Justamente, si faltan páginas intermedias (o párrafos intermedios por omisión involuntaria en la edición) es muy posible atribuir a una persona lo que corresponde a otro cuyo testimonio vendría después con su nombre y apellido. En nuestro medio, donde las editoriales suelen ser bastante artesanales (sin correctores, de correctores, de correctores), es un error bastante común.
No sé con exactitud porque debería tener el libro en mis manos. Sólo intenté encontrar otra posible explicación que no fuese conspirativa. A veces las respuestas son más simples y se deben a errores involuntarios sin malicia de por medio. Errare humanum est.
Marcadores