Que impresionante don, bendición, para decir las cosas con palabras sencillas y directas. Y qué cruel la realidad que cuenta.
Ojala nuestros obispos y sacerdotes hablaran así, y no con tantos remilgos, vueltas y politizaciones.
Todo sería diferente si nos hubiesemos preocupado por hacer aquello que dijera un gran Arzobispo:"Tradidi quod et accepi"(he trasmitido lo que recibí). Y no solo el Evangelio. Sino todo el bagage de valores que no regían hasta no hace mucho.
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