Pilotos de Malvinas
“Vos cumplí con tu deber, que a nuestros hijos los cuido yo”. Carta de la esposa de un piloto argentino, año 1982.
El combate aéreo está en su apogeo. El teniente Maverick realiza un viraje cerrado y encuadra un avión hostil en su ángulo de tiro. Dispara un misil Sidewinder que se cobra su presa, se seca la transpiración de su rostro y emprende el regreso pensando en la joven y rubia instructora con la que está saliendo.
Luego el director dice “Corte, se imprime”, se abre la cabina que en realidad sólo es una consola situada en un estudio de filmación y una maquilladora prepara al actor Tom Cruise para la próxima toma.
Ahora, la guerra y los héroes de verdad. El líder de escuadrón ha anunciado que mañana saldrán de misión. Esa noche nadie puede dormir. Piensan en sus familias, algunos tratan de escribir unas líneas, otros se hacen reproches que normalmente no se harían. “Qué tonto, haber discutido con mi mujer porque puso en la mesa pan del día anterior”. Fervorosos, se encomiendan a Dios: Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo...
En el cielo, donde se definirán la victoria o la derrota, la vida o la muerte.
Repasan los detalles de la operación en el pizarrón, corren a descolgar sus cascos, encienden sus motores y despegan de alguna base ubicada en el extremo sur de la Argentina continental para atacar al portaaviones HMS Invincible.
Saben que las posibilidades de volver son escasas. Los modernos buques de la Armada Real están defendidos por sofisticados sistemas antiaéreos como los Sea Dart y Sea Wolf que prometen una muerte supersónica a cualquier blanco que detecten los radares. Es muy probable que también deban lidiar con los Harriers embarcados en los portaaviones enemigos. Antes de la aproximación final al objetivo deben hacer un reabastecimiento en vuelo y luego tendrán una fracción de segundo para soltar las bombas y elevarse, ya que estarán en el límite de su radio operativo. Sencillamente no habrá tiempo ni combustible para enfrentar a los aviones británicos, y si eso sucediera, éstos están armados con la versión más nueva de Sidewinder, que puede ser disparado desde cualquier ángulo. Los nuestros son menos precisos y suelen confundir al sol con el calor emitido por un blanco real.
Reescribiendo los manuales de guerra aeronaval, los pilotos argentinos vuelan a ras del mar para evitar ser detectados, visualizan las siluetas de los buques ingleses, y entonces todo sucede rápidamente.
Ver explotar el avión del compañero de habitación, ser alcanzado y eyectarse en combate aéreo, la euforia –que no se parece a la felicidad- al ver una fragata enemiga hundiéndose, la alegría de volver a tierra y seguir con vida, el nudo en la garganta al enterarse de que el padrino de bautismo del nene no volvió, el cumplimiento de las promesas a los camaradas para ese caso que nadie quiere mencionar, el orgullo de pintar la silueta de un buque inglés en la nariz del avión... En fin, la agonía y el éxtasis.
¿Contra quién luchaba la Argentina? Contra la tercera potencia bélica del mundo, el Imperio Británico. Contra los norteamericanos y su socorro logístico ofreciéndole al enemigo extracontinental una base en la Isla de Ascensión además de 100 letales Sidewinder. Contra Francia y su negativa a entregar los misiles Exocet previamente pagados por la Argentina. Contra toda la OTAN. Contra la Comunidad Económica Europea, que apoyaba a su socio. Contra esa estructura supranacional de política clientelar llamada Commonwealth, cuyos representantes en la ONU se hallan siempre bien dispuestos a olvidar todos los crímenes cometidos por el colonialismo a cambio de un plato de lentejas. Contra la hipocresía abstencionista de otro imperialismo, el soviético. Contra Chile y la valiosa información sobre el movimiento de nuestros aviones que entregaba a los británicos.
¿Y la Argentina, qué tenía para enfrentarlos? Un centenar de cazabombarderos vetustos en su mayoría. A Jesucristo. Y a ellos.
A los pilotos de caza de la Fuerza Aérea y la Aviación Naval, a los pilotos de transporte que burlaban el bloqueo para prolongar la resistencia de las islas, a los del escuadrón Fénix que volaban aeronaves civiles desarmadas para servir de señuelo, a los incansables armeros, controladores de vuelo y demás personal de tierra, a todos ellos va nuestro homenaje.
Luego de Obligado escribió San Martín: “Los interventores habrán visto (...) que los argentinos no somos empanadas que se comen sin más trabajo que el de abrir la boca”.
El enemigo secular ha vuelto a probar nuestro acero. Otrora el de nuestros sables, tacuaras y bayonetas, y en 1982 el de nuestras bombas y misiles que hicieron tambalear el tridente de Albión.
Dios nos haga merecedores de habitar el mismo suelo que estos hombres.
Buques perdidos (hundidos o destruídos): (1)

Buques fuera de combate (inactivos): 8
Submarino clase Oberon (S-21) HMS Onyx (accidente operacional)
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-174) HMS Alacrity
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-185) HMS Avenger
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-173) HMS Arrow
Fragata clase Leander (F-56) HMS Argonaut
Crucero Liviano clase County (D-18) HMS Antrim
Crucero Liviano clase County (D-19) HMS Glamorgan
Destructor Tipo 42 clase Sheffield (D-88) HMS Glasgow
Buques averiados de consideración (casi inactivos) : 5
Fragata Tipo 22 clase Broadsword (F-90) HMS Brilliant
Fragata Tipo 22 clase Broadsword (F-88) HMS Broadsword
Fragata Tipo 12 clase Rothesay (F-126) HMS Plymouth
Fragata Tipo 21 clase Amazon (F-172) HMS Ambuscade
Buque Logístico de Desembarco (L-3029) RFA Sir Lancelot
Buques averiados: 10*
*Portaviones Liviano (R-05) HMS Invincible y Portaviones Liviano (R-12) HMS Hermes (se desconoce si han sido tocados por la Aviación Argentina)
Destructor Tipo 42 clase Sheffield (D-89) HMS Exeter
Buque de Asalto Anfibio (L-10) HMS Fearless
Buque Auxiliar de Apoyo clase Tide (A-76) RFA Tidepool
HMS Sir Bedivere
HMS Yarmouth
RFA Norland
Dos naves no identificadas (lanchones de desembarco)
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