Envidia sana tengo de todos aquellos que han podido estar a los pies de la Santina, y de respirar el aire de aquellos frescos valles. AQUELLA TIERRA QUE NO PISÓ MORO, y que tan sagrada debería ser par TODOS los iberos.
Prometo que algún día me postraré bajo ella y rezaré por España y por todos vosotros.
¡Viva Cristo Rey!
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