Aunque en EE.UU. no es raro que de vez en cuando un loco se ponga a disparar y asesine a un montón de personas, el hecho de que en este caso la salvajada haya tenido lugar en un club de maricones, se aprovecha inevitablemente para promocionar más la causa de los aberrados.

Por cierto, no parece que muchos foreros hayan felicitado al hotel de Portugal.