
Iniciado por
El Barnés
Así es amigo, como usted bien dice "Es impensable encarar el combate contra el liberalismo contando únicamente con el carlismo" y no sólo porqeu este esté dividido en sus bases, sino también, por lo que es más preocupante y penoso, porque algunos de entre sus militantes (de la CTC) demuestran tener una mentalidad de lo más "conservadora" en el sentido liberal-burgués o franquista, esto es, que su actitud, pese a sus alardes foralistas y demás poses y contorsiones puramente exteriores, es el producto de una carencia de visión amplia y perspectiva. Así es que, a menudo, se comportan como viejas mojigatas prestas a escandalizarse a la mínima oportunidad y a salir corriendo con el rosario y el crucifijo entre las manos a la vez que suspiran y emiten sonidos gallináceos.
Tales individuos frecuentemente participan de los prejuicios actualmente tan en boga, de los dogmas de la corrección política, estando por ello completamente incapacitados para elevarse por encima de conceptos tan manidos como "nazi", "rojo", "laico", "raza", política con mayúsculas en vez de moralina, etc...
Es decir, que careciendo por completo de la natural grandeza de instinto de nuestros ancestros, por todas partes ven murallas infranqueables en torno de su pequeñez donde no hay sino viejas empalizadas de cañas. Por todas partes ven enemigos, bichos raros y descalificados por esta o aquella futilidad, con lo que cuando pretenden hacer proselitismo acaban embobados mirándose el ombligo.
Pues no señores, no, el carlismo en sus origenes fué un movimiento popular cuasi espontáneo y es verdad que en cierta medida tuvo algo de amalgama, en cuanto a que muchos de sus militantes sabian contra qué luchaban aunque no hubiesen podido definir nitidamente el porqué. Y esto es sencillamente porque se defendían de una agresión sistemática contra ellos y las estructuras elementales de su mundo propio. Esto explica en parte esa relativa inercia que se pudo constatar entre sus acólitos tras de las derrotas de 1876 y ¡de 1936!.
Quién aspire a recuperar ese apoyo popular que caracterizó al carlismo (o al menos algo que se le parezca mínimamente) no puede adoptar el gesto de reserva y estreñimiento de una vieja solterona. Sino que tiene que ser capaz de reconocer donde está lo bueno allá donde se encuentre, sea en el ambiente político que sea, incluso dentro del Partido Comunista.
Saludos Tradicionalistas.
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