Revista FUERZA NUEVA, nº 566, 12-Nov-1977
Rueda de prensa convocada por FUERZA NUEVA el 31 de octubre de 1977 (Extractos)
(…) P. Yo quería hacerle dos preguntas, don Blas. La primera es si los militantes de FUERZA NUEVA, por algún lado, se ha sabido que están armados con armamento prohibido", y, en segundo lugar, si la ejecutiva del partido sabe de las licencias que tienen algunos militantes de FUERZA NUEVA.
R. En primer lugar, quiero que me diga usted las pruebas a que acaba de aludir diciendo que “se ha sabido que los militantes de FUERZA NUEVA tienen armamento prohibido. Si existiese armamento prohibido en manos de militantes de FUERZA NUEVA parece lógico que a petición del jefe superior de Policía de Madrid y del gobernador civil, el registro que se practicó últimamente en nuestro domicilio buscase armas prohibidas, y no armas como porras, palos, cascos y escudos, cuya tenencia no es ilícita pues no existe ningún precepto en el Código Penal que configure esa tenencia como delito o como falta. (…)
La orden, el mandamiento judicial que tenemos en nuestro poder y que podemos exhibirle, no dice que se busquen armas de tenencia ilícita, sino dice simplemente que se busquen porras, palos, cascos y escudos (…)
Y aquí no ha pasado nada, efectivamente, porque ni se han encontrado armas de fuego sin licencia, ni tampoco se han encontrado las porras, los palos, los cascos y los escudos cuya tenencia es perfectamente lícita. Usted puede tener conforme al ordenamiento jurídico español, magníficas facas de Albacete de dieciséis muelles. No pasa nada, porque tener una navaja, o un arma blanca, o un sable, o un espadín, eso no es delito en nuestro Derecho. Si con ella se ha cometido un delito, será el medio, el instrumento con que se ejecuta del delito, pero la tenencia en sí no es delictiva…
(…) Nosotros no rechazamos la violencia en términos absolutos. Seguimos el pensamiento y la doctrina tradicional de la Iglesia católica y, en política, el pensamiento de José Antonio. La violencia, como sistema permanente de acción, la repudiamos. La violencia por la violencia, como la acción, cuando no responde al pensamiento, son pura barbarie. Pero hay situaciones extremas y límites en que por razones, incluso de caridad para con la Patria o para con el prójimo, es necesario utilizar la violencia. Creo que en San Agustín encontrará usted un tratado perfectamente claro sobre la legitimidad de la violencia. (…)
P. Veo detrás de usted el retrato de don Francisco Franco y no veo ningún retrato de don Juan Carlos I. ¿Significa eso que FUERZA NUEVA no está conforma con la actual institución del Estado español?
R. FUERZA NUEVA tiene una declaración programática en donde se dice que nosotros, de acuerdo con la ideología, que hemos recogido de la ideología de la Cruzada, queremos una Monarquía tal y como está definida en la Ley Orgánica del Estado, que yo sepa, todavía (1977) no derogada. Conforme a esa Ley Orgánica del Estado, España se constituye políticamente en Monarquía, y esa Monarquía tiene unos calificativos o apellidos: es una Monarquía católica, tradicional, social y representativa. Creemos que la Monarquía que en este momento rige los destinos de España no es esta Monarquía sino que es una Monarquía liberal. Somos monárquicos de la Monarquía tradicional, pero no somos monárquicos de la Monarquía que estamos viendo, que es, a nuestro juicio, claramente, como se ha definido, una Monarquía moderadora, arbitral y, por consiguiente, liberal en la que el Rey reina y no gobierna.
P. A veces se ha definido a FUERZA NUEVA con intención peyorativa, como un partido de ultraderecha, como un partido fascista (…) ¿Usted considera correctos estos dos calificativos referidos a FUERZA NUEVA?
R. Los dos calificativos son totalmente incorrectos. Tratan de desfigurar la verdad y se utilizan como un arma dialéctica en esta guerra de las palabras que estamos viviendo. (…) En primer lugar, porque el fascismo, que es un fenómeno italiano, que tiene todos mis respetos y toda mi admiración, cumplió con su destino histórico, y fruto y consecuencias de sus errores, desapareció prácticamente del escenario político italiano.
En cuanto a la ultraderecha, nosotros estamos tan a la ultraderecha que nos hemos salido de ella. Es decir, si nosotros repudiamos el sistema liberal, no podemos aceptar, ni podemos ubicarnos ni en la derecha ni en la izquierda ni en el centro, porque esta terminología responde a la aceptación previa del sistema liberal en que caben estos sectores políticos. Nuestro entendimiento de la vida política española y de España como unidad, en la que se integran los distintos grupos, que no hacen un pacto social, sino que se mueven y caminan a partir de unos principios fundamentales esenciales, nos impide aceptar esa clasificación, e incluso incluirnos en cualquiera de ellas.
