Rodrigo, fugitivo y derrotado
(Anónimo.)
Cuando las pintadas aves Mudas están, y la tierra
Atenta escucha los rios Que al mar su tributo llevan,
Al escaso resplandor De cualque luciente estrella
Que en el medroso silencio Tristemente centellea;
Teniendo por mas segura Del traje humilde la muestra,
Que la acechada corona, Ni la envidiada riqueza;
Sin las insignias reales De la majestad soberbia,
Que amor y temor de muerte Junto á Guadalele dejan,
Bien diferente de aquel Que ántes entró en la pelea
Rico de joyas, que al godo Dió la victoriosa diestra ;
Tintas en sangre las armas, Suya alguna, y parte ajena,
Por mil partes abolladas Y rotas algunas piezas ;
La cabeza sin almete, La cara de polvo llena,
Imagen de su fortuna Que en polvo la ve deshecha
En Orelia su caballo Tan cansado ya, que apenas
Mueve el presuroso aliento, Y á veces la tierra besa,
Por los campos de Jerez, Gelboe llorosa y nueva,
Huyendo va el rey Rodrigo Por montes, valles y sierras.
Tristes representaciones Ante los ojos le vuelan;
Hiere el temeroso oido Confuso estruendo de guerra;
No sabe donde mirar, De todo teme y recela;
Si al cielo, teme su furia, Porque hizo al cielo ofensa;
Si á la tierra, ya no es suya, Que la que pisa es ajena :
Pues, si dentro de si mesmo, Con sus memorias se encierra,
Mayor campo de batalla Dentro el alma le apareja,
Y entre sollozo y suspiros Así el rey godo se queja :
-¡Desventurado Rodrigo, Si esto en otro tiempo hicieras
Y huyeras de tus deseos Al paso que ahora llevas
Y á los asaltos de amor No mostraras la flaqueza,
Tan indigna de hombre godo, Y mas de rey que gobierna,
Gozara su gloria España Y aquella fuerte defensa,
Que ya por el suelo yace Y el color trueca á las yerbas!
Amada enemiga mia, De España segunda Elena ,
¡Oh si yo naciera ciego, O tú sin beldad nacieras!
Pedernal fué tu hermosura, Y yo el eslabon y yesca,
Que las centellas cogí En que el mundo se arde y quema.
Fuerza fué la que te hice: Mas tambien mirar debieras,
Que tu beldad poderosa Usó conmigo de fuerza.
Eres mar tempestuoso, Y entendí que Cava eras ,
Mas lo uno y lo otro fuistes, Pues que me acabas y anegas.
¡Maldito sea el punto y hora Que al mundo me dió mi estrella!
¡Pechos que me dieron leche , Mejor sepulcro me dieran!
¡Pagara á la tierra el censo, Y en su soledad durmiera
Con los cónsules y reyes, O con los plebeyos d'ella!
¡Quitárale á la fortuna Carro en que triunfar pudiera ,
Y un Rodrigo para España, Materia de tantas quejas!
¡Traidor conde Don Julian! Si uno solo es el que yerra,
¿Por qué tan injustamente Hiciste comun la pena ?
Matárasme á puñaladas, Pues pudiste , y bien hicieras,
Mas si el traidor es cobarde Jamas hace cosa buena.
No ofendi yo al africano, ¿Por qué africano te venga ?
¡Oh si este agudo puñal Rasgara tus falsas venas! –
Mas iba á decir Rodrigo, Pero las palabras medias
Las arrebató el enojo Y entre los dientes las quiebra.
Cayó muerto su caballo, Y librando de las piernas,
Hizo el arzon almohada Miéntras huyen las tinieblas,
Y diciendo : -Adios, España, Que el bárbaro señorea, -
Junto a su Orelia querido La luz enemiga espera.
( Romancero general.)
|
Marcadores