Estamos de acuerdo. El aborto, legalizado o no, es un ASESINATO, más aún, el más vil asesinato porque se ejerce sobre el más débil e indefenso.
Creo que no caemos en ninguna trampa, simplemente, dos profesionales de la salud, de una cultura y tradición no católica, expresan un hecho poco conocido (al menos para mí desconocido) y relevante. Nos confirma, una vez más, que el MAL es dañino incluso para el Mal. Que todo acto tiene consecuencias, etc.
Y aunque se centra en la mujer no deja de reconocer que el hombre (padre) también sufre. Es la consecuencia lógica y esperable que se obtiene cuando nos revelamos contra la naturaleza.
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