Re: Cabra, 1938: el Guernica de la República
Dejando de lado las fantasías rojo-separatistas sobre Guernica y su famoso bombardeo, por explotado hasta el aburrimiento -otro mantra-, y dejando de lado que era la sede del gobierno separatista vasco, la realidad es que al mando nacional no le interesaba su destrucción en modo alguno. No se trata de sostener cuestiones imposibles, por ejemplo sentimentaloides como hacen siempre con sus tripas los que hiperbolizan el asunto, no, para nada, al mando nacional le interesaban dos cuestiones: una derrotar el frente separatista y hundirlo para poder así enviar tropas a otros frentes y, dos, esto otro:
Redireccionamiento GA
De aquí salían a diario armas y munición de artillería y fusilería destinada a las tropas rojas y las de los gudaris. Y el mando nacional tenía mucho interés en conservar intacta esta fábrica para aprovechar su potencial en favor propio. El bombardeo obedeció a otras decisiones y causas. Es peculiar que en todo el texto del enlace no se haga ni una sola mención a la misión que tuvo la fábrica durante la guerra.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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