DEL EPÍLOGO DE " LAS CRUZADAS ", DE HILLAIRE BELLOC
- Gracias al amigo Alan_Breck:
"Es verdad que en el lado espiritual el Islam ha declinado en un factor en el que Occidente no lo ha hecho, y ese es el factor de la energía aliada a y productiva de tenacidad y continuidad de conducta. Pero, por otro lado, en la cosa más importante de todas, Religión, nosotros hemos retrocedido y el Islam en lo principal ha conservado su espíritu. La Europa moderna y particularmente Europa occidental ha perdido su religión, especialmente la doctrina unida religiosa que permea a toda la comunidad y que da fuerza espiritual a esa comunidad.
Hay un completo caos en la doctrina religiosa, donde todavía se conserva doctrina religiosa, e incluso en esa parte de la población europea donde la doctrina única y la definición de Catolicismo sobreviven, sobreviven como algo a lo que el individuo se une, más que la comunidad. Como naciones nos adoramos a nosotros mismos, adoramos la nación. O adoramos algún tipo de sistema económico que creemos que satisfará la justicia social. Aquellos que nos dirigen, y de quienes proviene el tono de nuestra política, no tienen intereses espirituales principales. Su principal interés es el propio beneficio y esto se refleja en las formas externas de gobierno por el establecimiento de la plutocracia.
El Islam no ha sufrido este declive espiritual; y en el contraste entre nuestro caos religioso y las certezas religiosas todavía fuertes a lo largo del mundo islámico- tan vivas en la India como en Marruecos, activas a lo largo del norte de África y Egipto, incluso inflamadas por el sentimiento de represión en Palestina- se encuentra nuestro peligro.
Hemos vuelto a Levante, hemos regresado aparentemente más como señores que nunca lo fuimos durante el tiempo de las Cruzadas - pero hemos vuelto arruinados en la riqueza espiritual que fue la gloria de las cruzadas. El Santo Sepulcro se ha convertido en un pequeño ¿añadido?, el lugar mismo donde se encuentra dudoso a los ojos de una masa de cristianos no instruidos. Belén y Nazaret se controlan, pero no porque fueron la cuna de la Divinidad. Damasco se controla, pero no como la llave para el dominio cristiano, ni se controla el Levante como un todo, sino dividido entre diferentes naciones para las que la unidad de Europa ha dejado de ser sagrada. Hemos dejado de estar unidos frente a un mundo islámico - divididos por rivalidades nacionales, por los intereses en guerra de posesores y desposeídos- y esa división no se puede remediar porque el cemento que una vez mantuvo unida nuestra civilización, el cemento cristiano, ha colapsado.
Estas líneas han sido escritas en el mes de enero de 1937; puede que antes de que aparezcan impresas se haya producido un cambio notable en la situación rápidamente cambiante en Oriente Próximo. Quizá ese cambio se retrase, pero habrá cambio, continuo y grande. Tampoco parece probable que al final de ese cambio, especialmente si el proceso se prolonga, el Islam sea el perdedor".
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