Antes de mais, quero dar as boas-vindas ao Bernardo. Espero que participe muito, pode fazê-lo em castelhano ou em português (há inclusivamente fóruns em inglês, italiano e francês). Aproveite para dar uma vista de olhos às regras do hispanismo.org para ver do que tratamos aqui e, se possível, passar pelo fio de apresentações no fórum de tertúlia, para que o possamos conhecer melhor. Já tivemos alguns portugueses por aqui mas, infelizmente, só eu tenho uma participação regular. Espero que se junte à festa!
Contestando ahora a mi estimado Firmus:
Caro Firmus, quizás haya sido yo lo que se ha expresado mal (lo que no sería improbable, ya que mi castellano aún queda lejos de la perfección). De tu ultimo mensaje puedo percibir que has sido tu el autor del artículo en la web de GIS; y permíteme elogiarte por tu trabajo, pues está muy bien escrito y es un documento que sintetiza fielmente el pensamiento estratégico del carlismo, al cual confieres una consistencia, un ajuste a la actualidad y un detalle de interpretación que hacen de tu texto una herramienta muy importante para entender la proyección del tradicionalismo hispano (que no sólo español) en la óptica geoestratégica. En el punto que he matizado en mi mensaje anterior, referente al designio de federación con Portugal, en ninguna parte se puede entender - y lo quería dejar muy claro esta vez - que tanto el pensamiento de S.M.C. D. Carlos VII y Vásquez de Mella, como la interpretación que haces de ese pensamiento apelan a una unión dinástica forzada de las dos coronas. Lo que yo he querido matizar, y quizás no lo haya logrado, es que tanto D. Carlos VII y D. Vásquez de Mella estarían bien conscientes de la remota que es la posibilidad de que se vengan a reunir las condiciones para que una tal unión se concretice otra vez; por lo que el mencionado designio de federación (como se puede entender de la dialéctica Mella-Sardinha) apunta antes para la construcción de una metapolítica - centrada, como bien refieres, en el dominio del estrecho y en el refuerzo de los lazos que unen a la Hispanidad - que produzca un hermanamiento creciente de los pueblos hispanos. Un hermanamiento que podrá, en el futuro, exigir que la propia institución monárquica, dentro de la legitimidad que le asiste, refleje la comunión de los pueblos peninsulares y derribe las barreras que la nación portuguesa ha erigido a separarla de sus hermanos de sangre; pero un hermanamiento que no prosigue la unión personal de los dos reinos como un fin en si mismo.
Infelizmente, es bien posible que la actual degeneración y ruina del Reino de España y de la república Portuguesa, reducidas a meras regiones fallidas del espacio económico europeo, dependientes de potencias extranjeras y a camino de un federalismo disolvente, puedan combinar un casamiento de conveniencia que sería bien más fácil de lograr que el noviazgo de amor que nos ha propuesto Mella y Sardinha... pero si se logra tal casamiento, sin amor luego faltará el respeto y sin respeto luego vendrá el divorcio. Y quedaremos más cinco siglos divididos y dándonos las espaldas, lamiendo las heridas y ignorándonos, para alegría de los que procuran dominarnos o aprovecharse de nuestra desgracia. Y esos ya no son Inglaterra ni Estados Unidos ni Francia ni Alemania: son los que ven como amenaza todo lo que confiera al hombre una condición va para allá de la de un simple agente económico en mercado, con decisiones y comportamientos que la lógica económica y materialista no pueda explicar, prever y controlar. Para esos, los valores patrios y las identidades culturales son enemigos; mucho más cuando se trata de patrias que fueron (y quiera Dios que vuelvan a ser) las de los mejores soldados y marinos de Cristo.
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