Esto no quiere decir que FUERZA NUEVA no sea un movimiento de signo nacional, que no nacionalista, porque el nacionalismo supone convertir a la Patria en una categoría superior y preferente a las demás naciones, cuyo propio destino y cuya propia idiosincrasia y soberanía nosotros, naturalmente, respetamos. FUERZA NUEVA es un movimiento nacional, pero no es un movimiento fascista ni tiene por qué serlo, aunque respetando, como digo, porque no me duelen prendas, todo lo que de positivo hubo en el fascismo italiano. FUERZA NUEVA no es, pues, un movimiento no ya de ultraderecha, sino ni siquiera de derecha, toda vez que sus concepciones políticas responden a distintos planteamientos de los del sistema liberal.
P. Por favor, su opinión, ¿podría darnosla sobre Tarradellas y sobre el proceso que lleva España de autonomías?
R. El proceso que lleva España es el de su desintegración. A nuestro juicio, constituye un tremendo y profundo error la política de las llamadas autonomías regionales, porque una cosa es la descentralización administrativa -una sola administración llena de agilidad, lo más barata posible, la mínima administración posible, fuerte, competente y ágil- y otra las autonomías regionales que, en definitiva, suponen -aun cuando no llevasen consigo la desintegración inmediata de la Patria- la creación de una serie de gobiernos regionales, planteando a nivel de región todos los problemas de lucha política que ya existen a nivel nacional, con las dificultades que supone coordinar y llegar a pactos, no ya para poner de acuerdo a los partidos políticos, sino para armonizar a los distintos gobiernos regionales, con intereses muchas veces, opuestos y contradictorios. (…)
P. Usted lleva muchos años en la vida política (…), y usted lleva diciendo una serie de cosas desde ese tiempo (…) Sin embargo, da la impresión de que cada vez los acontecimientos van alejándose más de los propósitos y las intenciones de FUERZA NUEVA. ¿No tiene usted desde un punto de vista de lucha personal, la sensación de estar yendo contra corriente?
R. Bueno, verá, en primer lugar, yo no llevo veinticinco o treinta años de lucha política, y si yo he comparecido en la vida pública es por razones que, en este caso, sería prolijo exponer. Comparecí en la vida pública exactamente en 1957, es decir hace veinte años, con un nombramiento como director del Instituto de Cultura Hispánica, cargo de escasa trascendencia política (…) con una misión, más que política, de carácter cultural y orientada hacia el exterior, hacia la comunidad hispánica de naciones. Por consiguiente, son cinco años que se pueden llamar de actividad política y sólo en un sentido muy específico del vocablo. Después de un período de silencio y de reflexión sobre cuáles eran mis obligaciones como español para con mi Patria, en 1967 entré en la lucha política a que usted hace referencia (…)
En estos diez años de vida política activa, usted me pregunta si he tenido la sensación de ir contracorriente. Pues sí, claro que sí, pero es que hay varias corrientes. Una es la corriente de esta vida política menuda, o la asistencia al proceso de erosión de régimen político, desde el Poder, no por la fuerza del adversario, sino por la falta de fortaleza, de vitalidad y de fe de sus grupos dirigentes. Cuando uno lucha contra esta corriente de deserción y fuga por parte de quienes están al frente de una empresa y no creen en ella, esa lucha contra la corriente es muy dura.
Esta corriente adversa se manifestó no en una política de persecución hasta la cárcel con respecto a quien ahora les habla, pero sí de permanente y continua difamación, de intentos de procesamiento, hasta el punto de que yo he estado dos veces en el Tribunal Supremo a instancias, naturalmente, del propio Gobierno de la nación, que instó al ministerio fiscal para que presentase la querella correspondiente, y esta lucha no contra el adversario declarado, sino contra quienes al frente de las instituciones, realmente, nos estaban traicionado es la más dura y desagradable. Creo que los que la hayan vivido, incluso en otro campo ideológico, pueden darse cuenta de ello. Pero no existe sólo esta corriente en contra, también se siente tiene la sensación de ir con una corriente a favor. Cuando uno va en un barco y viene la tormenta, lucha contra la tempestad, pero como al final está la meta, se tiene también la sensación de que la tormenta pasa, de que el tiempo se hará bonancible y de que llegará el instante que el viento soplará a favor. Y esa esperanza hace que, aun luchando contra corriente, se tenga la seguridad de que hay otra que nos favorecerá y que muchos, por desgracia o por falta de fe, no habían visto. Creo, con toda sinceridad, que ahora estamos luchando no en contra de la corriente, sino con un soplo de corriente a nuestro favor. (…)
P. Pero reconozcamos, don Blas, que uno, cuando entra en los locales, en la casa de FUERZA NUEVA, no ve por ninguna parte ningún retrato de Juan Carlos I. Si no hay ese respeto hacia la persona que encarna a la Corona…
R. Bueno, tampoco el respeto que yo le tengo a usted me obliga a llevar su fotografía en el bolsillo. (…)
P. Usted ha hecho hace un momento una relación de una serie de actos de terrorismo en los que, evidentemente, no estuvo implicada FUERZA NUEVA y ninguno de sus miembros. Sin embargo, ha habido otros actos violentos en los que sí han estado implicadas personas que, cuando menos, pertenecieron a FUERZA NUEVA. Al menos, la explicación siempre ha sido esa: “Estos señores ya no militan”. ¿Se puede establecer tan nítidamente una frontera entre quien es militante y quien no es militante de FUERZA NUEVA?
