Edurne Uriarte, de amante del ex-ministro Wert a autodeclarada "señorita Barbie Complementos".
Ésta es la que se ha atrevido a criticar a Juan Manuel de Prada. Una mujer que, como le acabo de escribir en su blog, no le llega a Juan Manuel ni a la suela de sus zapatillas (aunque ya lo borraron, como cabe de esperar en un blog aburridísimo...).
Lean, lean las bobadas que llega esta señora, tan conservadora ella, a escribir en sus artículos:
Pues bien, esta señora o señorita dicen que es catedrática de Ciencia Política en la Universidad del País Vasco (aunque hoy presta servicio en la universidad Rey Juan Carlos de Madrid, claro...). Y, como ya sabemos, también es colaboradora habitual del ABC. Y también, como no, tertuliana profesional (es decir, de pago...) en todos los clásicos próximos a su ideología (COPE, Intereconomía y 13TV). Con momentos tan notorios como el de llegar a colaborar como tertuliana en TVE, eso sí... de manera absolutamente casual, aunque coincidiendo con el periodo en que fué amante (ahora le llaman 'compañera sentimental' a eso...) del señor ministro pepero de Educación, José Ignacio Wert (el de las reformas educativas).Una experiencia vivida hace unos días me ha llevado a concluir que estoy atravesando una época de un enorme equilibrio espiritual. Sin necesidad de un psicólogo que me lo certifique, porque he tenido una prueba contundente: mi reacción al horror de que un camarero arrojara ¡una copa entera de vino! encima de mi último bolso Gucci. Recalco lo de último porque como tal último es el más querido y lo de Gucci por lo que me había costado. Y ni así me alteré. Bien es verdad que se trataba de vino blanco y creía recordar que el blanco no manchaba y bien es verdad también que el camarero era muy guapo, datos ambos que explican parte de mi extraña respuesta.
Pero ni una cosa ni la otra restan valor a lo extraordinario de mi calmada actitud, a que no me inmutara siquiera al observar los enormes chorros de vino que caían por encima de mi Gucci. Un espanto capaz de alterarme en cualquier otro momento. Y es que entre las tonterías materiales que me pueden irritar, y admito, por supuesto, que estamos hablando de pequeñeces, los accidentes de mis bolsos ocupan uno de los primeros lugares, más o menos empatados con los cafés que no están ardiendo, tal como lo especifico siempre. Lo que demuestra que pertenezco a ese amplio grupo de mujeres apasionadas de los bolsos que debe de ser comparable, supongo, al de los hombres amantes de los coches. Con la diferencia de que lo de los coches me cuesta un poco más entenderlo y lo de los bolsos hace que sienta un poco de compasión por los hombres, por lo complicado que es para ellos llevarlos, a no ser que seas gay y puedas hacerlo sin que te miren mal.
Pertenezco es ese grupo de mujeres que una amiga mía llama Barbie Complementos. Y lo asumimos encantadas, nos divertimos siendo Barbies Complementos, no lo vamos a negar, aunque a veces nos critiquen por ello. Piensan algunos que esa pasión por los bolsos debe de tener algo que ver con la exhibición de estatus, como lo de los coches y los hombres, lo de la presunción de poder a través del coche, de su marca y de sus caballos. Puede que sí, que haya algo de eso... [para qué seguir copiando tonterías; quien tenga el mal gusto de querer leérselo entero, lo puede encontrar en este enlace: ¡Mi bolso!, por Edurne Uriarte -- Mujerhoy.com --
Doña 'Barbie Complementos' (como ella misma se denomina), decía que es catedrática. Sí, sí... catedrática, catedrática; de las de cátedra en propiedad para toda la vida. Aunque conviene precisar que, por la fecha de la suya, lo más probable es que la convocatoria viniera de la que se conoció como 'pedrea de la LRU'.
