Re: La profunda falacia que esconde la palabra “homofobia”

Iniciado por
Comunero Convencido
Pero yo hablo de la homosexualidad en si misma, no si quienes la practican hacen esto o tal cosa. Además culpar a todos los homosexuales de que discriminan sería generalizar y provocaría más odio. Y ya que hay tantos problemas en el mundo ¿para qué buscar más?
Ya, es decir, hablar del asesinato en si mismo, no de los asesinos ¿¿¿¿¿ Desligar la idea, el concepto o su práctica, de quienes lo llevan a cabo, ¿para qué sirve? si así fuese sería absurdo hasta tipificarlo y, sin embargo, existe porque antes existieron quienes asesinan. El primer homicidio registrado es el que practicó Caín contra Abel, y antes no había un código escrito tipificándolo, pero si un Derecho natural que informa que moralmente no se debe matar a un semejante.
Así, antes que la existencia de la reprobación y condena de la homosexualidad, ya existían los homosexuales. No obstante, parece lógico que se defiendan, o mejor dicho, que pretendan justificar lo que hacen. Si tales prácticas se circunscribiesen al ámbito íntimo, pues allá cada cual. Pero el asunto se convierte en problema cuando pretenden imponerse al resto, que es la inmensa mayoría. Tanto es así que estadísticamente es homosexual un 10% de la población, por tanto pretender imponerse sobre el 90 % es un intento de predominio inaceptable.
Cuando se discute de este tema se hace de una forma muy aséptica, demasiado en mi opinión, lo cual lo relativiza quedándose en ese ¿y por qué no pueden quererse entre dos tíos o dos mujeres? Pero lo cierto, es que lo que justifica ese "querer" es algo guarro, pero que muy guarro. Y pretender que tales actos infames estén equiparados con las prácticas naturales cuya finalidad es engendrar hijos, es demasiado cínismo y demasiada burla. Lo que hacen muchos de esos homosexuales es arrastrar por el suelo la dignidad del ser humano, ridiculizar a la mujer haciéndola pasar como mujerzuela, ridiculizar al hombre degenerándolo, y si de hembras se trata es vomitivo verlas entregadas a lo que no es su papel ni natural, ni social, de fecundadoras.
¿Engendrar odio? ¿quién engendra qué? En cualquier caso, el odio es un sentimiento, exactamente el opuesto al amor, y los sentimientos no se controlan más que con voluntad y autocontención, y por alguna parte tiene que haber una válvula de escape, o eso o revienta y ello si que es peligroso.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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