LOA DE LAS CARACTERÍSTICAS ESPAÑOLAS:
- HOMBRES
ESPIRITUALIDAD DEL ALMA RACIONAL:
73
“Rogámoste que nos digas en qué lugar puede estar contenida el alma. Si la contuviera el cuerpo, de mejor calidad sería el cuerpo continente que el alma contenida... Pero es absurdo decir que el cuerpo supera en excelencia al alma; luego el alma es la que contiene, y el cuerpo lo contenido.
Si el alma rige y vivifica el cuerpo, tiene que contenerle. Y no está limitada por el cuerpo que contiene, a la manera del odre lleno de agua... Está toda interior, toda exteriormente, tanto en la parte mayor del cuerpo como en la menor. Si tocas con el dedo una extremidad del cuerpo, toda el alma siente. Y siendo cinco los sentidos corporales, ella no está dividida en los sentidos: “toda oye, toda ve, toda huele, toda toca, toda gusta”, y cuando mueve el cuerpo de su lugar, ella no es movida.
Y por eso distinguimos bien tres naturalezas: la de Dios, que ni está en tiempo ni en lugar; la del espíritu racional, que está en tiempo, mas no en lugar; la de la materia, que está en lugar y en tiempo.
Pero acaso se replicará: “El alma no puede existir fuera del cuerpo: su cantidad está limitada por la de éste”.
Según eso, sería cada cual más sabio, según fuera más alto y desarrollado de miembros. Pero vemos que no sucede así, porque la cantidad del alma no se mide por la del cuerpo.
Si el alma es de la magnitud del cuerpo, ¿cómo siendo tan pequeña encierra tan grandes ideas? ¿Cómo podemos contener en la mente las imágenes de ciudades, de montes, de ríos, de todas las cosas creadas del cielo y de la tierra? ¿Qué espacio hay bastante grande para el alma, cuando ella abarca y compendia tantos espacios?
Pero como no es cuerpo, contiene de un modo (“local no inlocaliter”) todos los lugares. Si un vaso está contenido en otro vaso, el menor será el de dentro, el mayor el de fuera. ¿Cómo, pues, el alma, que tantas grandezas encierra, habría de ser menor que el cuerpo?
Por eso afirmamos que el alma tiene “alguna” cualidad, pero no cantidad; y Dios, ni cantidad ni cualidad. Como el alma no es igual a Dios, tiene cualidad; como no es cuerpo, carece de cantidad.
Y creemos con la santa fe católica, que Dios, ser incorpóreo, hizo unas cosas incorpóreas y otras materiales, y sujetó lo irracional a lo racional, lo mortal a lo inmortal.”
CARTA DE LICINIANO Y DE SEVERO, (OBISPOS DE CARTAGENA Y MÁLAGA) AL DIACONO EPIFANIO.
CARACTERÍSTICAS DEL PUEBLO GODO:
74 “...(67) Los pueblos godos son por naturaleza constantes, prontos de ingenio, fiados en la conciencia de sus fuerzas, de grandes arrestos corporales, osados por su prócer estatura, magníficos en su atuendo y en sus gestos, prontos al combate, duros en soportar las heridas conforme canta de ellos el poeta: “Los Getas menosprecian la muerte haciendo gala de sus heridas”. Tan grandes guerras sostuvieron y tan estupenda fue la fortaleza de sus insignes victorias que Roma misma, vencedora de todos los pueblos, se sumó a los triunfos de los godos sometiéndose al yugo de su servidumbre, y la señora de todas las naciones llegó a servirles de criada.
(68) Les temblaron todas las gentes de Europa, y ante ellos cayeron las defensas de los Alpes. Y la tan decantada barbarie de los vándalos huyó despavorida, no tanto de su presencia como sólo de su renombre. Los alanos fueron aniquilados por el empuje de los godos. Y los suevos, hasta la fecha arrinconados en los picos inaccesibles de los confines de España, acaban de ver su fin en poder de las armas godas, y se vieron privados del reino que poseyeron descuidadamente mucho tiempo, con pérdida todavía más desidiosa y torpe, aunque es mucho de admirar cómo le conservaron hasta ahora en que le perdieron sin intentar resistencia.
(69) Mas, ¿quién será capaz de describir la grandeza incomparable de la pujanza goda?, pues mientras muchas gentes apenas si pudieron reinar libres a fuerza de ruegos, diplomacia y dádivas, ellos conquistaron la libertad con su empuje más que pidiendo paz, y cuando se les enfrentó la dura necesidad de pelear, echaron mano de sus propios arrestos más que de ruegos? Son dignos de espectáculo en el manejo de las armas y pelean a caballo no sólo con lanzas sino también con dardos; y no sólo a caballo sino también a pie pelean bravamente; prefieren sin embargo el curso veloz de la caballería; de ahí que dijo el poeta: “Va el godo volando en su caballo”.
