Ahí le has dado. Aunque la juventud se deje llevar por el entorno, el fondo subyace y acaba aflorando.
Como prueba y anécdota, cuando fui al pueblo de mi ex (entonces novio), mantenía largas charlas con sus amigos y... ¡me decían que yo era facha!Se ve que se me notaba mucho que mis opiniones propias no coincidian con las suyas. Se joroben.
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