del Papa Pio XI, en aquel periodo, enfureció a los mexicanos, pues en su mayoría eran fieles católicos.
En la fotografía al centro: Joaquín Perez Mudar (primer Papa mexicano al centro) a los lados sus secretarios.
Este atentado a la Iglesia Católica pronto llego a su fin, sin logros, y Perez Mudar, murio reconciliado con la Iglesia que Cristo fundo.
LA REVOLUCIÓN INTENTA FUNDAR IGLESIA CISMÁTICA EN MÉXICO EN 1925
24 de abril de 2012
tags: Anticatolicismo, Cristeros, Historia, Persecución Religiosa
El Patriarca Pérez
Como preludio de la nueva gran ofensiva que se iba a lanzar contra la Iglesia Católica en México, intentó la Revolución fundar una iglesia mexicana independiente de Roma, una iglesia cismática. No obstante la intensa propaganda que se hizo a favor del cisma, visitando en algunos lugares parroquia por parroquia, haciendo halagadoras promesas y ofreciendo elevados salarios a los sacerdotes que se adhieran a la nueva iglesia, únicamente pudo contar para el intento con Joaquín Pérez y Budar, un viejo sacerdote afiliado a la masonería, extravagante y mentalmente perturbado y con el sacerdote español Manuel L. Monge.
La noche del 22 de febrero de 1925, un grupo de cien hombres asaltó y se apoderó de la parroquia de La Santa Cruz de la Soledad de la Ciudad de México, entregándosela a Pérez, nombrado “Patriarca de la Iglesia Mexicana”, y Monge, designado Cura Párroco de la misma. Pronto se difundió por el barrio la noticia del asalto, y al día siguiente, domingo, una multitud airada se congregó a las puertas de la parroquia, y al abrirse penetró tumultuariamente protestando de manera que, tanto Pérez como Monge, quien se disponía a celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, no obstante de estar protegidos por los mismos asaltantes, tuvieron que encerrarse en la sacristía para escapar a las iras de la multitud. Acudió la policía montada y los bomberos a sofocar el motín sin conseguirlo. Llegaron fuerzas armadas de refuerzo a las cuales también atacó la multitud que se encontraba fuera, valiéndose para ello de las piedras que levantó del pavimento de la calle. El pueblo se impuso a costa de un muerto y muchos heridos. El templo fue cerrado al culto.
Los capitalinos se dispusieron a la defensa de sus templos, fracasando los intentos de apoderarse de Santo Tomás, San Hipólito, Loreto, La Inmaculada Concepción, Santa Ana, San Pablo, Santa Catarina, y algunos otros.
La gloriosa A.C.J.M. (Asociación Católica de la Juventud Mexicana), con algunas armas se hizo cargo de la permanente custodia de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Ante una alarma se tocaron rebato las campanas, acudiendo en breves minutos una impresionante multitud armada de pistolas, cuchillos, garrotes y las más diversas armas.
También en la ciudad de Aguascalientes se intentó apoderarse del templo de San Marcos. La defensa del mismo se hizo a costa de varios muertos y numerosos heridos.
«Según las previsiones de Mons. Ruíz y Flores, el pueblo cristiano se inquietó y comenzó a custodiar sus iglesias. Fué una movilización espontánea que nadie sabía a donde podría conducir.
El 27 de febrero, Nahum Toquiantzi, en nombre de los católicos de Santa Chiautempan, escribía al Presidente de la República preguntándole si era cierto que el gobierno había tomado una iglesia y tenía el propósito de tomar la Basílica, es decir el santuario de la Virgen de Guadalupe. Le comunicaba que aquí ya se están preparando para defender los templos con armas de fuego muchas personas, ya cuento con más de 3,000 hombres y creo que de mujeres es el número más grande y por todos serían unos 7,000… primero muertos que dejar perseguir al clero.
