Respuesta: ¡Edad Media, Edad Media!
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DON COSME
Harás bien. En cuanto a las reseñas. Bueno, sabes que hay colectivos incapaces de la más mínima autocrítica, y también es cierto que uno de los personajes de las obras es un inquisidor... Bernardino de..., no me acuerdo. Y claro, ya te puedes imaginar por dónde van los tiros.
Es Guillermo de Baskerville, pero ¿a que te recuerda a Bernardo de Claraval? El problema de esta novela, Hyeronimus, es que fue escrita para un público culto, formado, no para esos absorbedores de "best sellers" compulsivos de todo lo que huela a moda, por ejemplo las birrias del tal Dan Brown. Y es que Humberto Eco es mucho pensador, mucho literato, incluso para unos pésimos críticos, que son de bajo perfil, a los que se les notan sus filias y fobias. En esta novela lo que queda claro es que en la Edad Media si bien hubo situaciones nada edificantes (hoy en día tenemos todo un museo de los horrores actuales), también sabían cómo poner coto, algo de lo que hoy se ha perdido el norte.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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