Sí, desde la coronación de Napoleón con la colaboración de Pío VII la estrategía de la jerarquía ha sido la de confraternizar y hacerse simpáticos al enemigo, muchas de las veces incluso a costar de dejar abandonados a los suyos (que les pregunten a los cristeros). Un desastre.
Eso en cuanto a práctica política, doctrinalmente los papas de XIX (incluído León XIII) y buena parte del XX no pueden ser acusados de confraternizar con el liberalismo, por más que a algún católico liberal le guste querer ver lo que no hay.
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