Mons. José Mora y del Río
«El Arzobispo de México Mons. José Mora y del Río, no podía pasar en silencio tan graves acontecimientos y, en memorable edicto del 25 de febrero, declaró al final:
‘No podemos callar ante el escándalo ni ocultar el dolor de nuestra alma nte la prevaricación de dos mal aconsejados sacerdotes, que desconociendo la suprema autoridad del Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la Tierra, apostatan precipitándose en el abismo del cisma y la herejía. Ni podemos permanecer mudos frente a la profanación de un templo, del que, apoderándose por la fuerza, arrojaron a su pastor legítimo y a los sacerdotes que le ayudaban en la administración parroquial.«El día 28, es decir, a los tres días de publicado el edicto anterior, aparecieron en El Universal las declaraciones del Padre Monge, dando a conocer su repudio al movimiento separatista al que he cooperado desgraciadamente -decía- contra mis creencias y e gran respeto que guardo a su Santidad el Romano Pontífice. Terminaba protestando su completa adhesión a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
‘No, no tememos al cisma, porque no dudamos ni un momento de la fidelidad y sumisión de todos los católicos mexicanos y de todo nuestro clero a la Silla de Pedro, al Supremo Pastor de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, una y santa. Y hasta creemos que este mismo triste acontecimiento servirá para encender más la inquebrantable adhesión al Romano Pontífice…’
«Para evitar la venganza de los cismáticos, el padre Monge se ocultó en la ciudad hasta que, poco tiempo después, pudo embarcarse furtivamente para España.
«El epílogo de este drama tuvo lugar en una cama del hospital de la Cruz Roja, en la Ciudad de México, el día 9 de octubre de 1931, fecha en que falleció aquél infeliz que no tuvo sosiego en su vida pero que, a las puertas de la muerte, buscó y obtuvo la reconciliación de la Iglesia verdadera.
«Su retractación (del llamado “Patriarca Pérez”) firmada de su puño y letra, sellada con sus huellas digitales dice así:
‘Abjuro todos los errores en que he caído, sea contra la santa fe, sea contra la legítima autoridad de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, única verdadera. Me arrepiento de todos mis pecados y pido perdón a Dios, a mis prelados y a todos aquellos a quienes he escandalizado con mis errores y mi conducta. Protesto que quiero morir en el seno de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, confiando en la voluntad de Jesucristo N. S., y de mi Madre amorosa la Sma. Virgen de Guadalupe. Creo todo lo que la misma Santa Iglesia nos enseña y exhorto a todos no apartarse de ella, porque es la única arca de salvación. México, octubre 6 de 1931.’[*]
La ejemplar fidelidad del Episcopado y del clero mexicano la Silla de Pedro, y la no menos ejemplar fidelidad y valiente y decidida actuación del pueblo, convirtieron el revolucionario intento de cisma en un rotundo fracaso.
Pero indignada la Revolución siguió más violenta y furiosa la persecución. Expulsión de sacerdotes extranjeros, confiscación de obispados, curatos, seminarios, hospitales, asilos y cierre de conventos.
[*]Antonio Ruiz Facius, La juventud Católica y la Revolución Mexicana
LA REVOLUCIÓN INTENTA FUNDAR IGLESIA CISMÁTICA EN MÉXICO EN 1925 | Ecce Christianus
AL GRITO DE VIVA CRISTO REYSi el movimiento cristero ha revestido carácter religioso no ha sido porque nosotros nos hayamos empeñado de un modo directo a dárselo, sino por la fuerza de las cosas, por una ley de lógica inevitable… y santa, el pueblo, al tomar las armas, no gritó Viva Fulano ni Mengano, sino Viva Cristo Rey, porque a Él ha encomendado el éxito de ese heroico esfuerzo y de Él, no de los hombres, espera la victoria. Esperamos con firmìsima confianza que no han de dejar de seguir invocando a Cristo Rey nuestros libertadores, y estamos ciertos, ciertísimos, de que esos nuevos cruzados, no serán confundidos por invocar al Rey de los Siglos en el momento supremo en que se juegan la vida por reconquistar la libertad de adorarlo. El grito de Viva Cristo Rey no fue resultado de una consigna: brotó de los labios del pueblo creyente, como brota la yerba de los campos bajo la saludable influencia del sol, de la lluvia y de la tierra fecunda…
Ecce Christianus | He aquí el Cristiano. He aquí alguien llamado a batallar
EL CRISTO DE LOS CRISTEROS
En diferentes ocasiones hemos discutido la imagen del Cristo Rey por el que fuimos a la lucha. No faltan opiniones que aceptan un Cristo con los brazos abiertos, pero los Cristeros que le amamos por sobre todas las cosas, comprendemos que nuestros esfuerzos y la sangre de nuestros hermanos fueron insuficientes para que se represente a nuestro Rey triunfante y lleno de majestad de su gloria.