(70) Sobremanera les agrada ejercitarse en el tiro de flechas y en la esgrima. A diario celebran justas y torneos. Sólo carecían hasta ahora, en lo que atañe al uso de las armas, del ejercicio del combate naval, que descuidaban; pero en cuanto tomó las riendas del gobierno, por la gracia de Dios, el rey Sisebuto, llevaron a cabo empresas navales, merced a los desvelos del príncipe, con tan acabada perfección y fortaleza y fortuna, que ya no sólo domeñan las tierras sino también los mares con sus armas, y el ejército romano es su tributario, y ve con envidia sirven hoy a los godos tantas gentes y a la misma España.”
SAN ISIDORO, ‘Historia de los Godos’.
FIDELIDAD AL REY:
75
“Del premio de los que son fieles a los reyes.
No sólo es inhumano, sino también injusto defraudar a los fieles del premio; y, por tanto, no teniendo por ingrato el mérito de la infidelidad tanto en las cosas divinas como en las humanas, parece digno que miremos por los fieles del rey por sentencia sacerdotal. Por lo cual, a imitación de lo que en el año primero del cristianísimo príncipe nuestro decretó el Santo Concilio, ninguno de los que obedecieren con fiel obsequio y sincero servicio a las voluntades y mandatos del príncipe, y que de toda intención guardaren su salud, o velaren por ella, no sean por los sucesores en el reino expelidos de la dignidad ni de sus posesiones antiguas por causa injusta, sino que aun ahora debe atenderse a la utilidad da cada uno mediante la discreción del príncipe, en el grado que creyere que son necesarios a la patria; será benigno con ellos, sin faltar por esto a los demás la potestad de la gracia, y que de tal modo se lucren de todas las cosas adquiridas justamente, que tengan libre albedrío para dejarlas a quien quisieren, o a quien su voluntad decretare.
Pero si se mostrare alguno infiel a la cabeza del reino, o inútil para el desempeño de las cosas encargadas por el presente piadosísimo señor nuestro rey Chintila, semejante moderación quede reservada a su clemencia y potestad; pues es una maldad poner en duda el poderío de aquel a quien consta se delegó por juicio más alto el gobierno de todas las cosas. Y si después de su muerte se descubriere que alguno había sido infiel a su vida, carezca de lo que tuviere adquirido por liberalidad suya, debiendo ser confiscado y distribuido entre los fieles.
CONCILIO VI DE TOLEDO (año 638) Canon XIV.
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“EL REY GLORIOSO FLAVIO ÉGICA. –De la fidelidad que ha de prestarse al nuevo príncipe y de la pena de su transgresión.-
Como el príncipe, cabeza del reino, toma el cetro y el imperio por voluntad de Dios, no es pequeña la culpa de aquellos que al principio de su elección tardan en jurarle, como es costumbre, la fe real, o si son de oficio palatino desisten de venir a presentarse al nuevo príncipe.
Más, si algún ingenuo conoce la elevación del príncipe y cuando el que toma (discussor) el juramento llega al territorio donde aquél habita, busca fraudulentamente ocasión de no prestarlo y no quiere obligarse con juramento a conservar la fe real; o aquel que, según dijimos, tuviese oficio palatino y de ninguna manera se presentase ante el rey, entonces la autoridad del príncipe tiene poder absoluto para hacer o juzgar lo que quiera con ellos o con todas sus cosas.
Pero si, impedido por enfermedad o retenido por alguna acción de utilidad pública, no se presentase ante la vista del rey, cuando llegase a su conocimiento, de cualquier manera que sea, el acontecimiento de la elección real, inmediatamente, por su parte, procure comunicar a la clemencia real la causa que le impide cumplir lo dispuesto en esta ley y manifieste su fe y sinceridad.”
LIBER IUDICIORUM, II, I, 7.
LA VIDA Y LA MUERTE:
77
“LXI. En esta vida solamente podemos obrar el bien, porque en la otra ya no se espera la obra, sino la paga de merecimientos.
La vida presente es larga y placentera a los impíos, pero a los ojos de los justos amarga y breve. Y aunque en realidad es breve esta vida, parece, sin embargo, que se hace larga, pues por corto que sea el plazo de tiempo, si para el que vive es corto, para el que ama es, sin duda alguna, largo.
Quien juzga lo largo de la vida presente, no por su duración, sino por su fin, y así cuan efímera es y mísera, acierta a juzgar con provecho. Por cuanto la presente vida se agota por sus mismos pasos, es breve, pues en su mismo aumento perece cuando lo que aparentemente gana mirando al porvenir lo pierde mirando al pasado.
Se demuestra asimismo es breve la vida presente en que no perdura, sino que se acaba. La tela se concluye con hilos, y la vida del hombre con sus días respectivos.
