Revista FUERZA NUEVA, nº 527, 12-Feb-1977
Institucionalización
A la vez que asistimos a un proceso de desinstitucionalización desde las instituciones, asistimos a otro paralelo de institucionalización desde la oposición. Desde la oposición al régimen del 18 de Julio, para entendernos, porque oposición, oposición en el sentido estricto, tiene uno la impresión de que lo somos todos. Se están institucionalizando, al menos a nivel de negociación, cosas que parecían no hace mucho tan poco institucionalizables como el Partido Comunista, la bandera separatista y la amnistía de los asesinos.
Pero lo que, sobre todo se está institucionalizado, a nivel de oposición, es la doble conciencia. Antes había cierto pudor en reconocer el sectarismo como norma ética. Ahora ya se ha perdido, como se ha perdido en tantos otros aspectos de la vida nacional. Igual que en los quioscos ha aparecido una pornografía impresa, en los políticos ha aparecido una pornografía doctrinal. Para decirlo de una vez, no sólo no procuran taparse las vergüenzas, sino que los exhiben. Adoptar posturas cínicas, farisaicas amorales, resulta tan rentable para algunos políticos como para algunas mujeres dejarse retratar en cueros vivos.
Ejemplo: la amnistía. Venga de pedirla, esgrimiendo conceptos nobles. Que si razones humanitarias, que si las necesidades de reconciliación nacional, que si la generosidad del gobernante… Hasta que unos desconocidos matan a tiros a unos abogados comunistas. Entonces se acabó la amnistía. Los asesinos, al paredón. Y lo piden los mismos que siguen pidiendo amnistías para los que han asesinado guardias, policías, alcaldes, industriales y taxistas, que, por lo visto, eran de peor condición humana que los muertos comunistas. Hasta ha habido un ilustre demócrata que ha dicho que no puede responder a la pregunta sobre la amnistía de los autores de los asesinatos de comunistas en Madrid... hasta que no sepa quiénes son los inductores. No son el hecho, ni siquiera la condición de las víctimas, la razón humana, jurídica o ética del perdón pedido, sino la filiación política de los asesinos. La vergüenza ha quedado institucionalizada y no sabemos si bendecida.
Juan NUEVO
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