No. Nuestro Cristo, aún carga con el peso de la cruz y ostenta una corona de espinas. Es verdad que viste su manto de púrpura, pero nos parece más el símbolo del dolor y de sacrificio que de realeza, porque se auna con los demás instrumentos de su Pasión santísima.
Si. Nuestro Cristo es el Cristo abrazando la cruz y coronado de espinas porque no supimos en nuestra pequeñez librarlo de las torturas de su pasión: aunque bien lo sabe Él, pusimos en ello todo nuestro amor y nuestra sed de sacrificio. Tenemos que reconocer que nuestro Cristo aún sufre persecución y es escarnecido por la turba desalmada que no sabe comprender las dulzuras de su reino.
En adelante hemos de prometer, animados de espíritu cristero, que nuestra entrega será total y nuestro sacrificio completo a fin de librar a nuestro Rey del peso de su cruz y de su corona de espinas, porque como súbditos suyos estamos obligados a conquistar para Él la apoteósis de su reinado espiritual y temporal en México.Agosto de 1952, Revista David N° 1. Año 1. 2ª Época. México, D. F.Ecce Christianus | He aquí el Cristiano. He aquí alguien llamado a batallar
EL JURAMENTO SOLEMNE EN HIGUERILLAS
Los rostros de aquellos hombres, tostados por el sol y curtidos por la rudeza de la vida, estaban radiantes de contento. Dionisio Eduardo Ochoa, el jefe libertador, y Miguel Anguiano Márquez les dirigieron la palabra haciendo vibrar aún más sus almas con sano y viril entusiasmo cristiano. Se les habló de sus deberes, de su alta y noble misión y de la grande gloria de trabajar y sufrir por Jesucristo. Después fue recitado el Símbolo de la Fe y luego, en coro, el solemne juramento, con la fórmula con que ya algunos lo habían hecho en Caucentla. El acto terminó, como es natural, en medio de un entusiasmo desmedido y entre los vivas de aquellos nuevos Macabeos: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Viva el Papa! ¡Viva el Ejército Nacional Libertador!, gritaban con potente voz aquellos hombres, cuyo eco repetía la montaña.
Ecce Christianus | He aquí el Cristiano. He aquí alguien llamado a batallar
Martes, 8 de febrero de 2011
Antonio Estrada: Rescoldo
Cuando apareció esta novela en 1961, casi nadie en México reparó en ella, entre otras razones porque trataba un tema tabú en el país: la guerra de los cristeros. Una de las pocas voces independientes fue la de Juan Rulfo, el genial autor de Pedro Páramo, que llegó a decir de ella que "era una de las cinco mejores novelas mexicanas del siglo XX. No sé cuáles serían las otras cuatro para él, quizás la misma Pedro Páramo, con la que Rescoldo tiene algunos contactos. En cualquier caso, poco a poco, cincuenta años después, se está revindicando la epopeya novelada de su protagonista, el coronel Florencio Estrada, y la de su familia.