¿Que qué fué aquello de la 'pedrea de la LRU'?. Pues, la LRU fué la ley universitaria del PSOE de 1983 (aquél pesoe de Felipito y su trup de mariachis, asesinos y ladronzuelos; unos eran mariachis, otros ladronzuelos y otros asesinos...). Una ley que, entre otras cosas, consagró un sistema de selección del profesorado funcionarial que acabó generando una gran barbaridad de endogamia sandunguera.
Y es que, el sistema funcionaba así, más o menos... (perdonen que lo explique de manera un poco enrebesada, pero es que soy nuevo): El departamento que convocaba la plaza elegía a dos miembros del tribunal. El tribunal se componía de cinco miembros. Los otros tres se elegían por sorteo entre todos los profesores, de cualquier universidad española, que cumplieran los requisitos. El problema era que en casi todos los casos la plaza convocada era la promoción de alguien que ya trabajaba en el departamento, con lo que los dos miembros del tribunal locales eran (más o menos) seleccionados por el candidato local, quien también solía tener todo el apoyo del rectorado para que ganase la plaza (porque si la ganaba otro candidato 'de fuera' la Universidad tendría que proveer gastos para dos nóminas, la del nuevo profesor y la del que ya estaba en el departamento). ¿Lo van cogiendo...?.
Pues, entonces continúo... Era, a partir de ese momento, y con dos votos ya seguros, cuando todo se convertía en una mera cuestión de tiempo. De tiempo y de lograr convencer a uno de los miembros 'de fuera', y así consagrar la victoria del candidato. Por si acaso, también se solían convocar plazas con un perfil específico, modelo 'mi tesis doctoral tan molongui...'. Por no hablar de las llamaditas que solía hacer el señor director del departamento, o incluso hasta el rectorado (si la chica lo merecía) a los miembros 'de fuera', explicándoles lo buena chica que era la candidata, fulanita de tal y tal... y cómo todos la querían muchísimo, etc, etc. Bueno, ya sabemos cómo funcionan estas cosas...
Con ese modelo, era bastante difícil que se generasen sorpresas. Casi siempre funcionaba el 'hoy por ti, mañana por mí' (el miembro del tribunal 'de fuera' hoy sería el local de mañana), las presiones, las desavenencias entre los miembros de fuera, y al final acababa ganando el candidato local, con independencia de que fuese mejor, igual, un poco peor e incluso mucho peor que un hipotético candidato alternativo, que en la mayoría de las ocasiones ni se molestaba en presentarse. No en vano, el candidato local, al convocarse la plaza, solía decir a sus familiares y amigos: "¿Sabes qué...?, ya se ha convocado 'mi plaza'".
Este sistema hizo titulares y catedráticos por doquier (a veces, sólo con la tesis doctoral y sin ninguna publicación, ni ninguna estancia de investigación...). Y esta señora o señorita hasta quizás puede que fuera una de esas señoras catedráticas, estilo 'Barbie Complementos', que llegaron a la cúspide gracias a la mencionada 'pedrea'. Un procedimiento que invento el Partido Socialista (del cual ella llegó a ser 'miembra' de su Ejecutiva).
¿Entienden ahora lo de las críticas de esta señora a don Juan Manuel de Prada?. Yo me atrevería a pensar que es solamente pura envidia cochina... Y es que, la pobre, no le llega a don Juan Manuel ni a la suela de sus zapatillas.
Un saludo
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P.D.: ¿Has visto, Edurne, cómo al final, por mucho que tu me hayas borrado, por dos veces consecutivas, mi respuesta en tu blog, al final van a haber personas que lean lo que opino?. Y además, esas personas van a ser bastante más inteligentes y en mayor número que las que podrían hacerlo en tu blog. Un blog, por cierto... no te enfades, aburridísimo (como casi todos los blogs de ese estilo). Un espacio perdido en la red que supongo no recibirá demasiadas interesantes visitas. Porque, oye... Edurnita, ¡mira qué es vulgar ese blog que has hecho!. No sé por qué el ABC desperdicia su valioso espacio cibernético para concedértelo... ¡Que te aproveche tu blog nuevo, Edurnita!
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