La «magia» del moderno es que nunca pasa nada en su vida, nace, crece, estudia, obtiene títulos académicos, trabaja, queda en el desempleo, emprende, vuelve a trabajar, tiene éxito, fracasa, se vuelve pobre, rico, se casa o no, forma familia o no, tiene hijos o no -ya la fórmula del nacer, crecer reproducirse y morir es obsoleta-, adopta animales o no, ¿ama? Va de fiesta, hace ejercicio, paga impuestos, paga para su jubilación, se vuelve vegano -fracasa, lo vuelve a intentar-, se consigue una ideología -mejor si es la de turno- o también se vuelve «apolítico» y mira con indiferencia aparente lo que pasa en el mundo, se levanta cada mañana y duerme cada noche con una pantalla frente a su rostro, «es la persona más informada de todas las épocas», opina de todo, llega al poder y se va de él, viaja y se toma fotos por todo el planeta, tiene amigos de todo tipo un tiempo, después va envejeciendo y quedándose solo y un día finalmente muere, alguno con más y mejores cosas en su trayecto que otro, pero sin que en realidad le haya pasado algo realmente en su vida, algo con significado, con sustancia, algo trascendente, algo realmente mágico. Nunca experimentó un milagro o vio a un santo o conoció a un mago o se le presentó una deidad, ni vibró con el fulgor sacro de algún momento extraordinario a través de algún ser, de algún astro, de algún fenómeno sobrenatural, nunca recibió un llamado de lo Alto para una aventura olímpica ni para una peregrinación mística o para una transformación mítica, menos todavía transitó una iniciación o se entregó sin duda a los misterios de alguna religión. El moderno y su hijo el posmoderno nacen y mueren sin que nada realmente pase en sus vidas... Y esa es la nada que los anega.
_______________________________________
Fuente
https://www.facebook.com/francisco.n...22471821336257
Marcadores