El libro es obra autobiográfica de un gran escritor poco conocido, Antonio Estrada, hijo del protagonista y testigo de las peripecias en las que participó junto a su padre, siendo él mismo un niño. Para que se entienda mejor toda la intriga, debe conocerse su contexto histórico. En 1926 gran parte del campesinado mexicano se alzó en armas contra las medidas anticlericales del gobierno revolucionario del presidente Calles. A lo largo de tres años los rebeldes combatieron al ejército federal, hasta que la jerarquía católica, alarmada por los excesos de uno y otro bando, negoció un acuerdo con las autoridades. Sin embargo, aunque los cristeros (así se llamaba a los alzados), dejaron el combate, el gobierno alentó en los años siguientes la persecución selectiva de sus líderes, contraviniendo de esta forma los arreglos de paz.
Así las cosas, en 1934 unos cuantos comandantes cristeros, hartos de que se les cazase como a conejos, volvieron a las armas. Este suceso, conocido como la segunda Cristiada, es el marco histórico en el que se desarrollan los acontecimientos de Rescoldo. Florencio Estrada fue uno de esos caudillos históricos que se levantaron por segunda vez y pagaron con la vida su lealtad a Cristo Rey y la "Gualupita", enfrentándose con su decisión a políticos y eclesiásticos.
Con un estilo lacónico y expresivo, el relato presenta la vida cotidiana de una familia numerosa, la de Florencio, abocada a vivir en medio de una sierra agreste y llena de peligros. De un lado, las serpientes, el hambre, las enfermedades; de otro, los disparos de los soldados que persiguen tanto a Florencio y a sus hombres, como a los niños y mujeres indefensos que van con ellos. Florencio no quiere dejar a su mujer y sus hijos pequeños por temor a que los maten si los deja en su casa. Toda la novela exalta hasta lo gigantesco los valores familiares. De entre todos los personajes, sobresale la figura de la madre, Lola Muñoz. En torno a ella giran los niños, los soldados cristeros y, por supuesto, su marido enamorado. Muchas son las escenas conmovedoras vividas con un heroísmo trágico: la primera persecución a balazos de los niños y sus mascotas animales entre riscos y arbustos; el infarto de la madre, al esconderse de sus propios hermanos que también la buscan para matarla por cristera; las despedidas entre besos y sollozos antes de los combates.
Un aviso: el gran obstáculo para la lectura actual de Rescoldo es el entreveramiento del castellano con el habla indígena y los numerosos localismos que pueblan el texto. Para remediar la comprensión de algunos pasajes, la edición viene acompañada de un utilísimo aparato de notas y un glosario final a cargo de Ángel Arias, autor también una introducción imprescindible.
Rescoldo es una novela importante, pero exigente. Crea un lenguaje único, a veces dotado de una fuerza poética torrencial, pero hay que entrar en él con ilusión. Estrada no sólo quiso recordar la historia olvidada de unos perdedores ejemplares, sino también conseguir una obra de arte que reclamaba un lenguaje singular, plagado de los términos cercanos al mundo que describía. Quizás la mejor manera de leerlo sea aceptar el valor evocativo de sus palabras. Sólo así se empezará a conocer y a disfrutar de una de las mejores novelas mexicanas, Rulfo dixit.
Antonio Estrada: Rescoldo, ed.de Ángel Arias, Madrid, Encuentro, 2010.
Fuente:
Lector consentido: Antonio Estrada: Rescoldo
Última edición por Mexispano; 28/11/2013 a las 04:10
VIERNES 23 DE JUNIO DE 2000
* Sostiene Lorena Díaz, autora de un libro acerca del compositor
Miguel Bernal Jiménez fue un cristero no violento de la música
* Comienza el festival de Morelia en el que se le rendirá homenaje a 90 años de su natalicio
* Más que por su repertorio sacro, trascendió con sus obras profanas, dice la investigadora
Angel Vargas
* El compositor Miguel Bernal Jiménez (1910-1956) permanece en las sombras de la historiografía de la música mexicana, aunque no al extremo de la marginalidad, como sí lo está el movimiento que encabezó: el nacionalismo sacro.