R. Un momentito, un momentito. Yo me alegro que haga usted esta pregunta, porque sé que estaba en el subconsciente de alguien y me gusta que la saque a relucir. En primer lugar, vamos a señalar los hechos: no se puede comparar los hechos luctuosos y criminales de grupos perfectamente identificados y que se hacen responsables de los mismos, y los reivindican, como ahora se dice -son tan numerosos que saltan a la vista-, frente a un hecho totalmente aislado como fue el que usted alude, el asesinato de los llamados abogados laboralistas.
Para concretar, ése es el tema. Bien. En estos hechos no ha habido ninguna persona que haya sido militante de FUERZA NUEVA, entre otras razones, porque nosotros somos partido político desde una fecha reciente. Antes no había militantes de FUERZA NUEVA. Podía haber personas que tuviesen simpatía por esta casa, que la hayan frecuentado en alguna ocasión, que hayan asistido a algún acto público, a alguna conferencia. Sólo ahora podemos decir: “Este señor es militante o no es militante”. Esto se puede decir perfectamente, puesto que los partidos políticos están directamente controlados por la Administración y hay un libro de registro de militantes, y, por consiguiente, el que está registrado es limitante y el que no, no es militante.
Ayer me preguntaba una periodista: “¿Qué dice usted de los militantes incontrolados de FUERZA NUEVA”? “Mire -le expliqué- si son militantes de FUERZA NUEVA no son incontrolados y si son incontrolados no son militantes de FUERZA NUEVA”. La cosa es evidente. (…) El hecho de que uno de ustedes salga de aquí y robe al ciego de la esquina no quiere decir que yo le haya dado esa orden ni que sea un militante de FUERZA NUEVA. Cuando ocurrió el asesinato de los abogados laboralistas hubo una campaña de prensa muy dura para mí, en la que poco menos que se me hacía, si no el ejecutor del delito, el instigador, el promotor, el que había tejido todos los hilos de hecho tan reprobable. Campañas dolorosas para mí y alejadas de la realidad.
Supongamos, sin embargo, que este crimen haya sido (todavía no hay sentencia, y, por consiguiente, el asunto se encuentra “sub iudice”) realizado por las personas detenidas; qué relación tuvieron con FUERZA NUEVA como partido político? Ninguna. Entre otras cosas, porque el partido político no existía (…) ¿Que han estado en un acto? ¿Por qué no? Uno de ustedes, que está aquí, en este acto, puede mañana matar a su padre político. ¿Qué quiere usted que yo le haga? Eso es todo lo que hay. En cualquier caso, tenga usted la plena y absoluta seguridad de que FUERZA NUEVA detesta este tipo de procedimientos, cualquiera que sea la razón que se alegue para justificarlos. Cosa, además, que hemos dicho públicamente, y no nos duelen prendas. Es decir, la lucha política hay que llevarla, si es política de verdad, si no son ajustes de cuentas de otro tipo, con nobleza, con dignidad; y nosotros repudiamos de una forma solemne, clara, pública y rotunda el ejercicio de la villanía de cualquier signo para la lucha política (…)
P. El porvenir del país, aunque ya otros compañeros han hecho la misma pregunta…
R. Bueno, si por país entendemos España, yo considero que, mientras siga en las manos en que está y con los planteamientos conocidos, lo veo francamente mal, muy mal. Y porque lo veo muy mal, y como creo que España todavía sigue existiendo y viviendo en el alma de muchos españoles, los reactivos se producen. En el congreso de F. N. poníamos como ejemplo el de la cera y el muelle. La cera es un material inerte, y cuando una plancha de acero cae sobre la cera, como es la que está presionando, a nuestro juicio, en este momento, a España, la cera se aplasta y no reacciona, porque es materia muerta. Pero cuando esa plancha de acero aplasta un muelle, cuanto más le aplasta, más actúan los resortes. Nuestra misión consiste en liberarnos de algún modo de la plancha para que el muelle salte. Yo creo que el muelle ya ha empezado a reaccionar.
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Bien, sepan ustedes, pues, de todo corazón se lo digo, para alejar los prejuicios: podemos tener ideas muy distintas, pero las personas portadoras de esas ideas tienen todo nuestro respeto. Una cosa es que nosotros no compartamos las ideas que ustedes defienden o que defienden sus medios de comunicación social y que estemos frente a ellas, y otra que el hombre que representa esas ideas no merezca nuestra consideración. Hacemos esta distinción entre ideología y persona. La persona siempre será bien recibida en esta casa, cualquiera que sea la ideología de que sea portadora. ¿De acuerdo?
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