Se pregunta si la vida presente prolongada merece llamarse aumento y no más bien detrimento. Y ¿cómo diremos es aumento lo que por sucesión de las edades viene a parar al menoscabo de la muerte?
Tú que ansías larga vida, brega tras aquella por la que eres cristiano, esto es: la vida eterna, no la presente, a que para enseñarte descendió la vida eterna, o sea Cristo, el Verbo unido a la carne; porque ésta es vida vital, y la presente nuestra es mortal vida.
Conviene muera el hombre al mundo en la carne, para que no muera a Cristo el alma; porque entendemos vive cada quien verdaderamente, si muriendo al mundo, se deleita en vivir en sólo Dios.
Al justo le hastía lo largo de esta vida porque se tarda en llegar a la patria suspirada, y más tarde desecha la fatiga de la vida presente”.
SAN ISIDORO, ‘Sentencias’ Libro III.
78
“XVIII. ...¡Miserable de mí! Me he consumido en el dolor; desfallecieron en el dolor el alma y el cuerpo. La mente es ya vencida, el alma está cercada por el dolor. Sentí muchas cosas intolerables; sufrí muchas cosas acerbas; sobrellevé muchas cosas graves; jamás hasta ahora recibí tan grave y cruel herida; fui oprimido por inopinado golpe; fui herido con instantánea llaga; arrojóme de improviso la calamidad de la vida en tan grande mal; sin preverlo sorprendióme súbita calamidad; me derribaron repentinas contrariedades y muertes.
¿Por qué nací, infeliz de mí? ¿Por qué fui echado a esta miserable vida? ¿Por qué, miserable de mí, vi esta luz? ¿Por qué le salió al encuentro a un miserable la aurora de esta vida? ¡Ojalá hubiera salido de este mundo más presto que entré! ¿Por qué motivo, sea cual fuere, dejaría de existir? Mas ¡ay! que la muerte esperada, ansiada, llega tarde a los míseros. ¡Pueda ya, por fin, morir quien de veras lo ansía! Hastío me da vivir, deseo morir; la muerte sola me encanta. ¡Oh muerte, cuán dulce eres para los miserables! ¡Cuán suave para los que viven amargados! ¡Cuán hermosa eres, muerte, para los tristes y afligidos!
Venga, pues, para el gran mal de la vida, el gran consuelo de la muerte. Sea el término de la vida el fin de tantos males. Dé fin a la miseria el descanso de la sepultura. Y, si no la vida, comience al menos la muerte a apiadarse del miserable.
La muerte pone fin a todos los males, da finiquito a la calamidad, acaba con toda desventura.
La muerte, por lo menos, acude al socorro de los miserables; mejor es morir bien que vivir mal; mejor es no ser que ser infelizmente. Comparados con mis miserias, más felices son los muertos que los vivos.
Os suplico disculpéis mi dolor; excusad, por favor, mi aflicción, dad venia a mi angustia, sed indulgentes con mis dolores; en tan grande aprieto, no os agitéis contra mí.
Pues lamento mis heridas, deploro mi calamidad, lloro la familiar desolación de mi miseria, desolación grande que acarrea el dolor, no puedo, infeliz de mí, consolarme, porque es insoportable mi dolor, infinita mi aflicción.
No sana mi herida, no se secan mis lágrimas, no acaba mi dolor. El alma perdió la confianza, ya no puede sufrir más; vencida por las miserias se ha rendido”
SAN ISIDORO ‘De los sinónimos’ Libro I.
TIPOS:
79
“(Orosio) Es un joven religioso hermano en la Fe, hijo en la edad, compañero en el honor sacerdotal, despierto de ingenio, fácil de palabra, sediento de saber, con el fin de ser un instrumento útil en la casa del Señor”.
SAN AGUSTÍN ‘Epistola CLXVI’ 2.
80
EPITAFIO DE JUSTINIANO, obispo de Valencia (527-548?)
“Pío preclaro doctor, ágil, facundo, Justiniano, célibe sacerdote y pontífice, construyendo templos de nueva planta y restaurando los antiguos, ornato dio con su palabra a las festividades y con su predicación edificó a los pueblos. Institutor de religiosas vírgenes, tuvo prelacía de monjes. Muchas obras dejó escritas, que aprovecharán a todos los siglos venideros. En cierta isla, rodeada por las aviesas olas del mar, puso admirable dique; y excavando en ella el duro peñasco, hizo surgir una fuente de agua. Éste, al morir, dejó por heredero de todos sus bienes al glorioso mártir de Cristo, Vicente, a quien mucho veneró, rigiendo piadosamente la comunidad de su monasterio. Pasó a mejor vida teniendo cincuenta y cinco años de edad, y de episcopado veinte años y ocho meses, debiendo constarse en el número de los santos”.
