MÁLAGA Y SUS VERDIALES

CARMEN AGUIRRE



Málaga, tierra por excelencia “Cantaora” como dijo de ella D. Manuel Machado, es la cuna de los Verdiales, máximo exponente del folklore malagueño. Aquí nació este fandango puro y bravío, de raíces ancestrales, que se ha ido transmitiendo de padres a hijos y que, al estar circunscrito a un mundo muy reducido, ha evolucionado muy poco, conservando aún su naturaleza primitiva.

Los orígenes de los Verdiales se pierden en la noche de los tiempos; podríamos aventurarnos a la creencia de que son anteriores al cristianismo, ya que en el museo de Nápoles se conserva un mosaico de Pompeya, que reproduce lo que podría ser la primera “Panda de Verdiales”. Los instrumentos, platillos y pandero que tienen dos de las figuras, y la forma de tocarlos, es muy similar a las “pandas” posteriores; incluso observamos que llevan la cabeza ataviada con una corona de flores, precursora del sombrero verdialero.



Los Verdiales se cantan con acompañamiento de varios instrumentos de cuerda y percusión, al conjunto se le denomina “Panda”, y está formado generalmente por un violín, dos guitarras, un gran pandero y dos pares de pequeños platillos; el cantaor suele ser uno de estos mismos músicos. La letra tiene la base métrica de una quintilla, que se amplía al cantarse por repetición de uno de sus versos. Su melodía sacrifica el melisma por la exigencia del compás, supeditándose el lucimiento del cantaor, al verdadero protagonista que es el baile, éste puede hacerse individualmente, por parejas y en tresillo. En el primer caso suele llevar el bailaor una bandera nacional, que hace evolucionar con gran habilidad y donaire. A esto le llaman “bailar la bandera”.

La práctica del cante, toque y baile de los Verdiales ha sido siempre privativa de la clase campesina; y la “Fiesta”, como se le llama, está rodeada por una serie de costumbres y ritos. Hay que tener en cuenta que esta “fiesta” es de tierras altas, y curiosamente está más viva en las solanas.
*Al beso del padre sol
nacen nuestros verdiales;
son sencillos y juncales,
de los montes lo mejor
como puros manantiales.
Según las zonas geográficas se aprecian en el toque de los verdiales, diferencias ostensibles que se traducen en sendas variedades de estilos. Así distinguimos tres zonas: la de Almogía, la de los Montes de Málaga y la de Comares. En Almogía el pandero es más pequeño y se trabaja menos que en la zona central, en cambio los platillos los repican prodigiosamente. Igual ocurre en Comares, donde incluyen en la “panda” un laúd, como instrumento exclusivo de la zona.

* Estilo Monte o Comares
o bien por el de Almogía;
me gustan los verdiales
a t’oas las horas del día
y en toítos los lugares.

Hay que distinguir dos fechas claves en las que se reúnen las “pandas” de verdiales, estas son: el solsticio de invierno (día de los Inocentes) y el de verano (noche de San Juan). Aunque ciertas zonas añaden algunas más; como la festividad de San Andrés y la del Viernes de Dolores (Patrona del Partido de Verdiales), de donde este cante toma su nombre.

He aquí, unas letras alusivas al solsticio de invierno y verano:

* En Málaga, por diciembre
florece la primavera…
cuaja el monte de colores
las pandas verdialeras
con sus sombreros de flores.

* Las doce ya van a dar
y hay fiesta verdialera…
y yo seré la primera
que esta noche de San Juan
le prenda fuego a la hoguera.

Cada “panda” es presidida y dirigida por un cargo especial al que llaman “alcalde”, el cual lleva una pequeña vara forrada de cintas de colores. También van muy adornados de flores, espejillos, abalorios y cintas los sombreros. Curiosamente, este tipo de sombrero sólo lo llevan los hombres, y se reservaban para la fecha del veintiocho de diciembre; aunque hoy día se utiliza en todas las actividades de las “pandas”, a cuyos miembros se les designa con el apelativo de “fiesteros” o “verdialeros”.

La temática de las letras de verdiales, son alusivas a las cosas de esta tierra : sus campos, sus costumbres, la naturaleza, el sol, la luna etc. También tocan otros temas, como pueden ser: requiebros a las mujeres, alusiones a la “fiesta”, e incluso están las de origen jocoso, (tratadas con ese ingenio tan especial que tiene la gente del campo).


* Hojita de limón verde
y flor blanca de azahar…
sale mi niña a bailar,
y un rayo de sol se prende
en sus enaguas bordás.


* Dicen que lo feo se pega,
aunque no es de asegurar.
Pero por si acaso fuera…
¡echa un poquito p’allá,
y arrímate a otro cualquiera!


* ¡Vivan los montes de Málaga
y los sones verdialeros!
¡Vivan los montes de Málaga,
de olivos y de paseros!...
y ese vinillo que alegra
desde el último al primero.

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Sol de hoguera en los metales,
abalorios y espejuelos,
arco iris, trascendentales,
en los lazos del sombrero.
Con cintas multicolores,
serpenteando en el viento,
va la vara del alcalde
marcando a cada uno el tiempo.
¡Corte el aire la bandera
haciendo mil filigranas!
que el mocito que la lleva
me está enamorando el alma
Salga la moza a bailar,
¡salga la madre y la abuela!
Resuenen las castañuelas,
que este tresillo sin par
va derramando canela.
Suene el violín por lo bajo
o, bien, a vara “corría”
y que le siga el pandero
taconeando a porfía.
Prenda el ritmo las guitarras
siguiendo el mismo compás,
y que nos traiga el laúd
los suspiros de Ziryab.
Que repiquen los platillos
con su repiquetear
y que los sones bravíos
se esparzan por el lugar.
Que vivan los verdiales,
nuestros cantes primitivos,
y esos “soníos” que salen
de los siglos de los siglos.
¡Que vivan los Verdiales!

Hasta aquí, una exposición a vuela pluma, sobre los Verdiales, este fandango milenario y auténtico de los montes de Málaga. Estos sones bravíos y ancestrales, que arrancan del costillar de los siglos y hacen que el corazón se nos incendie al oír su compás. Así, que sólo me resta decir: ¡ARRIBA LA FIESTA!

Bibliografía consultada:
LUQUE NAVAJAS, JOSÉ: “Málaga en el cante” (1988)
páginas 39 a 44


Carmen Aguirre

Artículo publicado en el nº 15 de la Revista “El Unicornio”
de Arahal (Sevilla) septiembre 2004
Escrito por lojondo el 26/04/2007 22:05 | Comentarios (5)