Tema: El liberalismo vuelve por donde solía: la Desamortización de Cospedal

Decía D. Javier Paredes: "¿Y qué decir de la desamortización...? Es decir, del traspaso de la propiedad de las tierras de la Iglesia a manos de particulares. Recuerdo las risitas que, cuando empezamos los estudios de desamortización, despertaba la frase de Marcelino Menéndez y Pelayo de que la desamortización "fue un inmenso latrocinio". Pues bien cuando llevábamos bien poco estudiando la desamortización nos dimos cuenta de que Menéndez y Pelayo se había quedado corto, porque la desamortización fue toda una gran colección de inmensos latrocinios... ¿Y las concesiones que se hicieron de los ferrocarriles, foco de corrupción donde los haya...? ¿Y el caciquismo de la Restauración...?. Y todo esto, por hacer la lista corta, que podíamos continuar..." (.../...)

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Pero, además de muchísimo latrocinio, como todos conocemos, y quienes aún no lo conozcan, lo deberían saber... durante el reinado de Isabel II (1833-1868) además (y eso ya lo conocemos, todavía, muchas menos personas...) corrió a raudales la sangre de muy buenos hombres y mujeres católicos por ser leales a Cristo. Y lo hizo, como digo... a raudales, haciendo ríos de sangre... Ya que hubo una dursísima persecución contra todos ellos. Una persecución especialmente cruel e injusta contra los que fueron más santos... como San Antonio María Claret o Sor Patrocinio, dos de las figuras más sublimes de la Iglesia en España durante el siglo XIX. Aunque los muertos y martirizados se contaron por cientos. Solamente en una noche, la del 17 al 18 de julio de 1834, fueron asesinados solamente en la ciudad de Madrid mas de ochenta religiosos... (toda una masacre).

De esta forma tan piadosa, los que antaño fueron abuelos y bisabuelos en doctrina política de los actuales barones y baronesas del Partido Popular comenzaron su andadura política. Así, asesinando impunemente a frailes y a monjas, quemando conventos... y, naturalmente, como no iba a ser menos... robando los bienes comunales a los pobres para vendérselo después a sus amigos ricos.

No hay convento ni monasterio en España donde, tras algún breve rato de conversación con alguno de sus moradores, no te cuenten con dolor y pesadumbre los expolios y los crímenes que padecieron sus hermanos a manos de las hordas liberales, durante el trienio liberal. Los libros incunables quemados, los retablos destrozados, los claustros maltrechos, y lo peor... los sagrarios ultrajados por crimenes sacrílegos. Conventos enteros cerrados y vendidos a ricachones que los compraron por cuatro perras gordas de las de entonces, etc, etc... Solo hay que darse una vuelta, como algunos sabemos, por algunas hospederías de los múltiples monasterios que aún nos quedan por nuestra geografía.

Y nos damos cuenta en seguida de que la quema de iglesias y el asesinato de frailes masivo no fué un satánico 'invento' de los anarquistas, socialistas y comunistas... Y sabremos, contado de primera mano por los moradores de esos santos lugares, que, en España (y en el mundo entero), todo hay que decirlo... un siglo antes de las horribles crímenes contra la Iglesia de la II República que todos conocemos, los liberales les abrieron con mucha sangre inocente y demasiado latrocinio el camino. Porque después algunos se olvidan, y por eso hay que repetirlo hasta la saciead: En España, la persecución religiosa la 'inventaron' los liberales, un siglo antes de que, después, copiaran sus horrendos crímenes, los que ya todos sabemos... Porque éstos fueron los orígenes del liberalismo.

¿Cómo vamos a esperar hoy en día de sus nietos y bisnietos que conforman el actual gobierno popular que padecemos (incluyendo a los opuseros que nos han puesto de ministros) otra cosa distinta que aquella que ya empezaron a hacer sus sanguinarios y sacrílegos abuelos ideológicos?. Esta gente comenzó a saquearnos hace ya mas de un siglo... mientras demasiados malos clérigos les aplaudían.