FITA: Boletín Real Acad. de la Historia, XXXVII, 1900, 512.
81
EPITAFIO DE SERGIO, obispo de Tarragona (519-554?)
“Solemne, magnánimo, ingenioso, docto, aquí descansa en este sepulcro el santo Pontífice Sergio. El cual, restaurando las techumbres del sacro templo, construyó no lejos de la ciudad un cenobio de religiosos santos. Tuviéronle por padre los pobres, por tutor los pupilos. Halló consuelo para las viudas, redención para los cautivos, alimento para los aquejados de hambre. Con las lágrimas de la vida penitente y austera se preservó del pestífero ardor de la concupiscencia. Parco en medio de la abundancia, de todos amadísimo, manantial exuberante de bondad, fue rico para socorrer al menesteroso. Cumplió setenta años de su carrera mortal; y en su religiosa vida, quince de órdenes sagradas, que precedieron a los treinta y cinco de su pontificado.”
FITA: Boletín Real Acad. de la Historia, XXXVII, 1900, 510-511.
82
RETRATO DEL REY RECAREDO
“Núm. 55. – Y conservó Recaredo en paz las provincias que su padre (Leovigildo) ganó en guerra, y las gobernó en justicia y rigió con bondad y mansedumbre. Fue pacífico, manso y de egregia bondad; de tan gracioso rostro era y tal benignidad de ánimo ostentó, que insinuándose en la mente de todos, atrajo hasta a los malos al cariño verdadero a su persona, y tan liberal se mostró que hizo volvieran a sus dueños las riquezas de los particulares y las fincas de las iglesias que la violencia de su padre había adjudicado al fisco; fue tan clemente que a menudo condonaba largamente bondadoso los tributos del pueblo.
Núm. 56. – Enriqueció a muchos con dádivas, a no pocos ensalzó con dignidades, fiando sus haberes a los pobres y sus tesoros a los menesterosos, persuadido le había sido adjudicado el reino para que lo disfrutara ventajosa y santamente, y así alcanzó dichoso fin tras excelentes comienzos; porque al cabo de su carrera selló con pública confesión de penitencia la fe de legítima gloria que abrazó al principio de su reinado. pasó a mejor vida muy tranquilo, habiendo reinado quince años”.
SAN ISIDORO, ‘Historia de los Godos’.
83
INSCRIPCIÓN DE LAS ESTATUAS DE LOS MÁRTIRES TOLEDANOS COLOCADAS POR WAMBA EN LAS PUERTAS DE TOLEDO
“Vos, santos nuestros, salvad siempre bajo vuestra fúlgida égida esta ciudad y su pueblo”.
84
ALABANZA DE SAN ISIDORO
“Tus libros nos han enseñado el camino de la casa paterna cuando andábamos errantes por la ciudad tenebrosa de este mundo. Ellos nos dicen lo que somos, de dónde venimos y dónde nos encontramos. Ellos nos hablan de la grandeza de la patria, ellos nos dan la descripción de los tiempos, ellos nos enseñan el derecho de los sacerdotes y las cosas santas, las relaciones y los géneros de las cosas, la disciplina pública y la doméstica, las causas, los nombres de los pueblos, la descripción de las regiones y los lugares, la esencia de todas las cosas divinas y humanas.
Gloria de España, pilar de la iglesia y gloria esplendorosa que nunca se ha de marchitar.”
‘Patrología latina’ LXXXI, 17; Esp. Sagr. XXX, 221.
85
ELOGIO DE SANTOS VISIGODOS
“Esta cruz señala los cuerpos de los santos hermanos Leandro e Isidoro, gloria del Orden episcopal. Con ellos está también Florentina, su hermana, que consagró a Dios su virginidad. Isidoro ocupa el lugar del medio. Quiénes fueron estos varones búscalo, lector, en sus libros. Allí verás que todo lo dijeron bien, que fueron maravillosamente castos, firmes en la esperanza e e inconmovibles en la fe; que por su doctrina creció el número de los fieles y por su celo volvieron al Señor los que vivían en la impiedad. Mira sus imágenes dibujadas en la altura, y tendrás la convicción de que esos varones sublimes vivirán para siempre.”
‘Versos sobre el sarcófago de San Isidoro y sus hermanos’.
86
LOA A SAN MARTÍN DUMIENSE (515-580)
“Martino servata novo, Gallicia plaude,
Sortis apostolicae vir tuus iste fuit.
Qui virtute Petrum, praebet tibi dogmate Paulum,
Hinc Jacobi tribuens, inde Joannis opem.
Pannoniae ut perhibent veniens e parte Quirinis,
Est magis effectus Galli Sueva Salus“
De VENANCIO FORTUNATO (536-610).
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