Uno de los problemas del sistema democrático actual es, precisamente, que no se funda en unos valores naturales e inmutables. Es decir, en la democracia todo vale y todo depende del prisma ideológico del que está en el poder, de manera que la única moral imperante es la del Estado. De ahí que se vaya en contra de la naturaleza en temas del aborto, la eutanasia o de la unión, mal llamada matrimonio, de personas del mismo sexo. Y esto es así porque no hay ningún valor superior a la voluntad popular, la libertad o el Estado, todo es relativo y depende de cada uno, es decir, que encima es individualista, egoísta y hedonista.

Otro tema es que los ciudadanos sólo quieren derechos, pero no quieren obligaciones. Quieren que el Estado esté ahí para solucionarle todos los problemas, pero ellos no quieren ningún compromiso para con el Estado. No quieren sistema militar, ni querrían participar en caso de conflicto, ni quieren aprovechar los estudios que les pagamos entre todos, donde han tenido que dar marcha atrás porque el 6.5 que quería poner Wert les parecía discrimación, lo único que les interesa es la mamandurria, que les solucionen todas las cosas y si es enchufado mejor.

Pueda parecer que me estoy yendo por los Cerros de Úbeda como se suele decir, pero todo, absolutamente TODO está conectado con la decadencia moral España, del sistema político y, en definitiva, de la sociedad. Y la cita de Cicerón viene muy a cuento, porque es precisamente lo que está pasando ahora. Qué curioso.

¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!