Persecución religiosa
por Javier Paredes
(Revuelta González, M. La exclaustración. Madrid 1976. BAC.503 págs).


Madrid y 17 de julio de 1834, a golpe de blasfemia las turbas asaltan el convento de Santo Tomás y el Colegio Imperial de los jesuitas. Se dividen en dos bandas, una se dirige al convento del Carmen y la otra al de san Francisco. Es de noche y buscan con antorchas a los indefensos franciscanos. Los enfermos y los enfermeros son degollados en la enfermería. Algunos son asesinados en el coro y otros que se esconden no van a correr mejor suerte: al ser descubiertos, tras los insultos y las blasfemias, la voz del jefe se hace escuchar: No hay necesidad de gastar pólvora con esta canalla; a éstos los tenemos seguros; cuchillada, bayonetazo, sablazo y ¡firme con ellos! (pág. 218).

En la noche del 17 al 18 de julio fueron asesinados en Madrid ochenta religiosos. Cualquiera que conozca un poco el plano de Madrid, me dará la razón si digo que a paso ligero los militares del palacio real se hubieran podido presentar en lugar de los acontecimientos en menos de diez minutos. Pero el régimen dejó hacer y las turbas de asesinos, cuando iban de un convento a otro en busca de más sangre, le agradecieron su pasividad con esta copla blasfema:

"Muera Carlos
Viva Isabel
Muera Cristo
Viva Luzbel"

Las matanzas de Madrid, según cuenta Manuel Revuelta, sirvieron de modelo de ejecución en Reus y Barcelona, donde uno de los periódicos liberales, 'El Catalán', de Pascual Madoz, invitaba al festín asesino con ripios jubilosos unos días antes:

"cortemos el cuello a cercén
al fraile mostén"

Las matanzas de Madrid, perfectamente dirigidas, fueron favorecidas por una sospechosa pasividad de las autoridades liberales y se adornaron de los peores rasgos de inhumanidad. El año 1834 fue el principio de la persecución religiosa en España, un continuado esfuerzo al que más tarde se unirían los socialistas y los comunistas para eliminar a la Iglesia en España, en un empeño que dura hasta el día de hoy, jalonado por fechas sangrientas: 1909, 1931, 1936.

Afirma Revuelta que los liberales al sembrar el terror en los conventos hicieron preferible la exclaustración a una vida regular sin garantías. Tiene toda la razón: los 145.625 sacerdotes, religiosas y religiosos de 1797, se redujeron a 63.267 en 1860; es decir, en menos de una generación se perdieron 82.361 vocaciones. Al final siempre es lo mismo: eliminar a quienes puedan celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Y al final la esperanza, porque es tan Dios la Iglesia que no podrán destruirla nunca, ni desde fuera ni desde dentro.


Javier Paredes

Y termina contándonos don Javier que en cierta ocasión publicó un libro de divulgación que se vendió en los quioscos de prensa sobre el siglo XIX. Tras entregar las fotos para las ilustraciones cometió el error de no escribir los correspondientes pies de fotos. Y sigue contando que: "menos mal que me dio por ver las últimas pruebas, porque en una de las fotos -por cierto muy conocida- en la que se veía a Fernando VII en 1820 jurando la Constitución de 1812-"Caminemos todos juntos y yo el primero por la senda cosntitucional...". !Cómo juran y perjuran los Borbones!- en presencia de dos filas de individuos entre los que había muchas sotanas, les dio pie a los de la editorial para escribir debajo de la foto: 'Fernado VII suspende la Constitución'. Y tuve que aclararles y corregir que era justo lo contrario, a lo que me respondieron: 'Es que como veíamos tantas sotanas'...".

Pues, ahora ocurre, justamente, lo mismo... en torno a los nietos liberales del PP, también se ven muchísimas... demasiadas sotanas lamiéndoles el trasero, mientras ellos y ellas les besan los anillos.


(y esta foto es solo un pequeño ejemplo...)