Lorena Díaz Núñez es determinante al sustentar que el músico michoacano ocupa un espacio reducido en la historia oficial del arte sonoro debido a sus convicciones religiosas y políticas ųmilitó en el PANų, que en lo artístico tuvieron una de sus expresiones en la música sacra.
''Bernal Jiménez fue una suerte de cristero no violento de la música. Esto puede sonar un poco fuerte y arriesgado, pero fue muy aguerrido y luchó por la música sacra y la defendió a toda costa", afirma la investigadora, quien tras casi 10 años de trabajo presentará el día 28 su libro Miguel Bernal Jiménez: catálogo y otras fuentes documentales, como parte del homenaje que el decimosegundo Festival Internacional de Música de Morelia que hoy comienza rinde al creador por el 90 aniversario de su natalicio.
El artista coincidió en el tiempo con la época nacionalista, pero los principios de su educación católica lo llevaron a organizar un movimiento paralelo al que la especialista denomina nacionalismo sacro y que ocurrió entre 1939 y 1956, con fuerte arraigo en provincia.
Seguidor de preceptos papales
Explica Lorena Díaz que el nacionalismo sacro fue consecuencia de un proceso que comenzó con el Motu proprio, de Pío X, documento emitido en 1903 que alentaba la creación de obras litúrgicas con elementos regionales de cada país. ''Esta inquietud del Papa tuvo su origen en el siglo anterior al considerar que la música sacra estaba en decadencia y su convicción era que la espiritualidad podía fomentarse con música de alta calidad, adecuada a los servicios litúrgicos".
Tras cinco años de estudios de composición sacra, órgano y canto gregoriano en Italia, Bernal Jiménez cuyo ''ideal era ser apóstol de la música sacra" regresó al país y continuó con los preceptos papales, apunta. La conciliación que se dio entre Estado y la Iglesia luego de la guerra cristera y que propició un movimiento de tolerancia, el modus vivendi (1938-1950), favoreció su labor al irrumpir, ya sin ninguna traba, el nacionalismo sacro.
Adscrita al Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musicales (Cenidim) Carlos Chávez, la investigadora resalta que si bien lo sacro ocupa parte importante en el repertorio del creador, éste es reconocido y ha trascendido más por sus obras profanas, que se ajustan a inquietudes similares a las de sus contemporáneos más célebres, como Blas Galindo y José Pablo Moncayo. ''Fue un nacionalista no sólo sacro".
El libro sobre Bernal Jiménez estaba planeado como un solo volumen en el que se concentrarían vida y obra, pero la vastedad de material que recopiló Lorena Díaz la obligaron a dividirlo en cuando menos dos tomos más.
Coeditado por el Cenidim y el Conservatorio de las Rosas ųinstitución encargada de la organización del Festival Internacional de Música de Moreliaų, este volumen está constituido por una cronología; el catálogo total de la obra, integrada por 251 títulos, una fonografía (con 92 registros) y la bibliografía de él y acerca del compositor.
De la anécdota a la visión idílica
Este es el primer libro acerca de Bernal Jiménez, desde el punto de vista musicológico, porque hubo otros intentos pero no tan rigurosos. ''La vida y la obra del músico se han prestado para la anécdota, a los recuerdos, a la visión idílica", dice.
La investigadora afina los últimos detalles de la biografía, así como de una antología con los escritos del creador del Himno de los bosques (que dejó inconclusa y culminó el compositor Manuel Enríquez, su alumno). Y menciona, por cierto, la posibilidad de emprender una iconografía. Lorena Díaz enfatiza que aún hay mucho por hacer sobre el compositor, organista, director de coro y orquesta, escritor y musicólogo que fue Miguel Bernal Jiménez. Su libro, dice, sólo es el primer paso, ''no para descubrirlo sino para difundirlo".
Miguel Bernal.jpg
Fuente:
cul1
Última edición por Mexispano; 24/05/2014 a las 06:28
Algunas obras de Miguel Bernal Jiménez
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores